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Una mujer afortunada - Lobby

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al espacio, pero jamás se les ocurre guardar el pan en la<br />

refrigeradora, ni comer sandwichs de carne molida.<br />

La segunda pata de la buena mesa francesa descansa<br />

en un orgullo artesanal convertido en saber económico<br />

rentable. Eso dota a la cocina de ese país de abundantes<br />

productos de primera calidad, de una fenomenal industria<br />

del queso y de una panificación excelente. Si a<br />

esto se añade una vitivinicultura excepcional, abundante,<br />

cuidada y protegida por la ley, se comprende porqué<br />

cocinar y comer bien en Francia es mas fácil y posible<br />

que en ninguna otra nación del planeta.<br />

El tercer sostén de la buena mesa es que en los galos<br />

conviven tres estilos cotidianos de cocina. La alta<br />

cocina (Haute cuisine) de los chefs, la cocina campesina<br />

que depende de los productos de la región y de<br />

las recetas almacenadas por sus cocineras, y la cocina<br />

diaria burguesa, cosmopolita pero nutrida diariamente<br />

en excelentes mercados, donde hombres y <strong>mujer</strong>es<br />

dominan aliños, hornos y sartenes.<br />

La cuarta pata de la mesa es el sabor convertido<br />

en saber colectivo. Sabe el chef, pero también y<br />

mucho el comensal. Ese saber y sabor se cultiva diariamente<br />

en la casa, escuelas y universidades, y se<br />

enriquece como hábito en librerías y miles de sitios<br />

donde comer, beber y conversar.<br />

¿Seguirá en el siglo<br />

XXI la cocina francesa<br />

encabezando los destinos<br />

gastronómicos del mundo?<br />

La clase alta francesa<br />

y los campesinos no lo<br />

dudan, la media se divide,<br />

y la obrera observa.<br />

Desde hace seis<br />

años la cocina gourmet<br />

de las grandes ciudades<br />

con París a la cabeza, se ha visto obligada a bajar los<br />

precios ante un alto costo de la vida que convierte al<br />

restaurante en lujo ocasional. Las cadenas de bistrot<br />

están acabando con la iniciativa y la competencia<br />

artesanal, y la tentación multinacional de las hamburguesas<br />

conquista a los jóvenes.<br />

Pero en las academias de chefs no dudan. Comer<br />

bien no es una cuestión de dinero sino de conocimiento.<br />

Cualquiera cocina con trufas, salmón, caviar<br />

y champagne. Pero para convertir guisos, sopas<br />

y hortalizas en obras de arte, se requieren recetas y<br />

talento. Y eso jamás será escaso en quien cultive con<br />

disciplina, imaginación y respeto por el comensal, la<br />

cocina de Francia.✤<br />

LOBBY<br />

foto: Roger Kirby

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