dosier reseñas LIBER 2011 - Ecomputer

More documents

Recommendations

Info

evistas, programas de radio, recopilaciones. Brotan los escritores, sin que nadie, en general, señale lo que está bien y lo que no. Mientras tanto, ese público más o menos maduro y real que compra libros, sigue maniatado por la novela. ¿De dónde procede ese encasillamiento del cuento como género menor: del escritor que lo escribe a la ligera, del lector que lo lee como entretenimiento, o del editor que quiere invertir en un producto más trabajado? Me han hecho muchas veces esta pregunta y nunca he sabido responderla con la soltura necesaria. Ya no tengo certezas respecto a esta condición última del relato. Influye todo: el cuento como género ilustrado con el que empiezas a leer, el desapego posterior, cuando uno crece y desaparecen las imágenes. También la sensación, errónea, de que cuantas más páginas tenga un texto más convincente va a ser. Incluso el modo en que se enseña literatura en los institutos o la imagen elitista que en ocasiones transmite la lectura. El editor, que comparte culpas con el lector, acaba teniendo mala conciencia: consiente que los autores flirteen con lo breve, pero en privado sueña con publicar lo que la gente quiere. Y la gente, salvo los propios escritores o los que aspiran a serlo, no busca cuentos. El fraccionamiento pone nerviosos a muchos lectores. Necesitan una estructura que les lleve de la mano. ¿Son los concursos la única alternativa a la dedicación profesional a la literatura dentro de un género 'marginal'? ¿Qué vale más, la recompensa económica o la moral? A la primera pregunta, la respuesta, según mi experiencia, es sí. Salvo excepciones, los libros de cuentos tienen una trayectoria comercial muy limitada, así que toca concursar. Yo llevo años haciéndolo y no me arrepiento, aunque sé que hay editores que miran con desdén a los autores de concurso. Respecto a la segunda pregunta, te diría que la recompensa moral va diluyéndose con los años y los inconvenientes derivados de la volatilidad del género. Sucede lo mismo con las buenas críticas: no hacen lectores. Queda, pues, la recompensa económica, como una forma más de dar sentido a este oficio. Al menos a una parte. ¿Cuál es su aspiración? ¿Dotar al relato corto del prestigio de que disfruta en otros países es tarea imposible? Una de los alicientes de escribir cuentos es la libertad que te procuran: nada de modas ni deudas de mercado. Dentro de un orden, puedes hacer lo que te venga en gana. Y yo lo he hecho. El prestigio proviene de la crítica, los análisis, las antologías. Es algo ajeno al lado mercantilista de la literatura. Aunque existe otro prestigio, basado en el dinero y los millares de ejemplares vendidos, que también es respetable. Es más, a veces ambos coinciden, lo cual resulta envidiable. Yo ya no aspiro a que el género despunte. Soy, como han apuntado algunos estudiosos, un autor invisible. En otros países la vida del cuentista es más saludable, por descontado. Aunque casi todos los autores extranjeros de cuentos con los que he coincidido, escondían el mismo pesar respecto a su profesión. 'La pesca con mosca' (2003) es su única novela. ¿Quitó la gana? Cuando la escribí, el mundo de los cuentos comenzaba a cerrarse para mí. Tenía que intentar hacer otra cosa para seguir publicando. Por eso tomé la decisión de afrontar un género diferente. Tuvo buenas <strong>reseñas</strong> y con los años te tropiezas con comentarios de críticos que la recuerdan con ternura. No es un libro extraño para mí, una excepción ya archivada. El problema es que el cuento, técnicamente, ejerce su tiranía: cuesta salir de él. Me falta flexibilidad, lo reconozco. Pero de vez en cuando voy más allá de las cincuenta o sesenta páginas y sobrevuelo la nouvelle. Si hago memoria de los libros que he leído, muchos de los que más me han calado son novelas cortas. ¿Qué debe tener un cuento? ¿Qué diferencia uno bueno de uno malo? Hoy en día leo muchos cuentos perfectos técnicamente, cuentos de taller literario, muy logrados, pero carentes de alma. El cuento tiene que crecer al tiempo que el autor madura. Si no ofrece una visión de lo que nos rodea, no deja de ser un artificio, algo que estalla o retumba en la lejanía, pero sin un peso real. Ese latido, ese respirar juntos del estilo y lo que se cuenta, es lo que acaba por dar vida a un relato. ¿Cuál es su técnica para crear una historia? Yo procuro alejarme de la idea convencional del relato, ésa que está en la cabeza de todos: algo con planteamiento, nudo y desenlace. El cuento efectista no me interesa. Degrada el género. Esperar una sorpresa final devalúa la historia. Pero ésta es mi opinión, claro. Otros lectores se sienten estafados cuando leen un cuento con el principio o el final escamoteados. Yo me siento a gusto en la ambigüedad. Prefiero que los personajes actúen según su mandato. Trato de evitar las marionetas y, como comentaba antes, procuro insuflar algo de verdad a las historias. Eso implica volver sobre lo mismo muchas veces, insistir en busca de ese momento mágico creativo que destaque un cuento sobre los demás. Muchas veces, puro azar. 10
¿Cuál es la 'marca de la casa' en sus cuentos? Que son cuentos que se apoyan unos en otros. Que forman libros. Por separado, quizás parezcan desvalidos. Su hueco está en una colección, no una antología. Forman un todo característico, definido con matices en cada libro. La mayoría son escénicos, muy fotográficos. Reconozco que son cuentos para lectores que disfrutan con lo breve, un tipo de lector avezado, escondido, como puede ser el de la poesía. Escribir para pocos, lo admito, termina por marcarte. ¿Para qué sirve que a uno lo consideren 'uno de los mejores autores actuales de cuentos'? Pues para que te hagan una pregunta así. Dicho esto, yo creo que sirve para poco. Yo ya he publicado muchos libros y cada nuevo título implica las mismas negociaciones y luchas. Como si fueses un autor novel. 'Siameses' es una excepción: mi primera reedición, el deseo de un editor, no el tuyo. Quizás, a la larga, ese prestigio tenga su peso. Las renuncias y los fracasos que oculta, sin embargo, no son públicos. Son el lastre que uno lleva, algo que se esconde entre las páginas de los libros y que ya es difícil discernir si pertenece a los personajes o al autor. Reproducción íntegra de la reseña de Fernando Sanmartín publicada en Heraldo de Aragón 15 de septiembre de <strong>2011</strong> 11
Page 1 and 2: SELECCIÓN DE RESEÑAS Y MENCIONES
Page 3: ÍNDICE TROPO EN LA CRÍTICA Y EN L
Page 6 and 7: Vidas prometidas Texto íntegro de
Page 8 and 9: Reproducción íntegra de la reseñ
Page 12 and 13: Sobre Turrones para Sender, de Mart
Page 14 and 15: «Esta novela profundiza en todas l
Page 16 and 17: Sobre El trepanador de cerebros, de
Page 19 and 20: «No hace falta más que repasar Fa
Page 21 and 22: Sobre La tarde del dinosaurio, de C
Page 23 and 24: «Lara Moreno es la última cronopi
Page 26 and 27: Sobre La soledad de los ventrílocu
Page 28 and 29: Este espíritu irreverente y contes
Page 30: Sobre Vivo o muerto. Cuentos del sp

dosier reseñas LIBER 2011 - Ecomputer

Create successful ePaper yourself

Delete template?

Save as template?