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Mindf*ck Series

S.T. Abby


1 The Risk

2 Sidetracked

3 Scarlet Angel

4 All the Lies

5 Paint It All Red


NOTA

Los autores (as) y editoriales también están en Wattpad.

Las editoriales y ciertas autoras tienen demandados a usuarios que

suben sus libros, ya que Wattpad es una página para subir tus propias

historias. Al subir libros de un autor, se toma como plagio.

Algunas autoras ya han descubierto los foros que traducen sus libros

ya que algunos lectores los suben al Wattpad, y piden en sus páginas

de Facebook y grupos de fans las direcciones de los blogs de descarga,

grupos y foros.

¡No subas nuestras traducciones a Wattpad!

Es un gran problema que están enfrentando y contra el que luchan

todos los foros de traducción. Más libros saldrán si no se invierte

tiempo en este problema. Igualmente por favor, no subas capturas de

los PDF a las redes sociales y etiquetes a las autoras, no vayas a sus

páginas a pedir la traducción de un libro cuando ninguna editorial lo ha

hecho, no vayas a sus grupos y comentes que leíste sus libros, ni subas

capturas de las portadas de la traducción, recuerda que estas tienen el

logo del foro o del grupo que hizo la traducción.

No continúes con ello, de lo contrario: ¡Te quedaras sin

Wattpad, sin foros de traducción y sin sitios de descarga!


STAFF


SINOPSIS

Logan Bennett me hace querer tener un futuro no contaminado por la

constante hambre de venganza. No significa que pueda parar. No

significa que quiera parar. Sólo significa que quiero más... algún día.

¿Pero cómo haces que un buen hombre ame al monstruo dentro de ti

sin despojarlo de su alma también? Él es lo mejor de mí ahora mismo,

resucitando partes de mi corazón que olvidé que podían existir.

Me hace sentir algo más que frío.

También piensa que soy débil y frágil. Algo de lo que me río yo misma,

mientras que secretamente se empapa de toda su protección y

preocupación.

Si alguien lo toca, lo daña, o incluso lo amenaza, entonces

probablemente deberían correr. Porque su novia está un poco loca.

Simplemente no lo saben todavía.

**ESTÁN ADVERTIDOS: Algunos de los flashbacks en este libro se

vuelven mucho más intensos y detallados que los anteriores a este

libro. Cualquiera que tenga disparadores sensibles debería saltarse

los flashbacks. Que vienen en cursivas

**Gráfico

**Contenido sexual

**Lenguaje para adultos


ÍNDICE

Capítulo 1

Capítulo 2

Capítulo 3

Capítulo 4

Capítulo 5

Capítulo 6

Capítulo 7

Capítulo 8

Capítulo 9

Capítulo 10

Capítulo 11

Capítulo 12

Capítulo 13

Capítulo 14

Capítulo 15

Sobre la autora


Scarlet Angel


Libro 3 de la Serie

Serie Mind Fuck

S.T ABB


Esto es para los que perdieron la voz. Esto es para los que desean

ser Lana Myers. Esto es para aquellos sobre los que la gente

todavía murmura.

Esto es para los que luchan todos los días para olvidar.

No están solos.

Tim Hoover

Chuck Cosby

Nathan Malone

Jeremy Hoyt

Ben Harris

Tyler Shane

Lawrence Martin

Random alley guy

Kenneth Ferguson

Para derrotar a un monstruo, tienes que ser el doble de monstruoso.

Para amar a un monstruo, tienes que compartir tu alma.

—Lana Myers


CAPÍTULO 1

Mejor tres horas antes que un minuto después.

—William Shakespeare

LOGAN

—No entiendo por qué la dejó ir, contradice severamente con su

perfil —le digo a Craig mientras nos acercamos a la comisaría—. Un

sádico sexual que ha estado en una ola de asesinatos no libera a

una víctima.

—Yo tampoco lo entiendo. La chica está tan traumatizada que no

dejó que la trajeran a nosotros, dijo que teníamos que venir aquí y

que sólo hablaría contigo. A su padre ni siquiera se le ha permitido

entrar todavía. Dijo que no podía hablar con él hasta que hablara

contigo.

Confundido, entro rápidamente en la comisaría, dejando las

presentaciones a Craig. ¿Por qué dejarla en este pueblo? ¿Por qué

dejarla ir?

Miles de preguntas revolotean en mi mente mientras entro en la

habitación donde la tienen. Está temblando, sus ojos abiertos y en

pánico y una manta la envuelve.

Tres hombres y una mujer están ahí, todos ellos custodiándola

dándole algo de espacio. Está aterrorizada, es comprensible y

probablemente ya ha tenido varios ataques de pánico si alguien se

le acercaba demasiado.


—Soy el Agente De Supervisión Especial Bennett —digo, en voz

baja tratando de mantener mi tono cálido y sin imponer.

Sus ojos se dirigen a los míos, e inmediatamente comienza a

sollozar. Todos parecen tan confundidos como yo.

—Él... me... dijo... que te contactara... sólo a ti —dice ella a través

de sus sollozos—. Él dijo que no podía mostrar a nadie hasta...

que... nadie más que tú.

Estoy confundido y doy cuidadosamente un paso adelante.

—¿Mostrarme qué, Erica? —le pregunto, agachándome con cuidado

delante de ella, tratando de parecer más pequeño y menos

amenazador.

—Esto —dice, moviendo la manta y subiéndose la falda para revelar

la parte interior de su muslo que está vendada. La sangre se ha

filtrado a través de la venda y miro a la oficial más cercana a mí.

—No nos dejó revisarla, se negó hasta que ustedes llegaran —dice,

respondiendo a mi pregunta silenciosa.

Erica rasga la venda, arrancándola y veo las palabras que ha

grabado en su piel.

A SALVO.

Incluso hay un punto.

No tiene ningún sentido.

—¿Te dijo adónde iba? —le pregunto a ella.


Es un desastre sollozante, sacudiendo la cabeza. —Dijo que me

mataría si no seguía sus órdenes, dijo que volvería por mí. Me tomó

una vez; podría tomarme de nuevo, me dijo que siguiera sus

órdenes al pie de la letra y que me dejaría vivir.

—¿Y te ordenó que me mostraras esto? —pregunto, todavía

tratando de entenderla.

—Sí. Que me trajeran aquí y mostrarle esto, es todo lo que tenía

que hacer y me dejaría vivir.

Está llorando tanto que es difícil entender sus palabras, pero creo

que la entiendo lo suficiente como para evitarle más preguntas. No

está en condiciones de ser entrevistada ahora mismo.

La ha destrozado.

—¿Puedo ver a mi padre ahora? —solloza—. Hice lo que me dijeron

que hiciera. Lo hice bien —llora.

—Por supuesto, Erica —le digo.

Todavía no hemos descubierto cómo acusar a su padre por lo que

hizo. Ha sido liberado temporalmente sólo por esto.

Hago un gesto con la cabeza para dejarle entrar y abren la puerta.

Segundos después, el cuerpo del hombre roto entra corriendo y

agarra a su hija que grita. Me giro y les dejo un momento mientras

ella solloza en su pecho.

—Ella está segura —le digo a Craig mientras salgo.

—El resto del mensaje ¿tal vez? puede —dice sacando una foto en

su iPad, de la esposa del juez que colgó de un edificio—.

Mantenerla


—continúa, sacando la foto del brazo de Lisa—. A salvo —dice,

mirándome.

Donny está de pie con él y sacude la cabeza. —Pero Erica está con

nosotros. ¿Está diciendo que no podemos mantenerla a salvo ahora

que la tenemos? ¿Quizás mejorando su juego?

Una ola de hielo me envuelve.

—Logan Bennett, no puedes mantenerla a salvo. Grabó mi nombre

en ese cuerpo con la primera parte del mensaje.

Sus ojos se abren de par en par y yo entro en pánico, haciendo

malabares con mi teléfono. El teléfono de Lana va directo al buzón

de voz y maldigo, llamando al coche patrulla asignado a su casa

esta noche.

—Agente Especial Bennett, ¿cómo puedo...?

—¿Dónde está Lana? ¿Tienes tus ojos en su casa ahora mismo?

—No... um... lo siento, señor. Pensé que alguien se lo había dicho,

nos llamaron para ir a ayudar a encontrar a los niños que el otro

enfermo enterró.

Mi estómago se retuerce como un cuchillo en mí y cuelgo,

marcando frenéticamente a Duke.

—Detective Du...

—Dime que estás con Lana en este momento —enloquezco.

—No... Pensé que estaba contigo. ¿No la vi en tu cuartel general?

—¿La dejaste sola, joder?


—¡Pensé que estaba contigo! ¡La sacaste de su casa, según mis

oficiales y luego la vi contigo!

—¡Joder!

Cuelgo y empiezo a correr hacia la camioneta que tomamos aquí.

Craig y Donny me están pisando los talones.

—¡Me quedaré aquí y veré qué puedo encontrar! —Donny grita.

Craig salta en el asiento del pasajero abrochándose el cinturón

rápidamente mientras yo salgo del estacionamiento y le tiro mi

teléfono.

—Sigue llamándola.

Lo hace, pero maldice cada vez, colgando de nuevo. —Su teléfono

está apagado o muerto. No está sonando.

Presiono el pedal hasta el suelo, encendiendo las luces.

—¡Manda a una patrulla a su casa, ahora!

—Ya estoy en ello —me dice con el teléfono en la oreja. Le está

gritando órdenes a alguien, diciéndole la dirección de Lana y yo

entro y salgo del tráfico, sin pisar nunca el freno.

—Dijeron que estaban a veinte minutos —me dice, colgando—.

¿Cuánto tiempo lleva en casa? —mi estómago da vuelta y se me

sube la bilis. Se fue una hora antes que yo. Le habría llevado

treinta minutos llegar a casa. A mí me llevó casi dos horas llegar

aquí. Son al menos dos horas y media que la ha tenido para él solo.

Sin nadie que la salve.


En medio de la nada.

Su vecino más cercano nunca escucharía nada.

—Demasiado tiempo —susurro con voz ronca, temiendo lo peor

mientras acelero el coche, oyendo a Craig soltar un suspiro

mientras esquivo por poco un auto—. Demasiado tiempo.


Capítulo 2

El infierno está vacío, y todos los demonios están aquí.

—William Shakespeare (La Tempestad)

HADLEY

Antes...

Dicen que los niños ven la magia en todo. Los ojos que me miran

mientras me siento a su lado cuentan una historia diferente. A tan

temprana edad, ella ha visto lo peor de la depravación del mundo.

No hay magia en eso. Sólo el mal.

Lindy May también parece tener los ojos cansados, pero estoy

demasiado emocionada para pensar en este momento.

Este hombre siguió haciendo cosas porque dejé que me

convencieran que todo estaba en mi cabeza. El terapeuta. Él. Mi

madre...

Por mi culpa esta niña está sufriendo ahora mismo. Por mi culpa,

muchos otros niños están muertos. Tantos otros niños sufrieron lo

que yo pasé.

Porque yo era débil. Tan débil que dejé que me manipularan.

Es una culpa que no puedo soportar y apenas puedo respirar

mientras me obligo a sentarme a su lado. Para distraerme de mis


propios recelos, me concentro en el hecho de que ella conocía a

Lana. No tengo dudas de que la niña que no ha saludado a otra

alma saludó a Lana porque la conocía.

—¿Conoces a Lana Myers? —le pregunto a ella.

Sus ojos se abren y Lindy aclara su garganta. —No. No lo hacemos.

Es una mentira obvia, pero me abstengo en llamarla por eso. Está

inquieta e incómoda desde que se mencionó a Lana. Craig ya se ha

retirado para ir a decírselo a los demás, así que no tengo mucho

tiempo para obtener respuestas.

Laurel frunce el ceño, mirando a Lindy.

—Este hombre que te hizo daño... también me hizo daño a mí —

digo, estableciendo un vínculo con ella, dándole algo por lo que

unirse a mí. Es difícil separar las cosas... no ser emocional. Pero lo

consigo, porque he tenido años de entrenamiento.

Laurel se acerca, tirando de mi manga y me inclino para que me

susurre al oído. Siento sus manitos alrededor de su boca, como si

se aseguraran que ninguna de sus palabras escapará del túnel de

sus labios a mi oído.

—Mi ángel se aseguró que nunca más nos haga daño —dice y una

frialdad enfermiza me envuelve—. Mi ángel me salvó, siempre me

cuidará. Lo está haciendo ahora mismo.

Me inclino, dejando que sus palabras se procesen mientras Duke

irrumpe. Ni siquiera estoy segura de lo que se dice cuando

finalmente me voy. Logan me sigue, preocupándose demasiado.

Las palabras vuelan de mi boca antes que pueda detenerlas y estoy

sollozando, asumiendo el peso de mi responsabilidad en todo esto.


Podría haber evitado que alguien más saliera herido.

Las palabras se derraman de mis labios como vómito, derramando

todo lo que he tenido atrapado en mí desde el día que me escapé. Ni

siquiera estoy segura de lo que nos estamos diciendo, todo está

borroso.

Mi mente está en piloto automático, gobernada por la culpa y el

autodesprecio.

No me detiene cuando finalmente me alejo, pero mis pies vacilan

frente a la sala de descanso. Lana está casualmente apoyada,

viendo la televisión como si fuera la persona más relajada de la faz

de la tierra.

Me mira, su cuerpo sintonizado con la atención de alguien que se

está preparando para algo. Esa no es la respuesta de una persona

inocente.

Me mira, con una pequeña sonrisa en sus labios, como si me

desafiara a decir algo aquí y ahora.

Mi ángel se aseguró que nunca más nos haga daño. Mi ángel me

salvó. Siempre me vigilará. Lo está haciendo ahora mismo.

Las palabras de Laurel me golpean y poco a poco voy juntando

cosas que no encajan. Ella. Laurel dijo que ella.

Y saludó a Lana.

No hay forma de que ella tenga razón.

No hay forma de que Lana lo haya matado y torturado... quiero

decir... ¿cierto?


Ella arquea una ceja hacia mí, como si me desafiara a hablar

primero. Si mató a un hombre y entró en este lugar... es una

maldita psicópata.

No. Estoy demasiado emocional.

Me alejo, terminando el concurso de miradas, decidiendo obtener

algunas respuestas. Ella vino con Logan, así que estará aquí por un

tiempo. De ninguna manera se irá hasta que tenga respuestas.

Pero planeo obtener algunas respuestas diferentes.

Prácticamente corro hacia mi auto y estoy en la carretera cuando

mi teléfono suena con una llamada entrante de Leonard. Pienso en

no responder, pero decido hacerlo. Estoy segura que se trata del

enfermo hijo de puta al que dejé aterrorizar a niños inocentes, al no

mirar más allá de la superficie una vez que me convertí en agente

del FBI.

—¿Qué está pasando? —pregunto en serio, aclarando mi garganta

del sollozo que está en la punta de mi lengua.

—Nuestro mutilador castrador mató a Ferguson —dice con tanta

calma.

Casi se me cae el teléfono.

—¿Qué? —pregunto con incredulidad.

—No quería que lo relacionáramos con él, pero dejó a la chica con

Lindy May Wheeler, quien, sorpresa, vivió una vez en Delaney

Grove.


—Eso no tiene sentido. Ustedes lo perfilaron como un sádico y un

sádico no...

—Estamos revisando el perfil, es un asesino por venganza no un

sádico. Todo lo que creíamos saber está a punto de cambiar.

Creemos que siente un parecido contigo, de alguna manera sabía

sobre Ferguson y… tú pasado —dice, la última parte dicha con

lamentable vacilación.

Aprieto el teléfono más fuerte, conduciendo más rápido.

—Bien. Manténganme al día —digo estoicamente, mi voz no

traiciona el torbellino de emociones que se agitan dentro de mí.

Mientras cuelgo, cuento las formas en que estoy perdiendo la

cabeza. Sospeché que Lana fue quien mató a ese hijo de puta, pero

eso es una locura. Estoy demasiado involucrada emocionalmente

con este caso, no pienso racionalmente.

Pero dijo que el asesino conocía mi pasado, se centró en el. Le di a

Lana una razón para centrarse en mí cuando estúpidamente la

alerté de mis sospechas. Estaba demasiado tranquila. Demasiado

abrumada por mis acusaciones.

Es como si estuviera preparada para esas preguntas.

Si fue Lana quien mató a Kenneth, entonces Lana sería nuestra

asesina en serie que ha estado matando hombres el doble que ella

con dominación psíquica. No es posible que tenga razón.

Entonces, ¿por qué sigo conduciendo a su casa? ¿Por qué no estoy

convencida de que ella no sea el ángel del que habló Laurel?


Logan me odiará para siempre si se entera que me he vuelto loca

como para acusar a su novia, que encuentra perfecta, de algo tan

biológicamente imposible, por no mencionar lo terriblemente atroz.

La policía se estaba yendo mientras yo conduzco a su entrada,

tratando de no pensar en lo loco que es todo esto. En este

momento, todo está en manos de este caso. La policía está

buscando los cuerpos dejados por un demonio que yo debería

haber matado.

La casa está oscura y cuidadosamente giro la perilla, sorprendida

de encontrarla abierta. La dejo abierta mientras entro. Logan ha

estado en su habitación, así que me la salto, sabiendo que sería lo

suficientemente lista para esconder todos sus sucios secretitos.

Ignoro la parte de mi mente que me llama loca por sospechar de

ella. No está ni siquiera cerca de ser capaz de estas cosas

físicamente. Matar a Kenneth habría sido un trabajo estupendo;

primero habría tenido que sacarlo del sótano, luego empujarlo por

la colina que lleva a la playa. No hay manera.

Pero sigo adelante, dejando que mi instinto se apodere de mi

mente.

Hay algo en ella... algo misteriosamente controlado que Logan no

ve. Algo oscuro en sus ojos cuando mira dentro de tu alma.

¿Pero qué tan oscura puede ser una persona si salva a un niño?

Estoy muy confundida.

Encuentro una puerta cerrada y el instinto me hace abrirla

inmediatamente. Mis habilidades lo hacen fácil y la puerta se abre

en segundos pero está vacía.


¿Por qué cerrar con llave una habitación vacía?

Sólo hay cuatro estanterías contra las paredes y las cuatro están

vacías.

Confundida, me doy la vuelta, pero un grito me desgarra la

garganta cuando un gran cuerpo me empuja de repente.

Agarro mi arma, pero es demasiado tarde. La bestia choca conmigo,

me golpea contra la pared, aturdida doy un grito de agonía.

Me quita la pistola, la tira al suelo y otro sonido de dolor se me

escapa cuando me empuja contra la pared, sintiendo mis manos

arrancadas a la espalda mientras un aliento cálido flota sobre mi

piel con olor a menta.

—Bueno, ¿no es una agradable sorpresa, Agente Grace? —

pregunta una voz de hombre, provocando un escalofrío que me

sube por la columna.

—Dos por el precio de uno —continúa, manteniéndome

atrapada—. Lástima que estoy esperando a otra, tendrás que

esperar tu turno, incluso pasaré por alto tu cabello rojo.

Mi aliento se siente en mis pulmones mientras la realidad me

golpea fuerte y rápido. Con todo el caos, Logan probablemente ni

siquiera pensó en que los policías fueron removidos. Sólo hay una

persona que estaría aquí ahora mismo.

—Dígame, agente Grace —dice, atándome las manos con mis

propias esposas mientras permanezco inmóvil, mientras lucho en

vano— ¿le teme al Boogeymen 1 ?

1 Boogeyman: es un aterrador ser legendario caracterizado como un asustador de niños.

Su equivalente en países hispanohablantes es "el coco" o "cuco" y, más lejanamente, el

hombre de la bolsa (el viejo del costal, el viejo del saco, el señor de la basura, o el

ropavejero).


Mi estómago cae e intento gritar de nuevo justo cuando me tira al

suelo. Él baja encima de mí, riéndose mientras yo grito por ayuda.

Se ríe más fuerte.

—¡Grita! ¡Grita todo lo que quieras! —se burla—. Este es el mejor

lugar del mundo para gritar, porque nadie puede oírle agente.

Mis pies se sacuden y me doy cuenta que él los está atando a mis

manos, forzando mi espalda en arco mientras se levanta de mí para

terminar el proceso.

—Pero no puedes gritar cuando llegue mi invitado —continúa,

sonriendo en la oscuridad. Mis ojos se han ajustado y veo su

cabeza calva mientras me mete algo en la boca.

Intento luchar, pero me mete los dedos en la mandíbula,

abriéndomela. Ata la mordaza, asegurándola y luego escucho el

revelador desgarro de la cinta adhesiva segundos antes de que me

cubra la boca.

Vuelvo a luchar, pero con las manos y los pies atados. Se ríe de

nuevo mientras me levanta, me lleva sin esfuerzo por las escaleras,

arrastrando intencionadamente mi cabeza contra la pared.

Grito, sólo escuchando un sonido apenas perceptible a través de

las capas de amordazamiento que él ha asegurado. Mi cabeza se

golpea contra el lado de la pared cuando se gira bruscamente.

—Oops —dice, riéndose.

Me deja caer al suelo y yo gimoteo, el sonido no se escapa en

absoluto ya que mi codo golpea demasiado fuerte, junto con mi

cadera. El chirrido de las dos puertas de los armarios plegables se

hace evidente cuando veo que las puertas se abren y me golpea con


el pie en el estómago, con la suficiente fuerza como para romper

algunas costillas y patearme en el pequeño espacio.

Se arrodilla mientras me desliza el resto del camino y yo giro la

cabeza cuando intenta apartarme el cabello de los ojos.

—Disfrute del espectáculo, Agente Grace. Al menos sabrá lo que

viene a continuación.

Con eso, cierra de golpe las puertas y la pequeña raya entre ellas

me dejan ver a través de las tablillas mientras sus pies se alejan.

La música se filtra por la casa, es una canción suave y clásica.

Puedo ver la puerta principal desde aquí y observo, deseando no

haber sospechado nunca de ella.

Una lágrima sale de mi ojo, sintiendo como el fuego lamiendo mi

piel.

Logan estará con ella. Él morirá justo delante de mí y ni siquiera

puedo advertirle.

Siento mi teléfono en el bolsillo delantero, burlándose de mí, tan

cerca y tan lejos. No importa cómo me retuerza, no puedo

alcanzarlo.

Parece que horas más tarde la puerta se abre finalmente y trato de

gritar. Trato de advertirle pero el pequeño sonido que puedo hacer

es ahogado por la música de la casa.

Es sólo ella mientras cierra la puerta; no Logan. No hay esperanza

de ser salvada.

Sucede rápido.


Plemmons la sorprende, dándole un puñetazo en la cara. Deja caer

las llaves y el teléfono que tiene en sus manos y se estrella contra

la pared por el impacto, aturdida y confundida.

Él arroja su cuerpo contra el de ella y ella grita mientras él le

retuerce la mano con la que intenta golpearlo, mientras que

simultáneamente la asfixia con su brazo. A pesar de la música,

puedo oír cada palabra que dice.

—Luchadora. Me gusta eso y tan bonita. El agente Bennett las elige

bien —se burla—. Finalmente te dejó sola. Dime, princesa ¿tienes

miedo del Boogeymam?

La levanta y la lanza contra la pared que está frente a él. Ella se

golpea fuerte antes de rebotar en el suelo.

Lo que tiene mis oídos en alerta es el sonido de su risa mientras se

levanta lentamente del suelo.

—El Boogeymam —dice ella, mirándolo—. Te tomó bastante tiempo.

Sus pasos se detienen cuando la confusión mezclada con la ira

cruzan su rostro. Se excita con el miedo. Por el dolor.

Sin embargo, actúa de forma inmune.

¿Logan la entrenó en cómo actuar?

¿O es realmente tan estúpida y sin miedo?

La carga, le da patadas en el estómago, antes de agarrarla por el

cabello, tirándola hasta los pies.


Un dolor estrangulado se le escapa y la empuja contra la pared con

suficiente fuerza para romper algo. Su cara está a un lado y ella

sonríe cuando él aparece por detrás de ella.

—No te estás riendo ahora, ¿verdad? —le pregunta, bajando una

mano para empezar a bajarle los pantalones—. No te reirás más

esta noche.

—Creo que es suficiente daño para hacer esto convincente —dice

ella, antes de que él pueda terminar.

El extraño comentario le hace hacer una pausa, mientras mi

corazón late en mis oídos.

Ella lanza su codo alrededor, conectando con su cara en un ángulo

tan imposible. Aspiro aire a través de mi nariz, sorprendida cuando

él tropieza hacia atrás.

Se limpia la boca, mirando hacia abajo a sus dedos, mientras

enciende una luz con la otra mano, revelando las puntas de los

dedos ensangrentados.

Su nariz y su labio inferior están sangrando. Su cara ya tiene

moretones donde él la golpeó, sin embargo, parece no estar

afectada por el dolor.

Sus ojos se estrechan.

—El Boogeyman no da tanto miedo a la luz —dice ella, con una

sonrisa oscura que aparece en la comisura de sus labios.

Su nariz está sangrando por el golpe que recibió con el codo y él

suelta algún sonido de furia antes de atacarla. Ella gira y agacha

su puño y su rodilla se levanta, golpeando fuertemente sus

costillas.


Cuando él se dobla, ella gira de nuevo, levantando su pie,

conectándose con su espalda. Él se estrella contra la pared y ella

sonríe más mientras él da vueltas. Confundido. Furioso. Listo para

matar.

—No puedo dejar demasiados moretones. No quiero que sospechen

ahora ¿verdad?

Mi sangre va tan rápido dentro de mi cuerpo y sacudo mi cabeza

con incredulidad.

Saca un cuchillo, el mismo con el que ha matado a tantos otros. Lo

mira con despreocupación.

—Oh, cómo me gustaría poder atarte y quitártelo como tú le

quitaste a todas esas mujeres. Hacerte sentir el mismo dolor y

terror que ellas sintieron —dice ella, mirándolo con una sonrisa—.

Pero no puedo. Sin embargo, despojarte de todo ese orgullo que

tanto aprecias, todo ese poder que crees tener, entonces puedo

matarte.

Él arremete hacía ella con el cuchillo, sus pies se precipitan, pero

ella esquiva dos golpes casi con demasiada facilidad, como si

estuviera jugando con él.

Ella le agarra la muñeca en el tercer golpe y se la retuerce

rápidamente, causando que su mano ruede torpemente mientras él

grita. El cuchillo cae al suelo y ella gira, sacándole los pies a

patadas por debajo de él.

Cuando él cae, ella patea el cuchillo a un lado, dejándolo fuera de

alcance. Él se pone de pie corriendo hacia una mesa, pero ella se

precipita y agarra el cuchillo, tirándolo en el cajón tan fuerte que él

se queda a medio camino.


El cajón no se mueve mientras él lo sacude y ella se ríe mientras lo

ataca esta vez. Él trata de agarrarla, pero ella es demasiado rápida

y su rodilla choca con la ingle de él tan fuerte que se cae de

espaldas, sollozando mientras que lo más probable es que se trague

las bolas de nuevo.

—Creerán en un buen disparo de rodilla a las joyas —dice ella,

sacando el cuchillo del cajón antes de abrirlo sacando el arma—.

Buen intento, por cierto. Lástima que sepa dónde escondo mis

propias armas ¿eh?

Ella es el gato y él es el ratón.

El hombre que ha aterrorizado a Boston durante tanto tiempo y

ahora a DC, es sólo un juguete en sus cuerdas.

¿Quién mierda es Lana Myers?

No hago ningún ruido, asustada por una nueva razón. Entré y

amenacé a una chica que tiene a un sádico sexual sollozando en el

suelo.

—El gran malvado Boogeyman —suspira, dándole vueltas mientras

sostiene el cuchillo—. Siempre he odiado las películas de terror.

¿Sabes por qué? —pregunta ella mientras él aún acuna su

entrepierna, meciéndose en el suelo por el dolor.

—Te diré por qué —continúa, dándole la espalda mientras camina

hacia la sala de nuevo—. Porque siempre retratan a las mujeres

como patéticas gritonas que no pueden salvarse a sí mismas. El

malo siempre está caminando y la chica siempre está corriendo.

Sin embargo, de alguna manera el gran malvado Cuco las alcanza a

pesar de todo.


