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Leccion UNIVERSITARIOS 2013-02-02 - recursos escuela sabática

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lección 2<br />

6 al 12 de abril<br />

16<br />

Amor y juicio:<br />

un dilema divino (Oseas)<br />

«Pero tú debes volverte a tu Dios,<br />

practicar el amor y la justicia, y confiar siempre en él».<br />

Oseas 12: 6<br />

En la cruz, la justicia de Jesús y su amor por nosotros fueron revelados<br />

al universo como un ejemplo de amor perfecto.<br />

RECURSOS ESCUELA SABATICA<br />

www.<strong>escuela</strong>-sabatica.com


Oseas 12: 6<br />

Introducción<br />

Un llamado urgente<br />

¿Qué factores tomarías en cuenta al escoger a alguien para contraer matrimonio?<br />

¿Qué características te interesaría ver en tu futuro cónyuge? ¿Hay algún rasgo<br />

que no deseas ver en esa persona especial? La tendencia humana es juzgar primero<br />

y amar después. En muchos sentidos esa tendencia nos protege mientras<br />

navegamos por el mundo del noviazgo. Sin embargo, una vez que nos casamos<br />

es importante que se invierta el orden de los factores. Ama primero y juzga después.<br />

Ese es el modelo divino que Dios nos revela mediante su trato con los<br />

israelitas.<br />

Oseas 12: 6 dice: «Pero tú debes volverte a tu Dios, practicar el amor y la justicia,<br />

y confiar siempre en él». ¿Qué parte de ese texto te impacta más? ¿Representa<br />

este texto un desafío para ti? ¿En quién se te dice que confíes? Es vital que tengamos<br />

claro este concepto mientras enfrentamos las pruebas de la vida. El mundo<br />

actual es inmensamente complejo. La injusticia se ha convertido en el pan nuestro<br />

de cada día. La idea de lo que es aceptable y apropiado cambia continuamente y a<br />

menudo nos sentimos desorientados por el fluctuante entorno que nos rodea.<br />

Como resultado, sentimos ira y frustración. Sin embargo, Dios nos dice que confiemos<br />

en él.<br />

A pesar de nuestro entorno, Dios nos ha llamado. Y no se trata de un llamamiento<br />

pasivo, sino de una llamada urgente a amar a quienes nos rodean. El mundo<br />

necesita desesperadamente un amor semejante al de Cristo. Por eso él nos invita a<br />

que enfrentemos el caos amando incondicionalmente. ¡Cuán desorientador debe<br />

de haber sido para Oseas que Dios le pidiera que siguiera amando a su esposa<br />

después de que ella le hubiea sido infiel! Oseas tuvo que refrenar su ira y su frustración<br />

para seguir amándola. Eso constituyó un símbolo de la relación de Dios<br />

con Israel. A pesar de las debilidades de Israel, Dios siguió amándolo. Cuando le<br />

dieron la espalda a Dios, aquello fue casi lo mismo que un adulterio; algo que<br />

le causó a él angustia y tristeza. Sin embargo, el incondicional amor de Dios por<br />

su pueblo dio como resultado el perdón y la restauración.<br />

Este mundo es repugnante y cada vez se nos hace más difícil amarlo. La gente<br />

puede ser motivo de frustración, confusión e injusticia, y poner en práctica el<br />

amor puede ser para nosotros una fuente de angustia y desengaño. La relación de<br />

Dios con Israel según la observamos en el libro de Oseas nos muestra que ni siquiera<br />

él está exento del dolor que puede producir un amor incondicional. Aun así,<br />

él nos sigue amando y esperando la oportunidad de poner en práctica su perdón.<br />

Lizzette Harper Mattson, Broken Arrow, Oklahoma, EE. UU.<br />

sábado<br />

6 de abril<br />

«Pero tú debes volverte a tu Dios, practicar el amor y la justicia».<br />

17


domingo<br />

7 de abril<br />

18<br />

Logos<br />

Hablando claro<br />

Oseas 7: 11, 12;<br />

10: 11-13; 11: 1, 3<br />

El Dios Creador (gén. 1: 1-27).<br />

Desde tiempos inmemoriales Dios ha intentado comunicarse con sus hijos.<br />

Desde la caída del hombre, ha utilizado una serie de métodos para hacernos conocer<br />

su voluntad. Con ese fin utiliza un lenguaje y una terminología adecuados a<br />

nuestra limitada capacidad espiritual para convencer incluso a los más empecinados<br />

corazones.<br />

En el libro de Oseas Dios utiliza una amplia variedad de metáforas para que<br />

