06.05.2013 Views

Los sueños y el autoconocimiento - Universidad de Manizales

Los sueños y el autoconocimiento - Universidad de Manizales

Los sueños y el autoconocimiento - Universidad de Manizales

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>Los</strong> <strong>sueños</strong> y <strong>el</strong><br />

<strong>autoconocimiento</strong><br />

Luis Enrique García<br />

Profesor <strong>de</strong> Lógica, Historia <strong>de</strong> la Psicología y Sistemas Psicológicos<br />

<strong>Universidad</strong> <strong>de</strong> <strong>Manizales</strong><br />

<strong>Universidad</strong> <strong>de</strong> Caldas<br />

INTRODUCCIÓN<br />

La mayoría <strong>de</strong> las pocas personas que me conocen me i<strong>de</strong>ntifican como un aban<strong>de</strong>rado d<strong>el</strong><br />

espíritu positivista, cientificista, y crítico acérrimo <strong>de</strong> todo presunto conocimiento no<br />

fundamentado en hechos o en buenas razones. Les extrañará entonces que escriba con<br />

sobrado entusiasmo sobre un tema un tanto <strong>de</strong>sacreditado en la psicología actual<br />

experimental, por cuanto evoca supersticiones, profecías y animismo: <strong>el</strong> sentido <strong>de</strong> los <strong>sueños</strong>,<br />

asunto <strong>de</strong> naturaleza más hermenéutica que objetiva. Pero este mismo antece<strong>de</strong>nte -<strong>el</strong> espíritu<br />

escéptico y positivo d<strong>el</strong> autor- podrá otorgarle más valor a las convicciones que quiero compartir<br />

respecto a la importancia <strong>de</strong> los <strong>sueños</strong> como indicadores <strong>de</strong> la vida psíquica d<strong>el</strong> durmiente, y<br />

se aventuren a conocerse a sí mismos a través <strong>de</strong> los propios <strong>sueños</strong>, pues no existe mejor<br />

intérprete que uno mismo, cuando lo hace con sinceridad y conocimiento.<br />

1. <strong>Los</strong> <strong>sueños</strong><br />

<strong>Los</strong> <strong>sueños</strong>, esas imágenes, escenas atractivas o perturbadoras, universos extraños,<br />

caóticos, apasionantes, que sobrevienen durante <strong>el</strong> dormir, han fascinado a todos los<br />

hombres y socieda<strong>de</strong>s. En algunas culturas se consi<strong>de</strong>raban como viajes d<strong>el</strong> alma, <strong>de</strong><br />

tal suerte que era tabú <strong>de</strong>spertar a un durmiente, dada la posibilidad <strong>de</strong> que estuviera<br />

soñando en ese momento y su alma no alcanzara a regresar <strong>de</strong> los distantes parajes<br />

don<strong>de</strong> pudiera encontrarse; la Biblia narra <strong>sueños</strong> proféticos, como los d<strong>el</strong> Faraón<br />

interpretados por José (Gen 41), y <strong>de</strong> Nabucodonosor (Dan 2) don<strong>de</strong> <strong>el</strong> coloso <strong>de</strong><br />

bronce con pies <strong>de</strong> barro era nada menos que su imperio laboriosamente conquistado;<br />

también los consi<strong>de</strong>ra como portadores <strong>de</strong> mensajes <strong>de</strong> Dios (Mat. 1). Nuestra primera<br />

experiencia infantil <strong>de</strong> un ensueño <strong>de</strong>bió haber sido esp<strong>el</strong>uznante y afortunadamente<br />

no la recordamos; tal vez <strong>de</strong>spertamos un día aterrados y dudando <strong>de</strong> la realidad d<strong>el</strong><br />

mundo familiar, y <strong>de</strong>bieron insistimos, como hacemos hoy con nuestros hijos:<br />

«¡tranquilo...era sólo un sueño!». La neurofisiología, con todos sus portentosos<br />

avances, está lejos <strong>de</strong> explicar claramente este fenómeno, como tampoco hay manera<br />

absoluta <strong>de</strong> <strong>de</strong>mostrar que la realidad no sea un sueño, <strong>de</strong> ahí que los filósofos -<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> Platón, Aristót<strong>el</strong>es, Descartes, La Mettrie, hasta neopositivistas como Ayer- se<br />

hayan ocupado, con poco éxito, <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r la naturaleza <strong>de</strong> los <strong>sueños</strong>.<br />

El fenómeno onírico es una «misteriosa» actividad espontánea d<strong>el</strong> psiquismo que nos<br />

produce algún <strong>de</strong>jo <strong>de</strong> alegría, tristeza, angustia inquietud o satisfacción. Llega <strong>el</strong><br />

<strong>de</strong>spertar, brusco o plácido, y a veces hemos vivido en la noche tan b<strong>el</strong>las ilusiones<br />

que quisiéramos gritar con <strong>el</strong> poeta: «¡Je t'app<strong>el</strong>le o nuit, rends moi tes mensonges!»<br />

(Te ruego noche: ¡<strong>de</strong>vuélveme tus mentiras!).


En los <strong>sueños</strong> reina una asombrosa naturalidad, pues al soñador no le asombran ni los<br />

más extravagantes sucesos, como encontrar un caballo en <strong>el</strong> último piso <strong>de</strong> un<br />

estrecho edificio, <strong>de</strong> caminar entre llamas, <strong>de</strong> enfrentarse con <strong>el</strong> jefe, <strong>de</strong>scubrir tesoros,<br />

o contemplarse fallecido.<br />

El dormir superficial empieza con un estado hipnagógico, semiconsciente, un confuso<br />

fluir <strong>de</strong> imágenes, y luego viene <strong>el</strong> dormir profundo. <strong>Los</strong> <strong>sueños</strong> fluyen <strong>de</strong>s<strong>de</strong> alguna<br />

parte d<strong>el</strong> cerebro mientras uno duerme; sólo así se logra divorciar <strong>el</strong> yo <strong>de</strong> la realidad<br />

