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REFLEXIONES SOBRE EL FENÓMENO DE LA CORRUPCIÓN ...

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<strong>REFLEXIONES</strong> <strong>SOBRE</strong> <strong>EL</strong> <strong>FENÓMENO</strong> <strong>DE</strong> <strong>LA</strong> <strong>CORRUPCIÓN</strong><br />

ÍNDICE<br />

I.- Introducción.<br />

II.- Concepto de Corrupción, Clasificación y sus niveles.<br />

III.- El Binomio Democracia y Derecho Penal.<br />

1


<strong>REFLEXIONES</strong> <strong>SOBRE</strong> <strong>EL</strong> <strong>FENÓMENO</strong> <strong>DE</strong> <strong>LA</strong> <strong>CORRUPCIÓN</strong> 1<br />

Dra. María de los Angeles Fromow Rangel<br />

Antes que nada agradezco al Dr. Jorge Fernández Ruiz, Coordinador del Posgrado en<br />

Derecho de la UNAM, su amable invitación para participar como ponente en este Tercer<br />

Congreso Iberoamericano y Cuarto Congreso Mexicano de Derecho Administrativo.<br />

Partiendo del eje temático del Congreso “<strong>EL</strong> RÉGIMEN JURÍDICO D<strong>EL</strong> COMBATE A <strong>LA</strong><br />

<strong>CORRUPCIÓN</strong>”, centraré mi intervención en explicar, de forma esencial, dos aspectos:<br />

primero el concepto de corrupción, clasificación y niveles, y en segundo abordaré la<br />

relación del binomio democracia y derecho penal (compra y coacción del voto, la<br />

necesidad de reformas al Código Penal, etc.).<br />

La corrupción ha sido calificada como endémica en todas las formas de gobierno, es un<br />

hecho incontrovertible que existe en todos los tiempos, culturas y sistemas políticos. Tan<br />

sólo pretender hacer una taxonomía de los tipos de corrupción parece imposible, sin<br />

embargo, conviene mencionar algunas conductas que tienen que ver directa o<br />

indirectamente con las administraciones públicas, algunas de las cuales están tipificadas<br />

en nuestro Código Penal o involucran a funcionarios públicos y ciudadanos en general.<br />

Puntualizamos que algunas de estas formas de corrupción son las siguientes: El soborno<br />

(tratar de influir la conducta del funcionario), la extorsión (amenaza del funcionario),<br />

Cohecho, peculado, tráfico de influencias, arreglos (favorecer a un privado a cambio de<br />

recompensa), fraudes (utilización de fondos públicos), especulación financiera con fondos<br />

públicos (obtener intereses irregulares), parcialidad (favoritismo y clientelismo), colusión<br />

privada (repartirse entre sí los beneficios en perjuicio del interés general) y uso de<br />

información privilegiada (en la toma de decisiones).<br />

Asimismo, es pertinente tener presente la siguiente definición de corrupción que nos<br />

propone Stephen D. Morris: “se la ha definido como el uso ilegítimo del poder público para<br />

el beneficio privado”, o como “todo uso ilegal o no ético de la actividad gubernamental<br />

como consecuencia de consideraciones de beneficio personal o político”. 2<br />

1<br />

Texto de la intervención de la Dra. María de los Angeles Fromow Rangel en el Tercer Congreso<br />

Iberoamericano y Cuarto Congreso Mexicano de Derecho Administrativo, organizado<br />

conjuntamente por el Instituto de Investigaciones Jurídicas, la Facultad de Estudios Superiores de<br />

Acatlán y el Posgrado en Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México, Acatlán, 25 de<br />

marzo de 2011.<br />

2<br />

Stephen D. Morris, Corruption & Politics in Contemporary Mexico, Tuscaloosa/Londres, The<br />

University of Alabama Press, 1991, p.8.<br />

2


I.- INTRODUCCIÓN<br />

La corrupción un mal endémico.<br />

El costo de la corrupción en México es de 219 pesos anuales a cada familia, y<br />

alcanza 45 mil millones al año en el mercado nacional de mordidas; sin embargo,<br />

más allá de eso, se encuentra la media y la alta corrupción, las cuales tienen que<br />

ver con el otorgamiento de concesiones, con la resolución de licitaciones, con las<br />

tolerancias aduaneras (sustancias químicas para las drogas sintéticas), con las<br />

ventas del patrimonio público, con la sustracción de recursos naturales, con los<br />

conflictos de intereses, con los estancos y monopolios, con los rescates ruinosos y<br />

con todo un amplísimo menú de especialidades que la imaginación, asociada a la<br />

ambición, ha permitido el consecuente acopio de inmensas fortunas de<br />

inconfesable génesis. 3<br />

No está por demás decir que todo eso es parte de un círculo vicioso difícil de<br />

quebrar, ya que es bien sabido que, en México, el dinero está ligado de manera<br />

indisoluble con el poder.<br />

Cuando hablamos de corrupción en la administración pública, nos referimos a los<br />

riesgos o daños en el fisco y en el Ministerio Público; en el comercio exterior y en<br />

los intereses como consumidores; en la seguridad social y en el sistema de<br />

telecomunicaciones; en los transportes públicos y en la construcción; en el<br />

manejo de alimentos y en el abasto; en los permisos; en las inspecciones y en<br />

los controles. La sociedad que vive inmersa en esas circunstancias, aunque no<br />

se dé cuenta, ha sido la responsable y generadora de las mismas. Las<br />

conductas de corrupción que han hecho de muchos servidores públicos<br />

verdaderos cortesanos de los criminales poderosos.<br />

Carlos Alberto Montaner señala que la escandalosa corrupción latinoamericana<br />

se expresa de por lo menos tres maneras nefastas: la clásica que consiste en<br />

cobrar comisiones y sobornos por cada obra que se asigna o cada regla que se<br />

viola en beneficio de alguien. La indirecta, que es la corrupción que se permite<br />

para beneficiar un aliado circunstancial. Existen, por ejemplo, políticos<br />

corruptores que son (o se creen) ellos mismos incorruptibles. Y la tercera<br />

corrupción, la más costosa: el clientelismo. La utilización frívola de los dineros<br />

públicos para comprar a grandes grupos de electores con prebendas y privilegios<br />

injustificables. Es como si los políticos no fueran servidores públicos elegidos<br />

para obedecer las leyes, sino grandes o pequeños autócratas que miden su<br />

prestigio por las normas que son capaces de violar, pues ahí radica la definición<br />

del verdadero poder en América Latina: son importantes porque están por<br />

encima de las reglas. No se encuentran sujetos al escrutinio ni a la auditoría del<br />

3<br />

Romero, Apis José Elias, La cleptocracia o los gobiernos de rateros, Revista Defensa Penal,<br />

