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257 discurso de orden pronunciado por el dr. jose rodriguez urraca ...

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Revista <strong>de</strong> la Facultad <strong>de</strong> Ciencias Jurídicas y Políticas. Nº 3. 2007<br />

DISCURSO DE ORDEN PRONUNCIADO POR EL DR. JOSE<br />

RODRIGUEZ URRACA EN EL ACTO DE LA COLACION DE LOS<br />

ABOGADOS INTEGRANTES DE LA PROMOCION DR. DONATO<br />

PINTO<br />

José Ro<strong>dr</strong>íguez Urraca<br />

Una sola razón justifica mi presencia en este acto, y <strong>de</strong>seo explicarla<br />

brevemente. Los integrantes <strong>de</strong> la promoción “DR. DONATO PINTO”,<br />

fueron mis primeros alumnos en esta Universidad, ya gestada en la Escu<strong>el</strong>a<br />

<strong>de</strong> Derecho Migu<strong>el</strong> José Sanz. Apenas unos días <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> egresado <strong>de</strong><br />

las aulas universitarias, acontecimientos personales me <strong>de</strong>volvieron a<br />

<strong>el</strong>las convertido en profesor gracias a la característica improvisación<br />

venezolana. Y fueron los hoy abogados flamantes los que escucharon mis<br />

balbuceos en materia <strong>de</strong> tanta responsabilidad como <strong>el</strong> Derecho Civil.<br />

Ellos se iniciaban y yo también. Cual <strong>de</strong> las dos partes hubo <strong>de</strong> ser más<br />

paciente es cosa resu<strong>el</strong>ta, puesto que ya en ocasión anterior he afirmado<br />

que fueron <strong>de</strong> los más serios alumnos que he tenido, y, en consecuencia, a<br />

<strong>el</strong>los les correspon<strong>de</strong> la primacía <strong>de</strong> la paciencia <strong>por</strong> haber so<strong>por</strong>tado las<br />

incursiones <strong>de</strong> un aprendiz.<br />

Hoy quiero hablar a <strong>el</strong>los nuevamente, implicándolos en una discusión<br />

que no pue<strong>de</strong> postergarse más en nuestros medios universitarios, cual es<br />

la r<strong>el</strong>ativa a los fines que nos proponemos alcanzar. Se habla <strong>de</strong> la escu<strong>el</strong>a<br />

primaria, <strong>de</strong>l bachillerato; se plantea la crisis <strong>de</strong> ambas ramas <strong>de</strong> la<br />

educación venezolana, pero se echan a un lado las reflexiones<br />

fundamentales respecto <strong>de</strong> la educación superior. Hemos llegado a un<br />

estado <strong>de</strong> pasividad, <strong>de</strong> quietismo, que a algunos hace creer que han<br />

alcanzado los máximos niv<strong>el</strong>es <strong>de</strong> su jerarquía profesional. Y es que,<br />

<strong>de</strong>sgraciadamente, la polémica mundial en torno al problema <strong>de</strong> la<br />

enseñanza <strong>de</strong>l Derecho parece no haber llegado a las faculta<strong>de</strong>s<br />

venezolanas, como no se a través <strong>de</strong>l eco <strong>de</strong> ciertas Resoluciones<br />

extranjeras sobre las que se pasa rápidamente como cuestiones molestas<br />

e insustanciales.<br />

La gente dice que los tiempos han cambiado. Que <strong>de</strong>be orientarse <strong>por</strong><br />

nuevos caminos todo lo que refleje la época que vivimos. La gente se da<br />

cuenta <strong>de</strong> que hay un largo trecho recorrido entre las palabras <strong>de</strong> con que<br />

finalizaba WELLS su referencia al espacio en Breve Historia <strong>de</strong>l Mundo y<br />

las enseñanzas <strong>de</strong> STERFELD, <strong>por</strong> ejemplo, en torno a la técnica a emplear<br />

<strong>257</strong>


La Historia y sus textos<br />

en los futuros vu<strong>el</strong>os interplanetarios, según que <strong>el</strong> cohete se dirija a la<br />

Luna, Marte o Venus. Todos compren<strong>de</strong>n que “<strong>el</strong> vu<strong>el</strong>o más alto” <strong>de</strong> una<br />

nave ha alcanzado mucho más allá <strong>de</strong> esos doce kilómetros a que<br />

conservadoramente llegaba la imaginación <strong>de</strong>l historiador - nov<strong>el</strong>ista.<br />

Pero, sin embargo, hay una larga zona en la cual las cosas permanecen<br />

inalterables. Y <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> esa zona nuestros estudios universitarios, y más<br />

concretamente los jurídicos, parecen ocupar <strong>el</strong> primer término, si se toma<br />

en cuenta su rango e im<strong>por</strong>tancia.<br />

El Profeso JAIME GUASP, ilustre procesalista español, cate<strong>dr</strong>ático <strong>de</strong> la<br />