y <strong>de</strong>jar que <strong>el</strong> inconsciente se abra paso hacia un sector <strong>de</strong> la conciencia. <strong>Los</strong> <strong>sueños</strong><br />

son la vida psíquica durante <strong>el</strong> estado durmiente d<strong>el</strong> cuerpo. Ahora bien, los <strong>sueños</strong> que<br />

recordamos <strong>de</strong>ben darse en algún momento superficial -en la etapa MOR <strong>de</strong><br />

movimientos oculares rápidos-, o cerca a la hora <strong>de</strong> <strong>de</strong>spertarse, pues algún sector <strong>de</strong><br />

la conciencia ha <strong>de</strong> estar fisiológicamente preparado para grabar las imágenes. Ai<br />

parecer, casi siempre los olvidamos mientras nos vestimos, pero pue<strong>de</strong>n aflorar en<br />

medio d<strong>el</strong> trabajo matutino.<br />

A veces creemos haber soñado toda la noche, cuando lo cierto es que en diversos<br />

momentos <strong>de</strong> la noche <strong>de</strong>spertamos ligeramente en medio <strong>de</strong> <strong>sueños</strong> -durante las<br />

etapas MOR-, y enca<strong>de</strong>namos esos momentos conscientes como si fueran la noche<br />

entera. A<strong>de</strong>más, los <strong>sueños</strong> son un prodigio <strong>de</strong> v<strong>el</strong>ocidad psíquica; aunque algunos<br />

parecen transcurrir en tiempo real, la mayoría ocurren en instantes y tardamos varios<br />

minutos narrándolos, así, alguien nos <strong>de</strong>spierta con un toque en <strong>el</strong> hombro y soñamos<br />

toda una larga aventura que termina con ese toque; para no hablar d<strong>el</strong> po<strong>de</strong>r creativo<br />

<strong>de</strong> la actividad onírica, bien documentado por individuos muy productivos.<br />

Que la ciencia experimental haya propuesto que los <strong>sueños</strong> son una actividad<br />

fisiológica aleatoria d<strong>el</strong> cerebro (Foulkes, 1985; Hobson, 1988), que obe<strong>de</strong>zcan a la<br />

actividad <strong>de</strong> ciertas áreas d<strong>el</strong> córtex durante las etapas <strong>de</strong> movimiento ocular rápido<br />

(Antrobus, 1991), no <strong>de</strong>scalifica en absoluto <strong>el</strong> trabajo <strong>de</strong> quienes han investigado, con<br />

un método clínico o autobiográfico, la r<strong>el</strong>ación d<strong>el</strong> sueño con la vida psíquica; <strong>el</strong> hecho<br />

<strong>de</strong> que no existan reglas o leyes precisas <strong>de</strong> interpretación, en lugar <strong>de</strong> negar tal<br />

r<strong>el</strong>ación, <strong>de</strong>be propiciar nuevas formas <strong>de</strong> investigación, pues los indicios son<br />

innegables.<br />

2. La trama onírica<br />

La trama <strong>de</strong> los <strong>sueños</strong> supera en ficción al escritor más audaz o más absurdo. Un<br />

durmiente -que teme haber cometido un error en una licitación- sueña que pier<strong>de</strong> un<br />

examen por no llevar zapatos a<strong>de</strong>cuados al colegio...<br />

Una ligera reflexión sobre las analogías entre nuestros <strong>sueños</strong> y estados mentales<br />

presentes y pasados, nos mostrará que ios <strong>sueños</strong> dicen más <strong>de</strong> lo que cuentan, que<br />

su lectura no se agota en su narración, que la intimidad <strong>de</strong> nuestra psiquis -<br />

especialmente la r<strong>el</strong>acionada con<br />

<strong>de</strong>seos y temores- parece «colarse» en sus tramas, escenas y personajes. Veamos:<br />

cuando <strong>de</strong>seamos o necesitamos in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia y libertad, tenemos <strong>sueños</strong> <strong>de</strong> vu<strong>el</strong>o;<br />

per<strong>de</strong>mos oportunida<strong>de</strong>s en la vida y durante <strong>el</strong> sueño nos <strong>de</strong>ja <strong>el</strong> bus; nos ocupamos<br />

<strong>de</strong> tareas superiores a nuestras capacida<strong>de</strong>s, y en los <strong>sueños</strong> vivimos situaciones <strong>de</strong><br />

caída, que rev<strong>el</strong>an <strong>el</strong> temor <strong>de</strong> per<strong>de</strong>r la situación adquirida; un colegial sufría mientras<br />

preparaba su primera interpretación pública <strong>de</strong> acor<strong>de</strong>ón, y en sus <strong>sueños</strong> -o<br />

pesadillas- repetidamente se veía colocándose <strong>el</strong> acor<strong>de</strong>ón y sintiendo que <strong>el</strong><br />

instrumento pesaba tanto que lo tumbaba al su<strong>el</strong>o; cuando todo marcha bien, se tienen<br />

<strong>sueños</strong> plácidos; si las pulsiones sexuales son insatisfechas, los <strong>sueños</strong> traen


paliativos imaginarios, irreales, pero menos problemáticos; en días <strong>de</strong> inseguridad,<br />

somos perseguidos, y cuando hemos <strong>de</strong> arreglar maletas o tomar gran<strong>de</strong>s <strong>de</strong>cisiones,<br />

llegan los <strong>sueños</strong> <strong>de</strong> ruta, o <strong>de</strong> imágenes que evocan un cambio en la existencia; y si<br />

la realidad se vu<strong>el</strong>ve tan dura que anh<strong>el</strong>amos volver a la infancia, <strong>el</strong> protagonista ya no<br />

es <strong>el</strong> soñador adulto, sino su imagen infantil, incluso vistiendo pantalón corto. Aparecen<br />

monstruos en épocas <strong>de</strong> angustia o <strong>de</strong> alteración nerviosa. Otras tramas se<br />

