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os he dado á beber hiél y vinagre,
os he abierto el costado , os he dado
la muerte. No soy digno de vivir,
cuanto menos de recibiros. Merezco
que me trague la tierra : que
tne eche rayos el Cielo; que se revelen
contra mí todas las criaturas.
Pero, ¡ ó Dios, cuan bueno sois!
Aunque yo haya tantas veces pisado
vuestra benditísima sangre, afrentado
vuestro santo Nombre, deshonrado
vuestro imperio; con todo,
no solamente me perdonáis, sino
que sois el primero en solicitar de
mí la paz , y con un acto de arrepentimiento
, con una lágrima de
corazón , me perdonáis todos mis
pecados , me recibís en vuestra gracia
, y me hacéis de nuevo vuestro
amigo é hijo. Esto quiere decir ser
Dios. ¡ O cuánto me alegro , cuando
considero que Vos sois Dios, esto
es , una infinita liberalidad, una
infinita magnanimidad, una infi-