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“Running With The Devil”. Seriamos aquí
conocedores del primer alarido de David
Lee Roth, y del primer y maravilloso
fraseo de Eddie Van Halen a la guitarra.
Un tema, cuyo estribillo, haría las delicias
del público que solía corearlo a todo
pulmón cuando la banda lo ejecutaba en
directo. A día de hoy “Running With The
Devil“ es uno de sus mayores clásicos.
Hablando del disco en sí, sería un gran
sacrilegio omitir el gran trabajo que hizo
Ted Templeman en la producción. Su
sonido cristalino, a pesar de que el álbum
casi podía concebirse como una grabación
en directo usando las más mínimas pistas
posibles, sus ecos, esos característicos
coros de doble armonía a cargo de
Michael Anthony (incluso hay quienes le
dan más importancia a la aportación de
Anthony en este aspecto a la banda que
con su propio instrumento), y esa
contundente y protagonista base rítmica
a cargo del mismo Mike Anthony y Alex
Van Halen siempre en función de la
guitarra de Eddie, fue la gran baza de su
trabajo tras los mandos, pues el mismo
productor fue el gran artífice de dicha
estructura. En resumidas cuentas,
Templeman, con poco, consiguió hacer
pura magia en el estudio. El resultado
todos lo conocemos. Después de
“Running With The Devil” acudiría a
nuestros oídos “Eruption”, el increíble
solo de guitarra de Eddie que estuvo a un
plis de quedarse fuera de la grabación.
Templeman decidió incluirlo solamente
cuando oyó casualmente al guitarrista
ejecutarlo como un calentamiento de
dedos en el estudio. Solo fue necesario el
increíble desenlace final del solo con su
tapping para que este fuese considerado
poco más tarde, lo más revolucionario
que se habían hecho desde Jimi Hendrix.
En este aspecto, el disco en si ostenta este
reconocimiento solo superado por “Are
You Experienced” del mismo Hendrix. A
continuación recibiríamos la electrizante
versión de “You Really Gor Me” y poco
queda ya por decir acerca de este
demoledor “remake” del tema de los
Kinks. Pura dinamita. Luego vendría
“Ain’t Talkin’ Bout Love”. Un tema adictivo
que podía recordar a los Aerosmith más
setenteros pero con la originalidad del
sonido de la banda. “Im the One” era un
tema que podía recordar más a los Beach
Boys con el fuerte soporte de un Hard
Rock de lo más festivo. Después ocurría
que podíamos cambiar de cara al vinilo y
encontrarnos así de buenas primeras
con “Jamie’s Cryin”. Un tema poseedor de
un riff de lo más atrayente cuyo estribillo,
bajo mi punto de vista, se encuentra entre
los mejores de la banda. Un estribillo
melancólico, triste y muy jubiloso a la
vez. Después tendríamos nuestra toma de
contacto con “Atomic Punk”, una canción
de velocidad desenfrenada cuyo delirante
texto a cargo de David Lee Roth, podían
colmar de felicidad al fan más salvaje de
la banda (no creo que haga falta aquí
expandirse demasiado en cuanto a la
creación de los temas, pues si fuéramos
muy sesudos, para ello daría todo un
número de la Guitar Player). Un tema
cuyo portentoso riff difícilmente podía
mantenerte quieto. ”Feel Your Love
Tonight“, el tema que venía a continuación,
era también toda una oda al pop británico
sesentero. Una verdadera delicia. A
continuación vendría “Little Dreamer”
una de las mayores gemas del disco con
un talante muy bluesero con acordes muy
rebuscados y cuyo constante medio
tiempo con su reiterativo riff no
terminaba por cansar nunca. El solo de
guitarra aquí de Eddie es de órdago, como
lo sería también en el penúltimo tema del
disco, “Ice Cream Man” la incomparable
versión del clásico de John Brim. Tema de
grandes reminiscencias folkies en su
principio para acabar en todo un estallido
hardbluesero cuyo gran protagonista
posteriormente en su interpretación en
directo seria siempre David Lee Roth
dándole mucho jugo a su faceta de
storyteller cuando comenzaba a
interpretar el tema él solo con la guitarra
acústica. Hoy en día es un tema que se
suele entrelazar mucho con “Stay Frosty”.
Y para acabar un disco tan redondo no
podía ser de otra manera que con la
contundencia sonora de “On Fire”. Un
tema incisivo donde los haya con un
Diamond Dave cuyos alaridos te podían
evocar a la más absoluta demencia. “Van
Halen “ acabaría siendo un disco decisivo
en el futuro del Hard Rock, para que el
género se revitalizase, para que llegase a
los estadios de nuevo y para que
encandilase a toda una nueva generación
de teenagers. Y a día de hoy, aunque
suene a tópico decirlo, su gran mérito
reside también en conseguir seguir
sonando tan fresco como el día en que se
publicó. La innovadora técnica a la
guitarra de Eddie Van Halen y sus
endiablados solos siempre en consonancia
con su machacón y característico groove
rítmico era sin duda otro gran punto a
favor.
Dicho todo esto, sirvámonos una
cerveza bien fresca, pongamos de nuevo
en marcha nuestro aparato de música
y hagamos sonar una vez más este
majestuoso álbum celebrando como Dios
manda sus 40 años de aniversario.
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