de José Juan Tablada - Dirección General de Bibliotecas - Consejo ...
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Las llaves <strong>de</strong> su casa<br />
Una temporada<br />
interminable<br />
Escenas <strong>de</strong> Don <strong>Juan</strong><br />
NÚMERO SEIS-SIETE / DICIEMBRE DE 1991-FEBRERO DE 1992 • 20000 PESOS<br />
Colaboran:<br />
Octavio Paz Mario Vargas Llosa<br />
Sergio Pitol Antonio Alatorre Eugenio Montejo
Caricatura <strong>de</strong> Miguel Covarrublal.
RICARDO YÁÑEZ<br />
D O S escenas<br />
Un burro <strong>de</strong> planchar y el vapor <strong>de</strong> la plancha<br />
entre el televisor y los ojos <strong>de</strong>l hombre cuya camisa<br />
se <strong>de</strong>senvuelve lenta como un tiempo<br />
en que el milagro <strong>de</strong>l amor ya no suele ocurrirle<br />
Tiembla la condición <strong>de</strong> estar casado<br />
con la lluvia marítima <strong>de</strong>l voy a naufragar<br />
Unas flores marchitas al centro <strong>de</strong> la mesa<br />
sobre el mantel manchado y el quebrado cristal <strong>de</strong>l te he querido mucho<br />
se le vienen encima a rasgos suaves<br />
como arañazos <strong>de</strong> un puñal que matar busca<br />
pero que in<strong>de</strong>cidido ejerce su propósito<br />
Hay una yerbabuena resguardándolo<br />
y un cachorro ocelote esperando por él<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> algunos meses<br />
Qué es ese llanto que sale en forma <strong>de</strong> gritos<br />
pajarracos rompiendo las pare<strong>de</strong>s <strong>de</strong> cartón<br />
Qué son esas bocinas viejas ese montón <strong>de</strong> rayos <strong>de</strong> bicicletas<br />
nublando la mañana <strong>de</strong> otro día<br />
Qué son ese organillo <strong>de</strong>stemplado y esa música<br />
un poco menos <strong>de</strong>satendida que al fondo <strong>de</strong>l naufragio le recompone<br />
el cuello <strong>de</strong> la camisa la corbata<br />
Un morete <strong>de</strong> amor tiembla en su hombro pero ese morete<br />
<strong>de</strong> amor no es <strong>de</strong> un amor completo<br />
Quiere seguir planchando la camisa pero prefiere entonces<br />
hacer como que se ha muerto<br />
y <strong>de</strong>jar que se queme.<br />
* * *<br />
-En este coche, amor, en que el amor hicimos,<br />
en este, ay, amoroso espacio en que te beso,<br />
en este dulce espacio que me ha oído<br />
<strong>de</strong>cirte mi mujer<br />
y beberme tus ojos a miradas<br />
y tu espalda, tu aliento, tus cabellos<br />
respirar a suspiros;<br />
en este bienestar llamado coche,<br />
inanimadamente amigo <strong>de</strong> nosotros, secretamente nuestro;<br />
en este coche, amor, mis palabras repiten lo que sabes<br />
Gamás está <strong>de</strong> más <strong>de</strong>cir lo que se ama): --en<br />
ti aprendo la música <strong>de</strong>l tiempo,<br />
en ti mi cuerpo es mi mejor cuerpo,<br />
en ti soy el amor que ser soñaba.<br />
Textos para el Taller <strong>de</strong> Poesía Escénica <strong>de</strong> la Universidad <strong>de</strong> Guadalajara
Este ensayo se publicó por primera<br />
vez en una edición especial<br />
<strong>de</strong> la Nouvelle Revue <strong>de</strong> Psychanalyse,<br />
titulada "Leer". El número<br />
se editó en la primavera <strong>de</strong><br />
1988. Yves Bonnefoy (1923) es<br />
profesor <strong>de</strong> poética comparada en<br />
el Colegio <strong>de</strong> Francia <strong>de</strong> Paris. Ha<br />
publicado cinco libros <strong>de</strong> poesía,<br />
incluida su obra más reciente Ce<br />
qui {ut sans lumiére (1987). Bonnefoy<br />
es a<strong>de</strong>más un traductor notable<br />
<strong>de</strong> poetas ingleses como Donne<br />
y Shakespeare, Keats y Yeats.<br />
Entre sus libros <strong>de</strong> crítica literaria<br />
<strong>de</strong>ben citarse Rimbaud par luiméme<br />
(1961); Rome 1630. l'honzon<br />
du premia baroque (1970); Le Nuage<br />
rouge (1977); L'improbable et<br />
autres essalS (1980); La venté <strong>de</strong><br />
parole (1988). Bonnefoy es el editor<br />
<strong>de</strong>l Dictionnaire <strong>de</strong>s mythologies<br />
et <strong>de</strong>s religions <strong>de</strong>s sociétés traditionnelles<br />
et du morl<strong>de</strong> a ntique (1 981 ),<br />
y <strong>de</strong>l Dictionnaire <strong>de</strong>s poétiques,<br />
que se publicará e n breve. En<br />
1987 recibió en Francia el Premio<br />
Goncourt <strong>de</strong> poesía, y en 1988 el<br />
Bennett Award.<br />
Nota I¡ traducción <strong>de</strong> Arturo A cwia<br />
Durante los últimos treinta años,<br />
aproximadamente, hemos asistido<br />
-al menos en Francia- al periodo<br />
más importante en la historia <strong>de</strong> la<br />
reflexión sobre la literatura; quisiera<br />
aclarar esto antes <strong>de</strong> añadir que,<br />
sin embargo, hay aún problemas <strong>de</strong><br />
fundamental trascen<strong>de</strong>ncia que se<br />
han planteado <strong>de</strong> manera muy elemental.<br />
Entre esos problemas se encuentra<br />
el <strong>de</strong> cómo leer una obra. Y no<br />
precisamente porque el acto <strong>de</strong> leer<br />
no haya sido tema <strong>de</strong> atención recurrente,<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la fascinación norteamericana<br />
<strong>de</strong> la posguerra con la<br />
"lectura íntima" hasta la obra <strong>de</strong> la<br />
escuela <strong>de</strong> la <strong>de</strong>sconstrucción: hemos<br />
presenciado, más bien, una revolución<br />
que ha elegido al acto <strong>de</strong><br />
leer como la fuente <strong>de</strong> sus reflexiones.<br />
En nuestros días se abriga en<br />
serio la ilusión <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r reconocer<br />
en la estructura <strong>de</strong> un texto, en la<br />
relación que guardan sus palabras,<br />
Apartar la mirada<br />
<strong>de</strong> la lectura<br />
una realidad mucho más confiable<br />
y tangible que el significado que<br />
asoma a la superficie, o que la intención<br />
<strong>de</strong>l autor, o incluso que el<br />
propio ser <strong>de</strong>l autor; la formulación<br />
<strong>de</strong> esta i<strong>de</strong>a se ha vuelto compleja<br />
a un grado tal que termina por disolverse<br />
en las ambigüeda<strong>de</strong>s implícitas<br />
en sus más elementales postulados.<br />
Lo real no es el escritor, sino<br />
su lenguaje -que tampoco es falso<br />
o verda<strong>de</strong>ro: se significa a sí mismo.<br />
y más aún: el lenguaje es infinito;<br />
sus formas y sus efectos se hallan<br />
dispersos por toda la obra sin que<br />
por añadidura sea posible aprehen<strong>de</strong>rlos<br />
<strong>de</strong> modo integral: y por esta<br />
razón, el acto <strong>de</strong> leer adquiere una<br />
función aún más claramente creativa<br />
-esto es, por supuesto, si los<br />
lectores consiguen internarse en las<br />
profundida<strong>de</strong>s que a diversos niveles<br />
tie ne un texto y logran incorporar<br />
esos hallazgos a los diversos sistemas<br />
<strong>de</strong> análisis. El acto <strong>de</strong> leer se<br />
ha vuelto una responsabilidad, una<br />
contribución, a su modo idéntica a<br />
escribir, y por añadidura leer se ha<br />
transformado ahora en un fin en sí<br />
mismo, puesto que para los lectores<br />
es innecesario consi<strong>de</strong>rarse a sí mismos<br />
<strong>de</strong> un modo más real, más expuestos<br />
en su relación consigo mismos,<br />
que el escritor. En conclusión,<br />
al m e nos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> esta persectiva resultaria<br />
difícil afirmar que el problema<br />
<strong>de</strong> leer ha sido <strong>de</strong>satendido por<br />
la crítica contemporánea.<br />
Pero meditemos en por lo menos<br />
un par <strong>de</strong> consecuencias <strong>de</strong> esta<br />
manera <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r la lectura. La<br />
primera es que el acto mismo <strong>de</strong><br />
leer se vuelve, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio,<br />
una forma <strong>de</strong> escribir: la tarea <strong>de</strong>l<br />
lector consiste en acumular las observaciones<br />
que se le induce a hacer<br />
<strong>de</strong> los puntos más elusivos sobre<br />
la interacción <strong>de</strong> los términos,<br />
códigos o figuras <strong>de</strong>l texto, si quiere<br />
ser capaz <strong>de</strong> acce<strong>de</strong>r a una síntesis.<br />
En nuestros días, nadie pue<strong>de</strong><br />
leer sin una pluma en la mano, una<br />
realidad confirmada por la cantidad<br />
<strong>de</strong> exégesis que se publican. Y <strong>de</strong> algún<br />
modo este solo hecho, este sometimiento<br />
a la escritura, resulta al<br />
parecer como un sedante para los<br />
medios literarios. Son capaces <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>cirse a sí mismos que todas las<br />
formas <strong>de</strong> escribir son personales,<br />
Biblioteca <strong>de</strong> México<br />
:3<br />
incluso en aquellos momentos en<br />
los que la propia escritura está subordinada<br />
a la obra <strong>de</strong> otro autor; se<br />
dirán que esta escritura tiene en<br />
consecuencia sus propias categorias<br />
y experiencias que interfieren en el<br />
texto; sostendrán que una práctica<br />
<strong>de</strong> la escritura que se cumple en estos<br />
términos se conserva fundamentalmente<br />
subjetiva, incluso en<br />
el muy arduo y riguroso ejercicio <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>scifrar un texto. Así que, a<strong>de</strong>más<br />
<strong>de</strong> los lectores indolentes -aquellos<br />
que buscan las leyes <strong>de</strong>l lenguaje o<br />
simplem ente algunos elementos<br />
verda<strong>de</strong>ramente específicos <strong>de</strong> la<br />
obra que estudian - , otros lectores,<br />
no menos cultos pero enamorados<br />
<strong>de</strong> su libertad, restablecerán a un<br />
más alto nivel que en el pasado la<br />
relación <strong>de</strong> irresponsabilidad -<strong>de</strong><br />
placer- que propició alguna vez la<br />
comunión entre el lector y el poema.<br />
A pesar <strong>de</strong> todo, sigue siendo<br />
cierto que los lectores que escriben<br />
únicamente con extractos <strong>de</strong> páginas<br />
ajenas y acumulando (por amor<br />
a su propia interpretación) meros<br />
elementos <strong>de</strong> significado, o aspectos<br />
<strong>de</strong> sus dimensiones estilísticas,<br />
están por consiguiente con<strong>de</strong>nados<br />
a un uso <strong>de</strong> las palabras cuyo carácter<br />
eminentem ente conceptual<br />
- esto es, abstracto y sin un conocimiento<br />
directo <strong>de</strong> las cosas que están<br />
expuestas al tiempo y a la finitud-<br />
sólo pue<strong>de</strong> atenuar lo que en<br />
las obras <strong>de</strong> Rimbaud o <strong>de</strong> Artaud,<br />
o <strong>de</strong> muchos otros, era júbilo o sufrimiento<br />
experimentados <strong>de</strong> modo<br />
directo, más apasionado. La libertad<br />
que la revolución textualista le conce<strong>de</strong><br />
alegremente a quienes <strong>de</strong>sean<br />
ejercerla resulta inmensam ente limitada;<br />
<strong>de</strong> hecho daría la impresión<br />
<strong>de</strong> que esa libertad se reduce a un<br />
mero juego -un juego intelectual<br />
sin ninguna otra responsabilida<strong>de</strong>n<br />
tanto que la obra en estudio podría,<br />
por otra parte, haber sido expresión<br />
<strong>de</strong> una experiencia en la<br />
tragedia <strong>de</strong> la vi da. Así que hay razones<br />
para preocuparse por una filosofía<br />
que ha puesto <strong>de</strong> moda en<br />
la escritura mo<strong>de</strong>rna el uso masivo<br />
<strong>de</strong> m etalenguajes. ¿No significa esta<br />
realidad que hay una dimensión<br />
esencial <strong>de</strong> la poesía que podríamos<br />
<strong>de</strong>jar <strong>de</strong> sentir si la <strong>de</strong>finimos, a secas,<br />
como un texto?
2<br />
En sus tiempos <strong>de</strong> estudiante en el<br />
liceo <strong>de</strong> Charleville, Rimbaud pedía<br />
a la biblioteca libros en préstamo<br />
por una noche, que <strong>de</strong>voraba sin<br />
saltarse las páginas -es <strong>de</strong>cir, con<br />
premura y sólo parcialmente. ¿Leía<br />
<strong>de</strong> este modo porque no podía comprar<br />
libros?<br />
En realidad, se antoja dificil imaginar<br />
a Rimbaud leyendo incluso un<br />
poema como Las flores <strong>de</strong>l mal <strong>de</strong><br />
Bau<strong>de</strong>laire con esa concentración<br />
que le permite a uno percibir los significados<br />
internos que unen cada<br />
secuencia a todas las estructuras <strong>de</strong>l<br />
texto. Algunos versos 10 conmueven<br />
profundamente, pero sólo porque<br />
modifican su relación con las palabras<br />
que alu<strong>de</strong>n a su experiencia<br />
más genuinamente íntima. Después<br />
<strong>de</strong> leer a Bau<strong>de</strong>laire, la palabra mujer<br />
o la palabra París <strong>de</strong>jaron <strong>de</strong> tener<br />
para Rimbaud la misma connotación<br />
y su antigua ascen<strong>de</strong>ncia<br />
emocional. Y es justamente por esa<br />
revolución que trastorna su mente,<br />
precipitada sobre todo por la experiencia<br />
<strong>de</strong> su propia vida cotidiana,<br />
que 10 sorpren<strong>de</strong>mos como ausente<br />
<strong>de</strong>l poema <strong>de</strong> Bau<strong>de</strong>laire. Bau<strong>de</strong>laire,<br />
escribe Rimbaud, es "un verda<strong>de</strong>ro<br />
Dios"; pero aña<strong>de</strong>: "Aun así,<br />
el m edio que frecuentaba estaba envuelto<br />
en el dandismo".1<br />
Podría argumentarse que este<br />
ejemplo dificilmente se relaciona<br />
con el problem a <strong>de</strong> la lectura, pues<br />
es precisamente este tipo <strong>de</strong> vínculo<br />
con una obra literaria 10 que no<br />
comporta en modo alguno una lectura,<br />
sino más bien una mera utilización<br />
<strong>de</strong>l texto, por no <strong>de</strong>cir un saqueo,<br />
justificada sólo por el hecho<br />
<strong>de</strong> que es Rimbaud quien la practica.<br />
Sólo pue<strong>de</strong> hablarse <strong>de</strong> lectura,<br />
se diría, cuando uno permanece fi el<br />
a un libro, manteniéndose tan leal<br />
como uno pueda serlo a 10 que constituye<br />
su propia naturaleza.<br />
y aun así, qué hemos <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir <strong>de</strong><br />
una situación como la que narra Robert<br />
Antelme en su libro L'Espéce<br />
humaine (La especie humana), que<br />
recoge sus memorias y refl exiones<br />
sobre la vida en un campo <strong>de</strong> concentración.<br />
Algunos <strong>de</strong> los prisioneros<br />
organizan en las barracas una<br />
lectura <strong>de</strong> poesía en voz alta, "para<br />
estar juntos". Pero la débil voz <strong>de</strong> la<br />
persona que <strong>de</strong>clama resulta inaudible<br />
en la tensa atmósfera <strong>de</strong> ese<br />
1. Rimbaud a Paul Dem eny, 15 <strong>de</strong><br />
mayo <strong>de</strong> 1871, Oeuvres <strong>de</strong> Rimbaud, ed.<br />
Suzanne Bernard (París, 1960), p. 349:<br />
"Bau<strong>de</strong>laire est le premier voyant, roi <strong>de</strong>s<br />
poetes, un vrai Dieu. Encare a-t-il vécu<br />
dans un milieu trap artiste; et la forme si<br />
vantée en lui est mesquine". (Bau<strong>de</strong>laire<br />
es el gran vi<strong>de</strong>nte, un rey entre poetas,<br />
un verda<strong>de</strong>ro Dios. Vivió a<strong>de</strong>más en un<br />
m edio artísticamente refinado; la afectación<br />
<strong>de</strong> sus modales linda con la mezquindad)<br />
(T.).<br />
Yves Ionn.foy.<br />
auditorio. Se escucha una voz que<br />
dice: "Heureux qui comme Ulysse<br />
. . . ". "Más fuerte", grita alguien<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el fondo <strong>de</strong>l cuarto. De nuevo,<br />
mucho <strong>de</strong>l texto se ha perdido,<br />
¿pero <strong>de</strong>bemos concluir por ello<br />
que incluso 10 poco que esos hombres<br />
acertaron a compren<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l<br />
poem a resultó insuficiente?, ¿que 10<br />
que la poesía <strong>de</strong>jó en esos seres humanos<br />
adoloridos no fue 10 que el<br />
propio poeta habría consi<strong>de</strong>rado como<br />
10 más esencial <strong>de</strong>l poema? Existen<br />
en la vida momentos en los que<br />
uno se compromete con el incierto<br />
<strong>de</strong>senlace <strong>de</strong> una acción y comparte<br />
esa <strong>de</strong>cisión con otros, en los que<br />
basta citar unas cuantas líneas <strong>de</strong><br />
un poema - es <strong>de</strong>cir, un mero fragm<br />
ento- para que se entienda <strong>de</strong><br />
modo transparente algo complejo y<br />
misterioso, que uno no sabría cómo<br />
expresar <strong>de</strong> otra manera. ¿Debemos<br />
sentir que hemos traicionado la<br />
obra, pues como es evi<strong>de</strong>nte no hemos<br />
tomado en consi<strong>de</strong>ración todos<br />
los elem entos <strong>de</strong>l texto? En realidad,<br />
cuando se hacen este tipo <strong>de</strong><br />
alusiones, soy sobre todo consciente<br />
<strong>de</strong> su dimensión emocional, las<br />
entiendo como plegarlas elevadas<br />
<strong>de</strong> modo natural, sin premeditación<br />
alguna, y por tanto me pregunto si<br />
el problema <strong>de</strong> 10 que la poesía en<br />
realidad comunica <strong>de</strong>be plantearse<br />
únicamente en relación con las características<br />
textuales <strong>de</strong>l poema.<br />
Biblioteca <strong>de</strong> México<br />
4<br />
Más aún, ¿qué es exactamente<br />
un texto? ¿Dón<strong>de</strong> empieza y dón<strong>de</strong><br />
termina? Cuando Rimbaud <strong>de</strong>ja <strong>de</strong><br />
escribir para siempre, ¿no aña<strong>de</strong> a<br />
sus últimas obras algo crucial y <strong>de</strong>cisivo,<br />
puesto que 10 leemos ahora<br />
sólo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la perspectiva <strong>de</strong> este<br />
símbolo clave, aun cuando pudiéramos<br />
discutir el significado <strong>de</strong> la <strong>de</strong>cisión<br />
<strong>de</strong> su silencio con apoyo en<br />
este o en aquel elemento <strong>de</strong> sus últimos<br />
poemas, los que por cierto cobran<br />
ahora una dimensión diferente?<br />
Es verdad que Rimbaud pudo<br />
habemos <strong>de</strong>jado sólo un libro, y nada<br />
relacionado con su vida. Pero en<br />
las últimas líneas <strong>de</strong> Una temporada<br />
en el infierno, completadas por<br />
"Sol<strong>de</strong>" o "Génie", tendríamos dificulta<strong>de</strong>s<br />
para olvidar su abandono<br />
<strong>de</strong> la poesía, su partida, así que sería<br />
nuestra propia vida, con todo 10<br />
que hay en ella <strong>de</strong> <strong>de</strong>sinterés por escribir,<br />
10 que nos recordaría la renuncia<br />
<strong>de</strong> Rimbaud en el propio<br />
texto.<br />
y cuando en su poema "El cisne",<br />
Bau<strong>de</strong>laire nos da indicios <strong>de</strong><br />
que está pensando en la mujer negra<br />
en el <strong>de</strong>stierro, en el marinero<br />
olvidado en alguna isla, ¿<strong>de</strong>bemos<br />
afirmar que estamos ante fenómenos<br />
puramente textuales, argumentar<br />
que la mujer negra o el marinero<br />
son en realidad meras representaciones<br />
simbólicas y que este modo<br />
<strong>de</strong> "pensar" sólo nos llega <strong>de</strong>termi-
nado por un contexto textual <strong>de</strong>l<br />
que el propio Bau<strong>de</strong>laire no quería<br />
realmente alejarse porque era, como<br />
Rimbaud <strong>de</strong>cía <strong>de</strong> sí mismo, un<br />
"trap triste"? ¿Es verdad que este<br />
acercamiento a los otros es sólo una<br />
simulación, y que es así <strong>de</strong>bido a<br />
una limitación inherente a la escritura?<br />
Pero la mujer negra y el marinero<br />
son sin embargo los símbolos<br />
en el texto <strong>de</strong> la existencia <strong>de</strong><br />
otra persona que resi<strong>de</strong> más allá <strong>de</strong><br />
lo asequible: y es así como un poema<br />
nos ha tentado a alejamos <strong>de</strong> la<br />
poesía.<br />
De hecho, poesía es lo que apunta<br />
hacia un objeto -a este ser exactamente<br />
ante nosotros, a la presencia<br />
<strong>de</strong>l mundo en su unidad, incluso<br />
cuando ningún texto pueda nombrarla.<br />
La poesía es lo que se apega<br />
a sí misma -yen esto resi<strong>de</strong> su responsabilidad<br />
específica-, a lo que<br />
no pue<strong>de</strong> ser nombrado por palabra<br />
<strong>de</strong> lengua alguna; esta condición <strong>de</strong><br />
lo innombrable es una intensidad,<br />
una plenitud que es necesario rememorar.<br />
Lo Único, la Presencia<br />
- la poesía pue<strong>de</strong> "pensar" en ellos<br />
en la escritura, dado que las insólitas<br />
relaciones que establecen entre<br />
las palabras las formas <strong>de</strong> la sonoridad<br />
en el verso, fracturan los códigos,<br />
neutralizan las significaciones<br />
conceptuales y abren algo así como<br />
un territorio para lo <strong>de</strong>sconocido<br />
que resi<strong>de</strong> más allá. Pero incluso en<br />
un poema, las palabras formulan;<br />
ellas sustituyen su significación , su<br />
representación, por este Único, esta<br />
unidad tenuemente columbrada,<br />
y por consiguiente es el sentido <strong>de</strong><br />
insatisfacción el que se vuelve más<br />
po<strong>de</strong>roso. Esa insatisfacción ante la<br />
realidad <strong>de</strong> la textualidad <strong>de</strong>svanece<br />
la intuición fundamental, pero<br />
no sin <strong>de</strong>jar un resplandor en su<br />
estela.<br />
La poesía es una ca<strong>de</strong>ncia que<br />
<strong>de</strong>scien<strong>de</strong> <strong>de</strong> nivel en nivel en su<br />
propio texto en eterna mudanza,<br />
cae hasta un punto en el que, extraviada<br />
en un reino sin nombre ni<br />
rumbo, <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> no aventurarse más<br />
allá: ha <strong>de</strong>scubierto, sin embargo,<br />
que la experiencia esencial sobrevive<br />
oculta en algún lugar allen<strong>de</strong> estos<br />
territorios <strong>de</strong>sconocidos. El texto<br />
no es la verda<strong>de</strong>ra resi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong><br />
la poesía; es sólo el sen<strong>de</strong>ro que recorrió<br />
hace un momento, su pasado.<br />
-En estas circunstancias, si alguien<br />
lee un poema sin obligarse a<br />
permanecer absorto en su texto, ¿se<br />
supone que lo ha traicionado? ¿No<br />
ha sido este lector más bien leal a<br />
su interés explícito? - ésta ha sido<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio la pregunta que<br />
subyace a este ensayo.<br />
En mi opinión, es ésta la pregunta<br />
que <strong>de</strong>bemos tener presente en<br />
la etapa actual <strong>de</strong> la investigación<br />
sobre crítica literaria. Cuando al leer<br />
a un poeta caemos como en trance<br />
porque sus palabras nos transportan<br />
a un reino que las trascien<strong>de</strong>, cuando<br />
se unen la intuición <strong>de</strong> un imprescindible<br />
más allá con una sensación<br />
como <strong>de</strong> apremio -y en ese<br />
momento exacto alcanza su mayor<br />
intensidad nuestra afinidad con el<br />
poeta-, suspen<strong>de</strong>r en nuestro ser<br />
el acto <strong>de</strong> la lectura no significa en<br />
modo alguno un <strong>de</strong>sdén <strong>de</strong> la poesía;<br />
significa que nos hemos transfigurado<br />
en lectores que - ya escriban<br />
para sí mismos, o sencillamente<br />
vivan, pero con esta Presencia en<br />
mente - serán igualmente insaciables<br />
y estarán insatisfechos <strong>de</strong> sus<br />
propios textos, sean estos tejidos <strong>de</strong><br />
palabras o <strong>de</strong> hechos; esto supone<br />
leer a un nivel en el que el poema<br />
adquiere su valor como poema, y<br />
supone hacer más por la concepción<br />
<strong>de</strong> la poesía <strong>de</strong> lo que ha hecho<br />
el análisis textual, <strong>de</strong>sconectado<br />
como está <strong>de</strong> los problemas <strong>de</strong><br />
la experiencia vital, por todo lo que<br />
hay <strong>de</strong> neutro e intemporal en el<br />
lenguaje y en la fraseología <strong>de</strong> la crítica<br />
"acumulativa". En suma, este<br />
acto <strong>de</strong> lectura supone re<strong>de</strong>scubrir<br />
el espíritu <strong>de</strong> responsabilidad <strong>de</strong> la<br />
poesía -incluso si este espíritu carece<br />
<strong>de</strong> todo medio <strong>de</strong> acción- y su<br />
virtud esperan zadora.<br />
3<br />
En contraste con las figuras, códigos,<br />
"anagramas" y otras polisemias<br />
<strong>de</strong> la lectura critica - cuyo modo<br />
oscilante <strong>de</strong> escuchar mantiene el<br />
texto al nivel exacto don<strong>de</strong> el <strong>de</strong>seo<br />
edifica esos sistemas <strong>de</strong> palabras<br />
que son una mera limitación <strong>de</strong>l<br />
lenguaje- , no parecerá <strong>de</strong>l todo<br />
inútil introducir a estas alturas la<br />
i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que la interrupción en la<br />
lectura <strong>de</strong> un texto pue<strong>de</strong> tener un<br />
valor esencial en la relación entre<br />
el lector y la obra literaria, e incluso<br />
en el trato <strong>de</strong>l escritor con su<br />
propia obra en proceso. Pues interrupción<br />
es en verdad lo que ya se<br />
verifica en el momento en que el escritor<br />
advierte que escribir quiere<br />
<strong>de</strong>cir esencialmente abandonarse a<br />
unas cuantas imágenes; la interrupción<br />
ocurre en el momento en el<br />
que uno hace una pausa en este ensueño<br />
y recuerda que, afu era, hay<br />
tiempo, espacio, azar, opciones a<br />
elegir, muerte - yen todo ello, también,<br />
la riqueza <strong>de</strong> un mundo interno.<br />
Bau<strong>de</strong>laire sueña al principio <strong>de</strong><br />
su poema "El cisne"; esta ensoñación<br />
nos la revela su uso metafórico<br />
<strong>de</strong> los "andamiajes" y otras formas<br />
imprecisas <strong>de</strong> la construcción<br />
<strong>de</strong> los parajes <strong>de</strong> Haussmann, por<br />
entonces en 'perpetua m etamorfosis.<br />
Y Bau<strong>de</strong>laire continúa soñando<br />
cuando, con el propósito <strong>de</strong> dar significado<br />
a lo que está más allá <strong>de</strong>l<br />
ensueño y <strong>de</strong> la memoria <strong>de</strong>l ser,<br />
precipitado por la presencia real <strong>de</strong><br />
otra persona, Bau<strong>de</strong>laire imagina a<br />
Biblioteca <strong>de</strong> México<br />
E!Ratón<br />
Aunque nuestro hemeroteca podría ser<br />
<strong>de</strong> los mejores, y un día quizá lo seo, no<br />
lo es todavía . Con todo, hoy en ello material<br />
informativo <strong>de</strong> sobro, y allí se entretiene<br />
nuestro ratón cuando se aburre<br />
<strong>de</strong> los libros ("Fuir, ló bas, fuir", lo hemos<br />
oído murmurar, si no con frecuencia,<br />
sí <strong>de</strong> cuando en cuando).<br />
De cualquier manero, el ratón se molestó<br />
<strong>de</strong> veros, el otro día, 01 leer en Este<br />
país, lo revisto que conduce el inteligente<br />
Fe<strong>de</strong>rico Reyes Heroles, un artículo rotulado:<br />
"Debate: Ratones asustados".<br />
¿Por qué diablos se <strong>de</strong>bate en público el<br />
susto <strong>de</strong> los ratones?, exclamó nuestro<br />
roedor, trotando <strong>de</strong> contener los ansias<br />
<strong>de</strong> comerse lo revisto . Por fortuna leyó<br />
el artículo hasta el fin, y se convenció <strong>de</strong><br />
que el asunto (y el título) se reducía o uno<br />
mero metáfora. Se trotaba <strong>de</strong> uno crítico,<br />
en cuyo fondo no vamos o entrar, o<br />
ciertos informadores (oficiales u oficiosos)<br />
<strong>de</strong> cierto oficina superior <strong>de</strong> prenso: o<br />
esos funcionarios se les comparaba, en<br />
el escrito periodístico <strong>de</strong> morros, con dichos<br />
breves y temerosos mamíferos, porque<br />
o menudo pier<strong>de</strong>n el control (según<br />
el articulista, no, repetimos: no, según nosotros)<br />
"y se asustan codo vez que uno<br />
crítico aparece en los medios que les importan:<br />
parecen ratones asustados, o los<br />
que no se les ocurre otro coso que ce<strong>de</strong>r<br />
y ce<strong>de</strong>r, sin darse cuento <strong>de</strong> que sus mecanismos<br />
poro el control <strong>de</strong> doñas les funcionarán<br />
mientras [su jefe) esté en cenit".<br />
Palabras duros los anteriores, pero que<br />
ni a nosotros ni o nuestro ratón, estrictamente<br />
<strong>de</strong> biblioteca y hemeroteca, nos<br />
conciernen.<br />
Wolfgang Hil<strong>de</strong>sheimer vivió <strong>de</strong>dicado<br />
o la exploración <strong>de</strong>l silencio o, más aún,<br />
o la imposible tentativo <strong>de</strong> recrearlo en<br />
lo literatura. Nacido en un invierno <strong>de</strong><br />
guerra, en 1916, Hil<strong>de</strong>sheimer crecería<br />
en uno zona <strong>de</strong> violencia; años <strong>de</strong>spués<br />
sería testigo <strong>de</strong> otro guerra mundial y <strong>de</strong>l<br />
<strong>de</strong>splome <strong>de</strong> bueno parte <strong>de</strong> los volares<br />
Mozart.
