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coro de serafines - OMRAAM

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CORO DE PRINCIPADOS<br />

50.- (Signo <strong>de</strong> las Misericordias)<br />

Lo que pue<strong>de</strong> obtenerse <strong>de</strong> :<br />

1º.- Misericordia <strong>de</strong> Dios y consuelo, remedio para todos los males.<br />

2º.- El perdón <strong>de</strong> las injurias, <strong>de</strong> los errores.<br />

3º.- Rejuvenecer, recuperar gracia y belleza.<br />

4º.- Inspiración para que los in<strong>de</strong>cisos puedan <strong>de</strong>terminarse.<br />

5º.- Protección contra la tentación <strong>de</strong> vivir por medios ilícitos.<br />

Daniel> es el segundo <strong>de</strong>l <strong>coro</strong> <strong>de</strong> Principados y se ocupa en Netzah<br />

<strong>de</strong> los asuntos relacionados con Binah; sitúa en nuestra morada filosofal nº<br />

50 la esencia llamada Elocuencia, que es la facultad que nos permite<br />

expresar las i<strong>de</strong>as, los pensamientos y las opiniones con belleza. Hubo un<br />

tiempo en el que los hombres se expresaban en verso; luego, el lenguaje fue<br />

<strong>de</strong>generando y al mismo tiempo fue vaciándose <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as, ya que las<br />

gran<strong>de</strong>s i<strong>de</strong>as necesitan un marco lingüístico suntuoso para expresarse. La<br />

belleza, cuando aparece en un marco cualquiera, atenúa el rigor. Si <strong>de</strong>cimos<br />

las cosas con arte, jamás llegaremos a ser insultantes. Cuentan <strong>de</strong> Quevedo,<br />

hombre <strong>de</strong> gran ingenio, que un día sus amigos le propusieron una apuesta.<br />

Se trataba <strong>de</strong> <strong>de</strong>cirle a la Reina Isabel que era coja. La soberana no podía<br />

soportar que se le hablara <strong>de</strong> ello y quien lo hacía caía inmediatamente en<br />

<strong>de</strong>sgracia. Quevedo aceptó la apuesta y aseguró a sus amigos que se lo diría<br />

dos veces sin que la reina se enfadara. Cuando la ocasión se presentó,<br />

Quevedo se acercó a la reina y, con una rosa en una mano y un clavel en la<br />

otra, le dijo:<br />

Entre el clavel y la rosa,<br />

su majestad escoja;<br />

entre la rosa y el clavel,<br />

escoja Doña Isabel.<br />

La reina eligió la flor y Quevedo ganó su apuesta y no pasó nada.<br />

Este episodio es sin duda un buen ejemplo para ilustrar cómo empleando la

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