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Infante muerto, José Piquer y Duart, 1855 - Museo del ...

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octubre, la reina visitó el Santuario de Atocha para pedir por un feliz alumbramiento. Aquel mismo mes se<br />

nombraron dos comisiones para buscar nodriza, siendo elegidas la segoviana Cecilia Pastor como Ama de<br />

Cámara, y de retén, María Vicenta de Valenciaga, natural de Azcoitia. Sin embargo, la urgencia <strong>del</strong> caso<br />

motivó que la infanta recibiese el pecho una sola vez de una tal doña Celestina Diego, a la que desde el día<br />

siguiente al <strong>del</strong> fallecimiento de aquélla se le acreditó pensión de Ama de Cámara, y a su hija, Dolores<br />

Diego Diego, otra correspondiente a hermana de leche de Su Alteza.<br />

El nacimiento había acontecido el 5 de enero de 1854, y aunque los primeros partes médicos<br />

fueron satisfactorios, horas después el Doctor anunciaba haber observado en la niña “una debilidad en el<br />

sistema nervioso que dificulta la acción de mamar”. La imprecisión de cuanto se escribió entonces impide<br />

conocer con exactitud la verdadera dolencia que causó la muerte de la infanta. Acaso los muchos médicos<br />

que lo discutieron no pudieron precisarla en realidad. Sea como fuere, un nuevo parte anunciaba al día<br />

siguiente haberse agravado notablemente el estado de la niña y, según el de las once de esa noche, el peligro<br />

persistía: “El Excmo. Primer médico de Cámara en unión de todos sus compañeros y <strong>del</strong> que suscribe no<br />

desamparan un instante al Augusto Niño, apurando los recursos de la ciencia para salvar su importante<br />

vida”. El día 8 consignaron que la enferma seguía igual, y ya al mediodía anunciaron el desenlace previsto:<br />

“Tengo el doloroso sentimiento de participar a V.E. … que la Serm. a Sra. Infanta recién nacida ha fallecido<br />

a las once y diez minutos de la mañana de hoy. Todos los esfuerzos de la ciencia, empleados por el Excmo.<br />

Sr. 1. er Médico de Cámara y demás médicos de la Real Casa y el que suscribe, no han sido por desagracia<br />

suficientes a dominar la índole y la intensidad de la dolencia…” 33 .<br />

El cadáver de la infanta de España estuvo expuesto al público en la Real Capilla desde las diez <strong>del</strong><br />

día 9 de enero, y fue trasladado al Panteón de El Escorial el día 12. Sobre su sepultura puede leerse: MARIA<br />

CHRISTINA, ELISABETH II FILIA.<br />

Ya hemos visto que el <strong>Infante</strong> <strong>muerto</strong> de <strong>José</strong> <strong>Piquer</strong> y <strong>Duart</strong> <strong>del</strong> <strong>Museo</strong> <strong>del</strong> Romanticismo retrata<br />

muy probablemente a esta infanta, tal y como escribió Pardo Canalís. Efectivamente, la obra está firmada<br />

en <strong>1855</strong>, un año después de la muerte de María Cristina, y con anterioridad a esa fecha, sólo ella y el<br />

Príncipe Luis habían nacido y fallecido enseguida. Ya ha quedado expuesto que <strong>Piquer</strong> realizó retratos de<br />

otro niño <strong>muerto</strong> cuyas diferencias con el <strong>del</strong> <strong>Museo</strong> <strong>del</strong> Romanticismo conducen a pensar que aquéllos (el<br />

de escayola de Patrimonio Nacional y el de bronce <strong>del</strong> <strong>Museo</strong> <strong>del</strong> Traje) corresponden al Príncipe Luis (o<br />

Fernando), y éste, así como el de mármol de Patrimonio Nacional, a la infanta María Cristina.<br />

EL PRÍNCIPE DE ASTURIAS DON ALFONSO FRANCISCO DE BORBÓN<br />

El 28 de noviembre de 1857, Isabel II al fin traía al mundo el ansiado heredero al trono, el príncipe<br />

Alfonso Francisco, que diecisiete años después sería Alfonso XII. Eran las diez y cuarto de la noche cuando<br />

la Duquesa de Alba, Camarera Mayor, salía de la habitación contigua a la Cámara regia, anunciando el<br />

alumbramiento de un varón al Presidente <strong>del</strong> Consejo. Las salvas, las campanadas y los faroles rojos de<br />

Palacio y <strong>del</strong> Ministerio de la Gobernación anunciaron la buena nueva a los madrileños, que pronto<br />

animaron las calles celebrándola, sin prescindir por ello de su mordaz ingenio, pues algunos llamaban al<br />

recién nacido “el Puigmoltejo” por atribuir su paternidad al Oficial de Ingenieros don Enrique Puigmoltó y<br />

Mayans. Gran revuelo causó en la Corte este hecho hasta que al fin el favorito de la reina se trasladó a<br />

Valencia, y el rey regresó a Palacio junto a ella, que a su vez comenzó los ejercicios espirituales acordados 34 .<br />

Sin embargo, algunos autores refieren cómo, a raíz de hacerse pública tal paternidad, Francisco de Asís<br />

pretendió romper el protocolo y ausentarse de las ceremonias oficiales de presentación <strong>del</strong> Príncipe, nuevo<br />

chantaje a su esposa con el que sin duda habría deslegitimado definitivamente al recién nacido. Pero a<br />

petición de la reina, Sor Patrocinio le convenció para no hacerlo 35 .<br />

33 Ibidem, p. 304.<br />

34 Ibidem, pp. 308 y ss.<br />

35 Cfr. VILCHES GARCÍA, Isabel II: Imágenes de una reina, op. cit., p. 136 y BURDIEL BUENO, I., Isabel II, una biografía (1830-1904), op.<br />

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