Andrómaca,' pues ella es una figura<br />
literaria antes que el símbolo <strong>de</strong><br />
otra persona como tal. Pero la memoria<br />
<strong>de</strong> lo real, el reconocimiento<br />
<strong>de</strong> su verdad específica jamás cesa<br />
<strong>de</strong> crecer en Bau<strong>de</strong>laire , y la imagen<br />
(por supuesto, es aún sólo una<br />
imagen) <strong>de</strong> ese cisne <strong>de</strong>samparado<br />
y <strong>de</strong>sesperado, luego <strong>de</strong> la mujer<br />
negra viviendo en el exilio, resulta<br />
<strong>de</strong> hecho en que el texto, aunque<br />
pennanece idéntico, <strong>de</strong>spi<strong>de</strong> sin<br />
embargo un resplandor: esa intuición,<br />
esas iluminaciones fortuitas,<br />
esa sabiduría religiosa, que trascien<strong>de</strong>n<br />
los sistemas <strong>de</strong> representación<br />
y mito, son en sí mismos una suerte<br />
<strong>de</strong> texto. La interrupción está ya<br />
presente en el acto <strong>de</strong> la creación.<br />
Ocurre en el momento en que el<br />
poema se libera a sí mismo <strong>de</strong>l sistema<br />
<strong>de</strong> sus significaciones, que no<br />
eran otra cosa que estructuras atemporales,<br />
ahora se ven a sí mismas<br />
confrontadas y <strong>de</strong>bido a eso adquiere<br />
sentido: hasta el grado que esas<br />
significaciones, que no eran otra cosa<br />
que estructuras efímeras, ahora<br />
• Andrómaca, esposa <strong>de</strong> Héctor (La<br />
flíada ). (T.).<br />
San Jer6nlmo, por Alberto Durero.<br />
se ven confrontadas a su finitud, expuestas<br />
al tiempo, reclamadas por<br />
otra clase <strong>de</strong> necesida<strong>de</strong>s. Es en realidad<br />
como si las palabras estuvieran<br />
conectadas a la corriente eléctrica,<br />
y que por la gracia <strong>de</strong> esa<br />
energía se transfonnaran gradualm<br />
ente en miles <strong>de</strong> luces.<br />
En otras palabras, la interrupción<br />
es un punto <strong>de</strong> partida, el origen genuino<br />
<strong>de</strong> lo que hay en una obra <strong>de</strong><br />
propiamente poético, el intervalo<br />
don<strong>de</strong> , por otra parte, se inició <strong>de</strong><br />
una vez y para siempre la escritura,<br />
esa otra hechura <strong>de</strong> la actividad<br />
<strong>de</strong>l inconsciente. Y experimentada<br />
<strong>de</strong> nuevo por el lector, en algún mom<br />
ento <strong>de</strong> su encuentro con el poema,<br />
la interrupción es por tanto el<br />
acto que le permite al lector encontrar,<br />
poéticamente hablando, su propia<br />
relación con la poesía -y correspon<strong>de</strong>r,<br />
acentuémoslo <strong>de</strong> paso, a la<br />
esperanza que habita en el espíritu<br />
<strong>de</strong>l texto <strong>de</strong>l poema. Dado que cada<br />
poema es un acto lleno <strong>de</strong> esperanza<br />
en "mon semblable, mon frere" ,<br />
como <strong>de</strong>cía Bau<strong>de</strong>laire <strong>de</strong> su lector,<br />
¿no se convertirá este mismo lector<br />
a la verdad <strong>de</strong> la finitud? - ¿Por qué,<br />
podríamos preguntar, alguna metá-<br />
Biblioteca <strong>de</strong> México<br />
6<br />
fora resulta en ocasiones "oscura"?<br />
¿ y por qué se nos escapa, por completo<br />
o en parte, el vínculo que une<br />
a las cosas comparadas? Nos suce<strong>de</strong><br />
porque en el texto quedó sin explicar<br />
algún aspecto <strong>de</strong>l conocimiento<br />
que tiene el poeta <strong>de</strong> las cosas<br />
que compara. A los lectores se<br />
nos rehúsan las asociaciones que teje<br />
el poeta, aunque esas asociaciones<br />
no añadan algo imprescindible<br />
sobre sí mismas. Con todo, ese encubrimiento<br />
no significa por añadidura<br />
que el poeta se autocomplazca<br />
en un soliloquio. Suce<strong>de</strong> justamente<br />
lo contrario. El poeta confía<br />
en que las palabras nos permitirán<br />
vislumbrar esa plenitud que no pue<strong>de</strong>n<br />
<strong>de</strong>scubrirnos ni la <strong>de</strong>scripción<br />
ni la fónnula; y por consiguiente, si<br />
el poeta escribe e incluso publica,<br />
es porque confía en que el lector<br />
<strong>de</strong>scubrirá en su propia experiencia<br />
las cosas que el poeta, a su vez, ha<br />
intuido que podía revelarnos sin<br />
nombrarlas: para acce<strong>de</strong>r a la más<br />
refinada riqueza para <strong>de</strong>signar, el<br />
poeta pi<strong>de</strong> ser comprendido a <strong>de</strong>mi<br />
mot, sutilmente. ¿Pero no significa<br />
esto en consecuencia pedirle también<br />
al lector que se aparte <strong>de</strong> ciertos<br />
aspectos <strong>de</strong>l texto -esos orígenes<br />
que tiene el texto en el linaje<br />
<strong>de</strong>l autor, parcialmente inteligibles-<br />
para beneficio <strong>de</strong> su propia<br />
experiencia vital? ¿No significa esto<br />
confiar en que los lectores volverán<br />
al texto con la perspectiva, y<br />
con el apremio, <strong>de</strong> esa dialéctica <strong>de</strong><br />
la ruptura?<br />
Es el propio poeta, entonces,<br />
quien confía en que el lector, en<br />
ciertos momentos, <strong>de</strong>je <strong>de</strong> leerlo. Y<br />
es por cierto esta expectativa, ca mpletamentejustificada,<br />
la que vuelve<br />
pausible la poesía que aspira a la<br />
celebración, es <strong>de</strong>cir, que certifica<br />
una calidad, un vigor -sin que pueda<br />
obviamente <strong>de</strong>mostrar nada- y<br />
habla por consiguiente <strong>de</strong> su objeto<br />
<strong>de</strong> un modo a un tiempo alusivo<br />
y apasionado. Es sólo porque está<br />
preparado para abandonar el texto<br />
que el lector experimenta <strong>de</strong> nuevo<br />
su proposición fundamental: admitir<br />
que ha surgido en la experiencia<br />
<strong>de</strong>l poeta algo completamente<br />
real. Pero por esa razón, el lector hace<br />
algo adicional puesto que ofrece<br />
al poeta un motivo más para confiar<br />
en que el lector <strong>de</strong>sertará <strong>de</strong>l libro.<br />
Celebración significa siempre, en<br />
efecto, sustituir alguna representación,<br />
encauzada y <strong>de</strong>limitada por la<br />
escritura, por la genuina experiencia<br />
<strong>de</strong>l Único. La Grecia <strong>de</strong> Hbl<strong>de</strong>r<br />
!in es sólo un mito romántico; la<br />
"tierra incomparablemente ver<strong>de</strong>,<br />
dulce y fúnebre" <strong>de</strong>l gran poema <strong>de</strong><br />
Jouve 2 es sólo una "puerta <strong>de</strong>l can-<br />
2. Alu<strong>de</strong> a una línea <strong>de</strong>l poema "La<br />
Femme naire" <strong>de</strong> Pierre Jean Jouve, <strong>de</strong><br />
su libro Sueur <strong>de</strong> sang, Oeuvre, ed. por<br />
Jean Starobinski, 2 vols. (París, 1987),<br />
1: 239. (T)
que irrumpen los propios sentimientos<br />
<strong>de</strong>l poeta, Dante ha representado,<br />
"en abime", la esencia <strong>de</strong><br />
la poesía, excepto que más tar<strong>de</strong> la<br />
traiciona, como suele hacer todo<br />
poeta, al reducir esa intuición fundamental<br />
<strong>de</strong> lo otro a la <strong>de</strong>voción<br />
por una suerte <strong>de</strong> icono. Beatriz es,<br />
en La divina comedia, una figura<br />
simbólica, la clave <strong>de</strong>l sentido, no<br />
ese aire <strong>de</strong> mujer apasionada ni la<br />
mano temblorosa. Lo que Dante necesitaría<br />
es otro Seferis, tanto para<br />
leerlo como para abandonarlo.<br />
5<br />
Ya pesar <strong>de</strong> todo, ¡cuántas falsificaciones,<br />
cuántas distorsiones, apenas<br />
perceptibles y sin embargo fatales,<br />
amenazan virtualmente -<strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
la propia confección <strong>de</strong>l poemaa<br />
esas pausas cuyo propósito, a cada<br />
momento, consiste en <strong>de</strong>jar en<br />
libertad lo que la poesía intenta revelamos!<br />
Y cómo arruinan la lectura<br />
muchos otros equívocos similares,<br />
justamente cuando la lectura<br />
daría la impresión <strong>de</strong> haberse convertido<br />
en una búsqueda ávida <strong>de</strong><br />
revitalizar el espíritu <strong>de</strong> la poesía.<br />
Concluyo que acaso sería buena<br />
i<strong>de</strong>a enlistar un puñado <strong>de</strong> esos peligros<br />
que acechan al acto <strong>de</strong> leer,<br />
ya que cualquiera diría que insinúo,<br />
en esencia, que cada lector lea como<br />
quiera, actitud <strong>de</strong> la cual <strong>de</strong>biera<br />
por añadidura sentirse orgulloso.<br />
Uno <strong>de</strong> los modos "incorrectos"<br />
<strong>de</strong> <strong>de</strong>spren<strong>de</strong>rse <strong>de</strong> la lectura es el<br />
que se reivindica a veces a nombre<br />
<strong>de</strong> la libertad, <strong>de</strong> la "espontaneidad",<br />
<strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho a ser uno mismo.<br />
Es sencillo autoconvencerse <strong>de</strong> que<br />
tanto los poetas como los filósofos<br />
-para no mencionar a quienes <strong>de</strong>tentan<br />
el po<strong>de</strong>r político o socialreprimen<br />
o colonizan un "instinto",<br />
que sería algo así como nuestro único<br />
acceso a la "verda<strong>de</strong>ra vida". Pero<br />
esto equivale a olvidar que no<br />
hay realidad -incluso en el dispendio<br />
más extático <strong>de</strong> uno mismo-,<br />
que no sea una hechura <strong>de</strong>l lenguaje,<br />
y que tratar <strong>de</strong> omitir las palabras<br />
que se entretejen en el texto que<br />
A primera vista no se entien<strong>de</strong>, por<br />
ejemplo, la alusión a la figura "que está<br />
justo a su lado", ni cuáles son las convenciones<br />
morales que Paolo y Francesca<br />
se sintieron inspirados a transgredir<br />
mientras leían poesía. En mi opinión,<br />
se compren<strong>de</strong> y se disfruta aún más esta<br />
i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> Bonnefoy si se lee este pasaje<br />
<strong>de</strong>l Infierno (versos 126 a 142) con<br />
ayuda <strong>de</strong> la nota <strong>de</strong> Ángel Crespo, que<br />
transcribo aquí para comodidad <strong>de</strong>l lector:<br />
"Francesca era hija <strong>de</strong>l amigo <strong>de</strong><br />
Dante Guido da Polenta, <strong>de</strong> Rímini. Se<br />
casó con Gianciotto Malatesta y se enamoró<br />
<strong>de</strong> su cuñado Paolo, que es el alma<br />
que figura a su lado en este pasaje.<br />
Ambos fueron sorprendidos por Gianciotto,<br />
quien les quitó la vida al instante".<br />
(Infierno, Barcelona, Seix-Barral,<br />
1973, p. 56). (T.).<br />
uno lee sólo lleva a que nos abandonemos,<br />
sin damos cuenta siquiera,<br />
a la tiranía <strong>de</strong> otras palabras que<br />
están en realidad mucho más <strong>de</strong>terioradas,<br />
y <strong>de</strong> lo cual no pue<strong>de</strong> sino<br />
resultar un acercamiento a las cosas<br />
más parcial y por añadidura más<br />
abstracto. Es verdad que es imprescindible<br />
<strong>de</strong>sertar <strong>de</strong>l texto, pero es<br />
cierto también que es preciso a<strong>de</strong>más<br />
haberlo <strong>de</strong>smenuzado, haberlo<br />
recorrido <strong>de</strong> arriba abajo; es necesario<br />
haber fundado espacios personales<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l texto para disponer<br />
<strong>de</strong> una visión panorámica <strong>de</strong> ese<br />
mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong>l mundo exterior que el<br />
texto <strong>de</strong>svertebra y que tendremos<br />
que armar en la lectura. Y no tratemos<br />
<strong>de</strong> convertir a Rimbaud en un<br />
santo patrón <strong>de</strong> esa suerte <strong>de</strong> huida,<br />
ya que él jamás se propuso trazar<br />
distinciones entre su búsqueda<br />
<strong>de</strong> la sensación pura y su propuesta<br />
<strong>de</strong> nuevos valores. La Presencia<br />
jamás surge <strong>de</strong> estas negativas antidialécticas<br />
que son secretamente<br />
i<strong>de</strong>ológicas. La Presencia nos pi<strong>de</strong><br />
escuchar, y hacer incluso <strong>de</strong> nuestra<br />
avi<strong>de</strong>z una forma <strong>de</strong> empatía.·<br />
No querría, a<strong>de</strong>más, dar la impresión<br />
<strong>de</strong> que con<strong>de</strong>sciendo con el<br />
i<strong>de</strong>al romántico que le atribuye al<br />
poeta una sensibilidad para leer <strong>de</strong><br />
mejor modo un texto que un crítico<br />
común y corriente, concepción<br />
que <strong>de</strong> hecho sitúa al poeta por encima<br />
<strong>de</strong> la pareja condición que<br />
como lectores todos compartimos.<br />
Terminar por <strong>de</strong>sesperarse con los<br />
efectos producidos por un texto no<br />
autoriza, obviamente, a que uno se<br />
permita eludir las normas que rigen<br />
el uso <strong>de</strong> las palabras y que <strong>de</strong>moran<br />
siempre el hallazgo poético. Y<br />
solazarse con la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que uno<br />
pue<strong>de</strong> hacer tal cosa, para luego entregarse<br />
a elucubraciones mentales<br />
que no constituyen en realidad sino<br />
otro sistema más cerrado <strong>de</strong> signos,<br />
se traduce en un nuevo <strong>de</strong>sperdicio<br />
<strong>de</strong> las ventajas que el lenguaje proporciona<br />
cuando se le convierte en<br />
el espacio don<strong>de</strong> todo lo que aspira<br />
a <strong>de</strong>cir pue<strong>de</strong> ser (y es) puesto en<br />
*Titchener usó por primera vez en<br />
1909 el término empatía, como traducción<br />
<strong>de</strong> la palabra alemana Einfühlung.<br />
Experimentamos empatía cuando nos<br />
i<strong>de</strong>ntificamos, hasta cierto punto, con<br />
un objeto animado o inanimado. Se diría<br />
incluso que esta experiencia es una<br />
proyección involuntaria <strong>de</strong> nuestro ser<br />
en un objeto. La contemplación <strong>de</strong> una<br />
escultura pue<strong>de</strong> producimos una sensación<br />
similar a la que la obra sugiere.<br />
Hay una relación con la experiencia cotidiana<br />
<strong>de</strong> levantar una pierna mientras<br />
vemos saltar a un hombre o a un animal.<br />
En un sentido estrictamente literario,<br />
por ejemplo al leer The Windhover<br />
<strong>de</strong> Gerard Manley Hopkins, el lector<br />
podría experimentar <strong>de</strong> manera<br />
empática algunas <strong>de</strong> las sensaciones fisicas<br />
que evoca en su poema al <strong>de</strong>scribir<br />
el vuelo <strong>de</strong>l halcón. (T.).<br />
Biblioteca <strong>de</strong> México<br />
duda. La única ocasión auténtica <strong>de</strong><br />
experimentar una epifanía' ocurre<br />
cuando las proyecciones <strong>de</strong> los <strong>de</strong>seos<br />
personales en el propio poema,<br />
por ejemplo, han sido al menos reconocidas<br />
como tales y por tanto<br />
vueltas relativas. Y alcanzar esta<br />
transparencia en palabras, será sin<br />
duda útil (para la persona que quiera<br />
leerse a sí misma o a los <strong>de</strong>más<br />
con "avi<strong>de</strong>z") para aten<strong>de</strong>r con paciencia<br />
a las observaciones que ha<br />
hecho la lectura crítica -un tipo <strong>de</strong><br />
lectura que sabe cómo <strong>de</strong>smontar<br />
las pretensiones a muchos niveles<br />
<strong>de</strong>l discurso-, con su sabia utilización<br />
<strong>de</strong> la semiología o <strong>de</strong> las categorías<br />
freudianas. La poesía no tiene<br />
nada que temer <strong>de</strong>l estudio <strong>de</strong><br />
los signos, a condición <strong>de</strong> que esta<br />
ciencia no esté coludida con una<br />
i<strong>de</strong>ología o con una metafísica inconscientes.<br />
La poesía sólo tiene<br />
que poner a esta ciencia en guardia<br />
contra otra manera más <strong>de</strong> interrupción<br />
<strong>de</strong> la lectura, y que se halla<br />
en el centro mismo <strong>de</strong>l análisis<br />
textual: la i<strong>de</strong>a formulada por Roland<br />
Barthes en su primera conferencia<br />
luego <strong>de</strong> asumir la cátedra <strong>de</strong><br />
"semiología literaria" en el Colegio<br />
<strong>de</strong> Francia. Barthes propuso que el<br />
escritor rehuya la autoridad <strong>de</strong> la estructura<br />
<strong>de</strong> los textos que lee - esto<br />
es, a los que se somete-, pero Barthes<br />
le sugiere al lector que se resista<br />
a este po<strong>de</strong>r sólo por medio <strong>de</strong><br />
"disgresiones" y "divagaciones" que<br />
lo preservarían entre nociones y<br />
esencias, entre representaciones<br />
verbales, sin importar qué tan veleidosas<br />
o impresionistas él podría<br />
haber <strong>de</strong>seado que fuesen. Barthes<br />
'El término epifanía aludía originalmente<br />
al festival que conmemora la manifestación<br />
<strong>de</strong> Cristo ante los gentiles en<br />
la persona <strong>de</strong> los Magos. La fiesta se<br />
guardaba el 6 <strong>de</strong> enero, "Duodécima Noch<br />
e", el festival <strong>de</strong> los "Tres Reyes". De<br />
un modo más general, el término <strong>de</strong>nota<br />
la manifestación <strong>de</strong> la presencia <strong>de</strong><br />
Dios en el mundo. James Joyce le dio<br />
a esta palabra una connotación específicamente<br />
literaria en su novela Stephen<br />
Hero, en parte primera versión <strong>de</strong> su novela<br />
Retrato <strong>de</strong>l artista adolescente, publicada<br />
por primera vez en 1916. Joyce <strong>de</strong>dicó<br />
meditaciones muy <strong>de</strong>talladas al tema.<br />
La epifanía es el símbolo <strong>de</strong> un<br />
estado espiritual. Dublineses, Retrato <strong>de</strong>l<br />
artista adolescente, Ulysses y Finnegans<br />
Wake forman una serie <strong>de</strong> indagaciones<br />
cada vez más complejas y reveladoras<br />
sobre el estado <strong>de</strong> gracia, y las intuiciones<br />
<strong>de</strong> la inmortalidad. Su <strong>de</strong>scripción<br />
<strong>de</strong> semejantes experiencias no supone<br />
que Joyce las <strong>de</strong>scubrió. Muchos escritores,<br />
sobre todo poetas y religiosos místicos,<br />
nos han <strong>de</strong>jado por escrito su experiencia<br />
<strong>de</strong> epifanías. Ejemplos excepcionales<br />
pue<strong>de</strong>n hallarse en los poemas<br />
<strong>de</strong> George Herbert, Henry Vaughan y<br />
Gerard Manley Hopkins. Hay un pasaje<br />
particularmente prodigioso en Prelu<strong>de</strong>,<br />
el poema biográfico <strong>de</strong> Wordsworth<br />
(libro VIII, 539-559), que <strong>de</strong>scribe una<br />
epifanía. (T.).
no quería saber nada <strong>de</strong> "l'aigrette <strong>de</strong><br />
vent", <strong>de</strong>l estilo ligero como un soplo<br />
<strong>de</strong> viento sobre nuestros templos<br />
que, como <strong>de</strong>cía Breton, pue<strong>de</strong><br />
ser una línea poética, invitándonos<br />
a pasar <strong>de</strong> la representación a<br />
una más recta intuición <strong>de</strong> la presencia.<br />
Para terminar, me gustaría <strong>de</strong>tenerme<br />
un momento en esas líneas,<br />
en esos pasajes <strong>de</strong> un poema que<br />
capturan la atención <strong>de</strong>l lector con<br />
más frecuencia que otros, y que al<br />
mismo tiempo <strong>de</strong>vuelven al lector<br />
a lo que en realidad es, en su propia<br />
vida, in<strong>de</strong>pendientemente <strong>de</strong> la<br />
lectura que ha emprendido y que<br />
ahora <strong>de</strong>ja a un lado.<br />
Me pregunto si aun quienes prefieren<br />
pensar en términos <strong>de</strong> estructuras<br />
y efectos profundos que unen<br />
toda la materia verbal, ¿no encontrarán<br />
en esos momentos <strong>de</strong> intensidad,<br />
<strong>de</strong> belleza, <strong>de</strong> repentina y po<strong>de</strong>rosa<br />
sensación <strong>de</strong> certidumbre,<br />
un indicio inequívoco <strong>de</strong> que la escritura<br />
está con<strong>de</strong>nada a cierta heterogeneidad?<br />
¿Debiéramos sorpren<strong>de</strong>rnos<br />
ante esos cielos <strong>de</strong>spejados<br />
en pleno tiempo nublado, ante esas<br />
súbitas iluminaciones, cuando la experiencia<br />
<strong>de</strong> lo que nos revela, con<br />
su innovación a lo que habita más<br />
allá <strong>de</strong>l lenguaje, resulta sólo un tejido<br />
<strong>de</strong> momentos <strong>de</strong> elevación y <strong>de</strong><br />
caída: instantes <strong>de</strong> entusiasmo<br />
-cuando la configuración <strong>de</strong> ciertas<br />
circunstancias los permite, modificando<br />
la relación entre las palabras-<br />
acompañados <strong>de</strong> momentos<br />
en los que se aguarda en vano? Esta<br />
condición fundamentalmente cíclica<br />
<strong>de</strong> la experiencia vital no pue<strong>de</strong><br />
traducirse a la continuidad <strong>de</strong> un<br />
texto, a menos que se abandone la<br />
ambición que anima a esa experiencia;<br />
<strong>de</strong> otro modo, la escritura adquiere<br />
un carácter fragmentario, se<br />
reanuda al azar y en momentos diferentes,<br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> lo cual el libro<br />
que uno con<strong>de</strong>scien<strong>de</strong> a publicar no<br />
será sino una yuxtaposición <strong>de</strong> varios<br />
fragmentos, <strong>de</strong> entre los cuales<br />
un ojo experimentado sabrá cómo<br />
entresacar las fisuras -aquellos versos<br />
que son a veces más intensos<br />
que otros- que recorren las planchas<br />
<strong>de</strong> metal y que conservan indicios<br />
<strong>de</strong> antiguas incan<strong>de</strong>scencias.<br />
En síntesis, si <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio<br />
no se limita simplemente a unos<br />
cuantos versos, un poema sólo pue<strong>de</strong><br />
ser un añadido imperfecto que<br />
jamás trascien<strong>de</strong> ni mucho menos<br />
suprime la naturaleza azarosa <strong>de</strong> los<br />
varios momentos <strong>de</strong> su concepción<br />
- y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> esta perspectiva, la i<strong>de</strong>a<br />
<strong>de</strong> Mallarmé sobre el libro, que presupone<br />
la noción <strong>de</strong> una escritura<br />
perfectamente homogénea, y en la<br />
que por añadidura <strong>de</strong>saparecería el<br />
lector, es en mi opinión menos el<br />
principio serio <strong>de</strong> una ciencia mo<strong>de</strong>rna<br />
<strong>de</strong> la escritura que un manifiesto<br />
sobre una particular forma <strong>de</strong><br />
pensar: una concepción que aspira<br />
a reducir el poema a meras relaciones<br />
interverbales porque imagina al<br />
mundo sólo como una arquitectura<br />
<strong>de</strong> esencias atemporales, <strong>de</strong>stinadas<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> su creación a la región <strong>de</strong> lo<br />
Inteligible y a ser nombradas por<br />
palabras cuyas relaciones recíprocas<br />
son tan diáfanas y estables como<br />
las <strong>de</strong> las constelaciones en el<br />
universo. Creer que un texto poético<br />
<strong>de</strong>be a su estructura su significado<br />
y su razón <strong>de</strong> ser, implica la existencia<br />
<strong>de</strong> un universo que simplemente<br />
reverbera -como el septeto<br />
<strong>de</strong>l soneto <strong>de</strong> Mallarmé en yx- en<br />
el espejo <strong>de</strong>l lenguaje. Y una vez<br />
que uno se ha <strong>de</strong>cidido, como los actuales<br />
discípulos <strong>de</strong> Mallarmé, a<br />
<strong>de</strong>scubrir las funciones <strong>de</strong>l significado<br />
en la estructura <strong>de</strong>l texto, el<br />
movimiento <strong>de</strong> un texto a otro, las<br />
discontinuida<strong>de</strong>s en sus códigos, todo<br />
ello sin jamás poner en duda la<br />
autoridad <strong>de</strong>l lenguaje como tal sobre<br />
estos sucesivos lenguajes particulares,<br />
resultará inútil intentar, como<br />
Barthes lo hizo, <strong>de</strong>positar el movimiento<br />
<strong>de</strong> vuelta en la habitación<br />
<strong>de</strong> las I<strong>de</strong>as, ya que uno no se habrá<br />
<strong>de</strong>sprendido <strong>de</strong> la noción utópica<br />
que imagina una realidad ajena<br />
al tiempo: las palabras preservadas<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l horizonte <strong>de</strong> un lenguaje<br />
- que es un sistema atemporalignoran<br />
también la muerte.<br />
Gracias a todo lo que ha aprendido<br />
<strong>de</strong> la lingüística, la crítica <strong>de</strong><br />
nuestra época ha tenido que reconocer<br />
la multiplicidad <strong>de</strong> códigos en<br />
la acción <strong>de</strong>l discurso, la pluralidad<br />
<strong>de</strong> significados y representaciones:<br />
es <strong>de</strong>cir, el carácter problemático,<br />
heterogéneo y contradictorio <strong>de</strong>l<br />
mundo <strong>de</strong> nuestra experiencia, que<br />
Mallarmé reducía aún a la Naturaleza<br />
-a la que, solía <strong>de</strong>cir, "nada<br />
pue<strong>de</strong> añadirse". En la propia escritura<br />
hemos tenido que admitir también<br />
que las transgresiones, las diseminaciones,<br />
la acción <strong>de</strong>l significante<br />
sobre las palabras en busca <strong>de</strong><br />
sentido son como esas fisuras <strong>de</strong> las<br />
que hablé que se verifican en la experiencia<br />
vital, y hemos tenido incluso<br />
que preguntarnos si no son<br />
ellas quienes las activan, las excitan,<br />
como expresiones <strong>de</strong> un <strong>de</strong>seo,<br />
por ejemplo, <strong>de</strong>seo que guarda lazos<br />
innumerables con el azar y con<br />
la muerte aun cuando su fantasía<br />
los rechaza. Como consecuencia <strong>de</strong><br />
estos <strong>de</strong>scubrimientos, resulta menos<br />
sencillo que antes consi<strong>de</strong>rar a<br />
la escritura como una experiencia<br />
atemporal, como una huida <strong>de</strong> nuestra<br />
condición finita, y la misma i<strong>de</strong>a<br />
es válida también para la experiencia<br />
<strong>de</strong> la lectura. Cada exégesis <strong>de</strong>be<br />
acercarnos al significado <strong>de</strong> la<br />
existencia, alienada por el juego<br />
verbal <strong>de</strong> la forma. Pero si, por concentrar<br />
la atención en la diversidad<br />
<strong>de</strong> significados, uno olvida ir más<br />
allá <strong>de</strong> su aspecto puramente for-<br />
Biblioteca <strong>de</strong> México<br />
E!Ratón<br />
tiva hispónica abundan los temas futbolísticos:<br />
Vicente Verdú, Camilio <strong>José</strong> Celo<br />
y Miguel Delibes han <strong>de</strong>dicado libros<br />
enteros o lo celebración <strong>de</strong> los conchos.<br />
y yo metidos o buscar cracles, conviene<br />
recordar Soñé que la nieve ardía, <strong>de</strong>l chileno<br />
Antonio Skórmeta, novelo que narro<br />
la caída <strong>de</strong> Allen<strong>de</strong> vista por un joven<br />
centro <strong>de</strong>lantero.<br />
La pasión por el futbol suele mostrar síntomas<br />
<strong>de</strong> auténtica infección. Quizó por<br />
ello, en Italia los fanóticos <strong>de</strong>l futbol son<br />
llamados "tifosos". El llevado y traído<br />
ratón <strong>de</strong> nuestra Biblioteca se precio <strong>de</strong><br />
transmitir esto clase <strong>de</strong> tifo; coda vez que<br />
hay un buen partido, es posible encontrarlo<br />
cerco <strong>de</strong> un radio <strong>de</strong> transistores,<br />
con la bocina horadada como un apetitoso<br />
gruyere. No hemos podido averiguar<br />
cuól es su equipo favorito, pero<br />
cuando pier<strong>de</strong> el Necaxa se hun<strong>de</strong> en<br />
una fría ratonera.<br />
Como Adolfo Bioy Casares, Julio Cortózar,<br />
Umberto Soba y tontos otros, nuestro<br />
ratón es hincha <strong>de</strong> los libros y los estadios.<br />
Por eso se ofen<strong>de</strong> (como hemos<br />
visto, es muy quisquilloso) cada vez que<br />
los en<strong>de</strong>bles integrantes <strong>de</strong> la selección<br />
nacional son llamados "ratoncitos ver<strong>de</strong>s".<br />
Hasta hace poco, una <strong>de</strong> las maravillas<br />
<strong>de</strong>l futbol era que Estados Unidos<br />
podía ser consi<strong>de</strong>rado un país exótico.<br />
Ahora son capaces <strong>de</strong> clavarnos un<br />
merecido 2-0. No hay duda <strong>de</strong> que México<br />
se ha convertido en uno <strong>de</strong> los peores<br />
equipos <strong>de</strong> la región, pero esto no significa<br />
que los jugadores merezcan el nombre<br />
<strong>de</strong> ratones. ¡Mós respeto poro los<br />
tocayosl<br />
Ramón Gómez <strong>de</strong> la Serna solía pedir<br />
vasos con "agua <strong>de</strong> agujeros". Obviamente<br />
esto ocurría en su prosa y no en<br />
los cafés madrileños. Cualquier lector<br />
-o, para el caso, cualquier mesero- con<br />
imaginación sabe que se refiere al aguo<br />
mineral con gas. Sin embargo, en México<br />
la frase <strong>de</strong> Gómez <strong>de</strong> la Serna se presta<br />
a otros entendidos. Somos el paraíso
mal, es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong> los modos como se<br />
unen articuladamente, embonan entre<br />
sí, cobran vida por la música <strong>de</strong><br />
la palabra, más allá en fin <strong>de</strong> los artificios<br />
que los transforman en tropos<br />
hermosos; si uno se pasa todo<br />
el tiempo buscando leyes o admirando<br />
estilos; en síntesis -yen esto<br />
resi<strong>de</strong> el "placer <strong>de</strong>l texto" - si<br />
uno le da prioridad al papel <strong>de</strong>l significante<br />
y no al sentido <strong>de</strong>l significado<br />
uno podria aún, es cierto, diferir<br />
el momento en que se cobra<br />
conciencia <strong>de</strong> ese ser-en-el-tiempo<br />
que somos. Y esta es la razón por la<br />
que el análisis textual es una forma<br />
<strong>de</strong> crítica, a pesar <strong>de</strong> los son<strong>de</strong>os<br />
que realiza en el significado <strong>de</strong> la<br />
existencia, una forma <strong>de</strong> crítica más<br />
severa que otras -en razón <strong>de</strong> sus<br />
momentos <strong>de</strong> eventual absorción<br />
con el árido e impersonal trabajo<br />
científico, a los que siguen otros<br />
momentos <strong>de</strong> mero disfrute. En tanto<br />
que el acto <strong>de</strong> leer, como Rimbaud<br />
lo entendía, leer con la certidumbre<br />
<strong>de</strong> que es nuestro <strong>de</strong>recho<br />
abandonar la lectura, es ya querer<br />
admitir la naturaleza <strong>de</strong> la existencia,<br />
que es ciertamente trágica y en<br />
modo alguno festiva.<br />
Examino ahora las páginas <strong>de</strong><br />
una edición especial <strong>de</strong> la Nouvelle<br />
Revue <strong>de</strong> Psychanalyse que anuncian<br />
un proyecto sobre la lectura. 5 Que<br />
Proustjamás habló <strong>de</strong> "textos" concuerda<br />
perfectamente con lo que he<br />
tratado <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir aquí, y ocurre lo<br />
mismo con la evocación <strong>de</strong> Proust<br />
<strong>de</strong> la lectura como una experiencia<br />
enriquecida por la memoria <strong>de</strong> los<br />
lugares, las personas y las cosas que<br />
asociamos a cada libro que hemos<br />
leído. Para abreviar mi i<strong>de</strong>a <strong>de</strong>l tipo<br />
<strong>de</strong> lectura que más se aproxima<br />
a la poesía, podría haber dicho que<br />
nos pi<strong>de</strong> apartar la mirada <strong>de</strong> la lectura<br />
y contemplar el mundo, que<br />
resulta siempre tan sorpren<strong>de</strong>nte,<br />
siempre tan inmaculado y tan lleno<br />
<strong>de</strong> vida -"vierge et vivace", que<br />
diría Mallarmé- 6 y que las formas<br />
escritas interpretan, pero terminan<br />
por diluir en un escenario <strong>de</strong> posibilida<strong>de</strong>s<br />
cada vez más inferiores a<br />
lo que el mundo es. Y podría haber<br />
5. Bonnefoy alu<strong>de</strong> a la convocatoria<br />
para enviar ensayos sobre el problema<br />
<strong>de</strong> la lectura, publicada por la dirección<br />
<strong>de</strong> la Nouvelle Revue <strong>de</strong> Psychanalyse. En<br />
el texto <strong>de</strong> la convocatoria, la dirección<br />
<strong>de</strong> la revista contrasta la obsesión contemporánea<br />
por <strong>de</strong>scifrar y <strong>de</strong>codificar<br />
"textos", con la evocación <strong>de</strong> Proust <strong>de</strong><br />
la lectura como una experiencia enriquecida<br />
por la m emoria <strong>de</strong> los lugares<br />
y las personas a los que asociamos cada<br />
obra que hemos leído. (T.).<br />
6. Cita Bonnefoy el primer verso <strong>de</strong><br />
un soneto <strong>de</strong> Mallarmé: "Le vierge, le vivace,<br />
et le bel aujord'hui". (El inmaculado,<br />
el vital y hermoso día <strong>de</strong> hoy). Pertenece<br />
a la colección <strong>de</strong> Mallarmé "Plusieurs<br />
sonnets" (Sonetos varios). (T.).<br />
Manuscrito Ilustrado <strong>de</strong>l Mlsol Benlto/d. Biblioteca Plerpont Morgan.<br />
añadido que el significado <strong>de</strong> un<br />
texto sólo empieza a cobrar sentido<br />
para nosotros <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> esa verificación<br />
que consiste en dar -<strong>de</strong><br />
modo totalmente instintivo- nueva<br />
vida a sus palabras con los recuerdos<br />
<strong>de</strong> lo que hemos vivido o<br />
con lo que ahora experimentamos.<br />
¿Cómo podríamos leer acerca <strong>de</strong><br />
"bosques olvidados" sobre los que<br />
cae un "invierno lúgubre" sin transportamos<br />
imaginariamente hacia<br />
bosques que nos pertenecen , don<strong>de</strong><br />
nos es dable lo mismo encontrarnos<br />
que per<strong>de</strong>rnos?7 Po<strong>de</strong>mos apre-<br />
7. Bonnefoy alu<strong>de</strong> al primer verso <strong>de</strong><br />
otro soneto <strong>de</strong> Mallarmé: "Sur les bois<br />
oubliés quand passe l'hiver sombre" . (Sobre<br />
bosques en el olvido cuando cae un<br />
invierno lúgubre). (T.) .<br />
Biblioteca <strong>de</strong> México<br />
10<br />
ciar aquí una <strong>de</strong> las secretas conexiones<br />
entre poesía y pintura. Lo<br />
que requiere <strong>de</strong> mayor atención, y<br />
don<strong>de</strong> corremos el riesgo <strong>de</strong> quedar<br />
atrapados por la magia <strong>de</strong>l lenguaje,<br />
es aquello que en la experiencia<br />
sensorial resulta más sugerente que<br />
lo que inspiran las palabras, yesjusto<br />
aquí don<strong>de</strong> interviene la pintura'<br />
-a menudo para evocar directamente,<br />
<strong>de</strong> un modo no verbal, esa unidad<br />
que las palabras fracturan. "Abandonar<br />
la lectura" significa por tanto<br />
transformarse en pintor, o por lo<br />
menos pedirle apoyo a la pintura,<br />
a su gracia, por ejemplo, para trazar<br />
un paisaje: eso es lo que ha hecho<br />
la cultura occi<strong>de</strong>ntal en algunos<br />
<strong>de</strong> esos gran<strong>de</strong>s momentos en los<br />
que ha recobrado conciencia <strong>de</strong> la<br />
poesía -representados, por ejemplo,<br />
por Wordsworth y Constable.
RAFAEL CADENAS<br />
En La Orestiada<br />
Receso<br />
Estuve al lado <strong>de</strong> la Erinias. Las vi <strong>de</strong>scansar en una <strong>de</strong> las gradas <strong>de</strong>l<br />
anfiteatro. Se habían <strong>de</strong>spojado <strong>de</strong> su velo, sus negras serpientes, su látigo<br />
incesante. Tomaban refrescos y charlaban en medio <strong>de</strong> la tregua. Eran<br />
seis mujeres jóvenes que con sus rostros y sus cuerpos encantaron la<br />
noche.<br />
De pronto volvieron a ser las terribles, las portadoras <strong>de</strong>l espanto. Subían<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el fondo, ululando, vertiginosas, sin fatiga. Aullaban, chillaban,<br />
perseguían al transgresor. En aquel momento <strong>de</strong>sconocían lo que<br />
les asignaba el <strong>de</strong>stino: ser domadas por Atenea, la diosa civil.<br />
Avisos<br />
Desoye al hombre <strong>de</strong> garra. Prefiere la palabra que no llega <strong>de</strong>sfigurada<br />
hasta ti. Lo que transcurre por <strong>de</strong>bajo con suave circulación.<br />
Déjate tomar <strong>de</strong> la mano por lo inoído. Descuida el país gárrulo. Vigila.<br />
Moradas<br />
En medio <strong>de</strong> la incertidumbre, el reto: la pregunta sobre el sentido <strong>de</strong><br />
esta constancia que inscribe letras en el gran hueco.<br />
Ser boca, a pesar <strong>de</strong> todo. Una manera <strong>de</strong> asentir.<br />
Líneas perplejas. Voces en la espesura, sobrias.<br />
Ramazones.<br />
Lo andado nos sitia.<br />
Camino en los bor<strong>de</strong>s, con venia extraña, <strong>de</strong> fondo. ¿Quién me sostiene<br />
abajo? No veo la roca, lo último <strong>de</strong> la fundación, a don<strong>de</strong> no llegan<br />
las tormentas. Oscuro venero <strong>de</strong>l adorador que arriba es espuma. Debajo<br />
yace, contrafigura <strong>de</strong> una ausencia, lo incólume.<br />
Después <strong>de</strong> la espera don<strong>de</strong> el rostro se olvida, lo informulado <strong>de</strong>safiando<br />
la boca.<br />
Nos quebramos sobre el existir que tien<strong>de</strong> manos simples. Nos enzarzamos<br />
entre lo nombrable. Caemos, recaemos.<br />
Sabemos que no se pue<strong>de</strong> entrar.<br />
Este peso es el acompañante <strong>de</strong> todas las ingravi<strong>de</strong>ces. La ligereza se funda<br />
en lo más lejano. Tenemos horcas para cada <strong>de</strong>sconcierto.<br />
Las preguntas caen solas. Las <strong>de</strong>sgrava la corporeidad que restalla en<br />
el esplendor tan ajeno y tan perteneciente.<br />
En el centro <strong>de</strong> la magna ausencia asentamos nuestras casas. Su rumor<br />
inaudible las anima. Aunque vivimos para obe<strong>de</strong>cer somos los nómadas<br />
que inva<strong>de</strong>n el terreno <strong>de</strong> un tirano. Una vez -se dice- nuestra<br />
voz resonó con fuerza, pero hoy se consume en su propia resonancia, como<br />
una cara en un estanque y cuando nos hablan <strong>de</strong> pesadumbre sabemos<br />
que ninguna sobrepasa cada uno <strong>de</strong> nuestros movimientos, este hilo<br />
roto que <strong>de</strong>jan nuestros pasos.<br />
Sentir es magnífico; escribir, exultante; habitar, 10 sumo. Pero ¿dón<strong>de</strong><br />
está el lugar aplacado, el sitio <strong>de</strong> reunión, el punto <strong>de</strong>l encuentro solvente?<br />
Abandonamos. Decidimos vivir. Algo sigue sustrayendo fuerza a la fuerza.<br />
Porque existe un espacio que no se entrega don<strong>de</strong> los enemigos se<br />
reconcilian.<br />
Biblioteca <strong>de</strong> México<br />
11<br />
EIRatón<br />
<strong>de</strong> las goteras; se diría que el único requisito<br />
para obtenerlas es que haya techo.<br />
Pero ya sabemos que todo diluvio<br />
trae ventajas. Recientemente un equipo<br />
<strong>de</strong> muse6grafos suizos se sorprendi6 al<br />
encontrar, en una <strong>de</strong> nuestras mós famosas<br />
salas <strong>de</strong> arte, una constelaci6n <strong>de</strong> cubetas<br />
<strong>de</strong> colores que recibían gotas <strong>de</strong>l<br />
techo. Como se habían llenado a <strong>de</strong>stiempo,<br />
las cubetas producían distintos sonidos<br />
(se habían "afinado" <strong>de</strong> manera<br />
azarosa). los suizos pensaron que se trataba<br />
<strong>de</strong> una "instalaci6n" <strong>de</strong>liberada, <strong>de</strong><br />
una feliz mezda <strong>de</strong>l colorido popular mexicano<br />
(las cubetas), la música aleatoria<br />
<strong>de</strong> John Coge y el sentido plóstico <strong>de</strong> Joseph<br />
Beuys. Cuando le preguntaron al vigilante<br />
c6mo se llamaba la obra, cantest6:<br />
"agua <strong>de</strong> agujeros". No cabe duda:<br />
la vida mexicana estó llena <strong>de</strong> greguerías<br />
dignas <strong>de</strong>l mejor Gómez <strong>de</strong> la Serna.<br />
las biografías inteligentes vuelven a interesar<br />
al público ledor. No <strong>de</strong>ja <strong>de</strong><br />
agradar que en la era <strong>de</strong>l best-seller, las<br />
listas <strong>de</strong> ventas sean dominadas por títulos<br />
como El imperio perdido, <strong>de</strong> <strong>José</strong><br />
María Pérez Gay, que traza vívidos retratos<br />
<strong>de</strong> cuatro <strong>de</strong> los mayores escritores<br />
<strong>de</strong> la lengua alemana en este siglo:<br />
Hermann Broch, Robert Musil, Karl Kraus<br />
y Elias Canetti.<br />
También Antonieta Rivas Mercado ha<br />
vuelto a ser objeto <strong>de</strong> la reflexión biográfica.<br />
Antonieta es el nombre <strong>de</strong>l muy disfrutable<br />
libro <strong>de</strong> fabienne Bradu que se<br />
agotó en dos meses y <strong>de</strong>l cual publicamos<br />
un anticipo en nuestro número 314.<br />
Por cierto que, a propósito <strong>de</strong> esta biografía,<br />
nuestro amigo <strong>José</strong> Emilio Pacheco<br />
escribió dos espléndidos "Inventarios"<br />
en Proceso. Nos po<strong>de</strong>mos felicitar <strong>de</strong> esta<br />
venturosa intromisión en las vidas ajenas.<br />
los gran<strong>de</strong>s austriacos y Antonieta:<br />
vidas para leerlas, como diría el siempre<br />
paronomósico Cabrera Infante.
Días <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> <strong>José</strong> <strong>Juan</strong> <strong>Tablada</strong>,<br />
en 1945, Octavio Paz —a petición <strong>de</strong> Fe<strong>de</strong>rico <strong>de</strong><br />
Onís, entonces Jefe <strong>de</strong>l Departamento <strong>de</strong> Español<br />
<strong>de</strong> la Universidad <strong>de</strong> Columbia— dictó en la<br />
Biblioteca <strong>de</strong> Nueva York una conferencia sobre<br />
el vanguardista mexicano cuya importancia<br />
hasta entonces había permanecido inadvertida o<br />
relegada. A partir <strong>de</strong> entonces, la obra y la<br />
figura <strong>de</strong> <strong>Tablada</strong> entraron en una fase <strong>de</strong><br />
ascenso que aún hoy nos alumbra.<br />
La Biblioteca <strong>de</strong> México conserva un fondo <strong>de</strong><br />
<strong>José</strong> <strong>Juan</strong> <strong>Tablada</strong> consistente en alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> 40<br />
volúmenes <strong>de</strong> su biblioteca, algunos anotados <strong>de</strong><br />
su puño y letra. Por medio <strong>de</strong> esta entrega,<br />
nuestra revista se une a los esfuerzos <strong>de</strong> quienes,<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> muy diversos frentes, siguen estudiando y<br />
reuniendo esta obra que se antoja inagotable.<br />
En especial, agra<strong>de</strong>cemos al Centro <strong>de</strong> Estudios<br />
Literarios <strong>de</strong> la UNAM y a su directora Margit<br />
Frenk el haber puesto a nuestra disposición<br />
materiales <strong>de</strong>l Archivo <strong>de</strong> <strong>José</strong> <strong>Juan</strong> <strong>Tablada</strong> que<br />
se halla bajo su custodia.<br />
< <strong>José</strong> <strong>Juan</strong> <strong>Tablada</strong> con Nina Cabrera.
