Comentarios de Hechos de los Apostoles.pdf
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continuaban consi<strong>de</strong>rándolo el sumo sacerdote legal. Aunque Caifas era el sumo sacerdote<br />
oficial, Anas continuaba ejerciendo mucho po<strong>de</strong>r.<br />
El interrogatorio comenzó con el <strong>de</strong>safío <strong>de</strong> la autoridad <strong>de</strong> <strong>los</strong> apóstoles para predicar.<br />
Pedro y Juan eran hombres comunes, sin ninguna preparación rabínica. El Sanedrín se reservaba<br />
el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> reconocer a <strong>los</strong> intérpretes oficiales <strong>de</strong> la ley. Sin embargo, estos dos hombres<br />
habían asumido el papel <strong>de</strong> rabinos sin tener un nombramiento oficial para ese oficio.<br />
El cojo que había sido sanado dio evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> que aquel milagro se había producido, lo<br />
cual indicaba la aprobación <strong>de</strong> Dios sobre el trabajo <strong>de</strong> <strong>los</strong> discípu<strong>los</strong>. Pedro no asumió el crédito<br />
por el milagro. El explicó que el po<strong>de</strong>r venía <strong>de</strong> Jesús, al cual el Sanedrín había rechazado y<br />
crucificado, pero a quien Dios había aprobado levantándole <strong>de</strong> entre <strong>los</strong> muertos. La teología <strong>de</strong>l<br />
concilio no les permitía negar que la mano <strong>de</strong> Dios hubiera obrado en la sanidad <strong>de</strong>l cojo. Dado<br />
que el cojo estaba <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> el<strong>los</strong> sano, no podían negar que se había realizado el milagro.<br />
Aunque el Sanedrín se reservaba la autoridad religiosa final, Dios contradijo sus <strong>de</strong>cisiones y<br />
<strong>de</strong>mostró su voluntad en la sanidad <strong>de</strong>l cojo. En esencia, Pedro estaba afirmando que su<br />
autoridad provenía <strong>de</strong> Dios, más que <strong>de</strong> un cuerpo judicial que cometía errores.<br />
El Sanedrín no podía reprochar a Pedro y a Juan por su respuesta Los discípu<strong>los</strong> sostenían<br />
tener una autoridad para enseñar y un conocimiento <strong>de</strong> la verdad infalibles. Su falta <strong>de</strong><br />
preparación rabínica formal hizo que fueran consi<strong>de</strong>rados como hombres comunes y sin<br />
educación. El<strong>los</strong>, como su maestro Jesús, habían sido capaces <strong>de</strong> refutar a sus acusadores. El<br />
Sanedrín no podía negar el milagro, porque el hombre que había sido sanado estaba <strong>de</strong>lante <strong>de</strong><br />
el<strong>los</strong>. A<strong>de</strong>más, una acción semejante hubiera puesto en peligro su relación con la gente, que<br />
estaba excitada con el milagro y la presencia <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> Dios. Después <strong>de</strong> conferenciar en<br />
privado, el concilio llegó a la conclusión <strong>de</strong> que ejercitaría su autoridad, y prohibiría predicar en<br />
el nombre <strong>de</strong> Jesús, cuando el veredicto fue dado a <strong>los</strong> discípu<strong>los</strong>, Pedro y Juan <strong>de</strong>safiaron la<br />
autoridad <strong>de</strong>l concilio preguntando si el<strong>los</strong> estaban obligados a escuchar al Sanedrín o a Dios .<br />
Pedro y Juan afirmaron que su experiencia en Cristo era superior a la enseñanza <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />
rabinos nombrados oficialmente. Comprendieron que su tarea era dar testimonio <strong>de</strong> sus experiencias<br />
visibles y audibles. Un testigo es aquel que comparte lo que ha experimentado. Un maestro<br />
relata lo que ha aprendido <strong>de</strong> otros. Los cristianos podrán ser buenos testigos solamente cuando<br />
hayan experimentado la realidad <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r y la presencia <strong>de</strong> Dios. Pedro y Juan la habían<br />
experimentado; por lo tanto, no podían abstenerse <strong>de</strong> testificar. Ya que el Sanedrín no pudo<br />
negar que la autoridad <strong>de</strong> <strong>los</strong> discípu<strong>los</strong> proviniera <strong>de</strong> Dios, sólo pudieron amenazarles y <strong>de</strong>jarles<br />
ir. No les convenía oponerse a la gente que alababa a Dios por la curación <strong>de</strong>l hombre <strong>de</strong><br />
cuarenta años.<br />
El gozo <strong>de</strong> la iglesia<br />
4:23-31<br />
Después <strong>de</strong> su liberación, Pedro y Juan informaron a sus amigos lo que <strong>los</strong> sumos<br />
sacerdotes y <strong>los</strong> ancianos les habían dicho. La gente se alegró y alabó a Dios porque este<br />
inci<strong>de</strong>nte dio evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> que el Señor, que había creado el cielo y la tierra, estaba protegiendo<br />
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