Interpretación y Análisis Jurídico, México, Dic. 2010.<br />

3


pueblo; son ellos los que vigilan al pueblo, aunque sea éste quien pague su<br />

salario 4<br />

Estamos hablando de un mal endémico de los sistemas de servicio público. Las<br />

razones de esta filtración progresiva están directamente asociadas a un signo<br />

ineludible de nuestros tiempos: la delincuencia organizada. Sin esto sería una<br />

enfermedad generalizada, pero no progresiva. No existe en el mundo, hoy en día,<br />

laguna especialidad de la ilegalidad organizada que no requiera contar con<br />

ramificaciones dentro de la autoridad no sólo para su funcionamiento, sino hasta<br />

para su simple viabilidad.<br />

A su vez, la corrupción proviene, entre otros factores, de un sistema de<br />

procedimientos que contienen una fuerte dosis de desequilibrio, complicado con<br />

lentitud, con dificultades excesivas, con rigideces innecesarias y otros vicios que<br />

muchas veces lo hacen inaccesible, lento, caro y desesperante.<br />

El problema no es menor, pues actualmente existen muchos mexicanos, quienes<br />

no creen en la legalidad ni en la justicia como valores esenciales de la vida. Otros<br />

más no confían en que las soluciones, por buenas que parezcan, surtirán efecto si<br />

se operan desde el Estado.<br />

No obstante, es muy conveniente, además, considerar aquellas alternativas que<br />

son novedosas en este tema y que pueden coadyuvar a implementaciones y<br />

resultados en el corto plazo.<br />

Una de ellas tiene que ver con la ciudadanización de la lucha contra la corrupción.<br />

México ha tenido muy buenos antecedentes en este rubro. El arbitraje médico y la<br />

defensa de los derechos constitucionales son un buen ejemplo, pero sobre todo el<br />

caso del servicio electoral, en el que la ciudadanización nos ha llevado a un<br />

sistema electoral confiable y creíble.<br />

Hace algún tiempo, Rafael Macedo de la Concha apostó, muy sensatamente, a la<br />

ciudadanización de la vigilancia de la gestión gubernamental. El resultado fue<br />

excelente, pero a la conclusión de su encargo, empezó a ser desarmado. La<br />

ciudadanización contra la corrupción no sería el contenido, sino el continente,<br />

aunque valdría para lograr que tuviera la credibilidad que hoy no se concede a los<br />

órganos tradicionales de autoridad. 5<br />

La corrupción se ha convertido en un mal endémico de los sistemas de justicia,<br />

particularmente en los tiempos recientes. Las razones de esa infiltración<br />

progresiva están directamente asociadas a un signo insoslayable de nuestros<br />

tiempos: la delincuencia organizada.<br />

4 Montaner, Carlos Alberto, La Libertad y sus enemigos, Argentina, Ed. Plaza Janes, 2005, p.34.<br />

5<br />

Romero, Apis José Elias, La cleptocracia o los gobiernos de rateros, Revista Defensa Penal,<br />

Interpretación y Análisis Jurídico, México, Dic. 2010.<br />

4


En un itinerario histórico, la delincuencia tradicional y primitiva actuó a escondidas<br />

de la autoridad. Es en la penumbra donde ejerció con la pretensión de no ser<br />

perseguida ni castigada, por la simple razón de la ignorancia oficial, pero conforme<br />

la trama delincuencial se volvió más sofisticada, el crimen clandestino resultó<br />

ineficiente y anacrónico. En esta segunda etapa, el crimen actúa con el<br />

conocimiento pero también con el consentimiento de las autoridades; es decir, en<br />

una estructura de corrupción sistemática. Mucho peor es la tercera etapa, en la<br />

cual la organización criminal ya no pretende comprar a la autoridad sino sustituirla.<br />

Ocupar su lugar y atribuciones. Sentar a alguien de su grey en el sillón de la<br />

autoridad.<br />

Uno de los problemas que más ha sufrido el Estado Mexicano en las últimas<br />

décadas es la corrupción. Esta conducta que implica la complicidad entre<br />

autoridades y terceros con el fin de obtener un beneficio de modo ilícito-<br />

transgrede la ley, debilita las instituciones públicas, compromete el desarrollo<br />

nacional y atenta contra la igualdad de oportunidades que debe existir entre todos<br />

los mexicanos.<br />

La corrupción surge ante la ausencia de monitores efectivos que exigieran cuentas<br />

sobre su actuación a los gobiernos en turno. En buena medida, la escasa<br />

competencia electoral que prevaleció en nuestro país durante décadas propició el<br />

dominio de la arena pública en pocas manos. Al tiempo que dejó huérfana a la<br />

administración pública de auténticos contrapesos que aseguraran dicha rendición<br />

de cuentas.<br />

Sin lugar a duda, la falta de Democracia y de imperio de la Ley constituye un<br />

terreno fértil para la corrupción. En este sentido, la intromisión de intereses<br />

particulares en la toma de decisiones públicas es un comportamiento que<br />

encuentran facilidades, o bien ante la ausencia de leyes que se cumplan<br />

voluntariamente, o de actores encargados de hacerlas cumplir.<br />

Desafortunadamente, durante muchos años nuestro país adoleció de ambos.<br />

No obstante, la llegada de la Democracia en México dejó claro cuál sería una de<br />

las prioridades a tratar: el combate a la corrupción. Largas décadas habían dejado<br />

una marca en la cultura política de los ciudadanos y en el funcionamiento de las<br />

propias instituciones, si queríamos que el país avanzara hacia la igualdad, la<br />

justicia y el bienestar social, el combate a la corrupción debería encabezar la lista<br />

de pendientes. Así fue.<br />

Al inicio del gobierno del sexenio pasado, la administración federal se dio a la<br />

tarea de atacar este mal como un requisito para el desarrollo y la consolidación de<br />

la democracia. Entre muchas otras medidas se implementó el Servicio Civil de<br />

Carrera y se promulgó la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública<br />

Gubernamental, la cual contribuyó a un mejor desempeño de las distintas<br />

dependencias del Gobierno Federal<br />

5


II. CONCEPTO<br />

<strong>CORRUPCIÓN</strong><br />

Según el diccionario de la real academia española, corrupción es acción y efecto<br />

de corromper. / Alteración en escritos. / Vicios o abusos en costumbres.<br />

Corromper: Alterar algo. / echar a perder, pudrir. / Sobornar. / Seducir a una mujer.<br />

/ Estragar, pervertir.<br />

El estudio del fenómeno de la corrupción ha sido (y suele) ser enfocado desde dos<br />

perspectivas que dificultan su compresión y condicionan su precisión conceptual.<br />