JOSÉ JUAN TABLADA<br />
El hogar <strong>de</strong> la Nao <strong>de</strong> China<br />
J osé <strong>Juan</strong> <strong>Tablada</strong> perteneció a<br />
una generación poética con enorme<br />
conciencia <strong>de</strong> su propia leyenda;<br />
el duelista Díaz Mirón o el ubicuo<br />
socialité Urbina, el bohemio<br />
extremo Ruelas o el provinciano<br />
con<strong>de</strong>nado Acuña actuaban a partir<br />
<strong>de</strong> mo<strong>de</strong>los, <strong>de</strong> imágenes fielmente<br />
seguidas y variadas. <strong>Tablada</strong><br />
siempre estuvo a la altura <strong>de</strong><br />
su leyenda: un centro importante<br />
<strong>de</strong> su figura fue la casajaponesa<br />
que construyó en Coyoacán.<br />
Muchos visitantes salían impresionados<br />
<strong>de</strong> la recreación oriental,<br />
otros especulaban que él no hablaba<br />
una palabra <strong>de</strong> japonés y<br />
que sus criados reaccionaban a<br />
una jerigonza incomprensible según<br />
un guión previamente ensayado.<br />
Como sea, la importancia<br />
<strong>de</strong> esa casa japonesa, y lo que en<br />
sí representaba <strong>de</strong> un <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ntismo<br />
sensual y exquisito, y el final<br />
atroz que tuvo en la Revolución,<br />
son signos que con<strong>de</strong>nsan a toda<br />
una época.<br />
A esa casa, <strong>Tablada</strong> <strong>de</strong>dicó varias<br />
páginas dispersas en sus Memonas.<br />
En seguida presentamos<br />
lo que sobre ella publicó el poeta<br />
en El Universal los días 16, 23 Y<br />
30 <strong>de</strong> septiembre <strong>de</strong> 1926, y el 1<br />
<strong>de</strong> marzo y el 12 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1928.<br />
Gusta vo Garda<br />
U na <strong>de</strong> tantas mañanas, como el<br />
doctor Urrutia m e interrogara sobre<br />
lo que iba yo a hacer a mi llegada<br />
a la metrópoli y yo le dijera que iba<br />
a comprar unas alfombras para mi<br />
casa, el doctor, sonriendo me preguntó:<br />
- ¿ y cuánto va usted a pagar por<br />
metro <strong>de</strong> alfombra?<br />
Satisfice lo que me parecía extraña<br />
curiosidad y mi amigo repuso al<br />
punto:<br />
-Bueno, pues con la tercera parte<br />
<strong>de</strong> lo que va usted a pagar por<br />
m etro <strong>de</strong> alfombra, pue<strong>de</strong> usted<br />
comprar en abonos y cerca <strong>de</strong> mi<br />
sanatorio, un m etro cuadrado <strong>de</strong> terreno<br />
. . . Las al fombras, que no son<br />
más que nidos <strong>de</strong> gérmenes y microbios,<br />
se gastarán en poco tiempo,<br />
mientras que el terreno, don<strong>de</strong><br />
podrá usted construir su casa propia,<br />
subirá siempre <strong>de</strong> valor ... Vamos,<br />
¡compre usted su terreno y<br />
(Fragmentos <strong>de</strong> sus memorias)<br />
ahorrará para edificar más tar<strong>de</strong> su<br />
casa!<br />
Confieso que la forma habilísima<br />
en que el doctor me aconsejó, me<br />
hizo parecer fácil y accesible lo que<br />
antes había consi<strong>de</strong>rado tan difícil<br />
y poco hace<strong>de</strong>ro; que aquello <strong>de</strong> hacer<br />
"casa propia" y convertirme en<br />
propietario, me había parecido más<br />
que cosa factible, sueño o ilusión.<br />
Notó el doctor mi entusiasmo y siguió<br />
exhortándome con tal resultado<br />
que, en vez <strong>de</strong> ir al almacén <strong>de</strong><br />
alfombras, me encaminé al "Centro<br />
Mercantil" y en la oficina <strong>de</strong> Rivera<br />
y Carrillo, populares realtors <strong>de</strong><br />
entonces, compré para pagar a plazos<br />
los tres lotes <strong>de</strong> terreno al bor<strong>de</strong><br />
<strong>de</strong> la Calzada <strong>de</strong> Coyoacán a<br />
Churubusco, don<strong>de</strong> más tar<strong>de</strong> y con<br />
todo género <strong>de</strong> sacrificios y aun privaciones,<br />
habria <strong>de</strong> edificar mi Buen<br />
Retiro, la casa con biblioteca y jardín,<br />
símbolos <strong>de</strong>l estudio y el recreo<br />
en que habría <strong>de</strong> dividir mi vida <strong>de</strong><br />
escritor.<br />
No bien supo el doctor que era yo<br />
propietario o que estaba en franco<br />
camino <strong>de</strong> serlo, cuando me envió<br />
como obsequio una buena cantidad<br />
<strong>de</strong> pinos <strong>de</strong> la montaña y sauces <strong>de</strong><br />
Xochimilco, para principiar el huerto<br />
que ro<strong>de</strong>aría la "casa" en proyecto.<br />
Yen cuanto supo que aquellos terrenos<br />
eran míos, con todo y ser pequeños<br />
y <strong>de</strong> poco valor, brotó en mí<br />
el sentimiento atávico, el Beatus possi<strong>de</strong>ntis,<br />
innato en los hombres<br />
todos .<br />
Hablaba <strong>de</strong> mis terrenos con<br />
cierta satisfacción que no escapó a<br />
la broma <strong>de</strong> mis compañeros <strong>de</strong> oficina<br />
y <strong>de</strong> bohemia y por las tar<strong>de</strong>s,<br />
al caer el sol, me encaminaba <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
la lejana casa que rentaba a monsieur<br />
Chauveau, en el mismo pueblo,<br />
hasta aquellos terrenos que eran<br />
míos.<br />
¡Con cuánto amor contemplaba,<br />
dorado al crepúsculo por el bello sol<br />
mexicano, aquel llano, lleno <strong>de</strong> zacate<br />
y bor<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> huejotes que<br />
fueron mi primer bien sobre la tierra<br />
.. . I Acariciaba, verda<strong>de</strong>ramente,<br />
el terreno aquel con la mirada y<br />
al notar la multitud <strong>de</strong> grillos y saltones<br />
que lo poblaban y que yo incluía<br />
en la posesión, ¡los veía como<br />
<strong>de</strong>be haber visto el famoso gana<strong>de</strong>-<br />
Biblioteca <strong>de</strong> México<br />
14<br />
ro don Luis Terrazas, las reses innumerables<br />
que poblaban sus <strong>de</strong>hesas!<br />
. ..<br />
El doctor Urrutia, que proseguía<br />
su buena obra <strong>de</strong> inclinarme al ahorro,<br />
no <strong>de</strong>jaba <strong>de</strong> preguntarme a diario<br />
cómo iban los terrenos y si medraban<br />
los arbolillos recién plantados<br />
al mismo tiempo que fomentaba<br />
mi vanidad <strong>de</strong> hombre económico,<br />
dándole importancia a mi acto y elogiándome<br />
ante los contertulios reunidos,<br />
Luis Cabrera, Jorge Enciso,<br />
el Doctor At!, Rubén Campos o los<br />
más íntimo:" y asiduos, con el fin<br />
quizás <strong>de</strong> estimular en ellos el útil<br />
hábito <strong>de</strong> ahorrar. No en vano, pues<br />
creo que esas pláticas no hayan <strong>de</strong>jado<br />
<strong>de</strong> influir en muchos <strong>de</strong> ellos<br />
que más tar<strong>de</strong> se hicieron propietarios,<br />
como Luis Cabrera, que compró<br />
una romántica casona frente a<br />
la solariega <strong>de</strong> "Posadas" y Rubén<br />
Campos, que seguido luego por Miguel<br />
Lerdo construyó su morada en<br />
agreste solar <strong>de</strong> la vieja huerta conventual<br />
<strong>de</strong>l Carmen , en el vecino<br />
San Ángel .<br />
Por mi parte, no bien tuve el<br />
te rreno, cuando sentí el impulso<br />
constructor que siempre ha al entado<br />
a pesar <strong>de</strong>l escaso pecunia y <strong>de</strong><br />
las contingencias <strong>de</strong> la vida .. Sin<br />
m edios aún <strong>de</strong> construir la casa imaginé<br />
comenzar el jardín excavando<br />
con el doble fin <strong>de</strong> hacer un lago y<br />
luego un montecillo con la tierra extraída.<br />
Al punto logré 10 primero,<br />
pues el agua brotó <strong>de</strong>l subsuelo, luego<br />
espontáneamente juncos y tulares<br />
y al fin, una nube <strong>de</strong> mosquitos que<br />
martirizaban a mis amigos, cuando<br />
yo los llevaba haciendo lo que los<br />
franceses llaman el tour du propietaire.<br />
. Lo cual hizo <strong>de</strong>cir al pícaro<br />
Jorge Enciso:<br />
- Ya no busques nombre para tu<br />
futura casa, pues ya se lo encontramos.<br />
¡Se llamará "Villa Mosco"! Y<br />
como al mismo tiempo zumbara<br />
una nube <strong>de</strong> dípteros en <strong>de</strong>rredor<br />
nuestro, no pu<strong>de</strong> protestar y por<br />
mucho tiempo mis amigos <strong>de</strong>signaron<br />
el terreno y la casa luego, con<br />
el <strong>de</strong>nigrante epíteto <strong>de</strong> "Villa<br />
Mosco" .<br />
Alguno <strong>de</strong> mis amigos, también,<br />
ante mi empeño en construir la morada<br />
y mis apuros para completar la<br />
"raya" semanaria <strong>de</strong> los trabajado-
es, dijo con sorna:<br />
- Este poeta es constructor como<br />
un faraón ..<br />
Ante lo cual, otro, creo que fue<br />
Montenegro, puso las cosas en su<br />
verda<strong>de</strong>ro tamaño diciendo:<br />
- ¡Sí! Es constructor; pero no como<br />
un faraón, ¡sino como una golondrina!<br />
Me <strong>de</strong>jó satisfecho el símil. Fue<br />
exacto, pues como la pobre golondrina<br />
migratoria, empujado por vientos<br />
adversos y en busca <strong>de</strong> propicios<br />
climas, ¡siempre he intentado refugianne<br />
en el alero y construir mi vida'<br />
. Pero la Primavera, la i<strong>de</strong>al<br />
Primavera florida, <strong>de</strong> tibio sol dorado<br />
y cielo azul, no la he encontrado<br />
en parte alguna, ¡quizá porque<br />
no existe sobre la tierra'<br />
Sin duda, la encontraremos todos<br />
en otro plano, en el <strong>de</strong>vakánico,<br />
don<strong>de</strong> poetas y golondrinas emigrarán<br />
<strong>de</strong> oasis en oasis y <strong>de</strong> arco iris<br />
en arco iris, colgando sus nidos felices<br />
en los aleros <strong>de</strong>l cielo, en las<br />
mansiones <strong>de</strong> Dios . ¡Así sea'<br />
Con un sentimiento <strong>de</strong> ternura,<br />
con ese mismo sentimiento con que<br />
los hombres añosos contemplamos<br />
nuestros retratos infantiles, rememoro<br />
aquellos días <strong>de</strong> juventud que<br />
entonces se me antojaban adversos<br />
y que haciendo el tardío balance,<br />
resultan ser <strong>de</strong> los más gratos y dorados<br />
<strong>de</strong> toda una vida, cuando me<br />
entusiasmaba ese afán <strong>de</strong> hacer "mi<br />
casa propia" y me <strong>de</strong>scorazonaban<br />
los pequeños y naturales obstáculos.<br />
Días en que por ese afán constructivo,<br />
cuando mis amigos proyectaban<br />
un paseo o una parranda,<br />
yo m e sustraía al complot porque<br />
calculaba que los veinte pesos r¡ue<br />
había <strong>de</strong> costanne el paseo, significaban<br />
un ciento <strong>de</strong> ladrillos o media<br />
docena <strong>de</strong> vigas para la casa en<br />
construcción, o bien en que pasando<br />
a la vera <strong>de</strong> las librerias en la<br />
Avenida <strong>de</strong>l Cinco <strong>de</strong> Mayo, no me<br />
<strong>de</strong>tenía ante los escaparates, <strong>de</strong> miedo<br />
<strong>de</strong> sucumbir a la tentación que<br />
me presentaban las ediciones <strong>de</strong> lujo<br />
<strong>de</strong> mis autores amados, los De<br />
Goncourt, Remy <strong>de</strong> Gounnont, Laforgue<br />
o Francis James, o en que<br />
aun <strong>de</strong>jaba yo <strong>de</strong> aten<strong>de</strong>r a mi vestir,<br />
que me preocupaba sobremanera<br />
entonces ... y todo con el fin <strong>de</strong><br />
que la construcción prosperara y<br />
una nueva pieza fuera añadida a las<br />
que ya me ofrecían el reconfortante<br />
abrigo <strong>de</strong> su techo y la serena alegría<br />
<strong>de</strong> sus muros enjalbegados.<br />
Tal fue mi ahínco <strong>de</strong> ahorro y mi<br />
afán <strong>de</strong> a<strong>de</strong>lantar el sentimiento <strong>de</strong><br />
la beatitud <strong>de</strong>l poseedor, que apenas<br />
tuvo la casa tres aposentos habitables,<br />
cuando me mudé a ella, satisfecho<br />
<strong>de</strong> haber pagado la última<br />
renta a mi "proprio" monsieur Chauveau<br />
..<br />
El sol matinal me <strong>de</strong>spertaba bañándome<br />
<strong>de</strong> claridad, al entrar por<br />
las ventanas sin ma<strong>de</strong>ras y la her-<br />
Como diplomático, en traje <strong>de</strong> gala. Caracas, 1919.<br />
masa vista <strong>de</strong>l Ajusco parecía una<br />
<strong>de</strong>coración mural <strong>de</strong> mi recámara.<br />
Otras veces un repentino viento<br />
nocturno <strong>de</strong>sarreglaba los tablones<br />
que fu ngían <strong>de</strong> ventanas, y había<br />
que bajar al jardín incipiente pero<br />
lleno <strong>de</strong> luna, para volver a arreglar<br />
el <strong>de</strong>sperfecto <strong>de</strong>l huracán.<br />
Pero allá en el jardín, plantas y<br />
flores comenzaban a medrar y a<br />
asociar a la mía su vida encantadora<br />
y misteriosa. ¡Con cuánto alborozo<br />
espiaba yo las tempranas floraciones<br />
<strong>de</strong>l durazno que allá por el<br />
día <strong>de</strong> mi santo, el19 <strong>de</strong> marzo, estaba<br />
todo cubierto <strong>de</strong> rosa y cannín<br />
que la más leve brisa <strong>de</strong>sprendía en<br />
lluvia <strong>de</strong> pétalos'<br />
Una <strong>de</strong> las primeras plantas que<br />
prosperaron y me dieron con sus<br />
flores crecida recompensa <strong>de</strong> mis<br />
cuidados, fue una madreselva que<br />
se enredó sobre la tapia junto a una<br />
<strong>de</strong> sus puertas. Apenas caía la tar<strong>de</strong><br />
y la flor maga comenzaba a <strong>de</strong>rramar<br />
su romántica fragancia en<br />
torno suyo, <strong>de</strong> tal manera que cuando<br />
caminando a pie y enmedio <strong>de</strong><br />
la sombra <strong>de</strong> regreso al hogar, sentía<br />
yo la proximidad <strong>de</strong> mi morada<br />
por la atmósfera embalsamada.<br />
El perfume parecía salir a recibinne<br />
y momentos <strong>de</strong>spués los alborozados<br />
ladridos <strong>de</strong> mi perro que reconocía<br />
mis pasos y adivinaba mi presencia,<br />
se juntaban a la fragancia.<br />
¡Todavía el ladrido <strong>de</strong> mi fox-terrier<br />
y el aroma <strong>de</strong> la madreselva me<br />
conmueven cuando los siento y me<br />
BIblioteca <strong>de</strong> M éxico<br />
15<br />
hacen rememorar aquel perfume y<br />
aquel jubiloso ladrido que al aproximanne<br />
a mi casa salían <strong>de</strong> ella como<br />
para danne la bienvenida'<br />
El saúz, el saúz llorón, tiene toda<br />
una leyenda romántica entre nosotros<br />
y en el Oriente, en China y<br />
el Japón, escogen el saúz para morada<br />
toda especie <strong>de</strong> trasgos y fantasmas.<br />
En él vive Kitsuné, la zorra bruja<br />
que sabe convertirse en mujer<br />
hermosa para seducir y per<strong>de</strong>r al<br />
viandante, como la sirena a los náufragos.<br />
Pero mi saúz, el saúz <strong>de</strong> mi jardín,<br />
que inclinaba sus largas ramas<br />
en el lago, como si quisiera coger las<br />
estrellas que en él se reflejaban, tenía<br />
un espíritu y una leyenda especiales<br />
que yo le había fonnado.<br />
Aquel saúz, el primer árbol que<br />
planté con mis propias manos, fue<br />
el corazón <strong>de</strong> mi jardín. Alzábase<br />
frente al mirador-ventana <strong>de</strong> la casajaponesa<br />
que <strong>de</strong>spués hice construir,<br />
junto al lago que lo separaba<br />
<strong>de</strong> aquélla y sobre éste <strong>de</strong>jaba caer<br />
sus finas y largas ramas trémulas a<br />
la menor brisa.<br />
Amé tanto a aquel saúz, con tan<br />
ciega fe franciscana lo doté <strong>de</strong> un<br />
alma, lo personifiqué <strong>de</strong> tal modo,<br />
que fue para mí como un genio rústico<br />
y amigo, una especie <strong>de</strong> buen<br />
sylvano que a no ser inmóvil y mudo<br />
me hubiera hablado cordialmente<br />
y acompañándome en mis paseos<br />
vespertinos por el huerto, hubiera
discutido conmigo todas las cosas<br />
que preocupan a árboles y poetas:<br />
las lluvias, el buen sol, la obstinación<br />
<strong>de</strong> la cizaña perniciosa; las hazañas<br />
<strong>de</strong> los feos, pero utilísimos sapos<br />
que limpian <strong>de</strong> orugas las matas<br />
<strong>de</strong> violeta, o aquella inusitada y<br />
magnífica floración <strong>de</strong> rosales en<br />
cierto julio que como iluminando a<br />
giomo la oscura tapia <strong>de</strong> adobe,<br />
prendió por doquiera las luces <strong>de</strong><br />
bengala <strong>de</strong> sus fl ores.<br />
Sí, aquel saúz, genio rústico, era<br />
para mí un alma y entre él y mi persona<br />
habíanse establecido silenciosas<br />
vibraciones que eran más que<br />
un lenguaje, puesto que eran un<br />
idioma en la Cuarta Dimensión que<br />
como tal sólo hablaba <strong>de</strong> cosas<br />
eternas .<br />
Por eso, lo diré aun a riesgo <strong>de</strong><br />
parecer excéntrico o pueril, una tar<strong>de</strong>,<br />
en vísperas <strong>de</strong> abandonar mi hogar<br />
y <strong>de</strong> alejarme hacia un exilio oscuro<br />
o intimidante, tras <strong>de</strong> <strong>de</strong>spedirme<br />
<strong>de</strong> los seres queridos, m e dirigí<br />
al jardín penumbroso y al bor<strong>de</strong> <strong>de</strong>l<br />
lago lleno <strong>de</strong> estrellas y <strong>de</strong> temblores,<br />
abracé al saúz y aun creo que<br />
oprimí con mis labios la rugosa<br />
corteza.<br />
Obrando así, por intermedio <strong>de</strong><br />
aquel árbol familiar, me <strong>de</strong>spedía yo<br />
<strong>de</strong> toda la encantadora naturaleza<br />
<strong>de</strong> mi patria, <strong>de</strong> sus volcanes, <strong>de</strong> sus<br />
lagos, <strong>de</strong> sus ahuehuetes venerables<br />
como imágenes ancestrales, <strong>de</strong> su<br />
cielo azul y <strong>de</strong> su sol <strong>de</strong> oro.<br />
No sé, pero en esos actos <strong>de</strong><br />
nuestro instinto o <strong>de</strong> nuestro espíritu<br />
que parecen <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nados ante<br />
la fría razón, hay algo mayor que<br />
un instinto pueril, algo recóndito y<br />
máximo, tal vez una chispa <strong>de</strong> ese<br />
inefable amor cósmico que nos incendiará<br />
algún día iluminádonos<br />
para siempre.<br />
Años, más <strong>de</strong> un lustro <strong>de</strong>spués,<br />
cuando la casa y el jardín no eran<br />
ya míos, una fría tar<strong>de</strong> <strong>de</strong> noviembre,<br />
bajé <strong>de</strong>l auto que se quedó esperándome<br />
en la contigua calzada<br />
y furtivo, como amante o malhechor,<br />
me acerqué a la verja <strong>de</strong> mi<br />
antiguo jardín ..<br />
Quería ver a mi amigo saúz y entre<br />
la m aleza <strong>de</strong>l jardín abandonado,<br />
¡pu<strong>de</strong> al fin distinguirlo' La creciente<br />
y romántica emoción <strong>de</strong>l pasado<br />
se apo<strong>de</strong>ró <strong>de</strong> mí, turbándome<br />
con un grano <strong>de</strong> <strong>de</strong>svarío y <strong>de</strong> lejos<br />
comencé a hablar en silencio con el<br />
árbol fa miliar, con el árbol doméstico,<br />
miembro <strong>de</strong> mis gens y tan hogareño,<br />
tan mío, como una v iga <strong>de</strong><br />
mi propio techo .<br />
Mas sin duda, el buen genio rústico<br />
que habitaba en el saúz se había<br />
ido también, ¡<strong>de</strong>jándolo abandonado<br />
... ' En una época en que muchos<br />
hombres perdieron su alma,<br />
¿qué tendría <strong>de</strong> extraño que un árbol<br />
hubiera perdido la suya?<br />
¡Sí, se le fu e el alma a mi amado<br />
saúz!<br />
¡Se le fue al caérsele las hojas en<br />
algún invierno cru<strong>de</strong>lísimo, porque<br />
el árbol no se dio cuenta <strong>de</strong> que yo<br />
estaba cerca <strong>de</strong> él, tras <strong>de</strong> larga<br />
ausencia, hablándole en silencio y<br />
espiándolo ávido a través <strong>de</strong> la reja!<br />
¡Y el automóvil que ja<strong>de</strong>ante me<br />
volvió a la ciudad, 'se llevó sin sentirlo<br />
siquiera, la tristeza que a mí<br />
me pesaba como si entre los brazos<br />
llevara yo un gran tronco muerto,<br />
el cadáver <strong>de</strong>l árbol que durante los<br />
buenos años juveniles, sombreara<br />
mis alegrías, mis estudios y mis ensueños'<br />
De aquel jardín, <strong>de</strong> aquella casa,<br />
quedan muchos vestigios en mis libros<br />
y escritos inéditos en prosa o<br />
verso.<br />
El poema "Los pijijes" todavía<br />
inédito en libro, aunque <strong>de</strong>dicado a<br />
mis aves familiares, refleja como<br />
una jaula <strong>de</strong> cristal aspectos <strong>de</strong>l jardín<br />
don<strong>de</strong> cuelga:<br />
Glauca sombra <strong>de</strong> la tortuga<br />
Entre dos aguas, en el lago;<br />
Breve retracción <strong>de</strong> la oruga<br />
En la hoja <strong>de</strong>l jaramago:<br />
Eléctrica luz que en la bruna<br />
Sombra, difun<strong>de</strong> en el vergel<br />
Romancescos claros <strong>de</strong> luna<br />
y a cuyo ampo no hay flor alguna<br />
Que no parezca <strong>de</strong> papel .<br />
Cosas y aspectos: el lago japonés<br />
en forma <strong>de</strong> jiotán o hule nuestro,<br />
con sus puentes incurvados y poblado<br />
<strong>de</strong> tortugas que salían a tomar el<br />
sol m eridiano en el islote <strong>de</strong>l centro<br />
o sobre las m usgosas piedras <strong>de</strong><br />
la orilla, todo existió y su impresión<br />
literaria es d'aprés na tu re .<br />
Pero alguno <strong>de</strong> mis poemas, la<br />
segunda "Epístola a un sibarita", <strong>de</strong>dicada<br />
a mi nobilísimo y predilecto<br />
amigo don Francisco Asúnsolo, tiene<br />
la total em oción <strong>de</strong> mi jardín.<br />
Sus panoramas frente al peregrino<br />
horizonte <strong>de</strong>l Valle:<br />
Se alza el volcán en el confin erguido<br />
y el bloque <strong>de</strong> su cúspi<strong>de</strong> hielo<br />
entre la falda azul y el azul cielo<br />
fl ota como una nube suspendido.<br />
La fu ente <strong>de</strong> azulejos en el patio,<br />
frente a la entrada <strong>de</strong> la casa:<br />
El sol que va a morir con sus reflejos<br />
la fuente colonial bruñe y <strong>de</strong>cora;<br />
y cayendo en la caja <strong>de</strong> azulejos<br />
plañi<strong>de</strong>ra y tenaz, el agua llora.<br />
La barda <strong>de</strong>l jardín, al lado<br />
oriente:<br />
y <strong>de</strong> los pinos abre entre las ramas<br />
un mastuerzo sus flores sobre el<br />
[muro,<br />
que ar<strong>de</strong>n cual una procesión <strong>de</strong><br />
rlamas<br />
en un claustral ambulatorio oscuro.<br />
Biblioteca <strong>de</strong> México<br />
La banca o "poyo" <strong>de</strong> azulejos,<br />
bajo la ventana <strong>de</strong>l salón:<br />
Pero nada tan triste hay en el huerto,<br />
en medio <strong>de</strong>l crepúsculo sombrío,<br />
como ese banco rústico y <strong>de</strong>sierto<br />
que siempre aguarda y siempre está<br />
[vacío.<br />
Aunque erigido ayer, alza un arcaico<br />
perfil entre los céfiros huraños<br />
y por la fecha inscrita en su mosaico<br />
parece que está solo hace cien años.<br />
En efecto, uno <strong>de</strong> los azulejos tenía<br />
esmaltada la fecha <strong>de</strong> su fabricación:<br />
1804 y el azar <strong>de</strong> la rima engarzó<br />
la verdad <strong>de</strong>l <strong>de</strong>talle .<br />
Es también d'aprés nature la siguiente<br />
"mancha" en el cuadro, pues<br />
el granado existió alegrando la vista<br />
con la llama <strong>de</strong> su flor ardiente<br />
y la gemada plasticidad <strong>de</strong> su heráldico<br />
fruto:<br />
En vano frente a él, ensangrentada,<br />
entre fuego floral jamás exhausto<br />
en su árbol se abre una granada<br />
como un corazón en holocausto .<br />
De ese verismo que sin esfuerzo<br />
y naturalmente se insinuaba al fluir<br />
el verso, otro poema, el titulado "La<br />
orquí<strong>de</strong>a" tiene un toque:<br />
Los azulejos <strong>de</strong> la chimenea<br />
<strong>de</strong> color crema que el azul retoca<br />
le hacen extraño fondo a la orquí<strong>de</strong>a<br />
en su florero <strong>de</strong> cristal <strong>de</strong> roca .<br />
Mis amigos recordarán quizá<br />
aquellos hermosos azulejos <strong>de</strong> la<br />
gran época poblana que omaban mi<br />
chimenea y cuya característica es<br />
en efecto, el trazo azul sobre el fondo,<br />
no blanco, sino acremado, <strong>de</strong> lo<br />
cual resulta esa armonía que los hace<br />
tan bellos . Son los mismos<br />
azulejos o carreaux <strong>de</strong> faience, como<br />
los franceses les llaman, que en ocasiones<br />
lucen no el nombre, ni siquiera<br />
el monograma <strong>de</strong>l artista<br />
probo y mo<strong>de</strong>sto que los <strong>de</strong>coró, sino<br />
una letra, sólo una letra misteriosa<br />
<strong>de</strong>l nombre <strong>de</strong>sconocido.<br />
De esos bellísimos azulejos algo<br />
más gran<strong>de</strong>s y gruesos que los <strong>de</strong><br />
épocas posteriores y hechos con<br />
una arcilla blanca y fina, estaba plaque<br />
ada mi chimenea en la superficie<br />
frontera y no sé por qué oscuro<br />
presentimiento, poco tiempo antes<br />
<strong>de</strong> abandonar mi casa rumbo al extranjero,<br />
<strong>de</strong>sprendí algunos que para<br />
mi consuelo conservo todavía y<br />
que tienen peregrinas <strong>de</strong>coraciones.<br />
Los asuntos que <strong>de</strong>coran esos bellos<br />
azulejos son los siguientes: el Ermitaño<br />
Arrodillado, el Ermitaño Sentado,<br />
el Arcángel (cuatro semejantes<br />
pero con diversos atributos); el<br />
Cazador, el Gentilhombre, el Chino,<br />
el Trovador, la Guitarrista, el Jaguar,<br />
la Urraca, el Perico, el Mono<br />
Bebiendo, la Liebre, el Jabalí y algunos<br />
otros con motivos florales.
Caricaturas <strong>de</strong> Cabral y Covarrubias.<br />
Estos datos podrán ser útiles alguna<br />
vez al erudito que forme la<br />
monografía cabal <strong>de</strong> la cerámica poblana,<br />
siguiendo el ejemplo y el método<br />
<strong>de</strong>l benemérito norteamericano<br />
Edwin Atlee Berber.<br />
De mi casa lo más interesante era<br />
la biblioteca en su rez-<strong>de</strong>-chausée, sobre<br />
el jardín al Norte y al Poniente<br />
y don<strong>de</strong> allá por el segundo lustro<br />
<strong>de</strong> esta centuria se reunían mis amigos,<br />
toda la juventud artística <strong>de</strong> entonces.<br />
Aquel vivaz y simpático escritor<br />
durangueño, Francisco Gándara,<br />
muerto en flor <strong>de</strong> juventud,<br />
publicó el año <strong>de</strong> 1913, en el mejor<br />
semanario <strong>de</strong> la época, un artículo<br />
ilustrado con fotografías <strong>de</strong> mi morada:<br />
la gran<strong>de</strong> y la pequeña puerta<br />
<strong>de</strong> azulejos; el exterior y el interior<br />
<strong>de</strong> la Casa Japonesa; el templete <strong>de</strong>l<br />
Dios rústico Inari y la biblioteca <strong>de</strong><br />
la que <strong>de</strong>cía en la leyenda: "La biblioteca<br />
<strong>de</strong>l artista con su soberbia<br />
chimenea <strong>de</strong> azulejos y ma<strong>de</strong>ras talladas.<br />
Esta estancia don<strong>de</strong> trabaja<br />
el escritor, encierra una variadísima<br />
colección <strong>de</strong> objetos artísticos y riquísimas<br />
ediciones <strong>de</strong> sus autores<br />
predilectos. "<br />
No había exageración en tal <strong>de</strong>cir.<br />
Cuando yo comencé a formar<br />
mis colecciones <strong>de</strong> cerámica, hierro<br />
fOIjado, ma<strong>de</strong>ra tallada, etc., era la<br />
Etas Aurea <strong>de</strong>l anticuario; los m ercados<br />
estaban casi vírgenes en las<br />
poblaciones <strong>de</strong>l interior y cada viaje<br />
mío a Puebla, Querétaro o Guadalajara,<br />
era una opima cosecha <strong>de</strong><br />
preciosos vestigios <strong>de</strong>l pasado. Sucedían<br />
cosas maravillosas. Un<br />
peón ladrillero <strong>de</strong> los contornos <strong>de</strong><br />
Atzcapotza1co dio conmigo, ¡y todos<br />
los días me llevaba envueltos en sucio<br />
pañuelo los malacates, sellos cerámicos,<br />
idolillos y cuentas <strong>de</strong> ja<strong>de</strong><br />
o ja<strong>de</strong>íta que integraron mi colección<br />
arqueológica!<br />
Según m e refería, el subsuelo <strong>de</strong><br />
don<strong>de</strong> tomaba la tierra para hacer<br />
adobes o ladrillos, estaba verda<strong>de</strong>ramente<br />
saturado <strong>de</strong> "tepalcates",<br />
como él llamaba genérica y <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñosamente<br />
a los codiciados y raros<br />
objetos.<br />
Toda su maña consistía en ocultarme<br />
celosamente el nombre <strong>de</strong>l<br />
lugar <strong>de</strong> don<strong>de</strong> los extraía y que <strong>de</strong>spués,<br />
por un azar, supe se llamaba<br />
San Simón.<br />
Así aquel merca<strong>de</strong>r anticuario,<br />
poblano, <strong>de</strong> apellido Padilla, que cada<br />
semana iba a la ciudad Angélica<br />
para regresar <strong>de</strong>rramando sobre mi<br />
mesa <strong>de</strong> trabajo sus hatillos más<br />
maravillosos y emocionantes que<br />
las alforjas <strong>de</strong> los Santos Reyes .<br />
¡Ah, lo que salía <strong>de</strong> aquellos envoltorios<br />
bastos y misteriosos' ¡Des<strong>de</strong><br />
la heráldica pieza <strong>de</strong> cerrajería<br />
hasta la miniatura marfileña, <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
el candil <strong>de</strong> irisadas almendras has-<br />
Biblioteca <strong>de</strong> Méx,co<br />
17<br />
ta la llave diminuta, pero forjada y<br />
cincelada <strong>de</strong> alguna "almohadilla"<br />
colonial llena <strong>de</strong> cajuelas secretas'<br />
y la probidad, la honra<strong>de</strong>z esencial<br />
<strong>de</strong> aquel espejo <strong>de</strong> m erca<strong>de</strong>res que<br />
jamás trató <strong>de</strong> engañarme y que en<br />
los casos dudosos más se inclinaba<br />
a disminuir el mérito <strong>de</strong> un objeto<br />
que a llenarlo <strong>de</strong> atribuciones fantásticas<br />
.<br />
¡Cómo recuerdo al buen Padilla,<br />
grueso, moreno, <strong>de</strong> ri zado pelo y aspecto<br />
un tanto eclesiástico quizá por<br />
su continuo trato con los párrocos<br />
y sacristanes que a soncornujo le<br />
vendían objetos y accesorios <strong>de</strong>l<br />
culto'<br />
¡Lamento que Genaro Estrada no<br />
haya conocido a aquel espejo <strong>de</strong> anti<br />
cuarios para que hubiera perpetuado<br />
su grata m emoria en el magistral<br />
Pero Galín, cuyas páginas me<br />
hicieron volver a vivir emociones y<br />
<strong>de</strong>lirios <strong>de</strong> coleccionador'<br />
Con Padilla rememoro a Meneses,<br />
tallador en ma<strong>de</strong>ra y restaurador<br />
habilísimo <strong>de</strong> muebles, capaz <strong>de</strong><br />
duplicar la talla más complicada y<br />
profusa.<br />
¡ Figuras familiares que se <strong>de</strong>svanecieron<br />
tras <strong>de</strong> colaborar tan activamente<br />
en la <strong>de</strong>coración <strong>de</strong> aquella<br />
casa hoy hundida en los tremedales<br />
<strong>de</strong>l recuerdo a semejanza <strong>de</strong><br />
la fantástica Casa Usher, <strong>de</strong> Edgard<br />
Poe' De aquella biblioteca don<strong>de</strong> a
sos en la <strong>de</strong>strucción que su oficio<br />
implica, como ineptos para toda tarea<br />
constructiva, sobre todo la <strong>de</strong> la<br />
Patria y <strong>de</strong> sus instituciones .<br />
Y, sin embargo, <strong>de</strong> esos odios<br />
personales y <strong>de</strong> las tenebrosas intrigas<br />
que producen , la nación ha sido<br />
siempre la víctima, y por lo visto,<br />
seguirá siéndolo.<br />
Lo más triste es que ese general<br />
que preten<strong>de</strong> usar las annas que la<br />
Patria le ha confiado, para saciar sus<br />
pasioncillas, no es un "chinaco"<br />
cualquiera sino un hijo <strong>de</strong>l Colegio<br />
Militar <strong>de</strong> Chapultepec, ¡a don<strong>de</strong> los<br />
gloriosos fantasmas <strong>de</strong> Escutia, Melgar<br />
y <strong>de</strong>más juveniles héroes <strong>de</strong>berían<br />
inspirar actos dignos <strong>de</strong> su paradigma<br />
inmortal!<br />
¡Dichosos los pueblos que, como<br />
el japonés, sobre todas las virtu<strong>de</strong>s<br />
viriles colocan la lealtad y <strong>de</strong> ella<br />
<strong>de</strong>rivan su maravillosa fuerza '<br />
El libro más popular y m ás educativo<br />
<strong>de</strong>l Japón, el Chiushingura<br />
(Los 47 caballeros vengadores), una<br />
especie <strong>de</strong> Biblia cívica, no es, en<br />
efecto, sino la Epopeya <strong>de</strong> la Lealtad.<br />
y por el simple culto a esa<br />
virtud es el Imperio <strong>de</strong>l Sol Levante<br />
uno <strong>de</strong> los países más homogéneos<br />
y más fu ertes en la historia <strong>de</strong>l<br />
mundo. En cambio a nosotros nada<br />
nos ha <strong>de</strong>bilitado tanto como esa<br />
<strong>de</strong>slealtad que sacrifica los más altos<br />
intereses patrios por satisfacer<br />
íntimos m óviles personales o <strong>de</strong><br />
partido . . . La historia nuestra abunda<br />
en esos tristes ejemplos que no<br />
será extraño se reproduzcan <strong>de</strong> complicarse<br />
la situación internacional .<br />
Los zapatistas están en Tepepan,<br />
según un grupo <strong>de</strong> gentes que viniendo<br />
<strong>de</strong> allá, pasan por la calzada<br />
y se <strong>de</strong>tienen a hablar con Santa<br />
María, el maestro albañil . Dicen<br />
que las hordas van pasando pacíficam<br />
ente , en tránsito hacia México<br />
y que se hacen prece<strong>de</strong>r <strong>de</strong> correos<br />
que dicen a los vecinos <strong>de</strong> los pueblos<br />
<strong>de</strong>l trayecto que no se alannen ,<br />
que van <strong>de</strong> paz y que sólo <strong>de</strong>sean<br />
que se les dé que comer .<br />
En previsión <strong>de</strong> la llegada <strong>de</strong> los<br />
zapatistas y com o ingenuo arbitrio<br />
<strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa, mis vecinos, el senador<br />
