27.02.2013 Views

Documento - GutenScape.com

Documento - GutenScape.com

Documento - GutenScape.com

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

¡Espérame en Siberia, vida mía! 33<br />

El amigdalítico cogió todos los papeles de música, los tiró a un rincón<br />

del escaparate y resumió con un gesto de repugnancia: -¡Bah! Papeles<br />

mojados... Y Palmera perdió la ilusión por Martínez Abades:<br />

5—SETENTA Y CUATRO CARTAS<br />

A UN ESCULTOR JOVEN.<br />

Meses después, se ilusionaba por un escultor.<br />

También el escultor vivía en Madrid; acababan de premiarle en cierta<br />

exposición particular un BUSTO DE MUJER, ese busto de mujer con que inician<br />

su carrera todos los escultores, y los periódicos le dedicaban líneas de aliento<br />

entre la noticia de un incendio en Ávila y el anuncio de unas píldoras para<br />

<strong>com</strong>batir la anuria.<br />

Palmera averiguó las señas del escultor y le escribió una carta de<br />

colegiala tímida.<br />

Él contestó con una carta de artista inteligente.<br />

Ella replicó con una carta de mujer pervertida.<br />

Él respondió con una carta de primo alumbrado.<br />

Fórmula y nomenclatura: 10 meses = 74 cartas.<br />

Al cabo de los diez meses, dejó de escribir el escultor, porque tenía otra<br />

novia en Madrid y acababa de celebrar su "apertura".<br />

Y cuando los escultores acaban de celebrar la apertura de una novia<br />

de Madrid, automáticamente dejan de escribir a las novias de provincias.<br />

Entonces, más sola que nunca, más sola que una boya a la deriva,<br />

Palmera encontró (galicismo) que la atmósfera de la ciudad, gravitando sobre<br />

ella, se le hacía irrespirable. Vio claramente cuánto dolor —acogotado por el<br />

amor propio y el orgullo— había en los corazones de sus amigas, que tomaban<br />

el cine y las evoluciones vespertinas en el "Paseo" por otros tantos paraísos<br />

artificiales: por otras tantas salidas a lo ideal. Porque admirando a la Bessie<br />

Berriscale y a William Duncan (entonces en boga) y paseando junto a unos<br />

cuantos muchachos, memos hasta la epilepsia, aquellas jóvenes olvidaban la<br />

monotonía de sus vidas, lo neutro de sus existencias, la ausencia de motivos<br />

alegres, su carencia de horizonte, de placeres y de luces.<br />

Eran <strong>com</strong>o canguros atados por la cola.<br />

Y en las madrugadas de insomnio, al cerrar un libro cualquiera, uno de<br />

esos libros venenosos, cuya lectura asoma a los arquitrabes del vivir gozoso<br />

y mundial, Palmera se hacía el propósito, cada vez más firme, de huir de<br />

aquel pueblo odiado fuese <strong>com</strong>o fuese.<br />

—Aunque sea convirtiéndome en "una..." —se decía.<br />

(Pues para muchas señoritas burguesas de provincias ser UNA resulta<br />

el colmo de lo brillante. Y para la mayor parte de las UNAS, lo brillante reside<br />

en ser una señorita burguesa de provincias.)<br />

Digitalizado por Elsa Martínez – junio 2006

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!