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—No podemos tocar nada en la escena hasta que lleguen los
federales —dice un tipo y ella arquea una ceja.
—Soy un federal.
—Hasta que tu...
—¿Dónde mierda está todo el mundo? ¿Por qué nadie responde a
sus malditos teléfonos? —la voz de Logan me tiene pegada a la
puerta.
—¡Lana! —grita, la clara sensación de pánico en su tono.
—¡Aquí! —grito, mi voz se quiebra sinceramente. No estoy segura
de lo que Hadley está a punto de hacer y las lágrimas que hay en
mis ojos son reales.
Puede que sea la última vez que me mire con algo más que horror y
asco si le dice quién soy realmente.
Sus ojos salvajes me encuentran y todo su cuerpo se relaja
visiblemente mientras atraviesa la habitación, sin siquiera notar el
cuerpo sangriento antes de que me agarre, aplastándome contra él.
Mis ojos se dirigen a Hadley para verla mirándonos con una
expresión ilegible. Ella mira hacia otro lado, diciéndole a la policía
algo sobre el ataque, otra mentira.
Logan me sujeta a él, todo su cuerpo rígido mientras me apoyo en
él, absorbiendo su sensación. Se retira, sus ojos escudriñando mi
cara mientras hace una mueca, absorbiendo el daño.
No hay nada físicamente malo en mí que no haya permitido. Bueno,
aparte del primer golpe. Tuvo un tiro de suerte que no vi venir.