Bracho y su familia, han quitado las<br />
cortinas <strong>de</strong> sus balcones y puesto<br />
gran<strong>de</strong>s letreros: "Se alquila".<br />
Calma un tanto la alanna causada<br />
por el avance <strong>de</strong> los surianos el<br />
<strong>de</strong>sfil e por la calzada <strong>de</strong> Churubusco<br />
<strong>de</strong> un numeroso piquete, casi un<br />
escuadrón <strong>de</strong> gendannería montada,<br />
muy bien equipado en annas y<br />
montaduras y en correcta fonnación.<br />
Un muchacho les pregunta a<br />
dón<strong>de</strong> van y uno <strong>de</strong> ellos contesta:<br />
- Pos dón<strong>de</strong> ha <strong>de</strong> ser. ¡ al<br />
baile!<br />
Y otro, irguiéndose sobre los estribos<br />
y volviendo el rostro, grita al<br />
pasar fanfarrón y jovial:<br />
- ¡Vamos al baile, verás qué<br />
bonito!<br />
Esto lo dice cantando y <strong>de</strong>spués<br />
hosco <strong>de</strong>clara:<br />
-¡A echarle s lumbre a los<br />
"pintos'"<br />
Me habla por teléfono, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> México,<br />
Fernando Galván: me dice que<br />
está herido en una mano por un casco<br />
<strong>de</strong> metralla: que en Veracruz han<br />
fon<strong>de</strong>ado dos flotillas, una francesa<br />
y otra am ericana; que <strong>de</strong> ésta trescientos<br />
hombres, sin armas, vendrán<br />
a custodiar la legación; que el<br />
Gobierno prepara para las 2 a. m . un<br />
supremo y vigoroso ataque cont;'a<br />
la Ciuda<strong>de</strong>la .<br />
Lunes 17. Como estuve leyendo<br />
en el estudio hasta <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> m edia<br />
noche, me levanto a las 9 a.m .<br />
La criada que m e sirve el <strong>de</strong>sayuno<br />
me dice que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las 7 se han estado<br />
oyendo algunos cañonazos; pero<br />
en estos momentos no se oye absolutamente<br />
nada ..<br />
10:40 a.m. Terrible cañoneo. Detonaciones<br />
cuya vastísima sonoridad<br />
hace presumir que hayan entrado<br />
en juego cañones <strong>de</strong> mayor<br />
calibre.<br />
Después <strong>de</strong> las 12 tele fonea don<br />
Pancho Asúnsolo, que como nada<br />
sabe, nada pue<strong>de</strong> noticianne . Sólo<br />
me confia sus temores <strong>de</strong> complicaciones<br />
<strong>de</strong> toda especie y que cree<br />
probable que algo haya sucedido en<br />
su hacienda cerca <strong>de</strong> Teotihuacán ,<br />
pues nada saben <strong>de</strong> su hennano .<br />
Martes 18. Cañoneo intennitente<br />
que arrecia a las 1l.30 y fi nali za<br />
cerca <strong>de</strong> las 4. Alguien cree distinguir<br />
vago rumor com o <strong>de</strong> repiques<br />
vinie ndo <strong>de</strong> la ciudad. Mi vecino<br />
Bracho m e envía un periodiquillo,<br />
El Artesano, en que se dan vagas noticias<br />
<strong>de</strong> ventajas obtenidas por el<br />
Gobie rno y la seguridad <strong>de</strong> que su<br />
triunfo <strong>de</strong>finiti vo está próximo. Pero<br />
a las 7 p.m ., al sentarnos a la m esa<br />
para cenar, el japonés Inokuchi<br />
llama a mi cri ado Wanda por el teléfono,<br />
que está en la pieza próxim<br />
a, y sostiene una viva con versación<br />
en su idiom a, en la que di stingo<br />
por lo que Wanda acl ara y<br />
comenta, cosas alannantes. Este dice,<br />
por ejemplo, como <strong>de</strong>seoso <strong>de</strong><br />
ratificar:<br />
- ¿Félix Díaz Banzai, Praza nl makoto<br />
<strong>de</strong>ska ><br />
(¿Vivas a Félix Díaz en la Plaza<br />
. es posible? .)<br />
Por fin Wanda cuelga la bocina y<br />
adivinando mi an siedad se apresura<br />
a explicanne.<br />
Su paisano y amigo Inokuchi, que<br />
acaba <strong>de</strong> llegar <strong>de</strong> la m etrópoli , se<br />
encontró la Plaza <strong>de</strong> Annas llena <strong>de</strong><br />
una inmensa muchedumbre que vitoreaba<br />
a Félix Díaz. Oyó también<br />
<strong>de</strong>cir que Ma<strong>de</strong>ro está preso y otras<br />
cosas más que quizás mal interpretadas<br />
por los japoneses me parecen<br />
incoherentes o increíbles .<br />
Pero más tar<strong>de</strong> se confinna la repugnante<br />
noticia ratificando lo que,<br />
insinuado en la conversación tele-<br />
Biblioteca <strong>de</strong> M éxico<br />
19<br />
A los dos años y medio.<br />
fónica <strong>de</strong> los japoneses, m e pareció<br />
in verosímil. Huerta y Blanquet, en<br />
quienes Ma<strong>de</strong>ro había confiado lo<br />
han reducido a prisión junto con Pino<br />
Suárez . . . ¿Qué vendrá <strong>de</strong>spués?<br />
¿Hasta qué punto llegarán estas tragedias<br />
progresivas e insensatas que<br />
preten<strong>de</strong>n sal var a una nación mal<br />
gobernada y no son en el fondo sino<br />
el solapado arbitrio <strong>de</strong> los señores<br />
militares para servirse el banquete<br />
<strong>de</strong> su famélica ambición sobre<br />
la sangre <strong>de</strong>l puebl o asesinado?<br />
Mié rcoles 19. Fui a México en<br />
auto con el señor Eduardo González,<br />
que al venne frente al Sanatorio<br />
<strong>de</strong> Urrutia me habla por mi nombre<br />
y al saber que tengo urgencia <strong>de</strong><br />
ir a México y no hallo cómo hacerlo,<br />
se ofrece amablem ente a llevarm<br />
e en su pequeño Cadillac. Cerca<br />
<strong>de</strong> San Antonio Abad vemos unos<br />
cuartos ahumados que, según dicen<br />
, incendió una granada y m ás<br />
a<strong>de</strong>lante unos caballos muertos ro<strong>de</strong>ados<br />
<strong>de</strong> perros hoscos y eri zados<br />
como lobos. Ya <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la ciudad<br />
me tranquilizo al ver que el bombar<strong>de</strong>o<br />
<strong>de</strong> diez días no ha <strong>de</strong>jado no sólo<br />
ruinas como los alannistas pretendieran,<br />
pe ro ni siquie ra huellas<br />
<strong>de</strong>m asiado visibl es. Des<strong>de</strong> la Plaza<br />
<strong>de</strong> Annas hasta las calles <strong>de</strong> Colón ,<br />
sólo fijándose mucho se notan en<br />
los muros señales <strong>de</strong> proyectiles:<br />
cribas <strong>de</strong> ametralladoras; impactos<br />
<strong>de</strong> granadas como boquetes; ángulos<br />
<strong>de</strong> pared y pretiles <strong>de</strong> azotea <strong>de</strong>strozados.<br />
Al pie <strong>de</strong> la estatua <strong>de</strong> Carlos<br />
IV un grupo <strong>de</strong> curiosos se inclina<br />
como buscando algo y cuando<br />
una pareja <strong>de</strong> gendannes los dispersa,<br />
se mira en el suelo una gran<br />
mancha oscura que alguien asegura<br />
ser sangre <strong>de</strong> dos "paisanos" fusilados<br />
la vispera.<br />
Pero en verdad sorpren<strong>de</strong> que los
mil cañonazos disparados y el huracán<br />
<strong>de</strong> metralla que a diario lloviera<br />
sobre la ciudad haya <strong>de</strong>jado sólo<br />
esas señales poco consi<strong>de</strong>rables.<br />
En cambio, la orfandad, la viu<strong>de</strong>z,<br />
el <strong>de</strong>samparo y el duelo <strong>de</strong> innumerables<br />
hogares sí son <strong>de</strong>sgracias<br />
positivas e irremediables, que<br />
la gregaria insensatez no parece tomar<br />
en cuenta, pues la muchedumbre,<br />
como en un día <strong>de</strong> festival llena<br />
las calles con estúpido alborozo,<br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> esta hecatombe <strong>de</strong> hermanos,<br />
¡tras <strong>de</strong> estos atropellos a la<br />
ley que nos colocan bajo el anatema<br />
<strong>de</strong> la humanidad y el interdicto<br />
<strong>de</strong> la civilización'<br />
Prescindiendo <strong>de</strong> su sentido, en la<br />
simple caligrafia <strong>de</strong>l Diario en aquella<br />
época, <strong>de</strong>scubriría un grafólogo<br />
la <strong>de</strong>sazón <strong>de</strong> un espíritu antes equilibrado<br />
y placentero al estudiar y<br />
proyectar cosas <strong>de</strong> artes. Las frases<br />
se acortan, la escritura se hace precipitada<br />
y confusa, las divagaciones<br />
se interrumpen: una <strong>de</strong>scripción<br />
principiada queda trunca, quizá porque<br />
algún adverso telefonema enturbió<br />
la serenidad contemplativa,<br />
dificultó la introspección, cambió<br />
bruscamente los rumbos <strong>de</strong>l espíritu.<br />
Todo proyecto para el futuro,<br />
aun inmediato, halaga al principio<br />
y luego evi<strong>de</strong>ncia la insensatez <strong>de</strong><br />
la esperanza que lo acaricia, la absoluta<br />
imposibilidad <strong>de</strong> su realización<br />
.<br />
Los objetos queridos y familiares,<br />
como animados con el espíritu <strong>de</strong><br />
los penates mismos, parecen volverse<br />
contra nosotros, traicionarnos,<br />
renegar <strong>de</strong> su pasiva lealtad <strong>de</strong><br />
tantos años, com o emancipándose<br />
<strong>de</strong> la tutela doméstica con que antaño<br />
los sometiéramos a nuestra voluntad.<br />
Se diría que los propios muros<br />
<strong>de</strong> nuestro hogar, como en el<br />
fantástico episodio <strong>de</strong> Edgard Poe,<br />
se van juntando amenazantes para<br />
obligamos a huir . Los retratos <strong>de</strong><br />
familia con sus trajes y uniformes<br />
<strong>de</strong>l pasado, nos sonríen en mudo<br />
adiós m elancólico como si se dispusieran<br />
a emigrar y abandonamos<br />
para siempre en un éxodo inevitable<br />
y doloroso .. Hay una sorda rebelión<br />
en las cosas como en los<br />
hombres, y los objetos mismos parecen<br />
mofamos y escarnecemos como<br />
oscuro tropel <strong>de</strong> esclavos en vísperas<br />
<strong>de</strong> una m anumisión.<br />
Esa veleidosa rebeldía <strong>de</strong> las cosas<br />
inánimes me exaspera sobre todo<br />
en los libros más amados <strong>de</strong> mi<br />
biblioteca. Estos libros, raros algunos<br />
y preciosos, cuyo espíritu penetró<br />
en el mío, por cuyas pastas <strong>de</strong><br />
lujo y blancos márgenes pasaron<br />
mis manos más acariciadoras aún<br />
que si palparan los trajes y las carnes<br />
<strong>de</strong> mujeres amadas. . ¿Por qué<br />
parecen revelar <strong>de</strong> pronto la volubilidad<br />
<strong>de</strong> las mozas <strong>de</strong>l partido?<br />
¿Que rrán irse, mis ediciones <strong>de</strong> bi-<br />
bliófilo, "en ancas" <strong>de</strong>l primer zapatista<br />
que les tienda los simiescos<br />
brazos? ¿Por el simple capricho<br />
<strong>de</strong> cambiar, por un recóndito wan<strong>de</strong>rlust<br />
que pue<strong>de</strong> atacar a las cosas<br />
como a los hombres, querrán cambiar<br />
sus penumbrosos anaqueles,<br />
perfumados por los inciensos orientales,<br />
por la cruda luz y la concupiscente<br />
mescolanza <strong>de</strong> los puestos <strong>de</strong>l<br />
Volador, <strong>de</strong>l "Thieves-market", don<strong>de</strong><br />
los manoseará el primer llegado? .<br />
Lo cierto es que un extraño sentimiento<br />
<strong>de</strong> recelo y <strong>de</strong>sconfianza<br />
principia a separarme <strong>de</strong> mis posesiones<br />
<strong>de</strong> artista. Es un principio <strong>de</strong><br />
saludable <strong>de</strong>sprendimiento <strong>de</strong> las<br />
cosas materiales en las que en mala<br />
hora ciframos algo <strong>de</strong> nuestra felicidad<br />
. Es un sentimiento hermano<br />
<strong>de</strong>l que se insinúa en el alma<br />
<strong>de</strong> un amante al concebir la sospecha<br />
<strong>de</strong> que su querida le sea infiel<br />
y que intenta "<strong>de</strong>senamorarse" para<br />
sufrir menos cuando la temida<br />
catástrofe se produzca . . .<br />
Pero al fin y al cabo ni el amante<br />
celoso pue<strong>de</strong> ser tan eficaz uxoricida<br />
como el expedito Barba Azul, ni<br />
el artista pue<strong>de</strong> en un instante incinerar<br />
sus preseas y sus talismanes<br />
plásticos en la hoguera <strong>de</strong> Thais,<br />
porque al encen<strong>de</strong>r la hoguera parece<br />
sufrir como si se quemara las<br />
manos y algo -quizás el acre humo<br />
<strong>de</strong> la leña- hace que le broten las<br />
lágrimas.<br />
El objeto <strong>de</strong> arte no pue<strong>de</strong> siempre<br />
reponerse ni mucho menos los<br />
recuerdos, las asociaciones sentimentales<br />
en él incorporadas. Hay<br />
obras <strong>de</strong> arte saturadas <strong>de</strong> amor, como<br />
los talismanes cargados <strong>de</strong> fuerza<br />
oculta por los magos.<br />
y sólo <strong>de</strong> pensar que cualquiera<br />
<strong>de</strong> esos bellos objetos que traje amorosamente<br />
conmigo <strong>de</strong> los confines<br />
<strong>de</strong>l mundo, irá a parar al salón <strong>de</strong><br />
algún diplomático snob o al <strong>de</strong> un<br />
"coyote" exaltado a banquero por<br />
los próximos remolinos, la belleza<br />
<strong>de</strong> tal objeto queda <strong>de</strong>struida, aniquilada<br />
ante mis propios ojos.<br />
¡Tales fueron las escenas <strong>de</strong> un<br />
íntimo drama a diario reiteradas en<br />
aquellos aciagos días'<br />
Fue un trágico Carpe Diem. Quizá<br />
mi instinto <strong>de</strong> conservación espiritual<br />
me inclinó a obrar como los<br />
Borgia, inmunizándome contra el<br />
veneno a fuerza <strong>de</strong> irme connaturalizando<br />
con él al absorberlo lentamente.<br />
Muchas tar<strong>de</strong>s m e envolvió el<br />
crepúsculo sentado en la verandah<br />
<strong>de</strong>l pabellón japonés edificado en<br />
medio <strong>de</strong> mijardín, <strong>de</strong>spidiéndome<br />
en larga y amorosa contemplación<br />
<strong>de</strong> los árboles frondosos que yo mismo<br />
trasplanté, <strong>de</strong> las flores exóticas<br />
que logré aclimatar, <strong>de</strong>l lago lleno<br />
<strong>de</strong> peces y tortugas que acudían al<br />
verme llegar, <strong>de</strong> los patos pijijes <strong>de</strong><br />
plumaje carmelita y pico y patas <strong>de</strong><br />
coral, que me acompañaban con ex-<br />
Biblioteca <strong>de</strong> México<br />
traño murmullo <strong>de</strong> bienvenida en<br />
mis largas rondas por los vericuetos<br />
<strong>de</strong>l jardín ..<br />
Una semana antes <strong>de</strong> mi partida<br />
para el extranjero florecieron todas<br />
las orquí<strong>de</strong>as <strong>de</strong>l inverna<strong>de</strong>ro, Lelias,<br />
Cypripediums, Catleyas y la Wistaria<br />
japonesa <strong>de</strong>jó ver sus colgantes<br />
racimos <strong>de</strong> violetas.<br />
Aquella extraña floración simultánea<br />
<strong>de</strong> las orquí<strong>de</strong>as caprichosas<br />
y contingentes, me hubiera sorprendido<br />
gratamente en otras circunstancias,<br />
pero en las que prevalecían,<br />
me pareció más bien un augurio tan<br />
<strong>de</strong>licado como inexorable. En su tibio<br />
sagrario <strong>de</strong> cristal las raras plantas<br />
que siempre me parecieron el<br />
símbolo <strong>de</strong> un arte <strong>de</strong> intransigente<br />
y suprema elación, parecían haberse<br />
concordado unánimes, para <strong>de</strong>spedirse<br />
<strong>de</strong> quien las cultivaba con<br />
vigilante amor y que estaba a punto<br />
<strong>de</strong> abandonarlas para siempre.<br />
Parecía que adivinando la urgencia<br />
<strong>de</strong> su encantador tributo, hubieran<br />
anticipado su tardía floración. Cada<br />
planta entre sus recias hojas, como<br />
barnizadas a la encaústica, asomaba<br />
lajoya complicada <strong>de</strong> su flor que<br />
ardía suavemente en flámulas <strong>de</strong> raros<br />
éteres y alcoholes <strong>de</strong> extraña alquimia.<br />
Flámulas incan<strong>de</strong>scentes<br />
en fervorosa combustión, esencia<br />
<strong>de</strong> sabias pirotecnias, luces <strong>de</strong> Bengala,<br />
ascuas <strong>de</strong> mil matices extáticas<br />
y suspendidas como los colibríes<br />
al bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> las corolas.<br />
¡Brillos <strong>de</strong> fu egos artificiales en<br />
fiestas <strong>de</strong> überón y Titania, y esencias<br />
y aromas en los breves y esmaltados<br />
incensarios como jamás ardieran<br />
en los pebeteros <strong>de</strong>l serrallo'<br />
Contemplé aquella fiesta hasta<br />
que vino la noche y el claro <strong>de</strong> luna<br />
<strong>de</strong>scorrió sobre el inverna<strong>de</strong>ro<br />
sus telones <strong>de</strong> gasa. Las orquí<strong>de</strong>as<br />
entonces fueron como fantasmas <strong>de</strong><br />
piedras preciosas, ¡como almas en<br />
pena <strong>de</strong> una joyería que se <strong>de</strong>smaterializaba<br />
incorporándose por fin al<br />
frío éter <strong>de</strong> la luna'<br />
El Diario termina bruscamente.<br />
Jamás llené las páginas en blanco<br />
<strong>de</strong> aquellos últimos días negros, quizá<br />
porque en aquel interludio había<br />
muerto todo impulso espiritual y<br />
trabajaban sordamente las maquinarias<br />
<strong>de</strong>l Destino.<br />
Días <strong>de</strong> Veracruz, trágicos y febriles<br />
días a la sombra <strong>de</strong>l pabellón<br />
extranjero, entre cuyas barras asomaba<br />
el nefasto Wilson su cabeza <strong>de</strong><br />
Polichinela. Meses <strong>de</strong>l exilio en<br />
Galveston, don<strong>de</strong> la catástrofe asomó<br />
franca; años <strong>de</strong> Nueva York <strong>de</strong><br />
vulgar y exasperante tragedia, algún<br />
día en el diario o en el libro habré<br />
<strong>de</strong> relatar sus inci<strong>de</strong>ntes trágicos O<br />
cómicos, reanudando estas memorias<br />
que por hoy <strong>de</strong>bo suspen<strong>de</strong>r en<br />
este capítulo.
GUILLERMO SHERIDAN<br />
Las memorias vivas <strong>de</strong> <strong>Tablada</strong><br />
Redactadas entre 1925 y 1927, publicadas originalmente<br />
en periódicos y <strong>de</strong>spués difundidas en forma<br />
<strong>de</strong> libro por la Editorial Botas en 1937, las m emorias<br />
<strong>de</strong> <strong>José</strong> <strong>Juan</strong> <strong>Tablada</strong>, La feria <strong>de</strong> la vida, se cruzan<br />
nuevamente con la nuestra gracias a la colección<br />
"Lecturas mexicanas" <strong>de</strong>l <strong>Consejo</strong> Nacional para<br />
la Cultura y las Artes, con el útil agregado <strong>de</strong> un índice<br />
<strong>de</strong> nombres. 1<br />
En una cultura como la nuestra en la que hay escaso<br />
afecto por la memoria y en la que su confección<br />
suele ser privilegio <strong>de</strong> políticos, y más bien (como<br />
parodió Jorge Ibargüengoitia en Los relámpagos<br />
<strong>de</strong> agosto) instrumento <strong>de</strong> póstuma autorreivindicación<br />
o ven<strong>de</strong>tta extemporánea, la reaparición <strong>de</strong> unas<br />
memorias <strong>de</strong> escritor recupera al género para una<br />
lectura <strong>de</strong>sinteresada en la que es la sustancia <strong>de</strong> la<br />
historia lo que se busca, no su explotación. No quiero<br />
<strong>de</strong>cir que entre escritores no haya un estilo m emorioso<br />
que en ocasiones también se subordina al<br />
impulso autoedificante, a vicarios cobros <strong>de</strong> réditos<br />
personales y a la ambición <strong>de</strong> hacerse <strong>de</strong> un nicho<br />
venerable en la mitología nacional; quiero <strong>de</strong>cir que,<br />
en tanto que invención <strong>de</strong> la memoria, las <strong>de</strong> los escritores<br />
son, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> literatura y testimonio, la<br />
memoria misma <strong>de</strong> una cultura, la crónica <strong>de</strong> su<br />
mentalidad. Hasta cuando maquillan, distorsionan<br />
o alteran la verdad, las escasas m emorias <strong>de</strong> escritores<br />
mexicanos <strong>de</strong> valía crean un espacio <strong>de</strong> significados<br />
que es materia prima <strong>de</strong> indudable pertinencia<br />
para edificar la memoria <strong>de</strong> nuestras i<strong>de</strong>as.<br />
¿Cómo un libro importante pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>saparecer <strong>de</strong><br />
los catálogos casi cincuenta años? Quizá se <strong>de</strong>ba a<br />
que, junto a la cautela <strong>de</strong> los escritores por ofrecer<br />
sus memorias, la memoria misma <strong>de</strong>l país es la que<br />
flaquea en la indiferencia contagiando a los lectores<br />
<strong>de</strong> su <strong>de</strong>sdén. Si los escritores sobreviven a sus recuerdos,<br />
los lectores parecemos optar, <strong>de</strong>sidiosos, por<br />
olvidar lo que <strong>de</strong>bemos a la m emoria <strong>de</strong> los escritores.<br />
El resultado es una continua erosión <strong>de</strong> la m emoria,<br />
un <strong>de</strong>slavado constante <strong>de</strong> nuestro patrimonio<br />
espiritual, un pertinaz arruinarse <strong>de</strong>l paisaje<br />
mental que los escritores edifican a fuerza <strong>de</strong> vida<br />
y escritura y al que, supuestamente, una cultura nacional<br />
acu<strong>de</strong> con objeto <strong>de</strong> precisar sus confines y<br />
<strong>de</strong> <strong>de</strong>purar su tradición, bajo el sabido riesgo <strong>de</strong> confundir<br />
las exigencias <strong>de</strong>l presente. <strong>Tablada</strong>, ese clásico<br />
a contrapelo, con su peculiar heterodoxia, presente<br />
en sus memorias, aporta una guía eficaz para<br />
transitar el pasado reciente <strong>de</strong> México, pero también<br />
un instrumento útil para caracterizar nuestra perenne<br />
mentalidad.<br />
La visita a las reminiscencias <strong>de</strong> <strong>Tablada</strong> supone<br />
no sólo los <strong>de</strong>leites <strong>de</strong> la evocación, el placer <strong>de</strong> la<br />
lectura o los beneficios <strong>de</strong> la información; supone,<br />
1 Lecturas mexicanas, tercera serie, núme ro 22, índice onomástico<br />
<strong>de</strong> Gustavo Jiménez Aguirre, México, 1991.<br />
Biblioteca <strong>de</strong> México<br />
21<br />
también, el ejercicio <strong>de</strong> un curioso tipo <strong>de</strong> crítica,<br />
la crítica <strong>de</strong> la memoria, la crítica <strong>de</strong> los procesos,<br />
los estilos y las opciones con las que se practica la<br />
m emoria en México. En ese sentido, las memorias<br />
<strong>de</strong> escritores poseen un valor agregado: en tanto que<br />
abrevan en el pozo <strong>de</strong> la historia y en el protagonismo<br />
que el escritor tuvo en esa historia, las memorias<br />
son la crítica tanto <strong>de</strong>l recuerdo como <strong>de</strong>l olvido,<br />
<strong>de</strong> la fatalidad <strong>de</strong>l tiempo y <strong>de</strong> lo que <strong>de</strong> él queda<br />
en la historia. Entre nosotros, que parecemos empeñarnos<br />
en tener un contrato cada vez más frágil<br />
con nuestro pasado, libros como el <strong>de</strong> <strong>Tablada</strong> cumplen<br />
esta doble función crítica.<br />
Este primer tomo <strong>de</strong> las memorias <strong>de</strong> <strong>Tablada</strong> 2<br />
l El segundo volumen, Las so mbras largas, fue pre parado<br />
por el Abate González <strong>de</strong> Mendoza y por Nina Cabre ra viuda<br />
<strong>de</strong> <strong>Tablada</strong>, sobre los capítulos que publicó El Universal e n 1938<br />
y <strong>de</strong>berá ser editado por la Universidad Nacional. Val e apunta r<br />
que el Centro <strong>de</strong> Estudios Lite rarios <strong>de</strong>l Instituto <strong>de</strong> Filología<br />
<strong>de</strong> la Universidad continúa sus tareas tabladianas: <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />
la Poesia que preparó Héctor Valdés en 1971 -agotado hace<br />
lustros-, ha editado la Sátira politica y Los dias y las noches <strong>de</strong><br />
Paris. Se e ncuentran en proceso <strong>de</strong> edición el Diario intimo y<br />
la en·tica literaria; y en preparación Arte y artistas; las crónicas<br />
<strong>de</strong> las vida en Nueva York, e n México y e n Am é rica <strong>de</strong>l Sur.
textura <strong>de</strong>liciosa y un tono único, fervoroso y melancólico<br />
que pocos libros <strong>de</strong>l género poseen entre<br />
nosotros. <strong>Tablada</strong>, que rastrea los signos evanescentes<br />
<strong>de</strong> su experiencia por rutas no por convencionales<br />
menos sorpresivas, califica en estas memorias como<br />
un dudoso historiador <strong>de</strong> su propia persona, pero<br />
se reivindica como un preciso cronista <strong>de</strong> nuestra<br />
mentalidad. Como Paul Valéry, <strong>Tablada</strong> podría haber<br />
dicho que, al evocar, no le interesaban tanto los<br />
hechos como las substancias, es <strong>de</strong>cir, lo único que<br />
no podría haber inventado y que sólo se alcanza a fuerza<br />
<strong>de</strong> inventar. Cuando <strong>Tablada</strong> empren<strong>de</strong> la evocación<br />
en busca <strong>de</strong> las sustancias, es cuando su memoria<br />
resulta más generosa. Sus estimulas 10<br />
conducen por rutas singulares: la culinaria, la luz <strong>de</strong><br />
la arquitectura, las mitologías familiares, el urbanismo,<br />
el lenguaje. Este último recurso es en especial<br />
fascinante. Por ejemplo, recuerda a una amiga <strong>de</strong> su<br />
madre, un diccionario ambulatorio <strong>de</strong>l uso <strong>de</strong>l español,<br />
una matrona <strong>de</strong>cimonónica cubierta <strong>de</strong> cachirulos<br />
y chinerías que siembra "nombres <strong>de</strong> lugares<br />
y cosas que se quedaban resonando en mi oído con<br />
el rumor inmenso <strong>de</strong> los caracoles marinos": En aquel<br />
tornaviaje, mi marido el <strong>General</strong> me trajo unos gorgoranes,<br />
unos sarampures y aquel damasco lacre <strong>de</strong> alguna<br />
alhóndiga, antes <strong>de</strong> morir por un sambilizano <strong>de</strong><br />
igorrotes.<br />
Las memorias <strong>de</strong> <strong>Tablada</strong>, que alcanzan nuestro<br />
olvido en esta nueva edición, resucitan para nosotros<br />
uno <strong>de</strong> los Méxicos sistemáticamente perdidos<br />
En Madlson Avenue, Nueva York, a un costado <strong>de</strong>l Waldorf. 1922·23.<br />
Biblioteca <strong>de</strong> México<br />
24<br />
y <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñados por una cultura que, infectada por la<br />
tradición política, vive <strong>de</strong> olvidar y <strong>de</strong> <strong>de</strong>struir el pasado<br />
a fuerza <strong>de</strong> ignorancia, <strong>de</strong> arbitrariedad y <strong>de</strong><br />
franca estupi<strong>de</strong>z. El lector <strong>de</strong> hoy.no pue<strong>de</strong> evitar<br />
una sonrisa amarga al percatarse <strong>de</strong> que el México<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el que <strong>Tablada</strong> recuerda (el México <strong>de</strong> los sonorenses,<br />
que para él es abominable), nos resulta<br />
ahora tan <strong>de</strong>seable como a él le parecía el porfiriano,<br />
en un cambio <strong>de</strong> estafetas históricas que cada<br />
generación realiza para aumentar la potencia <strong>de</strong> su<br />
nostalgia.<br />
Tiene que ser así. México, las ciuda<strong>de</strong>s, las tradiciones,<br />
las hablas, viven un perpetuo <strong>de</strong>smoronamiento.<br />
El nuestro, como lo ha documentado recientemente<br />
Guillermo Tovar y <strong>de</strong> Teresa (y la diaria<br />
experiencia), es un paisaje <strong>de</strong> varillas, <strong>de</strong> parches,<br />
<strong>de</strong> borrones; nuestro lenguaje pa<strong>de</strong>ce la tiranía <strong>de</strong><br />
esta misma provisionalidad institucionalizada y <strong>de</strong>viene<br />
balbuceo, monosílabo, ruido; nuestra memoria<br />
es objeto constante <strong>de</strong> <strong>de</strong>molición; los periódicos<br />
se <strong>de</strong>sbaratan en las hemerotecas; los muertos<br />
reclaman explicaciones amordazados por sellos oficiales.<br />
En contra <strong>de</strong>l monopolio <strong>de</strong> la memoria que<br />
<strong>de</strong>tenta el olvido, en favor <strong>de</strong>l sentido histórico <strong>de</strong>l<br />
que hablaba Hegel, y <strong>de</strong> su perfeccionamiento, es<br />
que libros como La feria <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong>ben visitarse.<br />
Son libros que cumplen con un propósito necesario<br />
<strong>de</strong>l presente: mantener al pasado en su <strong>de</strong>bida, necesaria,<br />
fascinante complejidad.
OCTAVIO PAZ<br />
<strong>José</strong> <strong>Juan</strong> <strong>Tablada</strong> y la música<br />
mo<strong>de</strong>rna<br />
Este artículo fue publicado originalmente en "La Cultura<br />
en México", suplemento <strong>de</strong> Siempre', en 1964.<br />
Hace algunos años la Universidad Nacional publicó<br />
un libro <strong>de</strong> la señora Nina Cabrera: losé luan <strong>Tablada</strong><br />
en la intimidad, que contiene, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> una<br />
evocación <strong>de</strong>l poeta, varias cartas <strong>de</strong> gran interés biográfico<br />
y literario. Entre ellas recuerdo, por ejemplo,<br />
una dirigida a Alfonso Reyes, entonces en Madrid,<br />
en la que <strong>Tablada</strong> le anuncia el envío, para su<br />
publicación en la revista Índice, <strong>de</strong> unos poemas que<br />
(confía a su corresponsal) por su audacia provocarán<br />
la irritación <strong>de</strong> los medios literarios españoles.<br />
Esta carta fortalece una antigua creencia mía: la aparición<br />
<strong>de</strong> esos poemas en la famosa revista madrileña<br />
contribuye a explicar, así sea indirecta y parcialmente,<br />
cierto cambio <strong>de</strong> tono que por esos años se<br />
advierte en la poesía <strong>de</strong> <strong>Juan</strong> Ramón Jiménez, y,<br />
aunque parezca extraño, en la <strong>de</strong> Antonio Machado.<br />
Por el momento no tengo ocasión ni medios para<br />
comprobar esta conjetura, así que <strong>de</strong>jo el asunto<br />
para más a<strong>de</strong>lante. En cambio, me referiré a otro hecho<br />
poco conocido por los amantes <strong>de</strong> la música y<br />
la poesía mo<strong>de</strong>rnas.<br />
Como es sabido, sólo hasta ahora el público <strong>de</strong>scubre<br />
la obra <strong>de</strong> Varese, gracias a los esfuerzos <strong>de</strong><br />
los músicos jóvenes, como Boulez y Stockhausen y,<br />
sobre todo, a su Poema electrónico, tocado por primera<br />
vez durante la Exposición Universal <strong>de</strong> Bruselas,<br />
en el Pabellón <strong>de</strong> la Philips construido por Le<br />
Corbusier. La señora Cabrera <strong>de</strong> <strong>Tablada</strong> cuenta que,<br />
hacia 1920, el músico francés escribió una composición<br />
basada en un poema <strong>de</strong> su esposo: l/La Cruz <strong>de</strong>l<br />
CHANSON DE LÁ-HAUT<br />
(Vicente Huidobro)<br />
La Seine dort sous l'ombre <strong>de</strong> ses ponts.<br />
Je vais toumer la terre<br />
et je sonne mon cIarion<br />
vers toutes les mers.<br />
Sur le chemin <strong>de</strong> ton parfum<br />
toutes les abeilles et les paroles s'en vont.<br />
Reine <strong>de</strong> l'Aube <strong>de</strong>s Póles,<br />
Rose <strong>de</strong>s Vents que fane l'Automne.<br />
Dans ma tete un oiseau chante toute l'année.<br />
Sur". Aunque no ignoraba la amistad entre Varese<br />
y el poeta mexicano, no tenía noticias <strong>de</strong> esta colaboración.<br />
Hace poco oí la composición a que alu<strong>de</strong><br />
la viuda <strong>de</strong> <strong>Tablada</strong>. Se llama Offran<strong>de</strong>s y es una "cantata"<br />
dividida en dos partes: la primera es un poema<br />
<strong>de</strong> Vicente Huidobro, "Chanson <strong>de</strong> lá-haut"; la segunda,<br />
"La Croix du Sud", <strong>de</strong> nuestro poeta. Los dos<br />
poemas están en lengua francesa. El <strong>de</strong> Huidobro<br />
sin duda fue compuesto en ese idioma; no sé si ocurre<br />
10 mismo con el <strong>de</strong> <strong>Tablada</strong> o si se trata <strong>de</strong> una<br />
traducción. Ignoro también si fue recogido en alguno<br />
<strong>de</strong> sus libros. * Sobre todo esto -y sobre la circunstancias<br />
<strong>de</strong> la colaboración entre los poetas latinoamericanos<br />
y el músico francés- nuestro amigo<br />
González <strong>de</strong> Mendoza tal vez podría <strong>de</strong>cirnos algo.<br />
O el mismo Varese. La primera audición <strong>de</strong> Offran<strong>de</strong>s<br />
fue en 1922, en Nueva York. Dirigió la orquesta<br />
Carlos Salzedo; cantó los poemas la soprano Nina<br />
Koshetz.<br />
Confieso que este pequeño hallazgo me dio mucha<br />
alegría. Precursor <strong>de</strong> la poesía contemporánea<br />
en nuestra lengua, primer mexicano que habla con<br />
discernimiento <strong>de</strong>l arte precortesiano y <strong>de</strong>l popular,<br />
compañero y guía <strong>de</strong> López Velar<strong>de</strong>, amigo y <strong>de</strong>fensor<br />
<strong>de</strong> Orozco, Rivera y tantos otros, <strong>Tablada</strong> no cesa<br />
<strong>de</strong> sorpren<strong>de</strong>rnos. Hoy sabemos que su nombre<br />
y su obra también están unidos a una <strong>de</strong> las experiencias<br />
centrales <strong>de</strong> la música mo<strong>de</strong>rna. A más <strong>de</strong><br />
20 años <strong>de</strong> su muerte <strong>Tablada</strong> todavía espera -él,<br />
que <strong>de</strong>scubrió tantas cosas- ser <strong>de</strong>scubierto por nosotros.<br />
• El poema fue recogido posteriormente por Héctor Valdés,<br />
en <strong>José</strong> <strong>Juan</strong> <strong>Tablada</strong>, Obras, Pocs(a, /, México, UNAM, 1971. (E.)<br />
CANCiÓN DE ALLÁ ARRIBA<br />
El Sena duerme bajo la sombra <strong>de</strong> sus puentes.<br />
Veo girar la tierra<br />
y toco mi clarín<br />
hacia todos los mares.<br />
Sobre el camino <strong>de</strong> tu perfume<br />
huyen las abejas y las palabras.<br />
Reina <strong>de</strong> la Aurora <strong>de</strong> los Polos,<br />
Rosa <strong>de</strong> los Vientos que marchita el Otoño.<br />
En mi cabeza, un pájaro canta todo el año.
