Miguel de Unamuno y Don Quijote. - Asociación de Academias de ...
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su verdad, su fe, y <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rla. La mentira envuelve y agarrota las almas <strong>de</strong> esta casa <strong>de</strong><br />
borregos modorros, estúpidos por opilación <strong>de</strong> sensatez 24 .<br />
«Así», el adverbio que confirma la fe unamuniana en un i<strong>de</strong>al; así, «en voz alta»,<br />
frente a la vida y a los vivos, para afirmar sin miedos lo que la sangre acongojada grita,<br />
es <strong>de</strong>cir, la verdad <strong>de</strong>l alma, para <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rla «a puñetazos y a coces», y hasta «sufrir por<br />
ella» 25 porque «es lo que hace vivir, no lo que hace pensar» 26 :<br />
Ese valor es el que necesitamos en España, y cuya falta nos tiene perlesiada el<br />
alma. Por falta <strong>de</strong> él no somos fuertes, ni ricos, ni cultos; por falta <strong>de</strong> él no hay<br />
canales <strong>de</strong> riego, ni pantanos, ni buenas cosechas; por falta <strong>de</strong> él no llueve más<br />
sobre nuestros secos campos, resquebrajados <strong>de</strong> sed, o cae a chaparrones el agua,<br />
arrastrando el mantillo y arrastrando a las veces las viviendas 27 .<br />
Sin duda, Vida <strong>de</strong> <strong>Don</strong> <strong>Quijote</strong> y Sancho es una meditación sobre su yo y sobre su<br />
España; como en todos sus libros, un diálogo hondo y agónico entre la razón y la fe, esa<br />
fe que por obra <strong>de</strong> la voluntad crea lo que no pue<strong>de</strong> verse. «El mundo es tu creación» 28 ,<br />
le dice a don <strong>Quijote</strong>, y éste pue<strong>de</strong> parir su mundo porque está el mundo <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> él, la<br />
España <strong>de</strong> sus soleda<strong>de</strong>s, la que lo hace poeta, y ser poeta —como bien dijo Fernando<br />
Pessoa— «no es una ambición», es la manera <strong>de</strong> estar solo.<br />
Para ser inmortal, para seguir siendo —<strong>Unamuno</strong> no quiere morir porque sufre <strong>de</strong><br />
razón—, el hombre, que siempre en estado <strong>de</strong> <strong>de</strong>sesperación trascen<strong>de</strong>nte mata a Dios<br />
con la razón, <strong>de</strong>be resucitarlo con la voluntad. Y el don <strong>Quijote</strong> <strong>de</strong> <strong>Unamuno</strong>,<br />
«continuo vértigo pasional» 29 , símbolo <strong>de</strong> la España profunda, <strong>de</strong> la tradición que no<br />
<strong>de</strong>be morir, es vida intrahistórica.<br />
La clave <strong>de</strong> la obra Vida <strong>de</strong> <strong>Don</strong> <strong>Quijote</strong> y Sancho se encuentra entre líneas, ya<br />
avanzado el texto: «...la historia <strong>de</strong>l ingenioso hidalgo fue, como en realidad lo fue, una<br />
historia real y verda<strong>de</strong>ra, y a<strong>de</strong>más eterna, pues se está realizando <strong>de</strong> continuo en cada<br />
uno <strong>de</strong> sus creyentes» 30 . Historia no sólo es ‘narración inventada’, sino también<br />
‘búsqueda’, una búsqueda que existe, por eso es verda<strong>de</strong>ra; una búsqueda que no tiene<br />
fin, por eso es eterna. Y hay creyentes porque hay fe, profesan la fe en don <strong>Quijote</strong>, son<br />
«los hijos <strong>de</strong> la luz» 31 . <strong>Unamuno</strong>, que pa<strong>de</strong>ce su propia búsqueda, es uno <strong>de</strong> ellos:<br />
Mi fe en don <strong>Quijote</strong> me enseña que tal fue su íntimo sentimiento, y si no nos lo revela<br />
Cervantes es porque no estaba capacitado para penetrar en él. No por haber sido su<br />
evangelista hemos <strong>de</strong> suponer fuera quien más a<strong>de</strong>ntró en su espíritu. Baste que hoy<br />
nos haya conservado el relato <strong>de</strong> su vida y hazañas 32 ;<br />
más aún, <strong>Unamuno</strong>, caballero andante <strong>de</strong> la palabra, es —como dijimos— don <strong>Quijote</strong>,<br />
el gran buscador, quiere serlo, y don <strong>Quijote</strong>, la reivindicación <strong>de</strong>l <strong>de</strong>smedido anhelo <strong>de</strong><br />
inmortalidad por la que tanto se angustiaba el escritor vasco. Éste se siente don <strong>Quijote</strong>,<br />
y el protagonista cervantino le da la oportunidad <strong>de</strong> andar palabras a<strong>de</strong>ntro hasta la raíz<br />
<strong>de</strong> su i<strong>de</strong>al: «Y el molido <strong>Don</strong> <strong>Quijote</strong> vivirá, porque buscó la salud <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> sí y se<br />
24<br />
Vida <strong>de</strong> <strong>Don</strong> <strong>Quijote</strong>..., Primera Parte, p. 302.<br />
25<br />
Ibí<strong>de</strong>m, p. 304.<br />
26<br />
Ibí<strong>de</strong>m, Segunda Parte, p. 447.<br />
27<br />
Ibí<strong>de</strong>m, Primera Parte, p. 305.<br />
28<br />
Ibí<strong>de</strong>m, Segunda Parte, p. 447.<br />
29<br />
«El sepulcro <strong>de</strong> <strong>Don</strong> <strong>Quijote</strong>», p. 150.<br />
30<br />
Vida <strong>de</strong> <strong>Don</strong> <strong>Quijote</strong>..., Primera Parte, p. 252.<br />
31<br />
Ibí<strong>de</strong>m, p. 309.<br />
32<br />
Ibí<strong>de</strong>m, pp. 256-257.<br />
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