Una de ellas es la que podría ser llamada la “perspectiva de la modernización”: la<br />

corrupción sería un fenómeno propio de regímenes políticos no evolucionados, es<br />

decir, que cuanto mayor sea el grado de desarrollo o de modernización de una<br />

sociedad política, tanto menor habrá de ser el grado de corrupción. Max Weber<br />

había ya sostenido la tesis según la cual: el dominio universal de la absoluta<br />

inescrupulosidad en la búsqueda de intereses egoístas para hacer dinero ha sido<br />

precisamente un rasgo muy específico de aquellos países cuyo desarrollo<br />

capitalista burgués ha permanecido “rezagado” de acuerdo con las pautas del<br />

desarrollo occidental. 6<br />

Se puede entender a la corrupción como los comportamientos llevados a cabo por<br />

una persona o por un grupo de personas, que se consideran como transgresores<br />

de las normas sociales. El hecho de que exista variabilidad dentro de las normas<br />

sociales hace que la calificación de un concepto como corrupto dependa y esté<br />

ligada al momento histórico y social como al sistema de valores vigente.<br />

Otra forma de entender el fenómeno de la corrupción es considerarlo tanto como<br />

un recurso como un proceder. En cuanto a la primera visión, la corrupción es<br />

referida como un recurso expeditivo, vale decir, la corrupción se utiliza para<br />

acelerar los procesos y, por tanto, el corrupto es "un experto en atajos". Esta<br />

característica racional por excelencia sustrae al corrupto del orden de la<br />

inadvertencia, siendo jamás inocente, pues siempre sabe lo que hace, está sujeto<br />

a la vigilia cognitiva, al darse cuenta. Desde la segunda perspectiva, la corrupción<br />

es un proceder, un modo de hacer para obtener beneficios. Este proceder tiene<br />

una característica sustancial, que es la desviación respecto de una cierta<br />

normatividad, o sea, la obtención del beneficio, se lleva a cabo, al margen de la<br />

conducta normal. La desviación puede hacerse respecto a una norma jurídica o<br />

normas éticas. 7<br />

6 Zapatero, Virgilio, compilador, La corrupción, México, Ed. Ediciones Coyoacán, 2007.<br />

7 Silva, C y Hernández, M. Las formas cotidianas de la corrupción: un análisis de discurso. Revista<br />

latinoamericana de psicología, 1995, 29, 243-260.<br />

6


Medio siglo más tarde Colin Leys relativizada esta tesis: la corrupción no sería un<br />

“rasgo específico” de los países en desarrollo, pero en ellos existiría una mayor<br />

probabilidad de que se produjesen actos o actividades corruptos.<br />

Es claro que muy probablemente los nuevos Estados serán el escenario de<br />

muchos comportamientos que pueden ser llamados corruptos. Es<br />

relativamente fácil encubrir la corrupción en los nuevos Estados. Esto se<br />

debe, parcialmente, al hecho de que la gente no sabe con claridad cuáles<br />

son las reglas oficiales o que sé realmente lo que constituye su violación; o<br />

si lo sabe claramente, puede ser no les importe mucho su violación y que<br />

no tengan mucho interés en prevenir la corrupción. 8<br />

La realidad cotidiana de los países altamente industrializados ha puesto de<br />

manifiesto la falsedad de esta tesis.<br />

La segunda perspectiva es la “perspectiva de la moralidad”. A diferencia de la<br />

primera, ella es parcialmente verdadera pero tiende o bien a establecer una<br />

relación empíricamente dudosa entre coacción son moralmente reprochables.<br />

Como ejemplo de la primera alternativa, valga la afirmación de Carl Friedrich:<br />

Es posible constatar una “regularidad” o una regla general y puede decirse que el<br />

grado de corrupción varia inversamente con el grado en que el poder es<br />

consensuado (…) en aquellas situaciones en donde una apariencia de consenso<br />

oculta la realidad coercitiva, hay que contar con la corrupción. El poder del que se<br />

supone que es ejercido con el consentimiento de los gobernados pero que se ha<br />

transformado en coacción en grado considerable, conduce a la corrupción. *<br />

Esta supuesta correlación entre mayor democracia y menor corrupción o, lo que<br />

es lo mismo, entre dictadura y corrupción no es empíricamente sostenible. La<br />

siguiente cita de John T. Noonan, Jr. puede ilustrar la segunda alternativa:<br />

El soborno es una vergüenza universal. No hay un país en el mundo que no<br />

considere al soborno como un delito en sus textos jurídicos. Existen algunas<br />

leyes, como las que tratan del juego, que no son violadas constantemente<br />

sin ninguna sensación especial de vergüenza a fin al delito. La ley sobre el<br />

soborno no está entre ellas. (…) La vergüenza y la hipocresía en el uso del<br />

lenguaje son el tributo del vicio a la virtud. La vergüenza puede ser<br />

condicionada culturalmente. La vergüenza tan intensa y tan general es el<br />

reconocimiento de que hay algo objetable en la conducta que va más allá<br />

de lo descortés y puramente ilegal. La vergüenza no la establece en forma<br />

concluyente, pero si señala la naturaleza moral de la cuestión. 9<br />

8 Garzón Valdés, Ernesto, et alí, El concepto de corrupción, México, Ed. Ediciones Coyoacán,<br />

2007, p.11.<br />

9 Ibidem, p.13.<br />

7


La perspectiva de la moralidad impide ver la diferencia que puede existir entre la<br />

violación de un sistema normativo positivo y la del sistema de una moral con<br />

pretensiones de universalidad como la que parece sustentar Noonan.<br />

En lo que sigue, se habrá de prescindir totalmente de la perspectiva de la<br />

modernización y, al menos inicialmente, de la moralidad.<br />

El concepto de corrupción está lógicamente vinculado con el sistema normativo.<br />

No es posible hablar de corrupción sin hacer referencia simultáneamente al marco<br />

normativo dentro del cual se produce el acto o la actividad calificada de corrupta.<br />

Llamaré al sistema normativo con respecto al cual un acto o una actividad es<br />

calificativo de corrupto “sistema normativo relevante”.<br />

Se entiende por sistema normativo relevante todo conjunto de reglas -que en cada<br />

caso concreto- regulan una práctica social. En este sentido, puede hablarse, por<br />

ejemplo, de sistemas normativos religiosas, jurídicos, políticos, económicos,<br />

deportivos, etc. Esto significa rechazar la concepción habitual según la cual el<br />

fenómeno de la corrupción es eminentemente político. Significa abandonar<br />

también la idea de que para hablar de corrupción hay que hacer necesariamente<br />

referencia a una persona que ocupa una posición oficial, es decir, a una autoridad<br />

o, lo que es lo mismo, a alguien que detenta un poder.<br />

Alguien es una autoridad cuando, entre otras cosas, tiene competencia para tomar<br />

decisiones; es, por ello, un decisor. Pero, el carácter de decisor no tiene por qué<br />

estar limitado, a una autoridad. En los actos o actividades de corrupción interviene<br />

siempre, por lo menos, un decisor.<br />

Los cargos oficiales imponen a quienes los detentan una seria de deberes. Este<br />

tipo de deberes específicos sueles ser llamados “institucionales”. El decisor que<br />