LA CROIX DU SUD<br />
(<strong>José</strong> <strong>Juan</strong> <strong>Tablada</strong>)<br />
Les femmes aux gestes <strong>de</strong> madrépore<br />
ont <strong>de</strong>s poils et <strong>de</strong>s lévres rouges d'orchidée<br />
Les singes du Póle sont albinos<br />
ambre et neige et sautent<br />
vetus d'aurore boréale<br />
Dans le Ciel il y a une affiche<br />
d'Oléo margarine<br />
Voici l'Arbre <strong>de</strong> la quinine<br />
et la Vierge <strong>de</strong>s Douleurs<br />
le Zodiaque toume dan s la nuit<br />
<strong>de</strong> fiévre jaune<br />
la pluie enferme tout le Tropique<br />
dans un cage <strong>de</strong> cristal<br />
C'est l'heure d'enjomper le crépuscule<br />
Comme un zébre vers l'Ile <strong>de</strong> jadis<br />
ou se réveillent les femmes assassinées<br />
LA CRUZ DEL SUR<br />
Las mujeres con gestos <strong>de</strong> madrépora<br />
tienen pelos y labios rojos <strong>de</strong> orquí<strong>de</strong>a<br />
Los monos <strong>de</strong>l Polo son albinos<br />
ámbar y nieve y saltan<br />
vestidos <strong>de</strong> aurora boreal<br />
En el cielo hay un anuncio<br />
<strong>de</strong> Óleo <strong>de</strong> margarina<br />
Aquí está el Árbol <strong>de</strong> la quinina<br />
y la Virgen <strong>de</strong> los Dolores<br />
el Zodíaco gira en la noche<br />
<strong>de</strong> fiebre amarilla<br />
la lluvia encierra todo el Trópico<br />
en una jaula <strong>de</strong> cristal<br />
Es la hora <strong>de</strong> atravesar el crepúsculo<br />
Como una cebra hacia la Isla <strong>de</strong> otro tiempo<br />
en que se <strong>de</strong>spertaban las mujeres asesinadas<br />
Versiones <strong>de</strong> <strong>Juan</strong> Vicente Melo
GUSTAVO GARCiA<br />
y abres los ojos y se<br />
<strong>de</strong>rraman las clarida<strong>de</strong>s<br />
El 14 <strong>de</strong> agosto <strong>de</strong> 1896, ya se sabe,<br />
tuvo lugar la primera proyección<br />
pública <strong>de</strong>l Cinematógrafo Lumiere<br />
en México, precisamente en<br />
el entresuelo <strong>de</strong> la Droguería Plateros<br />
(Plateros núm. 14). Una semana<br />
antes, los agentes <strong>de</strong> la casa Lumiere<br />
habían presentado el invento<br />
a Porfirio Díaz en el castillo <strong>de</strong><br />
Chapultepec. Se supone que a ambas<br />
exhibiciones asistieron los científicos,<br />
un poco en calidad <strong>de</strong> intelectuales<br />
<strong>de</strong>l régimen y otro poco<br />
por la natural curiosidad ante el<br />
nuevo símbolo <strong>de</strong>l progreso francés.<br />
No hay una nómina <strong>de</strong> esos primeros<br />
espectadores: se pue<strong>de</strong> suponer<br />
que a Chapultepec acudieron los intelectuales<br />
más viejos, Sierra, Gamboa,<br />
Limantour, Rabasa, en quienes<br />
el cinematógrafo <strong>de</strong>bió producir<br />
más extrañeza que entusiasmo. A la<br />
Droguería Plateros fueron, cuando<br />
menos, un anónimo reportero <strong>de</strong> El<br />
Monitor Republicano, a quien <strong>de</strong>bemos<br />
la primera <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong>tallada<br />
<strong>de</strong>l evento, y Luis G. Urbina,<br />
quien en El Universal cantaría en<br />
diez cuartillas las posibilida<strong>de</strong>s poéticas,<br />
artísticas, <strong>de</strong> materializar sueños,<br />
<strong>de</strong>l aparato. Habla <strong>de</strong> duen<strong>de</strong>s<br />
y <strong>de</strong> hadas, <strong>de</strong> la amenidad <strong>de</strong> la<br />
ciencia, exige al cine el color y el sonido<br />
(más éste que aquél: siendo la<br />
fotografia monocromática entonces,<br />
Urbina entendía que el cine era fotografías<br />
en movimiento; en cambio,<br />
la calidad <strong>de</strong> espectáculo colectivo<br />
<strong>de</strong>l cine le hacía añorar el sonido<br />
<strong>de</strong>l teatro).<br />
Los entusiasmos <strong>de</strong> los intelectuales<br />
porfirianos por el cine son<br />
tan tibios como paradójicos: mientras<br />
Urbina se <strong>de</strong>dicó sólo a gozar<br />
<strong>de</strong>l cine, sin volver a escribir <strong>de</strong> él<br />
en el nuevo siglo, uno <strong>de</strong> los más indiferentes<br />
al aparato, Fe<strong>de</strong>rico Gamboa,<br />
prácticamente sobrevivió en<br />
sus últimos años gracias a los <strong>de</strong>rechos<br />
cinematográficos <strong>de</strong> sus novelas<br />
Santa y Suprema ley (a mediados<br />
<strong>de</strong> los veinte incluso trabajó escribiendo<br />
las leyendas <strong>de</strong> los intertítulos<br />
<strong>de</strong> películas mexicanas). Se aventuran<br />
hipótesis: los mo<strong>de</strong>rnistas en<br />
<strong>Tablada</strong> en el cine<br />
general estaban más aptos para recibir<br />
el cine como 10 estaban para<br />
enten<strong>de</strong>r la vida como suma <strong>de</strong> actitu<strong>de</strong>s<br />
<strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ntistas, con fuerte énfasis<br />
en 10 fantástico y 10 onírico, algo<br />
que los naturalistas <strong>de</strong> la generación<br />
anterior <strong>de</strong>spreciaban <strong>de</strong> modo<br />
tajante. Sin embargo, en esos mismos<br />
años nacía la primera generación<br />
eminentemente cinematográfica<br />
(Carlos Noriega Hope, los Contemporáneos,<br />
los unive rsitarios<br />
vasconcelistas), que crecería junto<br />
con el cine, que apren<strong>de</strong>ría a hablar<br />
y a madurar con él.<br />
Luis G. Urbina había dado la<br />
bienvenida a la república <strong>de</strong> las letras<br />
a <strong>José</strong> <strong>Juan</strong> <strong>Tablada</strong> en un artículo<br />
<strong>de</strong> El Siglo XIX; <strong>Tablada</strong> pasa en<br />
1891 a colaborar en El Universal,<br />
junto a Urbina. Se entrega a la traducción<br />
<strong>de</strong> prosa francesa, como <strong>de</strong>be<br />
<strong>de</strong> ser; su poesía evoca aún a la<br />
pintura galante rococó, aunque ya<br />
se acerca a la salvajada sensual <strong>de</strong><br />
la Misa negra. Con todo, si fue a ver<br />
los cortos <strong>de</strong> los Lumiere, no 10 consignó<br />
en ninguna parte; cuando llegó<br />
el cinematógrafo a México, <strong>Tablada</strong><br />
tenía 25 años; cuando viaja a<br />
París, su viaje a Citeria, ya cayó Porfirio<br />
Díaz, y sin embargo, se <strong>de</strong>dica<br />
a consignar las viejas formas <strong>de</strong> la<br />
belle époque (la Bella Otero, el ocio<br />
<strong>de</strong>l café, el box). Cierto, el cine titubeaba<br />
entonces, no encontraba la<br />
gramática <strong>de</strong>finitiva que Griffith establecería<br />
entre 1913 Cfudith <strong>de</strong> Bethulia)<br />
y 1916 (Intolerancia); el cine<br />
era puro experimento, cortos <strong>de</strong> peripecia<br />
<strong>de</strong>satada con Georges Mélies<br />
como único artista a caballo entre<br />
la vieja y la nueva mentalida<strong>de</strong>s<br />
(Fantasía dando la mano a Ciencia).<br />
Las promesas <strong>de</strong>l cine tardaban en<br />
cumplirse y los intelectuales miraban<br />
a otra parte.<br />
La revolución había terminado<br />
con nuestra helle époque, y la primera<br />
gran guerra cancelaría la europea.<br />
Los zapatistas habían arrasado<br />
con la casa japonesa <strong>de</strong> <strong>Tablada</strong> en<br />
Coyoacán, y la realidad misma le<br />
exigía aplicar sus aficiones y talentos<br />
en los nuevos centros <strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>rnidad;<br />
quizá si hubiera vuelto a<br />
París en los veinte, hubiera embonado<br />
en los movimientos vanguardistas<br />
que reanimaban al romanticismo<br />
por la vía <strong>de</strong>l psicoanálisis<br />
rayado <strong>de</strong> marxismo. Pero <strong>Tablada</strong><br />
había pasado, hacia 1917, por Nueva<br />
York: si en su tránsito parisino<br />
podía <strong>de</strong>scribir a la Bella Otero, prototipo<br />
<strong>de</strong> la diva, <strong>de</strong> la vamp original,<br />
<strong>de</strong> la mujer fatal, como "¡Arcángel,<br />
loba, princesa, lumia, súcubo,<br />
estrella! Con el espanto <strong>de</strong> los abis-
mos y la fragancia <strong>de</strong> los jardines,<br />
pasas <strong>de</strong>vastadora como una plaga,<br />
fatal y bella, y en carne urente clavan<br />
su huella tus escarpines ... ", su<br />
vistazo neoyorquino lo obliga incluso<br />
a cambiar <strong>de</strong> ritmo, a integrar<br />
ciertas síncopas jazzeadas, a vincular<br />
nerviosismo con ironía, para que<br />
lo que vea sean "¡Mujeres que pasáis<br />
por la Quinta A venida/ tan cerca<br />
<strong>de</strong> mis ojos, tan lejos <strong>de</strong> mi vida!<br />
... ¡Mujeres jire proofa la pasión<br />
inertes,! hijas <strong>de</strong> la mecánica Venus<br />
ma<strong>de</strong> in America;l <strong>de</strong> vuestra fortaleza,<br />
la <strong>de</strong> las cajas fuertes, es el secreto<br />
... ¡idéntica combinación numérica!"<br />
Tan inasibles una como la<br />
anterior, la neoyorquina suponía un<br />
nuevo <strong>de</strong>safio que entrañaba nuevas<br />
estrategias <strong>de</strong> lectura. <strong>Tablada</strong><br />
apostó, <strong>de</strong> nuevo, a la mo<strong>de</strong>rnidad,<br />
por la vía <strong>de</strong> la Venus mo<strong>de</strong>rna.<br />
A partir <strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 1926, <strong>José</strong><br />
<strong>Juan</strong> <strong>Tablada</strong> envía a El Universal<br />
dos colaboraciones semanales: Memorias<br />
<strong>de</strong> <strong>José</strong> <strong>Juan</strong> <strong>Tablada</strong>, es su<br />
recuperación <strong>de</strong>l tiempo perdido, la<br />
documentación urgida <strong>de</strong> un mundo<br />
irrecuperable; Nueva York <strong>de</strong> día<br />
y <strong>de</strong> noche es el registro <strong>de</strong>l instante,<br />
<strong>de</strong> lo más notorio que ocurre en<br />
una ciudad que es ya el centro <strong>de</strong>l<br />
mundo. Llama la atención que ambas<br />
columnas se complementen tan<br />
bien, como si sin una algo faltara a<br />
la otra, como si la <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> la<br />
bohemia porfiriana se ligara por tenues<br />
vasos comunicantes con el<br />
Nueva York <strong>de</strong> la jazz age, yescribiera<br />
en una columna sobre los<br />
años <strong>de</strong> formación para el goce intenso<br />
<strong>de</strong> la única ciudad a la altura<br />
<strong>de</strong> sus tiempos. Nueva York es, y así<br />
10 consigna <strong>Tablada</strong>, la ciudad <strong>de</strong> los<br />
gangsters matándose a balazos en<br />
Broadway, los boxeadores como estrellas<br />
(y Jack Dempsey como un<br />
dios), las flappers y las goldiggers <strong>de</strong>finiendo<br />
la moral sexual y la estética<br />
femenina, los experimentos para<br />
negar la muerte, encontrar al espíritu<br />
y proyectarlo en rayos tangibles,<br />
las leyes <strong>de</strong> prohibición <strong>de</strong> bebidas<br />
alcohólicas dando lugar a bares<br />
clan<strong>de</strong>stinos y bebedores muertos al<br />
consumir veneno puro, el espectáculo<br />
<strong>de</strong> pirámi<strong>de</strong>s <strong>de</strong> coristas emplumadas<br />
<strong>de</strong>l Follies <strong>de</strong> Ziegfield.<br />
<strong>Tablada</strong> llega a un Nueva York<br />
abonado por la cultura revolucionaria<br />
mexicana: por ahí pasaron ya los<br />
muralistas, Carlos Chavez está por<br />
estrenar HP, Covarrubias pinta escenografias<br />
teatrales, las artesanías<br />
combinan la gracia <strong>de</strong> lo exótico, lo<br />
popular, lo artistico y lo vanguardista<br />
a los ojos ingenuos <strong>de</strong> la izquierda<br />
estadouni<strong>de</strong>nse, D.H. Lawrence<br />
está por publicar ya La serpiente emplumada.<br />
Y en una <strong>de</strong> sus primeras<br />
entregas, <strong>Tablada</strong> apunta que Nueva<br />
York le recibe con un diálogo <strong>de</strong>l<br />
que se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> lo siguiente: "-Y<br />
ya que se habla <strong>de</strong> California y <strong>de</strong><br />
las flores, interrumpió suspirando<br />
un poeta <strong>de</strong>l auditorio, noches pasadas<br />
admiré en una pantalla <strong>de</strong><br />
Broadway a Dolores <strong>de</strong>l Río . . . Estrella<br />
que apenas nace y ya está en<br />
el cenit. Me dicen que es mexicana.<br />
¿La conoce usted, señor <strong>Tablada</strong>?"<br />
(El Universal, 17/ I11926). El poeta<br />
no pue<strong>de</strong> respon<strong>de</strong>r, aunque en las<br />
siguientes semanas tendrá abundantes<br />
oportunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> informarse no<br />
sólo sobre Dolores <strong>de</strong>l Río sino sobre<br />
la creciente colonia cinematográfica<br />
mexicana en Hollywood. Ya<br />
están allá Lupe Vélez, que hasta entonces<br />
sólo había hecho cortos para<br />
Hal Roach con Stan Laurel y Oliver<br />
Hardy y estaba por dar el campanazo<br />
alIado <strong>de</strong> Douglas Fairbanks<br />
en The Gaucho; Ramón Novarro<br />
también arañaba su gloria suprema<br />
con Ben Hur, a la que volveremos<br />
más a<strong>de</strong>lante, y Dolores <strong>de</strong>l Río misma<br />
filmaría, nada más en ese 1926,<br />
High Steppers, The Whole Town is<br />
Talking, Pals First y What Price<br />
Glory? <strong>Tablada</strong> está ya cerca <strong>de</strong> los<br />
sesenta años y, sin embargo, madurar<br />
en contacto con el cine como<br />
mero espectáculo le ha preparado<br />
para escribir <strong>de</strong> él con entusiasmo<br />
y sorpresa aunque también con conocimiento<br />
<strong>de</strong> causa técnico (apela<br />
continuamente a la terminología<br />
cinematográfica, al close up, a la distinción<br />
entre guionista, director y<br />
productor, etcétera). En su libro El<br />
mundo <strong>de</strong> las sombras (1920, Andrés<br />
Botas), Carlos Noriega Hope ya ha<br />
dado cuenta <strong>de</strong> Hollywood como fábrica<br />
<strong>de</strong> sueños, como industria <strong>de</strong><br />
ficciones. Ahora toca a <strong>Tablada</strong>, como<br />
treinta años atrás a su amigo Urbina,<br />
recuperar esas fantasías, aunque<br />
sean tan palpables como las actrices<br />
y los actores, que ya por serlo<br />
escapan en un grado a la mera humanidad.<br />
Para <strong>Tablada</strong>, la industria <strong>de</strong>l espectáculo<br />
es la paradoja <strong>de</strong>l placer<br />
y la crueldad <strong>de</strong>l circo (tras las piruetas<br />
<strong>de</strong> los animales está la tortura<br />
<strong>de</strong> la domesticación). El 3 <strong>de</strong> marzo<br />
<strong>de</strong> 1929, reflexiona a partir <strong>de</strong>l divorcio<br />
<strong>de</strong> Dolores <strong>de</strong>l Río y Jaime<br />
<strong>de</strong>l Río, quien muere poco <strong>de</strong>spués:<br />
Cuando D'Annunzio i<strong>de</strong>ntificó al<br />
público <strong>de</strong> los teatros con un<br />
monstruo, no podía prever que el<br />
advenimiento <strong>de</strong>l Cine, ese monstruo,<br />
habría <strong>de</strong> adquirir sus caracteres<br />
más bestiales. ¿Será esto,<br />
acaso, porque el mismo Cine ha<br />
exacerbado esa bestialidad halagando<br />
las más bajas pasiones <strong>de</strong>l<br />
vestiglo y alimentándolo, pródigo,<br />
con la carne cruda <strong>de</strong> las más<br />
groseras sensualida<strong>de</strong>s? . . Sea<br />
lo que fuere, la monstruosidad<br />
<strong>de</strong>l público ejercitándose en el<br />
Cine y especialmente sobre sus<br />
mujeres, recuerda a la <strong>de</strong>l fabuloso<br />
Minotauro. Pagando a esas<br />
mujeres a precio <strong>de</strong> oro, el público<br />
las consi<strong>de</strong>ra como sus escla-<br />
Biblioteca <strong>de</strong> México<br />
28<br />
vas y se reserva sobre ellas todos<br />
los <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> intimidad y privanza<br />
( . . . ) No sólo les exige el<br />
público que muestren sobre la<br />
pantalla todos sus atractivos corpóreos,<br />
realzados por el dinamismo<br />
específico; no sólo les exige<br />
los más realistas simulacros amorosos<br />
y las más sutiles técnicas<br />
<strong>de</strong>l arte <strong>de</strong> besar, precedidas por<br />
todos los remilgos y garatusas<br />
<strong>de</strong> la especiosa seducción, sino<br />
que ... les pi<strong>de</strong> lo que el propio<br />
Minotauro, más generoso o menos<br />
complicado, olvidó... ¡les<br />
exige el sacrificio <strong>de</strong> sus recónditos<br />
pudores y el total espectáculo<br />
<strong>de</strong> su vida privada!<br />
En el otro extremo, <strong>Tablada</strong> celebra<br />
las posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l cine, siempre<br />
a partir <strong>de</strong> un pretexto mexicano.<br />
Ramón Novarro alcanza el estrellato<br />
absoluto con Ben Hur (1925,<br />
Fred Niblo), la inversión más costosa<br />
<strong>de</strong> una MGM que buscaba encontrar<br />
a un latin lover que <strong>de</strong>splazara<br />
a Rodolfo Valentino, entonces bajo<br />
contrato con United Artists. <strong>Tablada</strong><br />
<strong>de</strong>dica dos artículos aBen Hur,<br />
reproduciendo los comentarios <strong>de</strong><br />
las espectadoras ("-Oh, Ramón Novarro.<br />
He is a <strong>de</strong>ar . .. ¡Tiene un perfil<br />
numismático, un cuerpo <strong>de</strong> joven<br />
dios ' '') y agregando por su parte:<br />
Ramón Novarro es en estos momentos<br />
el centro <strong>de</strong> la <strong>de</strong>slumbrante<br />
y vertiginosa apoteosis<br />
que acaba <strong>de</strong> producir el arte cinematográfico,<br />
superando a todas<br />
las pretendidas obras maestras<br />
que aquí se habían producido.<br />
Escribo arte cinematográfico,<br />
pero no sin reservas, pues tanto<br />
transige en este país con el gusto<br />
público y tan servilmente lo<br />
halaga, que premeditada y voluntariamente<br />
se convierte en industria,<br />
abdicando <strong>de</strong> virtu<strong>de</strong>s superiores<br />
en pro <strong>de</strong> las macizas ganancias.<br />
El empresario verda<strong>de</strong>ramente<br />
artista, francés, alemán o italiano,<br />
diría: "Vamos a usar el dinero<br />
para producir arte" y el <strong>de</strong><br />
aquí dice 10 contrario: "Vamos a<br />
usar el arte para producir dinero."<br />
Pero con todo ello, Ben Hur,<br />
la superpelícula que acaba <strong>de</strong> estrenarse<br />
y que tiene a Ramón Novarro<br />
por archimimo, es algo insólito<br />
y magnífico, don<strong>de</strong> se con<strong>de</strong>nsan<br />
y acrisolan las gran<strong>de</strong>s<br />
cualida<strong>de</strong>s que el espíritu yanqui<br />
ha llevado a esa clase <strong>de</strong> espectáculos<br />
(El Universal, 311I11926).<br />
El9 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1927, <strong>Tablada</strong><br />
anotaba, referida al cine, una ten<strong>de</strong>ncia<br />
personal: "No creo tampoco<br />
que a Gloria Swanson o a Hilda<br />
Gray le atribuya ninguno funciones<br />
patrióticas ni trascen<strong>de</strong>ncias racia-
les." Y lo <strong>de</strong>cía a partir <strong>de</strong> Lupe Vélez,<br />
o más bien <strong>de</strong> la innegable atracción<br />
que le <strong>de</strong>spertaba la ex-tiple,<br />
ahora ascen<strong>de</strong>nte estrella hollywoo<strong>de</strong>nse,<br />
futura Mexican spitfire y leyenda<br />
negra. En 1929, adjetivaba así<br />
la carrera <strong>de</strong> Vélez: "Pero 'nuestra<br />
Lupe', como dicen quienes se contentan<br />
con posesiones metafísicas,<br />
tuvo por trono el teatro Rialto y reinó<br />
en Broadway durante tres semanas<br />
consecutivas. Y no fue el Rialto<br />
su trono único, pue.s al mismo tiempo<br />
tronaba -perdón por el galicismo<br />
que nada tiene que ver con<br />
nuestros Sábados <strong>de</strong> Gloria- en el<br />
Embassy como heroína <strong>de</strong> El canto<br />
<strong>de</strong>l lobo, Lupus vs. Lupe, yen no sé<br />
cuál teatro más con El Gaucho en reprise<br />
. .. Así, pues, la Lupe <strong>de</strong> uste<strong>de</strong>s,<br />
ejerció sobre Broadway no sólo<br />
la potestad <strong>de</strong> un reinado individual,<br />
sino la plural <strong>de</strong> todo un<br />
directorio militar . . . 'Lupe Vélez en<br />
la pantalla y en persona', <strong>de</strong>cían los<br />
gran<strong>de</strong>s anuncios, matizados por el<br />
día y por la noche incan<strong>de</strong>scentes<br />
y agregaban: 'No es up to date quien<br />
no haya visto a Lupe', a Lupe Vélez<br />
'el Ciclón Mexicano', a '¡Lupe Whoopee!'"<br />
(El Universal, 1l/ IV/ 1929).<br />
Veían confirmados los entusiasmos<br />
que dos años antes, en el artículo<br />
<strong>de</strong>l 9 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1927, le hicieron<br />
profetizar: " . .. mi torpe patriotismo<br />
no presintió que la tiple-jazz<br />
iba a convertirse en algo tan nacional<br />
como Huitzilopochtli, pero un<br />
Huichilobos con ojos rimel, cejas<br />
pencil, boca fruncida en beso astringente,<br />
pelo a la Bob y a la Marcel:<br />
manicurado, quizá pedicurado .. .<br />
Un Huichilobos danzarín, vacilador,<br />
apetitoso, golfo, con ángel y a<strong>de</strong>más<br />
en funciones no sólo raciales, sino<br />
patrióticas ... "<br />
El cine es el tema recurrente <strong>de</strong><br />
la columna <strong>de</strong> <strong>Tablada</strong>; como si no<br />
hubiera temas superiores, <strong>de</strong>dica<br />
sus párrafos al perro Rinty ("Rin Tin<br />
Tin es el poeta <strong>de</strong> su raza"), a las<br />
aventuras exóticas <strong>de</strong> Chang (Merian<br />
C. Cooper y Ernest B. Schoedsack)<br />
("Hermana en maestría <strong>de</strong><br />
Nanuck <strong>de</strong>l Polo y <strong>de</strong>l Moana <strong>de</strong>l Mar<br />
Austral es Chang obra que, uniendo<br />
al valor emocional y estético el<br />
técnico o fotogénico, sin recursos<br />
bastardos, realiza la difícil supermaestría");<br />
como ya se ve, el cine<br />
<strong>de</strong> Flaherty, también The Sea Beast<br />
(1926, Millard Webb) que traicionaba<br />
a Melville, las ini<strong>de</strong>ntificables<br />
Simba y Ashes, las alemanas Variety<br />
(1925, Ewald-André Dupont) y El<br />
gabinete <strong>de</strong>l doctor Caligari en reestreno.<br />
Si en 1896 omitió la llegada<br />
<strong>de</strong>l cine a México, ahora seguía paso<br />
a paso el avance <strong>de</strong>l Vitaphone.<br />
En 1926, ante el estreno <strong>de</strong> la versión<br />
con pista musical <strong>de</strong> Don <strong>Juan</strong><br />
(Alan Crosland), confesaba: "Fuera<br />
absolutamente vano, <strong>de</strong>l todo inútil,<br />
que yo pretendiera dar a los lectores<br />
i<strong>de</strong>a cabal <strong>de</strong> ese mo<strong>de</strong>rnísimo<br />
Ramón Novarro.<br />
prodigio que se llama el Vitáfono.<br />
Aún estoy conmovido y fascinado,<br />
aun me parece, a pesar <strong>de</strong> la evi<strong>de</strong>ncia,<br />
haber sido víctima <strong>de</strong> algún alucinante<br />
hechizo y hasta llegaría a<br />
dudar <strong>de</strong> mis propios sentimientos,<br />
si allí, en pleno Broadway, dos veces<br />
al día, no se repitiera el prodigio<br />
ante millares <strong>de</strong> espectadores<br />
atónitos y conmovidos como yo<br />
mismo ( . .) y así, a las m aravillas<br />
<strong>de</strong>l Cine, se aña<strong>de</strong>n las <strong>de</strong>l Vitáfono<br />
y al po<strong>de</strong>r emocional <strong>de</strong>l drama<br />
legendario, la música, una partitura<br />
especial, un score que refu erza las<br />
situaciones trágicas o emotivas,<br />
punto por punto, convierte la producción<br />
cinematográfica en una especie<br />
<strong>de</strong> nueva ópera, con caracteres<br />
exclusivos y propios <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong><br />
su sorpren<strong>de</strong>nte mo<strong>de</strong>rnidad" (El<br />
Universal, 17/ X/ 1926). Pero <strong>Tablada</strong>,<br />
como todos, vio al Vitaphone poner<br />
en peligro al cine mismo. El éxito<br />
<strong>de</strong> Don <strong>Juan</strong>, In Old San Francisco<br />
y El cantante <strong>de</strong> jazz obligó no sólo<br />
a los gran<strong>de</strong>s estudios, sino a todo<br />
el cine <strong>de</strong>l mundo a cambiar su forma<br />
misma <strong>de</strong> representación; el sonido<br />
hacia innecesarias cierta mímica<br />
y ciertas técnicas <strong>de</strong> montaje, pero<br />
<strong>de</strong>jaba al medio totalmente fuera<br />
<strong>de</strong> control: los gran<strong>de</strong>s creadores <strong>de</strong><br />
la gramática cinematográfica (Grif-<br />
Biblioteca <strong>de</strong> México<br />
"20<br />
fith, Eisenstein, Chaplin) vieron con<br />
recelo al nuevo invento y tardaron<br />
buen tiempo en usarlo. En 1928, <strong>Tablada</strong><br />
<strong>de</strong>spedía al cine mudo con<br />
una melancolía que anunciaba, a la<br />
vez, que estaba por terminar sus artículos<br />
sobre el cine mismo: "Después<br />
<strong>de</strong> tantas filosofías sobre el Cine,<br />
que ya no se llama movies sino<br />
talkies, pues ya es ruidoso y vocinglero;<br />
ahora que en Broadway y más<br />
allá hay medio millar <strong>de</strong> teatros con<br />
Vitaphones, Mo vietones o Cinephones,<br />
m edito consternado en que ya<br />
no habrá para quien, en m edio <strong>de</strong><br />
este báratro ensor<strong>de</strong>cedor, busca la<br />
paz sedante y el bienestar tranquilo,<br />
aquellos golfos inefables <strong>de</strong> quietud,<br />
mudos remansos y golfos <strong>de</strong> silencio<br />
que ayer brindaron los hospitalarios<br />
cines sin voz ... " (El<br />
Universal, 9/ IX/ 1928). El cine fu e,<br />
para <strong>Tablada</strong>, uno <strong>de</strong> los muchos<br />
mundos que vio nacer y cambiar:<br />
dichoso espectador.<br />
Nota <strong>de</strong>l autor: Las abundantes notas sobre<br />
cine <strong>de</strong> <strong>José</strong> <strong>Juan</strong> <strong>Tablada</strong> son ejemplos<br />
brillantes y ricos <strong>de</strong> crónica y <strong>de</strong><br />
reseña, llenos <strong>de</strong> referencias al instante.<br />
Más allá <strong>de</strong> su reedición <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong><br />
algún tomo que rescate a la columna<br />
Nueva York <strong>de</strong> día Y <strong>de</strong> noche, se hace necesaria<br />
una edición anotada y com<br />
entada.
en medio <strong>de</strong> la plazuela <strong>de</strong> al<strong>de</strong>a,<br />
aquella cuyas casas parecen haber<br />
sido construidas como a tientas, por<br />
arquitectos y albañiles ciegos, el<br />
Emperador Amarillo vuelve a aparecer,<br />
firme y luminoso entre los escombros<br />
organizados <strong>de</strong>l terremoto<br />
cubista:<br />
2,967 años antes <strong>de</strong> Cristo, viajaba<br />
el augusto personaje costeando<br />
la playa septentrional <strong>de</strong>l Mar Rojo<br />
y ascendiendo luego a la cumbre <strong>de</strong><br />
las montañas <strong>de</strong> Kuen Lan. Al regresar<br />
hacia el sur notó que había perdido<br />
su perla mágica, y <strong>de</strong>solado<br />
conjuró para encontrarla al ingenio<br />
y a la sabiduría; pero fue en vano<br />
. . . Conjuró al arte, con igual resultado<br />
negativo; conjuró a la elocuencia;<br />
conjuró a su vista y a sus<br />
sentidos: mas en vano fue todo conjuro<br />
. .. Por fin conjuró a la Nada y<br />
la Nada le <strong>de</strong>volvió íntegra su mágica<br />
perla azul:<br />
Así habla Chuang-Tsé, discípulo<br />
<strong>de</strong> Laotzu, máximo filósofo <strong>de</strong> China,<br />
para quien esa "Nada" es el Tao,<br />
es Dios, es 10 inexpresable, y el apólogo<br />
<strong>de</strong>l Emperador Amarillo significa<br />
que la perla mágica, el espíritu,<br />
no pue<strong>de</strong> recobrarse por la sabiduría,<br />
el arte o la retórica, que<br />
Foto: Estudio nnoco.<br />
obscurecen la intuición en vez <strong>de</strong><br />
iluminarla y que sólo la paz <strong>de</strong> la<br />
perfecta quietud logró restaurar la<br />
conciencia espiritual <strong>de</strong>l Emperador<br />
Amarillo . ..<br />
Un símbolo mo<strong>de</strong>rno. El Emperador<br />
Amarillo se me apareció, pues,<br />
para <strong>de</strong>cirme que aquellas mujeres<br />
<strong>de</strong> la antesala <strong>de</strong>l Cine, habían perdido<br />
como él la perla <strong>de</strong>l espíritu y<br />
10 buscaban <strong>de</strong>sesperadamente como<br />
ciegos a quienes se les hubieran<br />
caído los ojos <strong>de</strong> las cuencas . ..<br />
Esa búsqueda <strong>de</strong> 10 esencial y <strong>de</strong><br />
10 impon<strong>de</strong>rable en el mundo materialista<br />
y fenomenal, adon<strong>de</strong> no<br />
está o adon<strong>de</strong> sólo existe en parte<br />
mínima, ¿es uno <strong>de</strong> los más conmovedores<br />
signos <strong>de</strong> los tiempos que<br />
corren? .. Sólo ese afán pue<strong>de</strong> explicar<br />
las contradicciones y las incoherencias<br />
<strong>de</strong>l mo<strong>de</strong>rno vivir, los<br />
frenéticos ímpetus <strong>de</strong> un hedonismo<br />
que opacaría a la misma Síbaris,<br />
junto a los arrobos y los ensimismamientos<br />
frente a las páginas <strong>de</strong>l Tao<br />
<strong>de</strong> Laotzu, o El rostro <strong>de</strong>l silencio <strong>de</strong><br />
Dhan Gopal Mukerji, o la Conciencia<br />
cósmica <strong>de</strong> Alí Nomad, libros que<br />
pasan hoy <strong>de</strong> mano en mano y suelen<br />
encontrarse junto a la vanity ca-<br />
Biblioteca <strong>de</strong> México<br />
se <strong>de</strong> la misma flapper militante.<br />
Hay épocas en que la vida humana<br />
tiene un ritmo que la gobierna<br />
y que es evi<strong>de</strong>nte en todas sus manifestaciones;<br />
pero en la vida actual<br />
ese ritmo parece haberse dislocado<br />
y el afán por establecerlo a todo<br />
trance es la causa <strong>de</strong> nuestras más<br />
íntimas angustias y <strong>de</strong> nuestras activida<strong>de</strong>s<br />
más excéntricas .<br />
y esta misma película que acaba<br />
<strong>de</strong> ser exhumada con todos sus honores,<br />
un lustro <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> no haber<br />
sido comprendida ni valorizada,<br />
este Gabinete <strong>de</strong>l Doctor Caligari que<br />
noche a noche está llevando al Play<br />
House <strong>de</strong> la Quinta Avenida a la inteligentzia<br />
<strong>de</strong> Nueva York, este drama<br />
expresionista que acabamos <strong>de</strong><br />
admirar tú y yo, me parece un perfecto<br />
síntoma <strong>de</strong> nuestro estado<br />
mental, con sus intuiciones sofocadas,<br />
sus conflictos <strong>de</strong> sombra y luz,<br />
sus distorsiones y su telón <strong>de</strong> fondo<br />
<strong>de</strong> locura.<br />
Así me habló Tomi Reegal, <strong>de</strong><br />
vuelta <strong>de</strong>l teatro, a 10 largo <strong>de</strong> la<br />
Quinta Avenida, mientras la luna<br />
iba rodando por los techos <strong>de</strong> los<br />
rascacielos ..<br />
Nueva York, noviembre <strong>de</strong> 1926.
JOSÉ JUAN TABLADA<br />
A Margarita Sanger *<br />
Margaret Sanger (1883-1966) fue la pionera <strong>de</strong>l<br />
control <strong>de</strong> la natalidad en Estados Unidos. Enfermera<br />
en los barrios bajos <strong>de</strong> Nueva York, estudió la relación<br />
entre la pobreza, la fertilidad y la mortalidad<br />
infantil y maternal y comenzó a luchar en contra<br />
<strong>de</strong> las leyes opuestas al aborto voluntario y al control<br />
<strong>de</strong> la natalidad, por lo que fue encarcelada varias<br />
veces. Una <strong>de</strong> las cabezas visibles <strong>de</strong>l naciente<br />
movimiento feminista internacional, Sanger publicaba<br />
una revista, The Woman Rebel, y un boletín,<br />
Birth Control Review. En 1916 inauguró la primera<br />
clínica <strong>de</strong> control natal en su país. En 1920 fundó<br />
la Liga <strong>de</strong>l Control Natal, en Nueva York. <strong>Tablada</strong><br />
pertenecía a la mesa directiva <strong>de</strong> la Liga y era amigo<br />
personal <strong>de</strong> Sanger, con la que sostuvo una correspon<strong>de</strong>ncia<br />
que obra en po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Centro <strong>de</strong> Estudios<br />
Literarios. Por otra parte, vale mencionar que<br />
<strong>José</strong> Vasconcelos, secretario <strong>de</strong> Educación, presidió,<br />
el 21 <strong>de</strong> febrero <strong>de</strong> 1923, la ceremonia en la que, a<br />
iniciativa <strong>de</strong> varios estudiantes, se nombró a <strong>Tablada</strong><br />
"poeta representativo <strong>de</strong> lajuventud". Héctor Valdés<br />
(<strong>José</strong> <strong>Juan</strong> <strong>Tablada</strong>, Obras 1, 621) reproduce el<br />
discurso firmado, entre otros, por Manuel Rodriguez<br />
Lozano, Abraham Ángel, Adolfo Best Maugard y un<br />
tal Dr. Luis Mén<strong>de</strong>z. El discurso alu<strong>de</strong>, en passant,<br />
al poema "<strong>de</strong>dicado a Margarita Sanger", que Valdés<br />
<strong>de</strong>clara no conocer. Dice el discurso: "En otros<br />
poemas, como el <strong>de</strong>dicado a Margarita Sanger, Ta-<br />
blada hace resonar su lira con el más hondo sentido<br />
<strong>de</strong>l dolor humano y promete, más allá <strong>de</strong> las sensiblerías<br />
y los pudores, una re<strong>de</strong>nción social". Se infiere<br />
<strong>de</strong> ahí que el poema fue conocido en México,<br />
aunque, aparentemente (y esto sin duda a causa <strong>de</strong><br />
sus revolucionarias i<strong>de</strong>as) nunca fue publicado.<br />
Margarita Sanger aparece también en La resurrección<br />
<strong>de</strong> los ídolos, la novela que <strong>Tablada</strong> publicó en<br />
1924 en las "publicaciones exclusivas <strong>de</strong> El Universal<br />
nustrado". Se lee en el capítulo primero: "¡Las mujeres<br />
mexicanas tienen la pasividad <strong>de</strong> las squaw aborígenes<br />
sumada al se<strong>de</strong>ntarismo <strong>de</strong> las mujeres<br />
moras! A pesar <strong>de</strong>l feminismo, que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el Norte<br />
les sopla vientos <strong>de</strong> emulación; a pesar <strong>de</strong> Margarita<br />
Sanger, cuyos consejos siguen esporádicamente,<br />
no por razones sociológicas o <strong>de</strong> moral, que parece<br />
paradójico, o <strong>de</strong> economía doméstica, sino para 'sobrevivir<br />
al amor', para prolongar el don <strong>de</strong> sí misma<br />
al hombre, a su hombre, que muchas veces la<br />
mata con un puñal fulminante .. . "<br />
Margaret 5anger.<br />
Biblioteca <strong>de</strong> México<br />
32<br />
Guillermo Sheridan<br />
• Este poema forma parte <strong>de</strong> una colección <strong>de</strong> inéditos<br />
que acaba <strong>de</strong> publicar el más reciente número <strong>de</strong> Literatura<br />
Mexicana, la revista que dirige Margit Frenk en el Centro<br />
<strong>de</strong> Estudios Literarios <strong>de</strong> la Universidad Nacional.
El pescador<br />
La tierra la nieve se bebió<br />
y por nueva vez brotan l los ciruelos en flor.<br />
Parecen <strong>de</strong> oro nuevo las hojas <strong>de</strong>l saúz<br />
y <strong>de</strong> lánguida plata el lago todo luz.<br />
Es la hora en que las mariposas color <strong>de</strong> azufre<br />
se duermen <strong>de</strong> la flor sobre el perfume.<br />
Un pescador la red ha echado<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> su bote inmóvil<br />
astillando el cristal <strong>de</strong>l lago. 2<br />
1 También anota: surgen.<br />
2 Seguramente <strong>Tablada</strong> recordó este poema al escribir su<br />
hai-kai "Peces voladores":<br />
Al golpe <strong>de</strong>l oro solar<br />
Estalla en astillas el vidrio <strong>de</strong>l mar.<br />
3 Falta la traducción <strong>de</strong> la última estrofa. Propongo la<br />
siguiente:<br />
Sus pensamientos están en el hogar con ella,<br />
a quien regresará con provisiones<br />
como una golondrina vuelve con su pareja.<br />
The fishennan<br />
The earth has drunk the snow<br />
and now the plum trees are blossoming once more.<br />
The willow leaves are like new gold;<br />
the lake is molten silver.<br />
It is the hour<br />
when sulphur-Ia<strong>de</strong>n butterflies<br />
rest their velvet heads upon the flowers.<br />
A fisherman casts forth bis nets<br />
from a motionless boat,<br />
and the surface of the lake is broken.<br />
His thoughts are at home with her<br />
to whom he will return with food,<br />
like a swallow to its mate.<br />
Li-TéÜ-Pó.<br />
Biblioteca <strong>de</strong> México<br />
36<br />
Cantan los pájaros en<br />
el crepúsculo<br />
El viento <strong>de</strong>l crepúsculo<br />
lleva un trino <strong>de</strong> aves a la ventana<br />
don<strong>de</strong> la novia está sentada.<br />
Bordando sobre la seda<br />
las flores <strong>de</strong> una primavera.<br />
La cabeza levanta pensativa<br />
y cae <strong>de</strong> sus manos la tarea<br />
pues distraída en el ausente piensa.<br />
"En las frondas tupidas<br />
pue<strong>de</strong> a su compañera<br />
hallar el pájaro<br />
pero todas las lágrimas que vierte<br />
la novia <strong>de</strong> sus ojos entornados<br />
como una lluvia silenciosa<br />
no harán que regrese el amado."<br />
y piensa prosiguiendo su trabajo:<br />
"Bordar los fragmentos <strong>de</strong> un poema<br />
entre las flores <strong>de</strong> su túnica<br />
y quizás esos versos le digan que a mí vuelva".<br />
The 17irds are singing at dusk<br />
At dusk a cool wind<br />
blows' the song birds to a window<br />
where a mai<strong>de</strong>n is sitting.<br />
She is embroi<strong>de</strong>ring a piece of silk<br />
with bright flowers.<br />
She lifts her head;<br />
her work falls from her hands<br />
for her thoughts have flown to him<br />
who is far away.<br />
"It is easy for a bird to find its mate<br />
among the branches,<br />
but a11 the tears<br />
that fall like the rain of heaven<br />
from a mai<strong>de</strong>n's eyes<br />
will not recall her well-beloved".<br />
She bends over her work once more:<br />
"1 wil1 weave a fragment of verse<br />
among the flowers of his robe,<br />
and perhaps its words wil1 tell him to return".<br />
Li-Tal-Pó.
A la orilla <strong>de</strong>l río 1<br />
A la orilla <strong>de</strong>l río<br />
las doncellas se bañan entre los lotos<br />
No se les ve <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la playa<br />
mas se oyen sus risas cuando estallan.<br />
Sobre la arena<br />
sus trajes <strong>de</strong> seda perfuman el viento.<br />
Un apuesto jinete pasa cerca,<br />
a una <strong>de</strong> las doncellas le brinca el corazón<br />
y encendida en rubor<br />
luego corre a escon<strong>de</strong>rse<br />
en el macizo <strong>de</strong> lotos en flor.<br />
1 Difiere <strong>de</strong> la versión publicada en "Los ojos <strong>de</strong> la<br />
máscara" <strong>de</strong> lnterseccioru:s:<br />
Junto al río<br />
A la orilla <strong>de</strong>l río<br />
las doncellas se bañan entre los lotos;<br />
no se les ve <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la playa<br />
mas óyense sus risas cuando estallan<br />
mientras que en los peñascos, sus se<strong>de</strong>ños<br />
ropajes, perfuman el viento.<br />
Un gallardo jinete pasa cerca,<br />
a una <strong>de</strong> las doncellas le salta el corazón<br />
y encendida en rubor<br />
corre luego a escon<strong>de</strong>rse<br />
en el macizo <strong>de</strong> lotos en flor.<br />
A t the nver's edge<br />
At the river's edge<br />
mai<strong>de</strong>ns are bathing among the water lilies;<br />
they are hid<strong>de</strong>n from the shore,<br />
but their laughter can be heard,<br />
and on the bank<br />
their silken robes perfume the wind.<br />
A youth on 'horseback passes near;<br />
one of the mai<strong>de</strong>ns feels her heart beat faster,<br />
and she blushes <strong>de</strong>eply.<br />
Then she hi<strong>de</strong>s herself<br />
among the c1ustered water-lilies.<br />
Li-Tal-Pó.<br />
• Biblioteca <strong>de</strong> México<br />
37<br />
Embnag71ez <strong>de</strong> cnnor 1<br />
Cuando el viento murmura<br />
a través <strong>de</strong>l Palacio <strong>de</strong> las Aguas<br />
tiemblan las hojas <strong>de</strong>l nenúfar.<br />
Indolente divaga el Rey <strong>de</strong> Lu<br />
tendido en la terraza <strong>de</strong> Ku-Su.<br />
Frente a él Sy-Ché danza<br />
y ondula con su ritmo<br />
lleno <strong>de</strong> frágil gracia ...<br />
Sensual en su cansancio<br />
y al final sonriente<br />
apóyase en el regio lecho <strong>de</strong> ja<strong>de</strong> blanco<br />
y mira hacia el oriente.<br />
1 Aparece en "Los ojos <strong>de</strong> la máscara" <strong>de</strong> lnterseccioru:s<br />
exactamente igual.<br />
Intoxicatwl1 ol 1m p<br />
The petals of the water-lilies tremble<br />
as the wind murmure<br />
through the Palace of the Waters.<br />
The King of Lou<br />
lounges idly on the terrace of Kou-SOu;<br />
before him is Sy-Ché;<br />
she is dancing,<br />
and her movements are rhythmic<br />
and full of <strong>de</strong>licate grace.<br />
Then she laughs,<br />
sensous in her weariness;<br />
she leans against the royal white ja<strong>de</strong> bed,<br />
and gazes toward the east.<br />
BIBLIOGRAFÍA<br />
Li-Tal-Pó.<br />
Chinue Lyrics from the Book of lak, translated from the<br />
french of Judith Gautier by James Whitall, New York,<br />
B.W. Huebsch, 1918.<br />
García <strong>de</strong> Aldrige, Adriana, "Las fuentes chinas <strong>de</strong> <strong>José</strong><br />
<strong>Juan</strong> <strong>Tablada</strong>", en BuIletin of Hispanic Stut&s, núm. 60,<br />
1983, pp. 109-119.<br />
Giles, Herbert A., A History of Chinue Literature, New<br />
York, D. Appleton and Company, 1909.<br />
Meyer Minnemann, IOaus, "Formas <strong>de</strong> escritura i<strong>de</strong>ográfica<br />
en Li-Po y otros poemas <strong>de</strong> <strong>José</strong> <strong>Juan</strong> <strong>Tablada</strong>," en<br />
Nueva Revista <strong>de</strong> Filología Hispánica, vol. XXVI, 1988,<br />
núm. 1, pp. 433-453.<br />
<strong>Tablada</strong>, <strong>José</strong> <strong>Juan</strong>, Obras: Poesía I, (recopilación, edición,<br />
prólogo y notas <strong>de</strong> Héctor Valdés), México, UNAM,<br />
1971 .
