Muy bien.

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Francia : respecto á los de España, emplead el medio que meior
os parezca.
Todos los hechos referidos en los considerandos destinados
á justificar el despojo de los Príncipes son falsos ó calumniosos.
VALDEGAMAS.
PARÍS, I8 de Febrero de i852.
Mi querido amigo : Aunque muy lejos de Madrid, mi instinto
me dice lo mismo que os dicen á vos la razón y el testimonio
de los sentidos : las cosas van de mal en peor ; la reacción
liberal es inevitable, el triunfo de la política inglesa cierto,
el aspecto de Palacio fúnebre y nuncio de catástrofes , el Minist
^rio moribundo, mientras que la perseverancia y la sangre
fría de su jefe excitan la admiración ; cada día, bajo la acción
de odios y de culpables intrigas, el momento de la descomposición
se aproxima á grandes pasos.
Decís que la falta cometida ^ no es de tal naturaleza que
provoque la caída de este edificio ; pero, á mi entender, lo
c:)nmueve hondamente. El establecimiento de la influencia de
1 rs piratas es el signo precursor del mal que es más de temer.
Cuando comencé á asegurarlo, la duda era posible ; pero hoy^
ante los resultados que por todas partes se manifiestan, no es
posible la duda.
La situación general de Europa me parece ahora peor que
nunca: dentro de poco no podréis juzgarla de otro modo. Europa
se muere porque le falta un verdadero hombre de Estado:
t^do podía salvarse, y, sin embargo, todo se perderá. La concordia
, de donde debía venir la salud, no es lo que debía ser :
veréis cómo los piratas hacen que surjan las dificultades que
dividen, y cómo los nuestros olvidan la cuestión revolucionaria,
única que tiene fuerza bastante para obligarnos á estar unidos.
Si algo pudiese consolarme, sería la benevolencia que aquí
se me otorga ; en realidad, es inusitada é inmerecida. Pero
nada de esto es capaz de disminuir ni ahuyentar mi tristeza, y
el deseo de dejar esto ocupa de nuevo mi ánimo.
Vuestro afectísimo,
1 \l\ Jccrcto Je confisciU'ii'in mencionado antes.
A^ALDEGAMAS.