interesa para la consideración de los fenómenos de la corrupción está sujeto a<br />

este tipo de deberes. Es posible, en este sentido, hablar de los derechos y<br />

deberes institucionales o posicionales de un gobernante, de un juez, de un<br />

futbolista, de un sacerdote o de un director de empresa.<br />

Los deberes posicionales deben ser distinguidos de los llamados deberes<br />

naturales. Estos valen para todos y con respecto a todos los individuos, sin que<br />

importe el papel social que ellos desempeñen. De estos deberes se ocupa la<br />

“moral natural”. La moral que se ocupa de los deberes posicionales suele ser<br />

llamada “moral adquirida”. 10<br />

Hay también otra distinción que es útil tomar en cuanta si se acepta la relevancia<br />

de los deberes posicionales. Es la cuenta si se acepta la relevancia de los deberes<br />

posicionales. Es la bien conocida entre deber y obligación que es útil tomar en<br />

cuenta si se acepta la relevancia de los deberes posicionales. Es la bien conocida<br />

entre deber y obligación. El deber caería dentro del ámbito de la moral natural y<br />

10 Idem,<br />

8


sería equivalente a deber natural. La obligación, en cambio, correspondería al<br />

ámbito de la moral adquirida y debería el equivalente a deber posicional. Por ello,<br />

puede decir John Rawls:<br />

También quien asume un cargo público está obligado con respecto a sus<br />

ciudadanos cuya confianza ha buscado y con quienes coopera en la gestión<br />

de una sociedad democrática. De manera similar, asumimos obligaciones<br />

cuando nos casamos y cuando aceptamos posiciones en la Justicia, en la<br />

administración o alguna otra autoridad, Adquirimos obligaciones a través de<br />

promesas y acuerdos tácitos y cuando participamos en un juego, es decir,<br />

la obligación de jugar de acuerdo con las reglas y ser un buen deportista. 11<br />

La corrupción es un delito o una infracción que implica la violación de alguna<br />

obligación por parte de un decisor. La corrupción implica siempre un acto de<br />

deslealtad o hasta de traición con respecto al sistema normativo relevante. 12<br />

Para distinguirlo del sistema normativo relevante, llamaré a este sistema “sistema<br />

normativo justificante o excusante”<br />

El acto o actividad corrupto requiere, a más del decisor, la intervención de una o<br />

más personas, decisoras o no. Es un delito infracción participativo en el que una<br />

de las partes intenta influenciar el comportamiento de la otra a través de<br />

promesas, amenazas o prestaciones prohibidas por el sistema normativo<br />

relevante.<br />

El objetivo que persigue este tipo de influencia es la obtención de un beneficio o<br />

una ganancia para las partes que participan en el acto o actividad corrupto (a). La<br />

corrupción es siempre una fuente adicional de ingreso o beneficios para quienes<br />

participan en ella.<br />

Basta pensar en el otorgamiento de honores, premios u otro tipo de favores no<br />

obtenibles a través del cumplimiento de un deber posicional. Se llamará a este tipo<br />

de ganancias “beneficios extraposicionales”.<br />

En el caso de quien corrompe o es destinatario del acto o actividad corrupto (a), el<br />

beneficio puede ser también económico o no y hasta consistir en la obtención de<br />

algo para lo que tiene derecho de acuerdo con el sistema normativo relevante pero<br />

que, debido a la violación de una obligación por parte del decisor, es sólo<br />

obtenible a través de un acto o actividad corrupto (a).<br />

11<br />

Idem,<br />

12<br />

Garzón Valdés, Ernesto, et ali, El Concepto de Corrupción, México, Ed. Ediciones Coyoacán,<br />

2007. P16<br />

9


Los beneficios extraposicionales proceden o bien del agente que corrompe al<br />

decisor o de la persona destinataria del acto o la actividad corrupto (a). Tomando<br />

en cuenta el origen de los beneficios extraposicionales, es posible distinguir dos<br />

tipos fundamentales de corrupción: el soborno y la extorsión:<br />

Se soborna a un decisor cuando se otorga un beneficio extraposicional para que<br />

viole su obligación y se es extorsionado cuando se otorga a un decisor un<br />

beneficio extraposicional para que cumpla su obligación.<br />

El ofrecimiento de dinero u otro tipo de beneficios para asegurar un más rápido<br />

cumplimiento de la obligación suele ser considerado como soborno sino más bien,<br />

como señal de una velada extorsión. Decisores que requieren un estímulo extra<br />

para el cumplimiento adecuado de sus obligaciones son, por así decirlo,<br />

“extorsionadores encubiertos”.<br />

Tomando en cuenta lo hasta aquí expuesto, puede proponerse la siguiente<br />

definición de corrupción:<br />

La corrupción consiste en la violación de una obligación por parte de un decisor<br />

con el objeto de obtener un beneficio personal extraposicionales de la persona que<br />

lo soborno o quien extorsiona.<br />

Pero también el sobornante y el extorsionado obtienen un beneficio. El sobornante<br />

lo hace para obtener un bien persona sólo obtenible a través de la violación de<br />

una obligación del decisor; el extorsionado satisface los requerimientos del<br />

extorsionados para evitar un mal y obtener así el bien que le correspondería si el<br />

agente no violase su obligación. Es decir: La corrupción consiste en la violación de<br />

una obligación por parte de un decisor con el objeto de obtener un beneficio<br />

personal extraposicional de la persona que lo soborna o a quien extorsiona, a<br />

cambio del otorgamiento de beneficios para el sobornante o el extorsionado, que<br />

superan los costos del soborno o del pago o servicio extorsionado.<br />

Puede aceptarse la siguiente consideración de Stephen D. Morris:<br />

La corrupción es un acto racional y, por consiguiente promueve los intereses<br />

privados de sus participantes. Esto vale tanto para el soborno como para la<br />

extorsión, aunque hay alguna diferencia, la extorsión se diferencia del soborno por<br />

el hecho que la relación es de alguna manera más asimétrica, con mayores<br />

beneficios acumulados para el funcionario porque la sanción positiva ofrecida en<br />

un soborno representa un coste para el ciudadano mientras que la sanción<br />

negativa utilizada en el caso de la extorsión (abuso de autoridad) no constituye<br />

perdida para el funcionario sino que puede ser utilizada nuevamente dentro de<br />

ciertos límites. 13<br />

Dado que la ganancia que el corrupto obtiene es extraposicional, es decir, una<br />

ganancia externa a la actividad misma, el corrupto suele desear conservar su<br />

posición en el sistema, ya que es ella la que le permite obtener tanto la<br />

13 Idem,<br />

10


emuneración regular como la ganancia adicional: es “una fuente de ventaja<br />

discreta y selectiva”.<br />

El acto o la actividad corrupto(a) tiene siempre un efecto corrosivo con respecto al<br />

sistema normativo relevante. El problema práctico con el que se ve enfrentado el<br />

corrupto es el de cómo conciliar la existencia simultánea del sistema normativo<br />

relevante y del subsistema de corrupción que tan provechoso le resulta. La forma<br />

más eficaz de lograr este objeto consta de dos pasos a diferentes niveles:<br />

a) Adhesión retórica al sistema normativo relevante.<br />

b) La creación de una red de complicidad en el acuerdo expreso o tácito<br />

entre el que soborna y el sobornado o el que extorsiona y que el que es<br />

extorsionado. Esta complicidad crea lazos de cooperación entre los<br />

beneficiarios de subsistema de la corrupción. Esta sería la “dimensión<br />

operacional o estratégica”.<br />

Los beneficiarios del subsistema corrupción constituyen grupos que caen dentro<br />

de la categoría de aquellas asociaciones que Reinhard Zintl llama “camarillas”:<br />

