Las vidas de Anneliese Magnus - Diario de Ibiza
Las vidas de Anneliese Magnus - Diario de Ibiza
Las vidas de Anneliese Magnus - Diario de Ibiza
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
22 La miranda Reportaje<br />
VICENTE VALERO<br />
Fue casi centenaria y, más que una larga<br />
vida, se diría que tuvo dos o tres. Quienes la<br />
conocieron, y fueron muchos, sobre todo en<br />
el pueblo <strong>de</strong> Sant Antoni, don<strong>de</strong> residió con<br />
algunas intermitencias forzadas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1932<br />
hasta el día <strong>de</strong> su muerte en 1997, la recuerdan<br />
como una mujer fuerte y <strong>de</strong>cidida, haciendo<br />
honor a su imponente apellido <strong>de</strong> origen<br />
latino. Para todos ellos fue, con sumo respeto,<br />
«la señora <strong>Magnus</strong>». Nació en 1899, en<br />
Cassel, don<strong>de</strong> su padre ejercía como alto funcionario<br />
prusiano, pero pasó su infancia y juventud<br />
en Königsberg, la célebre ciudad que<br />
en 1945, tras ser tomada por los rusos, pasaría<br />
a llamarse Kaliningrado. Allí creció y<br />
muy pronto <strong>de</strong>stacó como estudiante. Fue a<br />
la Universidad, don<strong>de</strong> estudió Arte Dramático<br />
y Filosofía, y don<strong>de</strong> se doctoró finalmente<br />
con una tesis sobre el oficio <strong>de</strong>l actor y sus<br />
máscaras.<br />
Amó el teatro en su juventud, pero no menos<br />
la aventura. En los años veinte, y <strong>de</strong>spués<br />
<strong>de</strong> una complicada relación con el escritor<br />
Wal<strong>de</strong>mar Bonsels, veinte años mayor que<br />
ella, autor <strong>de</strong>l célebre cuento infantil 'La abeja<br />
Maya', <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> viajar por España, emulando<br />
las aventuras literarias <strong>de</strong> algunos viajeros<br />
románticos. Conoce Madrid y Toledo; se instala<br />
durante algunos pocos años en Granada,<br />
don<strong>de</strong> ejerce <strong>de</strong> institutriz; visita Sevilla<br />
en 1929 con motivo <strong>de</strong> la Exposición Iberoamericana<br />
y acaba trabajando en uno <strong>de</strong><br />
sus pabellones; viaja a lomos <strong>de</strong> un burro<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> Sevilla a Málaga... Y finalmente visita<br />
también Barcelona, don<strong>de</strong> conoce a Salvador<br />
Pedregosa, estudiante <strong>de</strong> Derecho, con<br />
quien inicia una apasionada relación que terminará<br />
con una hija en común, Asja, nacida<br />
en 1931.<br />
Una casa en Sant Antoni<br />
Madre soltera, a sus 33 años, <strong>Anneliese</strong> <strong>Magnus</strong><br />
toma entonces una <strong>de</strong>cisión sorpren<strong>de</strong>nte:<br />
<strong>de</strong>ci<strong>de</strong> irse a vivir a Eivissa. Había oído<br />
hablar <strong>de</strong> la isla, tal vez incluso ya la había visitado,<br />
pero en la <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> convertir la isla<br />
en su mayor aventura vital cualquier explicación<br />
resultaría insuficiente. Lo cierto es que<br />
en enero <strong>de</strong> 1932 se instala con la pequeña<br />
Asja en Sant Antoni, compra un terreno y proyecta<br />
la construcción <strong>de</strong> su propia casa, en<br />
pleno campo entonces, junto al camino <strong>de</strong> Sa<br />
Vorera, don<strong>de</strong> <strong>de</strong>sea simplemente «ser filósofa<br />
y vivir <strong>de</strong> la tierra».<br />
En la casa <strong>de</strong> <strong>Anneliese</strong> <strong>Magnus</strong>, construida<br />
