La individuación física Simondon..pdf - Pensamiento Abierto
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3. Aquí, por tanto, podríamos hablar de la composibilidad de los<br />
procedimientos de verdad en Badiou o de la concepción de la filosofía que<br />
expresa el propio <strong>Simondon</strong> en “Du mode...”, en la parte de la esencia de la<br />
tecnicidad. San Pablo sería para Badiou el paradigma de cierta abertura en lo<br />
social al universalismo, con la figura del militante y sus relaciones con el vacío<br />
aquí y ahora en una realidad social; San Pablo, ver el texto de Badiou a él<br />
dedicado, como “forma de la verdad”, más que como alguien realmente<br />
insertado en uno de los determinados procesos de verdad que para Badiou son el<br />
amor, el arte, la ciencia y la política (que seguramente deberíamos escribir<br />
con mayúsculas para expresar su giro sistemático). Este gesto de liberación de la<br />
ética obliga a que la filosofía adquiera un campo de nuevas condiciones -<br />
entendida la filosofía según lo hace <strong>Simondon</strong> en su “Du mode...”- en tanto<br />
relación entre los pensamientos científico y ético, que dependen uno de otro tal y<br />
como alumbra <strong>Simondon</strong> aquí.<br />
4. El texto “Lógicas de los mundos” (2006) de Alain Badiou podría verse como<br />
una de las posibles formas iniciales de esta renovación-continuación del<br />
pensamiento en general (por tanto de la filosofía en primer lugar). En general<br />
deberíamos cuidar mucho todo eso que podríamos llamar “lógica militante”, tan<br />
bien expresada en las diversas obras de Badiou. Si algo quizá haya que preservar<br />
como enseñanza de ese “maldito siglo XX” es quizá precisamente todo lo que<br />
rodea a esa lógica, y en primer lugar en el sentido matemático.<br />
2. <strong>La</strong> antinomia de lo continuo y lo discontinuo<br />
No obstante se podría objetar que el advenimiento de una <strong>física</strong><br />
cuántica no podría hacernos olvidar la necesidad de mantener una<br />
onda asociada a cada corpúsculo, que solo se comprende con una<br />
hipótesis de continuidad en la propagación, así como de continuidad<br />
en los intercambios de energía implicados en el fenómeno. Parece<br />
que el efecto fotoeléctrico resume por sí solo esta antinomia de la<br />
necesidad de cantidades discontinuas y la igual necesidad de una<br />
repartición continua de la energía: existe un umbral de frecuencia<br />
para los «fotones«, como si cada fotón debiera aportar una cantidad<br />
de energía al menos igual a la energía de salida de un electrón fuera<br />
del metal. Pero además, no existe umbral de intensidad, como si cada<br />
fotón pudiera ser considerado como una onda cubriendo una<br />
superficie de dimensión indeterminada, y sin embargo capaz de dar<br />
toda su energía en un punto perfectamente localizado.<br />
Quizás esta antinomia pudiera parecer menos acentuada si se pudiera<br />
retener el resultado de los análisis precedentes con el fin de<br />
aplicarlos a este caso aún más general. Aquí ya no tenemos, a<br />
diferencia del caso del cristal, distinción entre una región<br />
discontinua, estructurada, periódica, con respecto a otra amorfa,<br />
continua y que es soporte de magnitudes escalares. Ahora, lo que