Universidad <strong>de</strong> Ma<strong>dr</strong>id, ha escrito un trabajo llamado La Cultura <strong>de</strong>l<br />

Jurista, que uste<strong>de</strong>s po<strong>dr</strong>án leer en próxima edición <strong>de</strong> esta Universidad.<br />

En él, GUASP, reflejando en sus palabras la inquietud <strong>de</strong> nuestros hombres<br />

más avanzados <strong>por</strong> precisar qué es lo que <strong>el</strong> jurista <strong>de</strong>be saber como tal,<br />

llega a la heterodoxa conclusión <strong>de</strong> que hasta <strong>el</strong> momento actual la<br />

formación <strong>de</strong>l aprendiz <strong>de</strong> jurista ha estado totalmente errada. Que las<br />

llamadas Humanida<strong>de</strong>s constituyen una base falsa para la formación <strong>de</strong><br />

los profesionales <strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego que pretendiendo éstas un<br />

estudio individualizado, particularizado, poca o ninguna ayuda pue<strong>de</strong>n<br />

dar al aspirante a científico <strong>de</strong>l Derecho, <strong>el</strong> cual trabaja a base <strong>de</strong><br />

generalizaciones o abstracciones. Científicamente, es <strong>de</strong>cir, en <strong>el</strong> plano<br />

<strong>de</strong>l conocimiento jurídico, se habla <strong>de</strong> r<strong>el</strong>ación jurídica, <strong>de</strong> sujeto <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>recho, <strong>de</strong> nociones abstractas construidas <strong>por</strong> la int<strong>el</strong>igencia, las cuales,<br />

precisamente <strong>por</strong> ese carácter abstracto, po<strong>dr</strong>ían ser mejores<br />

comprendidas <strong>por</strong> quien está formando en <strong>el</strong> campo <strong>de</strong> las llamadas<br />

Ciencias <strong>de</strong> la naturaleza.<br />

Sin entrar a un <strong>de</strong>bate a fondo sobre lo planteado <strong>por</strong> GUASP, pretendo<br />

añadir a esta preocupación <strong>por</strong> la orientación <strong>de</strong>l estudio <strong>de</strong> lo jurídico<br />

algunas reflexiones que tienen la ventaja circunstancial <strong>de</strong> ser aplicadas<br />

a las diversas ramas <strong>de</strong> la educación superior en Venezu<strong>el</strong>a. Esas<br />

reflexiones se conectan con la ya sugerida cuestión <strong>de</strong> los fines perseguidos<br />

<strong>por</strong> la educación superior en nuestro país.<br />

La filosofía alemana <strong>de</strong> mayores repercusión universales ha acuñado los<br />

términos “concepción <strong>de</strong> la vida” y “concepción <strong>de</strong>l mundo” para referirse<br />

a la particular visión que una <strong>de</strong>terminada sociedad <strong>de</strong> los hechos o<br />

acontecimientos que la ro<strong>de</strong>an, y <strong>de</strong> la dirección que <strong>el</strong>la toma para lograr<br />

una coherencia fundamental con tales hechos. Pero, <strong>de</strong>sgraciadamente,<br />

la gran mayoría <strong>de</strong> los autores y teorías que emplean la terminología<br />

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Revista <strong>de</strong> la Facultad <strong>de</strong> Ciencias Jurídicas y Políticas. Nº 3. 2007<br />

alemana en lengua cast<strong>el</strong>lana, se limitan a una traducción que no conduce<br />

a nada, <strong>de</strong>sprovista <strong>de</strong> conexión con aqu<strong>el</strong> significado, y solamente nos<br />

pro<strong>por</strong>cionan vacías resonancias verbales con las cuales ni siquiera<br />

po<strong>de</strong>mos formarnos una imagen <strong>de</strong> lo que sea una concepción <strong>de</strong>l mundo<br />

y <strong>de</strong> la vida. Quienes han estudiado <strong>el</strong> programa <strong>de</strong> Derecho Procesal <strong>de</strong><br />

Cuarto Año no po<strong>dr</strong>án <strong>de</strong>smentir al respecto, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego que <strong>el</strong>los también<br />

se estarán preguntando todavía que significa eso <strong>de</strong> la “acción como<br />

visión particular <strong>de</strong>l mundo y <strong>de</strong> la vida”.<br />

