Comentarios a la Biblia litúrgica. NT - Varios autores

PRIMERA CARTA A LOS CORINTIOS 1776
hacían un signo de liberación, sino de justificación de la opresión,
ya que "se avergonzaba a los que no tienen".
Pablo mismo no sabía las consecuencias de aquella amalgama
cultual, insólita en los demás ritos. Efectivamente, había
templos y liturgias para ricos, y templos y liturgias para pobres:
para libres y para esclavos, para los de una raza y para los de
otra. Sin embargo, el hecho de amalgamar a todos en la misma
asamblea cultual tendía de suyo a la denuncia efectiva de las
diferencias sociales que separaban a los participantes del mismo
rito.
Los carismas son de todos
l2,3b-7.12-13 y 12,12-14.27-31a (12,12-13/12,4-11/12,4-13/12,
12-30/12,12-22.24b-27).
Pablo quiere que los corintios no sigan viviendo en la ignorancia
acerca de los dones del Espíritu. Ciertos trasportes entusiásticos
religiosos pueden ser verdaderos o falsos. Cuando ellos
—los corintios— eran paganos, eran también "elevados" o "arrebatados
con respecto a los ídolos mudos", pero de una manera
desviada. Por consiguiente, no cualquier fenómeno de transporte
o arrebato místico es de suyo auténtico. Habrá, por tanto, que
recurrir a otros criterios más objetivos y racionales, como es el
análisis de la doctrina. Por eso, lo interesante es averiguar si el
carismático es un creyente auténtico, o sea, si admite verdaderamente
a Jesús como Señor.
Estos "carismas" o "dones" provienen de un solo Espíritu y,
por tanto, no pueden ser motivo de ruptura o disensiones entre
los usuarios. Es inútil querer buscar fronteras definidas entre los
diversos carismas que enumera Pablo. La diversiad de los dones,
sobre la que tanto insiste, parece indicar que el cristiano no recibe
el Espíritu Santo en abstracto, sino siempre bajo la forma de
una aptitud concreta que debe poner a disposición de la Iglesia.
Incluso a veces se trata de los carismas en un sentido tan amplio
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PRIMERA CARTA A LOS CORINTIOS
que cada cristiano, aun el más modesto, es considerado como
poseedor de un "don" útil a la comunidad (12,22).
Pablo enumera varios carismas: la "fe" parece referirse a la
llamada "fe de los milagros", capaz de realizar gestos asombrosos.
La "profecía" sería algo asi como nuestra predicación, ya
que su finalidad es "construir, exhortar". El "hablar en lenguas"
es ciertamente hablar un lenguaje desconocido o menos conocido;
no necesariamente se refiere al fenómeno pentecostal. En las
religiones de misterios era frecuente usar en el culto un lenguaje
arcaico y arcano, que se llamaba precisamente "lengua" ("glossa").
Esta unidad en la diversidad es tan necesaria a la Iglesia como
la unidad de los órganos en un organismo. Para ello Pablo recoge
la fábula del cuerpo y de los miembros, muy conocida en la
antigüedad, que el tribuno Menenio Agripa contó a los plebeyos
de Roma, que, descontentos de su situación social inferior,
habían ido a la huelga retirándose al Monte Sacro. Sin embargo,
Pablo da a la famosa fábula un giro distinto: no es tanto una
rebelión posible de los miembros inferiores lo que él teme, cuanto
el orgullo de los "superiores", que, además, se disputaban quizá
entre ellos la excelencia de sus dones respectivos.
Según esta nueva perspectiva paulina, los miembros "superiores"
del cuerpo —como son el ojo y la cabeza— no pueden prescindir
de la colaboración de los de menos categoría —como las
manos y los pies—, sino todo lo contrario, los miembros que
parecen más débiles son igualmente necesarios.
Por consiguiente, los dirigentes de la comunidad no son unos
meros distribuidores de energía vital, sino que están obligados a
buscar en los inferiores el enriquecimiento y la plenitud del propio
ser. Con ello Pablo condena absolutamente la tiranía y el
paternalismo en el interior de las comunidades eclesiales.
Esta horizontalidad de las tareas comunitarias ha sido rota
frecuentemente por el excesivo y rígido verticalismo de unos responsables
o dirigentes que asumían para sí la posesión de todos
los dones. La "obediencia ciega", tal como se ha predicado en
muchas escuelas ascéticas, es la ruptura de la comunidad como
tal y la inauguración de la dictadura religiosa, la más perniciosa