Las camarillas son una determinada especie de coaliciones de distribución que<br />

juegan el juego de la distribución allí donde las reglas no lo prevén, es decir,<br />

juegan de la distribución con medios no permitidos.<br />

La creación de camarilla es notoria en el caso del soborno, en donde el<br />

sobornante espera un tratamiento preferencial de sus deseos e intereses y<br />

establece una relación de complicidad con el sobornado.<br />

En el caso de la extorsión, la camarilla suele surgir entre los extorsionadores, que<br />

no sólo se encubren recíprocamente sino que también acostumbran a distribuirse<br />

colegialmente entre si los beneficios extorsionados.<br />

Mientras que la dimensión retórica está caracterizada por un discurso público de<br />

adhesión formal a las normas del sistema, la dimensión estratégica procura el<br />

silencio el disimulo y trata que el número de miembros del subsistema de la<br />

corrupción no aumente disfuncionalmente.<br />

Es por ello acertada la observación de Jon Elster: 14<br />

Aun cuando todos sepan que existen prácticas corruptas, la necesidad de<br />

mantenerlas en secreto impone un límite a su extensión.<br />

El abandono del punto de vista interno con respecto al sistema normativo<br />

relevante y la creación de camarillas constituyen conjuntamente las bases de un<br />

14 Jon Elster, The cement of society.<br />

11


subsistema que tiende a expandirse hasta rozar los límites de la eliminación total<br />

del sistema normativo relevante.<br />

La persistencia del sistema normativo relevante, condición necesaria para que<br />

puedan existir comportamientos corruptos, es sólo posible si no todos pecan.<br />

Si se tienen en cuenta estas consideraciones, pueden decirse:<br />

La corrupción consiste en la violación limitada de una obligación por parte de uno<br />

o más decisores con el objeto de obtener un beneficio personal extraposicional del<br />

agente que los soborna o quien extorsiona (n) a cambio del otorgamiento de<br />

beneficios para el extorsionado que superan los costes del soborno o del pago o<br />

servicio extorsionado.<br />

Dado que en el caso del soborno a lo que se aspira es a influenciar el<br />

comportamiento del soborno. Pudiera ser el caso, por ejemplo, que el sobornado<br />

hubiera actuado de la misma manera modo actuó aun en el caso en que no se le<br />

hubieran otorgado estos beneficios extraposicionales.<br />

Es esta presunción la que fundamenta la prohibición de recibir regalos o aceptar<br />

invitaciones costosas impuesta a los funcionarios públicos de algunos países<br />

democráticos.<br />

Es obvio que la posibilidad de llevar a cabo la violación de una obligación será<br />

tanto mayor cuanto mayor sea el poder de discrecionalidad del decisor, puesto<br />

que ello aumenta las posibilidades de ganancias extraposicionales.<br />

Hasta ahora, me he concentrado en los beneficios que obtienen quienes participan<br />

en el acto o actividad corrupto(a). Pero, conviene tomar en cuenta también hasta<br />

qué punto estos beneficios se obtienen a costa de terceros.<br />

Caso 1): Es una situación de extorción; se paga para que alguien cumpla su<br />

obligación; el daño es que ahora el servicio es más caro y quedan excluidos<br />

los que no pueden pagar la suma extorsionada.<br />

Caso 2): Es una situación de soborno; se paga para que no se cumpla la<br />

obligación.<br />

Tanto en 1) como en 2) hay un daño intrasistémico.<br />

Para el Programa Nacional de Rendición de Cuentas, Transparencia y Combate a<br />

la Corrupción 2008-2012, la corrupción es la conducta que se desvía de la función<br />

pública reglamentada debido a una consideración de índole privada o para obtener<br />

beneficios pecuniarios o de rango; o la violación de reglas por consideraciones de<br />

carácter privado. Se refiere a la ejecución de acciones que contradicen el<br />

ordenamiento legal del Estado y que se desvían de los criterios normativos<br />

establecidos.<br />

12


Corrupción: según Transparencia Internacional es el mal uso del poder<br />

encomendado para obtener beneficios privados”. Esto incluye no solamente una<br />

ganancia financiera sino también ventajas no financieras.<br />

C<strong>LA</strong>SIFICACIÓN<br />

La corrupción se puede clasificar según Juan Castaingts Teillery en las siguientes<br />

formas:<br />

1).Corrupción oficial: es la del funcionario que se enriquece por recibir dinero por<br />

aplicar o no una ley en el servicio a particulares que pagan; uso de información<br />

privilegiada acerca de leyes; inversiones para su propia inversión o la de los amigos o<br />

compadres; otorgamiento de puestos a amigos o compadres a sabiendas de su<br />

ineficacia y de su poca honradez; pero, además, el funcionario que adopta decisiones<br />

corruptas en su beneficio y no en el colectivo, decide en función de su interés y carrera<br />

política hacia el poder, recibe dinero ilegal para su campañas e imagen, desvía fondos<br />

de la comunidad hacia su interés; en la nacionalización de la banca y luego su<br />

privatización, gana subrepticiamente, pues corruptamente en un plan malévolo; el sector<br />

rural el robo directo de recursos económicos, la asignación de dinero por conveniencias<br />

personales y políticas, el apoyo a proyectos absurdos, el caciquismo, el que comercie<br />

los productos para sí, la corrupción y componenda de líderes. Pero hay otro tipo de<br />

corrupción que es la de estructura corporativa del Estado; esta es clave para el sistema<br />

de control político partidista, con ella cohesiona élites corruptas, sin olvidar que un<br />

gabinete compuesto por funcionarios corruptos o permeables a ella accionan y permiten<br />

la penetración del crimen organizado para cometer delitos graves en todas sus<br />

modalidades.<br />

2).Corrupción privada: el dejarse corromper es ser tan corrupto como el corromper, el<br />

no pagar impuestos se festeja y vive como algo normal. Con la evasión fiscal no hay<br />

ingresos pero sí mayores gastos; los mercados financieros y de valores están llenos de<br />

actos ilícitos y corruptos; el manejo bancario ha cometido inmensos actos corruptos que<br />

