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142<br />

david CarBaJaL LÓpEZ<br />

municipales. 102 Los frailes estaban de vuelta, pero la colecta de limosnas<br />

estaba lejos de recuperar las dimensiones que había tenido<br />

en el antiguo régimen.<br />

Los juaninos no fueron los únicos en abandonar las cuestas. desde<br />

antes de 1820, las cofradías de españoles, incluso algunas de las<br />

más prestigiosas, entraron en una fase de decadencia que las llevó,<br />

cuando menos en dos casos, a suspender sus actividades durante<br />

algunos años. así, sabemos que la recolección de limosnas cesó por<br />

completo en el caso de la cofradía de la Caridad entre 1807 y 1820,<br />

y en la de san José entre 1822 y 1826. 103<br />

Así, la limosna, otrora omnipresente y capaz de financiar buena<br />

parte de las obras públicas orizabeñas, iba quedando progresivamente<br />

reducida a un asunto apenas de las cofradías de indios y de<br />

los franciscanos.<br />

Comentarios finales<br />

Como en el resto del mundo católico, en la villa de orizaba del siglo<br />

xviii las limosnas financiaban lo mismo las grandes obras públicas,<br />

que las obras de caridad y el culto indispensables para el bien común,<br />

material y espiritual de toda la comunidad. asimismo, eran<br />

colectadas por doquier en la urbe y su territorio, e involucraban a<br />

múltiples actores, no sólo clérigos y religiosos, sino también y cada<br />

vez más a las corporaciones civiles y por supuesto, al rey. Éste intervenía<br />

de manera constante para garantizar que las limosnas se<br />

mantuvieran en los límites de la capacidad de cada vecindario, como<br />

lo comprobaron en su momento tanto los carmelitas como los franciscanos.<br />

ahora bien, el estatus de las limosnas distaba ya entonces<br />

de ser estático: a medio camino entre lo sagrado y lo profano, a<br />

mediados y finales del siglo, dio lugar, como hemos visto, a interesantes<br />

conflictos sobre el lugar en que debía realizarse su colecta.<br />

sin embargo, aún en ellos, su carácter público y útil no era puesto a<br />

discusión. Era así un elemento más de una cultura religiosa que<br />

compartían unánimemente las élites orizabeñas.<br />

102 aHmo, “Libro de acuerdos del ilustre ayuntamiento celebrados en los años de 1832,<br />

1833 y 1834”, acta de cabildo de 26 de agosto de 1834.<br />

103 aHpssmao, caja 186, libro de la cofradía de la Caridad, 1760-1834, f. 137; caja 187, libro<br />

de la cofradía de san José, 1791-1838, f. 178-179.

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