Sin duda <strong>José</strong> <strong>Juan</strong> <strong>Tablada</strong> es ampliamente conocido<br />
como poeta. Tien<strong>de</strong> a relegarse a un segundo<br />
plano la amplia labor que como periodista, crítico<br />
literario y crítico <strong>de</strong> arte <strong>de</strong>sempeñó en revistas y<br />
periódicos mexicanos y estadouni<strong>de</strong>nses durante<br />
más <strong>de</strong> cinco décadas.<br />
Sin <strong>de</strong>masiado entusiasmo, y más consi<strong>de</strong>rándolo<br />
como un medio <strong>de</strong> ganarse la vida, <strong>Tablada</strong> entró<br />
al periodismo, tal vez con la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que sería una<br />
actividad pasajera, actividad que sin embargo terminaría<br />
cultivando toda su vida. Los temas que tocó en<br />
su obra periodística son amplios y variados; entre éstos,<br />
las artes siempre ocuparon un lugar relevante.<br />
Escribió buen número <strong>de</strong> artículos sobre autores<br />
y obras <strong>de</strong> la literatura mexicana, latinoamericana,<br />
ADRIANA SANDOVAL<br />
lidad <strong>de</strong>sigual. Probablemente, la presión <strong>de</strong> producir<br />
artículos incidió negativa e inevitablemente en<br />
su calidad. Octavio Paz escribe: <strong>Tablada</strong> "vivió <strong>de</strong>l<br />
periodismo yo el periodismo acabó por <strong>de</strong>vorarlo"<br />
(Paz, 341). o<br />
Si bien es cierto que su prolijidad periodística pudo<br />
haber menguado el tiempo <strong>de</strong>dicado, por ejemplo,<br />
a la poesía, también es cierto que este diario ejercicio<br />
le otorgó a la prosa <strong>de</strong> <strong>Tablada</strong> una flui<strong>de</strong>z y<br />
un <strong>de</strong>sparpajo conspicuos en los dos volúmenes <strong>de</strong><br />
sus memorias, don<strong>de</strong> es claro un mayor cuidado, interés<br />
y atención.<br />
La actitud <strong>de</strong> <strong>Tablada</strong> hacia el periodismo varió,<br />
según su propio comentario. Al principio, esta tarea<br />
no le "entusiasmaba" y la consi<strong>de</strong>raba como un me-<br />
La crítica literaria<br />
estadouni<strong>de</strong>nse y europea -básicamente francesa;<br />
ocasionalmente escribió sobre algún autor oriental,<br />
árabe, indio o japonés. En todos los casos, se ocupó<br />
tanto <strong>de</strong> la poesía como <strong>de</strong> la prosa; aquélla predomina<br />
en los primeros años y ésta en los últimos.<br />
En sus columnas periodísticas, <strong>Tablada</strong> comentaba<br />
no sólo los libros que a él le interesaban, sino también,<br />
cuando así 10 consi<strong>de</strong>raba pertinente, algunos<br />
<strong>de</strong> los libros que constantemente le enviaban para<br />
ese fin los propios autores. A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> que tenía prestigio<br />
como poeta, era sabida y reconocida su amplia<br />
cultura, al igual que su buen criterio artístico.<br />
Llama la atención que muchos <strong>de</strong> los autores mencionados<br />
por <strong>Tablada</strong> en sus notas sobre libros hayan<br />
sido sus amigos, como él mismo apunta en el<br />
propio artículo o en sus memorias. En su momento<br />
se le tachó <strong>de</strong> parcial, a 10 que respondió en Las sombras<br />
largas con humor y no poca arrogancia:<br />
Puedo sincerarme <strong>de</strong> tal <strong>de</strong>bilidad con un argumento<br />
constructor y positivo: ¡No tengo ni he tenido amigos<br />
mediocres! ... No atribuyo méritos a mis amigos, porque<br />
lo sean, sino lo contrario, son mis amigos, porque<br />
poseen méritos . .. (cap. XXXV).<br />
La crítica literaria tabladista no se circunscribe estrictamente<br />
a los libros. Sus enfoques son variados:<br />
algunas veces se centra en el llamado contenido <strong>de</strong>l<br />
texto, otras atien<strong>de</strong> a cuestiones formales; otras más<br />
dibuja semblanzas <strong>de</strong>l autor. Tien<strong>de</strong> a exaltar aquellos<br />
líbros provistos <strong>de</strong> 10 que consi<strong>de</strong>raba un alto elemento<br />
espiritual, especialmente en los artículos <strong>de</strong><br />
las dos últimas décadas <strong>de</strong> su vida, seguramente como<br />
resultado <strong>de</strong> sus inclinaciones teosóficas. En no<br />
pocos artículos hace gala <strong>de</strong> su sentido <strong>de</strong>l humor,<br />
cáustico y corrosivo.<br />
La crítica literaria <strong>de</strong> <strong>José</strong> <strong>Juan</strong> <strong>Tablada</strong> es <strong>de</strong> ca-<br />
Biblioteca <strong>de</strong> México<br />
38<br />
ro medio <strong>de</strong> subsistencia. Ya en su madurez, sin embargo,<br />
cuando aprecia más los valores espirituales,<br />
concibe el periodismo prácticamente como una labor<br />
social y escribe:<br />
Hoyes diverso, porque al <strong>de</strong>sarrollarse en la conciencia<br />
el sentimiento altruista <strong>de</strong>l <strong>de</strong>ber hacia los <strong>de</strong>más,<br />
encontramos con que en un país don<strong>de</strong> el libro es contingente<br />
y los editores avaros y estultos, es el periodismo<br />
la única oportunidad ofrecida al escritor para ser<br />
útil a los <strong>de</strong>más (Las sombras . .. , cap. IX).<br />
<strong>Tablada</strong> inició su larga y prolífica carrera como<br />
periodista a los diecinueve años, en 1890, publicando<br />
crónicas dominicales en El Universal, bajo el título<br />
<strong>de</strong> "Rostros y máscaras". En ese periódico firmó<br />
ocasionalmente con el seudónimo <strong>de</strong> "Revelator".<br />
En su labor como periodista, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong>l apoyo <strong>de</strong><br />
Rafael Reyes Spíndola, fundador y director entonces<br />
<strong>de</strong> ese periódico, recibió el estímulo <strong>de</strong> escritores <strong>de</strong><br />
la talla <strong>de</strong> Manuel Gutiérrez Nájera, Luis G. Urbina,<br />
<strong>José</strong> Martí y <strong>José</strong> Enrique Rodó (La feria, 182-184).<br />
Las primeras notas críticas <strong>de</strong> <strong>Tablada</strong>, centradas<br />
en la poesía, en particular aquellas <strong>de</strong> mayor extensión<br />
publicadas en la Revista Mo<strong>de</strong>rna y en la Revista<br />
Mo<strong>de</strong>rna <strong>de</strong> México, participan <strong>de</strong>l estilo muy ornamentado<br />
<strong>de</strong> la época, pleno <strong>de</strong> vuelos retóricos.<br />
Como Rubén Darío -también periodista toda su<br />
vida, y también miembro <strong>de</strong>l servicio exterior- y<br />
como Manuel Gutiérrez Nájera, y siguiendo la teoría<br />
bau<strong>de</strong>leriana <strong>de</strong> las correspon<strong>de</strong>ncias, <strong>José</strong> <strong>Juan</strong><br />
<strong>Tablada</strong> concibe a las artes como elementos <strong>de</strong> un<br />
solo conjunto con continuas intersecciones. Es visible<br />
su amplia información y formación artística, pues<br />
conoce, no sólo a artistas y músicos mexicanos, sino<br />
también a los clásicos europeos y a la vanguardia<br />
<strong>de</strong> los extranjeros. A continuación, un ilustrati-
esa voracidad antropófaga (<strong>de</strong> allí el exacto nombre<br />
"vorágine") <strong>de</strong> los bosques y las yunglas milenarios<br />
es la conquista lírica <strong>de</strong> <strong>José</strong> Eustasio Rivera. Antes<br />
<strong>de</strong> su aporte esas selvas o no tenían vida o la tenían<br />
insignificante y falsa, más llenas <strong>de</strong> rumores bucólicos<br />
y <strong>de</strong> suspiros nemorosos que <strong>de</strong> la espantable<br />
sinfonía que es su voz verda<strong>de</strong>ra y cuya tónica, como<br />
la <strong>de</strong>l mar, es un eco <strong>de</strong> espanto rodando, cóncavo,<br />
en el misterio profundo. Frente a La vorágine<br />
lo que pueda haber <strong>de</strong> selvático en Atala, en Maria<br />
la <strong>de</strong>l Cauca o en La Cabaña <strong>de</strong>l Tío Tom resulta tan<br />
trivial como una <strong>de</strong>coración <strong>de</strong> pastorela o una viñeta<br />
romántica. Eso en la geografia literaria americana;<br />
en la exótica, el mismo Libro <strong>de</strong> las selvas <strong>de</strong><br />
Kipling, grandioso como es, pier<strong>de</strong> por la contextura<br />
<strong>de</strong> fábula -a la Esopo, aunque a veces épica- y<br />
por las infiltraciones <strong>de</strong> humour, el pavor trágico que<br />
caracteriza a la obra <strong>de</strong> Rivera.<br />
Sólo <strong>de</strong> El corazón <strong>de</strong> las tinieblas <strong>de</strong> Joseph Conrad<br />
pue<strong>de</strong> uno acordarse a propósito <strong>de</strong> La Vorágine<br />
y más como emulación que como prece<strong>de</strong>ncia.<br />
En esta última, la fascinación y el maleficio <strong>de</strong> la<br />
Selva son un sortilegio plural, in<strong>de</strong>terminado y casi<br />
abstracto. Los árboles no dañan sino porque son infinitos,<br />
como el pez "caribe", pequeño en sí, terrible<br />
en el cardumen, capaz <strong>de</strong> dilacerar en instantes<br />
a un hombre, <strong>de</strong>scarnándolo hasta el esqueleto.<br />
La Selva en función <strong>de</strong> Vorágine, es <strong>de</strong>cir <strong>de</strong><br />
"atraer y <strong>de</strong>vorar", no pue<strong>de</strong> compararse sino al mar.<br />
Ambas inmensida<strong>de</strong>s subyugan a los hombres con<br />
heliotropismo fatal, les embovedan el alma con los<br />
sortilegios <strong>de</strong> sus negras magias y convirtiéndolos<br />
en sonámbulos los con<strong>de</strong>nan a peregrinar por sus<br />
ámbitos, terrestres o pontinos, ¡hasta sepultarlos en<br />
sus abismos en ambos casos ver<strong>de</strong>s, móviles y alejados<br />
<strong>de</strong>l esplendor solar!<br />
Pero la impiedad y la truculencia selváticas son<br />
mayores que las <strong>de</strong>l mar. Éste a pesar <strong>de</strong> sus aparatosas<br />
catástrofes, <strong>de</strong> sus monstruos y <strong>de</strong> sus vendavales<br />
suele <strong>de</strong>jar con vida a los nautas que lo surcan,<br />
pero la Selva no. El mar tiene un maelstrom pero<br />
en la Selva "incidit in Scyllam qui vult vitare Charybdim"<br />
, porque ella, íntegra y fatal, es la vorágine!<br />
Quizás la Selva es una inmensa boa anaconda, arquetipo<br />
<strong>de</strong> monstruos, <strong>de</strong>l que los <strong>de</strong>más organismos,<br />
fauna y flora, caimanes carniceros y orquí<strong>de</strong>as venenosas,<br />
no son sino células. Boa gigantesca, leviatán<br />
terrestre, su vaho hipnotizador atrae y enloquece<br />
al mísero aventurero que al fin sucumbirá entre<br />
el abrazo constrictor <strong>de</strong> sus anillos invisibles, pero<br />
omnipresentes ...<br />
Hasta las entrañas <strong>de</strong> ese vestigio llegan el alucinado<br />
poeta Arturo Cova, que por el "Ananké" sobre<br />
la frente parece un chozno <strong>de</strong> Edgard Poe, y Alicia<br />
su lamentable amante . . . El primer acto <strong>de</strong> la tragedia<br />
es como un lívido relámpago en los llanos <strong>de</strong><br />
Casanare a cuya luz espectral pasan las estampas <strong>de</strong><br />
la salvaje vida criolla que tienen <strong>de</strong> Goya, <strong>de</strong> Callot,<br />
<strong>de</strong> los Centauros y <strong>de</strong> los Pieles Rojas .. .<br />
Luego la tragedia entra en plena Selva, a esa región<br />
<strong>de</strong> misterio surcada por siete ríos enormes que<br />
parecen resguardarla como siete dragones, fluidos<br />
y terribles, el Caquetá, el Vaupes, el Inírida, el Guaviare,<br />
el Vichada, el Meta, el Elo ... Siete fosos ante<br />
la Ciuda<strong>de</strong>la <strong>de</strong> Satán; siete sellos apocalípticos; siete<br />
amonestaciones pavorosas .. . ¡pero el poeta alucinado<br />
y su daifa sonámbula y la comparsa <strong>de</strong> ilotas<br />
y malandrines que va con ellos, prosiguen como im-<br />
Biblioteca <strong>de</strong> México<br />
43<br />
pelidos por el "fatum" , a empellones, como reacios<br />
con<strong>de</strong>nados a muerte, entre los árboles que al paso<br />
<strong>de</strong>l pávido tropel amenazan y gesticulan como en<br />
los dibujos <strong>de</strong> Ruelas!<br />
Estas notas a vuela pluma intentan llamar la atención<br />
pública sobre una <strong>de</strong> las obras magistrales que<br />
ha producido la novela americana, la primera quizá<br />
en el sentido autóctono y terrígeno, y quieren rendir<br />
un homenaje al poeta Rivera que tuvo con su estro<br />
singular, cordiales sentimientos, disciplinas caballerescas,<br />
prestancia atlética. Por estas dos últimas<br />
virtu<strong>de</strong>s se me antoja un retoño <strong>de</strong> los Conquistadores<br />
cuya sangre tenía. Como ellos, aunque con fines<br />
superiores, se lanzó a la aventura y conquistó<br />
la Selva. En medio <strong>de</strong> ella vio, como un enorme corazón,<br />
al monstruoso ídolo <strong>de</strong> piedra y se encaró con<br />
él y 10 golpeó con su mandoble ¡y el ídolo arrojó chispas<br />
que fueron como lenguaje <strong>de</strong> luz!<br />
Éste no es un símil vano, es una verdad porque<br />
gracias a Rivera nuestra América que era sólo un concepto<br />
arqueológico para el mundo, ha comenzado a<br />
hablar con sentido espiritual y humano.<br />
Taltlada dI,,""'"r. Mexko, 1901.<br />
Pero Rivera hizo más, hizo que el ídolo confesara<br />
sus crímenes, que revelara esa infame explotación<br />
<strong>de</strong> los "caucheros", ébano humano <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>rnos<br />
piratas industriales; crimen nefando en el que cuatro<br />
naciones, Ecuador, Brasil, Colombia y Venezuela,<br />
son cómplices puesto que 10 toleran y verdugos<br />
puesto que entregan a sus propios hijos.<br />
* * *<br />
La muerte <strong>de</strong> Rivera fue una venganza <strong>de</strong> la Selva;<br />
fue una flecha envenenada con curare que <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
allá atravesó volando el Continente y vino a herirlo<br />
a Nueva York; fue, como en el caso <strong>de</strong> Roosevelt,<br />
una consecuencia <strong>de</strong>l paludismo que el poeta contrajera<br />
en las yunglas . . .<br />
La Selva no perdona, ni al zurdo Nemrod que mutiló<br />
a nuestra América ni al excelso poeta que la glorificó.<br />
¡La Vorágine!<br />
Nueva York, enero 1920.
EUGENIO MONTEJO<br />
Rimbaud R 1<br />
Se ha hablado mucho sobre él, ¿no se habla mucho siempre<br />
<strong>de</strong> los reyes? Y no obstante, ¡qué <strong>de</strong>sconcierto al añadir<br />
otra página! ¿Perteneció acaso su reino a 10 real, a 10<br />
irreal? ¿Qué pesquisa pulverizada pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>velarnos la<br />
imagen <strong>de</strong>l Rimbaud Rey? Sabemos que era <strong>de</strong>masiado joven<br />
cuando hubo ganado el Imperio, mas <strong>de</strong>bemos or<strong>de</strong>nar<br />
en los actos <strong>de</strong> su espíritu la concreción <strong>de</strong> su linaje.<br />
¿En qué instante se inicia la dinastía <strong>de</strong> su or<strong>de</strong>n sagrado?<br />
Precisamos el dato <strong>de</strong> su ascensión sólo por el tono<br />
<strong>de</strong> su habla. Ignoramos el día en que tomó el reino en<br />
sus manos. Se cuidó <strong>de</strong> callarnos esta revelación. Cuando<br />
dijo: -"Voy a <strong>de</strong>scifrar todos los misterios, misterios<br />
religiosos o naturales, muerte, nacimiento, porvenir, pasado,<br />
cosmogonía, nada", ya hablaba el lenguaje <strong>de</strong>l Rey.<br />
No preten<strong>de</strong>mos hurgar en sus proclamas un mito <strong>de</strong><br />
anti-verdad ni elucidar las claves <strong>de</strong> sus alejandrinos perdidos.<br />
Queremos aproximar una vía <strong>de</strong> sensibilidad al<br />
reino don<strong>de</strong> sus ór<strong>de</strong>nes, sus anatemas, afirman nuestra<br />
vitalidad <strong>de</strong> futuro. Acaso la juventud y el <strong>de</strong>stello <strong>de</strong> brevedad<br />
<strong>de</strong> esta Poética sean tan sorpren<strong>de</strong>ntes como para<br />
procrear la sospecha. Pero estas meras cifras exteriores<br />
insertan un gesto irrecusable: el <strong>de</strong> haber sometido su alma<br />
cuidadosamente a un proceso <strong>de</strong> éxtasis, fulguración,<br />
vi<strong>de</strong>ncia y posesión múltiples. En su última lin<strong>de</strong>, ese gesto<br />
quizás intenta invertir el curso <strong>de</strong> la sangre e instaura<br />
una aventura menos gratuita en el acto <strong>de</strong> ser.<br />
Sabemos que escrutó en el fondo <strong>de</strong> nosotros la noche<br />
en que el ser se levanta <strong>de</strong> su caída y oteó los giros <strong>de</strong><br />
la más profunda constelación. Nos consta que para salir<br />
<strong>de</strong> su reino construyó un barco <strong>de</strong> sí mismo, <strong>de</strong> su propia<br />
ebriedad, y cruzó en sus aguas interiores los tifones más<br />
impenitentes, las heladas <strong>de</strong> la <strong>de</strong>solación y el silencio<br />
ilímite <strong>de</strong>l mar. En cada uno <strong>de</strong> estos actos, 10 sabemos,<br />
perfeccionaba una irrupción hacia 10 irreal trascen<strong>de</strong>nte<br />
y construía una a una las leyes <strong>de</strong> un nuevo sistema <strong>de</strong><br />
imaginación. Nunca quiso <strong>de</strong>scansar en su propia aventura,<br />
más aún, forjó un motor <strong>de</strong> antifelicidad con que<br />
se acechaba a sí mismo: "la felicidad era mi fatalidad, mi<br />
remordimiento, mi gusano", <strong>de</strong>cía. Hizo <strong>de</strong>l trabajo <strong>de</strong>l<br />
Imperio el trabajo <strong>de</strong> su alma: probó en él las penurias<br />
y alegrías <strong>de</strong> todos los hombres y <strong>de</strong>tectó su proce<strong>de</strong>ncia<br />
oscura. Impuso la velocidad <strong>de</strong> su vida a las máquinas que<br />
forjaban el porvenir, y le bastó. En el <strong>de</strong>vocionario <strong>de</strong> sus<br />
gran<strong>de</strong>s seguidores se recauda un diezmo <strong>de</strong>l espíritu en<br />
el sentido legítimo <strong>de</strong> la primicia. A lo último, cuando hubo<br />
<strong>de</strong>vuelto la magia poética a estado <strong>de</strong> génesis, cuando<br />
pudo enfrentar con regocijo la comprobación <strong>de</strong> cada una<br />
<strong>de</strong> sus profecías, bajó <strong>de</strong> su trono con diecinueve años,<br />
una pastilla <strong>de</strong> chocolates y la abdicación final. A las puertas<br />
<strong>de</strong>l reino, ya <strong>de</strong> salida, pudo escuchársele su última<br />
admonición: "-esclavos, no maldigamos la vida".<br />
Este Imperio <strong>de</strong> Rimbaud es ejercido en un frente muy<br />
distinto <strong>de</strong> todas las realezas prece<strong>de</strong>ntes. Lo vemos llevar<br />
su palacio tras <strong>de</strong> sí como una carpa, para rectificar<br />
en cada paso las líneas ganadas a 10 <strong>de</strong>sconocido. Lo miramos<br />
cumplir una acrobacia sobre sí mismo, recorriendo<br />
calculadamente los sistemas <strong>de</strong> su luci<strong>de</strong>z interior, tramando<br />
las conquistas <strong>de</strong> sus infiernos: "yo <strong>de</strong>beria tener<br />
mi infierno para la cólera, mi infierno para el orgullo y<br />
el infierno <strong>de</strong> la caricia: un concierto <strong>de</strong> infiernos". A las<br />
almenas <strong>de</strong> ese palacio sube para formular los heraldos<br />
<strong>de</strong>l <strong>de</strong>venir, y lo hace creando un alfabeto personal, cuyas<br />
vocales han sufrido la trasmutación <strong>de</strong> su alquimia poética.<br />
Cuando mira nacer el instante para el cual se ha ejercitado<br />
con astucia, lanza el grito justo que se convierte en<br />
Biblioteca <strong>de</strong> México<br />
contraseña espiritual <strong>de</strong> su tiempo: cambiar la vida, y encama<br />
en ese grito la fórmula mítica principal <strong>de</strong> su época.<br />
Ahora ya podía <strong>de</strong>cir a su yo: "un golpe <strong>de</strong> tu <strong>de</strong>do en<br />
el tambor <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>na todos los sonidos y comienza la<br />
nueva armonía". Aquel yo que persiguió incansablemente<br />
<strong>de</strong>ntro y fuera <strong>de</strong> sí, en el cual experimentó siempre,<br />
con una fechoria premeditada, todas las esencias malditas<br />
<strong>de</strong> su alquimia. Por entonces, quienes oyeron ese golpe<br />
sin fin, ese cruce <strong>de</strong> ruta, pudieron percibir el cambio<br />
<strong>de</strong> una corriente vital, el nacimiento <strong>de</strong> un habla, <strong>de</strong> un<br />
sistema <strong>de</strong> respiración universal, <strong>de</strong> un tipo humano distinto,<br />
no sólo más real que los existentes, sino también<br />
más irreal que los inventados. ¿No ha afirmado Henry Miller<br />
que en el mundo futuro el tipo Rimbaud reemplazará<br />
al tipo Hamlet y al tipo Fausto? En un grito don<strong>de</strong> 10<br />
imaginativo doblega el escarnio <strong>de</strong> 10 oscuro, esta nueva<br />
armonía -que <strong>de</strong>sconcertó por su fascinación y fijó ellími<br />
te máximo arrebatado en su hora a 10 invisible e inaudible-<br />
funda el espacio imperial <strong>de</strong> Rimbaud.<br />
Empero, el mito <strong>de</strong> su verbo no es superior al mito <strong>de</strong><br />
su silencio. Ambos complementan la imagen <strong>de</strong>l Rimbaud<br />
que se recrea en los dos estados <strong>de</strong> su vida como en la<br />
luz y la sombra. Quien pudo callar por su propia mutilación,<br />
quien conservó el valor <strong>de</strong> enmu<strong>de</strong>cer ante el reto<br />
<strong>de</strong> su inmensa propensión a poetizar, genera un pavoroso<br />
<strong>de</strong>sconcierto a quienes preten<strong>de</strong>n <strong>de</strong>velar su enigma<br />
con rigores <strong>de</strong> anodina logicidad. No creo que Rimbaud<br />
hubiese llegado en su obra al límite <strong>de</strong> lo imposible y haya<br />
preferido silenciarse. Ello equivaldría a suponer un<br />
Rimbaud agotado y atrapado en el movimiento <strong>de</strong> su ser.<br />
Me resisto a mirar ese silencio como una traición a su genio,<br />
según la versión ética <strong>de</strong> Albert Camus. En el rigor<br />
<strong>de</strong> su increpación, se exige la continuidad y se lamenta<br />
la obra superior a la Saison en Enfer <strong>de</strong> la cual, es su <strong>de</strong>cir,<br />
Rimbaud nos priva voluntariamente.<br />
Esa obra más gran<strong>de</strong> que la Saison existe: es el silencio<br />
mismo, el silencio encamado en expresión ardiente.<br />
y ese silencio no implica una traición ni una imposibilidad:<br />
es el curso natural <strong>de</strong> su poética, la melodía incesante<br />
que sólo se acalla <strong>de</strong>l todo cuando Rimbaud es<br />
enterrado. No es un callar en sí mismo, es un callar valorizado,<br />
un callar <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber hablado como el mejor<br />
oráculo <strong>de</strong> su era, un silencio erizado, lleno <strong>de</strong> contenido,<br />
que es una expresión en sí. Rimbaud no se va <strong>de</strong><br />
su reino preguntando por los caminos: ¿soy aún el Rey?<br />
Se calla, pero se lleva el Imperio consigo, perpetúa en él<br />
su misterio creador. El hecho <strong>de</strong> no oírlo no convalida su<br />
negación. Ese silencio es su último acto poético. Ante él<br />
estamos siempre como Ulises en su encuentro con las sirenas,<br />
según la interpretación tan lúcida, <strong>de</strong> Kafka:<br />
Para guardarse <strong>de</strong> las sirenas, Ulises se tapó los oídos<br />
con cera y se hizo amarrar al mástil. El canto <strong>de</strong> las<br />
sirenas lo traspasaba todo y la pasión <strong>de</strong> los seducidos<br />
hubiera hecho saltar prisiones más fuertes que mástiles<br />
y ca<strong>de</strong>nas ( ... ). Sólo que las sirenas tienen un arma<br />
más terrible aún que su canto: su callar. No aconteció,<br />
pero es imaginable la posibilidad <strong>de</strong> que alguien<br />
hubiera conseguido salvarse <strong>de</strong> su canto, pero <strong>de</strong> su<br />
silencio no se hubiera salvado.<br />
¿Cómo salvamos <strong>de</strong>l silencio <strong>de</strong> Rimbaud? ¿Cómo no<br />
oír esa otra ca<strong>de</strong>ncia con que él vuelve sobre nosotros <strong>de</strong><br />
su mu<strong>de</strong>z total? Todavía la poesía reina en la palabra. El<br />
acto poético se apega a la formulación <strong>de</strong>llogos, el único<br />
posible en nosotros. Cuando ocurra que el pensamiento<br />
<strong>de</strong>je a la palabra como se <strong>de</strong>ja una cárcel y pueda fulgurar<br />
a través <strong>de</strong> otros medios psíquicos aún imprevisibles,<br />
¿qué será <strong>de</strong> todas las poéticas escritas? Tal vez nos sea<br />
dado percibir entonces ese silencio <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su tono enunciativo<br />
como un proceso <strong>de</strong> comunicación que prescin<strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>l Verbo. Es <strong>de</strong>cir, un Imperio distinto fundado por Rimbaud<br />
cuyos umbrales ocultan porosas piedras <strong>de</strong> misterio.<br />
1966
lidad. Una lectura rápida, ¡nocente, una suerte <strong>de</strong> mudanza. Iluminada<br />
<strong>de</strong> Un corazón bajo la sotana nos por la luz escabrosa <strong>de</strong> esa "segunpermite<br />
<strong>de</strong>scubrir, apenas, una his- da realidad", la primera —la <strong>de</strong> los<br />
toria sentimental y ligeramente gro- hechos anecdóticos— se transforma,<br />
tesca, la aventura <strong>de</strong> un seminaris- adquiere una naturaleza distinta,<br />
ta humillado que escribe versos más Entonces, nos encontramos con algo<br />
o menos extravagantes. Pero, pre- diáfano y <strong>de</strong>smoralizador. El amor<br />
cisamente, algo nos impi<strong>de</strong> conten- <strong>de</strong>l seminarista no era, como creíatarnos<br />
con esta primera lectura: esa mos, un movimiento elevado <strong>de</strong>l esextravagancia<br />
que asoma en ciertos píritu, sino la máscara que encubre<br />
poemas y en ciertas frases y que en el instinto animal: la bella Timotina<br />
el texto <strong>de</strong>sempeña un papel idén- no enternece a Leonardo, lo excita;<br />
tico al <strong>de</strong> las ventosas que, en las ho- éste no es un ¡oven candido y románas<br />
<strong>de</strong> las plantas carnívoras, inmovi- tico <strong>de</strong>sinteresado <strong>de</strong> la carne, sino<br />
Í<br />
izan al insecto que se posa en ellas, un onanista; los poemas balbucien-<br />
El simple contacto es fatídico: poco a tes que escribe dicen expresar a un<br />
poco, el vegetal voraz irá consu- alma ingenua que busca a la divinimiendo<br />
al animal aprisionado, <strong>de</strong>s- dad, pero, en verdad, son elucubrapojándolo<br />
<strong>de</strong> su carne y su sangre, ciones licenciosas; los versos <strong>de</strong>licioenglutiéndolo.<br />
sámente musicales <strong>de</strong> La brisa, por<br />
Una lectura más <strong>de</strong>tenida y <strong>de</strong>s- ejemplo, alegorizan el falo; los perconfiada<br />
nos revela que la narración sona jes, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los seminaristas y el<br />
está impregnada <strong>de</strong> irreverencias, Superior hasta don Cesarino y la re<strong>de</strong><br />
insinuaciones escabrosas, <strong>de</strong> atre- llena sacristana, no son seres <strong>de</strong> carvimientos<br />
y malacrianzas. Percibí- ne y hueso, sino entelequias <strong>de</strong> monsmos<br />
entonces, con inquietud, una at- truos: la lascivia, la <strong>de</strong>slealtad, la<br />
mósfera malsana, tan importante vulgaridad, la insensibilidad, la estucomo<br />
los mismos hechos <strong>de</strong> la histo- pi<strong>de</strong>z. Por fin compren<strong>de</strong>mos el seria:<br />
el mal olor, el ja<strong>de</strong>o animal <strong>de</strong> creto <strong>de</strong>signio <strong>de</strong>l narrador, la meta<br />
los seminaristas, su aliento <strong>de</strong>sagra- profunda <strong>de</strong> la obra: la <strong>de</strong>scripción,<br />
dable, las <strong>de</strong>laciones estimuladas, la emboscada, <strong>de</strong> impulsos y funciones<br />
maligna curiosidad <strong>de</strong>l Superior y su que las buenas costumbres con<strong>de</strong>impudicia,<br />
la equívoca <strong>de</strong>scripción nan al silencio, la exposición públi<strong>de</strong><br />
los atributos físicos <strong>de</strong> Timotina ca <strong>de</strong> un sector <strong>de</strong> la experiencia que<br />
(que prefigura el soneto Venus ana- avergüenza a los hombres.<br />
dyoméne), la referencia constante a No es extraño que este exhibidociertos<br />
objetos fetichistas, como las nismo asustara a los albaceas literamedias,<br />
la función <strong>de</strong> algunos coló- ríos <strong>de</strong> Rimbaud y que ni Verlaine<br />
res, la situación ambigua durante la (convertido al catolicismo) ni Patertertulia<br />
en casa <strong>de</strong> Cesarino, la fuga ne Berrichon se ocuparan <strong>de</strong> publicar<br />
final. Todo ello cobra relieve parti- Un corazón bajo la sotana y que hucular,<br />
gana importancia en esta se- biera que esperar hasta la eclosión<br />
gunda lectura, hasta hacernos <strong>de</strong>s- surrealista para tener la satisfacción<br />
cubrir que los hechos que conforman inquietante <strong>de</strong> su lectura. Fueron Ariel<br />
relato son secundarios, pues lo dre Breton y Louis Aragón, en 1924,<br />
primordial, la verda<strong>de</strong>ra realidad quienes lo presentaron al público,<br />
<strong>de</strong>scrita por Rimbaud es ese clima El texto, escrito sin duda <strong>de</strong> corriruin,<br />
el aire sofocante, ese vaho <strong>de</strong> do (el manuscrito contiene apenas<br />
humores viscerales, <strong>de</strong> malos instin- cinco enmiendas <strong>de</strong> la mano <strong>de</strong> Rimtos<br />
y funciones fisiológicas que en- baud), y luego <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñado por su<br />
vuelven a las cosas y a los persona- autor, está lleno <strong>de</strong> imágenes herjes<br />
<strong>de</strong> Un corazón bajo la sotana. mosas, pero la construcción <strong>de</strong> la<br />
Estas dos capas están separadas frase es <strong>de</strong>scuidada y, por momensólo<br />
en teoría; en la práctica son el tos, incorrecta, lo que dificulta su<br />
anverso y el reverso <strong>de</strong> una indivisi- traducción. He creído ser fiel a Rimble<br />
entidad. La obra literaria es un baud prefiriendo siempre la equivatodo<br />
orgánico y sus componentes, lencia <strong>de</strong> la imagen a la <strong>de</strong>l concepcomo<br />
los <strong>de</strong>l cuerpo vivo, no son di- to, la fi<strong>de</strong>lidad verbal a la concepsociables.<br />
Al <strong>de</strong>scubrir la existencia tual. No olvi<strong>de</strong>mos que Rimbaud es,<br />
disimulada <strong>de</strong> esa presencia atmos- ante y sobre todo, un poeta,<br />
férica, que fluye sibilinamente a lo<br />
largo <strong>de</strong> la narración, el texto sufre París, octubre <strong>de</strong> 1960<br />
Bihliotecü dé Mexico
En la esquina. la mesa <strong>de</strong> Un co/n <strong>de</strong> tabl., <strong>de</strong> Henrl Fantln-Latour"Verlalne y Ilmbaud.<br />
- ¿Por qué esta pregunta, Padre? ¿Bromean vuestros<br />
labios? .. Sí, yo creo en todo lo que dice mi madre<br />
... la Santa Iglesia.<br />
-Pero ... ¡Virgen encinta! Eso es la concepción,<br />
joven, ¡la concepción!<br />
-Padre, yo creo en la concepción.<br />
- Tenéis razón, joven. Se trata <strong>de</strong> algo ... -Calló.<br />
Luego dijo: - El joven J* * * me ha hecho un informe<br />
que comprueba una separación <strong>de</strong> piernas cada<br />
día más notoria, en vuestra postura en la sala <strong>de</strong> estudios;<br />
afirma haberos visto estirar todo el cuerpo<br />
bajo la mesa, como lo haría un joven . . . sin modales.<br />
Son hechos que no podéis negar . .. Acercaos,<br />
<strong>de</strong> rodillas, muy cerca <strong>de</strong> mí; voy a interrogaros con<br />
dulzura; <strong>de</strong>cidme, ¿separáis mucho las piernas, en<br />
la sala <strong>de</strong> estudios?<br />
Luego, puso su mano en mi hombro, alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong><br />
mi cuello: y sus ojos se aclaraban, y me hacía <strong>de</strong>cirle<br />
unas cosas sobre la separación <strong>de</strong> las piernas . . .<br />
Basta, prefiero confesaros que fue repugnante, yo<br />
que sé muy bien lo que esas escenas significan.<br />
Así, pues, me habían <strong>de</strong>latado, habían calumniado<br />
mi corazón y mi pudor - y como los informes y<br />
las cartas anónimas al Sup** * <strong>de</strong> unos alumnos contra<br />
otros eran autorizados y or<strong>de</strong>nados, yo no podía<br />
<strong>de</strong>cir nada- y tenía que venir a este cuarto, a ponerme<br />
en manos <strong>de</strong> ese gordo. ¡Ah, el seminario!<br />
10 <strong>de</strong> mayo ..<br />
Mis condiscípulos son horriblemente malvados,<br />
horriblemente lascivos. Todos esos profanos conocen<br />
la historia <strong>de</strong> mis versos y, en la sala <strong>de</strong> estudios,<br />
apenas vuelvo la cabeza, encuentro la cara <strong>de</strong>l<br />
ja<strong>de</strong>ante D*** que me susurra: ¿Y tu cítara? ¿Y tu<br />
Biblioteca <strong>de</strong> México<br />
49<br />
cítara? ¿Y tu diario? Luego, el idiota <strong>de</strong> L*** enca<strong>de</strong>na:<br />
¿Y tu lira? ¿Y tu cítara? Después, tres o cuatro<br />
murmuran, en coro:<br />
Gran María<br />
Madre querida<br />
Yo soy un buenote. No me amargo la vida en vano,<br />
Dios mío. Pero, en todo caso, no soy un <strong>de</strong>lator,<br />
ni escribo anónimos y tengo a mi favor mi santa poesía<br />
y mi pudor.<br />
12 <strong>de</strong> mayo .<br />
¿No adivináis por qué muero <strong>de</strong> amor?<br />
Salud, me dice la flor; el ave: buenos días.<br />
La primavera es vida, mi ángel <strong>de</strong> ternura<br />
¿No adivináis por qué ardo <strong>de</strong> embriaguez?<br />
Angel <strong>de</strong> mi guarda, ángel <strong>de</strong> mi niñez<br />
¿no adivináis que me transformo en ave,<br />
que mi lira palpita y que aleteo<br />
como una golondrina? . .<br />
Hice estos versos ayer, durante el recreo; entré<br />
a la capilla, me encerré en un confesionario y, allí,<br />
mi joven poesía pudo empinarse y volar, en el sueño<br />
y en el silencio, hacia las esferas <strong>de</strong>l amor. Luego,<br />
como sé que noche y día me registran los bolsillos<br />
para llevarse hasta los papeles más pequeños,<br />
cosí esos versos en el ruedo <strong>de</strong> mi último vestido,<br />
el que toca mi piel: y mientras estudio, <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong>l<br />
hábito acerco mi poesía a mi corazón, y la estrecho<br />
fuertemente, soñando . ..
