257 discurso de orden pronunciado por el dr. jose rodriguez urraca ...

La Historia y sus textos
económica, política y social que particulariza a un Estado cualquiera en
un determinado momento histórico. Hay estados de avance y estados en
regreso, situación que naturalmente ha de influir en la atención que se
preste a esos fines nacionales. Un país deseoso de ocupar posiciones
importantes dentro de la comunidad de naciones tratará por todos los
medios de afianzar sus valores nacionales, mientras que un país decrépito
o decadente se refugiará en pretensiones de universalidad para ocultar la
pérdida de sus fuerzas. Los fines de la civilización a la cual se pertenece
no están suficientemente clarificados por la sociología contemporánea,
sobre todo desde que corrientes actuales de verdadera influencia han
puesto en boga la idea de indistinción entre las civilizaciones o de la
artificialidad de las distinciones existentes. De todas formas, ciertos
aspectos de esas finalidades aparecen en la actualidad, por lo menos,
como manifestaciones políticas, en el peor sentido del término, que tratan
de ahogar la personalidad de muchas naciones agrupadas en torno a un
eje que pretende dirigir monopoliticamente su vida. Finalmente cuando
hablamos de fines humanísticos, nos hallamos frente a las más hermosas
tentativas de eternidad que haya iniciado el hombre. Los fines
humanísticos pretenden reafirmar la universalidad del hombre e insistir
en los elementos que identifican a todos los individuos de la especie
humana como pertenecientes a una familia común. Aspiran en cierto
modo, tales fines, a matar al lupus localizado por Hobbes y a organizar las
cosas de modo que todos podamos caber en el mundo sin molestarnos los
unos a los otros.
No queda duda de que los fines nacionales y los humanísticos están
desvaídos en el paisaje de nuestra educación superior desde luego que
cuando se habla de lo que debe hacerse a favor de Venezuela nos
conformamos con unas cuantas frases hechas y algunos discursos vacíos
incapaces de alcanzar la esencia de sentimientos nacionalistas; y que el
humanismo para muchos de nosotros es una palabra misteriosa,
relacionada con monasterios medievales, la obra de Pico de la Mirándola,
la Gramática de Lebrija y otras manifestaciones de la misma especie cuya
característica fundamental es la aridez. Quizás los fines de la civilización
estén más claros, si se atiende a la realidad de los hechos, y si nos
conformamos con creer que nuestra civilización es aquella que ha
sustituido el pesebre por el árbol de Navidad y la rica melodía “Hoy es tu
día” por un insulso airecillo extranjero.
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