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Comentarios a la Biblia litúrgica. NT - Varios autores

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PRIMERA CARTA A LOS TESALONICENSES 1898<br />

Una comunidad cristiana no <strong>la</strong> convoca un hombre, sino Dios<br />

l,l-5b y l,5c-10 (l,2b-5.8b-10).<br />

Cuando Pablo y sus compañeros dicen: "Siempre estamos<br />

dando gracias a Dios por todos vosotros", muy probablemente<br />

se refieren a <strong>la</strong> celebración eucarística ("dar gracias" = "aujaristein").<br />

Con esto quieren significar que el elemento aglutinante de<br />

<strong>la</strong> asamblea cristiana es precisamente <strong>la</strong> eucaristía, <strong>la</strong> cual no<br />

puede considerarse so<strong>la</strong>mente de una manera vertical —unión<br />

con Dios—, sino también y muy principalmente de una manera<br />

horizontal: solidaridad entre todas <strong>la</strong>s comunidades cristianas.<br />

Ahora bien, para que entre <strong>la</strong>s comunidades cristianas haya una<br />

solidaridad es previamente necesario una información mutua.<br />

Una comunidad que se encierre en sí misma con el pretexto de<br />

que únicamente le interesa su re<strong>la</strong>ción con Dios empieza por ello<br />

mismo a dejar de ser cristiana.<br />

La información que Pablo tiene sobre <strong>la</strong> comunidad de Tesalónica<br />

es valorada de una manera concreta: "<strong>la</strong> actividad de<br />

vuestra fe, el esfuerzo de vuestro amor y el aguante de vuestra<br />

esperanza". La "fe" para san Pablo no es simplemente un asentimiento<br />

intelectual, sino toda una actitud vital del hombre, que<br />

incluso abarca su dimensión comunitaria, hasta tal punto que<br />

algunas veces "fe" equivale a "comunidad de creyentes" (2 Cor<br />

1,24).<br />

El amor igualmente no es meramente un suspiro romántico,<br />

sino que implica todo un esfuerzo para realizar una situación<br />

donde no exista el odio, <strong>la</strong> explotación y <strong>la</strong> opresión.<br />

Igualmente <strong>la</strong> esperanza no es una mera espera, puramente<br />

pasiva, sino un esfuerzo continuado por mejorar el mundo en<br />

el que vivimos: para ello indudablemente hace falta mucho<br />

"aguante".<br />

El porqué de esta espléndida situación de <strong>la</strong> comunidad tesalonicense<br />

se debe al hecho de que <strong>la</strong>s cosas pasaron como<br />

debían pasar: "el evangelio no llegó a vosotros sólo con pa<strong>la</strong>bras,<br />

sino, además, con poder del Espíritu Santo y convicción<br />

profunda". Una comunidad cristiana no se convoca por <strong>la</strong> ini-<br />

1899 PRIMERA CARTA A LOS TESALONICENSES<br />

ciativa de un hombre, sino por el hecho misterioso de <strong>la</strong> l<strong>la</strong>mada<br />

de Dios.<br />

Este hecho de <strong>la</strong> convocatoria divina no agrada, en punto de<br />

partida, a los ordinarios poderes humanos. Así se explica que el<br />

cristianismo, en sus primeros tiempos de difusión, no pudo contar<br />

con <strong>la</strong>s facilidades que para <strong>la</strong> época ofrecían los medios de<br />

comunicación oficiales. Sin embargo, el Evangelio —como dice<br />

Pablo— "corría de boca en boca", con esa celeridad con que<br />

transitan misteriosamente <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras de liberación dentro de<br />

un compacto sistema de opresión.<br />

No podemos, pues, olvidar que el Evangelio fue desde el principio<br />

una especie de literatura c<strong>la</strong>ndestina que pudo transmitirse<br />

por <strong>la</strong> cuenca del Mediterráneo gracias a <strong>la</strong> audacia y valentía<br />

de aquellos pequeños comerciantes —como el propio Pablo—<br />

que aprovechaban su incesante itinerario por <strong>la</strong>s costas y el interior<br />

para ir llevando de un <strong>la</strong>do para otro no so<strong>la</strong>mente <strong>la</strong> Buena<br />

Noticia del Evangelio, sino <strong>la</strong>s buenas noticias de su fácil y rápida<br />

propagación entre los ambientes de <strong>la</strong>s c<strong>la</strong>ses bajas principalmente.<br />

El día que el Evangelio tenga que pactar con los fuertes poderes<br />

constituidos para obtener de éstos <strong>la</strong>s facilidades técnicas<br />

para <strong>la</strong> difusión tendrá que verse obligado a pagar una fuerte<br />

franquicia que pondrá en peligro <strong>la</strong> pureza misma del Mensaje<br />

de Cristo.<br />

Por eso, habría que examinar constantemente <strong>la</strong> utilidad de<br />

que <strong>la</strong> Iglesia como tal se embarque en empresas publicitarias y<br />

renuncie al viejo cauce del "cuchicheo" c<strong>la</strong>ndestino o semic<strong>la</strong>ndestino.<br />

Efectivamente, nunca ha tenido tanta, tan rápida y tan barata<br />

difusión una homilía religiosa que cuando ha sido considerada<br />

como peligrosa para el orden (o desorden) establecido. Todos se<br />

<strong>la</strong> pasan de mano en mano, y <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra de Dios corre con aquel<strong>la</strong><br />

misma celeridad, con que corría en tiempos de <strong>la</strong> primera<br />

evangelización eclesial, de <strong>la</strong> que nos hab<strong>la</strong> aquí san Pablo en su<br />

carta a <strong>la</strong> comunidad de Tesalónica.

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