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Miguel de Unamuno y Don Quijote. - Asociación de Academias de ...

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afirmar que la Biblia la sustenta. Para corroborarlo, bastan las palabras <strong>de</strong>l Evangelio <strong>de</strong><br />

San Mateo (20, 28): «...el Hijo <strong>de</strong>l hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a<br />

dar su vida en rescate por muchos» 42 . No en vano <strong>Unamuno</strong>, en un dibujo que se<br />

conserva en su Casa Museo <strong>de</strong> Salamanca, representa a don <strong>Quijote</strong> crucificado en un<br />

árbol con cuatro clavos; el lanzón, apoyado sobre su brazo <strong>de</strong>recho; y a sus pies, como<br />

adorándolo, Sancho y Rocinante. Otra vez un silencio casi cristológico en la intención<br />

<strong>de</strong>l escritor vasco. Recor<strong>de</strong>mos estas palabras <strong>de</strong> Jean Guitton: «En el fondo, el arte <strong>de</strong><br />

leer bien, [...], consiste en componer una segunda Biblia para sí mismo, en leer la<br />

primera con inteligencia, y la segunda, la nuestra, con fe» 43 . <strong>Unamuno</strong> lee la obra<br />

cervantina con inteligencia y la interpreta con fe unamuniana.<br />

El que resucita «el ya olvidado ejercicio <strong>de</strong> la caballería aventurera» 44 sufre prisión<br />

en una jaula, pero no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> ser libre, pues no hay cárcel para los sueños ni para el<br />

pensamiento, y «todo es posible al que cree» 45 :<br />

Desea con ansia volar, aunque llevado en el encierro <strong>de</strong> una jaula y a paso <strong>de</strong> buey, y<br />

tu <strong>de</strong>seo hará que te broten alas, y la jaula se te ensanchará convirtiéndosete en<br />

universo y volarás por su firmamento. [...] no hay hombre capaz <strong>de</strong> enjaular a<br />

hombre 46 .<br />

Los <strong>de</strong>más, los <strong>de</strong>monios <strong>de</strong> cuerpos fantásticos, que no piensan, habitan la<br />

materialidad, la mentira, y se sustentan <strong>de</strong> la apariencia; don <strong>Quijote</strong>, <strong>de</strong>l espíritu. Los<br />

<strong>de</strong>más no sólo quieren sentir a Dios; insisten, en estado <strong>de</strong> pereza espiritual, en que les<br />

<strong>de</strong>muestren «matemáticamente su existencia», aun más, necesitan «tragárselo» 47 ; don<br />

<strong>Quijote</strong> ansía a Dios <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la pureza <strong>de</strong> su locura ética. Escribe <strong>Unamuno</strong>:<br />

El ser que eres no es más que un ser caduco y perece<strong>de</strong>ro, que come <strong>de</strong> la tierra y al<br />

que la tierra se lo comerá un día; el que quieres ser es tu i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> Dios, Conciencia <strong>de</strong>l<br />

Universo: es la divina i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que eres manifestación en el tiempo y el espacio. Y tu<br />

impulso querencioso hacia ese que quieres ser no es sino la morriña que te arrastra a tu<br />

hogar divino. Sólo es hombre hecho y <strong>de</strong>recho el hombre cuando quiere ser más que<br />

hombre 48 .<br />

En ser más que hombre —«trashombre», «sobre-hombre»— resi<strong>de</strong> la búsqueda <strong>de</strong><br />

don <strong>Quijote</strong>, su verda<strong>de</strong>ra historia. Como <strong>Unamuno</strong>, el héroe manchego quiere ser<br />

inmortal, el caballero inmortal, es <strong>de</strong>cir, más que un hombre. Por eso el mundo que lo<br />

ro<strong>de</strong>a se empequeñece en torno a su gigante figura y, a pesar <strong>de</strong> sus discursos, los que lo<br />

escuchan <strong>de</strong>saparecen, pues toma por invisible y fantástica la mundanería. Camina<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el mundo material hacia su yo ensoñado.<br />

¿Para quién habla don <strong>Quijote</strong>? Sin duda, para Sancho, que vive en él, que cree en él<br />

sin creerle. Y Sancho es la humanidad. Por eso, dice <strong>Unamuno</strong>:<br />

Con hombres no armados caballeros, con los que no lleven como tú encendida la<br />

lumbre <strong>de</strong>l seso, sino que reciben la luz <strong>de</strong>l reflejo, con ésos no discutas jamás, lector.<br />

Di tu palabra y sigue tu camino <strong>de</strong>jando que la roan hasta el hueso 49 .<br />

42<br />

Madrid, Biblioteca <strong>de</strong> Autores Cristianos, 1964, p. 1257.<br />

43<br />

Op. cit., p. 94.<br />

44<br />

<strong>Don</strong> <strong>Quijote</strong> <strong>de</strong> La Mancha, Primera Parte, Capítulo XLVII, p. 483.<br />

45<br />

Evangelio <strong>de</strong> San Marcos, 9, 23.<br />

46<br />

Vida <strong>de</strong> <strong>Don</strong> <strong>Quijote</strong>..., Primera Parte, pp. 315-316.<br />

47 Ibí<strong>de</strong>m, pág. 314.<br />

48 Ibí<strong>de</strong>m, p. 190.<br />

49 Ibí<strong>de</strong>m, p. 233.<br />

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