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La Jabar del Nómada - núm. 29 - marzo 2011
dos los que se encontraban de patrulla.
No deja de ser pintoresco, sobre todo visto desde
2011, el esfuerzo del Teniente Pagador por pagar,
por ejemplo, a la Ferga de camellos en Zug la nómina
del mes, sacando el dinero del sandú sin que se
volaran los billetes con el aire para, a continuación,
recoger los recados y dinero de cada uno para hacerles
los ingresos bancarios a esposas, colegios etc. La
aplicación práctica fue que, al poco tiempo, las
pagas de los miembros de las patrullas se dejaban en
la Base o, alternativamente, el día del pago estaban
presentes en la misma.
Limitado el problema al personal de las Bases,
solo quedaba la identificación plena de los soldados
saharauis dado su firma con un «jenifiser» resuelta
con la presencia, en el momento del pago, de un sargento
nativo.
Pero el problema mayor quizás estuviera en que
la falta de sargentos, por cambios de destino, ascensos
y permisos, hacía que, en muchas ocasiones, el
brigada de administración se turnaba con ellos
haciendo patrullas y las liquidaciones las dejaban en
manos de un sargento que no podía responder a las
incidencias normales en las mismas porque no había
intervenido la mayor parte del mes, lo que suponía
dejar dependencias pendientes de liquidar, lo cual
complicaba la gestión y disminuía la liquidez por
aumento del «papel pendiente». Estas dificultades
añadidas motivadas por el cambio de interlocutores,
Sáhara
No es la
noche, es el
“siroco”
llevaban al Pagador a la necesidad de redoblar los
esfuerzos por extremar el control; cruzar datos entre
liquidaciones, organizarse su propio Libro de
Depósitos interno para aceptar/rechazar cargos etc.
En definitiva profundizar en el «oficio» de
Intendente y «crecer» profesional mente pues también
el aislamiento en el desempeño de la función
respecto del resto de los compañeros del Cuerpo, te
obligaba a estar en disposición de contestar a todo
tipo de cuestiones relacionadas con temas económico-administrativos.
El ciclo mensual empezaba los últimos días del
mes yendo, en mi caso, al Banco Exterior de España
en Villa Cisneros a retirar el dinero necesario para el
pago de las nóminas para, a continuación, hacer el
recorrido por todas las Bases. Hay que destacar que
la patrulla del Pagador a menudo era «multifunción»
pues se aprovechaba para llevar mecánicos de automóviles,
personal de transmisiones, peluquero etc. y,
en ocasiones, me acompañaban el médico, el veterinario
y el cura. Esto hacía que fuéramos siempre
bien recibidos por los muchos servicios que prestábamos
destacando por encima de todos ellos, los de
«Jabara», que creo eran los mas apreciados.
Recuerdo largas charlas con los oficiales de las
Bases hasta altas horas de la noche.
A la vuelta de las Bases, elaborábamos la nómina
del mes siguiente y nos desplazábamos en estafeta
(DC.3) a El Aaiún a liquidar con nuestro capitán
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