Israel entienda su condición espiritual. Esas metáforas, analogías y parábolas siguen<br />

siendo útiles en el presente para conectar al lector con verdades espirituales.<br />

Además de la metáfora del matrimonio de Oseas que estudiamos la semana pasada,<br />

Dios desea abrir los ojos de su pueblo mediante otras imágenes.<br />

Una paloma torpe (Ose. 7: 11, 12; Prov. 1: 4)<br />

En Oseas 7, Dios se refiere a una paloma torpe para describir la falta de entendimiento<br />

de su pueblo. Se considera que las palomas tienen muy poco sentido<br />

común. La torpeza de una paloma que vuela directamente hacia la red del cazador,<br />

sin observarla (Prov. 1: 4), es utilizada como una ilustración gráfica de la locura de<br />

Efraín.* Israel se había vuelto a los gentiles en busca de ayuda en lugar de acudir a<br />

Dios. No se daban cuenta de que al rechazar el consejo de Dios se estaban colocando<br />

en una situación que finalmente los llevaría a la ruina.<br />

No debemos repetir la historia de Israel. Seamos prudentes y no torpes, porque<br />

es en las cosas sencillas donde en ocasiones nos descuidamos, convirtiéndonos<br />

así en presa fácil del enemigo. Al actuar en forma prudente y en el temor de Dios<br />

nuestros pensamientos y acciones nos ayudarán a «comprobar cuál es la voluntad<br />

de Dios, buena, agradable y perfecta» (Rom. 12: 2).<br />

Una novilla adiestrada (Ose. 10: 11-13; Mat. 11: 28-30)<br />

En Oseas 10 encontramos a Dios utilizando términos conocidos por los agricultores<br />

israelitas con el fin de describir la condición a la que había llegado Israel a<br />

causa de sus pecados. En tiempos antiguos por lo general se utilizaba un buey para<br />

trillar los granos. Haciendo referencia a este ejemplo Dios le dice a Israel que pondrá<br />

un yugo en su delicado cuello (Ose. 10: 11). Luego en el versícu lo 12 Oseas<br />

presenta un llamado al arrepentimiento y a la reforma. Dios le asegura a su pueblo<br />

que si ellos ajustan sus vidas a su voluntad y tratan con justicia a sus prójimos, recibirán<br />

su recompensa. Sin embargo, ellos no escuchan su llamado. Por lo tanto,<br />

él los reprende por confiar en sus propias fuerzas. Esa confianza en sí mismos es la<br />

causante del círculo vicioso descrito en el versículo 13:<br />

1. Siembran maldad. 2. Cosechan crímenes. 3. Comen el fruto de la mentira.


Dios no era quien llevaba las riendas de sus arados, sino otras naciones.<br />

¿Cuántas veces no habremos caído nosotros en la misma trampa? Confiamos en<br />

nosotros mismos y en las cosas terrenales en vez de confiar en Dios. Luego deambulamos<br />

con un pesado yugo alrededor de nuestro cuello, preguntándonos por<br />

qué nos vemos en tan tristes circunstancias. Pero aún entonces, Dios nos llama<br />

a la libertad. «Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les<br />

daré descanso. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y<br />

humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma. Porque mi yugo es<br />

suave y mi carga es liviana» (Mat. 11: 28-30). Esta no es una sugerencia, sino una<br />

exhortación para llevar el yugo de Cristo en lugar del yugo del mundo.<br />

¡Qué interesante es saber que en medio de nuestra rebelión<br />

Dios no nos olvida!<br />

Un niño pequeño (Ose. 11: 1, 3)<br />

En Oseas 11: 1-3, somos testigos de la intimidad que existía entre Dios y su<br />

pueblo. En esos versículos Dios se refiere a su pueblo como «su niño». ¡Qué interesante<br />

