Revista Cordillera 1 -L- 1956 1.86mb - andes
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1) LA DISCIPLINA CONTRA LA INSUBORDINACION.- Es este espíritu de rebeldía el<br />
que desquicia hoy nuestra estructura familiar, social y aun estatal. Convencida de ello la<br />
Compañía, y experimentando que no es posible ninguna formación seria y duradera sin la debida<br />
sumisión jerárquica, empieza por exigir a sus maestros y alumnos que se sujeten al brazo fuerte<br />
y a la vez suave de la obediencia; a una disciplina, no rigurosa y exasperante, sino razonable y<br />
por lo tanto aceptada; disciplina, que urge, amonesta y acaso reprende, pero siempre sin pasión<br />
y buscando tan sólo el bien del educando.<br />
2) LA SERIEDAD CONTRA LA FRIVOLIDAD.- La ligereza de espíritu, llámese<br />
inconstancia, veleidad o frivolidad, es otra grave dolencia de nuestra época; de ella procede esa<br />
ausencia de dominio sobre sí y sus pasiones, y el ser arrastrados a merced de los antojos del<br />
momento. De donde, el colegio ignaciano, que pretende ser altamente formativo, o sea, que<br />
imprima carácter, madurez reflexiva y sello personal que nos haga sobresalir el día de mañana,<br />
tiene que ser serio y maduro en su plan de estudios y en sus procedimientos pedagógicos. Sin<br />
que esta seriedad se oponga a los necesarios esparcimientos y razonables expansiones,<br />
sociales y familiares, que conviertan al colegio en un segundo e inolvidable hogar.<br />
3) ESPIRITUALIDAD CONTRA EL UTILITARISMO.- Es frecuente hoy día no buscar en<br />
las artes y aun en las ciencias, sino su utilidad empírica —que puede declinar hasta en barbarie<br />
más o menos científica: la bomba atómica— y sus consecuencias hedonistas. Contra ese peligro<br />
el colegio ignaciano enseña desde luego, ciencias y letras, también y aun mejor que otros<br />
centros docentes, y sin despojarlas de su real provecho y utilización experimental; pero lo reviste<br />
todo de virtud cristiana, que se basa en el santo amor y temor de Dios y se demuestra en el<br />
afecto desinteresado y aun sacrificado por nuestros prójimos.<br />
4) ORACION Y DOGMA CONTRA EL NEOPAGANISMO.- Especialmente los dos últimos<br />
Pontífices Romanos han definido con perfecta exactitud el actual estado del mundo como<br />
verdadero neopaganismo, o sea, como prescindencia, sino negación, especulativa y práctica, del<br />
orden sobrenatural; es lo que con una sola palabra llamamos materialismo cuyas consecuencias<br />
todos conocemos: egoísmo y aun egolatría, prurito hedonista, rebelión contra toda autoridad,<br />
inversión de la jerarquía de valores, desprestigio total de la persona humana, aniquilación de la<br />
familia, base de la sociedad...; en fin, lo que en síntesis elocuente llamó Estrada "decapitación<br />
moral del hombre".<br />
Contra este peligro el colegio ignaciano opone su ambiente espiritual: la sublime lección<br />
del espíritu es su principal lección. Por eso, empieza exigiendo a sus maestros el ejemplo de<br />
toda integridad y virtud cristiana; y cuanto a sus alumnos, antes educa su alma, que ilustra su<br />
inteligencia, a la que además instruye con las luces y criterios superiores de la Fe. Por esta<br />
causa se nos manda en nuestra legislación: "la primera preocupación de sus maestros ha de ser<br />
que sus discípulos, juntamente con la instrucción, aprendan las costumbres, que los hagan<br />
buenos cristianos".<br />
Ni es ahora necesario insistir en la gran ayuda que para la adquisición de la ciencia, es<br />
un alma pura, una mente no ofuscada con el vicio y las pasiones; ya que siempre serán<br />
verdaderas las palabras del Señor "en el alma malvada no entrará la sabiduría". (Sp. 1, 4).<br />
Hemos expuesto brevemente tanto la orientación humanista como la moralizadora, que<br />
el genio clarividente de S. Ignacio dió a sus colegios, cuya función básica había de ser imprimir<br />
virtud en el alma y verdad en la inteligencia. Al fin y al cabo no era sino el mismo legado que 19<br />
siglos antes encomendara Jesús, el Maestro por excelencia, a los que El enviaba para salvar a la<br />
humanidad: "enseñad a las gentes, que guarden cuanto yo os he mandado".<br />
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