Muy bien.

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diante su apoyo la facultad de agitar á Europa, importándole
poco los acontecimientos que pudieran sobrevenir en Francia
con tal que esta nación no se reconciliase con los otros Estados
continentales; hay que confesar que, obrando así, comprendió
mejor los intereses ingleses que Inglaterra misma.
Pero todo esto es ya historia antigua : el Presidente ha
perdido la cabeza, y nos conduce ahora á la ruina : el decreto
que priva de sus bienes á la fiímilia de Orleans conducirá probablemente
á una caída inevitable. La indignación ha llegado
aquí al último grado de la vehemencia.
La aplicación de los bienes secuestrados á las clases pobres,
ha impresionado extraordinariamente : esto es socialismo claramente
caracterizado. Cuando la Asamblea fué invadida el 15
de Mayo, Barvés subió á la tribuna , y sólo pronunció estas
significativas palabras : ¡Mil millones girados contra los ricos!
Luis Napoleón ha dicho : / Trescientos millones girados
contra los Príncipes! Luis Napoleón y Barvés se han encontrado,
pues, en un mismo pensamiento ; y una \-ez tomado ese
camino, el movimiento no terminará aquí.
Este hombre ha desaprovechado la situación magnífica sobre
todas las de que nos pone ejemplo la Historia, Para afirmar
su poder bastábale olvidar las injurias y respetar la justicia ;
pero atacar la propiedad en este momento, cuando su único
título para gobernar es habernos librado de ladrones, es un
acto de locura que confunde á la inteligencia humana. Ha firmada
su sentencia de muerte. Francia se lo perdona todo ; pero
no le perdonará esta falta. Veremos á las potencias del Norte,
que habían tendido la mano á Napoleón dictador, apartarla de
Napoleón socialista : Inglaterra urdirá intrigas á que responderán
las protestas de las naciones á quienes afecta, pues
median lazos de familia, el despojo de los Príncipes ; y después
de todo esto, una serie de acontecimientos que no es posible
imaginar. Enrique Y será Rey de Francia : el Presidente
tomará medidas aún más socialistas ; cuando el peligro aumente
para él querrá á toda costa ganarse á la plebe, y arrojar;!
en el caos á esta desgraciada nación, cuya esperanza se ve
frustrada.
Todo esto es fatal, á menos que sobrevenga la restauración
merced á un golpe de mano, que por otra parte es muy difícil
dar.
No me escribáis por el correo más que de los asuntos de