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Una mujer afortunada - Lobby

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una hipotética adaptación del aymara (Perú, Chile<br />

y Bolivia), aunque no está del todo claro.<br />

verde, sensual y suave<br />

La otra gran salsa de ámbito internacional es el<br />

guacamole. Sus sabores dependen del paladar de<br />

quien lo demande o cocine pero en Europa tiene aún<br />

más éxito que el mole –con el que no hay que confundir-.<br />

Además, su descubrimiento impulsó el uso<br />

masivo del aguacate en el Viejo Continente, donde la<br />

creatividad se dispara y se combina con curiosidad.<br />

El guacamole tiene un tacto de pasta molida<br />

que no es enteramente líquida y se prepara, según<br />

el rito culinario, en un recipiente de nombre molcajete.<br />

La cebolla, el cilantro, la lima y el chile son<br />

sus ingredientes básicos. Untarlo en los tacos, las<br />

quesadillas, los nachos; en definitiva, con pringar<br />

con él los distintos tipos de tortillas y maíz se obtiene<br />

un manjar de dioses. El aguacate no tiene un<br />

origen histórico delimitado pero sí que su receta<br />

más famosa –el guacamole- es mexicano.<br />

México se encuentra a la espera de que la UNES-<br />

CO emita un dictamen definitivo en junio de 2007.✤<br />

Mi abuelo Me contaba... por Ancel Díaz<br />

foto: Dawn Allynn<br />

Cuando fui con mi<br />

abuelo a llevarle los<br />

remos nuevos al Sr.<br />

daniel, jamás imaginé<br />

que viviría una de<br />

las experiencias<br />

más aterradoras y<br />

emocionantes que<br />

pudiera relatar sobre mi<br />

infancia.<br />

Don Daniel vivía De la pesca en la Isla de Caña, al<br />

sur de la Provincia de Los Santos. Le había encargado<br />

a mi abuelo un par de remos nuevos para su bote.<br />

Cuando fuimos a entregárselos, nos invitó a dar una<br />

vuelta en su embarcación y probar el trabajo de mi<br />

abuelo. Nunca había subido a un bote, tenía miedo,<br />

pero mayor era la emoción por contar en casa que<br />

había navegado con un verdadero marino.<br />

El cielo estaba claro y el mar en calma. Navegamos<br />

paralelo a la costa. Don Daniel felicitaba a mi abuelo<br />

por lo bien que se sentían los remos. Yo me entretenía<br />

viendo las tortugas y peces por la borda. De repente, mi<br />

abuelo señala a lo lejos una enorme sombra en el agua.<br />

Casualmente, nos dirigíamos directo a ella. Don Daniel<br />

exclamó “no hay que desaprovechar estas oportunidades”<br />

y empezó a preparar la red de pesca artesanal.<br />

Al llegar a la sombra cuyo tamaño hacía ver el<br />

bote como una pieza de lego, constaté que ésta era<br />

formada por cientos de miles de peces que nadaban<br />

LOBBY<br />

juntos. Mi corazón<br />

se quería salir del<br />

pecho. No comenté nada y me quedé viendo a mi<br />

abuelo y don Daniel soltar el trasmallo.<br />

Al tirar de la red para subirla a bordo, casi no podían<br />

por el peso, el bote se movía de un lado al otro pareciendo<br />

querer volcarse. Yo estaba aterrado, no sabía<br />

nadar. “Debemos soltar la red, no va a aguantar”, dijo<br />

mi abuelo. “He levantado cargas mucho mayores, sé que<br />

aguantará”, contestó Don Daniel. Sus brazos, a pesar de<br />

los años, se veían tensados y fuertes, mi abuelo me miraba<br />

de reojo para cerciorarse que estuviera bien. Al fin,<br />

en un esfuerzo extra, lograron subir la carga. El pequeño<br />

bote se lleno de peces de todos los tamaños, brincando y<br />

luchando por conservar la vida. Don Daniel y mi abuelo<br />

estaban felices por el trabajo hecho.<br />

Esa noche nos quedamos en su casa, cenamos<br />

pescado frito con patacones y de postre, escuchamos<br />

las anécdotas y cuentos de aquel hombre de mar.✤

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