Revista Interuniversitaria de Formación del Profesorado
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Miguel López Melero<br />
<strong>de</strong>cir, en la preocupación por los otros y las otras; y así es como surge el ethos<br />
<strong>de</strong>mocrático. Como muy bien nos recuerda A<strong>de</strong>la Cortina: “el ethos <strong>de</strong>mocrático<br />
equivale a <strong>de</strong>cir individuo moral, cultural, socialmente autónomo. Sin esta<br />
responsabilidad <strong>de</strong>mocrática, la <strong>de</strong>mocracia <strong>de</strong>clina. La difusión hegemónica <strong>de</strong><br />
la personalidad <strong>de</strong>mocrática es el único fundamento <strong>de</strong> la <strong>de</strong>mocracia, su única<br />
posible garantía” (CORTINA, 1997, 34). La <strong>de</strong>mocracia sólo se pue<strong>de</strong> dar en la<br />
diversidad. La <strong>de</strong>mocracia necesita <strong>de</strong> actitu<strong>de</strong>s y comportamientos <strong>de</strong>mocráticos<br />
para ser <strong>de</strong>mocracia. Y, en relación con las personas diferentes y colectivos<br />
minoritarios, este ethos <strong>de</strong>mocrático requiere que se les respete y se les comprenda<br />
en su diferencia, sin marcar <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s. Cuando no se entien<strong>de</strong> el valor <strong>de</strong> la<br />
igualdad como respeto a la diferencia se produce la tiranía <strong>de</strong> la igualdad, que es<br />
un trato idéntico a cada persona sin contemplar sus peculiarida<strong>de</strong>s cualitativas.<br />
Todo ello pue<strong>de</strong> originar una gran <strong>de</strong>shumanización. Por eso llevar a la escuela la<br />
lógica <strong>de</strong> la solidaridad y <strong>de</strong>l amor se convierte en un compromiso ético y político.<br />
El “conocimiento se ha convertido en imprescindible” para todos y todas. De ahí<br />
que hoy educar sea la tarea social emancipatoria más avanzada. Y la educación<br />
tiene como función principal la creación <strong>de</strong> la sensibilidad social para reconducir<br />
a la humanidad sencillamente porque la humanidad ha llegado a una encrucijada<br />
ético-política que sólo encontrará salidas en consensos construidos <strong>de</strong> modo<br />
<strong>de</strong>mocrático.<br />
Cuando hablo <strong>de</strong> compromiso ético no me refiero a cómo han <strong>de</strong> enseñarse<br />
la libertad, la solidaridad, la tolerancia, la justicia, etc., en la escuela, sino a la<br />
incorporación <strong>de</strong> un enfoque ético en nuestras vidas. La ética no pue<strong>de</strong> convertirse<br />
en una clase don<strong>de</strong> “se enseñan valores”. Los valores no se enseñan, se viven.<br />
Se practican. Ése es el valor moral <strong>de</strong> los valores, su puesta en práctica. Por eso<br />
la ética en la educación no pue<strong>de</strong> resumirse en una “asignatura” sobre los valores<br />
sino que es algo que se ha <strong>de</strong> vivir. La escuela pública tiene la responsabilidad<br />
<strong>de</strong> ponerlos en práctica, no enseñándolos, sino viviéndolos en sus aulas. Por eso<br />
no se pue<strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r que en un centro educativo el alumnado reciba clases <strong>de</strong><br />
ética y, simultáneamente, estén conviviendo con situaciones <strong>de</strong> falta <strong>de</strong> respeto<br />
por el hecho <strong>de</strong> ser <strong>de</strong> diferente cultura, etnia o religión, o por tener <strong>de</strong>terminada<br />
<strong>de</strong>sventaja cognitiva o cultural.<br />
Efectivamente no se pue<strong>de</strong> enseñar ética y valores al margen <strong>de</strong> un compromiso<br />
y un comportamiento socio-histórico concreto. Si la ética es eso que conocemos<br />
como “lo bueno”… hay otra “ética” que se nos impone <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el pensamiento<br />
neoliberal que reina en nuestras escuelas, que va en contra, precisamente, <strong>de</strong> eso<br />
que <strong>de</strong>nominamos “como bueno”. Frente a esa ética hegemónica neoliberal los<br />
docentes tenemos que hacer práctica <strong>de</strong> la ética <strong>de</strong> la educación que va en contra<br />
<strong>de</strong> aquella primera, siendo coherentes entre nuestros pensamientos y nuestras<br />
42 ISSN 0213-8646 • <strong>Revista</strong> <strong>Interuniversitaria</strong> <strong>de</strong> <strong>Formación</strong> <strong>de</strong>l <strong>Profesorado</strong>, 74 (26,2) (2012), 17-52