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La LiMosna En oriZaBa, 1700-1834<br />
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el auto que asentó en el libro de gobierno de la cofradía de nuestra<br />
señora de la soledad. El obispo ordenó que se nombraran diputados<br />
que auxiliaran al mayordomo en la colecta, pero “sin permitir el<br />
cura que dichos diputados las pidan dentro de la iglesia, sino en la<br />
puerta y en las calles…” 52<br />
no sabemos si la medida fue efectivamente obedecida, pero en<br />
cambio tenemos noticia que algunos de los esfuerzos por limitar los<br />
lugares de la colecta terminaron siendo infructuosos: los del párroco,<br />
porque luego de un período en que el hospital juanino fue puesto<br />
bajo su tutela, volvió a la administración de los religiosos en 1783,<br />
y los del subdelegado en 1810 porque el virrey autorizó la continuación<br />
de la costumbre. así, cuando menos hasta los primeros años<br />
del siglo xix siguió siendo la regla que los orizabeños vieran circular<br />
a los colectores de limosna por las calles y mercados, no menos que<br />
por los caminos de la jurisdicción.<br />
La referencia a estas primeras controversias nos permite pasar<br />
al tema de los actores que organizan la recolección. al respecto,<br />
debemos tenerlo presente, las corporaciones religiosas de orizaba<br />
fueron prácticamente las constructoras de la villa en las primeras<br />
décadas del siglo xviii. Entonces, la recolección y gestión de las limosnas<br />
era un asunto en que intervenían de manera casi exclusiva<br />
los propios superiores de cada corporación. El antiguo párroco Melchor<br />
Álvarez Carvallo lo dejaba claro cuando evocaba la construcción<br />
de la iglesia de san Miguel por su propia iniciativa, con<br />
limosnas cuyos depositarios no eran otros que uno de sus vicarios,<br />
el licenciado nicolás rendón, y un laico devoto, Manuel de santamaría,<br />
“hombre muy timorato y ejemplar”. 53 de la misma forma, la<br />
administración de la limosna para la construcción del santuario de<br />
Guadalupe corrió a cargo exclusivamente de sus capellanes, antonio<br />
de Elorza y Benito García Gambino. 54<br />
sin duda, durante todo el período que aquí tratamos, los párrocos<br />
(y a través de ellos, los obispos) tuvieron un papel relevante en<br />
materia de las limosnas, sobre todo por lo que toca a las cofradías,<br />
aunque sus directivas no eran necesariamente seguidas por los mayordomos.<br />
La historiografía reciente lo ha señalado, los clérigos de<br />
52 aHpssmao, caja 186, libro de la cofradía de nuestra señora de la soledad, 1760-1791,<br />
f. 65-65v.<br />
53 agi, México, leg. 2663, expediente de la cofradía de san Miguel arcángel de orizaba.<br />
54 agi, México, leg. 1927-1928, f. 394-403v.