construyen con símbolos más complejos, como queriendo disfrazar la situación<br />

proveniente d<strong>el</strong> inconsciente, optativa o temida, que durante <strong>el</strong> día evitamos consi<strong>de</strong>rar<br />

y que, <strong>de</strong> visualizarla como es, nos <strong>de</strong>spertaría, dando al traste con la función<br />

recuperadora d<strong>el</strong> dormir. Asociaciones como éstas, que cada lector habrá podido<br />

comprobar, <strong>de</strong>muestran que los <strong>sueños</strong> no se dan por mero azar sino que constituyen<br />

textos mentales con significado.<br />

3. <strong>Los</strong> teóricos<br />

Des<strong>de</strong> siempre los hombres pensantes han tratado <strong>de</strong> intuir <strong>el</strong> sentido <strong>de</strong> los <strong>sueños</strong>, a<br />

menudo tomándolos al pie <strong>de</strong> la letra, como si soñar en viajes significara un viaje<br />

inminente, en bodas, un matrimonio próximo, etc. pero sólo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace exactamente un<br />

siglo la comprensión <strong>de</strong> su mensaje encontró un fundamento en la obra <strong>de</strong> Sigmund<br />

Freud y <strong>de</strong> algunos seguidores.<br />

Fue Freud <strong>el</strong> primer autor serio en vislumbrar <strong>el</strong> sentido y <strong>el</strong> alcance <strong>de</strong> los <strong>sueños</strong>, y su<br />

obra fundamental, La Interpretación <strong>de</strong> los Sueños (1901) todavía <strong>de</strong>be ser estudiada<br />

por toda persona interesada en <strong>el</strong> tema. Antes <strong>de</strong> Freud, según una <strong>el</strong>ocuente<br />

expresión <strong>de</strong> Jung, «reinaba la oscuridad propia <strong>de</strong> la noche» respecto a los <strong>sueños</strong>,<br />

aunque ya existían obras interesantes pero <strong>de</strong> menor calado. En su práctica clínica<br />

Descubrió que la vida onírica <strong>de</strong> sus pacientes se r<strong>el</strong>acionaba estrechamente con sus<br />

vivencias psíquicas y patológicas; sin embargo, enten<strong>de</strong>r esa r<strong>el</strong>ación requería <strong>de</strong> un<br />

marco teórico que le otorgara sentido a los <strong>el</strong>ementos, sólo que <strong>el</strong> suyo resultó<br />

<strong>de</strong>masiado simple, acentuaba <strong>de</strong>smesuradamente lo instintivo, y creía su autor que en<br />

los <strong>sueños</strong> sólo había escenarios para representar la sexualidad omnipotente y<br />

reprimida en lo inconsciente.<br />

Freud introdujo en psicología importantes conceptos para enten<strong>de</strong>r la conducta<br />

observable, la vida psíquica <strong>de</strong> las personas, y la lectura <strong>de</strong> los <strong>sueños</strong>. Entre otros,<br />

<strong>de</strong>stacamos <strong>el</strong> <strong>de</strong> inconsciente, represión, censura; <strong>el</strong> contenido manifiesto d<strong>el</strong> sueño y<br />

su contenido latente, siendo <strong>el</strong> primero la fachada d<strong>el</strong> sueño, su narración, <strong>el</strong><br />

sucedáneo <strong>de</strong>forme <strong>de</strong> las inconscientes tramas oníricas, que yacen <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> la fachada,<br />

como temerosas <strong>de</strong> la publicidad; la polarización, cuando <strong>el</strong> sueño se con<strong>de</strong>nsa en<br />

una imagen y <strong>el</strong> resto queda a oscuras, como jerarquizando planos o figuras y así<br />

muestra la importancia psíquica <strong>de</strong> unos <strong>el</strong>ementos sobre otros; <strong>el</strong> <strong>de</strong>splazamiento,<br />

cuando las i<strong>de</strong>as latentes se sustituyen por imágenes diferentes, <strong>el</strong> <strong>de</strong> con<strong>de</strong>nsación,<br />

mediante <strong>el</strong> cual <strong>el</strong> sueño resume en pocas imágenes muchas vivencias latentes en <strong>el</strong><br />

inconsciente. A<strong>de</strong>más aparecen situaciones u objetos con formas caprichosas o en<br />

contextos extraños, símbolos que necesitamos <strong>de</strong>scifrar pues su sentido no es<br />

evi<strong>de</strong>nte. Freud prestó un inestimable servicio a la psicología, la antropología y la<br />

onirología, e incluso anticipó la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que <strong>el</strong> sueño protege tanto <strong>el</strong> dormir como la<br />

estabilidad psíquica (a quien se le priva d<strong>el</strong> ensueño, no tarda en neurotizarse) pero<br />

<strong>de</strong>sembocó tozudamente en una visión <strong>de</strong>masiado unilateral y dogmática, empleando<br />

en negar <strong>el</strong> carácter holístico <strong>de</strong> la existencia humana. Según él «la mayoría <strong>de</strong> los<br />

<strong>sueños</strong> <strong>de</strong> los adultos se rev<strong>el</strong>an en <strong>el</strong> análisis como <strong>de</strong>pendientes <strong>de</strong> <strong>de</strong>seos<br />

eróticos» (p. 256) así en otro lugar <strong>de</strong> su obra escribiera que «la afirmación <strong>de</strong> que


todos los <strong>sueños</strong> reclaman una interpretación sexual....es ajena a mi» (p. 457). Su<br />

interpretación me ha parecido harto sesgada, como si <strong>el</strong> lobo <strong>de</strong> los instintos humanos<br />

se la pasara aullando toda la noche.<br />

Otro analista contemporáneo <strong>de</strong> Freud, Wilh<strong>el</strong>m Stek<strong>el</strong>, resulto más freudiano que<br />