con marés <strong>de</strong> la cantera <strong>de</strong>l pueblo y<br />
piedra seca por uno <strong>de</strong> los hermanos Viñas,<br />
vive hoy, <strong>de</strong> manera estable <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace<br />
unos pocos años, <strong>de</strong>dicado a la traducción,<br />
su nieto Alejandro, que es quien nos cuenta<br />
la historia <strong>de</strong> su abuela. Apenas ha cambiado<br />
nada. Como una isla <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l pueblo, entre<br />
jardines, se respira en ella una tranquilidad<br />
antigua.<br />
Animada por el incipiente turismo, el plano<br />
<strong>de</strong> la casa que <strong>Anneliese</strong> <strong>Magnus</strong> trazó ya<br />
contemplaba la posibilidad <strong>de</strong> alquilar habitaciones,<br />
<strong>de</strong> manera que los tres dormitorios<br />
tenían una puerta exterior para otorgarles<br />
mayor in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia. No pudo, sin em-<br />
VIERNES, 20 DE ENERO DE 2012<br />
Mujer culta, <strong>de</strong> tenacidad prusiana, aventurera por España en los años 20,<br />
recaló en Sant Antoni en enero <strong>de</strong> 1932 y <strong>de</strong>cidió que allí fundaría su hogar <strong>de</strong>finitivo.<br />
Lo consiguió pero no sin dificulta<strong>de</strong>s. Su nieto Alejandro evoca su figura.<br />
De Prusia a Sant Antoni<br />
La casa <strong>de</strong> <strong>Anneliese</strong> <strong>Magnus</strong> en la actualidad. Fue construida en 1933. JASMIN RASCHKA<br />
En la casa <strong>de</strong> <strong>Anneliese</strong>, construida con<br />
marés <strong>de</strong> la cantera <strong>de</strong>l pueblo y piedra<br />
seca por uno <strong>de</strong> los hermanos Viñas,<br />
vive hoy su nieto Alejandro<br />
La guerra civil interrumpió también<br />
aquel sueño dorado. Se embarcó<br />
entonces hacia Alemania, don<strong>de</strong> pasó<br />
solamente un par <strong>de</strong> años<br />
bargo, empezar a construirla hasta principios<br />
<strong>de</strong> 1933 porque, según escribe en una postal<br />
enviada a su madre, «se están haciendo muchas<br />
casas en <strong>Ibiza</strong> y faltan obreros». Pero ya<br />
en diciembre <strong>de</strong> aquel mismo año dice, en<br />
otra postal, que «la casa está llena <strong>de</strong> gente»:<br />
tiene como inquilinos a un matrimonio y también<br />
a un hombre «que no pue<strong>de</strong> pagar<br />
pero se ocupa <strong>de</strong>l jardín y <strong>de</strong> otros trabajos<br />
<strong>de</strong> la casa». Pozo, molino, huerto... La casa<br />
prospera en poco tiempo y su propietaria se<br />
siente cada vez mejor en Sant Antoni, don<strong>de</strong><br />
pue<strong>de</strong> disfrutar <strong>de</strong> la naturaleza y ver cre-<br />
DIARIO <strong>de</strong> IBIZA<br />
cer feliz a su hija.<br />
La guerra civil interrumpió también aquel<br />
sueño dorado. Se embarcó entonces hacia<br />
Alemania, don<strong>de</strong> pasó solamente un par <strong>de</strong><br />
años, pues en 1938, añorada <strong>de</strong> su vida isleña<br />
y mediterránea, <strong>de</strong>cidió regresar a su casa<br />
<strong>de</strong> Sant Antoni. Pero nada iba a ser como antes.<br />
«Lo que se encontró aquí –dice Alejandro,<br />
recordando las palabras <strong>de</strong> su abuela–<br />
fue <strong>de</strong>solador. Había hambre, nada <strong>de</strong> qué<br />
vivir, ningún turista al que po<strong>de</strong>r alquilar una<br />
habitación...» Una anécdota ilustra bien el<br />
ambiente: «en aquellos días daba clases <strong>de</strong>