Pues bien, justo a esto quería llegar. Cada época ve con mirada propia <strong>el</strong><br />

significado <strong>de</strong> lo que <strong>el</strong>la quiere alcanzar. El Renacimiento formó<br />

humanistas que estudiaban <strong>el</strong> latín como algo primordial <strong>por</strong>que toda la<br />

cultura giraba alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> las lenguas clásicas. La Edad Media formó<br />

hombres imbuidos en las i<strong>de</strong>as r<strong>el</strong>igiosas. El predominio <strong>de</strong> la Iglesia<br />

trajo como consecuencia <strong>el</strong> que todas las instituciones sociales fuesen<br />

estudiadas en base a sus conexiones con aqu<strong>el</strong>la; <strong>el</strong> posterior surgimiento<br />

<strong>de</strong>l estado Mo<strong>de</strong>rno ha traído como resultado <strong>el</strong> que aún los <strong>de</strong>rechos<br />

individuales se tracen en base a su concordancia con los intereses <strong>de</strong>l<br />

estado. Y <strong>el</strong>lo no solo en <strong>el</strong> estado <strong>de</strong> corte autoritario sino que lo contrario<br />

lo <strong>de</strong>muestra, <strong>por</strong> ejemplo, <strong>el</strong> cambio <strong>de</strong> la <strong>de</strong>finición <strong>de</strong>l Derecho <strong>de</strong><br />

propiedad que da <strong>el</strong> Código Civil venezolano <strong>de</strong> 1942 respecto a la<br />

contenida en <strong>el</strong> Código <strong>de</strong>l 22. En este último “es <strong>el</strong> <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> usar, gozar<br />

y disponer <strong>de</strong> una cosa <strong>de</strong> manera exclusiva, con las restricciones y<br />

obligaciones establecidas en la ley”.<br />

La época actual se caracteriza <strong>por</strong> su escasa firmeza para imponer sus<br />

fines. Estamos en un mundo sin valores, como diría COLIN WILSON, en<br />

<strong>el</strong> cual todo <strong>el</strong> mundo vive día a día, sin pensar en <strong>el</strong> paso inmediato <strong>de</strong>l<br />

cual ha <strong>de</strong> pen<strong>de</strong>r la estructura <strong>de</strong>l futuro. Y los pocos intentos <strong>de</strong> una<br />

organización estimativa tropiezan continuamente con los polos opuestos<br />

que niegan su vigencia: si se habla <strong>de</strong> la caridad, racionalmente se combate<br />

su falsa base social, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego que origina en <strong>el</strong> hombre problemas<br />

externos e internos irresolubles; si se habla <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n social, se critica <strong>el</strong><br />

que para conseguirle sea necesario combatir e inclusive <strong>de</strong>struir la<br />

iniciativa <strong>de</strong> grupos humanos en los cuales se gestan las i<strong>de</strong>ologías y la<br />

realidad <strong>de</strong>l <strong>por</strong>venir; si se habla <strong>de</strong> bien común, entendido en dirección<br />

socialista, se moviliza la censura <strong>por</strong> su menosprecio <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos<br />

individuales, y si en dirección escolástica, se establece la verdad sociológica<br />

<strong>de</strong> que no solo la suma <strong>de</strong> las distintas individualida<strong>de</strong>s constituye lo<br />

social. Así que nos hallamos frente a la situación que <strong>dr</strong>amáticamente<br />

259


La Historia y sus textos<br />

<strong>de</strong>scribía <strong>el</strong> ilustre sociólogo brasileño FERNANDO DE AZEVEDO: “Los<br />

fines a los cuales se hallaban ligados nuestros pa<strong>dr</strong>es ´perdieron su<br />

autoridad y su atractivo sin que nosotros veamos muy claramente, al<br />

menos con la unanimidad que sería necesaria dón<strong>de</strong> están los que se<br />

<strong>de</strong>ben perseguir <strong>de</strong> ahora en a<strong>de</strong>lante’ ”.<br />

Y esta <strong>de</strong>sorientación respecto <strong>de</strong> los fines se refleja también en la<br />

enseñanza universitaria, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego que la educación es trasunto <strong>de</strong> la<br />

vida <strong>de</strong> una época. Nos hallamos en medio <strong>de</strong> un maremagno técnico que<br />

no pue<strong>de</strong> respon<strong>de</strong>r las preguntas fundamentales que cada día nos vamos<br />

formulando.<br />

EINSTEIN afirmó - y posteriormente se <strong>de</strong>mostró - que si pudiera utilizarse<br />

toda la energía contenida en un cuarto <strong>de</strong> kilogramo <strong>de</strong> cualquier materia,<br />

se liberaría suficiente potencia para igualar la fuerza explosiva <strong>de</strong> siete<br />

millones <strong>de</strong> ton<strong>el</strong>adas <strong>de</strong> TNT. Todo <strong>el</strong>lo con base a una ecuación ya<br />

famosa: E = mc2, o sea, la energía es igual a la masa multiplicada <strong>por</strong> <strong>el</strong><br />

cua<strong>dr</strong>ado <strong>de</strong> la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz. Pero, en la memoria <strong>de</strong> los pueblos,<br />

quedará siempre grabada la discordancia entre los fines que se propuso<br />

<strong>el</strong> sabio y los que se alcanzaron a la postre con la utilización <strong>de</strong> su<br />

