Leccion UNIVERSITARIOS 2013-02-02 - recursos escuela sabática

miércoles
10 de abril
22
Cómo actuar
Poniendo a prueba
la compasión divina
Alexa Fisher, Bristow, Oklahoma, EE. UU.
Oseas 11: 1-3
Mi hermanito y yo manteníamos en vilo a nuestra madre cuando teníamos tres
años. Vivíamos en el campo, en una extensa finca. Un día decidí investigar hasta
dónde me llevaría el camino de tierra que pasaba por nuestra finca. Apenas había
caminado unos diez minutos cuando una gran nube de polvo apareció ante mí.
Era mi abuela que había salido a buscarme en auto. Mientras tanto, mi mamá me
buscaba en el sótano de la casa y por todas partes. Si no hubiera sido por su gracia
y compasión probablemente habría recibido unos buenos azotes. Lo que ella hizo
fue abrazarme y recordarme cariñosamente que yo no debía salir del patio en ningún
momento. Su enojo había sido superado por el perdón.
En el libro de Oseas, Dios compara las acciones de Israel con las de un niño
que camina sin rumbo. Dios tenía todo el derecho a sentirse enojado con ellos, sin
embargo, responde de forma compasiva y perdonadora. ¿Cómo podemos responder
a un amor de ese tipo?
Dios se compadece de nosotros
incluso cuando lo ponemos a prueba.
Dedica un minuto para orar. Del mismo modo que mi madre se compadeció de
mí, Dios se compadece de nosotros incluso cuando lo ponemos a prueba. Quizá
no nos demos cuenta, pero constantemente estamos haciendo eso mismo a causa
de nuestros pecados. Cuando surgen las tentaciones, tratamos de justificarnos.
Cuanto más pensemos en nuestros pecados, peores ideas nos vendrán a la mente.
La próxima vez que te sorprendas tratando de racionalizar algo que sabes que es
incorrecto incluye a Dios en esa dinámica. Si crees que no vale la pena acercarse a
él en ese momento ¡ora fervientemente! Es en esos momentos cuando más necesitamos
a Dios. Cuando hacemos presente a Dios en nuestras vidas ¡el pecado se
desvanece!
Sé considerado con los demás. Cuando alguien ponga a prueba tu paciencia pídele
a Dios que te ayude a no pensar mal de esa persona. Después de todo, quizá haya
recibido una mala noticia, o algo no le haya salido bien. En vez de responder en
forma airada, trata de hacerlo de manera compasiva. Intenta mostrarte amistoso o
amistosa. Practica la compasión que Dios le mostró a Israel una y otra vez.
PARA COMENTAR
1. El hecho de que Dios se compadece de nosotros, ¿significa que no deberíamos
preocuparnos tanto por lo que hacemos, decimos o pensamos? Explica tu respuesta.
2. ¿Qué puedes hacer cuando alguien te incomoda demasiado?
3. ¿En qué sentido el perdón de Dios afecta a tu forma de pensar respecto a la relación
que crees que existe entre la fe y las obras?