hay afectado gravemente a la sociedad; transgredir las claves electrónicas y accesos a<br />

sistemas cerrados, destruir bancos de datos, diseminar virus, manejar teclados<br />

dolosamente. La corrupción en la iniciativa privada se ha ligado a la configuración de<br />

liderazgos.<br />

3).Corrupción de la sociedad civil: el burócrata que no trabaja, el maestro que no da<br />

clases, el investigador que no investiga, el alumno que calificación sin haber estudiado,<br />

el automovilista que da mordida, el gerente de compras que recibe dinero del proveedor<br />

para preferirlo frente a otros, la ideología aceptada de hoy es la transa y la componenda,<br />

etcétera. 15<br />

La corrupción para Alejandro Castillo Macías * es un cáncer que debe combatirse en<br />

todas las esferas institucionales y policiacas, pues hay poca credibilidad en nuestro<br />

sistema de procuración y administración de justicia. Existe una cultura de la ilegalidad<br />

propiciada por la impunidad, tristemente ejemplificada como modelo y ejemplo de<br />

muchos ex altos funcionarios quienes, a pesar de sus fechorías en contra de la nación,<br />

15 Montaner, Carlos Alberto, La Libertad y sus enemigos, Argentina, Ed. Plaza Janes, 2005, p.34.<br />

13


en nada se ruborizan al disfrutar de su actual statu quo. Esa cultura debe atacarse hasta<br />

lograr una transparente impartición de justicia donde exista confianza entre la autoridad<br />

y los ciudadanos. 16<br />

Dado que la corrupción traspasa fronteras y afecta soberanías, se sugiere la<br />

cooperación internacional para combatirla, pero sin extraterritorialidad de acciones. En<br />

Estados Unidos, para disimularla se instrumentó un Código de ética que obliga a los<br />

funcionarios a transparentar sus ingresos y bienes, a establecer programas de<br />

capacitación a los trabajadores y salarios equitativos, con una oficina nacional que se<br />

encarga de revisar las reglas de conducta, informes de ingresos y bienes de los<br />

funcionarios públicos y los programas de capacitación de los empleados. En tal código<br />

debe incluirse al sector empresarial, sobre todo a las transnacionales, autoridades<br />

locales y al comercio exterior. Casa país debe establecer sus propias reglas y<br />

mecanismos de combate a la corrupción y con base en la Convención Interamericana<br />

contra la Corrupción.<br />

Nada genera mayor resentimiento contra el gobierno o cualquier autoridad que el hecho<br />

de que no exista autoridad que pueda brindar a la gente la seguridad más elemental.<br />

Este resentimiento se incrementa cuando hay muestras evidentes de que un gran<br />

porcentaje de miembros de las corporaciones policíacas son corruptos, ineficientes y en<br />

consecuencia impunes; que apoyan junto con muchos ciudadanos aquellos de que “el<br />

que no transa no avanza”. Esto nos debe hacer reflexionar que las medidas preventivas<br />

del delito deben tener su sustento ético y moral en los principios de honor tipo Mío Cid y<br />

en la honestidad como clara conciencia del cumplimiento de las funciones y deberes<br />

públicos. 17 No puede pasarse por alto que la inseguridad en México se vincula a<br />

diversas causas; entre ellas tenemos el desempleo masivo, bajísimo poder adquisitivo,<br />

problemas demográficos, crisis de valores, ineficiencia gubernamental en prevención del<br />

delito, falta de capacitación policiaca, carencia de hábitos de honestidad, crisis del<br />

Poder Judicial y lenta impartición de justicia. La participación y vigilancia de la<br />

comunidad es importante para reducir la corrupción, pero ello por medio de una<br />

contraloría ciudadana bien organizada y no difusa que permita intervenir en los perfiles<br />

de los funcionarios públicos y de los policías, los que serán vigilados y fiscalizados<br />

permanentemente por dicha contraloría.<br />

En el mismo sentido Luis Pazos propone que para lograr la seguridad y la justicia con<br />

calidad se deben implantar sistemas de productividad de los servidores públicos<br />

aprovechando los avances de la computación, llevándole un expediente de seguimiento<br />

acerca de los resultados de su trabajo a cada funcionario de procuradurías, organismos<br />

judiciales, organizaciones políticas, sistemas administrativos, Con ello se combatiría la<br />

anarquía, la deshonestidad, la corrupción, la ineficiencia, en aras de una mejor<br />

procuración y administración de justicia que garantice la seguridad pública. 18<br />

16 Oliveira de Barros Leal, Cesar, Prevención criminal, seguridad pública y procuración de justicia,<br />

una visión del presente y del futuro, México, Ed. INACIPE, 2009, p.299<br />

17 Idem,<br />

18 Ibidem , p. 300.<br />

14


NIV<strong>EL</strong>ES<br />

En el primer nivel encontramos al soborno o cohecho, que consiste en el ofrecer<br />

u otorgar a un agente en particular, cualquier tipo de beneficio, a cambio de la<br />

realización; la oferta o solicitud del soborno en este nivel se da por una sola<br />

ocasión. Por ejemplo, para obtener un pasaporte, licencia o información con el<br />

propósito de alcanzar un provecho criminal. Los grupos delictivos obtienen una<br />

ventaja al recibir información adelantada de la actividad policial, al manipular<br />

registros oficiales, desaparecer evidencias o incluso, accediendo a las identidades<br />

de los jurados.<br />

En el segundo nivel, los actos de soborno son continuos y periódicos, el agente<br />

publico ya se encuentra en la nomina del grupo delictivo. Esto asegura un flujo<br />

continuo de información confidencial y protección de las actividades policiales,<br />

permitiendo a las organizaciones mantener patrones de actividad ilegal y con esto<br />

permanecer siempre “un paso adelante” de la policía o autoridad competentes.<br />

Las investigaciones sobre este nivel pueden ser realizadas análogamente al punto<br />

anterior. Sin embargo, una operación STING puede no ser exitosa, si por ejemplo<br />

el oficial corrupto es leal solamente a un grupo criminal y no va dejar que nadie q<br />

mas sepa que vende información. Como un ejemplo, puede asumirse que un<br />

ayudante en una fiscalía pública tenga una lealtad particular hacia un grupo de<br />

criminales y como siempre, cuando busca la información con relación a las<br />

acciones de la policía contra los miembros de este grupo. Si el pasa información<br />

que le permita al grupo atacar y destruir los esfuerzos para arrestar a los<br />

miembros de esta agrupación, lo que puede incluir, por ejemplo, tener noticias<br />

sobre autorización de escuchas telefónicas o sobre las identidades de los oficiales<br />

bajo cobertura o de cualquier otra información que le permita sabotear los<br />

esfuerzos de la fiscalía, este es un clásico ejemplo del segundo nivel.<br />

En el tercer nivel, son infiltradas las agencias gubernamentales en forma<br />

esporádica dentro de las posiciones oficiales de bajo rango. Los miembros y<br />

asociados de los grupos delictivos obtienen empleos en las agencias del orden,<br />

en las oficinas de procuración e impartición de justicia y en otras áreas, aplicando<br />

en las vacantes o comprando los puestos por medio del soborno y el chantaje<br />