es saber que en medio de nuestra rebelión Dios no nos olvida! Él nos enseña<br />

a caminar en sus sendas. Él sana nuestras transgresiones. Y cuando nos descarriamos,<br />

pacientemente vela sobre nosotros con un tierno amor y con una<br />

delicada disciplina (Heb. 12: 6).<br />

El poderoso amor de Dios (Ose. 11: 8, 9; Rom. 5: 8)<br />

No debemos olvidar que a pesar del enojo de Dios, él siempre estuvo dispuesto<br />

a extender su perdón y compasión a Israel. Incluso en el caso de nuestro<br />

pecado y rebelión, Dios demuestra su amor a través del don de su Hijo (Rom.<br />

5: 8). No debemos dar el amor de Dios por sentado. Más bien, reconozcamos<br />

que su amor por nosotros es incomprensible y que escapa a toda razón. Lo que<br />

nos corresponde es confiar en que su amor por nosotros es real y que puede<br />

transformar nuestras vidas.<br />

PARA COMENTAR<br />

1. ¿Qué metáfora utilizarías para describir tu relación actual con Dios?<br />

2. ¿En qué sentido Dios ha sido paciente contigo?<br />

3. ¿Cuál debería ser tu respuesta a las manifestaciones del amor divino en tu<br />

vida?<br />

* Ver apuntes respecto a Proverbios 1: 14 en el Comentario bíblico adventista, tomo 3.<br />

Daniel Ortega, Tulsa, Oklahoma, EE. UU.<br />

19


lunes<br />

8 de abril<br />

20<br />

Testimonio<br />

Cultivando el jardín del corazón<br />

Oseas 11<br />

Con demasiada frecuencia Israel vaciló entre la infidelidad y la locura. Oseas<br />

presenta comparaciones que apuntan a la poca voluntad de Israel para seguir a<br />

Dios. Elena G. de White también utiliza las palabras de Oseas al describir las hermosas<br />

analogías que representan la fidelidad a Dios:<br />

«Debe cultivarse el jardín del corazón. Debe abrirse el terreno por medio de un<br />

profundo arrepentimiento del pecado. Deben desarraigarse las satánicas plantas<br />

venenosas. Una vez que el terreno ha estado cubierto por las espinas, solo se lo<br />

puede utilizar después de un trabajo diligente. Así también, solo se pueden vencer<br />

las malas tendencias del corazón humano por medio de esfuerzos fervientes en el<br />

nombre de Jesús y con su poder».*<br />

«Así como la planta se arraiga en el suelo,<br />

nosotros debemos arraigarnos en Cristo».<br />

«Así como la planta se arraiga en el suelo, nosotros debemos arraigarnos en<br />

Cristo. Así como la planta recibe la luz del sol, el rocío y la lluvia, nosotros debemos<br />

recibir el Espíritu Santo. Si nuestros corazones se apoyan en Cristo, él vendrá<br />

a nosotros “como la lluvia tardía y temprana a la tierra”».**<br />

«Orar es el acto de abrir el corazón a Dios como a un amigo. El ojo de la fe<br />

discernirá a Dios muy cerca, y el suplicante puede obtener preciosa evidencia del<br />

amor y del cuidado que Dios manifiesta por él. Pero, ¿por qué sucede que tantas<br />

oraciones no son nunca contestadas? Dice David: “A él clamé con mi boca, Y fue<br />

exaltado con mi lengua. Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, el Señor<br />

no me habría escuchado” (Sal. 66: 17). Por otro profeta, el Señor nos ha dado la<br />

promesa: “Y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón”<br />

(Jer. 29: 13). Y en otro lugar habla de algunos que “no clamaron a mí con<br />

su corazón” (Ose. 7: 14). Esas peticiones son oraciones de forma, servicio de labios<br />

solamente, que el Señor no acepta».***<br />

La oración, las Escrituras y nuestra relación con los demás constituyen fertilizantes<br />

espirituales para el alma.<br />

PARA COMENTAR<br />

1. ¿Cuán a menudo cultivas el jardín de tu corazón?<br />

2. ¿Qué puedes hacer para poner en práctica de manera sistemática un programa<br />

de oración, adoración y servicio a los demás?<br />

* Palabras de vida del gran Maestro, cap. 2, p. 37.<br />

** La educación, cap. 11, p. 96.<br />

*** Testimonios para la iglesia, t. 4, p 525.<br />

Matthew Hargett, Tulsa, Oklahoma, EE. UU.


