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Capítulo V El problema antropológico - Dirección General de ...

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Filosofía<br />

NACIONALISMO CRIOLLO<br />

EL QUE NO SALTA... Oscar Teran (Filósofo, investigador <strong>de</strong>l CONICET)<br />

Como en todo país en los tiempos <strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>rnidad, las elites político-intelectuales <strong>de</strong> la Argentina enfrentaron<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> su origen la necesidad <strong>de</strong> imaginar un sistema <strong>de</strong> vínculos laicos que ligaran a sus habitantes en una<br />

comunidad. Como en todo el arco occi<strong>de</strong>ntal, se impuso la relación <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntidad por excelencia <strong>de</strong> los tiempos<br />

mo<strong>de</strong>rnos: la nación, legitimada por un patriotismo nacionalista.<br />

Consumada la construcción <strong>de</strong>l Estado en 1880, la «cuestión nacional» volvió a ser motivo <strong>de</strong> intensos <strong>de</strong>bates,<br />

hiperactivada por la presencia <strong>de</strong> un proceso inmigratorio <strong>de</strong> características inusitadas, así como por la amenaza <strong>de</strong><br />

una confrontación bélica con Chile y en medio <strong>de</strong> las fracturas inducidas por el acelerado proceso <strong>de</strong> mo<strong>de</strong>rnización.<br />

Nuevamente se apeló entonces a la construcción <strong>de</strong> un imaginario patriótico capaz <strong>de</strong> aglutinar a una sociedad<br />

vista <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el Estado como excesivamente heterogénea.<br />

No pocos i<strong>de</strong>nti caron entonces heterogeneidad con ingobernabilidad: «la diversidad <strong>de</strong> razas -escribió por ejemplo<br />

Juan A. Alsina- crea <strong>problema</strong>s sociales gravísimos. Conservemos en nuestra República la homogeneidad, para<br />

disminuir con ictos que no <strong>de</strong>jarán <strong>de</strong> presentarse <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> ella.<br />

De tal modo, en el seno <strong>de</strong>l Estado liberal y en relación con una sociedad civil más móvil <strong>de</strong> lo que la clase dirigente<br />

sospechaba, se dirimió una querella por la <strong>de</strong> nición <strong>de</strong> esa nacionalidad. En la segunda década <strong>de</strong> este siglo,<br />

esa disputa ha quedado saldada, y la posición triunfante implicó una ruptura con el nacionalismo constitucionalista<br />

y político <strong>de</strong> guras fundadoras como Alberdi y Sarmiento, quienes habían imaginado una nación como un<br />

espacio don<strong>de</strong> se realizan valores universales (o al menos «occi<strong>de</strong>ntales») agrupados entonces con el nombre<br />

<strong>de</strong> «civilización».<br />

A partir <strong>de</strong> un operativo que arranca <strong>de</strong>l seno <strong>de</strong>l Estado liberal, hacia el Centenario ya resulta claro que ese<br />

nacionlismo era reemplazado por otro <strong>de</strong> signo culturalista, don<strong>de</strong> la pertenencia a una comunidad se <strong>de</strong> nía por<br />

la adhesión a un conjunto <strong>de</strong> símbolos particulares y diferenciados. Triunfaba así la pretensión <strong>de</strong>l nacionalismo<br />

esencialista, que funda la i<strong>de</strong>ntidad en la cultura y proyecta una patria vaciada sobre un mol<strong>de</strong> único según la<br />

consigna «una nación, una cultura». Se imponía así una manera monoculturista <strong>de</strong> ser argentino, escasamente<br />

abierto a la diferencia y dispuesto a aceptar al otro sólo en la medida en que se atuviera al código patriótico así<br />

elaborado.<br />

<strong>El</strong> meneado «crisol <strong>de</strong> razas» no iba a consistir por ello en la convivencia <strong>de</strong> un conjunto <strong>de</strong> individuos pertenecientes<br />

a culturas diversas y uni cados por su pertenencia política al Estado y sus instituciones, sino en la subsunción y<br />

eliminación <strong>de</strong> las mismas por esa matriz <strong>de</strong> nacionalismo criollo. Es su ciente con evocar el modo como el uso<br />

<strong>de</strong> la lengua italiana fue <strong>de</strong>sprestigiado para invalidar su práctica por parte <strong>de</strong> los hijos <strong>de</strong> esos extranjeros para<br />

percibir concretamente el triunfo <strong>de</strong>l mo<strong>de</strong>lo homogeneizador.<br />

Ese tipo <strong>de</strong> nacionalismo culturalmente unicista contuvo diversos componentes, y uno <strong>de</strong> ellos consistió en la<br />

creencia en la excepcionalidad <strong>de</strong> la experiencia argentina y el <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>za a nosotros ofrecido. Cuando<br />

esta tenaz creencia hubo resistido incluso a <strong>de</strong>vastadoras <strong>de</strong>sgracias nacionales, cuando hubo incluso reforzado<br />

la heterofobia que daba pábulo al chovinismo <strong>de</strong> pequeña potencia, muchos argentinos se encontraron coreando<br />

una consigna al menos curiosa: «<strong>El</strong> que no salta es un holandés».<br />

106<br />

Concepción cientí ca <strong>de</strong>l hombre<br />

Esta es la consecuencia directa <strong>de</strong>l<br />

optimismo cientí co, que con ado por sus<br />

avances y logros, proyecta su búsqueda<br />

<strong>de</strong> saber sobre lo humano.<br />

Así las tesis evolucionistas <strong>de</strong> Darwin<br />

se aplican al hombre y se lo concibe<br />

como un momento en el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la<br />

especie, como un producto nal y muy<br />

tardío <strong>de</strong> la evolución.<br />

<strong>El</strong> hombre sólo se distingue <strong>de</strong>l resto <strong>de</strong><br />

los animales por el grado <strong>de</strong> complejidad<br />

<strong>de</strong> su constitución. No hay entre él y los<br />

<strong>de</strong>más seres vivos más que diferencias<br />

cualitativas y no cuantitativas. En ambos:<br />

hombre y animal operan los mismos<br />

mecanismos y están sometidos a las<br />

mismas leyes.<br />

Aquí la razón no es otra cosa que un<br />

instinto especialmente <strong>de</strong>sarrollado. <strong>El</strong><br />

hombre es un ser instintivo. Su espíritu, su<br />

razón no son más que el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> su<br />

po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> adaptación.<br />

Según esta posición, el hombre es<br />

sólo un mamífero superior notablemente<br />

adaptado. <strong>El</strong> <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> sus faculta<strong>de</strong>s<br />

técnicas es lo que le ha permitido tener<br />

el dominio <strong>de</strong> la naturaleza. <strong>El</strong> hombre<br />

es un homo faber. Nada hay <strong>de</strong> divino, ni<br />

sobrenatural, ni <strong>de</strong> especial en el hombre.

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