El cuarto nivel se caracteriza por una infiltración gubernamental en los niveles<br />

más altos, o lo q algunos autores definen como penetración del Estado. Pudiendo<br />

abarcar ramas completas de la administración o funcionarios de alto rango en las<br />

agencias de seguridad, oficinas de procuración, impartición y administración de<br />

justicia, así como otras oficinas gubernamentales importante para el grupo<br />

delictivo. Con esto, los grupos delictivos maximizan sus ganancias y utilizan el<br />

soborno y la extorción para influenciar a la policía, los jueces y otros funcionarios<br />

la extorsión para influenciar a la policía, los jueces y otros funcionarios clave,<br />

ganando incluso el control absoluto sobre diferentes sectores de la economía. Con<br />

el objeto de evitar este nivel de infiltración, consideramos vital q los gobiernos<br />

reglamenten sobre una mayor transparencia en los procesos de licitación,<br />

incluyendo la notificación publica de los candidatos potenciales; también es<br />

necesario fortalecer las pruebas promocionales y el estricto secreto de su<br />

15


contenido, así como la implementación de procesos de selección de personal a<br />

través de investigaciones sobre la situación patrimonial de los candidatos<br />

(estados financieros actualizados, lasos familiares. etc.),<br />

En el quinto nivel se lleva a cabo la infiltración política. Los grupos de<br />

delincuencia organizada logran participar en campañas políticas financiando o<br />

apoyando a través de los medios de comunicación o comprando votos y<br />

corrompiendo los procesos lectorales democráticos. También logran influir<br />

coaccionando (mediante sobornos, amenazas o chantajes ) a políticos para<br />

obtener su apoyo gracias a los lasos familiares de estos o a la existencia de<br />

“deudas” con algunos miembros de la delincuencia organizada .Por estos medios ,<br />

la actividad criminal puede ser en enmascarada o ignorada por la percepción<br />

pública favorable, ya que la alianza configuras políticas de alto nivel tienden a<br />

legitimar las actividades del grupo delictivo .La infiltración en este nivel puede<br />

llegar a tal grado, lo que la delincuencia organizada controle el estado en sus<br />

decisiones más importantes. Para evitar este nivel de in filtración se considera<br />

importante que los gobiernos incrementen el apoyo financiero a los partidos<br />

políticos y a las campañas electorales; fortalezcan la legislación referente a la<br />

concentración de medios de comunicación y combate los monopolios; incrementen<br />

la transparencia de los contribuyentes y publiquen los antecedentes de los<br />

candidatos apuestos de alto nivel .La investigación sobre la corrupción y sus ligas<br />

en el cuarto y quinto nivel, es la más difícil y la más complicada de todas. Los<br />

sospechosos son oficiales de alto nivel con influencia sobre todo el sistema del<br />

gobierno. Las estrategias de estos niveles deben ser designadas para tener un<br />

impacto central en el área de infiltración. La razón es simple, si se falla lo que<br />

producirá es un grupo de poder. 19<br />

19 González, Ruiz Samuel, et alí, Análisis, Técnicas y Herramientas en el Combate a la<br />

Delincuencia Organizada y Corrupción, México, Ed. Ediciones Coyoacán, 2007. p.51<br />

16


III.- <strong>DE</strong>MOCRACIA Y <strong>DE</strong>RECHO PENAL.<br />

En nuestro país disponemos de instituciones electorales que garantizan a todos<br />

los participantes en la vida política, condiciones de legalidad, certeza y confianza<br />

en la organización del proceso electoral así como en los resultados de las<br />

elecciones.<br />

Esta institucionalidad expresa y sintetiza el trabajo, la vocación democrática y las<br />

convicciones republicanas de varias generaciones de mexicanos, de diferentes<br />

partidos políticos así como de múltiples movimientos sociales.<br />

La democracia que nos toca vivir representa el mayor bien público que tenemos<br />

los mexicanos porque vivimos en libertad, porque elegimos a nuestros<br />

gobernantes, porque podemos resolver nuestros problemas en civilidad, y porque<br />

podemos construir soluciones con base en la pluralidad que nos caracteriza y nos<br />

define.<br />

En México la efectividad del sufragio se muestra en la diversidad política que<br />

prevalece en el Congreso de la Unión, en los Congresos Locales así como en los<br />

gobiernos de los estados del país, y tiene su mayor evidencia en la alternancia en<br />

el poder presidencial.<br />

Todo esto, se ha dado en condiciones de estabilidad política, de paz social, en el<br />

marco de las normas que los partidos políticos desde la representación ciudadana<br />

aprobaron en distintos momentos en el Honorable Congreso de la Unión y con<br />

base en las instituciones y sistemas que se han creado para dar soporte y<br />

viabilidad a los procedimientos democráticos.<br />

Los partidos, las organizaciones y los actores políticos han asumido la<br />

competencia en el espacio público, el respeto a la diversidad, el mandato<br />

ciudadano en los resultados electorales. Y han aceptado los procedimientos<br />

democráticos como las prácticas legales y legítimas para acceder al poder público,<br />

todo ello, expresa el desarrollo de nuestra modernización política.<br />

México es un país donde las elecciones se organizan por una institución<br />

autónoma, donde las controversias se dirimen en un tribunal electoral, y donde las<br />

conductas que lastiman el voto, la organización de las elecciones y los resultados<br />

electorales se investigan y en su caso se sancionan con base en una institución<br />

que tiene autonomía técnica para proteger estos bienes y es precisamente la<br />

Fiscalía Especializada para la Atención de los Delitos Electorales.<br />

En México, la soberanía popular que se deposita en las urnas es respetada,<br />

porque de ese apego al libre ejercicio del voto depende la legalidad y la legitimidad<br />

de los procesos electorales y necesariamente la capacidad de gobernabilidad en<br />

lo institucional y lo político.<br />

Todos los partidos saben que del respeto a la voluntad popular depende la<br />

viabilidad de sus proyectos, porque todo acto que lastima los derechos políticos,<br />

que pretende afectar de manera negativa el proceso electoral o los resultados de<br />