Veo como Plemmons se las arregla para ponerse de pie y ella sigue

de espaldas. Mis ojos están muy abiertos y no sé a quién sería peor

enfrentar.

Dos demonios en una habitación.

¿Cómo me pasó esto?

—También odio cómo los pintan como idiotas con un golpe de

suerte —continúa, sin tener en cuenta su enfoque sigiloso—. Cómo

las chicas agarran un cuchillo en el último segundo y el asesino

corre hacia el cuchillo. Tan anticlimático. Normalmente termina

desapareciendo cuando finalmente corren a pedir ayuda también.

Luego hace un último intento de matarlas.

Se arrastra silenciosamente detrás de ella y luego carga en el

último segundo.

Ella sonríe y mi corazón golpea mi garganta mientras cae en sus

manos, pateando sus pies tan rápido y sus tobillos agarran su

garganta antes que ella lo voltee, todo esto sucede en un suave

movimiento.

Maldita ninja asesina.

Él se golpea contra el suelo y ella lo asfixia, sus piernas ahora

atando su garganta.

—Me gusta asfixiar a los hombres como a ti te gusta asfixiar a las

mujeres —silba, su tono tan oscuro y siniestro que me enferma,

confirmando mis peores temores—. Pero no me aprovecho de los

más débiles que yo. No me aprovecho de los inocentes.


Lo suelta y se pone de pie con la misma velocidad ridícula, casi

antinatural. Sus palabras se hunden lentamente y la confusión me

hace pensar en su significado.

Asesino de la venganza. Leonard dijo que era un asesino por

venganza.

Parentesco.

Todas las pequeñas piezas tratan de sumarse.

Plemmon tose, estrangulando el aire que entra en sus pulmones.

—¿Quién... eres... tú? —pregunta a través de respiraciones

laboriosas.

Su sonrisa se hace más profunda. —Soy la chica que se enfrenta al

más oscuro de los hombres. Hombres que han hecho cosas oscuras

y retorcidas a los débiles. Hombres que se han aprovechado de los

inocentes. Hombres que pensaron que me mataron cuando era

débil igual que las mujeres que has matado.

Ella se agacha cerca de su cabeza, mientras que él cae de espaldas,

todavía agarrándose el cuello. Es una actuación. Es un actor

horrible. ¡Maldita sea! ¡Está fingiendo!

Intento advertirle, finalmente escogiendo un lado pero las palabras

se ahogan por las capas de la mordaza y el flujo constante de la

música.

Ella le lleva el cuchillo a la mejilla, corriendo la parte trasera de la

hoja contra ella. Él deja de luchar y se queda perfectamente quieto.

—Eres como yo —dice, más sorpresa en su tono que miedo o

malicia.


—No —dice ella en voz baja—. Soy mucho peor y mejor que tú. Soy

la cosa que los monstruos en la oscuridad temen y ahora soy

incluso la pesadilla del Boogeymam.

Ella se aleja y él se pone de pie. Cuando él está de frente a ella, ésta

le guiña un maldito ojo. Ella está disfrutando cada segundo de

esto.

Está haciendo lo que prometió; le está quitando el orgullo y el

poder, rompiendo el sentimiento inmortal de ser intocable que

tenía.

Él agarra una lámpara y la arroja a la cabeza de ella. Mientras ella

se agacha, riendo, él coge la mesa y se la tira.

Ella la esquiva, usando la velocidad que tiene a su favor. Es como

si quisiera que esto sucediera.

—Ni siquiera puedes levantarla como un hombre de verdad —dice

ella, sonriendo cuando sus fosas nasales se inflaman y la furia

arruga todos sus rasgos—. Tienes que cortar a las mujeres, verlas

sangrar, sólo para conseguir una buena erección. Eres débil —dice,

caminando por la habitación—. Ni siquiera debería molestarme

contigo. Los hombres que mato son hombres fuertes y poderosos

que pueden follar a una mujer sin forzarla. Sólo violan cuando

sienten que una mujer necesita ser puesta en su lugar.

Está diciendo todas las cosas correctas para provocarlo, para

derrumbar la fachada que ha construido y para castrarlo. Es tan

buena perfilando a las personas porque lo ha estudiado. Ha

aprendido a degradar a todas sus víctimas.

La forma en que la degradaron.

Ella es una víctima. O, al menos, lo era.


Sus palabras crudas, contando la historia que aún no ha

descubierto.

—¿Sabes lo que les quito? —pregunta, dejando caer sus ojos en su

entrepierna antes de volver a mirar su cara. Me duele el estómago.

Sé lo que ella toma—. Me lo llevo todo —dice por fin—. Ellos tienen

más para dar.

Ella se gira, dándole la espalda, actuando como si no tuviera poder

sobre ella, mostrándole que no es una amenaza. El arma está

frente a las puertas del armario, pero no ha vuelto a ir por ella.

Sería demasiado débil para ir por el arma.

Ella está jugando con él demasiado bien.

Está jugando con un hombre que ha jugado con el mundo.

Y está ganando.

Él se abalanza sobre ella, listo para probarse a sí mismo, y ella gira

el cuchillo en su cintura mientras se enfrenta a él. Él corre hacia

ella y yo retengo mis gemidos, ahora preocupada de ser escuchada.

Ella pone los ojos en blanco mientras él abre los ojos

conmocionados, sus rasgos palidecen al retroceder, el cuchillo se

desliza hacia un lado mientras ella lo sacude.

—Y ahora he tenido suerte —se burla—. Como en las películas de

terror. Nunca sospecharán nada.

Cae de rodillas, la herida en su abdomen sangrando profusamente.

Hay demasiada sangre para que sobreviva si la ayuda no llega de

inmediato.


Yo habría sido su próxima víctima. Ahora me pregunto qué pasará

cuando descubra que lo sé todo.

Aunque podría haberme matado ya. Nadie habría sospechado de

ella.

En vez de eso, localizó a mi padrastro, lo mató y luego salvó la vida

de una niña. Una niña a la que defraudé al no ser el héroe que era

un demonio.

Lana Myers, o quienquiera que sea, sobrevivió a algo tan oscuro

que necesita venganza.

Pero Logan se acuesta con ella.

Se está enamorando.

Y ella es una maldita psicópata.

Mi propia culpa por mis fracasos me hace preguntarme qué pasa si

la detengo. No sé lo suficiente sobre sus víctimas para saber si

están lastimando a otros como dejé que Kenneth se saliera con la

suya.

Le fallé a tantos otros confiando en las mentiras.

Ella puso fin a sus malas acciones.

¿Qué pasa si otros son lastimados porque la detuve antes que

terminara? Apenas estoy viviendo con la culpa que aún tengo que

enfrentar.

No tengo ni idea de qué hacer.


Mientras agonizo sobre las opciones, Lana se sienta viendo cómo se

desangra, sosteniendo el cuchillo tan casualmente como si fuera el

control remoto de la TV y estuviera viendo su programa favorito. Él

se ahoga y gorgotea sangre, mirándola con incredulidad.

Vino a matar a una mujer débil, sólo para descubrir que él era

realmente la presa que corría hacia la guarida del león.

—Esta es mi parte favorita —le dice ella en voz baja—. La mirada de

resignación. El momento en que la esperanza se escapa y sabes que

no te salvarás. Ya he pasado por eso. Es aterrador, así que sé

exactamente lo asustado que estás ahora mismo, lo indefenso que

te sientes. La diferencia es que no te levantarás y vivirás para

matarlos a todos un día.

Vive para matarlos a todos un día.

Archivé cada pedazo de información, decidiendo hacer una lista de

razones por las que debo o no debo decirle al mundo quién es.

—Tomaron demasiado, dejaron muy poco. No tenía nada que

perder —susurra, las palabras apenas me llegan—. Hasta él.

Mi corazón late más rápido. Logan. Está hablando de Logan.

—Entonces querías matarlo. Es demasiado bueno para morir, es

todo lo contrario a nosotros, su luz aún brilla. Espero que se

diviertan contigo en el infierno. Te sentenciaste allí el día que

atacaste lo único que me hace sentir que aún queda un alma

dentro de mí por salvar. La única cosa que amo más que la

venganza.

Así de simple, tengo mi respuesta y veo con ella como el

Boogeymam muere por su propio cuchillo. A manos de una mujer.


Las manos de una víctima.

En cierto modo, es justicia poética.


Capítulo 3

El curso del verdadero amor nunca fue fácil.

—William Shakespeare...

LANA

Mi hermano era un amante de Shakespeare, vivía y respiraba las

palabras de un hombre que su generación daba por sentado. La

gente de esa época no respetaba ni apreciaba la angustia y el

tormento de cada tragedia que producía bajo el disfraz de un

verdadero romance.

Marcus era un romántico hasta la médula, con nada más que luz y

belleza brillando en él.

El mundo a nuestro alrededor apagó esa luz.

Le robaron su gracia.

Avergonzaron su nombre.

Lo mataron.

Nos destruyeron.

Con gran diversión, veo como el Boogeymam exhala su último

aliento. Ya no robará luces tan brillantes como las de mi hermano.


El Boogeymam ya no será visto como el inmortal que se burla de la

policía o del FBI. Ya no será la pesadilla que aterroriza a las

mujeres, atormentando sus vidas. Será venerado como un mortal

que murió a manos de una mujer débil que lo mató.

Una mujer que tuvo la suerte de matarlo primero.

Curiosa, me pongo un guante y reviso sus bolsillos, encontrando

un control remoto. Hmm...

Miro alrededor y veo a qué va el control remoto. Hay un pequeño

artilugio fuera de lugar junto a mi chimenea, estoy bastante segura

que es un bloqueador de teléfonos móviles. Mi celular funcionaba

antes de que yo entrara, así que lo apagó en otro momento.

Poniendo el control remoto en su bolsillo, me paro para ir hacia mi

celular. Se me cayó en los primeros cinco segundos que me

sorprendió. Por supuesto, no pasa nada cuando intento llamar. No

hay señal.

No hay señal. Eso me da una excusa de por qué lo vi desangrarse

por más de treinta minutos, de la misma manera que dejó morir a

sus víctimas.

Miro por encima de mi hombro, un flashback de una película de

terror me golpea, pero sigue muerto. No hay acto de desaparición

para el mortal que ha tomado su último aliento.

Devuelvo la cámara a mi teléfono y lo llevo hacia el sofá. Una chica

normal no se daría cuenta de un bloqueador de celulares, ni

siquiera sabría lo que es, tan rápido después de la experiencia

traumática de matar a un hombre.

Apago la música, sacando mi iPod de la estantería. Imbécil.


Odio que mis cosas sean tocadas por la gente. Ahora se ha ido y ha

sangrado por todo mi suelo también. Me llevará una eternidad

limpiar todo eso.

Lo llamaría desconsiderado, pero como soy la que lo apuñaló,

supongo que es mi culpa. Debí haberlo apuñalado en el suelo de

baldosas en vez de en la alfombra.

Oh, bueno. Finalmente puedo conseguir esa madera dura que he

estado considerando. Normalmente no remodeló mis casas, pero

con Logan viviendo algo cerca, he tenido más razones para

quedarme que para irme.

Me pregunto cuánto tiempo pasará antes que alguien me venga a

revisar. ¿O debería correr y gritar por la calle? ¿Cómo actúa una

persona normal después de ser atacada por un maníaco homicida y

matarlo milagrosamente por casualidad?

¿Se balancean en una esquina? ¿Lloran? Espero que no. No puedo

fingir lágrimas y no me gusta el rock. Me da náuseas.

¿Grito y pretendo estar inconsolable o aterrorizada? No me gusta

gritar. Me duele la garganta. Y actuar aterrorizada será difícil de

lograr, porque... no puedo recordar cómo tener miedo.

Obviamente quería violarme. Recuerdo cómo sentirme después de

eso. Entumecida. Rota. Suicida. Pero fue mucho más que un

hombre lo que me llevó a ese punto.

Fue mucho más lo que la violación que me dejó tan destrozada.

Así que realmente, supongo que no lo sé, lo cual no importa.

Seguro que nunca llegó tan lejos.


¿Acaso actúo aturdida o sorprendida? ¿Muestro remordimiento,

aunque él merecía morir? Empezaré a reírme si trato de fingir

remordimiento por ese sádico pedazo de mierda.

Puede que me quede aturdida o sorprendida. ¿Quizás jugar como si

no hubiera sido capaz de entender el hecho de que acabo de matar

a un tipo?

Las chicas normales son difíciles de entender, porque no puedo

recordar la última vez que fui normal. Las chicas normales pasan

demasiado tiempo reaccionando a sus acciones. Dan por sentado el

aire que respiran, porque nunca se han visto privadas de esas

respiraciones indoloras.

¿Yo? Ya me he desensibilizado a todo lo demás. Caminé a través del

infierno, así soy yo.

Decido ir desorientada, es lo más fácil de imitar.

Así que, mientras espero a que alguien aparezca y lo harán cuando

Logan se dé cuenta que estoy desprotegida, practico mi mirada en

blanco. Sigo sosteniendo el cuchillo, agarrándolo con los nudillos,

seguro que una chica en estado de pánico haría lo mismo.

Sip.

Tengo esto controlado.

Y espero.

Y espero.

Y espero.

Caramba.


Por fin, oigo los chillidos y los sonidos de las sirenas, los frenos

chirriando en mi entrada. Dios... Me alegro de no haber necesitado

ser salvada. Una entrada tan fuerte me habría matado

inmediatamente, dándole tiempo a la maldita hemorragia en todo

mi piso para escapar.

Idiotas.

Tengo curiosidad por saber cuándo irrumpen por las puertas,

usando mi periférico para verlos entrenando sus armas en el aire

delante de ellos. ¿Cómo saben que está aquí?

Procedo con mi acto de mirada perdida, esperando.

—Mierda —dice alguien, pero yo sigo en estado de conmoción,

mirando al frente.

¿Cuánto tiempo tengo que hacer esto?

Me arden los ojos por lo mucho que los mantengo abiertos —

Plemmons está en el salón —una voz fuerte retumba.

No muevo la cabeza, pero lo veo arrodillarse mientras otro hombre

mantiene un arma apuntando al Boogeymam.

—Despejado.

—Despejado.

—Despejado.

Las voces siguen cantando la misma palabra desde toda mi casa.

Sigo siendo una estatua.


—Muerto —dice el tipo arrodillado y luego agarra la radio

enganchada a su hombro—. Enviado, Plemmons está muerto. La

casa está despejada.

Hace clic en la radio, hablando en ella de nuevo, repitiendo sus

palabras.

—¿Qué demonios? —pregunta.

Aparentemente ese bloqueador hace algo más que deshabilitar las

señales de los celulares.

—No lo sé. El mío tampoco funciona, tampoco mi teléfono. No

alterar la escena. Este es un caso federal. Despejen la casa hasta

que lleguen. Ya nos están masticando el culo por tardar treinta

minutos más de lo que se suponía que debíamos. ¿Cómo iba a

saber que el tipo no estaba siendo demasiado paranoico? Nos

tenían hasta las rodillas en un cementerio sin personal, con todas

las manos disponibles.

—¿Señorita? —dice el tipo, acercándose, sin responder al imbécil

enfurruñado mientras yo finjo ser una triste chica en estado de

conmoción.

Me toca cuidadosamente la muñeca y me sacudo.

—Shhh —me tranquiliza, arrancándome el cuchillo de la mano y

devolviéndoselo a otro tipo que lo envuelve y lo mete en una bolsa

de pruebas—. Está a salvo, Señorita Myers.

Su voz es tan suave y tengo que mantener la cara seria para no

sonreírle en agradecimiento por su genuina preocupación.


Algo traquetea desde atrás, un fuerte golpe y me doy la vuelta sin

pensar mientras desenfundan sus armas, apuntando al armario de

los abrigos en la habitación.

Mi corazón está en mis oídos mientras abren las puertas de un

tirón y todo el color se me escapa de la cara mientras Hadley lucha

en el suelo, probablemente golpeando la puerta con su cabeza.

Sus sonidos apagados llegan a mis oídos mientras mis ojos se

posan en la cinta adhesiva de su boca.

Me retracto. Ahora recuerdo lo que es tener miedo, porque el miedo

está grabando mi columna vertebral, subiendo cada vez más alto.

Me llenarán de balas antes de que pueda escapar. Hay al menos

quince policías en mi casa ahora mismo.

Tampoco tengo que fingir estar en pánico. Nada en mi cuerpo

funciona, así que, aunque quisiera huir, no podría.

Sus ojos se fijan en los míos, pero mira hacia otro lado cuando

empiezan a desatar sus pies y a liberar sus manos de las esposas.

Tan pronto como sus manos están libres, comienza a despegar la

cinta.

Y me pongo más rígida por momentos, rezando contra todo

pronóstico que haya estado inconsciente todo este tiempo. Quiero

decir, es posible. No ha hecho ningún sonido hasta ahora.

Tan pronto como su boca se libera, comienza a frotar sus muñecas

mientras la ayudan a ponerse de pie. Se tambalea y uno le ofrece

apoyo, agarrándola por debajo de los brazos.

—Soy la agente Hadley Grace —les dice con firmeza cuando abren

la boca, probablemente para obtener su identidad.


Todas las bocas se cierran a la vez y las armas bajan.

—Vine a revisar a la señorita Myers después de saber que la

patrulla se había retirado —miente, la mentira sale de la lengua sin

esfuerzo.

Vino a buscar algo sobre mí.

Lo acaba de encontrar.

Como todos los estúpidos idiotas de las películas, mostré mi mano

de cartas, dejé que las palabras salieran de mi boca a un hombre

que sabía que nunca sería capaz de decirle a un alma. Hice un

monólogo totalmente malvado, ¡por el amor de Dios!

Lo hice para burlarme de él.

Lo hice para quitarle su poder.

No sabía que me estaban observando.

Ella me mira largo y tendido.

—¿Qué pasó? —pregunta un oficial.

Dirige su atención hacia él.

—Estaba arriba, despejando la casa después que me diera cuenta

que la puerta estaba abierta, me golpeó por detrás y me ató para

poder esperar a que la señorita Myers llegara a casa. Quería que yo

mirara. Quería que viera lo que me pasaría cuando terminara con

ella.

Sus ojos se vuelven a los míos y algo pasa silenciosamente de ella a

mí, aunque no estoy segura de qué.


—La señorita Myers se defendió. Tuvo suerte. Incluso le tiró

algunas cosas —dice causando que el choque dentro de mí se

expandiera. Hace un gesto hacia los restos destrozados de la

lámpara y el desorden roto de la pequeña mesa que me tiró.

—Ella lo agarró con la guardia baja como para que dejará caer el

cuchillo. De alguna manera se las arregló para conseguirlo antes

que él y se giró justo a tiempo. Él corrió directamente hacia el.

Ella sigue estudiándome, mientras intento averiguar qué mierda

está haciendo ahora mismo. ¿Por qué me está cubriendo? ¿Es sólo

para que pueda guardar la verdad para su equipo en vez de darle el

arresto a la policía?

—Pura tonta suerte —dice, prácticamente citando mis palabras de

mi anterior burla.

Sin estar segura de sus motivos, me quedo sin palabras.

—Definitivamente suerte —un tipo está de acuerdo.

Los labios de Hadley se mueven cuando ella mira hacia otro lado.

—Llamaré a mis chicos.

Mi estómago se inclina, y cada vez siento más náuseas por

segundo. Levanta el teléfono y luego frunce el ceño pero luego mira

su cuerpo. —Hay un mando a distancia en su bolsillo. Yo... lo vi

antes.

Cada vez más enferma.

Odio este juego que está jugando ahora mismo.


—No podemos tocar nada en la escena hasta que lleguen los

federales —dice un tipo y ella arquea una ceja.

—Soy un federal.

—Hasta que tu...

—¿Dónde mierda está todo el mundo? ¿Por qué nadie responde a

sus malditos teléfonos? —la voz de Logan me tiene pegada a la

puerta.

—¡Lana! —grita, la clara sensación de pánico en su tono.

—¡Aquí! —grito, mi voz se quiebra sinceramente. No estoy segura

de lo que Hadley está a punto de hacer y las lágrimas que hay en

mis ojos son reales.

Puede que sea la última vez que me mire con algo más que horror y

asco si le dice quién soy realmente.

Sus ojos salvajes me encuentran y todo su cuerpo se relaja

visiblemente mientras atraviesa la habitación, sin siquiera notar el

cuerpo sangriento antes de que me agarre, aplastándome contra él.

Mis ojos se dirigen a Hadley para verla mirándonos con una

expresión ilegible. Ella mira hacia otro lado, diciéndole a la policía

algo sobre el ataque, otra mentira.

Logan me sujeta a él, todo su cuerpo rígido mientras me apoyo en

él, absorbiendo su sensación. Se retira, sus ojos escudriñando mi

cara mientras hace una mueca, absorbiendo el daño.

No hay nada físicamente malo en mí que no haya permitido. Bueno,

aparte del primer golpe. Tuvo un tiro de suerte que no vi venir.


—¿Qué demonios? —le oigo decir, mirando hacia abajo ahora que

ve al Boogeymam por primera vez.

Me atrae hacia él, casi como si me protegiera de la vista.

—Tuvo suerte —dice Hadley, recuperando mi atención.

Él la mira. —¿Qué estás haciendo aquí?

—Vine a ver cómo estaba después de oír que habían retirado las

patrullas —dice, mintiendo de nuevo.

—Dejaré que te informen de los detalles, pero digamos que voy a

tener un gran dolor de cabeza —señala su sien magullada. Sus ojos

se dirigen a los míos antes de volver a los suyos—. Ella nos salvó la

vida esta noche.

Con eso, ella se va pero aún me preocupa cuál es su punto de vista.

Ella quería suciedad y yo le di mucho más de lo que nunca esperó.

¿Por qué irse? ¿Por qué no derramar todo?

Logan me toma la cara y yo me estremezco cuando él la aprieta

demasiado, gracias al moretón que está causando que mi cara se

hinche.

—Mierda —silba—. Vamos a sacarte de aquí.

Craig entra, sus ojos se posan en el hombre muerto en mi sala de

estar.

—Bueno, esa es una forma de cerrar un caso —dice, con los ojos

muy abiertos por la incredulidad.


—Hazle saber a los medios que el caso está cerrado —le dice Logan,

antes de recogerme, acunándome ante él como si fuera frágil.

Le dejo. Cuando él está cerca, no siento que tenga que ser tan

invencible. Cuando está conmigo, siento que puedo ser cuidada sin

ser débil.

Como si estuviera bien ser vulnerable, porque él nunca lo usaría en

mi contra.

Me lleva a través de las multitudes de policías que aparecen cada

vez más, todos vienen a ver al Boogeymam muerto con sus propios

ojos.

—¡Lana! —la voz familiar me tiene mirando mientras Duke viene

corriendo hacia nosotros, con tanto pesar corriendo por sus ojos—

Vine tan pronto como me llamaste —dice, mirando a Logan en

estado de asombro—. ¿Cómo llegaste primero aquí?

—Condujo tan rápido que mi trasero aún está apretado. No creo

que haya pisado los frenos hasta que llegamos aquí —le dice Craig

secamente. No sabía que nos había seguido.

—Saca a tus hombres de la casa. Necesitamos despejar la escena —

dice Logan.

—¿Qué ha pasado? —Duke pregunta, mirando por nosotros—.

¿Realmente atacó?

—Sí. Y Lana tuvo suerte —dice Hadley mientras camina junto a

nosotros, moviéndose hacia Craig, tirando de su codo—. Llévame a

casa en caso de que tenga una conmoción cerebral.

Mi estómago se tensa y Logan me roza con sus labios en la frente,

sin hacer preguntas sobre cómo maté al hombre que está en mi


casa. Todo lo que le importa es que él está muerto y yo estoy viva.

Todos los detalles no parecen importantes, como si yo fuera la

prioridad por encima de todo.

Mira hacia abajo, sus ojos torturados por la culpa.

—Esto no es tu culpa —digo, sabiendo que los moretones en mi

cara son la razón de esa mirada que ensombrece sus ojos

normalmente brillantes.

Mis heridas no son más que superficiales. He sobrevivido a cosas

mucho, mucho peor.

—Todo es culpa mía pero nadie volverá a tocarte, Lana.

Sus labios encuentran los míos y lo beso, decidiendo tratar con

Hadley más tarde.

Cuando rompe el beso, mira a un hombre y a una mujer mientras

suben, sin bajarse del todoterreno.

—Llévanos al pueblo. Voy a conseguir una habitación para pasar la

noche —les dice.

—Mi bolso es...

—Puedo manejar una habitación de hotel —interrumpe, sin

molestarse en mirarme.

Mis labios tratan de retorcerse en una sonrisa, pero me contengo

sabiendo que una chica que acaba de soportar lo que yo hice no

debería sonreír porque él sea tan alfa en este momento. Se supone

que debo ser mansa y tímida.

—Sube —le dice la mujer.


—Alguien debería trabajar en la escena —dice el tipo.

Parecen completamente inafectados o poco precavidos con su

curiosidad.

—Está muerto. No hay escena.

—¿Muerto? —pregunta la mujer sorprendida y luego estrecha los

ojos—. Quería ser yo quien lo acabara.

—Me tomo una semana libre —anuncia Logan al azar—. Este caso

está cerrado. Hadley fue atacada. Lana fue...

—¿Hadley? —el hombre y la mujer preguntan al unísono.

—Le dio un ojo morado —explica Logan—. No conseguí todos los

detalles pero ahora mismo, no sé si puedo soportar oírlos. Deja que

Donny se encargue de eso por ahora. Ustedes dos pueden volver

después de dejarnos.

Me mantiene en su regazo mientras nos sube en el asiento trasero.

No me resisto a la disposición de los asientos, sintiendo que mis

ojos se ponen pesados. Con toda la adrenalina bombeando a través

de mí, casi olvido que han pasado más de 24 horas desde que

dormí.

Ahora me siento exhausta y derrotada por el reloj que muestra la

hora. Puede que se acerque a las 48 horas en lugar de las 24.

Pasamos un tiempo en la oficina de Logan. Ya estaba cerca del

mediodía entonces. Acababa de oscurecer cuando llegué a casa.

Ahora son... Joder, mis ojos están tan borrosos por la falta de

sueño que no puedo ver el reloj. No puedo contar las horas.


Y no me importa.

Hablan mientras el tipo conduce. En algún momento oí a Logan

referirse a ellos como Leonard y Elise.

—Hadley también tiene una habitación de hotel —dice alguien y

eso me tiene despierta. Elise. Era Elise—. Dice que está demasiado

cansada para ir a casa y demasiado asustada también.

—¿Cuál? —Logan pregunta.

—El nuevo más cercano a nosotros —le dice Elise—. Tiene un lugar

de masajes. Estoy segura que por eso lo eligió.

—Llévanos a ese. Iré a verla más tarde.

Todavía no ha dicho nada. Si fuera a derramar el montón de

frijoles, ya lo habría hecho, ¿verdad? Ha estado en contacto con

ellos, aparentemente.

—Ese otro caso fue un infierno de jurisdicción —afirma Leonard,

despertándome de nuevo, ni siquiera me di cuenta que mis ojos se

habían cerrado.

—Los policías estaban todos meando en su territorio. Duke dijo que

era suyo, ya que el asesino estaba en su jurisdicción. Este territorio

dijo que era suyo ya que el cementerio estaba en su jurisdicción.

—Sí y cancelaron su patrulla por un concurso de meadas —gruñe

Logan—. Esta noche podría haber sido muy diferente.

Me abraza más fuerte, pero yo finjo que todavía estoy dormida.

—Es un milagro que le haya quitado el cuchillo. Hadley me dijo lo

que pasó. Lo envió todo en un largo texto —dice Elise en voz baja.


Logan se pone tieso. —Todavía no creo que esté listo para escuchar

los detalles por el momento.

El latido de mi corazón está en mis oídos.

—Ella luchó, Logan. Luchó por su vida y valió la pena. Lo tomó tan

desprevenido que cometió un error y murió con su propio cuchillo.

Se topó con él. Pensé que eso sólo pasaba en las películas.

Mis labios se mueven, pero no digo nada. Hadley está guardando

mi secreto si está difundiendo la mentira a sus amigos.

