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Abril 2009 - Percano Grupo Corporativo

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m/P12<br />

La idea cristiana<br />

contra los congéneres, sino que atentaban contra la entelequia<br />

divina. Según su naturaleza, los teólogos medievales dividieron<br />

los pecados en dos grupos. El primero se denominó mortal y estaba<br />

constituido por todas las faltas que atentaban contra la ley<br />

que, según la tradición bíblica, Dios había entregado a los hombres<br />

y que se resumía en los diez mandamientos. Se les llamaba<br />

así porque consistían en transgresiones conscientes a estas normas<br />

y su consecuencia era la condenación eterna. El segundo<br />

grupo era el de los veniales, fallas leves al orden eclesiástico que<br />

si bien eran considerados atentados contra los mandamientos,<br />

no constituían por sí mismos un distanciamiento drástico ni una<br />

enemistad con Dios.<br />

No fue sino hasta la Baja Edad Media, en Europa, cuando<br />

apareció en la doctrina un listado concreto de siete pecados capitales,<br />

llamados así porque se consideraban “cabeza” (en latín,<br />

capita) u origen de muchos otros vicios. Santo Tomás de Aquino,<br />

teólogo dominico que vivió en el siglo XIII y considerado “quinto<br />

doctor de la Iglesia”, decía que “un vicio capital es aquel que tiene<br />

un fin excesivamente deseable, de manera tal que en su deseo<br />

un hombre comete muchos pecados, todos los cuales se dice<br />

son originados en aquel vicio como su fuente principal.”<br />

Los primeros son comportamientos naturales que, por exceso,<br />

dejan de ser operativos. Es necesario que el hombre se alimente;<br />

sin embargo, el deseo por comer cantidades excesivas<br />

deja de ser operativo, ya que atenta contra el orden natural y el<br />

orden moral: así como fisiológicamente el cuerpo se vería dañado<br />

por el consumo innecesario de nutrientes, tampoco sería<br />

ético despojar al semejante de su comida por el simple placer de<br />

seguirlo haciendo. El sistema de este tipo de faltas aún respondía<br />

a la idea del pecado como daño al bien colectivo, su objetivo era<br />

El mundo es<br />

considerado<br />

enemigo del<br />

alma porque<br />

a los ojos<br />

humanos es<br />

un espacio de<br />

goce sensorial,<br />

lleno de<br />

placeres y<br />

vanidades,<br />

opuesto al<br />

modelo de<br />

vida ideal del<br />

cristianismo.<br />

La tentación<br />

de san Antonio,<br />

por Dalí,<br />

1926.<br />

mostrar los peligros higiénicos<br />

que podrían asechar a las almas,<br />

era un listado de advertencias<br />

sobre los riesgos que<br />

podría acarrear la desmesura.<br />

Éstos se definieron en un<br />

momento histórico caracterizado<br />

por una sociedad<br />

castrense que de forma constante<br />

se enfrentaba en luchas<br />

armadas. Desde el siglo XIII<br />

hasta el XVI se utilizaron para<br />

sancionar los comportamientos<br />

sociales agresivos. El historiador<br />

John Bossy apunta que<br />

“los siete pecados capitales<br />

son la expresión de la ética social<br />

y comunitaria con la cual<br />

el cristianismo trató de contener<br />

la violencia y sanar la conflictiva<br />

sociedad medieval.”<br />

La religiosidad bajomedieval<br />

se distinguió por el sentido<br />

colectivo de sus ritos, los cuales<br />

involucraban a los distintos<br />

estratos de la población.<br />

Las procesiones, los carnavales,<br />

la liturgia, incluso la construcción<br />

de las catedrales góticas<br />

representaban el orden

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