Untitled - Repositorio de la Facultad de Filosofía y Letras. UNAM ...
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228 cARTA PÓSTuMA A coLin WhiTE<br />
cuyo rostro <strong>de</strong> carne cince<strong>la</strong>da por <strong>la</strong> experiencia se me presentaba como un jeroglífico<br />
in<strong>de</strong>scifrable. nos pedías leer en voz alta el ensayo que habías <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> tarea. Yo leía,<br />
por no <strong>de</strong>cir, tartamu<strong>de</strong>aba, mi ensayo, convencida <strong>de</strong> que te habías quedado dormido <strong>de</strong><br />
<strong>la</strong> pura aburrición. Pero no, al final, tras un <strong>la</strong>cónico “not bad”, abrías los ojos para <strong>de</strong>s-<br />
montar pa<strong>la</strong>bra por pa<strong>la</strong>bra <strong>la</strong>s inconsistencias <strong>de</strong> mi texto; quedaban ahí, sobre <strong>la</strong><br />
superficie <strong>de</strong>l escritorio, api<strong>la</strong>das e inservibles, todas aquel<strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras que me habían<br />
parecido tan profundas, tan llenas <strong>de</strong> significación y que no eran —según tu juicio<br />
<strong>la</strong>pidario— más que nonesense. Al correr <strong>de</strong> los años, aprendí a pon<strong>de</strong>rar mejor <strong>la</strong><br />
pa<strong>la</strong>bra, a apreciar<strong>la</strong>, a no poner<strong>la</strong> una tras otra mecánicamente, sin pensar.<br />
Sí, me ensañaste a pensar, como sólo otra luminaria en mi vida lo hizo muchos años<br />
<strong>de</strong>spués, en harvard: dorrit cohn, <strong>de</strong> rigor teutónico y generosidad universal. Pero tú<br />
fuiste el primer ser que conocí que sabía <strong>de</strong> todo, que leía <strong>de</strong> todo, que se acordaba <strong>de</strong><br />
todo, ¡qué portento! Alguien escribió hace poco que te especializabas en <strong>la</strong> poesía <strong>de</strong>l<br />
Barroco y <strong>de</strong>l Renacimiento inglés. no estoy <strong>de</strong> acuerdo; ciertamente no fue esa mi<br />
experiencia; nunca te especializaste porque todo lo que tocaba tu mente lo iluminaba,<br />
no sólo los isabelinos y los poetas metafísicos, sino literalmente todos: <strong>la</strong>wrence,<br />
Woolf, Au<strong>de</strong>n, Yeats, T. S. Eliot, George Eliot, dickens, los poetas románticos... Tantos<br />
otros. <strong>la</strong>s tesis que escribí sobre <strong>la</strong>wrence y sobre Yeats más tar<strong>de</strong>, en ing<strong>la</strong>terra,<br />
tienen su origen en tu entusiasmo por estos autores, en tu pasión por <strong>la</strong> lectura y por<br />
<strong>la</strong> apreciación que hacías <strong>de</strong> todos estos textos. cierto que mis trabajos en nada se te<br />
parecen, pero bueno, como diría Au<strong>de</strong>n “The words of a <strong>de</strong>ad man / Are modified in<br />
the guts of the living”.<br />
con los años, y tras innumerables ensayos, fallidos unos, otros no tanto, logré<br />
un “not too bad” y hasta me sentí orgullosa. tan entusiasmada estaba con tus c<strong>la</strong>ses<br />
—entusiasmo sazonado, c<strong>la</strong>ro está, con el miedo a los sarcasmos y a cometer un error<br />
garrafal— que comencé a insistir en que tú <strong>de</strong>berías dar c<strong>la</strong>ses en <strong>la</strong> unam. tanto molesté<br />
e insistí hasta que, finalmente, en 1967 ya estabas en <strong>la</strong> <strong>Facultad</strong> dando c<strong>la</strong>ses en<br />
el Departamento <strong>de</strong> letras inglesas; para entonces yo ya había terminado <strong>la</strong> licenciatura<br />
e, irónicamente, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> tanto “enchinchar”, no tomé c<strong>la</strong>ses contigo en <strong>la</strong> <strong>Facultad</strong>;<br />
mi memoria académica está anc<strong>la</strong>da en <strong>la</strong> Mecca original: Antonio caso 129.<br />
inmediatamente te convertiste en el imán <strong>de</strong> <strong>la</strong> carrera; ejerciste siempre una enorme<br />
fascinación sobre todos nosotros y compartías no sólo tus conocimientos sino tu vida<br />
social. en aquel entonces el punto <strong>de</strong> reunión era el cucú, una cantina en <strong>la</strong> esquina <strong>de</strong><br />
coahui<strong>la</strong> e insurgentes, o <strong>la</strong>s fiestas en tu casa o en casa <strong>de</strong> algunos <strong>de</strong> nosotros, que<br />
<strong>de</strong> estudiantes habíamos pasado a convertirnos en amigos.<br />
cuando el British council me dio una beca para ir a estudiar a ing<strong>la</strong>terra, organicé<br />
una <strong>de</strong>spedida magna en mi casa. en medio <strong>de</strong>l estruendo <strong>de</strong> <strong>la</strong> música y el brincoteo<br />
<strong>de</strong>l baile, vino Lucha muy mortificada a <strong>de</strong>cirme que mi padrastro y tú estaban a<br />
punto <strong>de</strong> agarrarse a golpes en el parque <strong>de</strong> enfrente. ¡Y todo por una discusión sobre<br />
si era mejor <strong>la</strong> cerveza inglesa o <strong>la</strong> mexicana! conociendo lo peleonero que era mi<br />
padrastro, me quise morir <strong>de</strong> <strong>la</strong> vergüenza. Pero tú minimizaste el pleito porque dijiste<br />
que tenías algo especial que pedirme: que fuera a ver a tu madre, con un regalo que le