Las manufacturas textiles castellano-manchegas en el siglo XVIII ...

Las manufacturas textiles castellano-manchegas en el siglo XVIII. Legislación y reformismo.
deber a que la anterior Real Provisión no se estaba observando y desde la Fiscalía de
la Renta de Lanas se estaban persiguiendo varios casos de incumplimiento de la ley.
El 11 de Noviembre de 1726 85 se publicó un Real Decreto del día 10 de dicho
mes, en el que se mandó que en adelante todos los vasallos del Rey usaran y se vistieran
sólo con los géneros fabricados en España, para un mayor fomento de las fábricas
de Seda, entre las que se cita la de Toledo, y las de Paños, entre las que se cita la de
Guadalajara. Se concedieron seis meses para que se deshiciesen de las ropas extranjeras;
pasado este tiempo “se practicarán contra los contraventores de cualquiera estado, o
condición que sean, las más rigurosas penas, establecidas por anteriores Leyes, Estatutos,
y Pragmáticas de estos mis Reinos” 86 . Para los Corregidores, Asistentes, Gobernadores,
Alcaldes Mayores y Ordinarios,… destinatarios de la carta en la que va inserto el Real
Decreto si no lo hacían cumplir se les multaba con cincuenta mil maravedís.
El 19 de Abril de 1728 87 por Real Cédula se aprobaban las Ordenanzas de la fábrica
de barraganes de Cuenca, que van insertas, recogidas en 23 capítulos 88 . En el Real
85 Novísima… Tomo 3, p. 193.
86 No se explica nada más sobre la pena. En el Real Decreto de 20 de Junio de 1718, el más inmediato a esta
prohibición en la introducción de géneros extranjeros, las penas impuestas fueron el decomiso y quema de
los géneros “con otro tanto de sus bienes”, la primera vez, y la segunda vez además de la pérdida de los géneros,
la mitad de sus bienes y destierro del lugar donde viviere durante diez años. No se puede afi rmar que en este
caso fueran las mismas, puesto que sobre lo que aquí se legisla es sobre la ropa que cada súbdito consumía y
en el de 1718 sobre el comercio; pero es el más cercano temporal sobre esta temática, ya que la única disposición
que se ha encontrado sobre De los trajes y vestidos, además de ésta, no impone ningún tipo de pena.
87 AHN, Cons. Lib. 1513, núm. 14, fol. 62-67.
88 Los capítulos en que eran recogidas estas ordenanzas eran los siguientes:
I. Sólo las lanas buenas, excluyendo las “Truxillanas y peladas” se pueden utilizar, bajo pena, la primera vez de
perder las lanas y la segunda además se les privaría del ofi cio.
II. División de la lana por colores y en qué tejidos se deben usar, con la multa de cuatro ducados la primera vez y la
segunda de ocho y un mes de Cárcel.
III. Las mezclas y tintes.
IV. Cómo hacer el jabonado de los estambres y las penas si no se cumplían (dos ducados la primera vez y cuatro la
segunda).
V. Sobre el peinado, sólo los ofi ciales examinados lo podían hacer y tamaño de los peines (se multaba en cuatro
reales cada púa que les faltase).
VI. Que los peinadores den forma a los estambres siguiendo la moda de Flandes y se deja la cantidad de jabón,
aceite y demás ingredientes a su elección.
VII. Las hilanderas deben devolver el estambre hilado lo más delgado que se pueda [Cuanto más delgado fuese el
estambre, más fi no y de mayor calidad sería la pieza], descontándose de su paga las faltas.
VIII. Preparación de las hilazas antes de tejer.
IX. Cómo se deben urdir las telas, si tuviesen faltas se deben denunciar, perdiendo las piezas, la primera vez, y
además 20 ducados, la segunda.
X. Tamaño de la astilla de los telares y obligación de que tengan el sello de la ciudad y la marca del Maestro, bajo
pena de romper la astilla y pagar diez ducados.
XI. Peines, hojas y lizos que debía tener cada telar y pena de perderlo si no se cumple.
XII. Penas por irregularidades en las telas, dos reales por cada traza grande, agujero o picadura.
XIII. Obligación de los Maestros de marcar sus piezas y pena de cuatro ducados si no lo hiciesen.
XIV. Pena de cuatro ducados si se “engabelasen” piezas que no sean negras o se pidiesen cocidas.
XV. Las piezas deben sellarse con el sello de la ciudad, una vez hayan sido reconocidas y vistas por los veedores,
perdiendo las piezas no selladas.
XVI. Prohibición de vender o comprar estambres hilados, bajo pena de perder la hilaza y lo que estimase el Juez.
XVII. Cualquiera que siguiese en todo estas Ordenanzas podía hacer piezas de barragán.
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