17


la jornada electoral genera inestabilidad y tensiones, y sobre todo lastima la<br />

credibilidad que precisa toda oferta política para ser gobierno.<br />

Las condiciones de la competencia política en términos jurídicos e institucionales<br />

son claras, todos los partidos políticos han aceptado, y reciben financiamiento<br />

público en acuerdo a las leyes que por sí mismos aprobaron.<br />

A la par, las instituciones electorales garantizan la organización del proceso y la<br />

certeza en los resultados electorales, y cada partido está en libertad de ofertar a<br />

los ciudadanos su visión, proyecto y principios de país y de gobierno.<br />

Sin embargo, y más allá de que todos los participantes comparten normas que<br />

obligan a desarrollar una acción política fundada en la transparencia y la civilidad,<br />

es preciso asentar que están presentes otra serie de circunstancias en el proceso<br />

electoral que deben ser consideradas con atención por los ciudadanos y en<br />

especial por quienes tenemos responsabilidades en alguno de los poderes<br />

públicos y ordenes de gobierno de nuestro país.<br />

En principio, la circunstancia de una alta competencia política obliga a todos los<br />

involucrados de manera directa o indirecta en el proceso electoral a guardar el<br />

más estricto apego a las normas para evitar tensiones, conflictos o turbulencias<br />

derivadas de acciones que podrían comprometer la equidad de la contienda o en<br />

su caso el ejercicio de los derechos políticos.<br />

Todos tenemos una responsabilidad con el desarrollo del proceso electoral, todos<br />

tenemos algo que aportar a la democracia en México y todos debemos asumirnos<br />

como constituyentes y a la vez como instituyentes de un Estado de derecho y<br />

democrático donde la igualdad de las diferencias y la equidad son posibles.<br />

Al mismo tiempo, debemos asumir una postura que convoque al diálogo, a la<br />

reflexión, al debate de ideas y a la generación de propuestas por parte de los<br />

actores políticos, porque de este conjunto de factores depende la participación<br />

ciudadana, el interés por los asuntos públicos y que las personas asistan a las<br />

urnas.<br />

La exigencia de un debate político fundado en el respeto, la altura de miras y en<br />

definiciones sobre lo que cada actor aportará a la modernidad política, jurídica e<br />

institucional del país, dependen de todos; y al mismo nuestro interés y<br />

participación en las cosas públicas son centrales para evitar el abstencionismo<br />

electoral, el desinterés por la política, y el alejamiento del debate político.<br />

México es y puede ser una sociedad sufragante y deliberativa, y debemos lograr<br />

que la democracia alcance cada uno de los espacios de la vida social. Ante las<br />

elecciones, es preciso recuperar el poder perfeccionador de la política y<br />

trascender las percepciones negativas sobre diferentes actores de la vida pública<br />

que diversos estudios nacionales e internacionales han advertido.<br />

Las condiciones y circunstancias de los procesos electorales las construimos<br />

todos, debemos asumir que la opinión pública es un factor real en el desarrollo de<br />

18


la contienda, que lo que aprobamos o desaprobamos es conocido por los partidos<br />

políticos, y que podemos en verdad exigir más de todas las personas que están en<br />

la vida política del país.<br />

Las condiciones también las ponemos los ciudadanos, que tenemos el deber y la<br />

obligación de exigir legalidad, imparcialidad y equidad, que tenemos la<br />

responsabilidad de procurar el desarrollo armónico de las elecciones, y que<br />

tenemos que actuar cuando una persona o un colectivo atentan contra los<br />

derechos políticos solicitando la intervención de las autoridades.<br />

En particular, como funcionarios públicos tenemos la responsabilidad de velar por<br />

el uso correcto de los recursos que son de todos, debemos denunciar a quienes<br />

pretender condicionar o coaccionar el voto ciudadano a cambio de los bienes y<br />

servicios que las instituciones del Estado entregan a la población. Es nuestro<br />

deber como hombres y mujeres libres cuidar el mayor patrimonio que como<br />

generación habremos de legar a nuestros hijos y este es la democracia.<br />

Es una cuestión de leyes, sin duda, empero también lo es de principios, de<br />

convicción y de ética de responsabilidad social. En evidencia, utilizar los recursos<br />

públicos para condicionar la voluntad de los ciudadanos en las urnas es un delito,<br />

empero, lo central radica en el daño que se impone a una forma de gobierno que<br />

brinda la posibilidad de elegir en libertad un proyecto de vida.<br />

El Código Penal señala una serie de conductas contra la libertad del sufragio, la<br />

certeza de los resultados y la igualdad de los contendientes que son delitos, y que<br />

pueden cometerlos funcionarios partidistas, candidatos, personas sin calidad<br />

específica, ministros de culto religioso, servidores públicos, funcionarios<br />

electorales, jefes de campaña y diputados y senadores electos que no se<br />

presentan a tomar su cargo.<br />

Sin embargo, una ciudadanía vigilante y participativa es la condición sustantiva de<br />

toda competencia política, dicho de otra manera antes de ser funcionario público,<br />

jefe de campaña o funcionario electoral se es ciudadano, y los ciudadanos no<br />

conculcan la libertad. Los ciudadanos no venden su voto, y los ciudadanos no<br />

lastiman la primera esencia de una democracia que es el derecho a elegir.<br />

Los funcionarios públicos no pueden obligar a sus subordinados, de manera<br />

expresa y haciendo uso de su autoridad o jerarquía a emitir sus votos a favor de<br />

un candidato o partido, y tampoco pueden condicionar la prestación de un servicio<br />

público, el cumplimiento de los programas sociales o realizar obras públicas en el<br />

ámbito de su competencia, a cambio de que el ciudadano emita el sufragio en<br />

favor de un candidato o partido.<br />

Todo esto lo sanciona la ley, sin embargo la ley para cumplirse también precisa de<br />

ciudadanos, de hombres y mujeres que desde su voluntad estén dispuestos a<br />

defender su propia investidura, y a desafiar las órdenes carentes de ética y<br />

principios. La democracia y la legalidad la construimos todos.<br />

19


Los funcionarios públicos deben mantener plena imparcialidad y apego a la norma,<br />

porque a la vez que tenemos derechos políticos también debemos sujetarnos a lo<br />

previsto por la ley en el desempeño de nuestras funciones evitando en todo<br />

momento utilizar el cargo y los bienes y recursos que están bajo nuestra<br />

responsabilidad con fines electorales.<br />

Si se contribuye a hacer más transparente el uso de los recursos públicos, para<br />

garantizar la legalidad de la gestión pública, la equidad en la competencia, y la<br />

legitimidad de los resultados electorales, porque todo ello contribuye a la<br />

gobernabilidad democrática en nuestro país.<br />

Sin duda, con el apoyo de los ciudadanos, de los partidos políticos y de los<br />

funcionarios públicos podremos avanzar en un proceso que se defina por la<br />

legalidad y la legitimidad en un ambiente de estabilidad política y paz social.<br />

Sólo en condiciones de legalidad, legitimidad y gobernabilidad podremos construir<br />

una auténtica cooperación republicana, una vida democrática fundada en el<br />

diálogo, y una pluralidad política que se defina en elecciones libres.<br />

20


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análisis de discurso. Revista latinoamericana de psicología, 29, 243-260.<br />

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Revista Defensa Penal, Interpretación y Análisis Jurídico, México, Dic.<br />

2010.<br />

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