Formato PDF - Central Lechera Asturiana SAT
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28<br />
Una José Antonio Mases<br />
Quintana<br />
“El viernes, al oscurecer, fue la despedida. Vino un encargado<br />
del rematante de Castilla por la res. Pagó; bebieron un<br />
trago Antón y el comisionado, y se sacó a la quintana la Cordera”.<br />
Así describe Clarín el emotivo trance en que la vaca<br />
vendida dice adiós al espacio familiar ---tanto para el animal<br />
como para sus amos--- que hasta entonces significó el avezado<br />
entorno cotidiano, camino del establo o de regreso a él,<br />
tras su ración de pasto verde en el prado Somonte.<br />
Pocos supieron captar con más propiedad que nuestro gran<br />
escritor el verdadero espíritu de la quintana, ese entrañable<br />
ámbito aldeano que ampara un grupo de viviendas, hórreos,<br />
huertos, cuadras y tenadas, todo ello emplazado y dispuesto<br />
al mejor provecho del labrador. Si la antojana es la pequeña<br />
porción de terreno que se expande inmediatamente antes de<br />
la puerta de la casa o del hórreo y el establo anejos, la quin-<br />
EL CORREO. AÑO 2012<br />
tana es el solar de varias viviendas, hermanadas en un paraje<br />
común que organiza y cumple las faenas del día, cuyos menesteres<br />
requieren brazos y pericia precisos.<br />
El hombre de la casa dispone aquí, en el corazón de la quintana,<br />
el carro y los aperos de labranza, adereza la colmena que<br />
habrá de acoger el enjambre, compone el espantajo que ha<br />
de ahuyentar las aves picoteadoras del sembradío y, a última<br />
hora del día, al amparo de la higuera breval colmada de fruto,<br />
cabruña la guadaña para la siega del amanecer siguiente.<br />
Ella, la mujer de la casa, sierva y señora, ocupa horas y desvelos<br />
en la providencia del guiso del día, dedica tiempo y esmeros<br />
a la colada, zurce la ropa maltrecha, atusa el pelo del<br />
rapaz que anda a la escuela de primeras letras y, cuando él<br />
se lo demanda, echa una mano al esposo que labra, avienta