Freud en cuanto a la interpretación sexual <strong>de</strong> los <strong>sueños</strong>: escribió una voluminosa obra<br />

sobre <strong>el</strong> tema, que hemos <strong>de</strong> mencionar, mas no recomendar, pues más bien parece<br />

literatura pornográfica que onirología seria; según Stek<strong>el</strong>, todas las imágenes oníricas se<br />

reducen a dos clases <strong>de</strong> objetos: alargados o ahuecados: los primeros simbolizaban<br />

<strong>el</strong> pene, los segundos la vagina...y <strong>de</strong> ahí que cualquier sueño, por ang<strong>el</strong>ical que fuera,<br />

traía un mensaje erótico-genital que, aunque entretenido, parece más bien una nov<strong>el</strong>a<br />

<strong>de</strong> mal gusto. Incluso la simbología <strong>de</strong> los números era sexual: uno, <strong>el</strong> pene, dos, los<br />

senos o los testículos, tres, pene y testículos, cuatro, órganos propios y ajenos, etc.<br />

Alfred Adler interpreta <strong>el</strong> <strong>de</strong>sarrollo psíquico sobre la tesis <strong>de</strong> la necesidad <strong>de</strong><br />

autoafirmación d<strong>el</strong> Yo, nacido in<strong>de</strong>fenso y <strong>de</strong>pendiente, por tanto los <strong>sueños</strong> reflejan no<br />

traumas sexuales sino <strong>el</strong> sentimiento <strong>de</strong> <strong>de</strong>samparo e impotencia que nos angustia en<br />

la vida adulta. Descubre los <strong>sueños</strong> <strong>de</strong> vigorización d<strong>el</strong> espíritu, y los temores ocultos<br />

que los <strong>sueños</strong> rev<strong>el</strong>an.<br />

En contraste con <strong>el</strong>los, la psicología <strong>de</strong> C. G. Jung es totalizante, complementaria,<br />

dialéctica, integradora sin perjuicios d<strong>el</strong> psiquismo humano en su dimensión personal e<br />

histórica, genética y cultural. No <strong>de</strong>ja arbitrariamente por fuera ningún aspecto <strong>de</strong> la vida<br />

psíquica o conductual <strong>de</strong> los individuos, ni <strong>de</strong> las socieda<strong>de</strong>s humanas, que son causa y<br />

producto d<strong>el</strong> tipo <strong>de</strong> hombres que la constituyen. Su amplitud <strong>de</strong> visión lo aleja d<strong>el</strong><br />

método estricto y restrictivo <strong>de</strong> la ciencia normal, y en esto radica tanto su <strong>de</strong>bilidad<br />

como su fuerza. En or<strong>de</strong>n a la interpretación, aporta valiosísimos <strong>el</strong>ementos imposibles<br />

<strong>de</strong> resumir; analiza con la profundidad d<strong>el</strong> sabio la peculiaridad d<strong>el</strong> lenguaje onírico, su<br />

extraño texto, sus imágenes y sus símbolos, y nos da sugerencias para traducir <strong>el</strong><br />

curso <strong>de</strong> los sucesos <strong>de</strong> los <strong>sueños</strong>, en apariencia ilógicos, al lenguaje lógico <strong>de</strong> la<br />

conciencia, a sus r<strong>el</strong>aciones causales (sus i<strong>de</strong>as se encuentran preciosamente<br />

resumidas en la obra <strong>de</strong> E. Aeppli).<br />

El lenguaje <strong>de</strong> los <strong>sueños</strong> consiste mucho más <strong>de</strong> lo que nosotros enten<strong>de</strong>mos por<br />

lenguaje. Es más importante <strong>el</strong> intratexto, <strong>el</strong> supertexto, <strong>el</strong> metatexto y no <strong>el</strong> mero texto<br />

simple. No <strong>de</strong>scubrimos <strong>el</strong> mensaje en la narración, sino en la trama misma y en sus<br />

símbolos. Todo lo que durante nuestra breve existencia nos ha acompañado, está en<br />

<strong>el</strong> inconsciente listo para entrar en escena; lo que creíamos sepultado regresa para<br />

indicarnos algo <strong>de</strong> nuestro presente. <strong>Los</strong> <strong>sueños</strong> sacan <strong>de</strong> esa biblioteca inconsciente<br />

personal y colectiva lo r<strong>el</strong>acionado con nuestro ahora, y lo re<strong>el</strong>abora <strong>de</strong> tal manera que<br />

permite la <strong>de</strong>scarga <strong>de</strong> tensiones internas en símbolos, que interpretados<br />

a<strong>de</strong>cuadamente, nos permiten compren<strong>de</strong>r nuestro presente normal o patológico.<br />

Entre los símbolos d<strong>el</strong> psiquismo profundo laten los arquetipos o símbolos po<strong>de</strong>rosos<br />

anclados en la civilización, como la cruz con sus cuatro brazos, la madre, <strong>el</strong> hijo, <strong>el</strong> sol, <strong>el</strong><br />

pan, la luna, los dientes,...hasta en lo más íntimo d<strong>el</strong> psiquismo echa raíces <strong>el</strong> símbolo,<br />

que <strong>el</strong> lenguaje apenas roza; así como <strong>el</strong> lenguaje da aclaraciones, <strong>el</strong> símbolo <strong>de</strong>spierta<br />

conjeturas y nos invita a formular hipótesis <strong>de</strong> interpretación; hay que sentirlo y<br />

acercarnos a partir <strong>de</strong> él, al lenguaje comprensible d<strong>el</strong> sueño. Sentir <strong>el</strong> símbolo y si es<br />

posible, trasladar su intuido sentido a un lenguaje comprensible para <strong>el</strong> consciente, es<br />

aproximarse al misterio <strong>de</strong> la vida. <strong>Los</strong> <strong>sueños</strong> no aceptan mordazas, no se tapan ojos<br />

y oídos con gestos pudibundos, no se dicen mentiras como hacemos nosotros; por eso<br />

en los <strong>sueños</strong> afloran las tensiones que tratamos <strong>de</strong> ignorar, y los símbolos <strong>de</strong> lo sexual,