¿Pero por qué?


Capítulo 4

La muerte es algo temible.

—William Shakespeare.

LOGAN

Casi siento que ni siquiera una semana será suficiente. No es que

me pudiera tomar una semana. Tendré suerte de tener unos días, a

pesar de que mi novia casi fue asesinada esta noche.

Mi estómago se contrae pensando en todo lo que podría haber

salido mal.

Estamos dentro de la habitación del hotel antes que baje a Lana de

mis brazos por primera vez. Registrarse fue un dolor de cabeza,

pero Lana tomó mi billetera del bolsillo y le dio a la curiosa mujer

detrás del mostrador lo que necesitaba.

Puedo decir que aún ella no ha procesado la situación y la

gravedad de lo que pasó. Está demasiado tranquila. Quiero estar

aquí para ella cuando asimile lo que pasó y se derrumbe.

Ella mató a un hombre esta noche. Un hombre casi la mata.

Y es todo culpa mía.

Se acurruca en la cama, el cansancio le pesa en los ojos.


Tan pronto como estoy en mi bóxer, me reúno con ella, agradecido

de que me deje tocarla. Si él...

No puedo seguir pensando en todo lo que podría haber salido mal.

Hadley es una agente entrenada y aun así no pudo regresar a su

casa sola. Vino a un hotel donde alguien la oiría si grita pidiendo

ayuda.

Lana tiene que estar a punto de derrumbarse. Es sólo una

ciudadana sin entrenamiento.

—Lo siento mucho —digo contra su cabello.

Ella tararea, pegándose más a mí.

—No es tu culpa —murmura.

—Sabía que mi trabajo era tóxico para las relaciones, pero

ingenuamente nunca pensé que te pondría en peligro —digo en voz

baja, preguntándome si ya está dormida cuando no responde.

Se da la vuelta de cara a mí, con los ojos luchando por permanecer

abiertos.

—Si intentas romper conmigo después de que haya sobrevivido al

Boogeymam, puede que te dé una patada en el culo.

Dice las palabras con humor seco, pero puedo ver la mirada

vulnerable en sus ojos.

—Probablemente debería, para sincero, pero soy demasiado egoísta

para dejarte ir —le digo honestamente.


Roza sus labios con los míos y suspira mientras se acurruca más

cerca. —Me siento exactamente de la misma manera. No puedo

dejarte ir, no importa cuánto crea que te mereces algo mejor.

¿Me merezco algo mejor? Ella fue blanco de un sádico sexual por

mi culpa, fue atacada porque no llamé a la patrulla una noche para

asegurarme de que estaban en su lugar. Casi fue herida porque le

fallé.

No. Está herida, no casi.

Los moretones en su cara y el labio partido cuentan esa historia

claramente.

Mi teléfono suena mientras Lana respira suave y la escucho dormir,

sosteniéndola más pegada a mí como si me preocupara que todo

sea una ilusión. Me preocupa que mañana me despierte para

darme cuenta de que he tenido un brote psicótico y que ahora vive

en mi cabeza, en un mundo en el que Lana ha sobrevivido.

Leo el texto de Craig.

CRAIG: Tu chica se defendió lo suficiente como

para dejarle algunos moretones a él también. El

forense dijo que no podía ser fácil, ya que él era un

hombre grande. Ella es más fuerte de lo que crees.

Deja de darte tan fuerte a ti mismo.

YO: Cuando tu novia casi muera por culpa de un

asesino en serie que te tiene como objetivo,

entonces habla conmigo.

CRAIG: Touché. ¿Cómo esta ella?


YO: No creo que lo haya asimilado todavía. Está

durmiendo bien, ahora.

CRAIG: Por cierto, sé que tienes tiempo libre,

pero... encontré algo más.

YO: Joder. ¿Qué?

Mi teléfono suena pero Lana ni siquiera se mueve, contesto de mala

gana.

—Así que este pequeño pueblo está encubriendo el hecho de que

hubo un asesino en serie hace diez años. Un sádico sexual muy

parecido a nuestro querido Boogeymam.

—Demasiado pronto —digo secamente.

—Bueno, lo siento pero literalmente no hay ni una sola mención de

esto en sus papeles.

—¿Qué tiene que ver el asesino en serie con todo esto?

—Esa es la cosa, no parece que hayan encerrado al tipo correcto.

Me siento lentamente, con cuidado de no molestar a Lana.

Normalmente iría a otra habitación, pero no ahora mismo.

—¿Qué?

—El Padrino lo describió como un trabajador de treinta a cuarenta

años y un obrero de cuello azul. Pero Leonard, sí, lo llamé primero,

dijo que no tenía sentido. El tipo estaba bien organizado y

mostraba tendencias psicopáticas cuando mataba. Las mujeres


fueron brutalmente atacadas perimortem 2 , antemortem 3 y

postmortem 4 . Este tipo estaba seriamente interesado en aniquilar el

cuerpo.

—¿Qué hizo?

—En resumen, los talló con un cuchillo dentado y luego les clavó

clavos en la frente. Empezó a ser mayormente después de que

murieron. Luego empezó a suceder antes de que murieran, se

convirtió en un verdadero bastardo sin corazón.

—Es un psicópata con tendencias sádicas no un sádico sexual.

Suena como si el sexo fuera una idea de último momento. ¿Qué

tiene que ver esto con nuestro asesino? Admito que parece una

locura tener otro asesino en serie de ese pueblo, pero obviamente

no es esa la situación. La motivación de nuestro sospechoso es la

venganza.

—Eso es lo que estaba diciendo. Creo que el Padrino encerró al tipo

equivocado, los asesinos en serie rara vez tienen hijos, los

psicópatas raramente tienen hijos. Demonios, el noventa por ciento

de todos los sospechosos no tienen hijos porque no pueden formar

relaciones saludables el tiempo suficiente para tenerlos. El tipo al

que encerraron era un padre cariñoso con dos hijos; un padre

soltero también, su mujer murió cinco años antes en un accidente

de coche, sus hijos nunca llegaron tarde a la escuela o fueron

abandonados de todas formas. Argumentaban lo imposible que era

que él fuera el asesino, afirmando que estaba en casa con ellos

todas las noches y que ayudaba a hacer la cena en familia.

—¿Por qué fue condenado con eso entonces?

2 Perimortem: Traduccion del latín asociada a una lesión que causa la muerte de una

persona.

3 Antemortem: Antes de la muerte, traducción del latín

4 Postmortem: Despues de la muerte, traducción del latín


—ADN. Encontraron su semen en las escenas del crimen.

—Manera de ser profesional. Pero eso es bastante incriminatorio.

—O brillante. ¿Quién se excita controlando una situación?

—Narcisistas. ¿Crees que el asesino era un narcisista?

—Tal vez sea porque el asunto del Boogeymam sigue siendo tan

fresco, pero sí. Creo que hubo una cosa que dijiste con algo de

narcisismo tirado ahí. Creo que el verdadero asesino incriminó a

nuestro hombre. ¿Por qué otra razón alguien tan organizado dejaría

descaradamente ADN? Y escucha esto, encontraron dos tipos de

espermicida en cada víctima.

—Pero el espermicida es de los condones. Si dejó esperma,

entonces ¿por qué usar un condón?

—Suena a preguntas que deberían haberse hecho hace diez años.

De todos modos, tenía dos hijos, pero ya no están en Delaney

Grove. Hubo un accidente que ocurrió poco después de que su

padre fuera encontrado muerto en la celda del condado.

—¿Qué? —pregunto, confundido—. ¿Qué pasó en la celda de

detención?

—Sí. Robert Evans murió el día que fue condenado. El informe del

forense tenía dos palabras: Se ahorcó. Legítimo, eso es todo lo que

dice, luego los niños desaparecieron dos noches después.

—Mieeeeerda. ¿Qué pasó?

—Tuve que cavar hondo para encontrar el informe, porque fueron a

un hospital de cinco pueblos más allá. Un largo camino para

conducir para un médico, cuando uno está en la ciudad.


Supuestamente hubo un accidente de coche, pero el chico de

diecisiete años, tenía graves signos de trauma sexual y escucha

esto... fue mutilado.

Me trago la bilis en la garganta. —Ese es nuestro sospechoso.

—Es lo que uno pensaría, pero a menos que esté matando como un

novato, no es posible. Murió esa noche en el hospital después que

de alguna manera se las arregló para llevarlos a él y a su hermana

allí, a pesar de sus heridas. Si condujo desde Delaney Grove...

Diablos, no sé cómo no murió sólo por la pérdida de sangre. La

hermana fue golpeada hasta el infierno y de vuelta, apuñalada

varias veces, con la cara mallugada, un enorme trozo de vidrio

sobresaliendo de ella. Ella también tenía severos signos de trauma

sexual, pero afirmó que fue un accidente de coche, igual que él. Se

nota que estaban demasiado asustados para hablar y la chica

murió más tarde esa noche por complicaciones. Eso es todo lo que

pude conseguir de una enfermera servicial sin una orden judicial.

Mi mano pasa por la cicatriz del lado de Lana, aunque esté cubierta

por su ropa. Lana está durmiendo profundamente, sin notar la

forma en que la toco. La parte del vidrio me golpea un nervio,

recordando cómo ha estado a punto de morir dos veces.

Voy a ponerla en una burbuja.

—Eso está jodido. Todo esto está jodido. Consigue esos archivos del

caso. ¿Por qué nunca he oído hablar de esto antes?

—Nunca llegó a los titulares debido a una amenaza terrorista que

se estaba produciendo al mismo tiempo. Si encerraron al tipo

equivocado...

—Eso significa que hay otro asesino en serie que ha tenido diez

años más para amontonar un recuento de cuerpos y también


podría haber puesto en marcha los dominós para esta juerga de

asesinatos por venganza.

—La justicia de los pueblos pequeños siempre es un problema.

Normalmente tenemos que transportar a los prisioneros nosotros

mismos, pero... ¿por qué los niños? ¿Qué tan enfermo está ese

pueblo?

—La chica tenía sólo dieciséis años en ese momento, el chico tenía

una beca para un programa de teatro en Nueva York. Al final se

irían de ese pueblo. Sé que ese pueblo los puso en ese hospital por

eso se alejaron de el para morir. El chico podría haber sobrevivido

si hubiera parado antes pero no lo hizo, sólo condujo lo más lejos

posible para alejarlos de Delaney Grove. No puedo probarlo, pero

mi instinto me dice que eso fue lo qué pasó.

—Habla con el pueblo. A ver qué puedes averiguar.

Se queda callado durante mucho tiempo.

—¿Hay alguna posibilidad de que él no mate a los ciudadanos

inocentes?

—¿El sospechoso? —yo pregunto.

—Sí.

—Los asesinos de venganza siempre van demasiado lejos, matando

a demasiada gente por las infracciones más pequeñas. No intentes

convertirlo en un héroe. Puede que mate a algunos monstruos, pero

también matará a algunas personas buenas y nadie tiene derecho a

decidir quién vive o muere.

No estoy del todo seguro de estar convencido de eso, incluso

cuando las palabras salen de mi boca. Si Lana hubiera muerto a


manos de Plemmons, habría acechado al mundo hasta encontrarlo

y ponerlo en la tumba.

Aunque no lo digo en voz alta.

—Bien. Tienes razón. Yo sólo... Estos casos son siempre los más

difíciles.

—Te identificas con los asesinos cuando entiendes sus motivos, lo

entiendo; sólo no olvides que somos la ley. Si todo el mundo va por

ahí matando a la gente que les ha hecho daño, entonces de repente

somos una especie extinguida. Obviamente es alguien cercano a

ellos. Escarba en su pasado, excava en el pasado de Lindy también.

Era amiga del sospechoso.

—En ello. Leonard también está trabajando en ello ahora. Elise está

en el hotel en el que están ustedes. Aparentemente todos están

asustados de ir a sus casas desde que Plemmons irrumpió en la de

Lana y encerró a Hadley en un armario.

Mi mano instintivamente aprieta la cadera de Lana, y ella se agita

mientras duerme.

—Voy a dormir un poco. Me estoy tomando al menos unos días y lo

digo en serio. Necesito varios días de sueño profundo.

—Y sexo hetero —bromea.

Poniendo los ojos en blanco cuelgo, me acurruco detrás de Lana y

ella se acerca más a mí subconscientemente, aún muy dormida. No

está gritando ni dando vueltas. Hay una pequeña sonrisa en sus

labios como si todo estuviera bien en el mundo.

Gracias a Dios por ese pequeño milagro.


Es tan condenadamente fuerte. Esperaba que se rompiera, pero

cada vez me impresiona más.

—Te amo —dice, aunque es la confesión de una chica dormida.

Mi núcleo todavía se tensa y mi cuerpo se siente como si los cables

eléctricos estuvieran corriendo por encima de mi piel.

Inclinándome hacia abajo, beso su mejilla, sonriendo mientras

suspira y aunque prefiero permanecer despierto y mantener mis

ojos en ella toda la noche, los largos días finalmente me alcanzan y

me quedo dormido con ella en mis brazos.


Capítulo 5

La sospecha siempre persigue a la mente culpable.

—William Shakespeare

LANA

—Hablas en serio —le digo a Logan, sonriendo mientras asiente con

la cabeza, sin estar en absoluto inseguro de sí mismo.

—Muy bien —le digo en un suspiro igualando su apuesta,

entregando todos mis Tootsie Rolls—. Muéstrame lo que tienes.

Sonríe antes de dejar sus cartas. —Míralas y llora. Tira de la

cadena, nena.

Es cuando mueve las cejas que empiezo a reírme, porque es muy

guapo cuando es competitivo.

—Antes de que te emociones demasiado...

Tiro mis cartas al suelo y su cara cae al instante, haciendo que me

ría más fuerte mientras mira incrédulo mi escala real.

—Pero... pero... pero...

Jalo los Tootsie Rolls hacia mí y de repente él me está levantando,

tirándome en la cama mientras me río. Sus labios encuentran la

curva de mi cuello y yo sonrío mientras besa un pequeño punto

allí.


—De alguna manera, me estás haciendo trampa —dice contra mi

cuello.

—Tengo una cara de póquer impresionante —digo, enrollando mis

piernas alrededor de su cintura.

Durante tres días, lo he tenido todo para mí. He oído que el tiempo

cura todas las heridas, pero eso no es cierto. ¿Enamorarse? Eso es

lo que te hace olvidar tu ira. Si no fuera por mi hermano y mi

padre, mi búsqueda de venganza habría terminado.

Los medios de comunicación están por todo mi césped, lo cual es

preocupante. Jake tuvo que entrar a hurtadillas y revisar mi cuarto

de matanza secreto, asegurándose que nadie lo había manipulado.

Afortunadamente, nadie se da cuenta que hay una habitación

dentro de una habitación.

Craig fue a mi casa y recuperó mi bolso y algo de ropa para mí.

Tuvo que llevárselas al trabajo, a lo que Logan se molestó sin cesar

por pedirlas, ya que la gente sigue dándole la lata al Señor Niño

Bonito por llevar un bolso al edificio incluso lo revisaron en el

punto de búsqueda, mientras él esperaba en la fila de los bolsos,

aparentemente enfurecido.

Encuentro esto graciosísimo, por supuesto.

Luego, se lo pasó a Elise que lo puso dentro de su bolso de lona;

Craig se enojó porque nunca se le ocurrió la idea y nos lo trajo

junto con mi ropa, para que los medios de comunicación no

supieran dónde estábamos.

Además, había algunas fotos de paparazzi de Craig llevando mi

bolso. Me encantan las cosas que interesan a las noticias algunas

veces.


También las odio porque eso hace que sea más difícil bajar mi lista

de asesinatos.

Voy a tener que acelerar la línea de tiempo una vez que las cosas se

calmen. Mi cara magullada estuvo por todo el periódico y demás,

pero todos quieren una entrevista con la chica que mató a un

hombre que se las arregló para eludir todo tipo de aplicación de la

ley.

Así que, sí. No pensé esto hasta el final. Ser una mujer que ha

acabado con la pesadilla de muchas mujeres me ha convertido en

una celebridad accidental. El estatus de celebridad no es divertido

cuando eres un asesino en serie que necesita un perfil bajo.

Logan se ha convertido en Peter Pan, esencialmente pegado a mí

como una sombra errante estos últimos días. No es que me esté

quejando. Podría acostumbrarme a tenerlo tanto solo para mí.

El teléfono de Logan suena y gime todavía encima de mí, mientras

se acerca y lo agarra. Mis piernas se enrollan alrededor de su

cintura, manteniéndolo donde está mientras responde.

—Bennett.

Arruga la frente y frunce el ceño. Libero mis piernas de su cintura

mientras se levanta completamente.

—¿Cuándo? —cuando cierra los ojos, sus labios se tensan en una

línea apretada, sé que tiene que irse—. Sí. No, diles que no toquen

nada, veré si Hadley está dispuesta a hacerlo y estaré allí lo antes

posible.


Deja el teléfono y respira hondo mientras me estudia. —Tengo que

ir a hablar con Hadley y ver si es capaz de trabajar. Acabamos de

recibir dos cuerpos de otro de nuestros asesinos.

El hielo se desliza sobre mí. Lawrence y Tyler. Finalmente han sido

encontrados, a estas alturas ya están echando vapor a montones

de putrefacción.

—Iré a hablar con ella por ti —le digo, deslizándome fuera de la

cama—. Nos acercamos por todo el asunto del Boogeymam.

Me estudia durante un largo minuto. —¿Segura que estás bien? No

hemos hablado realmente de lo que pasó.

Asiento con la cabeza. —No es algo de lo que he dejado de pensar

todavía, pero lo estoy manejando mejor de lo que pensaba.

Es engañoso, pero no es una mentira. Bueno, no en el sentido

convencional. Estoy manejando las "secuelas" mejor de lo que

pensaba, considerando que esperaba que fuera más sospechoso.

Parece aliviado de que no sea un desastre inconsolable.

—Eres asombrosa —dice, mientras me acaricia la barbilla antes de

rozar sus labios con los míos.

—Me gustaría hablar con Hadley un segundo también —digo,

asegurándome que tengo tiempo para aclarar las cosas con ella

antes que esté sola en un coche con él.

—Bien. Sí claro, sólo avísame si está lista para trabajar y avísame

cuando termines si es así.

Me paro y pongo mis brazos alrededor de su cuello, arrastrándolo

hacia abajo para darle un beso. Me abraza con él, su toque tan


exigente y fuerte. Me encanta estar en sus brazos, sentir esa

seguridad que existe en un simple abrazo.

—Me daré prisa —le digo contra sus labios.

Me agarra el culo, me manosea totalmente y luego me guiña un ojo

antes de desaparecer en el baño.

Mi sonrisa desaparece en el momento en que cierra la puerta.

He estado retrasando esto, preocupada por su juego.

Preguntándome por qué no se lo ha dicho a nadie.

Después de vestirme, reviso el pasillo, siempre preocupada de que

alguien averigüe dónde nos quedamos. Cuando veo que está vacío,

doy pasos rápidos hasta el final del pasillo, aspiro un poco de aire y

llamo a su puerta.

Se abre inmediatamente y trago espeso cuando me doy cuenta de

que estoy mirando fijamente el cañón de una pistola.

—Te he estado esperando —dice Hadley, mirando a mí alrededor.

Ella retrocede, pero su arma sigue apuntando hacia mí mientras

entro y cierro la puerta detrás de mí. Mantengo una distancia de

un metro entre el arma y yo, lista para reaccionar si veo que mueve

el dedo en el gatillo.

—En realidad te esperaba mucho antes de esto —dice con los ojos

mirándome, como si estuviera esperando una excusa.

Le doy una expresión calmada, la miro fijamente con una mirada

fría.


—Logan quiere saber si estás lista para un caso. Está esperando tu

respuesta.

—No finjas que es por eso que estás aquí ahora mismo —dice ella,

con un tono tajante.

—¿Por qué no le has dicho a Logan quién soy?

Ella retrocede lentamente y me hace un gesto para que me siente

en la cama más cercana a la puerta. Hago lo que la chica que me

apunta con el arma indica, silenciosamente me siento y ella

retrocede, sentándose frente a mí en la otra cama, nunca bajando

su arma.

—No estoy aquí para hacerte daño —le digo y ella se ríe a

carcajadas.

—Yo seré el juez de eso y a tu otra pregunta, es porque le dijiste al

Boogeymam que lo matabas para mantener a Logan a salvo. No

tenías ni idea de que yo estaba allí, obviamente, así que eso no era

un espectáculo. Creo que realmente crees que estás enamorada.

—Estoy enamorada —inmediatamente me detengo y luego hago

una mueca. No quise decírselo a ella antes de decírselo a él.

Sus cejas suben. —Los psicópatas no pueden amar. Sólo pueden

imitar.

—¿Crees que soy un psicópata? Quiero decir, juego con que soy un

psicópata, pero no soy la verdadera definición de la palabra.

—¿En serio? Vi una historia diferente.

Me inclino hacia adelante y ella envuelve otra mano alrededor del

mango del arma.


—Tranquila —le digo, levantando una mano—. Sólo me pongo

cómoda. Me estás juzgando sin saber nada de mí. Un buen

perfilador escarba en el pasado.

—No soy un perfilador. Soy una experta forense y una genio de la

tecnología. Vi lo que vi y se lo diré a Logan. Sólo quería que lo

supieras primero, ya que mataste mi propia pesadilla y me salvaste

de Plemmons. Llámalo una cortesía.

Las lágrimas burbujean en mis ojos y la primera se derrama por mi

mejilla. El aire es aspirado de mis pulmones y todo mi cuerpo se

siente como si estuviera sumergido en un cubo de hielo.

Ella ladea su cabeza, estudiándome y yo me limpio una lágrima.

—Entonces dame cinco minutos de ventaja —digo en voz baja.

Me pongo de pie y ella se mueve conmigo, manteniendo su arma

apuntando a mi cabeza.

—Esta pistola es lo único que impide que me mates ahora mismo

—dice al azar.

Giro tan rápido que escucho su grito y le quito el arma de la mano

y luego la desarmo completamente, todo en menos de dos

segundos. Arrojo las dos piezas en la cama, sintiéndome rota y

derrotada.

—No, no te voy a matar porque no mereces morir —le digo mientras

se tambalea hacia atrás—. Las armas no me asustan.

—Pero perder a Logan sí —dice en voz baja, con la voz temblando.


—Sólo hay dos personas en mi vida a las que amo: Una es como un

hermano, la otra es la primera persona de la que me he enamorado.

Así que sí, perder a Logan me aterroriza.

—Los asesinos de venganza han tenido un brote psicótico, pierden

de vista sus objetivos y su moral se tuerce. La venganza se

convierte en su único objetivo y cualquier cosa o persona que se

interponga en el camino se convierte en un daño colateral en

nombre de la venganza.

—Me estás perfilando, pero afirmas que no lo haces. Deberías

ceñirte a tu trabajo diario, porque no sabes nada de mí o de lo que

soy capaz.

Me doy la vuelta para irme y ella grita: —¡Espera! Era una prueba.

Confundida, me doy la vuelta cuando se pone de pie, su cuerpo se

sacude un poco.

—¿Te importa si vuelvo a armar mi arma? Obviamente eres lo

suficientemente rápida para desarmarme, pero aun así me hace

sentir mejor tenerla después de lo que vi que le hiciste a Plemmons.

—Sólo usa la que tienes bajo la almohada —le digo, viendo como

palidece.

—¿Cómo...?

—Has pasado por mucho en la última semana. Tendría sentido

dormir con una bajo la almohada si lo necesitas para sentirte

segura ahora mismo. Tendrías más que tu arma de servicio.

Necesito al menos dos armas para sentirme segura cuando estoy en

mi momento más vulnerable.


Suspira con fuerza antes de sacar el arma de debajo de su

almohada y yo me siento de nuevo, de cara a ella, manteniéndome

a la distancia exacta que necesito para desarmarla de nuevo si es

necesario.

Esta vez no me apunta con el arma.

—Empieza por el principio, explica lo que podría haberte convertido

en esto —dice, señalando hacia mí con la mano.

—Me convirtieron en esto —le digo suavemente—. Me despojaron

de mi alma y me dejaron sin ninguna empatía hacia los monstruos

del mundo. No soy una psicópata, se la verdad de las mentiras;

conozco la realidad de los delirios. De hecho, no hay delirios.

—No hemos encontrado nada en esa ciudad que apunte a este nivel

de violencia.

Me inclino hacia adelante, pero esta vez no reacciona. —Cava más

profundo.

—Sólo dime. No decidiré qué hacer hasta que me digas qué podría

convertir a alguien en un asesino tan frío que no te daría

remordimiento en matar a Plemmons. Que quisieras torturarlo.

—¿Al igual que torturó a esas mujeres? ¿Tú crees que la muerte fue

simplemente demasiado fácil?

Me mira con los ojos de un alma sin cicatrices, a pesar de las

cicatrices que sé que tiene.

—Bien. Si quieres la historia, te la contaré pero no puedes decírselo

a tu equipo. Ellos tienen que aprender por sí mismos —digo yo.

—¿Por qué? —pregunta ella—. ¿Por qué no quieres que lo sepan?


—Porque quiero que el pueblo confiese los pecados que encubrieron

—digo amargamente.

—Demuéstrame que no vas a lastimar a alguien inocente y haré ese

trato. Cuéntame la historia.

—Podría haberte matado varias veces, Hadley. Desde el día que

entraste en mi casa y me acusaste de robar la identidad de

Kennedy.

—¿Por qué robaste su identidad?

—Para sobrevivir —digo en voz baja.

Sus labios se aprietan, pero me hace un gesto, lo que significa que

quiere oír lo que tengo que decir. Necesita saber que no estoy

sufriendo un brote psicótico, necesita saber que a pesar de la forma

brutal en que mato, tengo el control de mi mente.

Así que le digo. Empiezo por el principio, hablándole de mi padre.

Le cuento cómo murió. Le digo cómo funciona la justicia en un

pueblo pequeño. Le cuento cada detalle enfermo, retorcido y

demente hasta que está pálida y agarra el cubo de la basura,

metiéndose en el mientras su estómago pierde la batalla del

control.

El vómito no me molesta, así que sigo hablando mientras ella tiene

arcadas. Le hablo de Marcus, de su belleza y de cómo se lo robaron

todo. Sobre cómo lo destruyeron en las últimas horas de su vida.

Sobre cómo estaba tan desesperado por salvar mi vida que sacrificó

la suya al alejarse tanto de Delaney Grove mientras intentaba

mantener la presión sobre su herida.


Le hablo de Jake y de cómo su padre era el abogado y mejor amigo

de mi padre. Probamos una y otra vez que papá no podía ser el

asesino en serie que le acusaron de ser. Le cuento cómo echaron a

Christopher Denver de la ciudad por intentar salvar la vida de un

hombre inocente.

Le cuento que Jake se fue antes de que el pueblo se volviera contra

él, porque necesitaba ser inocente por mi bien. Por el bien de la

justicia, no sólo por venganza.

Le hablo de Lindy y de lo que Kyle le hizo. Sobre cómo incluso su

marido creyó a un violador por encima de su propia y aterrorizada

esposa. Le hablo de Diana y de las amenazas que le hicieron a su

hijo para que se callara. Le cuento todos los detalles oscuros que el

pueblo encubrió. Cada sucio secreto finalmente sale a la luz.

Y aunque me siento libre, sabiendo que otra persona sabe la

verdad, Hadley parece que nunca se recuperará.

Al menos le ahorré un detalle.

El nombre del hombre que morirá más dolorosamente.

El hombre que empezó con el dominó en aquel entonces.

Nos sentamos en silencio durante varios minutos y reviso mi

teléfono, sabiendo que Logan está mostrando paciencia, aunque

tenga prisa. No hay mensajes de texto.

—¿Cómo sobreviviste? —pregunta en un susurro, con lágrimas

saliendo de sus ojos cuando la miro, no me quedan lágrimas para

esto. Ya las he llorado todas.

—Nadie lo sabe —digo honestamente—. Pero mi madre siempre

creyó en los ángeles vengadores. Las últimas palabras de Marcus


para mí fueron que volveríamos como ángeles vengadores y les

haríamos pagar. Lo haríamos juntos pero él no regresó.