<strong>de</strong>scubrimiento. Hiroshima, Nagasaki y <strong>el</strong> pesquero japonés Fukuryu<br />

Maru son episodios que <strong>por</strong> conocidos evitan todo comentario. La<br />

ecuación <strong>de</strong> Einstein, ¿po<strong>dr</strong>ía compararse, en cuanto a sus efectos, con<br />

una <strong>de</strong>finición jurídica? cualquiera, como <strong>por</strong> ejemplo la <strong>de</strong> coercibilidad?<br />

Se dice: la coercibilidad es la posibilidad lógica <strong>de</strong> que la norma se cumpla<br />

en forma no espontánea. Está bien, constatamos que la norma <strong>de</strong> <strong>de</strong>recho<br />

pue<strong>de</strong> cumplirse en ausencia <strong>de</strong> voluntad <strong>de</strong>l obligado y también en<br />

dirección opuesta a aqu<strong>el</strong>lo que esa la voluntad realmente quiere? Pero,<br />

¿y los fines?. ¿Qué justifica su existencia <strong>de</strong> esa concepción <strong>de</strong> la libertad?.<br />

Será la justicia, o <strong>el</strong> or<strong>de</strong>n social, o la seguridad jurídica, o <strong>el</strong> bien común?<br />

He allí <strong>el</strong> verda<strong>de</strong>ro problema, <strong>por</strong>que aunque todos <strong>el</strong>los nos son señalados<br />

como fines perseguidos <strong>por</strong> <strong>el</strong> Derecho, a la hora <strong>de</strong> las evi<strong>de</strong>ncia se<br />

producen las gran<strong>de</strong>s <strong>de</strong>silusiones.<br />

El verda<strong>de</strong>ro núcleo <strong>de</strong> la cuestión se plantea cuando nos referimos a la<br />

conexión fines – medios. El Derecho es un medio y no un fin. La Justicia sí<br />

es un fin. Pero la educación universitaria se nos convierte cada vez en<br />

estudio <strong>de</strong> la utilización carente <strong>de</strong> dirección. En <strong>de</strong>spro<strong>por</strong>cionado e<br />

indistinto uso <strong>de</strong> medios, sin que <strong>el</strong> fin im<strong>por</strong>te realmente. Cierto tono<br />

pretendidamente maquiavélico ha venido a sustituir las reflexiones éticas.<br />

Ninguno <strong>de</strong> los que enseñamos nos preocupamos <strong>por</strong> <strong>el</strong>iminar esta i<strong>de</strong>a<br />

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Revista <strong>de</strong> la Facultad <strong>de</strong> Ciencias Jurídicas y Políticas. Nº 3. 2007<br />

que a los estudiantes se forma en las aulas universitarias, y <strong>el</strong>lo explica <strong>el</strong><br />

número cada vez más <strong>de</strong>creciente <strong>de</strong> verda<strong>de</strong>ros estudiosos <strong>de</strong> las<br />

distintas disciplinas. El estudio <strong>de</strong> los medios se centra en la técnica. Una<br />

técnica nos enseña a utilizar los <strong>el</strong>ementos <strong>de</strong> que disponemos, una técnica<br />

nos mueve <strong>el</strong> brazo al utilizar un instrumento quirúrgico o al interpretar<br />

las disposiciones <strong>de</strong> un Código; una técnica guía nuestras reflexiones<br />

acerca <strong>de</strong> la vida. Pero los fines están lejos, y justamente la pregunta es<br />

esta: ¿Hasta dón<strong>de</strong> pue<strong>de</strong> llevarnos una técnica que no participe <strong>de</strong> la<br />

certeza <strong>de</strong> los fines? ¿hasta don<strong>de</strong> po<strong>de</strong>mos seguir formando profesionales<br />

con los ojos cerrados al futuro, para quienes la ley sea una forma <strong>de</strong><br />

justificación <strong>de</strong> atrop<strong>el</strong>los o la atención a un paciente sea un medio <strong>de</strong><br />

embolsillarse unas cuantas monedas? Volvemos al mundo sin valores,<br />

mundo <strong>de</strong> los <strong>de</strong>splazados, que, o bien son efectivamente ciegos, y las<br />

