Investiga a través del entorno y exponlo - El Corte Inglés

Así, la dependencia energética exterior no cesa de aumentar. La drástica subida de los precios del
petróleo, que podría socavar la reactivación de la economía europea y española a causa de la elevación
del precio del crudo observada desde marzo de 1999 hasta la actualidad, revela una vez más las
debilidades estructurales del abastecimiento energético de la Unión y de España. En este sentido cabe
citar algunas: la creciente tasa de dependencia energética de Europa, la función del petróleo como
precio rector de la energía y los decepcionantes resultados de las políticas de control del consumo. La
Unión Europea no puede superar su dependencia energética sin una política energética activa,
fenómeno que es extremadamente complicado en el caso español.
Si no se hace nada, de aquí a 20 ó 30 años, la Unión Europea cubrirá sus necesidades energéticas en
un 70 % con productos importados, frente al 50 % actual. La dependencia se reflejará en todos los
sectores de la economía. Así, los transportes, el sector doméstico y la electricidad dependen en gran
medida de los hidrocarburos y están a merced de las variaciones erráticas de los precios
internacionales.
La ampliación de la Unión Europea acentuará estas tendencias. La dependencia tiene graves
consecuencias en términos económicos. En 2004 representó 340.000 millones de euros, es decir, el 7 %
de las importaciones totales y el 1,4 % del PNB. En términos geopolíticos, el 45 % de las importaciones
de petróleo proceden de Oriente Medio, y el 40 % de las importaciones de gas natural, de Rusia. Pero
la Unión Europea carece de medios para influir en el mercado internacional, fenómeno que se complica
aún más cuando nos referimos a España.
Lo anteriormente expuesto se ve refrendado por el hecho de que la actual crisis energética -una más,
en las últimas décadas- es esencialmente de demanda. El precio está marcado no tanto por la escasez,
como por los enormes intereses, de los que no quedan al margen las grandes multinacionales que
controlan la producción y la distribución, como de los países productores reunidos o no alrededor de la
OPEP. En el caso de otros países, como por ejemplo España, esos intereses se concretan en los
derivados, que generan notables beneficios.
La actividad humana y el cambio climático
En los momentos actuales ya nadie pone en entredicho que el cambio climático es una verdadera
realidad, siempre que lo entendamos como la crisis por la que está pasando el clima de nuestro
planeta, especialmente acusada a partir de mediados del pasado siglo, y que en los últimos años -lejos
de remitir- se está mostrando cada vez de forma más nítida.
Al hacerse eco de ello los “mass media”, suele mostrarse el cambio climático a la población en general
como una amenaza para el futuro de la Humanidad, de la cual el principal responsable es el hombre,
y que por consiguiente, está en sus manos evitarla. Nada más alejado de la realidad: el hombre no tiene
poder para evitar el recalentamiento de la atmósfera, y mucho menos para estabilizar el clima.
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CONCURSO DE BECAS
“INVESTIGA A TRAVÉS DEL ENTORNO Y EXPONLO”