Mi voz se quiebra en ese último momento, pero yo fuerzo la

emoción de vuelta. —Jake tomó su lugar. Quería a mi hermano

como algo más que un amigo, pero siempre estaba demasiado

preocupado por lo que el pueblo diría o haría si se enteraban de su

relación. Es su más profundo arrepentimiento.

Se limpia más lágrimas y se pasa una mano por el cabello.

—No se lo diré al equipo —dice finalmente—. A menos que alguien

inocente quede atrapado en el punto de mira, te debo mi silencio.

Salvaste la vida de incontables niños al acabar con un monstruo

que dejé libre. Salvaste a mujeres de todas partes, posiblemente

incluso a Logan y me salvaste de Plemmons. Hasta que tengas ese

brote psicótico, me callaré.

Es más de lo que esperaba. Todo mi pecho se siente como si me

estuvieran quitando un yunque.

—He entrenado contra el brote psicótico, me convirtieron en el

caparazón de una persona, ahora lo uso contra ellos. ¿Pero mi

mente? Mi mente está entera, aunque mi alma no lo esté.

—¿Cómo? —pregunta ella, confundida—. ¿Cómo se entrena para

no perder la razón?

—Todas las formas de artes marciales en las que pueda participar.

Desde el Brailian Jiu-Jitsu, al Karate Americano, al Grima

Colombiano, al Taekwando, al Bokator, al Krav Maga... Entiendes

la idea. He conseguido varios cinturones negros en una serie de

artes marciales. Sin mencionar el entrenamiento de armas que he

dominado, el lanzamiento de cuchillos es uno de ellos. Aprendes

disciplina sobre tu mente con cada nueva forma de lucha o


entrenamiento. Aprendes a controlarte. Me hizo más fuerte mental,

física y emocionalmente.

Se limpia otra lágrima y luego aspira un aliento fuerte.

—Entonces esperemos que te mantenga cuerda para terminar sin

herir a nadie que no merezca ser herido. No sé si puedo soportar

más culpas.

Empiezo a salir y luego me vuelvo para enfrentarla. —Intentaste

decírselo a la gente cuando eras una niña, esas personas te

fallaron. Les fallaron a esos niños y perturbaron tu joven e

impresionable mente para que creyeras que lo inventaste todo.

Todo lo que ha pasado desde entonces no es culpa tuya. Es culpa

de ellos. Puede que no merezcan morir por sus errores de la forma

en que él merecía algo peor que la muerte, pero sí merecen cargar

con esa culpa. Llama a tu madre y dale la carga que tiene que

soportar, llama a ese terapeuta y dale todos los detalles

desagradables de sus pecados, llama a la comisaría que ignoró los

gritos de una niña con dolor. Sólo ellos merecen el peso de ese

fracaso. No tú.

Ella aspira un aliento cuando me doy la vuelta para salir.

—¿Cómo sacaste a ese gran bastardo del sótano y subiste a esa

colina tan grande?

La pregunta es tan aleatoria que me hace sonreír. —Soy más fuerte

de lo que parezco —digo, mirando por encima de mi hombro—. Pero

no fue tan fácil.

Su frágil sonrisa hacia el humor morboso es casi como un trato de

paz. No vamos a ser mejores amigas ni nada, pero tenemos un

acuerdo.


—Dile a Logan que estaré allí en cinco minutos —dice mientras

salgo.

Tan pronto como salgo por la puerta, le envio un mensaje a Jake.

YO: Llamándote en veinte minutos. Tenemos que

ajustar nuestros plazos. Tengo que ponerme al día.


Capítulo 6

Para hacer un gran bien, haz un pequeño mal.

—William Shakespeare

LOGAN

Apenas podemos quedarnos en la bodega, porque el aire está

perfumado con el olor de dos cadáveres en descomposición.

—Se está volviendo más audaz matándolos de dos en dos —dice

Elise, con arcadas incluso mientras se empapa de aire limpio desde

arriba—. Intensificando su tortura haciendo que se miren el uno al

otro.

Los cuerpos ya se han ido, ya que los cortaron de las cadenas una

vez que llegamos y vimos la escena, pero sigue siendo tóxico ahí

abajo. Hadley está con el forense, posiblemente llevando con ella un

cubo de basura para vomitar.

El hedor es abrumador.

—Todos los demás los dejaron en sus casas para ser descubiertos

rápidamente. ¿Por qué el cambio? Es un riesgo secuestrar a uno y

llevarlo todo el camino desde Nueva York hasta el oeste de Virginia

—dice Leonard, luchando contra sus propias náuseas.

Es difícil de asimilar la escena allá abajo, considerando que es

necesitará ventilar durante varios días antes que sea tolerable.


—Está persiguiendo su final, pero es obvio que estos dos lo

enojaron mucho. Sin embargo, todavía no había signos de rabia

—digo distraídamente.

El nombre de Hadley parpadea en mi pantalla y contesto el

teléfono, poniéndolo en el altavoz.

—¿Qué es lo que tienes? —le pregunto a ella.

—Bueno, sus bocas estaban cosidas, como ya lo sabes pero cuando

las abrimos, encontramos los penes que faltaban.

Leonard se atraganta y se da la vuelta y mi estómago se estremece.

—Eso es... definitivamente una escalada —dice Elise, con su pierna

en un aparato ortopédico y su brazo en un cabestrillo mientras

lucha con las muletas, aun rechazando una silla de ruedas.

—Esa no es la peor parte —continúa Hadley—. Tomé muestras de

sangre de sus bocas y... Tyler era O positivo. Lawrence era AB

positivo. Encontré sangre O positivo en la boca de Lawrence, y

sangre AB positivo en la de Tyler.

—Espera, espera ¿me estás diciendo que cosió la polla de Tyler en

la boca de Lawrence y viceversa? —Donny pregunta, convirtiéndose

en una alarmante sombra de lo pálido que está.

—Sí. Eso es exactamente lo que estoy diciendo.

—No puedo decir si está evolucionando o involucionando —se queja

Elise.

—Definitivamente está sufriendo un brote psicótico si se está

enfocando más en la tortura —dice Leonard con una mueca.


—No —digo pensativo—. Estos dos hicieron algo juntos que enojó al

sospechoso recientemente. No pudimos encontrar ninguna

grabación del sospechoso, pero la tarjeta de crédito de Tyler

mostraba un viaje a Nueva York recientemente. Tal vez se

reunieron para discutir las muertes de los otros, aunque no haya

sido noticia. Si el sospechoso les siguió, quizás escuchó su

conversación, podría haber llevado a este doble asesinato y a una

capa extra de tortura.

—Eso sigue siendo un brote psicótico —argumenta Donny.

—No, no lo es. Todavía no se ha encontrado ninguna rabia con la

exageración. La tortura es un castigo, es para prolongar las

muertes. Este sospechoso tiene como objetivo a los que le hicieron

daño y los castiga en consecuencia, al menos en su mente. Si

cruzan una línea, los castiga más severamente de lo que ha estado

castigando a los otros.

Hago una pausa, dejo que lo absorban mientras me pierdo en mis

propios pensamientos.

—Necesitamos más información sobre el asesino en serie Robert

Evans —le digo a Donny.

Hadley hace un sonido estrangulado, recordándome que todavía

está al teléfono.

—¿Estás bien, Had?

—Sip. Si bien —dice rápidamente.

—Mira a ver qué más puedes obtener de los cuerpos. Envíame por

correo electrónico el informe final, pero llámame inmediatamente si

algo más sobresale.


—Lo haré.

Ella cuelga y Donny frunce el ceño. —Está actuando de forma

extraña.

—Su padrastro abusó de ella cuando era niña, estaba convencida

que todo estaba en su cabeza y otros niños murieron después de

que ella se escapara. Si a eso le sumamos el hecho que casi fue

víctima de Plemmons, tiene todo el derecho de estar extraña —le

recuerdo.

—¿Cómo lo está llevando Lana? —Craig me pregunta cuando

empiezo a escribir un mensaje en mi teléfono.

—Mucho mejor de lo que podría haber esperado. Es mucho más

fuerte de lo que le di crédito de ser.

—Eso es bueno. En realidad, estaba preocupado; recuerdo la

primera vez que tuve que disparar a alguien, es la razón por la que

me metí en esta necesidad de violencia sin campo de batalla.

Asiento, comprendiendo. Fue difícil para mí las dos primeras veces,

aunque salvé a muchos derribando a esos dos monstruos. No alivió

las pesadillas. Afortunadamente, los sueños de Lana no parecen

estar atormentados por esos recuerdos. Ella es increíblemente

fuerte.

Y eso hace que la ame aún más.

—Planea un viaje a Delaney Grove. Este sospechoso sería

recordado si pintáramos un cuadro de los dos niños de Evans que

fueron asesinados.

—No se mencionó nada de eso en sus informes policiales —dice

Craig en voz baja—. Este pueblo está tratando de actuar como si la


familia Evans nunca hubiera existido. El forense que escribió ese

informe de mierda sobre Robert Evans está muerto o haciéndose el

muerto. No se han devuelto las llamadas telefónicas.

—Razón de más para hacer una visita en persona.

Asiente con la cabeza.

—Y entregar el perfil a los medios de comunicación. Mencioné que

algo traumático pudo haberles pasado a los hijos de Evans que no

le gustó nada a un amigo cercano o a un miembro de la familia.

—No queda familia. Sólo eran los tres y los únicos amigos eran el

padre abogado y su hijo —señala Donny.

—Les haremos una visita, pero sigan buscando. Lindy May era una

amiga. Estoy seguro que había otros de los que no sabemos nada.

Él asiente con la cabeza y yo camino hacia mi auto, enviando un

mensaje de texto a Lana mientras me voy.

YO: Puede que llegue tarde, antes que vuelva esta

noche.

LANA: Puede que tenga que hacer un viaje de

negocios hoy. Lo he estado posponiendo y

dejándole todo a mi socio. El Boogeymam ya no

está y tampoco la amenaza a mi vida.

YO: ¿Qué hay de los periodistas?

LANA: No saben nada del hotel y mi negocio está en

Kentucky. Me estoy yendo allí en un auto de

alquiler. Debe ser seguro.


YO: Entonces te extrañaré. :(

LANA: Volveré mañana a primera hora. <3

Guardo mi teléfono, odiando lo posesivo que me siento. Quiero

mantenerla encerrada y debajo de mí cada vez que pueda. Es

egoísta, es ridículo y también es un poco criminal.

—Acabo de recibir otro cuerpo de nuestro asesino nocturno —dice

Donny, suspirando con fuerza—. Creo que estos tipos se juntan

para matar al mismo tiempo sólo para estirar nuestros recursos.

Me da el iPad con las fotos y algo me llama la atención. No es la

foto, sino las notas. Rastros de piel de tigre siberiano. —Sé quién es

el asesino —le digo, agarrando mi teléfono—. Llama a la policía

local y diles que recojan al hermano de la primera víctima, hice un

perfil de él pero lo descartaron, ahora sé que es él. Es un

taxidermista de animales exóticos.

—Mierda —silba Donny, agarrando su teléfono mientras corro a mi

camioneta.

Me encanta cuando lo hacen fácil y estoy un paso más cerca de

atrapar a mi asesino de Delaney Grove también.

Hadley me llama justo cuando llego a la camioneta y yo contesto,

manteniendo el teléfono entre el hombro y la mejilla mientras le doy

la vuelta a la camioneta y dejo que Donny se siente en el asiento

del pasajero.

—¿Encontraste algo?

—Más o menos. El forense encontró un clavo en el estómago de

Lawrence. No estoy segura de qué se trata, pero pensé que valía la

pena mencionarlo.


—Sí, aunque tampoco entiendo el significado todavía. Acabamos de

descubrir al asesino nocturno y estamos en camino a Pennsylvania

ahora mismo.

—¿Recuerdas que dijiste que conociste a Lana en una cafetería que

normalmente no visitas? —pregunta al azar.

Extraño cambio en la conversación. —Sí. ¿Por qué?

—Cuéntame otra vez cómo pasó todo eso.

Resoplo burlonamente. —Bien... Craig fue a ligar con ella y ella lo

mando a la mierda, pagué por su comida y café sin su

conocimiento y luego le di mi tarjeta cuando actuó toda enojada

porque estaba haciendo algo bueno sin otra razón que el hecho de

que me divirtiera. No buscaba más que eso, pero aun así le dije que

me llamara, porque después de pasar esos cinco minutos con ella,

quería saber más de ella. Cuando finalmente llamó, ella era... todo

lo que no me daba cuenta que quería.

—Así que te acercaste a ella y la perseguiste.

—Siempre fui yo —le digo, confundido a dónde quiere llegar con

esto.

—Y el caso... Le dijiste detalles del Boogeymam. ¿Siempre

compartes los detalles de los casos?

—La primera parte fue un accidente, pero ella nos ayudó a

identificarlo. La mantuve informada después porque era un

objetivo, como lo haríamos con cualquier otro objetivo. No quiere

que comparta detalles de los casos porque no le gusta que rompa

las reglas por ella. Ella respeta mi posición y no quiere que me

meta en problemas.


—¿Así que nunca pide ningún otro detalle de los casos? —

pregunta, arrastrándome por un camino confuso.

—No ¿De qué va esto?

—Nada —dice con un fuerte suspiro—. Sabes que sospecho de

todas las chicas con las que sales y sus motivos. Lisa usó tu

nombre para conseguir un ascenso. Todavía no me gusta.

Es difícil no reírse de eso.

—Mira, Lana es genial Hadley. Es compasiva, comprensiva,

considerada y le importo mucho. Es más de lo que nunca pensé

que tendría con esta elección de carrera, también es insanamente

independiente e inteligente pero si me estuviera usando, sería

consciente de ello. Tiene un cero interés en el FBI como carrera,

aunque creo que sería una gran perfiladora.

—Bien. Tienes razón, lo siento. Necesito revisar más cosas de

laboratorio ¿Hablaremos más tarde?

—Sí. Avísame si encuentras algo más raro como un clavo en el

contenido del estómago.

—¿Un clavo en el estómago? —Donny pregunta a mi lado.

—Lawrence Martin tenía uno ¿Por qué? —le pregunto.

Sacude la cabeza —Suena familiar, eso es todo. No puedo recordar

dónde lo he oído.

Donny, como yo, fue reclutado directamente de la universidad. Sólo

ha estado en nuestra unidad durante seis años, pero ha estado con

el FBI durante once años en total.


—Hablaré contigo más tarde —le digo a Hadley.

—Paz y amor.

Poniendo los ojos en blanco, cuelgo el teléfono. Al menos está

empezando a sonar más como ella misma. Entrometida y

estrafalaria.

Donny parece perdido en sus pensamientos y sigue dibujando un

clavo una y otra vez, confundiéndome. Pero es su proceso de

pensamiento cuando intenta resucitar un recuerdo.

—¿Crees que ha matado antes? —le pregunto.

—No —dice inmediatamente—. Creo que ya he oído eso antes.

Clavos en el estómago. En realidad, es una técnica de tortura

brutal. Te desgarra al tragarlos y luego perfora el revestimiento del

estómago. Sin mencionar lo que pasa si logras pasarlos. ¿Pero sólo

un clavo? Significa algo.

—Lawrence era el hijo de un policía en Delaney Grove pero dejó ese

lugar alrededor de diez años. Varios de ellos lo hicieron. Siguieron

adelante para tener éxito, nunca mostraron signos de violencia en

sus vidas y todos tenían una conciencia sana, al parecer. Nunca la

espiral autodestructiva de las mentes culpables.

—¿Así que crees que son el objetivo, pero no jugaron un papel en lo

que pasó esa noche? —él reflexiona.

—No lo sé. Sólo estoy haciendo un perfil de ellos. Es lo que hago.

Mira hacia abajo, dibujando el clavo de nuevo, trazando las líneas

una y otra vez.


Lo descubriremos y lo detendremos. Es lo que hacemos.

Eventualmente, el bien vence al mal, porque el mal trabaja solo.


Capítulo 7

El diablo puede citar las Escrituras para su propio propósito.

—William Shakespeare

LANA

En una semana, he marcado dos nombres de mi lista. Nos estamos

acercando. Jake está sudando la gota gorda.

He acelerado la línea de tiempo y he empezado a esconder los

cuerpos, he cambiado mi modus operandi, también he empezado a

añadir los clavos, algo que no había planeado hacer hasta más

adelante en el juego.

Mi manzana de cera también tiene muchos más clavos para marcar

las nuevas deudas que he cobrado, pero hemos trasladado mi

cuarto de asesinato a la casa de Jake.

Los medios de comunicación ya no están interesados en mí desde

que Craig entregó el perfil del Cazador Escarlata. Sí, los medios me

nombraron. De alguna manera, Jake me consiguió el nombre que

quería.

Es irónico que los medios hayan perdido interés en mi lado héroe a

favor de mi lado oscuro. Eso demuestra lo retorcido y feo que puede

ser este mundo.

—Odio lo rápido que navegas por los nombres —Jake se queja

mientras marco el nombre de la última víctima.


—Dos en una semana no es demasiado rápido. Quería alargarlo,

pero estoy harta de esto. Estoy lista para que se acabe.

—¿Por Logan? —pregunta, estudiándome desde su asiento.

—Sí y no. Estoy cansada de estar atada al pasado y no poder

dejarlo ir. ¿No lo estás tú?

Se inclina, apoyando los codos en los rieles de la silla. —Dime algo,

Lana ¿qué crees que pasará cuando todo esto termine, si es que

sobrevivimos? ¿Crees que no se enterará? ¿Cabalgarán hacia el

atardecer, el agente y la asesina? Quiero saber lo que piensas de

verdad. Estoy bien con terminar esto donde estamos y seguir

adelante lo mejor que podamos. Creo que es la única manera en

que podrás mantenerlo, si ese es tu verdadero objetivo.

Me tiembla el labio y me aclaro la garganta. —Detenernos ahora

estaría mal. Marcus y papá... siguen muertos y atormentados por

la forma en que murieron.

Se inclina hacia atrás, sus ojos en mí. —A veces creo que siento a

Marcus, creo que está aquí a nuestro lado evitando que nos

descubran. Otras veces me doy cuenta de que es ridículo y que

nuestra suerte se acabará eventualmente.

—¿Quieres parar? —preguntó en voz baja, sentada en el borde de

su escritorio.

—¿Honestamente? No. Quiero matarlos a todos por lo que hicieron,

quiero que sufran pero no es justo que espere eso de ti, cuando

parece que finalmente te estás curando y es gracias a Logan que te

estás curando. Te devolvió algo que perdiste.


—¿Qué? —pregunto mientras se mueve al otro lado de la

habitación, tomando un trago de la mini nevera.

—Tú corazón —me dice, mirándome con tristeza en sus ojos.

—Podrías seguir adelante —le digo, encogiéndome de hombros—.

Marcus querría eso.

—Me quedaré con mis tórridos asuntos sin conexión emocional por

ahora —responde con una sonrisa melancólica.

—Cada vez que creo que puedo alejarme... en el momento que

cierro los ojos y veo que todo vuelve a suceder —le digo, suspirando

largo y tendido—. A veces pienso que realmente morí y que soy el

verdadero ángel vengador que mi hermano dijo, que estaríamos

juntos.

Siento que sólo tengo un propósito en la vida.

—Tal vez sí —está de acuerdo—. Pero tal vez se te permita

renunciar a la venganza por la esperanza.

—¿Entonces por qué veo las pesadillas cuando considero la

posibilidad de parar?

Sus labios están tensos.

—Exactamente —le digo, moviéndome por la habitación—. Si se me

perdonó la vida para corregir los errores de esa época, no estaré en

paz hasta que todos estén muertos. Otros en ese pueblo están

sufriendo, ya lo sabes, gente como Lindy que habla en contra de la

"justicia" que hacen, mujeres como Diana que ha pasado los

últimos diez años preocupada de que un día su hijo aparezca

muerto o desaparecido, gente como mi padre que fue asesinado por

crímenes que no cometió.


Asiente con la cabeza, sabiendo que tengo razón.

—Es tu elección, Lana. Sólo digo que estoy contigo sin importar lo

que elijas.

Lágrimas. Odio las lágrimas pero siguen reapareciendo en mis ojos

al azar.

Voy y caigo en su regazo y él me rodea con sus brazos, tirando de

mí hacia él mientras lo abrazo. —Sabes que eres mi segundo

hermano favorito ¿verdad? —le pregunto, una broma que he dicho

desde que éramos niños.

Se ríe a un lado de mi cara. —Sí. Lo sé. Como si fueras mi hermana

favorita, pero sólo porque eres la única que tengo.

Mientras ambos nos reímos de la pequeña parte del pasado a la

que nos hemos aferrado, mi mente da vueltas a los eventos pasados

de los últimos días. Las últimas adiciones a mi cadena de

asesinatos.


—Grita para mí —le digo a Anthony sonriendo mientras sangra,

sus gritos de agonía son como una dulce música para mis oídos.

Pero la melodía está fuera de tono, no suenan las mismas notas

que normalmente lo hacen.

Esto normalmente se siente mucho mejor.

—¡Maldita perra! Sabía que eras malvada. Igual que tu padre.

—No. Fui dulce —le digo en serio, mientras deslizo lentamente

la cuchilla por su pecho, dejando un corte superficial allí. Él

no me da nada más que una mueca de dolor—. Fui ingenua.

No era virgen, pero no era la puta que me etiquetaron. Mi

cuerpo era mi templo y todo eso, hasta que todos me sujetaron,

se turnaron y me dieron por muerta. Tú mataste a Marcus. Y

él dio su vida para que yo pudiera volver y matarlos uno a la

vez.

Él grita cuando el cuchillo se desliza hacia abajo y yo me

burlo de nuevo con las palabras que una vez usó contra mí.

—Grita para mí, Anthony. Grita fuerte. Nadie puede oírte. A

nadie le importa.

Y él grita. Grita en el inmenso sótano que está completamente

bajo tierra. En realidad, a veces lo hacen demasiado fácil.

Pero no lo dejaré aquí. Nadie sabrá nunca que estuve aquí.

—Arderás en el infierno, lo que hicimos fue tratar de destruir

el mal en el mundo. El mal es difícil de matar —escupe.


—¿En serio quieres justificar lo que hiciste como un acto de

justicia? ¿Reivindicas la justicia incluso después de tus actos

de violencia y pecado?

Sonríe, su boca es un maldito desastre. —No puedes pecar

contra el diablo. Vienes directa de sus entrañas, como tu

padre. Te detendrán. El bien siempre triunfa sobre el mal.

Seré vengado.

Mis labios se mueven, me divierte lo delirante que es. —Esto es

el bien triunfando sobre el mal —digo en voz baja, viendo

como sus ojos se estrechan hasta las rendijas. Me odia

considerándome el ángel vengador y lo uso para mi

beneficio—. Este es tu castigo. El acto del bien prevaleciendo.

—Tú y tu hermano marica se irían al infierno. Sólo

aceleramos las cosas.

—Si eres un ser del bien ¿por qué no hay alguna intervención

divina que te salve? —Le pregunto, parando lentamente—.

Resucité de las cenizas, sobreviviendo contra todo pronóstico.

Sin embargo, estás aquí abajo, sufriendo por los crímenes de

tu pasado. Yo no.

Abre la boca, pero la cierra. —¿Ves? —Le musito, sonriendo—.

Incluso el diablo puede citar las Escrituras para su propio

propósito. William Shakespeare, en caso de que te lo estés

preguntando. Pero yo no soy el diablo, Anthony. Soy el ángel

que ha venido a llevarlos a todos al infierno.


Finalmente grita más fuerte que antes cuando le quito el

último poder que tenía, cortándole la base, pateándolo como la

basura que es.

—Nunca harás daño a nadie más —susurro oscuramente,

bebiendo en los sonidos de su dolor e ignorando el vacío que

siento por primera vez.

No me detendré.

No puedo.

Ahora volveré a Kentucky.

—Le diré al siguiente que le saludaste —sigo hablando sobre los

sonidos de sus sollozos—. Tu mejor amigo es el siguiente.

Me saca de mis recuerdos el sonido de alguien golpeando la

puerta de Jake.

—Mierda —silba, mirando el monitor a nuestro lado.

Salto fuera de su regazo, mi corazón late dolorosamente en mi

pecho cuando veo a Logan golpear la puerta de nuevo. Esto no

puede estar pasando.

—Señor Denver —dice Logan, mirando a la cámara que Jake nunca

se molestó en esconder en su porche—. Si está ahí, nos gustaría

hablar con usted.


Donny está a su lado, mirando a todos como un MIB 5 con sus

gafas. Logan abre su cartera y muestra sus credenciales a la

cámara.

—Sabíamos que esto pasaría —dice Jake mientras yo tiemblo de

pánico.

Un hombre tiene el poder de destruirme y está a punto de

vincularme a todo si me encuentra aquí.

—Soy el agente especial Logan Bennett —continúa Logan, su voz

por una vez no tiene un efecto calmante en mí. Ni siquiera un poco,

ahora estoy completamente aterrorizada y en pánico.

—Cálmate —dice Jake, divertido. Muy divertido. Esto no es

divertido en absoluto—. Quédate aquí y cierra la puerta, no tendrán

una orden judicial y no tiene sentido que me interroguen. Estamos

preparados para esto. Recuerda eso.

Asiento con la cabeza, luego trago con fuerza, tratando de enlazar

mi lógica de nuevo a mí y tragar una enorme píldora de calma.

Siempre tenemos cuidado de que no me vean cuando vengo, aparco

en la ciudad usando un auto de alquiler y él me recoge en algún

lugar sin cámaras. Regreso en su camioneta, que llamo la

camioneta de un secuestrador y él aparca dentro de su garaje.

Nadie me ve nunca.

No sabrán que estoy aquí.

Entonces, ¿por qué estoy entrando en pánico?

Tranquilo y calmadamente, Jake pone varias de las cosas de la lista

de asesinatos bajo el falso panel del suelo, luego mueve la lámpara

5 Una abreviatura de Los Hombre de Negro que en un inglés son los MIB MEN IN

BLACK


de nuevo sobre él, ocultándolo de la vista. Pulsa un botón y cinco

de los monitores de las paredes se hunden en las paredes cuando

el panel falso cae, ocultándolos también de la vista.

—Quédate aquí —repite, saliendo rápidamente de la habitación.

Inmediatamente voy y cierro la puerta y luego escucho a través de

las paredes como una paranoica total. Todo lo que necesito es un

vaso pegado a mi oído.

No. No parezco culpable en absoluto.


Capítulo 8

El intento y no el hecho nos confunde.

—William Shakespeare

LOGAN

—¿Crees que no está en casa? —Donny pregunta mientras golpeo

la puerta de nuevo.

Mis ojos se posan en la entrada vacía pero hay un garaje sellado,

su vehículo podría estar ahí.

—El vecino dijo que raramente va a ningún sitio y que nunca tiene

visitas. Dijo que se fue esta mañana, pero volvió y ha estado dentro

desde entonces.

Antes que pueda volver a llamar, la puerta se abre y miro hacia

abajo, viendo algo que realmente no esperaba.

Jacob Denver está en una silla de ruedas.

—Lo siento —nos dice, mirándonos con ojos confundidos—. A veces

me lleva un minuto transferirme a mi silla. ¿Cómo puedo

ayudarlos?

Las persianas están todas cerradas, pero seguramente alguien

debería haberlo mencionado en una silla de ruedas. Odio las

sorpresas y rara vez tengo que lidiar con ellas.


Las cejas de Donny llegan a la línea de su cabello, tan sorprendido

por este giro de los acontecimientos como yo.

—Um... ¿te importa si te hacemos algunas preguntas? —

Finalmente me las arreglo para hablar.

Es una nueva línea de interrogación ahora.

—Claro. ¿Quieres entrar? El lugar es un desastre, porqué no es tan

fácil de limpiar como solía ser.

Mierda.

Mierda.

Mierda.

—Gracias —digo, pasando junto a él mientras aparta su silla del

camino.