resonancias <strong>de</strong> la vida apenas si los tocan <strong>de</strong> rechazo, como <strong>el</strong> lejano<br />

sonido <strong>de</strong> campanas que convocaran a una oración que nadie habrá <strong>de</strong><br />

pronunciar.<br />

CARNELUTTI nos enseña que hay dos clases <strong>de</strong> leyes: las leyes éticas y<br />

las leyes técnicas. Las primeras <strong>de</strong>terminan los fines que hay que<br />

conseguir; las segundas establecen los medios para alcanzar tales fines.<br />

Lógicamente, las primeras tienen una im<strong>por</strong>tancia mucho mayor para <strong>el</strong><br />

hombre. Ellas hablan <strong>de</strong> esos fines que venimos reclamando, y son, en<br />

<strong>de</strong>finitiva, la única guía para que un sujeto cualquiera esté en condiciones<br />

<strong>de</strong> precisar si va a servir a si mismo o va a servir a su tiempo. Las segundas,<br />

las leyes técnicas, sólo tienen carácter instrumental: sirven para obtener<br />

las primeras. Y un sistema que se contente con adquirir las últimas se<br />

manten<strong>dr</strong>á para siempre en <strong>el</strong> vacío. La enseñanza <strong>de</strong> técnicas. Así,<br />

simplemente, sin aditivo alguno que las ligue a la vida, nos da la medida<br />

<strong>de</strong> la <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> una civilización que ha construido su existencia en<br />

base a la transformación, racional o irracional, <strong>de</strong> la propia naturaleza.<br />

Ante planteamientos como los anteriores es necesario no olvidar que<br />

po<strong>de</strong>mos encontrarnos ante tres tipos <strong>de</strong> fines: fines nacionales,<br />

enfatizados <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un tiempo a esta parte <strong>por</strong> la preeminencia que ha<br />

adquirido <strong>el</strong> Estado en r<strong>el</strong>ación a las restantes personas jurídicas, y <strong>por</strong><br />

algunas transformaciones patológicas operadas en la estructura <strong>de</strong> ciertas<br />

naciones: fines conectados a la civilización a la cual pertenece una<br />

<strong>de</strong>terminada sociedad, como cuando se habla, <strong>por</strong> ejemplo <strong>de</strong> la<br />

civilización h<strong>el</strong>énica o <strong>de</strong> la civilización occi<strong>de</strong>ntal; y fines universales o<br />

humanísticos. Los primeros son contingentes. Se <strong>de</strong>rivan <strong>de</strong> la estructura<br />

261


La Historia y sus textos<br />

económica, política y social que particulariza a un Estado cualquiera en<br />

un <strong>de</strong>terminado momento histórico. Hay estados <strong>de</strong> avance y estados en<br />

regreso, situación que naturalmente ha <strong>de</strong> influir en la atención que se<br />

preste a esos fines nacionales. Un país <strong>de</strong>seoso <strong>de</strong> ocupar posiciones<br />

im<strong>por</strong>tantes <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la comunidad <strong>de</strong> naciones tratará <strong>por</strong> todos los<br />

medios <strong>de</strong> afianzar sus valores nacionales, mientras que un país <strong>de</strong>crépito<br />

o <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>nte se refugiará en pretensiones <strong>de</strong> universalidad para ocultar la<br />

pérdida <strong>de</strong> sus fuerzas. Los fines <strong>de</strong> la civilización a la cual se pertenece<br />

no están suficientemente clarificados <strong>por</strong> la sociología contem<strong>por</strong>ánea,<br />

sobre todo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que corrientes actuales <strong>de</strong> verda<strong>de</strong>ra influencia han<br />

puesto en boga la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> indistinción entre las civilizaciones o <strong>de</strong> la<br />

artificialidad <strong>de</strong> las distinciones existentes. De todas formas, ciertos<br />

aspectos <strong>de</strong> esas finalida<strong>de</strong>s aparecen en la actualidad, <strong>por</strong> lo menos,<br />

como manifestaciones políticas, en <strong>el</strong> peor sentido <strong>de</strong>l término, que tratan<br />

<strong>de</strong> ahogar la personalidad <strong>de</strong> muchas naciones agrupadas en torno a un<br />

eje que preten<strong>de</strong> dirigir monopoliticamente su vida. Finalmente cuando<br />

hablamos <strong>de</strong> fines humanísticos, nos hallamos frente a las más hermosas<br />

tentativas <strong>de</strong> eternidad que haya iniciado <strong>el</strong> hombre. Los fines<br />

humanísticos preten<strong>de</strong>n reafirmar la universalidad <strong>de</strong>l hombre e insistir<br />

en los <strong>el</strong>ementos que i<strong>de</strong>ntifican a todos los individuos <strong>de</strong> la especie<br />

humana como pertenecientes a una familia común. Aspiran en cierto<br />

modo, tales fines, a matar al lupus localizado <strong>por</strong> Hobbes y a organizar las<br />

cosas <strong>de</strong> modo que todos podamos caber en <strong>el</strong> mundo sin molestarnos los<br />

unos a los otros.<br />

No queda duda <strong>de</strong> que los fines nacionales y los humanísticos están<br />

