MEMORIA: Estudio Impacto Ambiental CN JUCAR - Ministerio de ...

PROYECTO PARA LA CONSTRUCCIÓN DEL CAMINO NATURAL DEL RÍO JÚCAR Anejo nº 8: Estudio de Impacto Ambiental
Los arrozales suelen ocupar antiguos espacios lacustres y palustres sobre cuencas deprimidas que fueron
bonificadas desde la época medieval y moderna. Por último, la restinga litoral de Sueca y Cullera separada
en dos sectores por la montaña de Cullera les Rabosses es el espacio donde la colonización agraria fue
más tardía.
Para comprender la formación del paisaje natural de la Ribera Baja es necesario analizar la evolución
geomorfológica a partir de registros sedimentarios a lo largo de la llanura. La transgresión o máximo nivel
marino flandriense de hace más de 6.000 años inundó buena parte del espacio litoral penetrando por los
antiguos encajamientos fluviales del Júcar. La zona costera se transforma en un continuo de estuarios,
bahías y albuferas de aguas salobres. Esta cubeta estuarina donde afluían los ríos Júcar y Turia se
convierte en un "estuario-barrera" de morfología alargada, estrecha y paralela a la costa.
La estabilización del nivel marino durante el Holoceno medio y el aporte fluvial del Júcar propició la
formación de un delta interior extensivo por aporte de sedimentos finos con una gran variedad de ambientes
transicionales. Las lagunas, pantanos y turberas que conforman la llanura costera del Júcar durante el
Holoceno inferior-medio van quedando enterrados por depósitos fluviopalustres y deltas de rotura de orilla
formando secuencias de aluviones finos que se adelgazan desde las orillas hacia las zonas bajas laterales.
Durante el Holoceno superior, tras la fase temprana de relleno de las albuferas por deltas lacustres, se
produce un cambio de estilo fluvial que origina la formación del cinturón de meandros del Júcar. Las zonas
interiores de estas cuencas corresponden a otro tipo de subambiente, las lagunas de influencia fluvial (de
agua dulce). Se trata de ambientes pantanosos y turberas que actúan como cuencas de inundación y
además están alimentados por manantiales y fuentes (ullals). El relleno de estas áreas palustres por
sedimentos de inundación se produce muy lentamente a lo largo de periodos mucho más largos (milenios).
Progresivamente, la elevación de las crestas aluviales del cinturón de meandros va dejando deprimidas las
áreas palustres con sus zonas más hondas junto al límite de los depósitos de piedemonte del límite
occidental.
Por otro lado, la evolución de la línea de costa sigue un modelo de costas de bajo gradiente dominadas por
el oleaje en un mar micromareal.
A lo largo del último milenio, el aporte fluvial y el apilamiento de barreras progradantes arenosas sellaron
progresivamente la restinga y aislaron la Albufera de la influencia marina. El cierre de la restinga de la
Albufera podría estar muy avanzado hacia la época medieval.
Consecuencia de esta compleja evolución espacial y temporal reciente, la Ribera Baja mostraba en época
histórica previa a la puesta en cultivo, una gran diversidad de ambientes propios de los humedales costeros.
Estos paisajes fueron desapareciendo a la vez que se expandía el cultivo del arroz y los sistemas de
irrigación y drenaje. Entre los subambientes que podemos señalar se encontrarían lagunas y estanques, a
menudo asociados a pequeños manantiales o ullals. En torno a ellos se producía una gradación de
espacios palustres de agua dulce y salobre, más o menos someros, que de forma transicional pasarían a
prados sólo inundados estacionalmente, aunque con niveles freáticos muy someros.