Mi mente de perfilador se pone a trabajar mientras Donny teclea

algo en su teléfono. Miro hacia la cocina que está a la derecha,

todas las encimeras son más bajas que las estándar, lo que la hace

más accesible para los discapacitados. No me di cuenta de que la

rampa del porche era sospechosa, pero ahora me doy cuenta de

que debería haberlo hecho. Sus pisos están todos nivelados y sin

escalones, ni siquiera el borde de los umbrales sobre las conexiones

a las habitaciones.

Los armarios de la cocina no tienen puertas, pero todo lo que hay

son cosas decorativas, nada que alguien necesite para trabajar en

una cocina.

Mis ojos escudriñan la sala de estar, encontrando la silla del lado

que está en ángulo, un remoto colgante, como si tuviera que


conseguir ayuda para levantarse de él para deslizarse en su silla de

ruedas.

—Es una trampa —dice, llamando mi atención mientras hace un

gesto hacia el sillón que estaba mirando—. Pero me hace la vida

más fácil.

Es un hombre grande y algo en forma, pero no puedo ver bien sus

piernas en los pantalones de chándal. Odio que sea así, me

arrodillo discretamente pretendiendo ajustar mi zapato, y mis ojos

escudriñan las suelas de sus zapatos para verlas perfectamente

limpias. Nunca han tocado el suelo.

Bueno, joder. Es realmente discapacitado.

Me levanto y él rueda hasta la sala de estar.

—¿Qué demonios? —le chillo a Donny.

—Al diablo, si lo sé. Acabo de enviarle un mensaje a Alan para

averiguarlo.

Nos separamos cuando Jake se gira para mirarnos, observándonos

como si fuéramos idiotas. Somos idiotas, aparentemente. Será

mejor que alguien me diga por qué no sabíamos esto antes de venir.

—¿Te importa si te pregunto qué te pasó? —pregunto, diciéndome

si esto está relacionado de alguna manera con el misterio de

Delaney Grove.

Se encoge de hombros. —Accidente de moto hace unos años, me

paralizó de la cintura para abajo. Me ha costado un poco

acostumbrarme, pero he logrado seguir adelante con mi vida.


Definitivamente no es nuestro sospechoso y su padre ha tenido

casos judiciales durante varias de las muertes, con una coartada.

Eran nuestras únicas esperanzas y parecía tan fácil.

Aparentemente demasiado fácil.

No hay forma de que un hombre en silla de ruedas se las arreglara

para dominar a estos tipos y hacer todas las cosas que se han

hecho.

—Entonces, ¿por qué el FBI llama a mi puerta y hace preguntas

sobre mi viejo naufragio? —pregunta, pareciendo genuinamente

confundido.

—¿Alguna posibilidad de que veas las noticias? —Donny le

pregunta, embolsándose su teléfono.

—En realidad no —nos dice Jacob, encogiéndose de hombros—. Es

bastante deprimente y he tenido más de eso de lo que me gustaría

reflexionar.

Cruza las manos en su regazo. Ni una sola vez se le han movido las

piernas.

Es un hábito, cuando uno está fingiendo algo como una parálisis,

ponerse nervioso, entregándose. No se ha rascado las piernas ni

nada.

Sé que Donny está buscando las mismas señales que yo.

Está demasiado tranquilo, demasiado despreocupado sobre

nosotros.

—Entonces, ¿viniste a preguntarme si veo las noticias? —Jacob

pregunta, mirando entre nosotros.


Parece disfrutar de la postura desequilibrada que tenemos.

—No —murmura Donny.

—En realidad, me preguntaba si podrías darnos algo de

información sobre la familia Evans.

Una frialdad cruza su mirada y él mira hacia otro lado.

—Son bienvenidos a irse en cualquier momento.

Miro a Donny y él me mira. Nos quedamos mirando los dos

confundidos.

—Señor Denver, usted era amigo de ellos y creemos que un asesino

en serie está tratando de vengar sus muertes, a pesar de que los

informes indican que murieron por un accidente de coche.

Nos mira a nosotros. —¿Un accidente de coche suele mutilar a un

hombre? —pregunta incrédulo—. ¿Deja a una chica y a un chico

tan destrozados que conducen por pueblos y ciudades para buscar

atención médica?

—¿Así que sabes algo? —pregunto, inclinándome más cerca.

—Sé que si alguien está fuera vengando sus muertes, me gustaría

darle la mano. Marcus era mi novio, aunque nunca tuve las pelotas

para admitirlo en ese entonces y Victoria era como mi hermana

pequeña. Yo tenía diecisiete años, como Marcus, cuando murieron.

Mis labios se tensan. Está reteniendo algo.

—¿Puede darnos algo que nos ayude a descubrir cómo fueron

asesinados realmente? —Donny pregunta.


—¿Ahora quieren saber? Porque en aquel entonces, cuando fui al

tipo del FBI que había perfilado erróneamente a Robert Evans como

un asesino en serie y le dije que mis amigos, los dos humanos más

dulces de la historia, habían sido asesinados por el pueblo, me dijo

que no era su caso. Que dejara a los policías hacer su trabajo y

que, si era más que un accidente de coche, se encargarían de ello.

La amargura en su tono es real y definitivamente no parece estar

escondiendo su ira por ello. Lo que lo hace menos sospechoso. Aun

así... mi instinto me dice que está involucrado de alguna manera.

—¿Quién era ese? —Donny pregunta.

—Su apellido era Bag y su nombre era Douche. A veces se hacía

llamar SSA 6 Johnson.

Donny se ahoga en una risa, pero yo no me estoy riendo. Johnson

era un perfilador terrible, empañó tanto la reputación de la unidad

que fue promovido. Hay que amar la maldita política. Tan mierda

como era, era invaluable por el conocimiento que tenía, así que lo

"promovieron" a una posición de mierda y le dieron tareas de

mierda para mantenerlo bajo sus pulgares.

También es el Padrino del departamento, porque tomó el perfil en la

dirección en que ha crecido hasta hoy, lo convirtió en algo real con

resultados reales, sin importar cuán defectuosos resultaron ser los

resultados preliminares.

—¿Estás diciendo que ignoró a dos niños muertos? —Donny

pregunta, sin reírse más mientras las palabras lo atrapan.

—Estoy diciendo que no le importó una mierda y ahora pongo un

pie delante del otro, metafóricamente hablando obviamente, para

6

SSA, Supervisory Special Agent; Agente Supervisor Especial


alejarme del pasado. Ahora, a menos que tengas algo urgente de lo

que hablarme, por favor vete. Tengo cosas que hacer.

Mi teléfono suena mientras Donny trata de sacarle más, sólo algo

para averiguar qué pasó realmente.

Veo que es Alan llamando y me levanto, caminando por el pasillo

un poco para contestar.

—¿Qué demonios? —siseo.

—Lo siento, lo siento, lo siento mucho. No sé cómo se me pasó,

pero recibí el mensaje de Donny y sí, Jacob Denver está

definitivamente paralizado de la cintura para abajo. Sucedió hace

cuatro años para ser exactos, un conductor ebrio lo golpeó de lado

y huyó. Estaba en una motocicleta. Ha estado en una silla de

ruedas desde entonces.

¿Por qué esto todavía se siente mal?

—Gracias. No se te vuelva a pasar nada así de grande otra vez,

pensábamos que teníamos a nuestro sospechoso.

—Lo sé, lo siento. Es sólo una pequeña mención en sus registros.

No es que pueda abrir los archivos del hospital, y no lo hubiera

visto en absoluto si no lo hubiera buscado.

—Está bien, mira a ver si puedes desenterrar otros amigos del

pasado que hayan compartido con la familia Evans.

Definitivamente hay algo raro en él. Nunca preguntó quién fue

asesinado.

Algo se estrella en el suelo de la habitación que tengo enfrente, e

intento abrir la puerta cerrada, con curiosidad por saber por qué

está cerrada.


—¿Puedo ayudarle? —Jacob pregunta, girando hacia donde estoy

moviendo el pomo de la puerta.

—¿Por qué está cerrado con llave? —pregunto, guardando mi

teléfono.

—Um... porque es mi casa y no me gusta que la gente entre en mi

oficina. ¿Cuál es tu problema?

Parece genuinamente privado, pero ¿por qué cerrar una puerta

cuando vives solo a menos que estés escondiendo algo?

—¿Te importa si miramos alrededor? —Donny le pregunta,

tratando de no sonar imponente.

Nos estudia críticamente antes de finalmente soplar un aliento y

poner los ojos en blanco.

—Bien, bien. Pero luego te vas y me dejas en paz. No necesito que

irrumpas en mi vida y saques a relucir recuerdos que es mejor

dejar olvidados.

Vuelve a la sala, coge un juego de llaves, se toma su tiempo para

hacerlo y vuelve, abriendo la puerta. Él retrocede y yo la abro,

mirando a su alrededor. Veo que la pantalla del ordenador está en

blanco y mis ojos se posan en la ventana rota delante de la cual

hay una cosa de tachuelas esparcidas por el suelo.

—Maldición. No otra vez —gime, pasando junto a mí hasta el

desorden de tachuelas—. Ya puedes irte. Necesito limpiar esto.

Asiento con la cabeza a Donny y nos vamos, dejándolo con su

tarea. Tan pronto como estamos fuera y la puerta se cierra detrás

de nosotros, miro, viendo la ventana rota.


—Alguien está ahí dentro con él —digo en voz baja cuando llegamos

a la calle.

—Parece que el viento se llevó la cortina y está tiró las tachuelas.

—Esa ventana estaba cerrada, junto con las persianas cuando

subimos, hay un armario ahí dentro. Alguien estaba allí.

—¿Por qué no abriste el armario?

—Porque quienquiera que sea puede ser nuestro sospechoso.

Finjo que nos tomamos nuestro tiempo para entrar en el coche

mientras Jacob cierra la ventana y las persianas una vez más.

Vagamos por la calle, mientras yo llamo a Lisa.

—¿Qué tan cerca estás de la dirección de Jacob Denver?

—Elise y yo estamos a unos cinco minutos. ¿Por qué?

—Maneja hasta aquí y estaciónate, tan pronto como te veamos en

posición nos iremos. Si se va, quiero que me llames. Si se queda,

quiero que lo vigiles. Alguien está dentro y puede ser nuestro

sospechoso. Tengan extrema precaución.

—Mierda, lo tengo. Ten cuidado también.

Estoy a punto de colgar, cuando ella añade. —Y, por cierto, gracias

por las rosas estaban hermosas.

Mi ceja se arruga en la confusión.

—Nunca envié rosas.


—Quiero decir en el hospital. Las recibí y me di cuenta de que

nunca te di las gracias por ello.

—Lisa, nunca envié rosas. En absoluto.

Se vuelve mortalmente silenciosa. —¿Así que era él? ¿Plemmons?

No tengo tiempo para hacer preguntas sobre los motivos de un

muerto. —Puede que haya sido. Llama a la compañía de flores y

averígualo.

—Sí, bien. Veré si Hadley puede investigarlo —dice, distante ahora.

Mientras cuelgo, Donny está sonriendo. —¿Qué?

—Nada —miente, sonriendo más.

Lo miró fijamente.

—Sólo me pregunto qué le haría Lisa a Lana si le pusiera las manos

encima, es la típica ex novia menospreciada que está perfectamente

bien con la ruptura hasta que finalmente consigues una nueva

novia con la que pareces estar muy ocupado. Lisa es una perra.

Mantenla alejada de tu nueva novia o puede arrancarle los ojos a

Lana.

—Lana ya ha sido sometida a ella, en caso de que lo hayas

olvidado. Lisa no la ha puesto nerviosa —sueno desdeñoso, pero

estoy ocultando lo incómoda que es esta conversación.

—Todos sabemos lo perra que puede ser Lisa y ahora mismo, siente

los celos que la mayoría de los ex hacen cuando su ex finalmente

sigue adelante y muestra signos de verdadera felicidad. Tiene una

boca muy fea y puede que acabe buscando a Lana en un esfuerzo


por arruinar las cosas entre ustedes dos. Sólo hago un perfil. Es lo

que hago.

Joder.

—Las mantendré separadas. Lisa eventualmente olvidará.

—Cuando encuentre a alguien que la haga feliz —acuerda con una

sonrisa burlona—. Sólo debería tomar unas pocas vidas.

Le muestro el dedo de en medio mientras se ríe y miro hacia la

ventana cerrada. Lisa y Elise aparecen justo al final de la calle,

estacionando en la acera.

Donny y yo subimos al todoterreno y nos alejamos. No pasa mucho

tiempo cuando Elise manda un mensaje de texto, diciéndonos que

Jacob está en movimiento, dirigiéndose en nuestra dirección en

una furgoneta blanca. También nos manda la matrícula, para que

sepamos que estamos siguiendo a la persona correcta.

Tan pronto como la furgoneta blanca nos pasa, arqueo una ceja.

Parece la furgoneta de cualquier buen secuestrador.

El lado del conductor y el del pasajero tienen ventanas, pero el

resto de la furgoneta parece una furgoneta de trabajo. Hace

algunos trabajos técnicos, según su expediente, así que podría ser

su furgoneta de trabajo.

Donny y yo lo seguimos discretamente, mientras Elise y Lisa vigilan

la casa.

—Mira si puedes echar un vistazo dentro —digo mientras Donny

pone a Lisa en el altavoz.


—Intento conseguir una orden para entrar pero el juez dice que no

tenemos suficiente argumento.

—Sólo echa un vistazo —digo vagamente, insinuando que rompa

algunas reglas. Es un maldito asesino en serie lo que buscamos.

A veces hay que romper las reglas.

—Lo tengo.

—No seas obvia —le dice Donny al teléfono.

—No soy una idiota —dice Lisa.

Él cuelga y yo mantengo una distancia prudente con Jacob. Nos

acercamos a la acera mientras él se detiene en un lugar de

estacionamiento. Pasan unos minutos antes de que la puerta de su

camioneta se abra y observo como lo bajan con la silla de ruedas en

la plataforma motorizada.

—Eso explica la furgoneta. Es accesible a los discapacitados —

señala Donny.

Frunciendo el ceño, veo como se sienta con una pelota de

baloncesto en su regazo y luego vemos como cierra su furgoneta y

comienza a rodar por la acera.

Cuando llega a una cancha de baloncesto llena de niños, Donny

pierde el aliento. La mayoría de los niños están sufriendo algún tipo

de discapacidad. Algunos están amputados, otros están en silla de

ruedas y algunos parecen estar luchando con otros problemas

físicos.

—Nos iremos al infierno —Donny gime mientras los niños aplauden

y Jacob hace sonar un silbato, lanzándoles la pelota.


Comienzan a jugar al baloncesto y él juega con ellos, riéndose a su

lado, marcando la diferencia en su día.

Elise me llama y yo respondo. —No hay nada en esta casa. El

armario de la oficina también está vacío. Lo estoy sellando de nuevo

para que no sepa que estuvimos aquí.

—Así que está vacío y este tipo es un entrenador parapléjico que

ayuda a niños discapacitados. Sobrevivió a la pérdida de su madre

a una edad temprana, de su mejor amigo y novio cuando era

adolescente y ahora está paralizado. Sin embargo, es la versión

masculina de la Madre Teresa —afirma Donny secamente—. Y lo

estamos acusando de ayudar a un asesino. Repito: Nos vamos a ir

al infierno.

—Revisa su camioneta —le digo, frustrado. Mi instinto me dice que

algo pasa. Había alguien en esa casa y si no está allí ahora,

entonces está en la furgoneta.

Donny maldice antes de salir, sacando su arma mientras va a la

parte de atrás de la furgoneta. Se extiende con una mano,

probando la puerta, mientras mantengo mi vigilancia entre él y

Jacob.

Abre la puerta sin llave y yo frunzo el ceño. Podría jurar que Jacob

cerró la camioneta.

Todo lo que hay en la parte de atrás de la furgoneta es una caja

marcada como MEDIA. Toda la parte de atrás está vacía aparte de

eso.

Donny arquea una ceja hacia mí y yo le hago una seña para que

regrese, poniendo los ojos en blanco. Cierra las puertas, vuelve a

entrar y nos vamos.


—Olvídalo. Incluso si sabe quién es el asesino, no hay forma de que

esté involucrado —dice Donny en un suspiro.

Yo me alejo, molesto. Mi instinto siempre ha sido la fuerza motriz y

rara vez tengo un instinto tan fuerte sobre algo que salga mal.

Jacob ni siquiera se fija en nosotros cuando pasamos junto a él.

Lanza el balón al aire y se lo lleva a un niño manco del otro lado

que anota.

Para cuando llego a la oficina, Hadley está lista para saltar pero la

ignoro a favor de avanzar hacia Leonard. —Oye, necesito que

saques todo lo que puedas encontrar del caso de Robert Evans.

Veamos si podemos empezar por ahí y averiguar qué es lo que

esconde ese maldito pueblo. De alguna manera, todo está

relacionado con eso. Es el primer dominó que puso a todos los

demás en su sitio.

Asiente con la cabeza, haciendo un gesto a su portátil.

—Ya estoy trabajando en eso, hay tantas inconsistencias en ese

archivo que es ridículo. Esencialmente lo único que lo condenó fue

el ADN de las escenas del crimen, e incluso eso parece

comprometido, debido a la pobre cadena de custodia por la que

pasó la evidencia. No estoy seguro de cómo fue condenado, aparte

del hecho de que el juez ignoró todas las leyes establecidas para

mantener las cosas justas y honestas.

—Y sabemos cómo el Padrino trabajaba las cosas —añado—. Mira a

ver qué puedes desenterrar. Averigua por qué los asesinatos se

detuvieron, o incluso si se detuvieron. Si el sospechoso logró

incriminar a Evans, puede que haya cambiado de ciudad y

cambiado su modus operandi lo suficiente como para incriminar a

alguien más.


—En ello —dice Leonard, volviendo al trabajo.

Casi atropello a Hadley cuando me doy la vuelta.

—¿Por qué esa mirada? ¿Qué has averiguado sobre Jacob Denver?

—me pregunta.

Está retorciéndose las manos, ansiosa de información. Supongo

que estamos todos enredados.

—Nada. Mi instinto me dijo que había algo más en él, pero

aparentemente me equivoqué.

—Tu instinto nunca falla —dice, frunciendo el ceño—. ¿Qué ha

pasado?

—Nada. ¿Oye, Lisa dijo que iba a hacer que miraras a alguien que

le envío rosas de mi parte?

—No eran de ti —dice inmediatamente.

—Soy consciente —le digo, confundido por lo extraño de su actitud.

—Quiero decir, nunca hubo nada que dijera que eran de ti. Sólo un

ramo de rosas enviadas sin tarjeta, supongo que asumió que eras

tú.

Sacudiendo la cabeza, miro la carpeta que tengo delante.

—¿Puedo irme? Estoy agotada y no han llegado nuevas evidencias,

también envié todo lo del forense que he podido revisar. Algunos de

los demás necesitarán unos días para pasar por el laboratorio.

Asiento, la despido con la mano y ella prácticamente sale corriendo.


No puedo decir que la culpo. Tampoco me gusta pasar tanto tiempo

aquí. Lana ha estado fuera por negocios la mayor parte de la

semana, pero finalmente tengo al menos un poco de tiempo para mí

con ella esta noche.

En cuanto a este caso, la gente de Delaney Grove va a ser mi fin.


Capítulo 9

Si es un pecado desear el honor, soy el alma más ofensiva.

—William Shakespeare

LANA

Me escondí en un armario, justo después de derramar

estúpidamente un tazón de tachuelas, luego me metí en una

pequeña caja de medias en la camioneta de Jake y me escondí allí

durante una hora mientras él hacía su excursión semanal de

baloncesto con sus chicos para la que yo ayudo a financiar un

programa especial. Estaba atrapada allí porque la caja no se abría

desde dentro.

El imbécil lo hizo a propósito para darme una lección y le patearé el

trasero más tarde por eso.

Estoy exhausta y lista para acurrucarme en la cama hasta que

Logan pueda escaparse, cuando rodeo el pasillo del hotel y veo los

ojos de Hadley mirándome como dos puñales, esperando junto a mi

puerta.

Desearía que dejara este hotel.

—¡Tú! —silba.

—¿Qué he hecho? —pregunto, confundida.

—¿Te suenan las rosas?


Sonrío cuando abro la puerta y ella pasa a mi lado, chocando su

hombro contra el mío en el camino.

—¿Quieres entrar? —pregunto secamente.

La puerta se cierra y ella da vueltas, señalándome con un dedo

acusador.

—No te hagas la graciosa, Lana. Le enviaste rosas a Lisa, sé que

fuiste tú, le dejaste creer que fue Logan y ahora que sabe que él no

lo hizo, tiene náuseas pensando que fue Plemmons.

Supongo que el humor de Hadley está frito, porque esa mierda es

divertida.

—El Boogeymam está muerto ¿qué te hace pensar que fui yo o que

esas fueron mis intenciones? —Yo musito, ocultando mi sonrisa.

—Sé que fuiste tú. Las rosas fueron pagadas con una Visa prepago.

Plemmons había acabado con Lisa, pero es la ex de Logan y elegiste

una mala manera de joderla.

—Ella realmente me jodió primero, sólo le envié algunas rosas

—digo con una sonrisa tímida.

Su cara se pone más roja. —No jodas a mi equipo, Lana. Tienes

demasiadas cosas que perder como para jugar con nosotros.

—¿Nosotros? No estoy jugando con nadie más que con ella y ella

empezó. Ella hizo todo menos mear encima de Logan y las rosas

fueron hace mucho tiempo ni siquiera es un buen chiste si ella no

lo entiende cuando el tipo aún está vivo. En caso de que lo hayas

olvidado, yo lo maté, así que no tiene razón para tener miedo... a

menos que le asusten los fantasmas de los asesinos en serie.


Agarro una linterna y la pongo a brillar bajo mi barbilla y los ojos

de Hadley se estrechan hasta las rendijas. Ella necesita seriamente

sentido del humor.

—Esto es una locura. Lo sabes, ¿verdad? —dice.

Pongo los ojos en blanco, apagando la linterna. —No, la locura es

ser su ex y volverse una perra conmigo. Y dijiste que no podía

matar a nadie que no mereciera morir de verdad. Nunca dijiste que

no podía enviarle rosas a una chica que es una completa perra

hacia mí.

—No le quites importancia a esto —silba—. Le enviaste esas rosas

para aterrorizarla incluso joder con su mente. El tipo le grabó una

palabra en el brazo mientras estaba consciente y casi la mata a ella

y a Elise antes que Lisa se las arreglara para disparar.

—Y falló —le recuerdo ¿Quién no puede disparar a un tipo a esa

distancia?

—Lo rozó —corrige.

—Lo falló —repito, sonriendo al pequeño y divertido tono de rojo

que sigue girando—. Yo no fallé y de nuevo, el tipo está muerto. El

chiste ya no es gracioso, ahora. ¿Qué tan desagradecida es para

agradecerle a Logan las rosas que ella arrogantemente asumió que

él había enviado?

Su boca se abre y se cierra y me pregunto si su cráneo va a estallar

como en los dibujos animados.

—¡No es nada gracioso! Es cruel... y malvado. Y...

—¿Lisa es tu mejor amiga?


—No —dice ella, frunciendo el ceño.

—¿Salvo tu vida o algo así?

Ella sacude la cabeza.

—¿Te gusta siquiera?

Sus ojos se estrechan, pero no responde a esa pregunta.

—Tomaré eso como un no. Entonces ¿por qué el acto santurrón e

indignado de que me burle un poco de una perra abusiva? No pude

ponerla en su lugar, así que sí, le jodí un poco la cabeza y ni

siquiera fue una buena jodida de cabeza porque se dio cuenta de la

broma demasiado tarde. No hay problema, no hay falta.

—Es el hecho de que apuntaste a uno de los miembros de nuestro

equipo y ni siquiera te das cuenta de lo enfermizo y retorcido que

fue tu chiste.

Mi sonrisa se desvanece. —Podría haberle mandado un corazón de

cerdo o algo así, si quieres enfermo y retorcido. Podría haberle

enviado un ramo que dijera MANTENER. Podría haberle enviado la

retorcida canción rusa del Boogeymam. Le envié rosas, Hadley. Un

pequeño y jodido juego mental, como te gusta llamarlo. Eso es todo.

La perdoné, si realmente lo piensas. Ambas sabemos que podría ser

mucho más fría.

Su mirada palidece un poco.

—No —gimo, poniendo los ojos en blanco—. Esa no era yo

amenazando con matarla.


Se deja caer en la cama, pasándose una mano por el cabello. —

Esto es demasiado. Tú eres demasiado.

—Estás exagerando por algunas rosas. Cálmate, Hadley. Si no

querías la verdad, no deberías haber buscado respuestas.

Ella mira hacia arriba y el agotamiento genuino brilla en sus ojos.

—La moral de Logan no está tan torcida como la mía, Lana. Si

realmente lo amas, detendrás esta búsqueda de venganza.

Intentemos encontrar una forma de acabar con los demás.

Podemos...

—¿Derribar a toda una fuerza policial? ¿Derribar a los violadores

cuya palabra estará en contra de la mía? ¿A la hija de un asesino

en serie condenado que fue mal perfilado por uno de los suyos?. —

Estaría muerta.

—Logan sabe que el perfil es equivocado —dice, sorprendiéndome.

Estudia mi cara.

—Es la primera vez que oyes hablar de ello ¿no? —asiento, bajando

lentamente hasta la silla.

—Realmente no le haces ninguna pregunta sobre tu caso ¿verdad?

—Esta vez la miro fijamente.

—Si quisiera saber lo que todos ustedes saben, haría que Jake

pirateara las cámaras. No necesito usar a mi novio o traicionarlo

así. Odio mentirle tal cómo lo hago.

—No más juegos con los miembros de mi equipo —dice, frustrada.

—Sólo si me deja en paz —le digo, mirándola mientras lo piensa.


—Nada tan morboso.

Me encojo de hombros, sonriendo. —Tengo un mórbido sentido del

humor y soy territorial. Al menos no me he meado en las rosas

antes de enviarlas.

Ella me estudia; yo le sonrío.

—Eres tan confusa y estúpidamente creo que realmente lo amas.

—Lo amo —le digo en un largo suspiro.

—Es bueno saberlo —la voz de Logan nos tiene a ambas chillando y

Hadley se cae al suelo.

Logan le sonríe mientras ella rebota de nuevo a sus pies. Si está

sonriendo, entonces se perdió todo lo importante, de que soy una

psicópata asesina ¿verdad?

—¡¿Cuánto tiempo llevas ahí parado?! —Hadley exige, parece tan

culpable como un asesino.

—Lo suficiente para escuchar una confesión que no creo que

estuviera destinada a oír —dice, su mirada se convierte en una

sonrisa mientras me mira con calor en los ojos.

Sí, se perdió totalmente la parte en la que soy una asesina.

Necesito ser más cautelosa.

—¿Confesión? —Hadley pregunta, todo el color se le escapa de la

cara.

Esta chica nunca podría ser una asesina.


—Sí —dice Logan, su atención se centra en mí mientras avanza

hacia adelante.

—Logan, esto no es lo que parece. Ella...

Sus palabras mueren cuando Logan me agarra por la cintura y me

lleva hacia él aplastando sus labios contra los míos. Casi me subo a

él, haciéndole más fácil besarlo sin tantos dedos de punta e

inclinándome para besarlo. Hadley hace un sonido de exclamación

y beso a Logan con más fuerza para distraerlo de la fuga de

información que ella es.

No es de extrañar que Boogeyman le haya cerrado la boca con cinta

adhesiva.

—Bien —dice Hadley mientras Logan continúa besándome—. Ahora

me iré.

Ni siquiera la despide, cuando me besa más fuerte, empujándome

contra la ventana que da a la ciudad. Mi boca se mantiene

fusionada con la suya, necesitando tanto esto después de la

semana de poco tiempo juntos.

—Te he echado de menos —dice contra mis labios y me sigue

besando estúpidamente.

Ni siquiera puedo responder, porque no me deja apartar la boca

para corresponder. En vez de eso, empieza a bajarme los

pantalones, empujándome más fuerte contra el vidrio.

Mis dedos encuentran su lugar feliz, escarbando en su cabello y me

estremezco de anticipación cuando empuja mis pantalones al

suelo. Más o menos, rompe el beso para sacar mi camisa sobre mi

cabeza, como si tuviera prisa por desnudarme lo más fácil posible.