<strong>de</strong>svaídos en <strong>el</strong> paisaje <strong>de</strong> nuestra educación superior <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego que<br />

cuando se habla <strong>de</strong> lo que <strong>de</strong>be hacerse a favor <strong>de</strong> Venezu<strong>el</strong>a nos<br />

conformamos con unas cuantas frases hechas y algunos <strong>discurso</strong>s vacíos<br />

incapaces <strong>de</strong> alcanzar la esencia <strong>de</strong> sentimientos nacionalistas; y que <strong>el</strong><br />

humanismo para muchos <strong>de</strong> nosotros es una palabra misteriosa,<br />

r<strong>el</strong>acionada con monasterios medievales, la obra <strong>de</strong> Pico <strong>de</strong> la Mirándola,<br />

la Gramática <strong>de</strong> Lebrija y otras manifestaciones <strong>de</strong> la misma especie cuya<br />

característica fundamental es la ari<strong>de</strong>z. Quizás los fines <strong>de</strong> la civilización<br />

estén más claros, si se atien<strong>de</strong> a la realidad <strong>de</strong> los hechos, y si nos<br />

conformamos con creer que nuestra civilización es aqu<strong>el</strong>la que ha<br />

sustituido <strong>el</strong> pesebre <strong>por</strong> <strong>el</strong> árbol <strong>de</strong> Navidad y la rica m<strong>el</strong>odía “Hoy es tu<br />

día” <strong>por</strong> un insulso airecillo extranjero.<br />

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Revista <strong>de</strong> la Facultad <strong>de</strong> Ciencias Jurídicas y Políticas. Nº 3. 2007<br />

Planteados en tales términos los aspectos que presenta nuestra educación<br />

superior, cabe referirnos finalmente a otro tema que se soslaya o se<br />

adultera: <strong>el</strong> <strong>de</strong> la política <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la Universidad. Mucha gente se<br />

escandaliza <strong>por</strong> la penetración que ha adquirido la política militante<br />

<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> las aulas universitarias, quizás sin darse cuenta <strong>de</strong> que esa<br />

penetración sirvió para mantener vívas actitu<strong>de</strong>s que esa misma gente<br />

jamás fue capaz <strong>de</strong> manifestar insostener. Pero pocos se dan cuenta <strong>de</strong><br />

que al estudiante <strong>de</strong> nuestros días no se le ofrece nada capaz <strong>de</strong> sustituir<br />

esa lucha política apasionada que lo distrae <strong>de</strong> sus estudios con <strong>el</strong><br />

consiguiente disgusto <strong>de</strong> los maestros. Al estudiante se le ofrece una i<strong>de</strong>a<br />

árida, se le entrega técnicas, como antes <strong>de</strong>cíamos, pero, no se le ofrece <strong>el</strong><br />

panorama <strong>de</strong>l futuro ni se le enseña lo que <strong>de</strong>be hacer para encua<strong>dr</strong>arse<br />

perfectamente <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> ese futuro que le pertenece. El estudiante <strong>de</strong> hoy<br />

no está preparado para “aprisionar siempre lo que ha <strong>de</strong> venir”, como la<br />

frase <strong>de</strong> GERMÁN ARCINIEGAS, y <strong>por</strong> lo tanto su <strong>de</strong>sconocimiento <strong>de</strong> la<br />

posición que ha <strong>de</strong> adoptar lo hace refugiarse en <strong>el</strong> presente. Y ese presente<br />

es la lucha política, <strong>el</strong> diálogo diario con las resonancias que vienen <strong>de</strong> la<br />

calle. Dés<strong>el</strong>e un sentido a la educación universitaria, corríjase<br />

valientemente los errores y constrúyase efectivamente una Universidad a<br />

tono con su tiempo, y veremos lo fácil que resulta utilizar esa energía,<br />

<strong>de</strong>sperdiciada en vanas luchas internas, para la gran batalla <strong>por</strong> alcanzar<br />

las finalida<strong>de</strong>s máximas que justifican nuestra existencia como nación.<br />

