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Sandra Rincón lo recuerda
bien: cinco años atrás, Yopal,
capital del Casanare, era un
centro económico vital, pero
aislado del país en medio de
los llanos orientales. Oriunda
de Bogotá, migró para trabajar
en una organización afiliada a una
petrolera y pronto sintió el cambio. Para
conseguir insumos especiales debía hacer
largos y dificultosos trayectos hasta Villavicencio
o Sogamoso. “Eso es pasado. De
repente la ciudad se volvió otra cosa. Hay
una explosión de condominios, conjuntos,
viviendas de interés social y centros
comerciales como El Hobo, Morichal Plaza,
Plaza Alcaraván y ahora, Unicentro, que
han abierto a partir de 2010. Hay de todo”,
ratifica como quien no se lo cree.
El fenómeno no es exclusivo de Yopal. En
Montería la construcción ha transformado
a la capital de Córdoba. Igual ha ocurrido
en Santa Marta, donde la concentración de
construcciones turísticas ha dejado paso a
una revitalización del centro histórico y a
un nuevo auge en la ciudad. Casos que se
replican por todo el país.
Porque de ser un fenómeno centralizado
en la capital, la industria de la construcción
es hoy la mano derecha del Estado
para hacer presencia en las regiones y
volver realidad el programa de las 100.000
viviendas gratis. Y no solo ello: en los últimos
diez años ha crecido siete veces el
número de unidades habitacionales construidas
(29.667 en junio del 2000 a 127.727
en junio del 2011) hasta alcanzar el punto
más alto en su volumen de producción en
junio de 2012, con 200.816 viviendas, según
el informe del departamento económico
de Camacol.
“Como industria podemos seguir creciendo
de forma sostenida si aprovechamos las
dinámicas regionales y llegamos a nuevos
mercados, sin descuidar los que ya están
consolidados”, comenta Sandra Forero
Ramírez, presidenta Ejecutiva de Camacol.
Pero ¿qué cambió? ¿Qué sucedió con
la concentración homogénea que poseía
Bogotá en el año 2000 y que la mantenía
entonces como la ciudad con el índice
más alto en construcción de vivienda, con
1.500.000 metros cuadrados?
“Antes de la entrada del milenio, el país se
caracterizaba por tener altos y persistentes
niveles de pobreza y desigualdad. Eso,
sumado a la baja producción de vivienda
se traducía en acumulación del déficit habitacional,
tanto en las grandes ciudades
como en los municipios medianos y pequeños”,
señala el Viceministro de Vivienda,
Luis Felipe Henao, quien a renglón
seguido indica que “en la última década
la actividad constructora ha estado concentrada
en los grandes centros urbanos,
en particular Bogotá, Antioquía y Valle
del Cauca, entre otros, por las condiciones
que presentan para jalonar el sector”.
Pero en los últimos diez años, las diferentes
regiones del país se han convertido en ficha
importante en la generación de proyectos
para el sector edificador y han logrado desconcentrar
la dinámica de esta actividad, que
se agrupaba alrededor de cuatro centros urbanos
(Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla),
con un 69% para el año 2000, aunque que
para 2011 se redujo este índice al 54%.
Mientras Bogotá perdió preponderancia
por decisiones administrativas, a nivel regional
la escala de los proyectos incrementó
su porcentaje de unidades habitacionales
(Cundinamarca 5.4%, Antioquia 3.5%,
Bogotá 2.8%, Valle del Cauca 2.3% y Santander
2.3%), mientras otras regiones también
registraron crecimientos importantes
(Bolívar 9.7%, Meta 6.1%, Atlántico 5.1%,
Risaralda 4.8%, Caldas 3.8% y Cesar 2.4%).
Asimismo, el índice de proyectos tuvo un
crecimiento notable en algunas regiones
del país al punto de que los volúmenes
incrementaron su producción entre dos y
12 veces más. En la lista pueden anotarse
los casos de Bolívar, 12.5%; Cundinamarca,
10.6%; Norte de Santander, 6.1%; Meta,
5.9%; Atlántico; 5.1%; y Magdalena 4.3%.
A nivel nacional y en promedio, los proyectos
de vivienda en 2011 fueron 2.8 veces
mayores que en el año 2000.
No es casual que la industria de la construcción,
considerada por el presidente de
la República, Juan Manuel Santos, como
uno de las vagones de la locomotora de
la economía, ganara peso en la estructura
económica de las regiones en los últimos
diez años al pasar de un 2% en 2000 a cerca
del 6% en 2011.
“En los aspectos de crecimiento de la actividad,
de aumento en la escala de los
proyectos, de producción formal relativa
a la población e importancia del PIB de
edificaciones en la actividad económica
departamental, más del 80% de las regiones
analizadas han tenido un cambio muy
positivo”, precisó la presidente ejecutiva
de Camacol, Sandra Forero Ramírez.
En ese acelerado proceso de urbanización
en las regiones, los mayores niveles se presentan
en los mercados consolidados. Sin
embargo, existen otras zonas donde este
proceso se viene desarrollando con mayor
velocidad, como Boyacá 1.6%, Casanare
1.5%, Cundinamarca 1.0%, Magdalena
0.9%, Bolívar 0.8% y Cesar 0.7%, teniendo
en cuenta que el promedio nacional en
Según el Dane, el Sector eDificaDor creció en 11,8%
en el último trimeStre Del año, lleganDo a 5% en el
acumulaDo anual, SuperanDo en un punto porcentual
al promeDio De la economía, cuyo crecimiento fue De
4%. la buena Dinámica Se explica por el crecimiento
De 6,2% en loS metroS conStruiDoS en el Segmento
reSiDencial y De 16,1% en el Segmento no reSiDencial.
velocidad de urbanización es del 0.5%. Y
más, si se hace una directa relación con
el porcentaje de población urbana, cuyo
promedio es de 78%.
Para el gremio de la construcción, el aumento
de la participación en las regiones
se debe a que la política de vivienda ha
evolucionado a tal punto que dejó de ser
una norma de gobierno para convertirse
en una directriz de Estado. “Es una política
con componente social y con un contenido
emotivo que está comenzando a tener
el mismo comportamiento que la política
de vivienda que se desarrolla en Brasil
(Mi casa, mi vida)”, enfatizó Andrés Arango,
presidente de la firma Ospinas & Cía.
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URBANA - 21