54 a 73 - Club Náutico San Isidro

Los Clásicos
Ebelyn
“Hoy es domingo y es como el 12º domingo que me encuentra
en Miami, adonde vine a vivir por unos años por
motivos de trabajo. Ya sé que hoy Ebelyn le ganó 5 a 2 a
Falacia después de un comienzo de campeonato complicado.
Si bien la rotura de ligamentos cruzados, hace casi
cinco meses, me obligó a alejarme del fútbol y todavía me
tiene sin poder jugar (lo que me da la excusa mental de
que aunque estuviera en Buenos Aires, igual no podría
ir a la Isla a otra cosa que no fuera a alentar a mis compañeros),
aun así lo que más extraño desde acá son los
domingos a la mañana. Poner el despertador a las 8:15,
sin importar qué hayamos hecho la noche anterior, llegar
con lo justo a la lancha, esos 15 minutos de viaje por el
río, esperando llegar al muelle. Bajar en la isla vacía hasta
recién, y ahora llena de viejos que seguimos queriendo
jugar al fútbol… el mirar el cielo los días anteriores deseando
que si es que va a llover, no lo haga justo el domingo.
El pasto empapado de rocío las mañanas de invierno,
ponerse los botines y jugar al fútbol en la isla para mí es
uno de los mejores programas del fin de semana.
A mí me gusta y lo disfruto, y además tengo la suerte de
jugar en Ebelyn en donde a todos nos pasa algo parecido.
Un equipo con el que hemos salido campeones los últimos
7 campeonatos y espero que podamos seguir así por
muchos más (¡sí!, podamos porque aunque yo no pueda
jugar, aunque los domingos me encuentren a miles de kilómetros
de la isla yo sigo sintiéndome parte de Ebelyn).
Por ahora me tengo que conformar con seguir a mi equipo
por teléfono y ver el campeonato por Internet, que dicho
sea de paso, la página está mucho mejor que antes. Espero
que cuando vuelva haya un lugar para mí en Ebelyn
para poder volver a jugar a la pelota en la Isla B…!”.
Éstas son palabras de nuestro ex capitán, El Gato Bourse,
que es quien nos dejó en la cima de los campeonatos ganados,
aportando toda su garra, sus conocidas zancadas,
y no perdonar la red contraria cuando se decide a pegarle
a la bola.
Gato, Ebelyn te extraña, y la 11 te está esperando siempre.
Centenario - Fútbol
—58—
Manolito
Para todos los lectores de Náutico, la mayoría de los cuales
no debe tener ni la menor idea de cómo nació Manolito,
así que les mando una foto del primer equipo que formamos
en el CNSI, estimo que en el año 1977 o 78, cuando
jugábamos al fútbol en la isla A, también llamada Sarandí,
o “la principal”, en el sector ubicado entre los juegos y
la pileta. En esa época la Isla B todavía era un proyecto,
el sueño de algunos y en los hechos sólo un pantano. Y si
hoy existe es gracias al enorme esfuerzo y trabajo de muchos,
pero también “gracias” al fútbol, porque con tal de
sacar de la isla A ese deporte de “jugadores sucios y muy
mal educados”, como nos decían en las asambleas de esos
años, hubieran hecho cualquier cosa en el Club.
Ya pasaron más de 30 años, es increíble! En la foto la formación
inicial, parados de izquierda a derecha Alejandro
Pollitzer (defensor), Lucho Dates (arquero), Ale Roca
(defensor) y “la saeta” Marcelo Suárez Bidondo (delantero);
agachados Santi Castro Videla (mediocampo), Ignacio
Dahl (delantero) y Jorge Gómez Carrillo (mediocampo).
Hoy quiero recordar a todos ellos porque fue un
gran equipo y la pasamos muy bien durante muchos años,
sobre todo en esos primeros grandes enfrentamientos
contra López SA (Mariano Rodríguez Alcobendas, Ricardo
González Montalvo, Horacio Mieres, y compañía),
y también a todos los que se fueron agregando después
y jugaron durante muchísimos años en Manolito (Canito,
el Negro Quintás, Mariano Astigueta, Alfredo Harris, Javota
Gómez Carrillo, Ale Madero, Enriquito Maschwitz,
Fernando Mendonça, Ignacio Madero, el Sapo Noguer,
Marcos Machado, Santi y Tommy Gómez Carrillo y perdón
por otros de los que ya no me acuerdo), pero fundamentalmente
quiero homenajear a Ale Pollitzer que fue
piedra fundamental y fundadora de este equipo, un gran
amigo y un recio fullback.
ale roca
Manolito fue un equipo duro. Siempre fuimos los más
grandes... los viejitos. Así nos llamaban los más jóvenes
cuando empezaba el partido. Al terminar, generalmente,
el apodo desaparecía de la boca de los contrincantes.
Como siempre jugamos en la A, cuando teníamos 30,
nos tocaban los de 20/25, cuando teníamos 40, los de 30/