Mientras nos limitemos a la enseñanza huera, vacía, <strong>de</strong> textos legales o <strong>de</strong><br />

operaciones mecánicas, <strong>el</strong> estudiante no encontrará alguno en estudiar<br />

ni en investigar. Solo una nueva visión <strong>de</strong> lo que está al fin <strong>de</strong> cada carrera<br />

po<strong>dr</strong>á señalar un cambio <strong>de</strong>finitivo en la mentalidad estudiantil, sin que<br />

<strong>por</strong> tal cambio se pretenda enten<strong>de</strong>r la indiferencia con los problemas<br />

políticos <strong>de</strong> su tiempo ni mucho menos la complicidad en los atentados<br />

contra los valores permanentes <strong>de</strong>l hombre o contra la formulación<br />

doctrinaria <strong>de</strong> los mejores sistemas para afianzar esos valores.<br />

Este párrafo no po<strong>dr</strong>ía quedar mejor completado que repitiendo las<br />

palabras escritas <strong>por</strong> ARCINIEGAS en ese libro maravilloso que se llama<br />

El estudiante <strong>de</strong> la mesa Redonda, a propósito <strong>de</strong> la tarea social <strong>de</strong>l<br />

estudiante: “Su punto <strong>de</strong> vista consiste en mirar <strong>el</strong> perfeccionamiento <strong>de</strong><br />

la república como una <strong>de</strong>rivación <strong>de</strong> la Universidad, renovando en ésta<br />

su contenido social. Su i<strong>de</strong>al consiste en poner al aprendiz sobre <strong>el</strong> rastro<br />

<strong>de</strong> los campesinos y artesanos para que estudie las condiciones <strong>de</strong> vida<br />

<strong>de</strong>l pueblo. Antes él se consagraba a saber cuáles eran los puntos <strong>de</strong> vista<br />

263


La Historia y sus textos<br />

<strong>de</strong> los romanos y cuáles fueron los puntos <strong>de</strong> vista <strong>de</strong> Don Alfonso El<br />

Sabio para adoptarlos y darles efecto cinco siglos fuera <strong>de</strong> su momento<br />

histórico. Hoy <strong>el</strong> estudiante busca en las escu<strong>el</strong>as laboratorios sociales.<br />

Quiere ofrecer a la República conclusiones tomadas <strong>de</strong> la vida, <strong>de</strong> su<br />

realidad inmediata, como en los tiempos <strong>de</strong> Caldas. Quiere hacer <strong>de</strong> la<br />

Universidad <strong>el</strong> fi<strong>el</strong> <strong>de</strong> la Democracia que registre los hechos, aunque<br />

vengan <strong>de</strong> muy abajo, <strong>de</strong> las i<strong>de</strong>as, aunque se vislumbren muy lejanas”.<br />

Lo que ARCINIEGAS afirmaba en 1932 está vigente. Seguimos aferrados<br />

a una Universidad chapada a la antigua, pese a que tenemos la evi<strong>de</strong>ncia<br />

<strong>de</strong> vivir tiempos distintos. En <strong>el</strong> medio específico en que nos movemos<br />

consi<strong>de</strong>ramos la gran reforma a cumplir <strong>el</strong> enseñar a los alumnos a<br />

manejar <strong>el</strong> Código, a redactar documentos o a utilizar más a menudo la<br />

jurispru<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> casación. Pero no advertimos que tras esas i<strong>de</strong>as<br />

r<strong>el</strong>ativas a la técnica, al proceso, se manifiestan en toda su intensidad<br />

cuestiones valorativas fundamentales. No advertimos que un abogado<br />

sin criterio estimativo nunca será un jurista, y que si bien es cierto que no<br />

todos pue<strong>de</strong>n ser juristas, a cada uno <strong>de</strong> <strong>el</strong>los <strong>de</strong>be pro<strong>por</strong>cionárs<strong>el</strong>e <strong>el</strong><br />

instrumental necesario para serlo, acompañado <strong>de</strong> un bagaje int<strong>el</strong>ectual<br />

que lo precise qué es lo que pue<strong>de</strong> hacer <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su posición en la vida. No<br />

es que se pretenda renegar <strong>de</strong> la herencia clásica <strong>de</strong> los romanos o <strong>de</strong>l<br />

viejo <strong>de</strong>recho español; no es que se propicie una iconoclastia contra las<br />

vetustas construcciones jurídicas que sirven <strong>de</strong> base a las mo<strong>de</strong>rnas<br />

estructuras, pero sí que esa vu<strong>el</strong>ta al pasado se haga sólo en base a la<br />

utilización <strong>de</strong> éste para organizar mejor <strong>el</strong> <strong>por</strong>venir. Pero es cierto que<br />

quién no tiene ni siquiera noción <strong>de</strong> lo que es <strong>el</strong> futuro, mal po<strong>dr</strong>ía ocuparse<br />