extrañamente reprimidos por las culturas, que olvidan que la tarea <strong>de</strong> la naturaleza es<br />

vivir, y para cumplirla requiere <strong>de</strong> la sexualidad.<br />

4. Categorías d<strong>el</strong> sueño<br />

Integrar los aportes <strong>de</strong> los autores mencionados nos permite clasificar los <strong>sueños</strong> en<br />

varias clases. El primer paso para leer un sueño es <strong>de</strong>terminar a cuál <strong>de</strong> <strong>el</strong>las<br />

pertenece:<br />

1. Algunos <strong>sueños</strong> simplemente reviven las ¡ornadas diurnas y, por en<strong>de</strong>, tienen escasa<br />

importancia espiritual y rev<strong>el</strong>adora, excepto <strong>de</strong>stacar <strong>el</strong> interés o intensidad d<strong>el</strong><br />

suceso.<br />

2. En otros <strong>sueños</strong> <strong>el</strong> inconsciente <strong>de</strong>scubre lo que durante <strong>el</strong> día nos ha pasado<br />

inadvertido pero que <strong>de</strong>bimos aten<strong>de</strong>r o, por <strong>el</strong> contrario, reducen lo sobrestimado, o<br />

nos avisan sobre aqu<strong>el</strong>lo que evitamos conscientemente consi<strong>de</strong>rar.<br />

3. Son frecuentes los <strong>sueños</strong> instintivos o sensoriales que obe<strong>de</strong>cen a condiciones<br />

fisiológicas d<strong>el</strong> durmiente: soñamos que intentan cortarnos la mano, y al moverla<br />

para evitar la herida, la cambiamos <strong>de</strong> posición real, y nos percatamos que la<br />

teníamos encalambrada. O estamos en una h<strong>el</strong>ada montaña, y nos <strong>de</strong>spertamos<br />

sin cobijas; o, lo peor, no queremos levantarnos por la d<strong>el</strong>icia d<strong>el</strong> lecho y soñamos<br />

que estamos ya <strong>de</strong>spiertos y vistiéndonos responsablemente.<br />

<strong>Los</strong> siguientes tipos <strong>de</strong> <strong>sueños</strong> están literalmente <strong>de</strong>sconectados d<strong>el</strong> diario vivir,<br />

contienen personajes y escenas extrañas -al estilo <strong>de</strong> Goya, o surrealistas al estilo <strong>de</strong><br />

Dalí-, son <strong>sueños</strong> pletóricos <strong>de</strong> imágenes y <strong>de</strong> símbolos portadores <strong>de</strong> mensajes<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> nuestro interior. El problema consiste en leer su mensaje, en enten<strong>de</strong>r su<br />

misterioso y muy codificado lenguaje.<br />

4. <strong>Los</strong> <strong>sueños</strong> <strong>de</strong> <strong>de</strong>seos reprimidos exteriorizan pulsiones, intenciones o <strong>de</strong>seos,<br />

mediante metáforas, analogías, alusiones, indirectas.<br />

5. Sueños <strong>de</strong> complejos, angustias y temores, que traducen nuestros sentimientos -ya<br />

por intensos o por reprimidos conscientemente-como en<strong>sueños</strong> <strong>de</strong> pesadillas. En<br />

<strong>el</strong>los per<strong>de</strong>mos los exámenes, nuestras gafas, a la persona que amamos, en<br />

épocas difíciles revivimos en los <strong>sueños</strong> situaciones que fueron angustiosas.<br />

6. Sueños <strong>de</strong> vigorización d<strong>el</strong> espíritu: realizamos actos que en la vida diaria somos<br />

incapaces <strong>de</strong> ejecutar, como entrar con paso firme a protestarle al temido profesor...<br />

7. Y <strong>el</strong> problema <strong>de</strong> los <strong>sueños</strong> t<strong>el</strong>epáticos. Según Freud, no son sino otra expresión<br />

d<strong>el</strong> sueño como realización <strong>de</strong> <strong>de</strong>seos reprimidos, d<strong>el</strong> porvenir que nosotros<br />

<strong>de</strong>seamos, no <strong>el</strong> real. O tal vez son intuitivos nada más: <strong>el</strong> sujeto r<strong>el</strong>aciona hechos<br />

presentes y con cierta lógica los proyecta en <strong>el</strong> tiempo futuro. Jung los acepta bajo la<br />

tesis <strong>de</strong> que <strong>el</strong> psiquismo no está circunscrito a nuestro espacio y tiempo real.<br />

¿Uste<strong>de</strong>s? Yo dudo <strong>de</strong> <strong>sueños</strong> t<strong>el</strong>epáticos pero creo en la capacidad intuitiva <strong>de</strong><br />

muchas personas.


5. La interpretación<br />

El intérprete -<strong>el</strong> soñador en nuestro caso- analiza la estructura d<strong>el</strong> sueño, su dinámica,<br />

los personajes, <strong>el</strong> carácter <strong>de</strong> protagonista o <strong>de</strong> espectador, los actos, busca los<br />

<strong>el</strong>ementos oníricos conocidos, los símbolos arquetípicos -como madre, jardín guerra,<br />

puente, examen, fiera-, las escenas... todos darán indicios <strong>de</strong> lo que traen <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>el</strong><br />

inconsciente, y con <strong>el</strong>los se empieza a captar <strong>el</strong> sentido d<strong>el</strong> sueño. La interpretación<br />

es un entretejido <strong>de</strong> hipótesis, que se iluminan mutuamente, don<strong>de</strong> un pequeño <strong>de</strong>talle<br />

pue<strong>de</strong> convertirse en la piedra angular <strong>de</strong> la<br />

Interpretación, o una situación cotidiana aclararla por completo. Una mujer que trabajó<br />

intensamente en una campaña política, al día siguiente <strong>de</strong> la pérdida <strong>el</strong>ectoral, soñó que<br />

se encontraba en un campo contemplando una gran cantidad <strong>de</strong> ataú<strong>de</strong>s... los<br />

cadáveres políticos que <strong>de</strong>jó la <strong>de</strong>rrota; con <strong>el</strong> símbolo <strong>de</strong> ataúd <strong>el</strong> soñador se <strong>de</strong>spi<strong>de</strong><br />

