Abril 2009 - Percano Grupo Corporativo
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Un acercamiento a los<br />
capitales<br />
rm/P71<br />
escribió Petrarca en uno de sus sonetos: “Oh envidia, enemiga<br />
de la virtud/ que gustosa te opones a todo lo bueno”.<br />
Por su parte, Ovidio comentó, en el libro II de sus Metamorfosis:<br />
“Todo es amarga hiel en su corazón y su pecho,/ estando<br />
su lengua llena de un veneno que mata;/ cuando de la boca le<br />
sale viene sucio,/ pues su aliento envenena, y nunca ríe/ sino<br />
cuando encuentra su deleite/ en el enorme dolor que atenaza<br />
y aqueja algún otro./ Nunca duerme su ojo, y siempre gime/<br />
por lo mucho que le aflige y apena la felicidad ajena./ Pronto se<br />
duele, se consume y pena/ viendo feliz a aquel que vivir sabe.<br />
Este es su suplicio y su castigo,/ pues, si no daña a otro, a sí<br />
misma se daña./ Siempre busca la maldad, siempre envenena/<br />
a aquél con quien compite, hasta hacerlo infeliz./ Para no verla,<br />
lleva la frente baja/ Minerva, y luego, cansada, así la increpa”.<br />
Un claro ejemplo de envidia histórica es la Cuarta Cruzada,<br />
librada en 1204 y convocada por los venecianos con la<br />
supuesta idea de “liberar” Tierra Santa de manos islámicas.<br />
Sin embargo, esta batalla culminó en un saqueo perpetrado<br />
contra Constantinopla, capital del Imperio Bizantino y<br />
máximo rival comercial marítimo de la República de Venecia.<br />
De este modo, aprovecharon una “causa justa” para eliminar<br />
por envidia a su mayor competencia económica en la<br />
cuenca del Mediterráneo.<br />
l<br />
El segundo circulo del purgatorio:<br />
los envidiosos<br />
“Entonces abrí los ojos más que antes; miré hacia delante, y vi<br />
sombras con mantos, cuyo color no era diferente del de la pie-<br />
dra… cuando llegué junto a<br />
las almas y pude observar sus<br />
actos claramente, brotó de<br />
mis ojos un gran dolor. Me parecían<br />
cubiertas de vil cilicio;<br />
cada cual sostenía a otra con<br />
la espalda, y todas lo estaban<br />
a su vez por la roca, como los<br />
ciegos, a quienes falta la subsistencia,<br />
se colocan en los<br />
perdones, y solicitan el socorro<br />
de sus necesidades, apoyando<br />
cada uno su cabeza<br />
sobre la del otro, para excitar<br />
más pronto la compasión, no<br />
por medio de sus palabras,<br />
sino con su aspecto que no<br />
contrasta menos. Y del mismo<br />
modo que el sol no llega<br />
hasta los ciegos, así también<br />
la luz del cielo no quiere mostrarse<br />
a las sombras de que<br />
hablo, pues todas tienen sus<br />
párpados atravesados y cosidos<br />
por un alambre como se<br />
hace con los gavilanes salvajes<br />
para domesticarlos”. Dante<br />
Alighieri, Divina comedia, Purgatorio,<br />
canto XIII<br />
Virtud?<br />
“La envidia es muy curiosa<br />
porque tiene una larga y virtuosa<br />
tradición, lo que parecería<br />
contradictorio con su<br />
calificación de pecado. Es la<br />
virtud democrática por excelencia.<br />
Por ella, la gente tiende<br />
a mantener la igualdad. Produce<br />
situaciones para evitar<br />
que uno tenga más derechos<br />
que otro. Al ver un señor que<br />
ha nacido para mandar, dices:<br />
“¿Por qué estás tú allí y no yo?<br />
¿Qué tienes que yo no tenga?”<br />
Entonces la envidia es,<br />
en cierta medida, origen de<br />
la propia democracia, y sirve<br />
?<br />
La envidia<br />
arranca<br />
plumas de<br />
las alas de la<br />
fama, óleo<br />
de Françoise-<br />
Guillaume<br />
Ménageot.