—Yo también te extrañé —digo mientras tengo la oportunidad, pero

él está muy serio y esa calentura podría quemar a una mujer

menos preparada.

Se quita la ropa mientras yo tiro mi sostén y me saco la ropa

interior. En el tiempo que me lleva hacer eso, está completamente

desnudo y me levanta tan rápido que mi aliento se me escapa.

Mi espalda golpea el cristal y mis piernas rodean sus hombros, mis

ojos se cierran cuando pone su cara justo donde quiero y se agarra

a ese manojo de nervios que sabe manipular demasiado bien.

Es más agresivo que de costumbre, casi como si me castigara, sin

tener piedad de mí cuando gimoteo, me retuerzo y tiro de su

cabello, puedo dejarlo calvo con mi fijación en su cabeza.

Mi cabeza cae hacia atrás contra el cristal mientras grito, ya

perdida en la sensación de la boca magistral que posee. Me deja

caer al suelo con un movimiento suave y me hace girar para que

esté de cara al cristal.

Las palmas de mis manos se disparan y él me atrapa antes de que

entre de un solo golpe dentro de mí, levantando mi mitad inferior,

alineándola para poder empujarla con fuerza.

Se siente demasiado bien y se inclina, besando mi cuello con la

misma aspereza con la que toma mi cuerpo. —Deberías habérmelo

dicho primero —dice, dándome una idea de por qué esto se siente

como un increíble castigo de mierda.

Si estas son las repercusiones de decepcionarlo, nunca volveré a

ser buena.

Sería bueno si así es como me castigará cuando o si alguna vez

descubre quién soy realmente.


Espero que ese día nunca llegue. Preferiría no saber lo que elige.

Empujo mis manos más fuerte contra la ventana, y él me mantiene

levantada por detrás para poder controlar cada segundo de estar

dentro de mí. No se detiene hasta que estoy gritando y sus caderas

se empujan con fuerza por última vez antes de que se meza en un

círculo lento, su respiración trabajada mientras se inclina,

descansando su frente en mi hombro. Todavía me mantiene en su

sitio y yo sonrío contra la ventana.

—No quise decírselo a Hadley —digo, sin aliento y sonriendo—. Se

dio cuenta por ella misma.

Se inclina hacia adelante, besando mi hombro.

Pero no me lo dice, no me devuelve las palabras.

No estoy segura de por qué eso me hace sentir un poco cohibida,

pero trato de ignorar la semilla de la duda que se ha plantado.

—No puedes quedarte fuera tanto tiempo otra vez. Sólo has estado

en la ciudad un día de esta semana —dice, besando la columna de

mi garganta, pasando sus manos por mi cuerpo.

—Si esta es la recompensa que obtengo, puede que no pueda

evitarlo —bromeo, sonriendo cuando suelta una carcajada.

Se aparta de mí y me da una bofetada en el culo y me giro justo

cuando guiña el ojo. —Ponte algo bonito, te llevaré a una cita de

verdad esta noche.

Sonriendo como una chica, me meto en la ducha pero tan pronto

como me pongo debajo del agua Logan entra conmigo, sus labios

encuentran los míos mientras me empuja contra la pared.


—Podemos salir mañana —murmuro contra sus labios, sintiendo

su sonrisa mientras se desliza dentro de mí otra vez.

Justo cuando empieza un ritmo constante, sus labios se separan

de los míos y empieza a besarme al oído.

—Yo también te amo, Lana Myers —dice tan suavemente.

Y en ese momento soy completamente suya. No hay venganza; no

hay muertes que me manchen las manos, sólo soy una chica

enamorada de un hombre que está destinado a odiarme cuando

sepa la verdad.

Y esta es la más devastadora y trágica obra de Shakespeare; más

que cualquier otra.


Capítulo 10

La expectativa es la raíz de todo el dolor.

—William Shakespeare

LOGAN

Lana está envuelta a mí alrededor, durmiendo tranquilamente,

cuando mi teléfono suena con una serie de textos uno tras otro.

Gruñendo, me doy la vuelta y agarro mi teléfono. Lana se gira

conmigo, suspirando en su sueño mientras se acurruca a mi lado.

Le beso la cabeza antes de empezar a leer los mensajes.

AD COLLIN: Tenemos una situación. Contácteme

inmediatamente.

CRAIG: El maldito Subdirector Asociado acaba de

decirme que te encuentre y te traiga. La mierda ha

golpeado el ventilador.

HADLEY: Acabo de llegar al trabajo y el Padrino está

aquí. Será mejor que vengas rápido.

Maldiciendo, me levanto de la cama dejando a Lana dormir sin mí.

Me estoy cansando de esto. Mi agenda siempre ha sido muy

agitada, pero parece empeorar con tantos asesinos de alto perfil

decidiendo irse de juerga.


Rápido me visto, preguntándome qué mierda hace Johnson en el

piso de nuestra unidad. Le escribo una nota a Lana, prometiéndole

que volveré tan pronto como pueda y salgo a las cuatro de la

mañana para ocuparme de la mierda que supuestamente ha

llegado al ventilador.

Para cuando llego, Johnson está sentado en mi puta oficina en mi

maldito escritorio.

—¿Qué demonios crees que estás haciendo? Nadie puede entrar

aquí a menos que yo les conceda acceso —enloquezco.

—Baja el tono con tus superiores —me gruñe, mirándome

fijamente.

Nunca nos hemos gustado, en caso de que eso no sea evidente.

—Sal de mi oficina y no eres mi superior, SSA Johnson. En caso de

que no lo hayas notado, tengo el mismo rango y en cuanto a tu

posición en la Agencia, no tienes autoridad sobre la mía.

Se pone de pie lentamente, enderezando su chaqueta mientras lo

hace.

—Estaba poniéndome al día con mi caso.

—¿Tu caso? —pregunto, mirándolo fijamente.

Es aún más arrogante que de costumbre y definitivamente lo

acompaña algo oscuro con ese brillo amenazador en sus ojos.

—Sí. Mi caso. Parece como si estuvieras escarbando en archivos de

casos que son míos y aparentemente el director decidió que debería

venir a investigar este nuevo caso que crees que está relacionado

con el anterior.


—Quieres decir que el director cedió y te dejó hacer lo que quisieras

porque son compañeros de golf de día y de swing de noche —repito

diciendo lo que debería haber hecho.

Su mandíbula hace un tic. Odia que una habitación llena de

perfiladores nunca deje que tus secretos mueran.

—Es mi caso.

—Este es mi departamento. En caso de que lo hayas olvidado.

—Bueno, ve con el director si tienes algún problema.

Le señalo con el dedo. —Sal de mi oficina. No te lo diré de nuevo.

Sonríe, pero se pasea a mi lado, actuando como si hubiera ganado

algo. Inmediatamente me dirijo al ascensor, cuando el subdirector

Collins sale.

—Te dije que me llamaras —dice en voz baja, sus ojos se dirigen a

Johnson mientras se mueve en una de las oficinas vacantes.

—¿Qué está pasando? —pregunto de nuevo.

Suspira largo y tendido. —No lo sé. Johnson recibió una llamada de

alguien y me llamó, queriendo saber por qué estabas trabajando en

uno de sus viejos casos resueltos. Le dije que se superponía con

uno de tus casos actuales, lo siguiente que sé es que el director me

despierta con una llamada diciendo que Johnson será el encargado

del caso del Cazador Escarlata.

—¿Qué mierda es esto? —siseo.


Hace un gesto a mi oficina y paso por Hadley que se ve furiosa

mientras mira a Johnson. Ella nunca lo había visto antes, pero él

irrita a todos en cuestión de momentos.

Tan pronto como estamos dentro, Collins cierra la puerta.

—Algo está pasando con todo esto. Primero el informe del forense

fue inútil sobre el "supuesto" asesino en serie muerto que Johnson

perfiló. El perfil está lleno de lagunas e inconsistencias, como lo fue

el caso contra Evans luego hay un asesino en venganza que anda

por ahí repartiendo sentencias de muerte para hombres que solían

vivir en esta ciudad. La víctima de mayor edad tendría diecinueve

años, por lo que sabemos hasta ahora, y la más joven tendría

quince —le digo, furioso en este momento.

Se deja caer en una silla, con la cara tan blanca como su camisa

pero no he terminado.

—Entonces aparece Johnson, intimidando para impedir esta

investigación. ¿Qué está pasando aquí realmente, Collins? ¿Tuvo

algo que ver con el asesinato de un hombre inocente? ¿Jodió

intencionalmente el perfil para que encajara con Robert Evans? No

puedo encontrar mucho sobre ese caso aquí. Hemos estado

reuniendo lo que hemos podido.

Sacude la cabeza. —Recuerdo el caso Evans, tuvo la menor

publicidad debido a las amenazas terroristas que ocurrieron al

mismo tiempo, o algo así. Recuerdo el caso porque fui a esa ciudad

cuando varios de los miembros de la unidad dijeron que habían

terminado; demonios la mitad de ellos renunciaron, se retiraron o

fueron transferidos, por lo que se abrieron tantos puestos a la vez.

Johnson se quedó ahí por su cuenta para terminar el caso luego

volvió a casa. Ese juicio ocurrió tan rápido. Nunca he visto un

juicio ir y venir más rápido que ese.


Se detiene, aspirando un aliento fuerte mientras se queda con su

mirada perdida. Finalmente, continúa.

—Lo siguiente que sé, es que lo poco que quedaba de la unidad,

renunciaron o abandonaron. Johnson entró en promoción para ser

reemplazado después de eso, aunque no sé por qué. Contrataron a

un grupo, pero tú fuiste el que más tiempo estuvo en la mira,

llegaste tres años después de ese desastre. Finalmente tuvieron el

reemplazo correcto y se deshicieron de él tan pronto como estuviste

listo.

—¿Y ahora el director lo envía de vuelta?

—Lo está enviando de vuelta para limpiar un desastre, es lo que

parece.

—Es muy engreído para alguien que intenta cubrir su culo —le

aclaro.

—No se está cubriendo el culo está cubriendo el del director. El

director McEvoy ha estado a punto de ser reemplazado desde hace

seis meses. Ya se me han acercado varias veces al respecto

funcionarios de muy alto rango, quieren que me siente en esa silla

y que él se vaya.

Me dejo caer en mi escritorio, apoyándome en el mientras él se

sienta en una de las dos sillas junto a la puerta.

—¿Y qué hacemos?

—Tú eres el perfilador. Dime qué nos sacará de esta situación, pero

ofrece la mejor resolución posible a un asesino en serie muy

peligroso.

Lo pienso, sopesando los hechos y probablemente los resultados.


—Johnson hará un perfil de este tipo como un sádico, a pesar de

toda la nueva información que hemos descubierto. Cambiará el

juego, reescribirá las pruebas para que se ajusten a su perfil luego

señalará a alguien que no encaja en el verdadero perfil. La mitad de

sus casos fueron anulados por eso.

—Soy muy consciente de sus defectos —afirma secamente Collins.

—Si falsificó la evidencia de ADN… —Dejé que las palabras se

escaparan.

—Entonces será encerrado —promete Collins.

Confío en él, siempre lo he hecho, no está involucrado en la

política. Es de la vieja escuela del FBI, del tipo que se unió al FBI

en la búsqueda de la verdad y la justicia.

—Así que trabajo en el caso de forma paralela, llevándolo a través

de mi equipo. Sigo siendo su jefe. Cualquier reacción recaerá sobre

mí, ¿entendido? No quiero que sus carreras se vean amenazadas

por nada de esto.

—Mientras lo hace, organizaré una reunión del comité para ver si

puedo anular esta absurda decisión. Puede que me lleve una

semana o más, pero te lo quitaré de encima si es posible —ofrece.

—Dime que esto caerá sobre mí y no en mi equipo —repito,

mirándolo fijamente.

—Como quieras —dice en un suspiro—. Esperemos que nunca

llegue a eso.

—Él nos va a exigir que vayamos a Delaney Grove en un día o dos

—sigo—. Querrá adelantarse al final del juego sin importar el hecho


de que los asesinatos parecen estar rodeándonos ahora mismo en

lugar de la ciudad en cuestión. Podría funcionar a nuestro favor,

porque finalmente podríamos obtener algunas respuestas sobre lo

que pasó allí.

Miro hacia arriba, viendo a través de mi ventana como Johnson

camina hacia el centro de la habitación, tocando mi maldito tablero

y borrando la información crucial del perfil.

—Odio a ese hijo de puta —digo en voz baja.

Collins se gira, soplando un aliento frustrado. —¿No lo hacemos

todos?

Salgo, escuchando lo que Johnson está instruyendo a la mitad de

mi equipo. Elise y Lisa no están aquí todavía, pero los ojos de

Donny se encuentran con los míos, como si se diera cuenta de lo

jodido que es esto.

—Iremos a Delaney Grove en dos días, hagan una maleta. He

llamado al alguacil y nos ha invitado a entrar para ayudarle con

esto —dice Johnson.

—Qué gracioso —se burla Craig—. Quería actuar como si nada

estaba mal cuando hablamos con él.

Johnson mira a Craig. —Sólo preocúpate de sonreír para las

cámaras y déjanos el verdadero trabajo a nosotros.

El tic de la mandíbula de Craig mientras me mira fijamente. Le

sonrío, haciéndole saber que no estoy haciendo nada y él restringe

su propia sonrisa a cambio.

—Tienes un sádico —dice Johnson de forma previsible—. Este

sádico tiene como objetivo a los machos alfa.


Donny se da la vuelta, probablemente ahogándose en lo inexacto de

ese perfil. Nadie discute. Todo el mundo ha oído hablar de la

reputación de Johnson. No es una persona que trabaja en equipo,

escucha o incluso se ajusta. Es un imbécil dominante que cree que

su palabra es la ley.

Un verdadero narcisista.

—Kyle Davenport ha sido puesto en custodia protectora por la

policía local —continúa, diciendo finalmente algo que me

sorprende.

—¿Quién es ese? —Donny pregunta.

Hadley baja a su asiento, pareciendo demasiado tranquila para

ella.

—Es el hijo del alguacil. He reducido la victimología y él, junto con

un par de otros, encaja en el perfil. Pero es más alfa que los otros,

así que creemos que es el próximo objetivo.

Donny se pone de mi lado mientras Johnson comienza a lanzar sus

propias alabanzas sobre cuántos sádicos ha atrapado y lo fácil que

es atraparlos cuando tienen un tipo de víctima específico.

—Esto es mierda —gruñe—. No hay manera que haya reducido la

victimología a una maldita posibilidad con lo poco que hemos

tenido para continuar.

Me froto la barbilla, mirando al frente. —A menos que sepa lo que

pasó hace diez años.

Me murmura al oído. —Entonces sabría que es un asesino por

venganza y no un sádico.


Asiento con la cabeza. —Pero si jodes algo lo suficiente mal, qué

haces que el mismo director te inserte en la investigación actual, lo

último que querrías hacer es un perfil de un asesino en venganza.

Sus ojos se abren y luego se estrechan en el siguiente segundo.

—Ese hijo de puta realmente sabe lo que pasó. Podría ser

despedido y posiblemente hasta cumplir condena por impedir una

investigación como esta.

—Soy consciente —le digo—. Por eso estoy escuchando todo lo que

dice. Estoy construyendo mi propio caso del subcomité. Por ahora,

trabaja en nuestro caso; soy tu jefe, él no lo es. Sigue mis órdenes y

no las suyas y cuando llegue el momento, recaerá sobre mí si esto

se va a pique.

—No podría importarme menos si me despiden por este hijo de

puta, Logan. No te enfrentes a él solo. Tiene demasiados amigos de

alto rango.

—Sí, pero prefiero lidiar con la evidencia —le digo, apretándole el

hombro en mí camino de regreso a mi oficina.

Me siento por unos momentos antes de que Hadley entre.

—Deberías traer a Lana a Delaney Grove con nosotros —dice sin

emoción.

Mis cejas se elevan hasta la línea del cabello. —¿Qué? ¿Por qué

diablos haría eso?

—Bueno uno; por primera vez, nos iremos por un buen tiempo si

este tipo no está más cerca de su final. Y dos, Lana sigue luchando

por estar sola por la noche. Me lo dijo —dice encogiéndose de

hombros.


Me pongo tenso. Lana no me ha dicho nada de eso.

—¿Por qué no me lo ha dicho?

Se encoge de hombros, tomando asiento. —Ella es dura. No quiere

que sepas que está luchando, porque has estado orgulloso de lo

dura que es.

Gimo, pasando una mano por mi cabello. Por supuesto que está

luchando. Un hombre entró en su casa e intentó matarla. Nos

hemos estado quedando en un hotel desde que ocurrió.

—Ella debería quedarse con un amigo. Es demasiado peligroso

llevarla a Delaney Grove. Por no mencionar, que va contra las

reglas.

—Estaría de acuerdo con todo eso, pero estamos buscando un

asesino por venganza, aunque ese imbécil de ahí fuera diga lo

contrario. Sabes que un asesino por venganza no tiene como

objetivo a alguien a menos que se interponga en el camino. Ella

estará a salvo. En cuanto a las reglas, el FBI no tiene nada que

decir sobre dónde van o no van los civiles. Es un país libre,

después de todo.

Sus labios se mueven con diversión.

—Y se enojaría mucho si la trajeras y usaras esa frase —agrega.

Llevar a Lana a un pueblo donde un asesino en serie planea

aparecer eventualmente... es insanamente irresponsable y

peligroso.

—Por favor, Logan. Definitivamente podría soportar estar cerca de

la gente y tú eres todo lo que tiene.


Maldiciendo, me paso una mano por el cabello.

—Si el sospechoso cree que nos estamos acercando demasiado,

podría apuntar a ella para llegar a mí. Es demasiado arriesgado.

—Sabes que eso es una mierda —ella dispara inmediatamente—. Si

este tipo quiere ir por ti, irá por ti. No tiene miedo ni es un cobarde

como Plemmons que se aprovechó de los débiles. No es un sádico

sexual con interés en las morenas bonitas. No estás pensando con

lógica.

La miro como si hubiera perdido la maldita cabeza. —¿No estoy

pensando lógicamente? —pregunto incrédulo—. Me estás pidiendo

que lleve a una civil no entrenada al campo después de haber sido

recientemente atacada una vez ya por mi trabajo.

Se inclina hacia adelante, con determinación en sus ojos. —Lana se

salvó de Plemmons, me salvó a mí. No la llevarás al campo; estará

encerrada en un lugar agradable y seguro en cualquier lugar en el

que vayamos a estar. No hay hoteles en Delaney Grove, así que

estoy a punto de hablar con Craig para saber exactamente dónde

estaremos metidos.

Como si fuera una señal, llaman a la puerta y Craig entra antes de

que pueda invitarlo.

—Oye ¿te importaría explicarme qué mierda está pasando? —Craig

pregunta mientras entra y cierra la puerta.

—Actualmente le estoy diciendo que se traiga a Lana porque no se

siente segura estando sola, incluso odia viajar ahora mismo porque

se siente expuesta. Hablé con ella —informa Hadley rápidamente.


Sus cejas suben. —Es completamente comprensible después de lo

que sufrió. Ella debería venir.

Hadley me mira como un niño que acaba de ganar la discusión

sobre quién se queda con los dulces. —¿Tú también? Te das cuenta

de lo peligroso que puede ser.

Él bate su mano. —Un asesino por venganza que ha tenido como

objetivo a hombres fuertes y en forma no va tras una mujer

indefensa. Si quiere a alguien de nuestro equipo, vendrá

directamente tras nosotros. No tiene miedo.

—Exactamente lo que dije —Hadley se regodea.

—Ninguno de los dos son perfiladores —señalo.

—Por eso no deberíamos ser mucho mejores que tú en esto —dice

Hadley en un largo suspiro, burlándose de mí con sus ojos.

—¿Por qué es esto tan importante para ti? Primero no confías en

ella ¿y ahora la quieres con nosotros?

Sus labios están tensos. —Las cosas cambian. Las opiniones

también. Luego las cosas cambian muy rápido cuando la mierda se

pone en el ventilador y de repente el SSA Prick Meister entra y toma

el control como si tratara de ocultar algo.

—¿Qué significa eso? —me quejo.

—Lana estará más segura con nosotros que sola en este momento

—me dice Craig, los dos de acuerdo.

Donny entra y yo le miró fijamente mientras cierra la puerta.


—No estoy seguro de lo que está pasando, pero tenemos que

averiguar nuestro próximo paso y pronto. Está al teléfono con el

alguacil ahora, pero en lugar de entregar el perfil, cerró la puerta y

dijo que era un asunto privado.

Él mira entre nosotros tres.

—¿Qué? —pregunta, confundido por la tensión.

—Creen que Lana debería venir con nosotros, porque no se siente

segura sola en este momento.

—Eso es muy comprensible. Deberías traerla. No es que ella esté en

peligro, considerando que él vendría directamente por uno de

nosotros si pensara que estamos en su camino —dice Donny,

provocando que Craig y Hadley me sonrieran victoriosos.

—Jodidamente increíble.

—Además —Donny continúa, ignorando mi comentario —eso hará

enojar al Capitán Douchewad algo feroz.


Capítulo 11

Si nos pinchas, ¿no sangramos? Si nos haces cosquillas, ¿no nos

reímos? Si nos envenenas, ¿no morimos? Y si nos haces daño,

¿no nos vengaremos?

—William Shakespeare

LANA

Shakespeare fue uno de los pocos filósofos que creía en la

venganza. Por otra parte, era un romántico. Los románticos

siempre creen en la venganza, porque los románticos aman más,

sufren la pérdida más dolorosamente, y se aferran a un rencor que

ha destrozado sus corazones. Sus corazones son de mayor

importancia, sobre todo en cuerpo, alma o mente.

Mi cuerpo se fortaleció y mi mente se volvió calculadora cuando

perdí mi alma para vengar mi corazón.

Supongo que eso me hace una romántica.

Estoy en medio de un mensaje de texto a Jake, que también es un

romántico, cuando llaman a la puerta, interrumpiéndome.

Logan no llamaría a la puerta.

Afortunadamente, voy hacia la mirilla y veo a una pelirroja muy

distinguida de espaldas.


Abro la puerta, preguntándome qué ha venido a decir esta vez pero

cuando se da la vuelta, hay lágrimas en sus ojos.

Pasa a mi lado, con un peso sobre sus hombros.

El peso de mi secreto parece que le está pesando demasiado. Joder.

Estoy muy cerca ahora.

En silencio, cierro la puerta y ella se sienta en la cama, mientras yo

me apoyo en la puerta.

—Sesenta y nueve fotos y setenta clavos —dice, confundiéndome

por un breve segundo—. Algo me dice que no eres de las que

cuentan mal.

Dándome cuenta de lo que quiere decir, me siento en la esquina.

—¿Esto es por Ferguson?

—Finalmente tuve el coraje de mirar el archivo hoy. Me levanté

temprano para ir a verlo y luego pasaron algunas cosas de las que

tenemos que hablar. El punto es que había setenta clavos y sesenta

y nueve fotos. ¿Qué hiciste con la otra foto, Lana?

Mis labios se tensan. Sabe que fue su foto la que tomé. No sé cómo

va a reaccionar ahora.

—La quemé.

—¿Por qué? —pregunta sin nada de emoción.

—Porque la mente es una cosa frágil. Tus amigos la habrían visto;

tú también la habrías visto. Habría sido algo que te rompería.

Escuchar que existió no es tan crítico como verse a sí mismo como


esa niña que fue expuesta y vulnerada, entonces saber que la

prueba existió todo el tiempo. Escucharla se procesa de forma

diferente a verla. La mente es más delicada con la vista que con el

sonido. No quería que eso te rompiera. No quería que ganara desde

la tumba. Así que la quemé.

Ella enjuga las pocas lágrimas que han logrado filtrarse por su

rostro.

—Estoy contigo —dice en voz baja—. Cualquier cosa que necesites,

estoy contigo.

Eso... me confunde aún más.

—¿Por qué?

—Porque un psicópata no se preocuparía por alguien que, según mi

propia admisión, ha hecho sus planes mucho más difíciles. Tú

muestras una compasión genuina. Es un conflicto obvio con una

personalidad psicópata.

—Tengo tendencias psicopáticas, pero no soy una psicópata —digo

en un suspiro—. Ya te lo he dicho.

—Sí, pero no lo creí hasta que vi sesenta y nueve fotos y setenta

clavos. Ahora tienes mi confianza en que eres realmente alguien

que está vengando sólo la injusticia y si alguien puede identificarse

con la necesidad de matar a los demonios del mundo que no

morirán de otra manera, soy yo.

Soplo un aliento de cansancio, sin darme cuenta hasta este

momento de lo mucho que su indecisión me ha estado

presionando.


La tregua ha sido hecha en su lugar, ya no amenaza con ser el

desenlace de todo esto.

—Entonces el agente especial Miller Johnson aparece hoy, como si

necesitara más de una señal.

Sólo su nombre tiene mi espalda rígida y ella lo nota.

—Lo encubrió ¿no? —pregunta, descifrando mi reacción demasiado

bien.

—Hizo más que cubrirlo.

—¿Qué más no me has dicho?

—Te dije todo lo que pasó antes, no te dije nada de lo que pasó

después, tendrás que descubrirlo con el resto de tu equipo.

—¿Por qué? ¿Por qué no les cuentas la historia en una nota o algo

así?

Me inclino hacia adelante. —La mente es una cosa frágil y delicada

—repito—. Escucharla de una carta o de un asesino tiene menos

impacto que escucharla de alguien que ha estado muriendo por

dentro por guardar el secreto. Varias personas conocen la historia,

Hadley. Encuentren a alguien para que la cuente. Sin mencionar

que necesito que esa ciudad se sienta embrujada. Cuanto más

tiempo tarde en contarse la historia, más preguntas harán tú y tu

equipo y más gente empezará a temblar de miedo.

—Quieres ese miedo —afirma, estudiándome.

—No puedo matarlos a todos —digo encogiéndome de hombros—.

Pero aterrorizarlos les recordará que nunca más guarden silencio

cuando los inocentes pidan ayuda a gritos.


Ella asiente con la cabeza una vez, tratando de no mostrar lo

incómoda que le hace ese pensamiento. Cambiará de opinión

cuando finalmente lleguen a Delaney Grove.

—Convencí a Logan para que te pidiera que vinieras a Delaney

Grove con nosotros —dice, sorprendiéndome.

—¿Qué?

—No puedes andar caminando por un pueblo y no ser notada por

nuestro equipo. Tu rostro estuvo en todas las noticias después del

ataque con el Boogeymam. La gente te reconocerá y será

sospechoso si estás en la ciudad y no estás con él.

Había pensado en eso, pero iba aparecer y sorprender a Logan.

—Él saldrá mucho, trabajando en el caso. Aparentemente nos

estamos quedando en unas de las cabañas que el alguacil alquila.

Mi estómago se retuerce. —Esas cabañas están en las afueras de la

ciudad, justo en el bosque. Si cree que están demasiado cerca de

descubrir todo lo que hicieron, vendrá por uno de ustedes e

intentará culparme a mí. Bueno, al otro yo —le digo.

—Somos más inteligentes que eso. Sabremos si es la Cazadora

Escarlata y nadie de nuestro equipo morirá. Me aseguraré de ello

de alguna manera, aunque tenga que piratear las cámaras de la

ciudad y vigilar continuamente, viviendo de café para estar

despierta.

—No hay ninguna cámara.

Ella sacude la cabeza. —Tiene que haber algo.


—Tienes razón, hay algunas. Todas miran hacia los

estacionamientos y hacia el interior de las tiendas. No hay cámaras

en ningún otro lugar. Las calles tienen una visibilidad nula desde

esos pocos ángulos de cámara. Confía en mí. He estudiado esta

ciudad desde que decidí lo que tenía que hacer.

Ella parpadea.

—¿Por qué no hay cámaras?

—Porque la mente es una cosa frágil —digo una vez más—. Es más

fácil fingir que las palabras que escuchas son sólo rumores o

mentiras. No es tan fácil ignorar algo que puedes ver y el alguacil

tiene muchas cosas que no quiere que nadie vea.

Libera un aliento tembloroso.