<strong>de</strong> algo que ya consi<strong>de</strong>ra sin valor, como enterrando una vieja ilusión.<br />

El intérprete <strong>de</strong>be ser una persona versada en los dramas, las esperanzas, los <strong>de</strong>seos<br />

y angustias <strong>de</strong> la naturaleza humana, en los mitos, y leyendas y costumbres; nada<br />

humano le ha <strong>de</strong> ser ajeno o, por lo menos, extraño; ha <strong>de</strong> poseer un conocimiento<br />

claro <strong>de</strong> sí mismo, para que no <strong>de</strong>forme con sus <strong>de</strong>seos la interpretación ni proyecte<br />

sus tensiones en los <strong>sueños</strong> <strong>de</strong> otros; <strong>de</strong>be distinguir su realidad <strong>de</strong> su existencia<br />

<strong>de</strong>seada, su personalidad propia <strong>de</strong> su personalidad i<strong>de</strong>al, y así sabrá si un <strong>el</strong>emento<br />

<strong>de</strong>be interpretarse simbólicamente o conforme a su sentido literal. La interpretación es<br />

una colaboración profunda entre <strong>el</strong> soñador y <strong>el</strong> intérprete para <strong>de</strong>scubrir esa r<strong>el</strong>ación<br />

misteriosa entre <strong>el</strong> contenido manifiesto d<strong>el</strong> sueño y <strong>el</strong> contenido latente. Por eso, no<br />

hay mejor intérprete que <strong>el</strong> propio soñador versado en <strong>el</strong> arte. El reflexivo analista <strong>de</strong><br />

sus propios <strong>sueños</strong> <strong>de</strong>scubrirá paulatinamente cómo cada figura onírica posee una<br />

significación.<br />

<strong>Los</strong> <strong>sueños</strong> tejen una historia con un collage <strong>de</strong> imágenes extraídas <strong>de</strong> la propia historia<br />

d<strong>el</strong> soñador. En <strong>el</strong>los no operan las leyes <strong>de</strong> la física, ni <strong>de</strong> la lógica diaria, sino tal vez la<br />

lógica difusa, <strong>de</strong> «conjuntos borrosos», <strong>de</strong> ahí que su sentido hay que reconstruirlo a<br />

partir <strong>de</strong> sus <strong>el</strong>ementos manifiestos, en particular <strong>de</strong> sus símbolos: imágenes que representan<br />

algo diferente <strong>de</strong> sí mismas. Para leer <strong>el</strong> sueño hay que preguntarse si la<br />

imagen es algo que <strong>de</strong>be tomarse conforme a su verda<strong>de</strong>ro sentido o <strong>de</strong>be interpretarse<br />

simbólicamente, en cuyo caso <strong>de</strong>be averiguarse qué representa, qué me recuerda, qué<br />

sentido específico tiene para <strong>el</strong> soñador, <strong>el</strong> único capaz <strong>de</strong> crear un diccionario <strong>de</strong> sus<br />

símbolos.<br />

6. Símbolos<br />

El tema <strong>de</strong> la simbología onírica es sin duda <strong>el</strong> más complejo, que exige mayor erudición<br />

y capacidad hermenéutica por parte d<strong>el</strong> intérprete; es <strong>el</strong> <strong>el</strong>emento cuasi mágico y extra<br />

racional <strong>de</strong> la lectura onírica, y también <strong>el</strong> más importante y popularizado; esas obras<br />

callejeras, tipo diccionarios, que atribuyen a cada símbolo una única y simple<br />

interpretación,<br />

no son sino entretenimientos sin fundamento alguno. Cada símbolo, así posea un<br />

núcleo interpretativo, tiene sentido en la situación personal y cultural d<strong>el</strong> soñador y en la<br />

trama propia d<strong>el</strong> sueño. Son una ayuda para otorgarle sentido a la trama compleja d<strong>el</strong><br />

sueño. Veremos a guisa <strong>de</strong> ilustración algunos símbolos que les permitirán compren<strong>de</strong>r<br />

<strong>el</strong> misterioso lenguaje <strong>de</strong> los <strong>sueños</strong>.<br />

La figura <strong>de</strong> la madre es una <strong>de</strong> las más po<strong>de</strong>rosas imágenes arquetípicas; tememos<br />

per<strong>de</strong>rla y soñamos cómo una foto suya se borra inexplicablemente; cuando la madre


no <strong>de</strong>ja que <strong>el</strong> hijo viva libremente su vida, <strong>el</strong> inconsciente, le sustrae buena parte d<strong>el</strong><br />

respeto y su imagen aparece en situaciones negativas. Si con <strong>de</strong>masiada frecuencia<br />

asume en <strong>sueños</strong> su pap<strong>el</strong> maternal, se pue<strong>de</strong> inferir que <strong>el</strong> soñador no ha adquirido<br />

todavía la suficiente in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia.<br />

