54 a 73 - Club Náutico San Isidro

medias (no, las nuevas no, esas rotas
que le traen suerte y usa arriba de
las nuevas), los botines, la camiseta,
etc. Siente que le faltó la charla en la
lancha (la de menos cuarto, obvio) y
los cuentos de la salida nocturna del
soltero, que supone tuvo una noche
agitada que le impediría rendir como
debe. Extraña esa sensación de extremo
cansancio mezclada con la satisfacción
del deber cumplido dentro de
la cancha en el juego y fuera de la misma
en el tiempo compartido. Se siente
raro porque es domingo por la noche
y no le duele nada, salvo... el alma.
Por otra parte también está aquel jugador
más joven (o no tanto...) que
aún está soltero y disfruta del fútbol
tanto como nuestro personaje anterior.
Si bien pudo dormir un rato más
(corrijo, si bien pudo dormir), la lluvia
no lo deja disfrutar de su fin de semana
como estaba planeado. No sólo
cambió el chori o la hamburguesa del
Gran Pepe por un par de porciones de
pizza fría que sobró de anoche; sí, ésa
que pidieron con la banda y que tiene
un pucho apagado en el otro lado del
cartón! El capítulo de los Simpsons
que están dando en TeLeFe ya lo vio
un millón de veces y los chistes de
Homero sólo le sacan una tímida sonrisa
que no alcanza para compensar la
profunda tristeza de no estar corriendo
en la Isla B con sus amigos. Cómo
último intento antes de clavarse toda
la tarde mirando el fútbol que otros
juegan, mandó mensajes a su equipo
con la idea de armar un campeonato
de play, pero la mitad le contestó diciendo
que no podían porque sus suegros
estaban de visita...
Igual, como en todos los aspectos
de la vida, está la otra cara de la
moneda.
El primero de estos personajes que
se contentan con la suspensión de la
actividad deportiva es aquel que vio
la lluvia durante la noche y decretó
que el fútbol ya estaba suspendido y
sin importar la confirmación oficial.
Decidió apagar la alarma del celular
y tiro la noche por la ventana sin importar
que esa garúa podía terminar
en cualquier momento y su sábado o
domingo de resaca se vería abruptamente
interrumpido por el llamado
del capitán desde la lancha pidién-
dole explicaciones y que se apure. El
diálogo sería muy similar al siguiente:
—¿Estás dormido? ¡Dale flaco! ¡Jugamos
todos los días a la misma hora! ¡Somos
6!
—(con voz muy rota, parecida a la del
Coco Basile) ¿Cómo? ¿No se suspendió?
¿Vos viste todo lo que llovía?
—¡Uhhh, tas roto! ¡Cayeron dos gotas y
paró! ¡El resto era cerveza que debes haber
volcado! METELE! (y corta ofuscado
mientras comenta con el resto del
equipo... siempre lo mismo con éste los
días de casi lluvia).
Y por otro lado tenemos aquel equipo
que necesita imperiosamente una
suspensión de la fecha ya que es la
única posibilidad que tiene de que
no se le descuenten puntos por no
presentarse, o tener que presentar
un equipo “alternativo”, si es que encuentra
algún socio dispuesto a calzarse
los botines y bancarlo.
Mandó un mail el miércoles preguntando
quiénes estaban para el
fin de semana. El arquero contestó
que todavía no se recupera del golpe
que recibió al promediar el segundo
tiempo el último partido, el dos tiene
un bautismo de un sobrino en el
centro al que no puede faltar, el cinco
se fue a una despedida de solteros a
Mar del Plata y el que hace las veces
de delantero (que dicho sea de paso
no mete un gol hace 8 fechas) tiene
el festejo por los 50 años de casados
de sus abuelos. Para colmo la noche
previa al partido hay una fiesta a la
AC Milan En la historia del fútbol del Náutico es el equipo que más títulos lleva
ganados, a saber:
1 ..... Primavera 1997
2 ..... Copa Pollitzer 1997
3 ..... Otoño 1998
4 ..... Primavera 1998
5 ..... Otoño 1999
6 ..... Primavera 2000
7 ..... Primavera 2002
8 ..... Copa Pollitzer 2003
9 ..... Copa Pollitzer 2004
10 ... Otoño 2005
11 ... Otoño 2006
12 ... Otoño 2007
13 ... Primavera 2008
14 ... Otoño 2009
—71—
que acudirán los tres solteros que le
quedan al equipo. La cosa no pinta
nada bien y ya es tarde para dar WO
sin descuento de puntos. La única
esperanza es que dé resultado el baile
que está haciendo alrededor de la
vela que acaba de encenderle a San
Noé (¿existirá San Noé?) y caiga
un buen chaparrón. Todo ello con el
riesgo de sufrir el fin de semana de
nuestro primer personaje.
Por supuesto, el día del partido hace
el último intento para no tener que
presentarse con el equipo alternativo
que armó (para el que tiene que llevar
botines, pantalones y medias de
más): llamará al Club cruzando los
dedos y diciendo:
—¿El fútbol está suspendido no? (...) ¿pero
cómo? ¿Acaso no ven el rocío que cayó?
Y ya ante la respuesta negativa exhalará
de manera relajada pensando
que comerse cinco con este equipo
alternativo no es tan grave como
pasar dos días horribles, viendo por
la ventana cómo la lluvia cae como
agua bendita después de tanto rezo.
En el fondo está contento...
Todos nos sentimos identificados con
alguno (o varios) de estos personajes.
Con alguno hoy, con otro hace ya
un tiempo, y con otro... ya lo verán.
Por nuestra salud mental, esperemos
que las mejoras en las canchas permitan
en el futuro que las suspensiones
sean cada vez más espaciadas.
Porque sobre llovido, mojado... ¡no
es negocio!