La morfología del cauce del Júcar es bien diferente en la Ribera Baja debido a la proximidad del nivel de
base general y a la existencia de azudes (azud de Sueca, azud de Cullera y azud de la Marquesa). Aguas
abajo, a medida que nos acercamos a Cullera, las orillas cada vez destacan menos sobre el nivel de aguas
bajas y la sección mojada es más ancha y profunda. Entre el azud de Cullera y la desembocadura el lecho
del río está por debajo del nivel del mar. Existen dos meandros estrangulados durante la época medieval y
moderna entre Cullera y Sueca (Tol.loy Alcorcoix) cuyo trazado está bien remarcado en el parcelario. La
preservación de las vaguadas de dichos meandros se puede explicar por las bajas tasas de acreción en la
llanura costera.
Los marjales ocupan el espacio de transición entre la laguna de la Albufera y los diques aluviales del Júcar
y se definen topográficamente por pendientes reducidas, aunque en muchos sectores son semejantes a las
del promedio de la llanura de inundación (1 m por kilómetro). Hidrológicamente son áreas de
almacenamiento de flujos de inundación y con freáticos próximos a la superficie del suelo. Por esta razón
son frecuentes los manantiales o ullals que en situación natural se concentrarían cerca del margen
pliopleistoceno y en la ruptura de pendiente situada en el contacto con los diques aluviales.
La expansión histórica del arrozal incluyó espacios de secano y, al contrario, zonas de marjal fueron
desecadas y transformadas en huertos.
Los huertos tienen cultivos de frutales, como naranjos, granados o palmas. Los marjales actuales de la
Albufera constituyen un espacio que originalmente englobarían muchos subambientes. Encontraríamos
antiguas lagunas o albuferas de agua salada o salobre, pantanos inundados estacionalmente, pequeñas
balsas o estanques artificiales, saladares, prados y ambientes con vegetación diversa en función de la
salinidad.
El ámbito del marjal sur del Júcar queda definido geomorfológicamente por su posición deprimida entre los
diques del Júcar, la restinga arenosa litoral y el reborde coluvial de los relieves montañosos sobre los que
se sitúan Benicull, Corbera, Llauríy Favara. El espacio queda enmarcado por dichos términos y los de Riola,
Polinyá del Xúquer, Fortaleny y Cullera. Topográficamente corresponde a una zona prácticamente llana
aunque con suave pendiente hacia el sur y situada a cotas próximas al nivel del mar lo que permite
diferenciarlos de la parte distal de los diques aluviales.
Los diferentes ambientes naturales que caracterizaban los marjales del sur del Júcar fueron
transformándose desde la Edad Media mediante obras de drenaje y terraplenamiento o aterramiento que no
se completaron hasta pasada la Edad Moderna.
Destaca en la unidad su elevada intervisibilidad, debido al relieve totalmente llano y a la escasa altura de
estos cultivos, que en ningún caso suponen obstáculos a la visión. En toda esta área, prácticamente el
único límite a la visibilidad lo constituyen las zonas urbanizadas, y alguna infraestructura como pueda ser la
N-332. Esta visibilidad se ve reducida drásticamente en los campos de cítricos que se sitúan en ocasiones
en el perímetro de la unidad, sirviendo de límite a la misma.
Los campos de arroz destacan en el ámbito analizado debido a sus importantes variaciones estacionales,
de acuerdo con el ciclo de cultivo, y especialmente por la presencia temporal de agua en superficie, que
dota de gran calidad a las vistas. Ésta es prácticamente la única variación temporal en la Unidad, ya que
debido a su carácter de espacio protegido permanece en general al margen de grandes desarrollos
urbanísticos que supongan transformaciones a gran escala en su paisaje.
Por otra parte, las principales acequias y azarbes transportan en ocasiones importantes caudales, y
aquellas de una apariencia más naturalizada se comportan a nivel paisajístico como pequeños cauces,
constituyendo puntos de interés. Los importantes valores ambientales del parque permiten que la
observación de avifauna sea un valor añadido en la contemplación de este paisaje. Finalmente, señalar
como puntos de elevado interés, los ullals que se localizan dentro de la unidad.
Se trata de una unidad altamente antropizada pero que mantiene elementos naturalizados como la Albufera
y los marjales de gran valor ambiental y paisajísitico. Alta densidad de población debido a la alta aptitud
agraria y turística de la unidad.
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