1 Reyes 15: 19;<br />

Evidencia<br />

Romanos 5: 8 Prosperidad:<br />

una señal de advertencia<br />

El libro de Oseas es el primero de los llamados «profetas menores». Los eruditos<br />

han ubicado los escritos de Oseas entre los años 750 y 725 a. C. Esto coloca a Oseas<br />

en medio de uno de los períodos más turbulentos de la historia de Israel. En apariencia<br />

Israel, bajo Jeroboam II, era próspero y exitoso, mucho más que en cualquier otro<br />

período desde David y Salomón. Sus fronteras al norte eran tan extensas como las<br />

que existían en el tiempo de aquellos reyes (2 Rey. 14: 25, 28).* A pesar de aquella<br />

aparente prosperidad, Israel se hallaba deteriorado física y moralmente. Adoraban<br />

ídolos, adulteraban, se emborrachaban e incluso sacrificaban niños. El Dios de Abraham,<br />

Isaac y Jacob había sido reemplazado por la codicia, la violencia y la avaricia.<br />

Oseas escribió acerca del eterno amor de Dios por su pueblo.<br />

La inestabilidad social de Israel pronto dio lugar a la inestabilidad política después<br />

de que en el reinado de Jeroboam se produjeran una serie de asesinatos. Comenzando<br />

con el rey Zacarías en el 747 a. C., cinco reyes consecutivos de Israel accedieron<br />

al poder tras haber matado al monarca reinante. De esa forma se abrió la<br />

puerta a la invasión de los asirios, el vecino norteño de Israel. En el 722 a. C. las<br />

tropas asirias invadieron el reino de Israel asestando un golpe demoledor. Como resultado<br />

de la decadencia moral y de su alejamiento de Dios, el gran reino de Israel<br />

cayó, comenzando así el período conocido como «la cautividad asiria».<br />

Es triste pensar que el pueblo le diera la espalda al Señor después de todo lo experimentado<br />

en su en su relación con él. No se debe olvidar que fue durante un período<br />

de prosperidad social y económica que los pecados de la nación alcanzaron su punto<br />

máximo. ¿En qué sentido se parece el mundo actual a los tiempos de Oseas? ¿Acaso<br />

nuestros modernos lujos y comodidades han alterado nuestra relación con Dios?<br />

Resulta irónico que al entrar una civilización en un período de gran prosperidad<br />

la brújula social de la gente deje de apuntar a Dios para señalar a los hombres. Según<br />

eso sucede, se abandonan las normas morales y la sociedad pasa de la prosperidad a<br />

la incertidumbre y finalmente al caos. De acuerdo con las profecías de Oseas, el desvarío<br />

de Israel dio lugar a su derrota ante un invasor extranjero. Aun así, Oseas habla<br />

acerca del eterno amor de Dios por su pueblo.<br />

PARA COMENTAR<br />

1. ¿Qué aspectos de la vida moderna te roban tiempo que podrías dedicar a Dios?<br />

2. ¿Qué comodidades estarías en condiciones de abandonar con el fin de tener<br />

una relación más íntima con Cristo?<br />

* Ver notas acerca de 2 Reyes 14 en el Comentario bíblico adventista, tomo 2, pp. 925-928.<br />

