INFUNDIBULO CRONOSINCLASTICO
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años a menos que, socialmente, y esto es muy frecuente en la mayoría de los casos, no<br />
encontremos con ellos en un terreno neutral. Mientras tanto, no contamos con semáforos en<br />
Costa de Oro, ni nombres de calles, excepto la avenida Costa de Oro y el chiste es no<br />
seguirse hasta el mar.<br />
¿Son los Torreblanca amigos nuestros? No precisamente.<br />
Nadie más cuenta con “amigos” en el sentido etimológico de esa palabra. En la zona<br />
residencial de Costa de Oro, todos somos relativamente nuevos y un buen número de<br />
quienes no terminamos de pagar el enganche todavía, estamos planeando mudarnos otra<br />
vez. (Por supuesto que hay moradores en esta área que son considerados decanos. Estos<br />
pueden recordar incluso cuando Plaza Mocambo era un oasis de dos puertas –norte y sur-<br />
nada más y, del otro lado, la “playa privada” mejor conocida como el “médano del perro”).<br />
Por ende, la mayoría de nosotros –residentes- no tenemos la preocupación por tener (o ser)<br />
amigos, pero somos técnicamente amistosos y somos todos muy, muy sociales.<br />
Los Del Peón, por ejemplo, hicieron las paces con los Torreblanca a los pocos días<br />
de su arribo. En ellos fluye una simpatía discreta, solvente, altamente codiciada, atractiva,<br />
que casi inmediatamente les llevó a formar parte del Club de Leones, A. C., al igual que la<br />
prestigiosa membresía del Club Brittania. El señor Del Peón llega al puerto un año antes de<br />
mudar a toda su familia desde Tehuacán, Puebla ¿O se refirió a Toluca?, para tomar la<br />
subgerencia de ventas de la empresa Bimbo del Golfo, S.A, y, posteriormente, ascender al<br />
puesto de gerente haciéndose rosca. En tanto que, su gentil esposa, en “carrusel de<br />
jengibre y canela real” de dos piezas, con bordados al tono, recientemente ha hecho a un<br />
lado sus labores de casa para dedicar la mayor parte de su tiempo a la señora Mantecón, en<br />
un muy blanco “Everest” con cuello de encaje inglés, en las brigadas de promoción al voto<br />
de su marido. Esfuerzo inútil puesto que la dama habla a nombre de todas las voluntarias<br />
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