—¿Fue el alguacil el hombre que mató a esas mujeres? ¿Las que le

tendieron una trampa a tu padre? —me pregunta y mi estómago se

cae.

Antes de que pueda responder, Logan entra, haciendo una pausa

cuando nos ve. —¿Ya se lo has dicho? —pregunta, estrechando los

ojos en Hadley.

A diferencia de la última vez que estuvimos en esta situación,

Hadley no se convierte en una tonta balbuciente. Ella le muestra

una sonrisa burlona. —Tal vez.

Logan pone los ojos en blanco, luego me mira a mí y su mirada se

suaviza.

—Voy de camino a ocuparme de algunas cuantas cosas, pero ¿te

parece bien venir? Tendrías que quedarte en la cabaña por la


noche. Te sentirás más como una prisionera, pero podré ir a verte

más.

¿Por qué parece que está tan preocupado por mí?

Le echo una mirada a Hadley, pero ella parpadea inocentemente

hacia mí. Mi atención regresa a Logan.

—Prefiero estar contigo que estar aquí sin ti, podrían estar fuera

por un tiempo, o eso dice Hadley.

Él asiente con gravedad y yo me paro cuando empieza a caminar

hacia mí. Tan pronto como me alcanza me abraza, como si sintiera

que necesito consuelo. Lo abrazo de vuelta, viendo por encima de

su bíceps a Hadley sonriéndome.

¿Qué es lo que pasa?

—Deberías haberme dicho que no te gustaba estar sola en este

momento. Pero aun así vas a estar sola allí también. No sé

realmente qué hacer —dice, sonando verdaderamente culpable y

agotado.

Miro fijamente a Hadley, que se limita a mirarme.

—Estaré bien —le aseguro, abrazándolo más fuerte, planeando las

formas en que le voy a ser daño a Hadley—. Te lo prometo.

Se echa hacia atrás, levantando mi barbilla para poder ver mis

ojos. Siento que estoy jugando con él y odio eso.

—Haz las maletas. Nos vamos mañana.

—¿Mañana? —Hadley pregunta mientras mis ojos se abren—.

Pensé que teníamos unos días.


—El agente Johnson decidió que debíamos irnos antes de que

hablara con el alguacil. Tal vez obtengamos algunas respuestas

cuando lleguemos allí —le dice Logan—. Ve a hacer las maletas.

Danos un minuto.

Hadley se baja de la cama y trato de no maldecir el día en que ella

inventó este cuento. ¿Cómo voy a escaparme y matar a dos

personas más antes de volver al pueblo?

Todavía no han encontrado a Kevin o Anthony.

Supongo que tendré que elegir a uno y dejar al otro para otro día.

Morgan era peor que Jason. Jason morirá cuando llegue el

momento sólo que no en el orden que planeé.

—Si nos vamos mañana, debería ir a buscar algunas cosas de mi

casa que necesito, también necesito hablar con mi socio y poner en

orden algunas cosas de negocios. Debería volver esta noche

—digo, dejando que me abrace más cerca.

—Realmente deberías haberme dicho que lo estabas pasando mal y

yo debería haberme dado cuenta. Soy un perfilador, por el amor de

Dios. Es mi trabajo ver cosas como esas.

Voy a matar a Hadley. No, no literalmente. Bueno, tal vez un poco.

Lo abrazo más de cerca, besando su pecho a través de su camisa.

Huele tan condenadamente bien.

Su pelo rubio siempre está despeinado estos días, sobre todo por la

forma en que pasa su mano por el cuando está frustrado. Es una

manía que he notado en él.


—Logan, estoy bien. De verdad lo estoy —digo, calmando su culpa.

Sin importar sus intenciones, Hadley no tenía derecho a hacerlo

sentir culpable y eso me molesta mucho.

Pasa sus labios por mi frente y yo me apoyo en él, empapándome

de ese calor que parece irradiar. Siempre se siente como si

compartiera su alma con la mía, ayudándome a recuperarla,

siempre que me abraza así.

Hizo lo que nadie más ha podido hacer en diez años: hizo que

empezara a curarme.

Moriré antes de dejar que le pase algo y no lo dejaré solo en ese

pueblo, sin protección contra peligros que él no sabe que existen.

Aún no ha visto la depravación y no lo creerá. Todavía no. No hasta

que llegue al punto de estar desesperado por respuestas.

Cuando él averigüé más, es entonces cuando le dará un golpe de

gracia en lugar de un simple golpe en el estómago.

—Realmente tengo que volver, pero empaca. Probablemente volveré

tarde, pero llámame si me necesitas y estaré aquí tan rápido como

pueda —dice en voz baja.

Le doy un beso para callarlo, dejándole ver lo bien que me hace

sentir. Lo beso por muchas razones, todas ellas enredadas

alrededor de una simple e inocua palabra de cuatro letras que tiene

más poder del que jamás imaginé.

Ahora sé por qué mi padre nunca pudo seguir adelante después de

la muerte de mi madre.

Era un romántico.


Y un verdadero romántico nunca se recuperaría de la pérdida de su

amor.

Las manos de Logan se deslizan hasta mi culo, pero antes de que

podamos poner las cosas en marcha, suena su teléfono. Gruñendo,

mira a la pantalla y pone los ojos en blanco.

—Una razón más para odiar a este hijo de puta —dice,

confundiéndome antes de que saque su teléfono y responda—.

Agente Especial Johnson, ¿ya me extraña?

Obligo a mi cuerpo a no tensarse al oír ese nombre. Me obligo a

mantener mi cara oculta para ocultar cualquier microexpresión que

pueda delatarme. Continúo besando su pecho y su mano libre

acaricia mi espalda afectuosamente, un gesto ausente de

pensamiento y lleno de sentimiento. Se ha vuelto natural para él

tocarme y abrazarme, para consolarme incluso cuando no lo

necesito. Nunca pensé que tendría esa facilidad con nadie. Nunca

pensé que alguien como él existiera.

—Lo que hago no te concierne, SSA Johnson —dice Logan con una

sonrisa pegada en sus labios—. No olvides que ya no eres mi jefe.

Mi estómago se tensa, pero luego recuerdo que sólo lleva siete años

en el FBI. No estaba involucrado.

Me relajo de nuevo.

—Te avisaré cuando vuelva a entrar. Soy unos cinco centímetros

más alto que tú con el pelo rubio y escandaloso. Soy difícil de no

notar.

Me sonrío en el pecho, sin dejar que lo vea. Me encanta que no sea

una oveja mansa como los otros.


Aunque todavía escucho a alguien hablando, cuelga el teléfono y yo

sigo ocultando mi sonrisa. Los brazos de Logan vuelven a

abrazarme y me sostiene por un momento más.

—¿Puedo preguntarte algo? —dice en voz baja.

—Sí.

—¿Por qué nunca hablas de tu pasado? Sigo esperando que te

abras, pero me preocupa que me dejes fuera si lo dejo pasar.

Mi sangre se enfría en mis venas. —Ahora no. No hoy. No así —digo

roncamente—. Pero un día, puedo prometerte que lo sabrás todo.

Y espero, contra viento y marea, que me siga amando cuando lo

haga.

Él me aprieta más, e ignoro la punzada en mi pecho.

—Necesito volver. Uno de los chicos puede matar a Johnson si no

llego a interferir.

Me doy cuenta que debo hacer preguntas, parecer como si no

supiera nada y parecer curiosa y todo eso. —¿Johnson? —le sonrío,

haciéndome la tímida mientras él suspira y se aleja.

Me besa rápidamente, con cuidado de no profundizar, sabiendo que

se intensificará rápidamente si lo hace. Mientras camina de vuelta

hacia la puerta, dice: —Una larga y jodida historia. Puede que

finalmente tenga más tiempo para pasar contigo cuando este caso

termine.

—¿Qué significa eso? —pregunto, genuinamente confundida.


Se da la vuelta y me da una sonrisa sombría. —Ir en contra de

Johnson para evitar que encubra algo probablemente me costará

mi carrera.

Con eso, desaparece por la puerta, dejando ese suspenso atrás

cómo si estuviera bien hacerlo.

Tengo que matar a alguien mucho más rápido de lo que pensaba,

así que me apresuro a cambiarme, me pongo un par de tenis que

pronto reemplazaré con mis botas grandes, si es necesario.

Bajo a la habitación de Hadley y golpeo la puerta y ella la abre,

sonriéndome.

—¿Qué le dijiste a Logan? —siseo, entrando en su habitación.

—Que estabas luchando con todo el trauma de Boogeyman. Era la

forma más fácil de conseguir que te pidiera que vinieras.

La miro fijamente. —No lo estoy pasando mal.

—Sí y una chica normal lo estaría. Demonios, todavía tengo miedo

de ir a casa y dormir en mi cama y ni siquiera fue mi casa la que

irrumpió. Todavía me siento vulnerable.

—Ahora se siente culpable. No he fingido un trauma porque no

quiero que se sienta culpable, prefiero soportar las sospechas que

lastimarlo haciéndolo sentir culpable con una mentira innecesaria.

Su sonrisa cae. —No quise hacer eso —dice seria—. Mierda.

Rodando mis hombros hacia atrás, compruebo la hora en mi

teléfono. —Tengo algo que hacer y cuando vuelva, me explicarás

por qué la carrera de Logan puede estar en peligro.


Sus labios se convierten en una fina línea, lo que significa que ella

sabe.

Decido que matar a Morgan puede esperar unos minutos más.

—¿Qué?

—Miller Johnson es el Padrino de la unidad. Esa clase de infamia le

ha dado un poco de privilegio extra con algunas cosas. No lo

despedirían cuando la cagara tanto, pero lo trasladarían a otro

departamento. El director está pasando por alto toneladas de

protocolos para que continúe encubriendo lo que pasó en su

ciudad. Pero si Logan no juega, se enfrentará a un montón de

oficiales de alto rango que destruirán su carrera en el FBI.

Siempre he odiado la corrupción. Por eso empecé este viaje. Nadie

haría nada.

Nadie más que yo.

—No puedes ir matando a todos los miembros del FBI que irían

contra él —Hadley señala inmediatamente después de estudiar mi

cara.

No veo por qué no.

—Claro que no puedo —digo patéticamente.

Empiezo a salir, pero ella me agarra del codo. Mis ojos caen en su

mano y ella me libera inmediatamente, parte de su miedo a mí

sigue presente.

Mis ojos se encuentran con los suyos. —¿Qué pasará cuando todo

esto termine? —pregunta tímidamente.


—En un mundo perfecto, Logan nunca conocerá este lado de mí.

En un mundo más perfecto, Logan descubre la verdad pero

entiende todo esto, a pesar de que su brújula moral no está torcida

como la mía. Pero en realidad, él puede ser el que me encierre,

porque yo nunca le haría daño, Hadley.

Sus ojos siguen buscando en los míos, como si estuviera buscando

algo en particular.

—La investigación muestra que casi todos los seriales de venganza

mueren al final de su venganza, Lana. Normalmente se suicidan

por la policía, o son derribados por la policía para salvar vidas,

porque la venganza es lo único en lo que se centran.

—Estoy al tanto de las estadísticas —le digo, manteniendo mi tono

y expresión desprovistos de toda emoción.

—No te atrevas a hacer que él sea el que tenga que hacerlo si ese es

tu final. ¿Me oyes? Lo haré yo misma antes de hacerle vivir con eso

—advierte, recordándome de qué lado de la ley está acostumbrada

a estar.

—Me suicidaría antes de obligarle a hacerlo —digo en un tono

áspero que no puedo ocultar.

Se aclara la garganta.

—¿Pero ese no es tu objetivo? ¿Morir e inmortalizar tu mensaje?

Sacudo la cabeza lentamente, sin estar segura de lo que debo decir.

Ella se relaja visiblemente.


—Deberías saber algo antes de entrar en los pozos del infierno —

digo, con respecto a ella, viendo como sus lealtades realmente

cambian hacia mí.

—¿Qué?

—¿El alguacil? Es el dueño de todo en el condado. ¿Quieres cable?

Sólo puedes conseguirlo del proveedor local de su negocio. ¿Quieres

internet? Es dueño del único proveedor local y ningún "extranjero"

puede hacer negocios allí. Se pone feo cuando lo intentan. ¿Quieres

agua? Es su reserva la que la provee no la de la ciudad tampoco del

condado. ¿Quieres comida? Es dueño de todas las tiendas de

comestibles del condado. ¿Quieres gasolina? Bueno, ya te haces

una idea. También es dueño de los hospitales del condado. De ahí

la razón por la que mi hermano nos sacó de ese condado, sabiendo

que moriríamos si tardábamos mucho, o moriríamos si nos

quedábamos en el condado de Delaney. El condado se llama así por

Delaney Grove. Lo cambió el día que asumió el cargo, pasó por

todos los canales apropiados para hacerlo oficial.

—¿Así que estás diciendo que tiene el monopolio de básicamente

todo menos el aire y nadie lo ha detenido? —pregunta incrédula.

—Digo que también tiene amigos en el poder y que hace que esos

amigos ganen mucho dinero. No es sólo Delaney, Hadley. Sólo

conozco a éste personalmente. Tiene sus manos en cada pequeña

olla que hay. Es su jefe y su alguacil. Para ellos, es intocable. No

encontrarás a muchos que se vuelvan contra él por eso.

Especialmente porque se jacta de la justicia para cubrir sus

pecados.

—¿Por qué Delaney? —pregunta ella, confundida.

—Sus antepasados fueron los colonos originales de allí. Su apellido

podría ser Cannon, pero venía de los originales más influyentes que


había y él usa eso a su favor, quiere recordar a todos cuán

profundas son sus raíces cuando se enfrentan a él. ¿Y Kyle? Kyle es

el monstruo que creó a su imagen.

Parece pensativa por un momento. —¿Por qué el apellido de Kyle es

Davenport en lugar de Cannon?

Pienso en decírselo. —Porque el alguacil nunca le daría a Kyle su

nombre ni siquiera su hijo era lo suficientemente bueno. Sólo una

persona lo era.

—¿Quién? —pregunta mientras me giro, dirigiéndome hacia la

puerta.

—Una chica —digo, mirando hacia atrás mientras mis pies se

detienen—. Su hija, ella es la razón por la que mi padre fue

condenado.

—¿Por qué?

—Tendrá que verlo, Agente Hadley.

Me doy la vuelta de nuevo y finalmente me voy mientras ella exhala

un aliento frustrado.

—¿Adónde vas? —me pregunta mientras abro la puerta de un tirón.

—A comprar un poco de lubricante.

—Demasiada información —refunfuña cuando salgo.


Capítulo 12

Aunque sea pequeña, es feroz.

—William Shakespeare

LANA

Miro fijamente mi futuro, sabiendo lo sombrío que es. Y me

preocupo. Me preocupo por mis hijos. ¿Qué les pasará a ellos? Ya

han perdido a su madre y ahora los pecados de otro han aterrizado

en mi regazo, destruyendo lo que queda de nuestra familia con

todas las oscuras mentiras e insinuaciones.

Se convertirán en marginados. Me temo que mi nombre les hará

daño. Mi hija es feroz, constantemente luchando por mí. Mi hijo es

frágil ahora mismo, apenas se mantiene unido.

Lo que más me preocupa es Victoria. Mi hijo estará afligido, pero se

recuperará. Mi hija nunca dejará de luchar por mí. Eso podría

ponerla en peligro. Es obvio que se supone que debo asumir la culpa

de esto; sólo que no entiendo por qué.

¿Por qué está sucediendo todo esto? ¿Por qué nos está pasando esto

a nosotros? ¿No hemos sufrido suficiente?

Si pudiera acabar con mi vida y evitarles el resto de esta prueba, lo

haría.


Pero si lo hago, entonces les enseñaré a rendirse. Estoy sentando un

precedente que mi esposa nunca aprobaría.

Así que lucharé. Rezaré. Y esperaré contra toda esperanza que la

verdad prevalezca.

Por el bien de mis hijos, lucharé.

Guardo el diario, deslizándolo en mi bolso justo cuando el sol se

pone. Cada vez que necesito un recordatorio de por qué es

importante luchar, siempre leo el diario de un hombre que no tuvo

más remedio que luchar. Luchar por sus hijos.

Luchar por nosotros.

—Lana, ¿estás ahí? —Jake pregunta molesto, mientras me meto el

teléfono entre el hombro y la mejilla.

—Todavía aquí —le digo.

—No me gusta esto. Ni siquiera he instalado cámaras en la casa de

Morgan y él da una clase de MMA 7 , joder. Vas a entrar a ciegas con

un tipo que sabe pelear.

—Todos saben pelear —digo sin cuidado.

—No como él. Tú lo sabes, te estás precipitando, te estás volviendo

demasiado valiente. Has llegado al punto en que te crees

indestructible. Ya hemos hablado de esto. Acordamos que me

dejarías retroceder un poco si empezabas a desarrollar ese

complejo.

7 MMA: Artes Marciales Mixtas por sus siglas en inglés (Mixed martial arts)


Está frustrado y lo entiendo. En el momento en que me enamoré de

Logan, todos nuestros planes se volvieron cinco veces más

complicados y siete veces más jodidos. Por no mencionar lo

apurado y descuidado.

—Tengo que estar allí mañana, Morgan tiene que morir esta noche.

No dejaré a dos para que se escapen una vez que escuchen lo que

le he hecho a ese pueblo. Será difícil matarlos después. Bueno,

difícil matar a ambos y no tener la atención inmediata del FBI.

—Maldita sea, Lana. Deja que yo me encargue.

—No —digo inmediatamente—. La Cazadora Escarlata, como la

llamaste, no puede estar en dos lugares a la vez, o sabrán que

tengo un compañero. Arruinará todo el asunto. Ese pueblo me

llamó una vez el engendro del diablo y lo decían en serio Jake. Ellos

realmente creen eso. Creerán en espíritus y demonios que volverán

a cosechar sus almas cuando yo haya terminado. No puedo

asustarlos sin tu conformidad.

Él maldice, gimiendo. —Bien. Joder. Bien. Estaré allí en veinte

minutos. Deja tu teléfono encendido. Si te metes en problemas, lo

oiré y entraré, armado.

—Puedo con él —le prometo.

—Te has vuelto demasiado arrogante.

—Has perdido demasiada fe en mí —digo con una sonrisa.


Capítulo 13

Sin ley son aquellos que hacen de sus testamentos su ley.

—William Shakespeare

LOGAN

—¿Qué hay más allá de estos bosques? —le pregunto al alguacil

mientras trata de ignorarme descaradamente.

Mide por lo menos 1,80 metros, casi igual que yo en altura. Parece

que pasa más tiempo en el gimnasio que cualquier otro alguacil del

condado que haya visto. Sus ayudantes activos son más

abundantes que los alguaciles de pueblos pequeños que he visto en

el pasado.

Un ayuntamiento/departamento del alguacil es lo suficientemente

grande para albergar a todos los diputados también y parece que

Delaney Grove es su sede central, por así decirlo. El departamento

de policía tiene cinco oficiales por su cuenta, pero el condado...

Muchos más.

¿Veintitrés uniformados? ¿Quién necesita tantos en un condado

tan pequeño?

—Hice una pregunta —digo con autoridad, mirando al hombre de

pelo pigmentado y ojos muertos.


Debí haber venido antes. Habría visto más de lo que esperaba. Ya

veo demasiado de lo qué Leonard y Elise se perdieron en su visita

aquí.

—Cuatro o cinco cabañas de cazadores y un montón de vida salvaje

con la que usted o sus chicos de la ciudad no quieren meterse —

dice en breve, con un tono lleno de condescendencia.

Se vuelve hacia Johnson antes de mirar a un uniformado.

—Muéstrale a esta gente el lugar. Voy a ir con el agente Johnson de

vuelta al fuerte.

—¿El fuerte? —Elise pregunta.

—Es como llama a nuestro ayuntamiento —dice uno de los

uniformados, sonriéndole como si él fuera su tipo.

Ella le echa una mirada a Craig cuando se ríe.

Estoy feliz de quitarnos de encima al sheriff y a Johnson, así que

no me opongo a que nos dejen atrás.

—Vaya —murmura Elise al uniformado que todavía le está

sonriendo. El chico prácticamente tiene corazones en sus ojos—.

En serio no tienen mujeres aquí, ¿verdad? —añade.

—No con uniforme, señora —le dice el chico, siguiéndonos mientras

vamos a mirar en el bosque.

Una cabaña de cazador sería ideal para nuestro asesino. Podría ir y

venir sin estar a la vista. —Las mujeres que trabajan en uniforme

sólo están en el despacho y son sólo dos, Tonya y Tasha, aunque

tienen una oficina diferente.


Al menos Elise puede obtener alguna información de su nuevo

admirador.

Se supone que Hadley traerá a Lana con ella cuando llegue. Hadley

no pudo salir a primera hora de la mañana porque hubo un

asesinato relacionado con Delaney Grove anoche. Dos pueblos más

allá. Aunque nadie aquí ha querido hablar de la muerte de Morgan

Jones.

De hecho, nadie quiere hablar de ninguna de las muertes o de la

gente que murió.

Necesitamos indagar en su pasado y entrevistar a su familia, al

igual que tenemos a todas las víctimas, pero el imbécil del SSA lo

está haciendo difícil, ya que se negó a cambiar los planes de venir

aquí hoy. ¿Por qué la prisa?

Y por qué el sospechoso lo mató rápidamente, comparado con los

otros. Definitivamente fue una tortura prenderle fuego y lo más

probable es que fuera castrado... Todavía están intentando

determinar cuándo le cortaron la polla, debido a los restos

chamuscados.

Palabras que nunca pensé que diría.

—Estas son sus cabañas —nos dice el oficial, apoyando las manos

en su cinturón de armas como si fuera Barney Fyffe. Sonriendo

como él también.

—Bien —dice Elise, mirándole—. Ya hemos visto las cabañas.

—Se supone que debo escoltarte mientras se lleva a cabo la reunión

del pueblo y escoltarte a cualquier lugar donde necesites ir en caso

de que necesites algo.


—Vamos a caminar e interrogar un poco a la gente del pueblo —le

dice Elise al acechador.

Sus ojos se abren de par en par y sacude la cabeza con fuerza.

—No puedes hacer eso. El Alguacil Cannon dijo que los mantuviera

aquí y los llevara a donde necesitaran ir, pero no quiere que

nuestra gente se asuste por este oscuro asunto.

¿Un asunto oscuro? ¿Así es en serio como lo está redactando?

—Hay un asesino en serie que tiene como objetivo a tu gente. He

dado una conferencia de prensa a nivel nacional. ¿Cómo es posible

que no lo sepan? —Craig pregunta.

—Mejor aún, ¿por qué no querrías que lo supieran? —Elise le dice.

El uniformado da un paso atrás, sintiéndose acorralado. Es un tipo

pequeño y nervioso.

—El alguacil controla las estaciones de noticias que recibimos.

Tenemos nuestra propia red de radiodifusión si necesitamos que la

gente sepa algo inmediatamente. Interrumpirá su servicio regular

para la transmisión de emergencia.

Me doy la vuelta, mirando a Craig. —Este tipo está dominando

cada aspecto de sus vidas. Es casi como un dictador aquí.

—Y sería una buena opción para un psicópata con tendencias

narcisistas —dice Donny en voz baja, mientras que Elise mantiene

a Barney o como se llame distraído.

El asesino original usó las fallas de este pueblo para su ventaja.


—El alguacil intenta dominarnos actuando como si no tuviéramos

autoridad en su pueblo —continúo.

—¿Qué hacemos? —Craig pregunta.

—Demuestra que somos los que mandamos. Imprime volantes con

la información de nuestro perfil y empieza a repartirlos a todos en

la ciudad. Nos dividiremos en equipos para hacer preguntas.

Craig asiente, entrando en su cabaña donde hemos establecido

nuestro cuartel general temporal, ya que el sheriff nos aseguró que

su casa no tenía el espacio que necesitábamos.

Qué generoso de su parte.

—Es dueño del único lugar en la ciudad que también puedes

alquilar —me dice Donny.

—Es un paso más de dominación total. Necesita tener el control.

—Suena más como un caso extremo de personalidad alfa que como

un psicópata.

—En la superficie —digo distraídamente y luego me vuelvo hacia el

uniformado—. Oficial...

Dejé la frase suspendida, dejando claro que no tengo ni idea de

cuál es su nombre sin importancia. Sin embargo, el tipo sonríe con

una sonrisa inocente y tonta y me da curiosidad.

—Soy el oficial Charles Howser —dice con orgullo, balanceándose

sobre sus talones, completamente inconsciente y sin ofenderse por

la sutil púa.

—¿Cuánto tiempo lleva viviendo aquí o trabajando para el alguacil?


—Lleva aquí seis meses y llevo tres semanas en el cuerpo.

Miro a Donny, que estrecha los ojos. —Nos pone con un nuevo

oficial. ¿Coincidencia? No lo creo.

—Probablemente el más inocente, a juzgar por el abrumador hedor

a corrupción que todos los demás estaban emitiendo. ¿Dónde está

Leonard?

Leonard se pasea como si acabara de oír su nombre, mirándonos.

Se une a nosotros inmediatamente cuando Elise reanuda su papel,

distrayendo al uniformado pero yo interrumpo.

—¿Por qué el alguacil lleva acabo una reunión en el pueblo si está

ocultando el hecho de que un asesino en serie tiene como objetivo

el pueblo?

—Oh, porque nos pasaron cosas raras anoche. Un montón de

puertas al azar fueron encontradas abiertas esta mañana en las

casas, al menos cincuenta o así. Algunos espejos fueron

encontrados desaparecidos, pero eso es todo. Raro, ¿eh? —

pregunta, pero no nos da tiempo para responder—. El alguacil está

llevando a cabo una reunión para averiguar quién lo hizo.

Eso no tiene ningún sentido.

—Es mucho peor ahora que antes —nos dice Leonard en voz

baja—. El alguacil montó un espectáculo cuando llegamos a la

ciudad. Se ha estado escondiendo mucho y ahora se siente en

control por alguna razón, actuando como si también pudiera

controlarnos a nosotros.

—Por el Padrino —afirma Donny, leyendo mi mente.


Me doy la vuelta, interrumpiendo a Elise y al oficial de nuevo.

—Vamos a ir a hacer esas rondas ahora —le digo, coincidiendo

perfectamente con la salida de Craig de la cabaña.

Está sosteniendo una gran pila de volantes y los ojos de Howser se

abren de par en par por el miedo

—Pero el alguacil dijo...

—Cuando el alguacil sea mi jefe, le escucharé, pero no tiene

autoridad sobre nosotros o sobre esta investigación. En este

momento, su inclusión es simplemente una cortesía de mi gente.

Tenemos un rango superior al suyo. ¿Lo entiende?

No lo entiende. Lo puedo decir por su mirada asustada y

confundida.

En lugar de explicar, Craig y yo nos vamos y Elise cojea hasta la

cabaña para instalarse. Donny y Leonard toman la mitad de los

volantes y se van también.

—¿Cuándo llega Lana? —Craig pregunta mientras ignoramos a

Howser pidiéndonos que "por favor dejemos de caminar".

—En dos días, como máximo. Posiblemente antes. Ella no quería

que Hadley tuviera que manejar sola. Lisa debería llegar en

cualquier momento.

—¿Sello de aprobación de Hadley? Nunca pensé que vería el día.

—Es sorprendentemente abrupto, pero parece que las ha unido

después de lo que ambas sufrieron.

—Nada forja un vínculo más rápido que un sádico sexual que casi

las mata a las dos y luego escapa con un golpe de suerte.


Mi estómago se estremece y lo miró fijamente.

—¿Demasiado pronto?

Murmurando algunos nombres en voz baja, le quito la grapadora

de la mano y coloco el folleto en un poste.

Vimos a una mujer saliendo del supermercado, tirando de la mano

de su hijo, e incliné mi cabeza cuando varios otros empezaron a

salir corriendo rápidamente. Algunos incluso se ven asustados

mientras se alejan.

Craig y yo cruzamos la calle, con las manos en las armas, cuando

veo la pared de atrás.

¿Qué mierda?


Está pintado en letras grandes en la pared de atrás, y el tipo detrás

del mostrador está llamando por teléfono.

—¿Qué ha pasado? —pregunto, moviéndome hacia él.