El padre <strong>de</strong>sempeña en la familia y en los <strong>sueños</strong> la función <strong>de</strong> la conciencia activa y <strong>de</strong><br />

la voluntad; la lucha d<strong>el</strong> joven contra la autoridad se trasluce en la lucha onírica con <strong>el</strong><br />

padre. También pue<strong>de</strong> ser <strong>el</strong> guía, que nos muestra cosas <strong>de</strong>sconocidas, o la imagen<br />

d<strong>el</strong> ser amado por parte <strong>de</strong> la niña. Don<strong>de</strong> las r<strong>el</strong>aciones son sanas con los<br />

progenitores, poco soñamos con <strong>el</strong>los.<br />

Cuando uno <strong>de</strong> los progenitores sueña obstinadamente con uno <strong>de</strong> sus hijos, hará bien<br />

en poner en él su atención. <strong>Los</strong> <strong>sueños</strong> en que aparecen los hermanos su<strong>el</strong>en referirse<br />

a la r<strong>el</strong>ación objetiva con <strong>el</strong>los (amor, competencia, odio, etc.). O <strong>el</strong> hermano aparece<br />

como la sombra propia, lo que somos sin reconocernos. El niño representa tanto la<br />

in<strong>de</strong>fensión, como <strong>el</strong> comienzo que encierra la madurez. Las personas no familiares-<br />

médico, policía, maestro, escolar, sacerdote...-todos sirven en su oficio como<br />

indicadores <strong>de</strong> nuestra problemática interna.<br />

Casi inequívocamente sexuales son los <strong>sueños</strong> <strong>de</strong> dientes: los amantes quisieran<br />

comerse. Si aparecen sanos, expresan <strong>el</strong> vigor, si se caen, la impotencia o <strong>de</strong>sconfianza<br />

sexual. <strong>Los</strong> <strong>sueños</strong> <strong>de</strong> la mano se refieren a nuestros manejos, que pue<strong>de</strong>n ser ilícitos<br />

y aparecen manchadas. Las piernas y los pies tienen r<strong>el</strong>ación con la marcha <strong>de</strong><br />

nuestras vidas, son <strong>el</strong> signo <strong>de</strong> nuestro progreso o retroceso..<br />

Si nos encontramos en un hospital ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> enfermos, sabremos que en nosotros<br />

mismo hay algo <strong>de</strong> enfermo que no hemos reconocido, y si estamos dispuestos a<br />

sufrir una operación, es que evi<strong>de</strong>ntemente<br />

Hay en nuestra vida psíquica algo que extirpar. Cuando no conseguimos digerir un rudo<br />

golpe <strong>de</strong> la suerte, una gran contrariedad en la vida, tendrán <strong>sueños</strong> <strong>de</strong> enfermedad d<strong>el</strong><br />

estómago, algo que los oprime las vísceras, o necesitamos <strong>de</strong>volver algo no digerido.<br />

Quien se sueña como paralítico, había creído que podría reponerse y salir a d<strong>el</strong>ante,<br />

pero sufrió un nuevo revés. En general, ¡as heridas en los <strong>sueños</strong> no du<strong>el</strong>en, pero son<br />

signos rev<strong>el</strong>adores <strong>de</strong> que nuestra vida tiene algún <strong>de</strong>strozo, viejos resquemores,<br />

agravios o resentimientos que no acaban <strong>de</strong> cicatrizarse. La ceguera nos rev<strong>el</strong>a que<br />

<strong>de</strong>bemos hacer ei esfuerzo <strong>de</strong> ver lo que no queremos en nuestras vidas.<br />

Las comidas son una expresión simbólica <strong>de</strong> que nuestro espíritu está necesitado <strong>de</strong><br />

alimento psíquico cualquiera (frecuentes en ¡os <strong>sueños</strong> <strong>de</strong> «entusados»). La<br />

importancia <strong>de</strong> los <strong>sueños</strong> <strong>de</strong> vestido se compren<strong>de</strong> a¡ pensar en la función d<strong>el</strong> traje:<br />

prescindiendo <strong>de</strong> que nos protege y conserva <strong>el</strong> calor d<strong>el</strong> cuerpo, <strong>el</strong> vestido<br />

secundariamente es la expresión <strong>de</strong> nuestra posición social actual, temida o <strong>de</strong>seada, y<br />

<strong>de</strong> ah' que nos vistamos en <strong>sueños</strong> <strong>de</strong> una manera anticuada, <strong>de</strong> gala, <strong>de</strong> otro sexo, o<br />

que se encuentre manchado. Está en r<strong>el</strong>ación con ei concepto jungiano <strong>de</strong> persona (las<br />

apariencias según ei momento), en oposición al <strong>de</strong> sombra (la personalidad tal como<br />

es). Cuando nuestra adaptación, vista <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la psiquis, resulta insuficiente, en <strong>sueños</strong><br />

estamos mal vestidos y nos esforzamos en cambiar. Llevamos en los <strong>sueños</strong> vestidos<br />

infantiles cuando queda en nosotros algo <strong>de</strong> inmaduro.<br />

En la casa onírica se encierran múltiples contenidos <strong>de</strong> nuestra vida psíquica; lo que<br />

ocurre en la casa, suce<strong>de</strong> <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> nosotros; se inunda cuando afrontamos un<br />

problema que creemos insoluble; <strong>el</strong> sótano es nuestro inconsciente personal y<br />

<strong>de</strong>bemos analizar qué escon<strong>de</strong>mos allí, a! igual, pero con menor intensidad, en <strong>el</strong>


dormitorio, lugar don<strong>de</strong> nos encontramos con nosotros mismos, don<strong>de</strong> fluyen las lágrimas<br />

que escon<strong>de</strong>mos durante <strong>el</strong> día.<br />

Las marchas <strong>de</strong> la vida se manifiestan en trenes, buses, aviones, motos, según <strong>el</strong><br />

modo usual <strong>de</strong> transporte d<strong>el</strong> durmiente, vehículos que pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>tenerse, estr<strong>el</strong>larse,<br />

<strong>el</strong>evarse, avanzar sin problemas, etc.<br />

En algunos <strong>sueños</strong> se <strong>de</strong>stacan claramente los colores, objeto <strong>de</strong> reflexión y <strong>de</strong><br />

tentativas <strong>de</strong> interpretación, y cargados <strong>de</strong> significados diferentes en todas las culturas;<br />

una ban<strong>de</strong>ra roja pue<strong>de</strong> representar tanto una nación, una carnicería, como una actitud<br />

revolucionaria, una fiesta<br />

o un <strong>de</strong>sastre. El rojo es <strong>el</strong> color d<strong>el</strong> fuego y <strong>de</strong> la sangre, suavizado es <strong>el</strong> color d<strong>el</strong> amor<br />

y <strong>de</strong> la cordialidad; <strong>el</strong> ver<strong>de</strong> recuerda la naturaleza o la primavera en países<br />

estacionales; <strong>el</strong> azul, representa d<strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o y lo asociado con él, se halla ligado a nuestras<br />

vivencias espirituales; <strong>el</strong> negro, es <strong>de</strong> la oscuridad, <strong>el</strong> luto y las tinieblas.<br />