<strong>de</strong> organizarlo.<br />

En esto, señores, está <strong>el</strong> verda<strong>de</strong>ro problema. Hemos planteado no solo<br />

interrogantes, <strong>por</strong>que la peculiaridad <strong>de</strong> este acto no permite análisis <strong>de</strong><br />

otra índole ni avance <strong>de</strong> posibles soluciones. Que<strong>de</strong> para otro momento<br />

una plática que concretice las salidas. Sólo queda la esperanza <strong>de</strong> que <strong>el</strong><br />

grupo <strong>de</strong> jóvenes abogados que hoy egresa <strong>de</strong> estas aulas, mis primeros<br />

alumnos universitarios, puedan algún día traer <strong>de</strong> vu<strong>el</strong>ta esa formación<br />

que necesitan las promociones veni<strong>de</strong>ras. En <strong>el</strong>los, en muchos <strong>de</strong> <strong>el</strong>los<br />

confío. Porque sé que pese a las fallas anotadas han puesto <strong>de</strong> su parte<br />

<strong>por</strong> imponer finalida<strong>de</strong>s a sus esfuerzos. Y <strong>por</strong>que, al menos, resulta un<br />

consu<strong>el</strong>a escuchar en boca <strong>de</strong> <strong>el</strong>los <strong>el</strong> eco <strong>de</strong> las atareas que muchos <strong>de</strong><br />

nosotros no hemos podido todavía cumplir.<br />

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Revista <strong>de</strong> la Facultad <strong>de</strong> Ciencias Jurídicas y Políticas. Nº 3. 2007<br />

Abogados <strong>de</strong> la Promoción “DR. DONATO PINTO”: hay expresiones<br />

sencillas con las que se pue<strong>de</strong> fácilmente saludar la aparición <strong>de</strong> uste<strong>de</strong>s<br />

en la vida profesional. Pero <strong>por</strong> ser tan sencillas se las olvida muchos, y a<br />

fuerza <strong>de</strong> leerlas sin pensarlas, las malas manos les quitan <strong>el</strong> brillo y las<br />

vu<strong>el</strong>ve opacas. Por ejemplo: no es cierto que <strong>el</strong> Derecho carezca <strong>de</strong> finalidad,<br />

que sea un método para formar enredos o que sirva para hacer lo blanco<br />

negro y lo redondo cua<strong>dr</strong>ado, como afirmaba una vieja formula. El Derecho<br />

tiene como fin la Justicia, <strong>el</strong> más hermoso y <strong>el</strong> más vivo <strong>de</strong> los valores.<br />

Saber aproximar esas normas que se encuentran en las leyes hasta la<br />

realidad viva <strong>de</strong> los <strong>de</strong>sposeídos y <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rrotados, es <strong>el</strong> secreto <strong>de</strong>l<br />

ejercicio <strong>de</strong> la abogacía. Y no queda duda <strong>de</strong> que cualquier otra práctica<br />

será una parodia o caricatura <strong>de</strong> Derecho, pero nunca <strong>el</strong> <strong>de</strong>recho mismo.<br />

Mucha gente, muchos hombres humil<strong>de</strong>s, muchas personas<br />

justificadamente amargadas, creen que la Justicia es un espejismo; que<br />

<strong>el</strong>la no existe más que en la imaginación <strong>de</strong> unos cuantos ilusos. Nosotros<br />

los que trabajamos con <strong>el</strong> Derecho nos sentimos hondamente conmovidos<br />

cuando po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>mostrar lo contrario: cuando logramos que al<br />

<strong>de</strong>sposeído se le restituya lo que es suyo, o cuando a una ma<strong>dr</strong>e po<strong>de</strong>mos<br />

<strong>de</strong>volver la presencia <strong>de</strong>l hijo. Luchar para que la Justicia se imponga<br />

siempre es la gran tarea que les espera. Como antes <strong>de</strong>cía, son palabras<br />

sencillas, tan sencillas que suena a tontas para algunos. Pero en <strong>el</strong>las se<br />

encierra todo <strong>el</strong> sentido <strong>de</strong> esa finalidad que buscamos, toda la alegría <strong>de</strong>l<br />

haberla encontrado y todo <strong>el</strong> secreto <strong>de</strong>v<strong>el</strong>ado <strong>de</strong> la auténtica paz <strong>de</strong>l<br />

hombre. Acatarlas es haber aprendido <strong>el</strong> valor <strong>de</strong> la vida, saber al fin<br />

traducir a los actos diarios esas enigmáticas palabras alemanas que dicen:<br />

concepción <strong>de</strong>l mundo o concepción <strong>de</strong> la vida.<br />

Septiembre <strong>de</strong> 1961<br />

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