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Descargar - Hermandad Veteranos Tropas Nomadas del Sáhara

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La Jabar <strong>del</strong> Nómada - núm. 29 - marzo 2011<br />

Desde la Avenida marítima de Santa Cruz y a las<br />

puertas <strong>del</strong> Cuartel nos habían trasladado al aeropuerto<br />

de Los Rodeos y ya volábamos hacia Sidi-<br />

Ifni. Al parecer, presiones y amenazas de tipo local<br />

apoyadas por Marruecos, estaban creando desórdenes.<br />

Recuerdo que la Compañía y su pequeño apoyo<br />

logístico precisó de 6 aviones y también que uno de<br />

ellos se nos quedó en Fuerteventura. Al tanto de mi<br />

sección y <strong>del</strong> primer servicio que me encomendaron,<br />

no pude enterarme de cómo se incorporaron a la unidad<br />

los que ocupaban aquel avión.<br />

Durante casi dos meses realizamos servicios de<br />

protección en algunos puntos sensibles de la zona,<br />

mucha instrucción táctica y ejercicios de tiro casi<br />

diariamente.<br />

Según "la jabar" y noticias que corrían por el desierto,<br />

durante las noches se temían ataques por sorpresa<br />

de guerrilleros marroquíes y se sabía que, perfectamente<br />

adaptados al desierto, su táctica era permanecer<br />

escondidos de día y utilizar la noche para<br />

penetrar en los acuartelamientos y pasar a cuchillo a<br />

sus habitantes. En cualquier caso, la emboscada,<br />

como desgraciadamente lograrían unos meses después<br />

en la bandera de la Legión de Edchera. (42<br />

muertos y 55 heridos el 13 de enero de 1958) y, mas<br />

tarde en el mismo año, un Batallón expedicionario<br />

<strong>del</strong> Regimiento de Infantería Guadalajara número 20<br />

en la costa de Ifni-Cabo Juby.<br />

Endurecer la disciplina y algún castigo ejemplar,<br />

fué la norma en aquellos dias. Aquel soldado, que se<br />

había dormido en la segunda imaginaria, escaló por<br />

dos veces las laderas <strong>del</strong> Bulalam con todo el equipo,<br />

a pleno sol y <strong>del</strong>ante de sus compañeros de instrucción.<br />

Nunca sabremos si aquel exceso de celo<br />

nos salvó la vida y que, nuestra presencia junto a<br />

Tiradores de Ifni, dio lugar a cierta disuasión en<br />

aquellas amenazas.<br />

El 30 de Mayo, de nuevo con urgencia y en avión,<br />

mi sección es trasladada a Villa Bens con la misma<br />

misión de ampliar la seguridad en la zona.<br />

Allí se inicia mi pequeña odisea. Mi sección fué<br />

transportada en avión desde Ifni y solo fueron cuatro<br />

días los que estuvimos en Villa Bens, pero aun tuve<br />

tiempo de casi armar la guerra yo solito. La sección<br />

se mantenía en retén y aquella tarde la Autoridad <strong>del</strong><br />

Gobierno nos cedió el cine de Villa Bens para ver<br />

<strong>Sáhara</strong><br />

una película. Aún recuerdo<br />

el título, "Caravana de<br />

mujeres". Escogí en el<br />

patio de butacas la fila 15<br />

para mí y mi plana<br />

mayor, repartí la sección<br />

y algún personal de la<br />

guarnición y accedí a que<br />

gran cantidad de personal<br />

civil de Villa Bens, o sea<br />

personal musulmán, ocuparan<br />

la zona superior <strong>del</strong><br />

clásico "gallinero". Todo<br />

normal y lógico.<br />

Cuando llegó el descanso y casi todo el mundo<br />

salimos al hall principal <strong>del</strong> cine para fumar un cigarrillo,<br />

un nutrído grupo de muslines, islamistas o<br />

musulmanes, con vestimenta azul y ostentosa, pasaron<br />

entre nosotros con ciertas Ínfulas y aires de superioridad<br />

hasta entrar en el patio de butacas. Sin<br />

hacer mucho caso, pues el cine estaba medio vacio,<br />

terminamos el cigarrillo y las charlas antes de volver<br />

a nuestro sitio.<br />

¡Mi teniente! ¡Que se han sentado en nuestros<br />

sitios y no atienden a razones, incluso sus guantes y<br />

su gorro estan en el suelo! ¿Qué hacemos?<br />

Recordé que efectivamente, al levantarme de mi<br />

sitio en la fila 15, mis guantes y el gorro habían quedado<br />

en el asiento y que probablemente mi pequeña<br />

plana mayor y escoltas habrían hecho lo mismo con<br />

sus prendas de cabeza. Ya en el interior, intenté contemporizar<br />

y hacerles entender que eran nuestros<br />

sitios, pero tropecé con una displicencia y algo parecido<br />

a un desprecio insultante. Sin entender su idioma<br />

y solo al tanto de una actitud de silencio y querer<br />

ignoramos, la tensión empezó a subir. Contuve a mis<br />

hombres y esperé la reacción de aquellos "notables"<br />

cuando algún personal de la guarnición, que entendían<br />

perfectamente su idioma, les advirtió <strong>del</strong> error<br />

pidiéndoles que se sentaran dos o tres filas más atrás.<br />

Ante la callada por respuesta, su mirada al frente<br />

y cierta beatitud irónica, mi bocinazo de ¡fuera de<br />

aquí! retumbó en el cine; mi cabo 1º Morales cogió<br />

por el brazo al que tenía más cerca y de un tirón lo<br />

sacó <strong>del</strong> asiento lanzándolo al pasillo. El silencio<br />

que se había producido después de aquel bocinazo,<br />

fue sustituido por una algarabía incomprensible de<br />

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