Craig Mattson, Broken Arrow, Oklahoma, EE. UU.<br />

martes<br />

9 de abril<br />

21


miércoles<br />

10 de abril<br />

22<br />

Cómo actuar<br />

Poniendo a prueba<br />

la compasión divina<br />

Alexa Fisher, Bristow, Oklahoma, EE. UU.<br />

Oseas 11: 1-3<br />

Mi hermanito y yo manteníamos en vilo a nuestra madre cuando teníamos tres<br />

años. Vivíamos en el campo, en una extensa finca. Un día decidí investigar hasta<br />

dónde me llevaría el camino de tierra que pasaba por nuestra finca. Apenas había<br />

caminado unos diez minutos cuando una gran nube de polvo apareció ante mí.<br />

Era mi abuela que había salido a buscarme en auto. Mientras tanto, mi mamá me<br />

buscaba en el sótano de la casa y por todas partes. Si no hubiera sido por su gracia<br />

y compasión probablemente habría recibido unos buenos azotes. Lo que ella hizo<br />

fue abrazarme y recordarme cariñosamente que yo no debía salir del patio en ningún<br />

momento. Su enojo había sido superado por el perdón.<br />

En el libro de Oseas, Dios compara las acciones de Israel con las de un niño<br />

que camina sin rumbo. Dios tenía todo el derecho a sentirse enojado con ellos, sin<br />

embargo, responde de forma compasiva y perdonadora. ¿Cómo podemos responder<br />

a un amor de ese tipo?<br />

Dios se compadece de nosotros<br />

incluso cuando lo ponemos a prueba.<br />

Dedica un minuto para orar. Del mismo modo que mi madre se compadeció de<br />

mí, Dios se compadece de nosotros incluso cuando lo ponemos a prueba. Quizá<br />

no nos demos cuenta, pero constantemente estamos haciendo eso mismo a causa<br />

de nuestros pecados. Cuando surgen las tentaciones, tratamos de justificarnos.<br />

Cuanto más pensemos en nuestros pecados, peores ideas nos vendrán a la mente.<br />

La próxima vez que te sorprendas tratando de racionalizar algo que sabes que es<br />

incorrecto incluye a Dios en esa dinámica. Si crees que no vale la pena acercarse a<br />

él en ese momento ¡ora fervientemente! Es en esos momentos cuando más necesitamos<br />

a Dios. Cuando hacemos presente a Dios en nuestras vidas ¡el pecado se<br />

desvanece!<br />

Sé considerado con los demás. Cuando alguien ponga a prueba tu paciencia pídele<br />

a Dios que te ayude a no pensar mal de esa persona. Después de todo, quizá haya<br />

recibido una mala noticia, o algo no le haya salido bien. En vez de responder en<br />

forma airada, trata de hacerlo de manera compasiva. Intenta mostrarte amistoso o<br />

amistosa. Practica la compasión que Dios le mostró a Israel una y otra vez.<br />

PARA COMENTAR<br />

1. El hecho de que Dios se compadece de nosotros, ¿significa que no deberíamos<br />

preocuparnos tanto por lo que hacemos, decimos o pensamos? Explica tu respuesta.<br />

2. ¿Qué puedes hacer cuando alguien te incomoda demasiado?<br />

3. ¿En qué sentido el perdón de Dios afecta a tu forma de pensar respecto a la relación<br />

que crees que existe entre la fe y las obras?


Oseas 7: 10-15; 10: 10-12<br />

jueves<br />

11 de abril<br />

Opinión<br />

Una paloma, un becerro<br />

y nosotros<br />

Por lo general pensamos que las palomas son aves tranquilas. De hecho, el<br />

Nuevo Testamento presenta al Espíritu Santo como a una paloma. Por eso es interesante<br />

que Oseas utilice a una paloma como un símbolo de torpeza. Es cierto, las<br />

palomas no son muy inteligentes. Quizá no es de extrañarse que al contemplar la<br />

inmoralidad sexual del pueblo, Oseas los compare con una torpe ave. Las palomas<br />

eran fácilmente atrapadas para ser luego vendidas, ya que son animales mansos.<br />

Probablemente Oseas comparó a Israel con una paloma debido a que ellos no eran<br />

luchadores ni tampoco defendían sus creencias. Israel parecía seguir sus inclinaciones<br />

y deseos de una manera insensata.<br />

Es reconfortante ver a los adultos relacionarse con los jóvenes.<br />

En Oseas 10 encontramos otra referencia a un animal. Aquí el profeta utiliza<br />

a una novilla como un símbolo de terquedad. Las vacas jóvenes no son agresivas.<br />

Por lo general siguen a otro animal y se contentan con comer y rumiar todo el día.<br />

