257 discurso de orden pronunciado por el dr. jose rodriguez urraca ...

La Historia y sus textos
en los futuros vuelos interplanetarios, según que el cohete se dirija a la
Luna, Marte o Venus. Todos comprenden que “el vuelo más alto” de una
nave ha alcanzado mucho más allá de esos doce kilómetros a que
conservadoramente llegaba la imaginación del historiador - novelista.
Pero, sin embargo, hay una larga zona en la cual las cosas permanecen
inalterables. Y dentro de esa zona nuestros estudios universitarios, y más
concretamente los jurídicos, parecen ocupar el primer término, si se toma
en cuenta su rango e importancia.
El Profeso JAIME GUASP, ilustre procesalista español, catedrático de la
Universidad de Madrid, ha escrito un trabajo llamado La Cultura del
Jurista, que ustedes podrán leer en próxima edición de esta Universidad.
En él, GUASP, reflejando en sus palabras la inquietud de nuestros hombres
más avanzados por precisar qué es lo que el jurista debe saber como tal,
llega a la heterodoxa conclusión de que hasta el momento actual la
formación del aprendiz de jurista ha estado totalmente errada. Que las
llamadas Humanidades constituyen una base falsa para la formación de
los profesionales del derecho, desde luego que pretendiendo éstas un
estudio individualizado, particularizado, poca o ninguna ayuda pueden
dar al aspirante a científico del Derecho, el cual trabaja a base de
generalizaciones o abstracciones. Científicamente, es decir, en el plano
del conocimiento jurídico, se habla de relación jurídica, de sujeto de
derecho, de nociones abstractas construidas por la inteligencia, las cuales,
precisamente por ese carácter abstracto, podrían ser mejores
comprendidas por quien está formando en el campo de las llamadas
Ciencias de la naturaleza.
Sin entrar a un debate a fondo sobre lo planteado por GUASP, pretendo
añadir a esta preocupación por la orientación del estudio de lo jurídico
algunas reflexiones que tienen la ventaja circunstancial de ser aplicadas
a las diversas ramas de la educación superior en Venezuela. Esas
reflexiones se conectan con la ya sugerida cuestión de los fines perseguidos
por la educación superior en nuestro país.
La filosofía alemana de mayores repercusión universales ha acuñado los
términos “concepción de la vida” y “concepción del mundo” para referirse
a la particular visión que una determinada sociedad de los hechos o
acontecimientos que la rodean, y de la dirección que ella toma para lograr
una coherencia fundamental con tales hechos. Pero, desgraciadamente,
la gran mayoría de los autores y teorías que emplean la terminología
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