15 <strong>de</strong> mayo . ..<br />
Los acontecimientos se han precipitado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> mi<br />
última confi<strong>de</strong>ncia; acontecimientos muy solemnes,<br />
acontecimientos que influirán sin duda en mi vida<br />
futura e interior <strong>de</strong> una manera terrible.<br />
¡Timotina Labinette, yo te adoro!<br />
¡Timotina Labinette, yo te adoro!<br />
¡Te adoro! ¡Déjame cantar en mi laúd, cual el divino<br />
Salmista en su Salterio, cómo te vi y cómo mi<br />
corazón se abalanzó hacia el tuyo para un eterno<br />
amor!<br />
El jueves, era día <strong>de</strong> salida; nosotros salimos por<br />
dos horas; salí. En su última carta, mi madre me había<br />
dicho: "Hijo, irás a distraerte el día <strong>de</strong> tu salida<br />
don<strong>de</strong> el señor Cesarino Labinette, amigo <strong>de</strong> tu difunto<br />
padre, a quien <strong>de</strong>berías conocer antes <strong>de</strong> tu<br />
or<strong>de</strong>nación ... ".<br />
Me presenté al señor Labinette, que comprometió<br />
mi gratitud al relegarme, sin <strong>de</strong>cir palabra, a su<br />
cocina; su hija Timotina, quedó sola conmigo. Cogió<br />
un paño, secó un tazón ventrudo apoyándolo contra<br />
su corazón y, <strong>de</strong> pronto, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> un largo silencio,<br />
me dijo:<br />
-¿Y, señor Leonardo?<br />
Hasta entonces, confundido por hallarme con esa<br />
joven criatura en la soledad <strong>de</strong> la cocina, yo había<br />
bajado los ojos e invocado en mi corazón el sagrado<br />
nombre <strong>de</strong> María: enrojeciendo, levanté la frente,<br />
y, ante la belleza <strong>de</strong> mi interlocutora, sólo atiné a<br />
balbucear un débil: ¿Señorita?<br />
¡Estabas tan hermosa, Timotina! Si fuera pintor,<br />
reproduciría en una tela tus rasgos sagrados bajo este<br />
título: liLa Virgen <strong>de</strong>l Tazón". Pero sólo soy un poeta<br />
y mi lengua no pue<strong>de</strong> celebrarte cabalmente . . .<br />
La negra cocina, con sus agujeros don<strong>de</strong> las brasas<br />
llameaban como ojos colorados, <strong>de</strong>spedía <strong>de</strong> las<br />
cacerolas <strong>de</strong> hebras humeantes, un celestial aroma<br />
<strong>de</strong> sopa <strong>de</strong> coles y judías; y ante ello, aspirando con<br />
tu dulce naricita el olor <strong>de</strong> esas legumbres, mirando<br />
tu gato gordo con tus bellos ojos grises, ¡secabas<br />
tujarra, oh, Virgen <strong>de</strong>l Tazón! Las bandas lisas y claras<br />
<strong>de</strong> tus cabellos se adherían púdicamente a tu frente<br />
amarilla como el sol; un surco azulado bajaba <strong>de</strong><br />
tus ojos hasta tus mejillas como Santa Teresa; tu nariz,<br />
llena <strong>de</strong>l olor a judías anchaba sus ventanillas<br />
<strong>de</strong>licadas; el ligero bozo que serpenteaba sobre tus<br />
labios favorecía la bella energía <strong>de</strong> tu rostro; y, en<br />
tu mentón, brillaba un hermoso lunar castaño don<strong>de</strong><br />
temblaban hermosos pelos alocados; tus cabellos<br />
estaban discretamente recogidos en la nunca con<br />
horquilla, pero una corta mecha se rebelaba . .. Yo<br />
buscaba en vano tus senos; no tienes, <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñas esos<br />
adornos mundanos: ¡tu corazón y tus senos! Cuando<br />
te volviste para golpear con tu largo pie a tu gato<br />
dorado, vi tus omóplatos que marcaban y abultaban<br />
el vestido, ¡y me sentí traspasado <strong>de</strong> amor ante el<br />
gracioso balanceo <strong>de</strong> los dos arcos pronunciados <strong>de</strong><br />
tus ca<strong>de</strong>ras! ...<br />
Des<strong>de</strong> ese momento, te adoré: adoraba no tus cabellos,<br />
no tus omóplatos, no tu balanceo inferiormente<br />
posterior: lo que amo en una mujer, en una virgen,<br />
es la santa mo<strong>de</strong>stia; lo que me estremece <strong>de</strong><br />
amor es el pudor y la piedad; ¡eso es lo que adoraba<br />
en ti, joven pastora! ...<br />
Yo trataba <strong>de</strong> mostrarle m i pasión, pero mi corazón,<br />
m i corazón, me traicionaba. Sólo respondía con<br />
palabras entrecortadas a sus preguntas; en mi tur-<br />
Biblioteca <strong>de</strong> México<br />
50<br />
bación, varias veces le dije Señora en lugar <strong>de</strong> Señorita.<br />
Ante los mágicos acentos <strong>de</strong> su voz, me sentía<br />
sucumbir poco a poco; finalmente, resolví abandonarme,<br />
renunciar a todo; y, ante no sé qué pregunta<br />
que ella me hizo, me hice hacia atrás en mi silla:<br />
pongo una mano en mi corazón, con la otra cojo en<br />
mi bolsillo un rosario, <strong>de</strong>l que <strong>de</strong>jé pasar la blanca<br />
cruz y, mirando a Timotina con un ojo, con el otro<br />
al cielo, respondí dolorosa y tiernamente, como un<br />
ciervo a una cierva:<br />
- ¡Oh, sí, señorita. . . Timotina!<br />
¡Miserere! ¡Miserere! -De pronto, en mi ojo <strong>de</strong>liciosamente<br />
abierto hacia el techo cae una gota <strong>de</strong><br />
salmuera, <strong>de</strong>sprendida <strong>de</strong> un jamón que planeaba<br />
sobre mí y, cuando, rojo <strong>de</strong> vergüenza, sorprendido<br />
en mi pasión, yo inclinaba la frente, advertí que tenía<br />
en la mano izquierda, en lugar <strong>de</strong>l rosario, un<br />
biberón castaño: -mi madre me lo había dado el año<br />
anterior para entregarlo al hijo <strong>de</strong> una fulana. Del<br />
ojo que miraba al techo rodó la salmuera amarga;<br />
pero <strong>de</strong>l ojo que te miraba, ¡oh Timotina!, cayó una<br />
lágrima, lágrima <strong>de</strong> amor, lágrima <strong>de</strong> dolor.<br />
Poco <strong>de</strong>spués, tal vez una hora, cuando Timotina<br />
me anunció una merienda compuesta <strong>de</strong> judías y una<br />
tortilla <strong>de</strong> tocino, emocionado hasta las lágrimas, respondí<br />
a media voz:<br />
- ¡Tengo el corazón tan cargado que, vea usted,<br />
eso me haría daño al estómago! -y me senté a la<br />
mesa; ah, todavía lo recuerdo, su corazón había respondido<br />
al llamado <strong>de</strong>l mío: durante la corta merienda<br />
ella no probó bocado.<br />
- ¿No sientes que huele a algo? -<strong>de</strong>cía ella, su padre<br />
no comprendía, pero mí corazón comprendió:<br />
era la Rosa <strong>de</strong> David, la Rosa <strong>de</strong> Jeseo, la Rosa mística<br />
<strong>de</strong> la escritura; ¡era el Amor!<br />
De pronto, ella se levantó, fue hasta un rincón <strong>de</strong><br />
la cocina y, mostrándome la doble flor <strong>de</strong> sus ca<strong>de</strong>ras,<br />
hundió el brazo en un informe montón <strong>de</strong> botas<br />
y calzados diversos, <strong>de</strong> don<strong>de</strong> salió disparado su<br />
gato gordo, y arrojó todo eso en una alacena vacía;<br />
luego volvió a su sitio e interrogó la atmósfera con<br />
inquietud; <strong>de</strong> pronto, frunció la frente y exclamó:<br />
- ¡Todavía hay ese olor!<br />
-Sí, todavía huele, respondió su padre, tontamente<br />
(el profano no podía compren<strong>de</strong>r).<br />
Yo me di cuenta perfectamente <strong>de</strong> que todo aquello<br />
eran los movimientos interiores <strong>de</strong> la pasión en<br />
mi carne virgen. La adoraba y saboreaba con amor<br />
la tortilla dorada, mis manos seguían los compases<br />
con el tenedor y, bajo la tabla, ¡mis pies temblaban<br />
<strong>de</strong> dicha <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> m is zapatos! . . .<br />
Pero, lo que fue para mí como un rayo <strong>de</strong> luz, como<br />
una prenda <strong>de</strong> amor eterno, como un diamante<br />
<strong>de</strong> ternura <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Timotina, fue el adorable gesto<br />
que tuvo, a la hora <strong>de</strong> mi partida, al ofrecerme un<br />
par <strong>de</strong> calcetines blancos, con una sonrisa y estas<br />
palabras:<br />
- ¿Quiere esto para sus pies, señor Leonardo?<br />
16 <strong>de</strong> mayo ..<br />
Timotina, te adoro, a ti y a tu padre, a ti y a tu<br />
gato . . .<br />
Vas <strong>de</strong>votionis,<br />
Rosa mystica,<br />
Timotina, { Turris Davidica, Ora pro nobis!<br />
Caeli porta,<br />
Stella mans.
17 <strong>de</strong> mayo .<br />
¿Qué me importan ahora el mundanal ruido y los<br />
ruidos <strong>de</strong> la sala <strong>de</strong> estudios? ¿Qué me importan quienes<br />
se hallan a mi vera curvados por la pereza y la<br />
langui<strong>de</strong>z? Esta mañana, todas las frentes, entorpecidas<br />
por el sueño, estaban pegadas a las mesas; un<br />
ronquido, semejante al chillido <strong>de</strong>l clarín <strong>de</strong>l Juicio<br />
Final, un ronquido lento y sordo, se elevaba <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
ese vasto Getsemaní. Yo, estoico, sereno, erguido y<br />
elevándome por encima <strong>de</strong> todos esos muertos como<br />
una palmera entre las ruinas, <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñoso <strong>de</strong> los<br />
olores y los ruidos incongruentes, sostenía mi cabeza<br />
en la mano, escuchaba latir mi corazón lleno <strong>de</strong><br />
Timotina, y mis ojos se sumergían en el azul <strong>de</strong>l cielo<br />
entrevisto por el vidrio superior <strong>de</strong> la ventana ...<br />
18 <strong>de</strong> mayo . ..<br />
Agra<strong>de</strong>zco al Espíritu Santo que me ha inspirado<br />
estos versos encantadores; esos versos, los guardaré<br />
en mi corazón como en un relicario y cuando el<br />
cielo me conceda ver nuevamente a Timotina ¡se los<br />
daré a cambio <strong>de</strong> esos calcetines!<br />
Lo he titulado La Brisa:<br />
En su escondite <strong>de</strong> algodón<br />
Duerme el céfiro <strong>de</strong> dulce aliento:<br />
En su nido <strong>de</strong> seda y <strong>de</strong> lana<br />
¡Duerme el céfiro <strong>de</strong> alegre mentón!<br />
Cuando el céfiro levanta el ala<br />
en su escondite <strong>de</strong> algodón,<br />
Cuando corre don<strong>de</strong> la flor lo llama<br />
¡SU dulce aliento huele tan bien!<br />
¡Oh, brisa quintaesenciada!<br />
¡Oh, quintaesencia <strong>de</strong>l amor!<br />
A lo. 10 año. en la escuela, en Charlevllle.<br />
Biblioteca <strong>de</strong> México<br />
- 1<br />
¡Cuando se seca el rocío<br />
cómo huele el día <strong>de</strong> bien!<br />
Jesús, <strong>José</strong>, Jesús, María<br />
Es como un ala <strong>de</strong> cóndor:<br />
adormece a aquél que reza,<br />
y nos traspasa y nos aduerme.<br />
El final es <strong>de</strong>masiado interior y suave: lo conservo<br />
en el tabernáculo <strong>de</strong> mi alma. En la próxima salida,<br />
leeré esto a mi divina y olorosa Timotina.<br />
Esperemos en la calma y en el recogimiento.<br />
Fecha incierta. - ¡Esperemos!<br />
16 <strong>de</strong> junio .<br />
Señor, que se cumpla vuestra voluntad: no opondré<br />
ninguna resistencia. Si queréis privar a vuestro<br />
servidor <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong> Timotina, podéis hacerlo, claro<br />
está; pero, Señor Jesús, ¿no habéis amado vos mismo?<br />
¿Acaso la lanza <strong>de</strong>l amor no os hizo con<strong>de</strong>scendiente<br />
con los sufrimientos <strong>de</strong> los <strong>de</strong>sdichados? ¡Rogad<br />
por mí!<br />
Ah, hacía tiempo que esperaba esta salida <strong>de</strong> dos<br />
horas <strong>de</strong>l quince <strong>de</strong> junio. Yo había aplacado mi alma,<br />
diciéndole: ese día serás libre. El 15 <strong>de</strong> junio,<br />
peiné mis escasos y mo<strong>de</strong>stos cabellos y, empleando<br />
una olorosa pomada rosa, los pegué a mi frente,<br />
como las bandas <strong>de</strong> Timotina; me engomé las cejas;<br />
cepillé cuidadosamente mis hábitos negros, corregí<br />
diestramente algunas <strong>de</strong>ficiencias molestas <strong>de</strong> mi<br />
atavío y me presenté ante la ansiada campanilla <strong>de</strong>l<br />
señor Cesarino Labinette. Éste vino <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> un
Convalecfente, <strong>de</strong>,,", <strong>de</strong> haber .Ido herido <strong>de</strong> bala por Paul VerlalM.<br />
letrato <strong>de</strong>l natural por Jef losman, 1873. (Detalle'<br />
Toda la asistencia estalló <strong>de</strong> risa: los señores se<br />
inclinaban uno hacia el otro haciendo groseras alusiones;<br />
pero 10 más horrible era la expresión <strong>de</strong> la<br />
sacristana, que, mirando al cielo, se hacía la mística<br />
y sonreía con sus horrorosos dientes. ¡Timotina, Timotina<br />
reventaba <strong>de</strong> risa! Y 10 que me taladró con<br />
golpe mortal, fue que ¡Timotina se sujetaba las costillas!<br />
. ..<br />
-¡Un dulce céfiro en el algodón, está bueno, está<br />
bueno! . .. <strong>de</strong>cía, sonándose, el tío Cesarino ..<br />
Creí percibir algo . . . Pero este estallido <strong>de</strong> risas<br />
duró apenas un segundo; todos trataban <strong>de</strong> recobrar<br />
la seriedad, pero, sin embargo, estallaban unos pedos<br />
<strong>de</strong> rato en rato ...<br />
-Continúe, joven, ¡está bien, está bien!<br />
Cuando el céfiro levanta el ala<br />
en su escondite <strong>de</strong> algodón,<br />
cuando corre don<strong>de</strong> la flor 10 llama<br />
su dulce aliento huele tan bien.<br />
Esta vez, una carcajada sacudió a mi auditorio; Timotina<br />
miraba mis zapatos: yo sentía calor, mis pies<br />
ardían bajo su mirada, y nadaban en el sudor; pues<br />
yo me <strong>de</strong>cía: esas medias que llevo hace un mes, son<br />
un donativo <strong>de</strong> su amor, esas miradas que echa a mis<br />
pies, son un testimonio <strong>de</strong> su amor: ¡me adora!<br />
y he aquí que no sé qué olorcito parecía salir <strong>de</strong><br />
mis zapatos: oh, yo comprendí las horribles risas <strong>de</strong><br />
la asamblea. Comprendí que, extraviada en esta malvada<br />
sociedad, Timotina Labinette, Timotina, Jamás<br />
podría dar libre curso a su pasión! Comprendí que,<br />
a mí también, me era preciso <strong>de</strong>vorar ese doloroso<br />
amor que surgió en mi corazón una tar<strong>de</strong> <strong>de</strong> mayo,<br />
en la cocina <strong>de</strong> los Labinette, ¡ante el balanceo posterior<br />
<strong>de</strong> la Virgen <strong>de</strong>l Tazón!<br />
Las cuatro -hora <strong>de</strong> volver- sonaban en el reloj<br />
<strong>de</strong> péndulo <strong>de</strong>l salón; trastornado, ardiendo <strong>de</strong> amor<br />
y loco <strong>de</strong> dolor, cogí mi sombrero, me escapé volcando<br />
una silla, atravesé el corredor murmurando:<br />
Biblioteca <strong>de</strong> México<br />
adoro a Timotina, y huí hacia el seminario sin<br />
<strong>de</strong>tenerme ...<br />
Los pliegues <strong>de</strong> mi hábito volaban tras <strong>de</strong> mí, en<br />
el viento, como pájaros siniestros.<br />
30 <strong>de</strong> junio<br />
En a<strong>de</strong>lante, <strong>de</strong>jo a la musa divina la tarea <strong>de</strong> acunar<br />
mi dolor; mártir <strong>de</strong> amor a los dieciocho años,<br />
y en mi aflicción pensando en otro mártir <strong>de</strong>l sexo<br />
que causa nuestras alegrías y dichas, privado ya <strong>de</strong><br />
aquello a quien amo, ¡voy a amar la fe! Que Cristo<br />
y María me acojan en su seno; yo los sigo; no soy<br />
digno <strong>de</strong> <strong>de</strong>sanudar los cordones <strong>de</strong> las sandalias <strong>de</strong><br />
Jesús; pero mi dolor, mi suplicio. Yo también, a los<br />
18 años y siete meses, llevo una cruz, una corona<br />
<strong>de</strong> espinas, pero en mi mano, en vez <strong>de</strong> una caña,<br />
llevo una cítara. ¡Ése será el bálsamo <strong>de</strong> mi herida!<br />
Un año <strong>de</strong>spués, 10. <strong>de</strong> agosto<br />
Hoy me han puesto el hábito sagrado; voy a servir<br />
a Dios; tendré una parroquia y una mo<strong>de</strong>sta sirvienta<br />
en un rico poblado. Tengo la fe; ganaré la salud<br />
y, sin hacer dispendios, viviré como un buen servidor<br />
<strong>de</strong> Dios con su sirvienta. Mi Madre la Santa<br />
Iglesia me abrigará en su seno: ¡Bendita sea! ¡Bendito<br />
sea Dios!<br />
En cuanto a esta pasión cruelmente amada que<br />
guardo en el fondo <strong>de</strong> mi corazón, sabré soportarla<br />
con constancia: sin que ello signifique re vivirla, a<br />
veces podría recordarla; ¡son tan dulces esas cosas!<br />
- Por 10 <strong>de</strong>más, yo había nacido para el amor y para<br />
la fe- o Tal vez un día, cuando vuelva a esta ciudad,<br />
tendré la dicha <strong>de</strong> confesar a mi querida Timotina.<br />
A<strong>de</strong>más, conservo <strong>de</strong> ella un dulce recuerdo: hace<br />
un año que no me quito los calcetines que me dio ...<br />
¡Esas medias, Dios mío, las guardaré en mis pies<br />
hasta en vuestro santo Paraíso . .. !
"Cuando Roma <strong>de</strong>cidió inmiscuirse en los asuntos yugurtinos<br />
con el fin <strong>de</strong> apo<strong>de</strong>rarse poco a poco <strong>de</strong> mi patria<br />
mediante manejos ocultos y dolosos, yo vi claramente<br />
las ca<strong>de</strong>nas que nos amenazaban, y me propuse resistir a Roma,<br />
sabiendo bien qué clase <strong>de</strong> llaga corroía sus vísceras.<br />
¡Qué sublime vulgo! ¡Qué viril! ¡Qué santo populacho!<br />
Ella, la reina, Ya implacable emperatriz <strong>de</strong>l mundo,<br />
rodó, rodó por tierra, borracha con el oro que yo le di.<br />
¡Ah, cómo nos reímos los Númidas <strong>de</strong> esa ciudad <strong>de</strong> Roma'<br />
-El nombre <strong>de</strong>l altivo Yugurta volaba en el mundo <strong>de</strong> boca en boca:<br />
¡no había nadie capaz <strong>de</strong> enfrentarse a los Númidas!"<br />
Nace en las montañas árabes un niño formidable,<br />
y dice el aura ligera: "Éste es nieto <strong>de</strong> Yugurta."<br />
"Cuando fui llamado, me presenté sin miedo en tierra romana<br />
y en la Urbe. Allí yo, el Númida, estampé una bofetada<br />
en el rostro soberbio, y me reí <strong>de</strong> las tropas mercenarias ...<br />
-Entonces ese pueblo acudió a las armas, que tenía olvidadas.<br />
Yo no solté mi espada. Ninguna esperanza tenía, en verdad,<br />
<strong>de</strong> salir victorioso. ¡Pero al menos pu<strong>de</strong> hacerle frente a Roma!<br />
A las legiones romúlidas les opuse mis ríos, les opuse<br />
mis peñascos. Unas veces combatían en las arenas <strong>de</strong> Libia,<br />
otras veces asaltaban campamentos en altísimas cumbres.<br />
Continuamente empaparon con su sangre mis campos .<br />
-¡Y los espantó la inesperada resistencia <strong>de</strong> su adversario!"<br />
Nace en las montañas árabes un niño formidable,<br />
y dice el aura ligera: "Éste es nieto <strong>de</strong> Yugurta."<br />
Pu<strong>de</strong> haber vencido al fin a los batallones enemigos.<br />
De no ser por Boca, el traidor ... Pero ¿a qué más recuerdos?<br />
Contento abandoné mi patria y mi real palacio,<br />
contento <strong>de</strong> haber marcado a Roma con mi bofetada <strong>de</strong> rebel<strong>de</strong> .<br />
-Pero ahora un nuevo vencedor impera en el país árabe:<br />
¡la Galia! . Tú, hijo mío, si pudieres doblegar el duro hado,<br />
serás el vengador <strong>de</strong> tu patria. ¡A las armas, pueblos oprimidos!<br />
¡Renazca el valor antiguo en vuestro pecho esclavizado! ...<br />
Blandid <strong>de</strong> nuevo las espadas y, recordando a Yugurta,<br />
expulsad a esos vencedores. ¡Que la patria se bañe en sangre! .<br />
¡Que suIjan leones árabes y, entrando en la batalla,<br />
<strong>de</strong>strocen en sus fauces vengadoras al ejército enemigo!<br />
- Y tú niño, ¡crece! ¡Favorezca la fortuna tus esfuerzos'<br />
¡Y que el Galo no profane más las tierras árabes!. "<br />
- Y el niño, riendo, jugueteaba con un alfanje.<br />
¡Napoleón! ¡Ay' ¡Napoleón' El segundo Yugurta<br />
ha sido vencido: yace, enca<strong>de</strong>nado, en una cárcel indigna .<br />
Surgiendo otra vez <strong>de</strong> las sombras, Yugurta se aparece a su nieto<br />
y le dice en voz baja y serena estas palabras:<br />
"Entrégate, hijo, al Dios nuevo. Olvida ya tus quejas.<br />
¡Vienen ahora tiempos mejores! . La Galia va a romper<br />
tus ca<strong>de</strong>nas, y bajo el dominio <strong>de</strong>l Galo verás la alegría<br />
árabe: aceptarás el pacto que te ofrece tan noble nación .<br />
-Gran<strong>de</strong> por esto y por la inmensidad <strong>de</strong> la tierra, sacerdote<br />
<strong>de</strong> la justicia y la lealtad . - Ama <strong>de</strong> todo corazón a tu abuelo<br />
Yugurta, y acuérdate todo el tiempo <strong>de</strong> su suerte.<br />
¡Quien está ante ti es el genio <strong>de</strong> las costas <strong>de</strong> Arabia! ..<br />
JI<br />
III<br />
Biblioteca <strong>de</strong> México<br />
O<br />
"<br />
11mbaud, por Paul Verlalne.<br />
En la página anterior, el escudo <strong>de</strong>l colegio Sto Sépulcre, <strong>de</strong> Charlevllle.
Cuenta Étiemble que en cierto<br />
momento se dio cuenta <strong>de</strong> que,<br />
antes <strong>de</strong> leer a Rimbaud, <strong>de</strong>bía<br />
limpiar su espíritu <strong>de</strong> todas las<br />
imágenes "falsas o borrosas que<br />
mi época le había sobreimpuesto".<br />
Dedicó así veinte años a la investigación<br />
<strong>de</strong>l mito <strong>de</strong> Rimbaud.<br />
De su monumental tesis Le mythe<br />
<strong>de</strong> Rimbaud (París, 1952 y 1961 ),<br />
hemos extraído este capítulo célebre.<br />
SimbOlista o golfo, partidario <strong>de</strong> la<br />
Comuna o burgués, católico o surrealista,<br />
todos los Rimbaud <strong>de</strong> la fábula<br />
política y literaria tienen al menos<br />
un <strong>de</strong>nominador común en este<br />
caracter que aparentemente <strong>de</strong>ja<br />
a todo el mundo estupefacto: una<br />
precocidad a la que Coulon <strong>de</strong>dica<br />
todo un ensayo y que la critica, <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
hace más <strong>de</strong> sesenta años, no se<br />
cansa <strong>de</strong> admirar. Que se califique<br />
como "extraña", "enorme" o "genial",<br />
"sorpren<strong>de</strong>nte", "maravillosa"<br />
o "monstruosa", "magnífica", "anormal",<br />
"pasmosa", "insólita" o "inquietante",<br />
éstas sólo son variantes<br />
<strong>de</strong> Mallarmé o <strong>de</strong> Berrichon. El primero<br />
veía en Rimbaud a "un niño<br />
<strong>de</strong>masiado precoz e impetuosamente<br />
tocado por el ala literaria"; el segundo,<br />
en su introducción a las cartas<br />
africanas, celebraba a un "poeta<br />
tan precozm ente genial". Incluso<br />
antes, en 1890, La Plume 10 presentaba<br />
a sus lectores como "el precoz<br />
Asceta".<br />
Otras expresiones, igualmente ligeras<br />
e igualmente cargadas <strong>de</strong> adjetivos<br />
pasionales, sugieren la misma<br />
i<strong>de</strong>a: niño genio, mocoso genial,<br />
joven gigante, genial niño, clisés<br />
que vuelvo a encontrar en todos lados,<br />
con excesiva frecuencia a mi<br />
gusto y sin más comentario: Wun<strong>de</strong>rkind,<br />
Won<strong>de</strong>rkind, ragazzo prodigioso,<br />
precocious schoolboy, o geniale<br />
yngling. Me gustaria que se precisaran<br />
esos calificativos tan vagos<br />
porque presiento en ellos algo importante.<br />
Coulon es más preciso. Mientras<br />
todos se limitan a los adjetivos paroxísticos,<br />
el antiguo magistrado calcula<br />
la precocidad. Estima que Rimbaud<br />
vivió "con un a<strong>de</strong>lanto <strong>de</strong> cuatro<br />
años" con respecto a Victor<br />
Hugo, <strong>de</strong> diez años con respecto a<br />
Franc;;ois Coppée. A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> la precocidad<br />
intelectual, distingue una<br />
ÉTIEMBLE<br />
Shakespeare niño<br />
Los hermanos Rimbaud.<br />
segunda: la física, no menos "sorpren<strong>de</strong>nte"<br />
que la primera. ¿Los hechos?<br />
A los ocho meses Rimbaud<br />
"caminaba sin ninguna ayuda"; a los<br />
ocho años, mostraba un incontenible<br />
interés por las niñas. Oigánlo<br />
m ejor cantar romances a las niñas<br />
<strong>de</strong>l pueblo, correr tras una <strong>de</strong> ellas<br />
en las pra<strong>de</strong>ras, pasearla en una<br />
barca por los rios, pasar a su lado<br />
noches enteras a la luz <strong>de</strong> la luna,<br />
en el aire embriagador <strong>de</strong>l mes <strong>de</strong><br />
mayo; incluso véanlo subirla en sus<br />
h ombros y, cabalgado por esa Walkiria,<br />
retozar en la pra<strong>de</strong>ra, sobrecogido<br />
por el lechoso trasero C'mit<br />
blanken Popo"). Verda<strong>de</strong>ramente fue<br />
precoz quien, a la edad <strong>de</strong> cuatro<br />
años, intentó ven<strong>de</strong>r a su hermanita<br />
al librero a cambio <strong>de</strong> algunos libros<br />
que <strong>de</strong>seaba adquirir: una precocidad<br />
que ya no sé si, en este caso<br />
particular, calificar como intelectual<br />
o física.<br />
Tratándose <strong>de</strong> un poeta, la fábula<br />
insistirá sobre todo en los síntomas<br />
<strong>de</strong> precocidad intelectual y poética<br />
que en él se dieron. "Prodigiosamente<br />
rápido en nacer, más rápido aún<br />
en <strong>de</strong>svan ecerse, Rimbaud, a los<br />
Biblioteca <strong>de</strong> México<br />
quince años, está en posesión <strong>de</strong> sus<br />
dones sobrenaturales, a los dieciséis<br />
produjo sus más bellos versos, a los<br />
dieciocho terminó su tarea." Éste es<br />
el esquem a global. Ahora, algunas<br />
precisiones.<br />
Dés le berceau, du verbe alchimiste<br />
[géant,<br />
Ton génie a forgé la cié <strong>de</strong> diamant<br />
Qui du mon<strong>de</strong> invisible entr'ouvre le<br />
[mystere.<br />
¿Quién se extrañará <strong>de</strong> que un<br />
chico tan maravillosamente dotado<br />
se vuelva para Soffici el poeta <strong>de</strong> siete<br />
años.' n poeta di sette anni ? Por lo<br />
tanto, dueño a los siete añ os <strong>de</strong> un<br />
estilo perfectamente lúcido, Rimbaud<br />
será efectivamente aquel que<br />
"entre los seis y los ocho años, con<br />
toda evi<strong>de</strong>ncia", produce obras <strong>de</strong><br />
una calidad equiparable a la que<br />
Victor Hugo sólo obtenía a los quince<br />
años. A los ocho, Rimbaud crecía<br />
en fuerza y en genio: lo atestigua<br />
esta narración: "El sol aún estaba<br />
caliente ( ... )", que se atribuye<br />
a sus ocho añ os, mientras Mouquet<br />
estima que Rimbaud la compuso ha-
cia los diez. ¡Qué importa que le quiten<br />
dos años al autor <strong>de</strong> la narración<br />
si se trata <strong>de</strong> <strong>de</strong>mostrar que Rimbaud<br />
a los quince años era "poéticamente<br />
mayor" que Victor Hugo a<br />
los diecinueve! Así se admirará aún<br />
más el hecho <strong>de</strong> que haya sido capaz<br />
<strong>de</strong> escribir: "¡Qué me importa<br />
a mí que Alejandro haya sido famoso!"<br />
Otro milagro que conmueve a<br />
Émile Henriot: ¡Rimbaud sabe "<strong>de</strong>cir<br />
por qué'"<br />
"Pascal, <strong>de</strong> niño, vuelve a encontrar<br />
las treinta y dos proposiciones<br />
<strong>de</strong> Eucli<strong>de</strong>s; a los once años, Rimbaud<br />
redacta un resumen <strong>de</strong> historia<br />
antigua." Un poco <strong>de</strong>spués, bajo<br />
la pluma <strong>de</strong> Kunel, este resumen se<br />
vuelve "un texto maravilloso en su<br />
fondo y síntesis", don<strong>de</strong> el niño genio<br />
convoca toda "la historia <strong>de</strong> Egipto,<br />
<strong>de</strong> Asia y <strong>de</strong> Cal<strong>de</strong>a". ¿De qué se<br />
trata en realidad? Si se le cree a Cou<br />
Ion, que recurre a Houin y a Bourguignon,<br />
se trata <strong>de</strong> un "resumen <strong>de</strong><br />
historia antigua", propuesto espontáneamente<br />
por el chico a su profesor,<br />
y que "revela una claridad y<br />
una madurez <strong>de</strong> espíritu sorpren<strong>de</strong>ntes".<br />
Nosotros no tenemos ninguna<br />
huella <strong>de</strong> él y <strong>de</strong>bemos creerles<br />
a esos dos hombres que sacaban<br />
casi todas sus informaciones <strong>de</strong> Isabel<br />
o <strong>de</strong> Paterne Berrichon. Pero, al<br />
menos, estamos lejos <strong>de</strong> este Rimbaud<br />
que, ya a los once años, hubiera<br />
escrito un capítulo <strong>de</strong> síntesis histórica.<br />
Por lo <strong>de</strong>más, ¡por qué extrañarnos<br />
si este espíritu <strong>de</strong> veinte años<br />
que abriga un cuerpo <strong>de</strong> diez, si este<br />
genio -que nunca fue niño- "se<br />
<strong>de</strong>vana los sesos", en su duodécimo<br />
año, con la gramática abisinia y el<br />
vocabulario <strong>de</strong> esta áspera lengua'<br />
Si corrige, a los catorce años, versos<br />
<strong>de</strong> Sully Prudhomme, y lo hace con<br />
tacto:<br />
Rien ne pourrait sans toi se lever vers<br />
[le jour<br />
sustituye este verso horroroso:<br />
Rien sans toi, rien n'éclót aux régions<br />
[du jour.<br />
Hablar aquí <strong>de</strong> dominio, como lo<br />
hace Mouquet, es un poco hacer<br />
concesión a los <strong>de</strong>monios <strong>de</strong> la fábula.<br />
En efecto, la fábula quiere<br />
que, a los quince años, Rimbaud haya<br />
sido dueño <strong>de</strong> "todos sus dones<br />
póeticos". A Etrennes <strong>de</strong>s orphelins<br />
es inútil oponer las más bellas <strong>de</strong> las<br />
flluminations que nacerán algunos<br />
años más tar<strong>de</strong>. La leyenda prefiere<br />
que, a los quince años, Rimbaud<br />
haya sido "dueño <strong>de</strong> su fórmula <strong>de</strong><br />
vida y <strong>de</strong> su forma <strong>de</strong> arte", que haya<br />
sabido "a qué i<strong>de</strong>al <strong>de</strong> síntesis su<br />
vocación" lo llamaría en a<strong>de</strong>lante.<br />
Los mitólogos saben perfectamente<br />
que el héroe, o el dios, siempre<br />
se distingue por la extrema pre-<br />
cocidad <strong>de</strong> su cuerpo y <strong>de</strong> su espíritu.<br />
Mientras la mayoría <strong>de</strong> los<br />
exégetas se limitan a insistir en el<br />
carácter evi<strong>de</strong>ntemente anormal <strong>de</strong><br />
una precocidad que sólo exageran,<br />
en realidad, con discreción, existen<br />
otros que, como Paterne Berrichon,<br />
se proponen erigir a Rimbaud al<br />
rango <strong>de</strong> divinidad y tienen así que<br />
radicalizar su esfuerzo y sus mentiras.<br />
Porque a un dios no le basta con<br />
confundir a los doctores <strong>de</strong> su ley<br />
a los siete años. Un dios nace con<br />
los ojos abiertos, camina a la hora<br />
<strong>de</strong> haber nacido, como lo hizo Arthur<br />
Rimbaud. Se conoce el relato<br />
grotesco que Jean-Marie Carré reproduce<br />
en sus dos ediciones <strong>de</strong> la<br />
vida <strong>de</strong> Rimbaud por su carácter<br />
pintoresco: "A la hora en que vino<br />
al mundo, se le dieron los primeros<br />
cuidados que se dispensan a los recién<br />
nacidos: el médico partero observó<br />
que ya tenía los ojos abiertos<br />
<strong>de</strong> par en par. Y como la ayudante<br />
encargada <strong>de</strong> fajarlo lo había puesto<br />
en un cojín para ir a buscar alguna<br />
prenda, se le vio con estupor bajarse<br />
<strong>de</strong> su cojín y gatear sonriente<br />
hacia la puerta <strong>de</strong>l <strong>de</strong>partamento<br />
que daba al pasillo." Después <strong>de</strong> esto,<br />
¡por qué extrañarse <strong>de</strong> que "a los<br />
ocho meses" Rimbaud "caminara<br />
sin ninguna ayuda"!<br />
"Dejemos allí esas piadosas leyendas."<br />
Ésta sería la reflexión <strong>de</strong>l<br />
historiador. Pero yo, que intento<br />
compren<strong>de</strong>r el mito, <strong>de</strong>bo seguir<br />
con ellas.<br />
A este recién nacido que se ríe y<br />
camina, a este perfecto mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong>l<br />
futuro dios, todo lo pre<strong>de</strong>stinaba a<br />
un ilustre porvenir. El éxito engañó<br />
las esperanzas <strong>de</strong> Berrichon. Si<br />
la precocidad <strong>de</strong>l joven Rimbaud<br />
por lo general llamó la atención <strong>de</strong><br />
los periodistas, éstos no hicieron coro,<br />
sino con un entusiasmo mo<strong>de</strong>rado,<br />
a la fábula organizada sobre el<br />
tema <strong>de</strong>l niño-dios. ¿Habrá que suponer<br />
que el trabajo <strong>de</strong> los hagiógrafos<br />
fue un poco <strong>de</strong>scuidado? ¿O bien<br />
que la ignorancia <strong>de</strong> los gacetilleros<br />
les presentó como sonseras esas historías<br />
<strong>de</strong> caminar a la hora <strong>de</strong> haber<br />
nacido? No lo sé. Sin embargo,<br />
otro <strong>de</strong>talle <strong>de</strong> este tenor pero en<br />
apariencia más creíble, tuvo un éxito<br />
singular: me refiero al mote <strong>de</strong><br />
Shakespeare niño.<br />
Si el Shakespeare niño tuvo mayor<br />
éxito que el niño-dios, sería erróneo<br />
concluir que el público pudo aceptar<br />
mejor el primero porque el segundo<br />
le exigía <strong>de</strong>masiado esfuerzo.<br />
Se antoja más bien que el niño-dios<br />
hubiese conquistado la misma fama<br />
que el Shakespeare niño si, en lugar<br />
<strong>de</strong> reducirse a algunas anécdotas, se<br />
hubiese expresado en una fórmula<br />
eficaz. Un buen mote <strong>de</strong>be cautivar<br />
la imaginación. No cabe duda que la<br />
literatura italiana tiene como príncipe<br />
a Dante, la alemana a Goethe,<br />
la española a Cervantes y la inglesia<br />
a William Shakespeare. Pero<br />
Biblioteca <strong>de</strong> México<br />
Cervantes es prosista y, por esto,<br />
tiene menos afinidad con Rimbaud<br />
que Dante y Shakespeare. ¿Goethe?<br />
No, en realidad es un poeta <strong>de</strong>masiado<br />
voluntarioso, <strong>de</strong>masiado preocupado<br />
por la serenidad. ¿Dante,<br />
entonces? Es épico y violento, pero<br />
más ilustre que popular, y poco conocido<br />
<strong>de</strong> los franceses. Queda Shakespeare<br />
cuyas obras se representan<br />
mucho en Francia, y cuya catadura<br />
bohemia, al igual que sus<br />
costumbres singulares, casan mejor<br />
con el autor <strong>de</strong> Délires, con el compañero<br />
<strong>de</strong>l averno.<br />
En rigor, ¿se trata <strong>de</strong> equipararlos?<br />
Otra virtud <strong>de</strong> los motes es su<br />
ambigüedad. Vean el nuestro por<br />
antonomasia: Libertad, Igualdad,<br />
Fraternidad. A menudo adorna los<br />
frontispicios <strong>de</strong> las cárceles. ¿Cómo<br />
hacerles compren<strong>de</strong>r a los hombres<br />
que sólo hay igualdad a cambio <strong>de</strong><br />
una poca (o mucha) libertad? Los<br />
tres finales en ad tienen más virtud<br />
que toda la sabiduría. Si hubiese sido<br />
más explícita, ¿la famosa expresión<br />
"YO es otro" hubiese conocido<br />
su variable pero constante fortuna?<br />
En este Shakespeare niño, ¿quién no<br />
ve al menos dos sentidos? Un niño<br />
que promete dar un Shakespeare.<br />
Un genio ya íntegro, ya igual a Shakespeare<br />
y que, sin embargo, es un<br />
niño. Poca gente separa los dos sentidos<br />
<strong>de</strong> la fórmula: otra garantía <strong>de</strong><br />
éxito.<br />
Ya antes <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> Rimbaud,<br />
la fórmula se había impuesto.<br />
La encontramos en un pésimo<br />
artículo sobre "El poeta Arthur Rimbaud"<br />
<strong>de</strong> Pierre l'Ar<strong>de</strong>nnais, que<br />
Mallarmé mandó a La Plume <strong>de</strong>spués<br />
<strong>de</strong> haberlo leido en un periódico<br />
<strong>de</strong> las Ar<strong>de</strong>nas. La Plume tenía<br />
lectores. La fórmula tuvo ¡In arrollador<br />
éxito. No quiero <strong>de</strong>cir que<br />
fuera el único antece<strong>de</strong>nte. El 12 <strong>de</strong><br />
noviembre <strong>de</strong> 1891, en el momento<br />
<strong>de</strong>l secuestro <strong>de</strong> Reliquaire y cuando<br />
Francia aún ignoraba la muerte<br />
<strong>de</strong>l viajero, un anónimo <strong>de</strong> L'Echo<br />
<strong>de</strong> Paris que aventura que Rimbaud<br />
ven<strong>de</strong> negros en Uganda, cuenta<br />
con lujo <strong>de</strong> <strong>de</strong>talles que luego se<br />
per<strong>de</strong>rán, el encuentro con Hugo.<br />
Apenas llamado Shakespeare niño<br />
Rimbaud, "levantando la cabeza", se<br />
aleja murmurando "¡Cómo mejo<strong>de</strong><br />
este viejo chocho'" Cuando Berrichon<br />
acredita la anécdota unos años<br />
más tar<strong>de</strong>, es <strong>de</strong>cir, cuando Hugo ya<br />
no pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>smentirle, omite el "como<br />
me jo<strong>de</strong> . .. ". Volví a encontrar<br />
el "viejo chocho" únicamente en<br />
una paráfrasis inglesa <strong>de</strong> 1918, en<br />
Current Opinion, don<strong>de</strong> se afirma<br />
que Rimbaud, grosero como siempre,<br />
calificó <strong>de</strong> "old windbag', a su<br />
huésped venerable. En Berrichon,<br />
esto se vuelve: "Se rió <strong>de</strong>l Shakespeare<br />
niño con que Victor Hugo lo saludó."<br />
Omitiendo a los periodistas<br />
<strong>de</strong> segunda o a los fusiladores profesionales,<br />
Charles Maurras en 1892<br />
(y luego en 1901), Gustave Kahn el
mismo año, André Beaunier al año<br />
siguiente, retoman la fónnula. Son<br />
escritores que fueron muy leídos en<br />
sus tiempos y que, al expresar ten<strong>de</strong>ncias<br />
antagónicas, alcanzaron<br />
medios muy diversos, pero los tres<br />
contribuyeron a difundir el Shakespeare<br />
niño. Lo volvemos a encontrar<br />
en 1913 bajo la pluma <strong>de</strong> Coulon, en<br />
el Mercure <strong>de</strong> France, y pronto en el<br />
ensayo sobre Le probleme <strong>de</strong> Rimbaud,<br />
poete maudit. Después <strong>de</strong> que<br />
Henri Béraud lo reiteró en 1922, en<br />
su estudio sobre las fuentes <strong>de</strong>l Bateau<br />
ivre y que Emest Delahaye, el<br />
"amigo" por excelencia, lo incluyó<br />
en su Rimbaud <strong>de</strong> 1905 y <strong>de</strong> 1923,<br />
¿quién podía impedir a Louis Vauxcelles<br />
mencionarlo en su Inconographie<br />
<strong>de</strong> Rimbaud ya Jean Hytier,<br />
por lo <strong>de</strong>más tan pru<strong>de</strong>nte, inmortalizarlo<br />
y autentificarlo incorporándolo<br />
al Larousse Mensuel <strong>de</strong> 1924?<br />
No es extraño pues que, a partir<br />
<strong>de</strong> 1899, y quizá <strong>de</strong>s<strong>de</strong> antes, (y <strong>de</strong><br />
ahí en a<strong>de</strong>lante) los critico s extranjeros<br />
-entre ellos, los mejores- hayan<br />
conocido y divulgado la maravillosa<br />
fónnula: el Shakespeare niño,<br />
Whibley, en 1899, en el Blackwood's<br />
Magazine; Levertin, en Estocolmo,<br />
en 1907, en el segundo tomo <strong>de</strong> sus<br />
Essayer; Stefan Zweig, el mismo año,<br />
en Die Zukunft; Franz Clement, en<br />
1908, en Das Literarische Echo; Ar<strong>de</strong>ngo<br />
Soffici, en 1911, en los Qua<strong>de</strong>mi<br />
<strong>de</strong>lla Voce; Enrique Díez-Canedo,<br />
en 1913, en su Poesía francesa<br />
mo<strong>de</strong>rna; W.C. Blum, en los Estados<br />
Unidos, en 1920, en The Dial; Corpus<br />
Barga, en 1924, en la Revista <strong>de</strong><br />
Occi<strong>de</strong>nte; Harold Nicolson, en su<br />
Verlaine; un anónimo holandés en<br />
la erudita revista <strong>de</strong> los Jesuitas:<br />
Boekenschouw, y el crítico italiano<br />
Di Rocco celebran en Rimbaud al<br />
Shakespeare enfant, o al child Shakespeare,<br />
o al Shakespearebamet, o bien<br />
al Shakespare niño. Para no quedar<br />
atrás <strong>de</strong>l Larousse Mensuel, la Enciclopedia<br />
universal ilustrada europeoamericana<br />
propala el mote <strong>de</strong> Shakespeare<br />
niño en el mundo hispánico.<br />
Aunque se argumentara que quizá<br />
ni Whibley ni Di Rocco fueron<br />
autorida<strong>de</strong>s literarias, hay que admitir<br />
que en 1920 The Dial gozaba<br />
en los Estados Unidos <strong>de</strong> un crédito<br />
literario comparable al <strong>de</strong> La Nouvelle<br />
Revue Fran9aise. A pesar <strong>de</strong> su<br />
apariencia, Das Literarische Echo<br />
no es una revista <strong>de</strong>spreciable. En<br />
cuanto a Corpus Barga y a la Revista<br />
<strong>de</strong> Occi<strong>de</strong>nte, en cuanto a Die Zukunft<br />
y a Stefan Zweig, en cuanto a<br />
La Voce y a Soffici, en cuanto a Enrique<br />
Díez-Canedo, fueron en su<br />
tiempo las revistas literarias más serias<br />
en su lengua y, entre los escritores<br />
extranjeros, aquellos que más<br />
honestamente se interesaron por<br />
las obras o la gloria <strong>de</strong> Rimbaud.<br />
(A<strong>de</strong>más, Stefan Zweig revelerá a<br />
los alemanes, unos años más tar<strong>de</strong>,<br />
en Vossiche Zeitung, que Arthur<br />
Rimbaud no quemó su edición <strong>de</strong> la<br />
Saison.)<br />
Docenas <strong>de</strong> loros repiten hoy este<br />
mote pero muchos ignoran su origen.<br />
Sin embargo, lo conocen la mayoría<br />
<strong>de</strong> los críticos o <strong>de</strong> los escritores que<br />
acabo <strong>de</strong> mencionar, entre otros.<br />
"Este Hugo que había <strong>de</strong> llamarlo el<br />
Shakespeare niño", escribe Charles<br />
Maurras, imitado por Clouard. Sin<br />
la menor vacilación, Franz Clement,<br />
Corpus Barga, Harold Nicholson,<br />
Enrique Díez-Canedo atribuyen<br />
la autoría a Hugo, las más <strong>de</strong><br />
las veces sin comentario. A lo sumo<br />
se observa en uno el uso <strong>de</strong>l verbo<br />
"llamar" mientras otro, acaso más<br />
lírico, ve a Hugo exclamar ("había<br />
exclamado"). Claro, esto no tiene<br />
gran importancia; en cambio, este<br />
otro <strong>de</strong>talle sí: "el autor <strong>de</strong> las Contemplations<br />
lo saludó inmediatamente<br />
con el Shakespeare niño". Es-<br />
Retrato, por Ernest Delahaye.<br />
Biblioteca <strong>de</strong> México<br />
59<br />
te "inmediatamente" me alanna.<br />
¿Cómo no leer en él la preocupación<br />
por enfatizar in<strong>de</strong>bidamente la<br />
subyugación <strong>de</strong>l gran hombre? Pero,<br />
¡qué <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> Whibley! Frente al<br />
prodigio que es el niño Rimbaud, el<br />
gran Hugo no pue<strong>de</strong> sino salirse <strong>de</strong><br />
su tono sublime y, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haberlo<br />
apodado Shakespeare niño, lanzar<br />
una curiosa carcajada. Se adivina<br />
aquí un principio <strong>de</strong> amplificación<br />
que ocurre a partir <strong>de</strong> 1899,<br />
pero <strong>de</strong> una manera realmente ambigua.<br />
Porque la expresión <strong>de</strong> Whibley:<br />
"Hugo (. .) dubbed him 'Shakespeare<br />
enfant''', por más que se<br />
usara a menudo en el sentido noble<br />
<strong>de</strong> "annar solemnemente a un caballero"<br />
(o <strong>de</strong> entronizarlo), también<br />
se usa con la misma frecuencia<br />
en el lenguaje popular por "dar<br />
un mote". Por lo tanto esta risa <strong>de</strong>l<br />
Olímpico podría <strong>de</strong>jar creer que<br />
..