Aunque también tienen el mal hábito de descarriarse, algo que igualmente define<br />

el comportamiento de Israel. Estas imágenes del pueblo escogido de Dios presentan<br />

un triste cuadro y también ofrecen una lección a la iglesia de nuestro tiempo.<br />

Desde niña mis padres y otros familiares me ayudaron a mantener siempre un<br />

comportamiento cristiano adecuado. Sin embargo, otras personas me enseñaban<br />

una cosa mientras hacían precisamente lo opuesto. Eso me hizo sentirme desconectada<br />

de la iglesia y de sus dirigentes. Todavía hoy en ocasiones creo que ellos me<br />

consideran demasiado joven y poco importante. A veces, mientras intentan moldear<br />

las vidas de los jóvenes, me recuerdan a las torpes palomas de Oseas. Los dirigentes<br />

que más aprecio son los que se esfuerzan en conocerme, que son considerados<br />

y respetuosos al evaluar el estilo de vida juvenil actual. Es reconfortante ver a<br />

esos adultos relacionarse con los jóvenes. Esas personas son lo opuesto a las torpes<br />

aves o a las testarudas novillas. Por tanto, me motivan a permanecer en la iglesia ¡y<br />

al lado de Dios!<br />

PARA COMENTAR<br />

1. ¿Qué lecciones espirituales podemos sacar de las características positivas y negativas<br />

que los seres humanos y los animales comparten?<br />

2. ¿Cómo estás enfrentando tus responsabilidades espirituales? ¿Estás actuando<br />

como un torpe animal, o como un ser humano inteligente?<br />

Porsche Hancock, Tulsa, Oklahoma, EE. UU.<br />

23


viernes<br />

12 de abril<br />

24<br />

Exploración<br />

Regresando a Dios<br />

Allison Sauceda, Centerville, Ohio, EE. UU<br />

Oseas 12: 6<br />

PARA CONCLUIR<br />

El pueblo de Israel a menudo se apartaba del Señor. ¿Cuán a menudo nos<br />

alejamos de él? Nosotros no somos mejores que ellos: una mujer adúltera, una<br />

torpe paloma, un niño balbuceante… Sin embargo, Dios sigue siendo el mismo<br />

aun cuando reconoce nuestro divagar. Dios nos ama y desea llevarnos de vuelta a<br />

él. No obstante, esto no significa que deberíamos considerar su amor como algo<br />

automático. Más bien, debemos esforzarnos por sintonizar nuestros corazones con<br />

el de él, nuestros pensamientos con los suyos y permitirle que obre a través de nosotros<br />

en formas que jamás imaginamos posibles.<br />

CONSIDERA<br />

• Hacer un listado de las formas en que te has alejado de Dios en el pasado. Al<br />

lado de cada mención, anota la manera en que él te trajo de vuelta.<br />

• Memorizar Oseas 12: 6. Cada vez que sientas que tu mente divaga, repite ese<br />

versículo. Utiliza esa sencilla técnica para volver a Dios.<br />

• Ponerte en contacto con algún amigo que se haya alejado del Señor, utilizando<br />

el teléfono o el correo electrónico. Organizar una reunión aprovechando la<br />

oportunidad para ministrarle a dicha persona, compartiendo de esa forma el<br />

amor de Jesús (pide a Dios que te use, y él lo hará).<br />

• Hacer un dibujo interpretando algunas de las analogías mencionadas en la lección<br />

de esta semana: una torpe paloma, un becerro amañado o un niño balbuceante.<br />

Comparte ese dibujo con algún miembro de tu clase.<br />

• Orar por aquellos que se han alejado del Señor. Pide a Dios que te muestre formas<br />

concretas en que puedes ayudar a dichas personas a que regresen a él.<br />

• Pasar algún tiempo en contacto con la naturaleza, hablando con el Señor. Pídele<br />

que te muestre en qué te has alejado y por qué necesitas acercarte más a él. Utiliza<br />

el texto de Oseas 12: 6 como parte de tu oración.<br />

PARA COMENTAR<br />

Joel 2: 12, 13; Miqueas 6: 8.<br />

Profetas y reyes, cap. 23; El camino a Cristo, cap. 8.<br />

RECURSOS ESCUELA SABATICA<br />

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