—No lo sé. Apareció de repente. Como si no estuviera ahí y luego sí.

¡Todo el mundo lo vio! —grita.

¿Qué demonios?

Las palabras están secas y voy a tomar una muestra, sacando una

bolsa de pruebas para raspar algunos copos. Necesito a Hadley

aquí ya.

Susurros silban a nuestro alrededor de los pocos que son lo

suficientemente valientes para quedarse.

—Está seco, pero acaba de ser pintado... ¿Conoces algún tipo de

pintura que haga eso?

—Estoy seguro de que hay algo ahí fuera, o alguien lo

suficientemente inteligente que lo podría hacer —le digo, viendo a

la gente entrar en pánico por algunas palabras—. Es él.

—¿Qué? ¿Vino a pintar palabras mágicas? —Craig pregunta

incrédulo.

—Perfilamos este pueblo como religioso pero con una mentalidad

de culto, mira a tu alrededor, todos están aterrorizados por algo tan

pequeño. En DC, esto haría que la gente tomara fotos y pusiera los

ojos en blanco... y eso si se dieran cuenta para empezar. ¿Pero

aquí? Ya los está aterrorizando.

Él evalúa la situación, procesando lo mismo que yo, aunque no es

un perfilador.


—Está jodiendo con sus cabezas.

—Su objetivo final no es sólo el asesinato. Quiere aterrorizar a la

ciudad —digo, sólo elaborando su teoría.

Me sigue, mientras yo camino por la calle, buscando a cualquiera

que se destaque. Pero no veo a nadie. Hasta que esta pintura no

sea analizada, no sabremos cómo lo logró.

Nos detenemos, hablando con la gente, viendo como el miedo les

llega a la cara cuando les hablamos del asesino en serie del que el

alguacil nunca les advirtió. Casi todo el mundo se apresura,

alejándose de nosotros sin querer oír que algo así existe.

Un hombre se aferra a su corazón. —Es verdad entonces —

susurra—. ¿Hay un espíritu oscuro entre nosotros?

Las cejas de Craig suben.

—No. Hay una persona de carne y hueso que quiere vengarse por

algo que le pasó hace diez años a Victoria y Marcus Evans.

El color se le escapa de su cara.

—Hablas de los hijos del diablo —silba, luego se da la vuelta y se

aleja cojeando por la acera como si acabáramos de invitar al mal.

—No sé tú, pero este es el caso más jodido de la historia —dice

Craig con exasperación.

Su teléfono suena, y mira hacia abajo. —Le envié a Leonard una

foto de ese mensaje, y él me envía esto —Frunce el ceño,

sosteniendo su teléfono para que lo vea.


LEONARD: La gente encontró ese mensaje en las

casas con puertas abiertas. Ahora está apareciendo

por toda la ciudad. Lo hemos visto literalmente

aparecer de la nada como si fuera escrito.

—Así que es un maestro de la ciencia, así como un asesino

orgánico. Encantador. Hará que todo el pueblo crea en fantasmas

antes que termine el día —afirma Craig secamente.

—¿Pero por qué un fantasma? —pregunto.

Los gritos surgen de todos lados antes de que podamos pensar en

ello por mucho tiempo y vemos como la gente sale corriendo del

parque, con las manos en alto mientras gritan.

Otra vez estamos corriendo hacia adelante, al nudo de la gente que

huye mientras gritan para que alguien los salve.

La fuente en el medio del parque tiene agua roja. También lo están

los rociadores que surgen del suelo. Me doy la vuelta mientras más

gritos estallan, viendo a una mujer dejar caer una manguera de

jardín que está brotando agua roja.

Una chica le está quitando de encima el agua roja que le corre por

la cara como si fuera sangre fina. La gente está cubierta de ella. Es

como una mala película de terror de una masacre de los años 70,

cuando la sangre era demasiado roja y delgada.

—Joder —silba Craig—. ¿Cómo diablos hizo esto?

—No lo sé, pero cualquier cosa que quería lograr parece estar

funcionando. Esta ciudad se está desmoronando en un día, por sus

juegos mentales.


Capítulo 14

Los peces viven en el mar, como los hombres en la tierra; los

grandes se comen a los pequeños.

—William Shakespeare

LANA

Los gritos suenan como música y Hadley se estremece a mi lado.

—¿Cómo hizo eso con la pintura?

—No puedo responder a eso. Te pedirán que resuelvas ese misterio.

No querría que lo descubrieras demasiado pronto —le sonrío

cuando pone los ojos en blanco.

Jake, como yo, ha tenido muchos años para planear esto. Ha

dominado el arte del grafiti y la locura apenas está empezando.

Hace tres años nos comprometimos a esto y empezamos a

planearlo todo. Pero habíamos estado fantaseando y creando

hipotéticos planes de venganza. Fue bastante fácil para mí armar

un plan masivo y cuando se lo mostré a Jake, él lo mejoró mucho

más infundiendo todas sus ideas.

—Supongo que tampoco me dirás nada sobre las cámaras o las

fuentes rojas, ¿verdad? —pregunta mientras conduce.

—Ya te ayudé con tus investigaciones forenses sobre Morgan para

que pudiéramos irnos antes. No voy a dejar a Logan solo por tanto

tiempo, pero no te ayudaré más de lo que necesitas.


Ella gime.

—Lubricantes es lo que me dijiste que era la razón por la que había

lugares menos quemados de su cuerpo. No me diste mucho más

para continuar. ¿Por qué quemarlo?

—Imaginé que necesitaba una dosis temprana de cómo sería el

infierno —digo distraídamente.

—¿Por qué poner la fuente roja? ¿Puedes decírmelo?

—No es sólo la fuente. Es el suministro de agua de toda la ciudad,

no te preocupes no es tóxica. No arriesgaría a los niños y a Logan

con eso.

Ella gime y yo sonrío, sabiendo que tiene una relación de

amor/odio conmigo ahora mismo. Extrañamente, es la única amiga

femenina que he tenido, aparte de Lindy. Nunca estuvimos muy

unidas, ya que Lindy era mucho mayor pero ella fue mi niñera

cuando yo estaba creciendo y hablábamos.

No importa. Nunca he tenido una verdadera amiga.

—¿Quieres decirme lo que aprendiste de la escena del crimen de

Monroe que no te dije? —curioseo.

—Me di cuenta que no caminaste por el suelo blando para no dejar

una huella de bota.

—Siempre es una ventaja cuando me salto esas pesadas botas. Me

encanta una buena acera.

—No había nada que te implicara —dice en un suspiro.


—Soy demasiado buena para eso, sólo tenía curiosidad por saber

qué has aprendido.

—¿Podemos hablar de algo normal? —pregunta, exasperada.

Me giro para verla un poco mejor. —¿Como una charla de chicas?

Las chicas hablan de pollas, ¿verdad?

Hace una mueca. —Considerando que las desmiembras de los

cuerpos, prefiero no hablar de pollas contigo.

—La polla de Logan está a salvo, para que lo sepas.

—Olvida que dije algo —se queja.

—Oh, no importa. Logan mencionó que te gustaban las chicas, así

que supongo que las pollas no te atraen.

Se calla un minuto antes de decir finalmente: —Logan tiene una

gran boca.

Me encojo de hombros, volviendo a mi asiento mientras veía a la

gente gritar y correr, tal como sabía que lo harían. Me encanta la

tecnología. El terror de Delaney está convenientemente conectado a

mi teléfono.

El Boogeyman no tiene una mierda sobre mí.

—No deberías avergonzarte de quién eres —le digo en voz baja.

—No lo estoy. Es sólo que no me gusta que la gente cuente mis

cosas. Además, realmente no me pongo en una caja. No estoy cien

por ciento segura de mi sexualidad. Es sólo que... los hombres son

atractivos, pero más difíciles de confiar que las mujeres —confiesa

en voz baja.


Recorro las pantallas, comprobando todas las bonitas colocaciones

de cámaras que Jake ha encontrado. Anoche fue un chico muy

ocupado mientras yo acababa con Morgan.

—Mi hermano era gay. Jake es bisexual. Jake estaba demasiado

asustado como para contarle a alguien que él y mi hermano

estaban enamorados. La gente hizo sentir a mi hermano como si

fuera un pecado andante o una abominación cuando salió del

armario unos meses antes de que lo mataran —intento decirlo sin

emoción, pero es mucho esfuerzo.

Ella exhala una respiración y yo me froto el pecho donde el dolor,

que siempre acompaña a la memoria de mi hermano, comienza a

formarse.

—Jake siempre dice que su mayor arrepentimiento fue estar

demasiado asustado para mostrarle a Marcus lo mucho que

significaba para él. Marcus sabía que no se avergonzaba de él.

Sabía lo tóxico que era ese pueblo. No confesó su sexualidad para

demostrar su amor por Jake lo hizo para ser honesto consigo

mismo, nunca dudó ni una vez que Jake lo amaba.

—¿Pero Jake está haciendo esto para demostrar su amor? —

pregunta con tristeza.

—No. Lo hace porque es un romántico.

La confusión en su cara no me sorprende, pero no me presiona

para que me explique. Conducimos en relativo silencio después de

eso, hasta que nos acercamos a Delaney Grove. Entonces la

conversación se desvía hacia otros casos en los que el equipo está

trabajando.

Jake me envía un mensaje mientras estamos hablando y yo lo leo.


JAKE: Olivia llamó y dijo que papá la está pasando

mal con su medicina. Me encargaré de eso, pero

volveré pronto. El primer paso de nuestro plan ya

está en acción.

YO: Llámame si necesitas ayuda.

JAKE: No te preocupes por mí. Solo debería tomar

un par de horas. Solo mira las cosas divertidas.

Estoy a punto de enviarte algunas fotos que

agradecerás.

Hadley me pide mi opinión sobre algunos de esos casos,

alejándome de los textos de Jake y se la doy. Luego, toma notas de

voz.

—Logan pensará que soy el doble de genio de lo que ya cree que soy

si voy a soltar estos hechos —dice riéndose.

Pero no me río, porque me distraigo. Jake me envía una foto de una

calle. De la calle. De las palabras escritas en rojo.

—¿Qué? —Hadley pregunta.


Jake también me envía una foto de Logan estudiando el mensaje y

yo saco el video, viendo al hombre que amo mientras observa a la

gente a su alrededor. La mayoría están pálidos y aterrorizados.

Saben lo que pasó en ese lugar, pintaron sobre el, lo hicieron negro

de nuevo, fingieron que las manchas rojas no están ahí sólo porque

no se pueden ver.

Logan no parece estar perturbado o aterrorizado, tal como yo sabía

que no lo haría. Es un hombre lógico, después de todo. No cree en

fantasmas.

Pero Delaney Grove... pronto caerá de rodillas.

—No entiendo por qué todos caen con eso —afirma Hadley.

—Se llama condicionamiento. Han sido condicionados para ser

ovejas. Las ovejas siguen a las ovejas —le digo.

—No lo entiendo —argumenta.

—¿Tienes a alguien a quien buscar para inspirarte? —le pregunto.

—Queen Latifah. ¿Por qué?

Sonrío para mí misma. —Mi padre era un hombre de Einstein, mi

madre amaba a Confucio, mi hermano el romántico desesperado

que se emocionaba con demasiada facilidad, vivía y respiraba a

Shakespeare.

—¿Qué tiene que ver eso con las ovejas?

Sonriendo, me volteo hacia ella. —Personalmente, siempre estuve

enamorada de las palabras de Voltaire.


—Todo eso me suena un poco pretencioso pero a tu familia le

gustaban los muertos que tenían algo que decir que la gente sentía

la necesidad de recitar, proceder.

Aun sonriendo, digo: —Voltaire dijo: “Aquellos que pueden hacerte

creer cosas absurdas, pueden hacerte cometer atrocidades.”

Durante demasiado tiempo, el alguacil Cannon ha gobernado el

condado y muy pocos se alejan de la corrupción que él inculca. Las

mujeres están por debajo de los hombres y su palabra es religión.

Hago un gesto al rebaño que está llorando, en pánico y que ya está

al borde de un motín total contra el sheriff. Después de un solo día

de locura.

—Ovejas —repito en voz baja—. Jodido baa.

Respira con dificultad mientras conducimos el resto del camino

hacia la ciudad y manda un mensaje a alguien. Miro a mi

alrededor, viendo el lugar que ha cansado a tantos y roto a muchos

más.

—He vuelto, hijos de puta —digo en voz baja al pasar por el

ayuntamiento—. Y voy a hacer sus vidas un infierno antes de

pintar su pueblo de rojo.

Intento encontrar a Logan en las cámaras, usando la aplicación

que Jake me instaló antes del primer asesinato pero no puedo,

aparentemente está en algunos puntos ciegos.

Ni siquiera me doy cuenta de que estamos aparcados hasta que

Hadley apaga el motor.

—Le hago saber a Logan que estás aquí, por si...


Sus palabras terminan en un grito agudo cuando mi puerta se abre

y Logan llega, me saca del coche de un tirón. Sonrío en sus labios

en el momento en que me besa y le rodeo el cuello con mis brazos,

disfrutando de la sensación de su cuerpo presionando el mío.

—¡Mierda! Estamos en el medio del maldito manicomio, al borde del

bosque ¿y le das un ataque al corazón a una chica? No está bien,

Bennett. No es jodidamente gracioso —dice la chica pelirroja que a

sabiendas trajo al asesino al pueblo.

Logan sonríe en mis labios a pesar de la locura que ha tenido que

soportar desde que llegó esta mañana. Intento no reírme de la

ironía de Hadley gritando y enloqueciendo como si fuera el asesino

que viene a buscarnos... cuando... sí...

Mientras me levanta, mis piernas se enrollan alrededor de su

cintura, conociendo su lugar. Me sujeta a él mientras me lleva

dentro de lo que supongo que debe ser nuestra cabaña. No miro

alrededor, preocupada de que sea la cabaña donde Kyle solía

llevarme.

Antes de que supiera el monstruo que era.

Cuando, sin saberlo, confié en alguien tan oscuro.

Cuando era una oveja atrapada en el mismo rebaño que pretendo

destrozar.

Se inclina y una sensación de ingravidez golpea cuando estoy

cayendo momentáneamente, antes de que una cama me golpee la

espalda. Le sonrío mientras se quita la camisa.

—Actúas como si me hubieras extrañado —le digo, recordando

cada momento con él.


Lo necesitaré para aferrarme a él, lo necesitaré para recordar, lo

necesitaré para pasar por todo esto. Esperemos que quede viva.

Entonces lo necesitaré cuando sólo seamos Jake y yo mirando el

caos que creamos; la justicia que dos asesinos lograron bajo el

disfraz de ángeles vengadores.

—Estoy considerando seriamente ver a un psiquiatra por esta

obsesión sin sentido que tengo contigo —murmura, pero sus labios

se mueven con una sonrisa antes de bajarse los pantalones.

El momento de nuestra llegada es perfecto. Halloween está a la

vuelta de la esquina.

Hay una razón por la que elegí Myers como apellido.

Pero no pienso en nada de eso ahora mismo. No existe nada más

cuando sólo somos nosotros dos, porque mi tiempo es limitado. Yo

lo sé. Él no lo sabe.

Todavía me ama como el día anterior, se me echa encima

empujando mi vestido hasta mis caderas.

—Te pusiste un vestido rojo sólo para volverme loco, ¿no? —

pregunta.

Antes que pueda responder, oímos a Hadley a través de la puerta.

—Pongo tu equipaje aquí, malditos cachondos. De nada.

Logan se ríe contra mi cuello y yo le paso los dedos por el pelo,

subiendo al cielo. Eso es lo que él es para mí.

—A veces pienso que eres una ilusión y que nada de esto está

sucediendo realmente. Que realmente morí hace diez años después


del accidente —le digo suavemente mientras empieza a arrancarme

la ropa interior.

—Soy real Lana —murmura contra mi cuello mientras finalmente

me quita la última capa de ropa.

Sólo la sensación de su cuerpo deslizándose contra el mío mientras

me desnudaba me ha preparado para él.

—Y soy tuyo —dice antes de besarme, tragándose las palabras que

intento devolver.

Mío.

Igual que yo soy suya.

Durante el tiempo que me mantenga.

—Te amo —digo mientras se desliza dentro de mí, temblando como

si mi sentimiento fuera exactamente lo que necesitaba.

Conozco ese sentimiento.

Las palabras significan más para mí de lo que él sabe, porque son

palabras que pensé que nunca pronunciaría en ese contexto. Pensé

que nunca me curaría lo suficiente para sentir esa conexión.

—Te amo —dice, abriendo sus ojos para mirar los míos, mientras

se mece dentro y fuera.

Es todo lo que necesito y más.

Es todo lo que deseo ser.

Un héroe.


Un héroe que ama a un monstruo.


Capítulo 15

Si tienes lágrimas, prepárate para derramarlas ahora.

—William Shakespeare

LOGAN

—Un lugar, cualquier lugar al que puedas ir. ¿Dónde sería? —Lana

me pregunta.

—Hmmm —digo, tarareando contra su piel—. Grecia.

—¿Por qué Grecia? —pregunta, en un enredo de miembros

desnudos.

Desearía poder pasar mis días en una playa de Grecia con ella

envuelta a mí alrededor, así. Este trabajo está empezando a tomar

demasiado y a devolver demasiado poco.

Por otra parte, después de este caso, puede que no tenga una

carrera en absoluto, pero no me inclinaré y dejaré que encubran lo

que pasó aquí hace diez años.

—Porque mi padrastro siempre dijo que si pudiera elegir, estaría

borracho en Grecia y enamorado pero desperdició todos sus años

sexys con mi madre.

Se ríe y yo le sonrío mientras se limpia unas lágrimas de sus ojos

por el estallido de sorpresa.


—Suena como si él fuera genial.

—Lo era —le digo.

—Mi padre también era genial, hizo todo lo que pudo para

asegurarse de que mi hermano y yo tuviéramos lo que

necesitábamos. Él era nuestro mundo y nosotros el suyo.

—¿Qué paso con tu madre? —pregunto, decidiendo abalanzarme

mientras ella habla del pasado.

—Asombrosa —dice con nostalgia—. Ella horneaba. Me encantaba

cuando cocinaba. Mi padre siempre decía que si era una bruja, los

niños saltarían al horno voluntariamente sólo por lo bien que olía

siempre —Ella mira hacia arriba mientras arqueo una ceja—. Era

un tipo con un sentido del humor un poco morboso pero a mi

madre le encantaba. Lo amaba. Nunca entendí lo raro que era ese

amor cuando era más joven. Como la mayoría de las cosas que ves

a diario, lo daba por sentado.

Una tristeza toca sus ojos y yo me acerco, rozando mis labios sobre

sus párpados, besando a cada uno.

—¿Adónde irías? —le pregunto, decidiendo que no quiero verla

triste.

—¿En cualquier parte del mundo? —pregunta.

—En cualquier lugar.

—Iría a Grecia contigo.

Y por eso estoy tan jodidamente obsesionado con ella.


Mis labios vuelven a encontrar los suyos y la beso como si fuera la

última vez. Es la forma en que siempre la besaré, porque ya perdió

el amor una vez, el amor de sus padres. No quiero que ninguna

inseguridad persistente se quede en ella sobre nosotros.

Quiero que sepa exactamente cómo me siento cada vez que está en

mis brazos.

Cuando rompe el beso, trato de no deslizarme sobre ella y tomarla

de nuevo. Estaba demasiado ansioso por estar dentro de ella

cuando la vi con un vestido. Iba a asustarla, pero Hadley gritó;

Lana sonrió. Siempre me sorprende.

Y así como así, debía tenerla.

—Te quiero en Grecia conmigo también —le digo, besando su

mejilla.

—Nos emborracharemos y tendremos demasiado sexo —ella está de

acuerdo—. Y por supuesto comer. Siempre hay algo increíble para

comer en Grecia a menos que sea un estereotipo falso.

Sonriendo, presiono mis labios contra su mejilla. —Lo

descubriremos algún día.

Su aliento se escapa profundamente y yo retrocedo, mirando a esos

ojos encantados que me atrajeron bajo su hechizo hace tanto

tiempo.

—¿Qué? —pregunto, pasando mi dedo por su mejilla, preocupado

por esa mirada.

Se vuelve hacia mí un poco más. —Si descubrieras que no soy la

chica perfecta que quieres que sea, ¿me seguirías amando?


La forma en que lo pregunta es como un golpe en las tripas. —Lana

no espero que seas perfecta, creo que eres perfecta al menos

perfecta para mí.

Le tiembla el labio y forzó una sonrisa. ¿Qué dije mal?

—Pero ¿y si no fuera perfecta? —pregunta de nuevo, realmente

angustiada por esto.

—Entonces te amaría de todas formas. No uso esa palabra con

liberalidad. Bueno, al menos no desde el instituto pero todo el

mundo la usa en el instituto sin saber lo que realmente significa

amar a alguien.

Esa mirada en sus ojos se enfría un poco. Intento leerla, pero

siempre es un misterio. Constantemente haciendo una cosa cuando

espero otra.

—Pero sí —repito—. Te amaría de todas formas. Por si no lo has

notado, me vuelvo un poco loco cuando pasa mucho tiempo que no

te veo y me das una razón para querer vivir en vez de sólo existir.

Aceptaste cada pedazo de mí, y lidiaste con las sobras que podía

ofrecer y nunca te quejaste.

Ella empieza a hablar, pero yo sigo.

—Esos ojos me encuentran cuando entras en una habitación, como

si fuera la única persona que buscas, levantas la cabeza cuando los

demás se acobardan, te mantienes erguida cuando otros se doblan

sobre sí mismos. Tu fuerza está más allá de lo imaginable y

siempre me haces adivinar, lo cual es mi parte favorita de ti, tanto

como es exasperante.

Se ríe en voz baja y yo le beso la comisura de la boca antes de

continuar.


—Y sonríes para mí como no sonríes para nadie más. Eso hace que

un hombre se sienta poderoso y cuando estoy contigo, sonrío como

nunca antes. Es un sentido de igualdad incluso de asociación. Es

raro encontrar a alguien que te iguale paso a paso y lo haces. Me

encanta eso de ti. Te amo a ti.

Me besa antes que pueda divagar, asegurándole de todas las

maneras posibles que no hay nada que pueda cambiar mi forma de

sentir. Justo cuando decido que tengo tiempo para probarla un

poco más a fondo, hay un fuerte golpe en la puerta.

—¡Logan! ¡Tenemos un descanso! —Donny grita.

—Tiene un tiempo horrible —dice Lana en un suspiro.

—Siempre lo hacen. Un día, tiraré el teléfono y me esconderé de

ellos.

—Cuando desaparezcamos en Grecia —dice, su sonrisa no le llega

a los ojos.

Siento que hay más cosas malas que las que ella me dice. Puedo

verlo en la forma en que su mirada se vuelve cada vez más

distante. Lo arreglaré. Tan pronto como descubra qué lo está

causando.

—Sí —le digo sonriendo y fingiendo como si no notara el toque de

tristeza en sus ojos.

Me visto rápidamente y me encuentro con Donny afuera, luego

vuelvo a entrar justo cuando Lana está de pie, con la sábana atada

a su alrededor y la tiro hacia mí, besándola largo y tendido.

Ella gime contra mis labios y Donny aclara en voz alta su garganta.


—Volveré pronto —le digo y luego salgo, ignorando la risa que

Donny suelta cuando salgo.

—Tengo que decir, nunca pensé que caerías tan fuerte —bromea—

Los hombres de compañía como tú normalmente terminan siendo

del tipo de solteros que se mueren en la batalla.

—Las cosas cambian —le digo mientras tomo el asiento del

conductor—. ¿Adónde vamos?

—Craig llamó y dijo que un tipo se le acercó y le dijo que

necesitábamos hablar con Diana Barnes. No quiso decir nada más,

pero Johnson está furioso. Dice que estamos incitando al terror

publicando esos folletos y exigió que los removieran todos. Elise y

Lisa están poniendo más, mientras que los uniformados los están

quitando.

—Irreal —digo con un largo aliento—. Ni siquiera está tratando de

ser discreto sobre esto.

—Me hace preguntarme qué vamos a encontrar.

—Los mensajes crípticos que el sospechoso deja aterrorizando al

pueblo no ayuda. Todos están seguros de que un espíritu se ha

levantado del más allá, pero nadie dirá un nombre en voz alta —

señalo.

—¿Los jóvenes Evans? ¿O el propio Evans? Definitivamente no

están hablando de eso —dice Donny en su propia y única manera

de estar de acuerdo.

—Es lo que él quiere. Quiere incitar al terror. Los quiere

acurrucados en una esquina. La pregunta es ¿por qué? Sabemos

que fueron violados, pero el hospital no pudo darnos nada más que


eso. Los chicos estaban demasiado asustados para hablar —La

mayoría de las veces sólo hablo en voz alta, esperando que al

escuchar las palabras se aclare algo más que no he visto o entiendo

a simple vista.

—Todo el pueblo está demasiado asustado para hablar —dice

Donny, viendo como la gente lee el mensaje en la calle y se aleja,

sus pasos se apresuran como si fueran a llevar a casa un pedazo

del diablo si se demoran demasiado.

Donny hace un gesto hacia el camino que debemos tomar, y me

detiene cuando estamos frente a una pequeña casa blanca incluso

tiene una maldita valla blanca.

—Cruza los dedos, que esté no nos cierre la puerta en la cara

también —dice Donny mientras sale.

Yo también salgo, me enderezo la corbata y caminamos por la acera

agrietada hacia la casa. Las persianas de la ventana delantera se

abren y todo lo que consigo es un vistazo a un ojo antes que se

cierren de nuevo.

Donny levanta la mano para llamar, pero la mujer abre la puerta,

mirándonos como si nos hubiera estado esperando todo el día.

—¿Son del FBI?

—Sí, señora. Estamos aquí para...

—Sé para qué están aquí. ¿Trabajas para ese tal Johnson?

Mis labios se mueven. —Tenemos diferentes agendas. La mía

incluye conseguir la verdad sobre lo que pasó aquí hace diez años,

podríamos ser capaces de salvar vidas si supiéramos más.


Sus labios están tensos. —No hay una vida que puedas salvar que

necesite ser salvada —dice amargamente—. Este pueblo entero

necesita arder. La única razón por la que sigo aquí es porque sabía

que este día llegaría. Un día, alguien querría escuchar la historia de

los jóvenes y finalmente darles justicia.

Donny traga fuerte mientras la mujer se limpia las lágrimas.

—Vamos —dice, haciéndonos un gesto.

Donny cierra la puerta tras de él y Diana señala el sofá donde

aparentemente quiere que nos sentemos.

—No puedo contarte todo, tendrás que aprender sobre Robert de

alguien que conozca todos esos detalles pero puedo contarte sobre

mis bebés. Fueron buenos con mi hijo. Siempre fueron buenos.

Se sienta en su silla y saca su teléfono.

—Cualquier información que nos puedas dar sería de ayuda —le

digo, mi estómago se tensa ante la perspectiva de tener finalmente

respuestas y me pregunto cómo de jodidas están a punto de

ponerse las cosas.

Esperamos pacientemente mientras ella llama a alguien.

—Hola, cariño. No, estoy bien —le dice a... ¿su novio? ¿Su hijo? No

hay anillo de bodas o pertenencias de hombres alrededor, así que

no hay un marido.

—¿Sigues saliendo con esa linda abogada? ¿La que tiene toda la

seguridad en su edificio de apartamentos?

Nos mira, mientras escucha a la persona en la otra línea.


—Bien. Ve a quedarte con ella hasta que te diga lo contrario. Mamá

está a punto de contar una historia que ha estado quemando un

agujero durante más de diez años.

CONTINUARÁ…


Sobre la autora

S.T. Abby es amante de todos los subgéneros del

romance, pero recientemente ha sumergido sus pies en el

romance oscuro. Pero ella quería dar un nuevo giro al

género. Así que creó un nuevo nombre, y sí, es Stabby... Su

otro seudónimo es para sus libros más ligeros llenos de risas.

Por ahora, mantiene su verdadera identidad en secreto, pero

un día la compartirá. Bueno, mientras la gente no quiera

encontrarla y castigarla por las pesadillas que pueda o no

darles.

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