Resurrección - Cuarto día
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Disfruta tu ocio te lo mereces<br />
Autor: Carlos González Vallés.<br />
El ocio es una necesidad humana, tanto social<br />
como personal, pero el complejo occidental de<br />
trabajo y actividad ha hecho que nos sintamos<br />
egoístas, irresponsables y casi culpables al tomarnos<br />
descansos y vacaciones.<br />
Es hora de recuperar el valor cultural y humano del<br />
ocio para disfrutarlo en plenitud y enriquecer nuestra<br />
vida con él.<br />
Es el momento de ser nosotros mismos, de encontrar<br />
nuestra verdadera personalidad, de no definirnos<br />
solamente por nuestra profesión o nuestro trabajo,<br />
de no preguntar ¿qué haces para vivir? sino ¿cómo<br />
disfrutas de la vida?, de aprender a jubilarnos, de<br />
verificar que el ocio viene antes que el neg-ocio,<br />
que es la negación del ocio, ya que es el ocio el que<br />
nos da el espacio y la oportunidad para desarrollar a<br />
fondo lo que de verdad somos.<br />
Todo eso en este libro.<br />
44<br />
ía<br />
El ocio no ha de definirse en negativo como “la<br />
ausencia de trabajo”. Así como no es justo definir<br />
a la paz como “la ausencia de guerra”, de la misma<br />
manera es injusto definir al ocio como “ausencia de<br />
trabajo”. La paz es anterior a la guerra, definida en sí<br />
misma como el estado normal y general de la nación,<br />
deseable y primordial en sí mismo en concepto<br />
independiente y positivo; y de la misma manera el<br />
ocio es anterior al trabajo, y si no que se lo pregunten<br />
a Adán y a Eva, y como tal ha de definirse, apreciarse,<br />
disfrutarse, como situación primaria y valiosa en sí<br />
misma, como primer estado de ánimo y de entorno<br />
básico y fundamental. El ocio no es un vacío que<br />
haya que llenar de trabajo, sino más bien al contrario;<br />
el trabajo es el elemento extraño, no deseado en<br />
sí mismo, que se acepta cuando es necesario para<br />
sobrevivir, con la esperanza de librarse pronto de él<br />
y volver al reposo, que es lo importante. El ocio es<br />
plenitud y satisfacción y consumación en sí mismo.<br />
En él florece de verdad la vida.<br />
La etimología debería ayudarnos ya que el ocio no es<br />
la negación del trabajo, sino, al contrario, es el trabajo<br />
o “negocio” el que es la negación del “ocio”, el “negocio”,<br />
lo cual coloca al ocio en posición privilegiada y<br />
anterior, con pleno derecho a entenderse y disfrutarse<br />
en sí mismo sin referencia a ninguna actividad<br />
laboral. Corominas define en su clásico diccionario<br />
etimológico: “Negocio: derivado negativo de ‘otium’ o<br />
reposo.” Lo primero es el ocio, y el derivado “negativo”<br />
es el negocio. Hay que recuperar ese concepto. Lo<br />
primero es el ocio, y su negación, su opuesto, su<br />
defecto es el trabajo. El estado primigenio, la situación<br />
original, lo normal y corriente y permanente es el ocio.<br />
Sólo cuando por necesidad hay que trabajar se deja<br />
el ocio y se emprende el negocio.<br />
Curiosamente, en batalla lingüística de la palabra,<br />
paralela a la batalla moral tras el concepto, “descanso”<br />
viene de “cansar”, es decir, que aquí viene primero el<br />
cansarse trabajando, y luego el dejar de cansarse es<br />
el des-canso, el descansar. No se puede descansar si<br />
uno no se ha cansado previamente. Esta es la moral