El agua es vida, pero se torna p<strong>el</strong>igrosa cuando rebasa sus lin<strong>de</strong>ros, y ahoga al<br />

soñador cuando éste se halla en p<strong>el</strong>igro <strong>de</strong> ser <strong>de</strong>sbordado por algo, por un trabajo<br />

que no ha concluido y que <strong>de</strong>be entregar, o por un problema que no sabe cómo<br />

resolver Su opuesto, <strong>el</strong> fuego es un símbolo tremendamente rico que no<br />

alcanzaríamos a esbozar en pocos párrafos.<br />

El paisaje d<strong>el</strong> sueño estará <strong>de</strong>sierto cuando no hallamos solución a nuestros<br />

problemas o nos sentimos solos e impotentes frente a las circunstancias adversas, o<br />

estará nutrido, p<strong>el</strong>igroso, conocido, <strong>de</strong>sconocido según nuestra situación inconsciente.<br />

Soñar con paisajes memorables d<strong>el</strong> pasado dan indicios <strong>de</strong> regresión, <strong>de</strong> querer volver<br />

a esas etapas d<strong>el</strong> <strong>de</strong>sarrollo, mientras que las pesadillas en esos paisajes significarían<br />

<strong>el</strong> temor <strong>de</strong> repetir ciertas experiencias pasadas.<br />

En épocas <strong>de</strong> extremo apuro, cuando ya <strong>de</strong>sesperamos <strong>de</strong> no ver una salida, soñamos<br />

con carreteras o caminos interminables; cuando <strong>el</strong> inconsciente no ha acabado <strong>de</strong><br />

trazarse un seguro camino, éste es construido en <strong>sueños</strong> y hasta <strong>el</strong> soñador trabaja en<br />

él; cuando hay algo inconsciente qué aclarar, no es raro que <strong>el</strong> camino sea trazado en<br />

medio d<strong>el</strong> enmarañado bosque y al final se encuentre un acogedor lugar. O aparecen<br />

barreras sugiriéndonos que falta solucionar problemas que no queremos consi<strong>de</strong>rar.<br />

Falta ver a quiénes representan las figuras que nos acompañan en <strong>el</strong> camino.<br />

<strong>Los</strong> <strong>sueños</strong> <strong>de</strong> p<strong>el</strong>igro nos señalan dón<strong>de</strong> resi<strong>de</strong>n, aunque no pue<strong>de</strong>n ser tomados al<br />

pie <strong>de</strong> la letra, y menos aún enten<strong>de</strong>rlos como pronósticos, sino como temores.<br />

<strong>Los</strong> <strong>sueños</strong> <strong>de</strong> muerte son <strong>de</strong> una infinita variedad. Pue<strong>de</strong> ocurrir que <strong>de</strong> pronto<br />

vayamos vestidos <strong>de</strong> luto y <strong>de</strong>bemos preguntarnos entonces a porqué nuestro interior<br />

está ahora <strong>de</strong> du<strong>el</strong>o. O muere alguien <strong>de</strong> nuestro mundo circundante y vale preguntamos<br />

si un amor o una amistad han muerto y tal vez no queremos darnos por enterados.<br />

Y para concluir esta mínima visión sobre <strong>el</strong> arte <strong>de</strong> la interpretación onírica, los<br />

numerosos <strong>sueños</strong> <strong>de</strong> muerte <strong>de</strong>muestran cuan profundamente viven <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong><br />

nosotros las vivencias d<strong>el</strong> morir, <strong>de</strong> la <strong>de</strong>spedida, <strong>de</strong> la pérdida. La muerte es un<br />

fenómeno primigenio, arquetípico, frente al cual hay que conducirse dignamente.<br />

Cuando en los <strong>sueños</strong> se respiran los vientos <strong>de</strong> la muerte, <strong>de</strong>be entonces <strong>el</strong> soñador<br />

peguntarse sobre su conciencia <strong>de</strong> este evento a fin <strong>de</strong> adquirir una paz interior, y<br />

reconocer que la muerte es parte <strong>de</strong> la vida y que, pese a su tenebrosidad, es quizás<br />

una puerta a lo <strong>de</strong>sconocido... como lo es <strong>el</strong> acto <strong>de</strong> dormir.


Bibliografía<br />

Adler, A. El Conocimiento d<strong>el</strong> Hombre. Madrid: Espasa-Calpe, 1960<br />

Aeppli, E. El Lenguaje <strong>de</strong> los Sueños. Barc<strong>el</strong>ona: Ed. Luis Miracle, 1965<br />

Antrobus, J. Dreaming. Psychol. Rev., 98, 1991<br />

Foulkes, D. Dreaming: a cognitive-psychological analysis. Hillsdale, New Jersey: 1985<br />

Freud, S. La Interpretación <strong>de</strong> los Sueños (1901), en Obras Completas, Tomo I. Madrid: Biblioteca Nueva,<br />

1948<br />

Hobson, J. The Dreaming Brain. Basic Books, N.Y: 1988<br />

Jung, C.G. Arquetipos e Inconsciente Colectivo. Barc<strong>el</strong>ona: Piados, 1981<br />

El Hombre y sus Símbolos. Madrid: Aguilar, 1977<br />

Trasformaciones y Símbolos <strong>de</strong> la Libido, Buenos Aires: Piados, 1955<br />

Matoon, M. El Análisis Junguiano <strong>de</strong> los Sueños. Bs. Aires: Piados, 1980<br />

Strephon, K. Manual para la Interpretación <strong>de</strong> los Sueños. Madrid: Edaf, 1989

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!