Resurrección - Cuarto día
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Cuatro cosas para<br />
no olvidar<br />
Una chica estaba esperando su vuelo en un gran<br />
aeropuerto.<br />
Como tenía mucho tiempo decidió comprar un libro<br />
y un paquete de galletas, para descansar y leer en<br />
alguna sala del aeropuerto.<br />
Se acababa de sentar cuando también lo hizo un<br />
hombre, dejando un asiento de por medio, que abrió<br />
una revista y empezó a leer; quedando entre ellos las<br />
galletas.<br />
Cuando ella tomó la primera galleta, el hombre<br />
también tomó una. Ella se sintió indignada, pero no<br />
dijo nada; aunque pensó: “¡Qué descarado, que ganas<br />
me dan de darle un golpe para que le escarmiente!”.<br />
Pero la cosa no quedó ahí. Cada vez que ella tomaba<br />
una galleta, el hombre también tomaba una. Aquello la<br />
iba indignando tanto que no conseguía concentrarse<br />
ni reaccionar.<br />
Cuando quedaba sólo una galleta, pensó: “¿qué hará<br />
ahora este cara dura?”. Y entonces el hombre, que<br />
pareció adivinarle el pensamiento, dividió la última<br />
galleta y dejó una mitad para ella.<br />
¡Ah, no! ... aquello ya era demasiado y se puso a<br />
bufar de rabia; por lo que cerró su libro, recogió sus<br />
cosas y salió disparada hacia su sector de embarque.<br />
8<br />
ía<br />
Una vez en el avión y más calmada, al mirar dentro de<br />
su bolso se quedó de piedra: ¡Allí estaba su paquete<br />
de galletas. . .intacto! ¡Qué vergüenza!<br />
Sólo entonces se dio cuenta de su despiste y del juicio<br />
injusto que había hecho sobre un comportamiento<br />
generoso.<br />
En efecto, el hombre había compartido sus galletas<br />
sin sentirse indignado, ni nervioso o alterado, y ya<br />
no había posibilidad de pedirle disculpas; pero sí de<br />
razonar:<br />
¿Cuántas veces sacamos conclusiones apresuradas<br />
en nuestra vida, cuando debiéramos observar mejor?<br />
¿A cuántas personas encasillamos en estereotipos,<br />
sin darles tiempo a explicar lo que quieren decir?<br />
¿Cuántas oportunidades perdemos de quedar mejor?<br />
En ese momento se le vino a la cabeza un consejo<br />
que le dio su ya fallecida abuela. Recuerda siempre<br />
que existen cuatro cosas en la vida que nunca se<br />
recuperan:<br />
Una piedra, después de haberla lanzado.<br />
Una palabra, después de decirla.<br />
Una oportunidad, después de haberla perdido.<br />
Y el tiempo, una vez que ha pasado.