mó Shakespeare niño. Sin embargo<br />
se hun<strong>de</strong> cada vez más en su podredumbre<br />
infame." O bien ¿qué significaría<br />
(en Dinamarca, en 1944) el<br />
contrasentido <strong>de</strong> aquel que ve en<br />
Rimbaud al "hijo <strong>de</strong> Shakespeare"<br />
("slm af Shakespeare")?<br />
Shakespeare niño corre con buena<br />
fortuna porque la precocidad<br />
simpre impacta a las masas.<br />
Sin embargo, no hay nada más<br />
trivial. ¿Qué edad tenía Swinbume<br />
cuando publicó el texto <strong>de</strong> su primer<br />
poema en Frazer's Magazine?<br />
Once años. A los seis, d'Aubigné<br />
"leía en cuatro lenguas": francés, latín,<br />
hebreo y griego; a los siete y medio,<br />
traducía el Gritón. [A los quince<br />
años, Gisele Prassinos inundaba<br />
con sus poemas las revistas surrealistas:<br />
nacida en 1920, publica en<br />
1935 La Sauterelle arthritique y Une<br />
<strong>de</strong>man<strong>de</strong> en marriage; en 1936, Quand<br />
le bruit travaille. Más joven aún,<br />
Marie-Laure David tenía apenas<br />
diez años cuando escribió Le silence<br />
y L'oiseau (1946) que Paulhan publicó<br />
en Poetes d'aujourd'hui:<br />
Un sapin s'endormira sous les branches<br />
[<strong>de</strong> sa mere<br />
Sous les branches <strong>de</strong> sa mere il<br />
[s 'endormira<br />
Et d'une voix suave le silence chantera<br />
Les louanges du silence.<br />
¿Otro caso? Gran poeta a los cuatro<br />
años, Michele Chedid que todavía<br />
no sabe leer, se volvió en unos<br />
cuantos días 'la revelación literaria<br />
<strong>de</strong>l año. Paris-Match'da la noticia recordando<br />
significativamente a Arthur<br />
Rimbaud.<br />
No, realmente nunca podré extasiarme<br />
ante la supuesta precocidad<br />
<strong>de</strong> Rimbaud.) Que se hable mejor <strong>de</strong><br />
Gauss, capaz a los tres años <strong>de</strong> resolver<br />
varios problemas <strong>de</strong> aritmética;<br />
<strong>de</strong> Ruskin o <strong>de</strong> Weil el matemático;<br />
<strong>de</strong> Mozart o <strong>de</strong> Evariste Ga-<br />
10is, este "Rimbaud <strong>de</strong>l álgebra"; <strong>de</strong><br />
Radiguet, este "Rimbaud <strong>de</strong> la novela";<br />
o <strong>de</strong>l pintor japonés Haruo<br />
Shimada: con apenas cinco años,<br />
obtuvo el primer lugar en un concurso<br />
en el que participaban más <strong>de</strong><br />
diez mil candidatos <strong>de</strong> menos <strong>de</strong><br />
viente años.<br />
[O mejor dicho, que no me digan<br />
nada al respecto. Shakespeare niño<br />
se vuelve a veces un Georges Ohneto<br />
Rachil<strong>de</strong> tenía doce años cuando<br />
publicó La création <strong>de</strong> l'oiseaumouche.<br />
¿Y luego? La medicina registra<br />
varios casos <strong>de</strong> precocidad<br />
más asombrosos, si así puedo <strong>de</strong>cirlo,<br />
que los <strong>de</strong> Rimbaud, <strong>de</strong> Galois o<br />
<strong>de</strong> Gauss: algunos recién nacidos<br />
fueron verda<strong>de</strong>ros ancianos. Porque,<br />
¿qué es la precocidad sino el signo<br />
<strong>de</strong> una vejez prematura? Y si por<br />
<strong>de</strong>sgracia el hombre volviera a ser<br />
precoz, regresaría sin tardar al estadio<br />
<strong>de</strong> bestia: es superior al chimpancé<br />
en la medida en que su infancia<br />
es más larga, en que su madu-<br />
Rlmbaud con sombra <strong>de</strong> Verlalne, dibujo <strong>de</strong> Cazals.<br />
raclOn es más lenta. El espíritu<br />
humano se muestra lamentablemente<br />
más sensible a lo monstruoso que<br />
a lo bello y, por efecto <strong>de</strong> la ignorancia<br />
y <strong>de</strong> los prejuicios, le hace al<br />
niño precoz un <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> excepción.<br />
Ve en él una señal <strong>de</strong> los dioses<br />
y luego, a un dios.)<br />
Tan precoz como Chatterton,<br />
Rimbaud se vuelve pronto más precoz<br />
que Keats, y no falta mucho para<br />
que se le proclame "uno <strong>de</strong> los<br />
ejemplos <strong>de</strong> precocidad más asom-<br />
Biblioteca <strong>de</strong> México<br />
61<br />
brosos que existen" (Thibau<strong>de</strong>t). De<br />
ahí a volverse un ejemplo único, falta<br />
poco. Termina por ser el único,<br />
en ese género <strong>de</strong> magia. Gustave<br />
Kahn escribe: "precocidad ( .. . ) más<br />
gran<strong>de</strong> que cualquiera que se haya<br />
conocido". Inútil preten<strong>de</strong>r explicar<br />
un milagro sin par. ¿Acaso se explica<br />
al héroe y al dios? ¿Acaso se ha<br />
explicado lo Único?<br />
Traducción <strong>de</strong> Famenne Bradu
........ <strong>de</strong>llmbaud en la primera edición <strong>de</strong> Los fH»tllS mll/dltos, <strong>de</strong> Paul Verlalne.
DELMORE SCHWARTZ<br />
Rimbaud en nuestro tiempo<br />
Rimbaud escribió en la banca <strong>de</strong><br />
un parque la blasfemia "Mer<strong>de</strong> a<br />
Dieu". La cólera y el odio que sentía<br />
requerían para sus insultos el<br />
más alto ser concebible. Nadie inferior<br />
podría saciar su ira porque odiaba<br />
todo un mundo. Luego <strong>de</strong> haber<br />
sido un adolescente <strong>de</strong> clase media<br />
que encontraba a su familia insoportable,<br />
Rimbaud reconoció con<br />
gran rapi<strong>de</strong>z a su enemigo esencial:<br />
el mundo <strong>de</strong> la cultura burguesa. La<br />
época en que se vive es el aire que<br />
se respira. Rimbaud aspiró el nuevo<br />
día <strong>de</strong>l capitalismo industrial, un<br />
aire en el cual todo aquello que había<br />
sido sagrado para el hombre<br />
europeo se hallaba en <strong>de</strong>scomposición:<br />
"La raza inferior lo cubrió todo,<br />
el pueblo, como se dice, la Razón,<br />
la Nación y la Ciencia." Y al<br />
principio pensó que Europa e incluso<br />
la comunidad cristiana eran idénticas<br />
a la sistemática abominación<br />
<strong>de</strong> la sociedad burguesa.<br />
Para po<strong>de</strong>r librarse a sí mismo,<br />
realizó dos gran<strong>de</strong>s esfuerzos, no<br />
<strong>de</strong>l todo distantes entre sí; primero<br />
intentó recobrar una antigua pureza,<br />
una época anterior a Europa y<br />
el cristianismo, una cultura pagana:<br />
"Soy una bestia un negro." "Sepulto<br />
a los muertos en mi vientre." "Era<br />
el paraíso lo que tenía en mente. "<br />
"Abandono Europa." "Jamás pertenecí<br />
a este pueblo, nunca he sido<br />
cristiano." Pero no consigue marcharse<br />
porque Europa está en todas<br />
partes: "Los blancos <strong>de</strong>sembarcan.<br />
¡El cañón l Hay que someterse al<br />
bautismo, vestirse, trabajar." y así<br />
como no po<strong>de</strong>mos cambiar <strong>de</strong> padre<br />
o <strong>de</strong> madre, tampoco es posible<br />
cambiar el hecho <strong>de</strong> ser europeo. Al<br />
huir, el europeo arrastra Europa<br />
consigo.<br />
Pero existe una necesidad aún<br />
más gran<strong>de</strong>: la <strong>de</strong> lograr una nueva<br />
comprensión <strong>de</strong> la vida, puesto que<br />
la antigua ha causado tanto mal y<br />
ha revelado su falsedad. El cristianismo<br />
está agonizando, por lo tanto,<br />
esa innegable necesidad solamente<br />
podrá ser satisfecha mediante un<br />
nuevo <strong>de</strong>scubrimiento <strong>de</strong> la verdad<br />
. el poeta ha <strong>de</strong> convertirse<br />
en un vi<strong>de</strong>nte, <strong>de</strong>be encontrar "el<br />
significado" <strong>de</strong> la vida si <strong>de</strong>sea continuar<br />
viviendo: "Develaré todos los<br />
misterios <strong>de</strong> la religión o <strong>de</strong> la naturaleza,<br />
la muerte, el nacimiento,<br />
el futuro, el pasado, la no existen-<br />
cia, la cosmogonía." Rimbaud suponía<br />
que mediante un nuevo método<br />
<strong>de</strong> poesía, mediante la "alquimia<br />
<strong>de</strong>l verbo", a través <strong>de</strong> la alucinación<br />
<strong>de</strong>liberada podría alcanzar la<br />
verdad: "Escribía silencios, noches,<br />
anotaba lo inexpresable. Fijaba vértigos."<br />
Al mismo tiempo, esta práctica<br />
posibilitaba un ataque contra las<br />
formas habituales <strong>de</strong> la vida burguesa,<br />
y se fundía con el empeño <strong>de</strong> retornar<br />
a una primitiva inocencia anterior<br />
al cristianismo.<br />
Pero así como la violencia no pue<strong>de</strong><br />
forzar el amor aunque se empleen<br />
todos los terrores, así una gran<br />
violencia <strong>de</strong>l espíritu no pue<strong>de</strong> arrojar<br />
sabiduría y comprensión. Este<br />
intento <strong>de</strong> construir una torre <strong>de</strong><br />
Babel para ver a Dios tenía que fracasar,<br />
como fracasó el empeño <strong>de</strong><br />
volver al edén <strong>de</strong>l negro y la consecuencia<br />
era, como Fausto y Lucifer,<br />
acabar con el infierno.<br />
Rimbaud soportó su temporada<br />
en el infierno hasta que se dio cuenta<br />
<strong>de</strong> que no podría convertirse en<br />
Dios, como había <strong>de</strong>seado al escribir:<br />
"¡Oh' je semi celui-la qui sera<br />
Dieu''', y hasta que creyó haber encontrado<br />
en el cristianismo la ambigua<br />
clave para sus necesida<strong>de</strong>s:<br />
"La caridad es esa llave", "Sólo el<br />
amor divino pue<strong>de</strong> proporcionar las<br />
llaves <strong>de</strong>l conocimiento." No es que<br />
le parezca necesario <strong>de</strong>cir que ha<br />
estado en el infierno, sino que ahora<br />
siente el <strong>de</strong>ber <strong>de</strong> emplear el lenguaje<br />
<strong>de</strong>l cristianismo. No obstante<br />
rechaza esa llave -"¡Esta inspiración<br />
<strong>de</strong>muestra que he soñado!"aunque<br />
no encuentra ningún otro<br />
camino: "Veo erguirse la cruz consoladora",<br />
"¡Por el espíritu se va a<br />
Dios l ¡Desgarrador infortunio l " Pero<br />
sea que el cristianismo brin<strong>de</strong> o<br />
no la salvación, lo seguro es que la<br />
poesía no salva; <strong>de</strong> ahí que Rimbaud<br />
<strong>de</strong>scubra que ya no pue<strong>de</strong> seguir<br />
siendo un poeta: "¡Debo enterrar mi<br />
imaginación y mis recuerdos! ¡Dejar<br />
a un lado la hermosa gloria <strong>de</strong><br />
un narrador!" Pues lo que busca es<br />
la salvación, no la poesía, aunque la<br />
práctica <strong>de</strong> la poesía fue lo que <strong>de</strong>finió<br />
y agudizó su necesidad <strong>de</strong> salvación,<br />
su necesidad <strong>de</strong> "poseer la<br />
verdad en un alma y un cuerpo".<br />
Lo que sucedió luego <strong>de</strong> que<br />
Rimbaud llegó a esta conclusión no<br />
<strong>de</strong>be importarnos. Como en los casos<br />
<strong>de</strong> muchos otros, hay que asu-<br />
Biblioteca <strong>de</strong> M éxico<br />
66<br />
mir que su vida interpreta su poesía.<br />
Resulta mucho más iluminador<br />
el permitir que nuestras vidas interpreten<br />
sus textos. Es cierto que en<br />
el capítulo "El esposo infernal" dificilmente<br />
pue<strong>de</strong> evitarse el suponer<br />
que es Verlaine quien habla, que<br />
Rimbaud presenta la visión que Verlaine<br />
tenía <strong>de</strong> Rimbaud durante el<br />
tiempo en que se vio en el infierno<br />
porque creía que podía llegar a <strong>de</strong>velar<br />
toda la verdad. Y para todos<br />
aquellos que ignoran que el niño es<br />
el padre ilegítimo <strong>de</strong>l hombre, quizás<br />
les resulte interesante enterarse<br />
acerca <strong>de</strong> los días escolares <strong>de</strong><br />
Rimbaud, o que tal vez Rimbaud haya<br />
atribuido colores a las vocales<br />
(en el célebre soneto <strong>de</strong> las vocales)<br />
a causa <strong>de</strong>l recuerdo infantil <strong>de</strong><br />
unos cubos <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra con las letras<br />
<strong>de</strong>l alfabeto coloreadas. Pero compren<strong>de</strong>r<br />
Una temporada en el infierno<br />
es más sencillo cuando uno se olvida<br />
<strong>de</strong>l niño prodigio, <strong>de</strong>l Lucifer<br />
adolescente al que Verlaine trató <strong>de</strong><br />
matar, así como <strong>de</strong>l traficante <strong>de</strong> armas<br />
abisinio. y no es necesario <strong>de</strong>dicar<br />
<strong>de</strong>masiada atención a la Francia<br />
provinciana <strong>de</strong> la niñez <strong>de</strong> Rimbaud,<br />
ni a la Francia <strong>de</strong>l Segundo<br />
Imperio, la guerra franco-prusiana<br />
o el París <strong>de</strong> la Comuna, aunque<br />
esos intensos conflictos <strong>de</strong> la época<br />
<strong>de</strong>ben haber tenido algo que ver con<br />
la <strong>de</strong>sbordante velocidad <strong>de</strong> la carrera<br />
<strong>de</strong>l Rimbaud.<br />
El verda<strong>de</strong>ro contexto <strong>de</strong> Una<br />
temporada en el infiemo comienza<br />
con Blake, ·quien tal vez fue el primer<br />
poeta que sintió la urgencia <strong>de</strong><br />
una nueva visión <strong>de</strong> la vida, y maldijo<br />
a Voltaire, Rousseau y Newton,<br />
<strong>de</strong>sposó al Cielo y al Infierno y usó<br />
su poesía para revelar un sistema<br />
teológico <strong>de</strong> su propia invención.<br />
Después vienen los románticos,<br />
quienes buscaban en la naturaleza<br />
lo que el or<strong>de</strong>n social no podía brindarles.<br />
Mucho antes que Rimbaud,<br />
Wordsworth reconoció lo que hacía<br />
falta:<br />
Creat Cod' I'd rather be<br />
A pagan suckled on a creed<br />
outwom,<br />
So Might J, standing on this<br />
pleasant lea,<br />
Have glimpses that would make<br />
less forlom;<br />
Have sight of Proteus rising<br />
from the sea;
Or hear old Triton blow his<br />
wreathed horno I<br />
y se las arregló para convencerse a<br />
sí mismo <strong>de</strong> que la Naturaleza era<br />
la encamación concreta <strong>de</strong> los más<br />
altos valores. En contraste, Coleridge<br />
se volvió hacia el trascen<strong>de</strong>ntalismo<br />
alemán, la comodidad <strong>de</strong> un mundo<br />
<strong>de</strong>ducido a partir <strong>de</strong> la naturaleza<br />
abstracta <strong>de</strong> la conciencia, y<br />
Keats se encauzó a la belleza <strong>de</strong>l arte<br />
y a la belleza artística <strong>de</strong> la naturaleza.<br />
El siguiente estadio comienza<br />
con Bau<strong>de</strong>laire, quien trató <strong>de</strong> recuperar,<br />
a través <strong>de</strong> la experiencia<br />
<strong>de</strong>l vicio y la <strong>de</strong>gradación, el conocimiento<br />
<strong>de</strong>l bien y <strong>de</strong>l mal que parecía<br />
agonizar con la agonía <strong>de</strong>l cristianismo<br />
así como, en la generación<br />
siguiente, George Eliot escribiria sus<br />
cuentos esforzándose por mantener<br />
la moral cristiana fuera <strong>de</strong> la fe cristiana.<br />
En Estados Unidos, Poe <strong>de</strong>scubrió<br />
la necesidad <strong>de</strong> edificar una<br />
metafisica nai"ve, pomposamente titulada<br />
Eureka, y Whitman rechazó<br />
lo que Bau<strong>de</strong>laire había tratado <strong>de</strong><br />
recobrar con poemas en los que<br />
aceptaba todo, así como posteriormente<br />
Nietzsche habria <strong>de</strong> abusar<br />
<strong>de</strong> la moral cristiana, escribir su<br />
propia biblia, y anunciar que <strong>de</strong>seaba<br />
ir más allá <strong>de</strong>l bien y <strong>de</strong>l mal, a<br />
Tolstoi le pareció necesario buscar<br />
una manera <strong>de</strong> retornar al cristianismo<br />
primitivo, y Dostoievski -algunos<br />
<strong>de</strong> cuyos personajes se asemejan<br />
a Rimbaud- rechazó a la<br />
Europa Occi<strong>de</strong>ntal porque la contemplaba<br />
como una opositora <strong>de</strong> la<br />
cristiandad rusa, su ciencia y liberalismo<br />
negaban el amor <strong>de</strong> Dios y<br />
el sentido <strong>de</strong> culpa y la insignificancia<br />
humana.<br />
Después <strong>de</strong> Rimbaud y hasta el<br />
día <strong>de</strong> hoy esa necesidad se ha hecho<br />
más intensa a la vez que las maneras<br />
<strong>de</strong> satisfacerla se han vuelto<br />
más variadas. Algunos regresan al<br />
cristianismo por nuevos caminos<br />
-a través <strong>de</strong> un pintoresco medievalismo,<br />
para usar el ejemplo más<br />
vulgar. Otros, como D.H. Lawren-<br />
1 Debe recordarse que este sentimiento,<br />
<strong>de</strong> origen religioso, surge <strong>de</strong> lo que podríamos<br />
llamar "crítica social", pues el soneto al<br />
que pertenecen estos versos comienza:<br />
The world is too much with us; late and<br />
soon,<br />
Gctting and spending, we lay waste our<br />
powers;<br />
Little we see in Nature that is ours .<br />
y si Wordsworth se antoja un ejemplo <strong>de</strong>l pasado<br />
remoto, vale la pena recordar cuán urgente<br />
se había vuelto esa necesidad religiosa<br />
cien años <strong>de</strong>spués, cuando, durante la guerra<br />
mundial, Hardy escribió acerca <strong>de</strong> la<br />
historia <strong>de</strong> que en la Navidad el buey se arrodilló<br />
por el nacimiento <strong>de</strong> Cristo:<br />
Si alguien dijera, en Navidad,<br />
"Venid a· ver al buey arrodillado<br />
en el solitario corral, allá en el vallecillo<br />
<strong>de</strong> nuestros días infantiles",<br />
con él caminaría en la oscuridad,<br />
<strong>de</strong>seando que así fuera.<br />
ce, encuentran en la satisfacción sexual<br />
el Edén y la inocencia que Rimbaud<br />
queria. Como Blake, William<br />
Butler Yeats y Hart Crane construyeron<br />
nuevos sistemas <strong>de</strong> creencias<br />
en los cuales no creían. Los simbolistas,<br />
los dadaístas y los surrealistas<br />
-cada cual a su manera- también<br />
resumieron diversos momentos<br />
<strong>de</strong> los esfuerzos <strong>de</strong> Rimbaud. En<br />
este sentido pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse que Rimbaud<br />
experimentó el siglo entero por<br />
anticipado.<br />
El hombre no pue<strong>de</strong> vivir sin una<br />
interpretación <strong>de</strong> la vida en su con-<br />
La maleta ... viole ... Ilmbaucl.<br />
junto que le diga o parezca <strong>de</strong>cirle<br />
qué es bueno, qué está bien y qué<br />
es importante, y que relacione al<br />
hombre, la naturaleza, la economía<br />
humana y el arte <strong>de</strong> modo que no<br />
se vean contrapuestos en un conflicto<br />
en el cual uno u otro es profanado<br />
o negado. Así como la ciudad<br />
<strong>de</strong>be tener avenidas, nomenclatura<br />
y numeración si se quiere que los<br />
ciudadanos puedan ir <strong>de</strong> un sitio a<br />
otro, así la vida requiere <strong>de</strong> un mapa<br />
tan pronto como la actividad humana<br />
tiene que ver con algo más<br />
que la mera satisfacción <strong>de</strong> necesida<strong>de</strong>s<br />
animales, aunque también es<br />
útil para tal propósito.<br />
La creciente imperfección <strong>de</strong>l<br />
cristianismo, por lo menos en un<br />
cierto periodo <strong>de</strong> la historia, para<br />
brindarle a Europa ese mapa <strong>de</strong> la<br />
vida es sólo parte <strong>de</strong> la condición<br />
que inspiró a Rimbaud y luego lo<br />
<strong>de</strong>rrotó. Una parte igualmente importante<br />
es el or<strong>de</strong>n social que en<br />
su conjunto se hallaba en conflicto<br />
incluso con las nuevas y diluidas<br />
versiones <strong>de</strong>l cristianismo que débilmente<br />
trataban <strong>de</strong> a<strong>de</strong>cuarse a él.<br />
Biblioteca <strong>de</strong> México<br />
67<br />
Esa situación se convirtió en un problema<br />
para cualquier poeta serio,<br />
como lo muestra la citada serie <strong>de</strong><br />
ejemplos. El poeta, sobre todo, es<br />
aquel que siente la carencia central<br />
en lo que los hombres hacen, conocen<br />
Y creen, porque trabaja en<br />
términos <strong>de</strong> la conciencia y en términos<br />
<strong>de</strong> palabras. Deberiamos recordar<br />
que quizás el mayor mal <strong>de</strong>l<br />
capitalismo es su vejación o perversión<br />
<strong>de</strong> todos los valores y por en<strong>de</strong><br />
<strong>de</strong> todas las vidas, no sólo las vidas<br />
<strong>de</strong> la clase obrera (aunque no<br />
quiero que se minimice tal vejación<br />
ni por un momento). Y es en las vidas<br />
<strong>de</strong> los más inteligentes y <strong>de</strong> los<br />
más sensibles que se ha hecho el<br />
mayor daño, por lo menos en lo que<br />
respecta a la inteligencia y la sensibilidad.<br />
Des<strong>de</strong> esta perspectiva, la historia<br />
<strong>de</strong> la poesía, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Blake, es la<br />
historia <strong>de</strong> los hombres que hallaron<br />
el or<strong>de</strong>n social en el cual nacieron<br />
cada vez más imperfecto en todos<br />
los planos <strong>de</strong> la vida humana y<br />
absolutamente incapaz <strong>de</strong> satisfacer<br />
la inevitable necesidad humana <strong>de</strong><br />
contar con una visión <strong>de</strong> la vida.<br />
Rimbaud supo <strong>de</strong> esa necesidad y<br />
realizó algunos intentos caracteristicos<br />
para satisfacerla con una sensibilidad<br />
incomparable. Esa satisfacción<br />
está mucho más allá <strong>de</strong>l alcance<br />
<strong>de</strong> nuestra vista, aun hoyo,<br />
mejor dicho, hoy más que nunca.<br />
Ésta es la razón por la cual Una temporada<br />
en el infierno merece incesante<br />
estudio.<br />
Versión <strong>de</strong> Rafael Vargas
SERGIO PlrOl<br />
El único argumento<br />
Hacia el final <strong>de</strong>l Don <strong>Juan</strong> <strong>de</strong> Moliere, doña Elvira<br />
exclama: "Ce n'est plus cette done Elvire qui faisoit<br />
<strong>de</strong>s voeux contre vous, et dont lame irrité ne jetoit que<br />
menaces, et ne respiroit que vengeance. Le ciel a banni<br />
<strong>de</strong> mon ame toutes ces indignes ar<strong>de</strong>urs que je sentois<br />
por vous, tous ces transports tumultueux d'un attachement<br />
criminel, tous ces honteux emportements d'un<br />
amour terrestre et grossier, et il n'a laissé dans mon<br />
coeur, pour vous, qu'une flamme épurée <strong>de</strong> tout le commerce<br />
<strong>de</strong>s sens, une tendresse toute sainte, un amour<br />
détaché <strong>de</strong> tout, qui n'agit point pour soi, et ne se met<br />
en peine que <strong>de</strong> votre intéret".<br />
IX<br />
No conoces ninguna biografia <strong>de</strong> Mozart que logre<br />
<strong>de</strong>spren<strong>de</strong>rlo <strong>de</strong>l aspecto arcangélico con que lo revistió<br />
su niñez prodigiosa. Hay una obstinación <strong>de</strong><br />
los siglos en querer confinarlo a esas fotos don<strong>de</strong> con<br />
traje <strong>de</strong> corte y peluca rizada y empolvada, rebosante<br />
<strong>de</strong> encajes, lazos y hebillas, se sienta ante un clavecín<br />
y sus pies diminutos cuelgan apenas a la altura<br />
<strong>de</strong>l almohadón <strong>de</strong>l asiento. Todas sus posteriores <strong>de</strong>sdichas<br />
están contaminadas por sus biógrafos <strong>de</strong> ese<br />
aroma seráfico. El azar, <strong>de</strong> pronto, te lleva a leer el<br />
ensayo <strong>de</strong> un americano que insinúa que aquel cuerpo<br />
celestial albergó posiblemente a la ubicua espiroqueta<br />
que en los siglos XVIII y XIX diezmó las filas<br />
<strong>de</strong> las artes y las letras, y que su muerte se atribuye<br />
a una cura mercurial inmo<strong>de</strong>rada (lo que explicaría<br />
algunas circunstancias oscuras: la leyenda <strong>de</strong> su asesinato<br />
por or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Salieri, la sospecha <strong>de</strong> una acción,<br />
también criminal, por parte <strong>de</strong> los miembros<br />
<strong>de</strong> una logia masónica, la lejanía final <strong>de</strong> su mujer,<br />
las frases tachadas o raspadas <strong>de</strong> sus últimas cartas,<br />
las confusas explicaciones familiares sobre sus últimos<br />
días, etc.). La noticia te suena a profanación,<br />
porque también tú eres reacio a <strong>de</strong>spojar a tu h éroe<br />
<strong>de</strong> ese romanticismo blando que lo envuelve. Al oír<br />
La flauta mágica te emociona pensar que aquel cuerpo<br />
corroído por los males <strong>de</strong> amor, abandonado por<br />
todos, cuyo féretro tardaría sólo unas semanas en<br />
viajar al cementerio seguido por un único amigo y<br />
un perro, haya encontrado aún fuerzas para construir<br />
ese monumento <strong>de</strong> fe en la re<strong>de</strong>nción <strong>de</strong>l<br />
hombre.<br />
XVI<br />
Quizás lo más inquietante en Don Giovanni sea el<br />
subtítulo <strong>de</strong> dramma giocoso. ¿Por qué giocoso?, te preguntas.<br />
¿Es suficiente la actuación <strong>de</strong> Leporello para<br />
otorgarle al drama ese adjetivo? Entonces, ¿también<br />
Papageno podría conferirle un carácter giocoso<br />
a La flauta mágica? De ninguna manera. Las cosas<br />
no van por ahí. Lo que en verdad resulta cómico es<br />
el hecho <strong>de</strong> que durante toda la obra el libertino no<br />
logre seducir a ninguna <strong>de</strong> las mujeres que preten<strong>de</strong>.<br />
Si tales han sido en el pasado sus conquistas, bien<br />
podría uno imaginar que la enumeración cantada por<br />
Leporello sea una pura fantasía elaborada por la complicidad<br />
<strong>de</strong> amo y criado. Un seductor castigado, enloquecido<br />
por el olor a hembra que revolotea siempre<br />
en tomo suyo, sin po<strong>de</strong>r disfrutar <strong>de</strong> una sola<br />
<strong>de</strong> las presas codiciadas. Hay <strong>de</strong>masiada verbosidad<br />
en su jactancia, ese pretencioso rego<strong>de</strong>o en una virilidad<br />
triunfante que siempre sugiere, cuando se lo<br />
encuentra en la vida real, una mentira. No bien acabas<br />
<strong>de</strong> redactar una nota al respecto cuando adviertes<br />
que don <strong>Juan</strong> infiere a sus mujeres una herida<br />
más profunda que la m era violación corporal. Llega<br />
a poseer sus almas. Así, fantasmales, <strong>de</strong>lirantes, agobiadas,<br />
aun cuando sus cuerpos permanezcan sin<br />
mancilla, doña Anna, doña Elvira y Zerlina cruzan<br />
la escena, profieren insultos, exhalan suspiros e intentan<br />
reunir volunta<strong>de</strong>s que sostengan su sed <strong>de</strong><br />
venganza.<br />
XIX<br />
.... Mozart, por Krafft. Biblioteca <strong>de</strong> México<br />
69<br />
¡Pobre sabiduría! En un reciente festival mozartiano<br />
te sorprendió la semejanza entre Cherubino y don<br />
<strong>Juan</strong>. De no ser por la lista don<strong>de</strong> Leporello enumera<br />
las galantes victorias <strong>de</strong> su amo, nada conoceríamos<br />
<strong>de</strong> su pasado. Y ese pasado se reduce a cifras:<br />
en Italia, 641; en Alemania, 231; en Turquía, 91, Y<br />
en España ya son 1 003; datos sin vida, multitud carente<br />
<strong>de</strong> rostro. Don <strong>Juan</strong> transformado en una máquina<br />
<strong>de</strong> fornicar y sumar. De pronto, Cherubino,<br />
ese Adonis-Narciso-<strong>de</strong>-Amor, te ofrece nuevas luces.<br />
Ahí está el1ibertino joven, el don <strong>Juan</strong> adolescente<br />
sólo enamorado <strong>de</strong>l amor, para el cual la con<strong>de</strong>sa,<br />
Susana y Barbarina ofrecen la misma tentación, <strong>de</strong>spiertan<br />
el mismo <strong>de</strong>seo, y quien, con astucia angelical,<br />
solicita que le expliquen -¡ellas que 10 saben l -<br />
qué cosa es el amor. Don <strong>Juan</strong> adulto ha olvidado<br />
esa fase. Por el contrario <strong>de</strong> Cherubino, quien actúa<br />
bajo la inspiración <strong>de</strong>l momento y cuyos recursos<br />
<strong>de</strong>scansan exclusivamente en su encanto personal,<br />
don <strong>Juan</strong> engaña, trama, manipula y es implacable<br />
con las mujeres en las cuales fija su mirada. Desea<br />
y necesita el odio <strong>de</strong> la hembra a la que posee. Tal<br />
vez porque en su adolescencia, cuando aún se llamaba<br />
Cherubino, fue amado por ellas <strong>de</strong> una manera<br />
extravagante. Todas las mujeres <strong>de</strong>l palacio <strong>de</strong><br />
Aguas Frescas preten<strong>de</strong>n <strong>de</strong>struir la virilidad <strong>de</strong>l paje;<br />
todas, en algún momento <strong>de</strong> la obra, <strong>de</strong>sean vestirlo<br />
con prendas femeninas, volverlo niña, hacer <strong>de</strong><br />
él un objeto erótico que fuera a la vez una muñeca,<br />
convertir su cuerpo en un juguete <strong>de</strong> disfrute inofensivo.<br />
El festival <strong>de</strong> que hablas se clausuró precisamente<br />
con Don Giovanni. Y sentiste que estabas<br />
en lo cierto cuando en la cena final los músicos <strong>de</strong>
,<br />
Don GIovannl (tunero lallllOlldl) brinda por la. muiere. y el vino frente a Donno Elvlro (KlrI Te Kanawa).<br />
don <strong>Juan</strong> le tocan aquel l/Non piu andrai" con que<br />
en la ópera anterior Fígaro había celebrado la marcha<br />
forzada <strong>de</strong> Cherubino al ejército, feliz al saber<br />
que no volverá a tropezar con él por una larga temporada:<br />
Non piu andrai, farfallone amoroso,<br />
Notte e giorno d'interno girando,<br />
Delle belle turbando il riposo,<br />
Narcisetto, Adoncino d'amor.<br />
El final <strong>de</strong> don <strong>Juan</strong> está próximo. Lo espera el<br />
infierno, no los campos <strong>de</strong> batalla, y por eso la tonada<br />
adquiere ahí un sesgo macabro. Nunca más volverá<br />
a turbar el reposo <strong>de</strong> las bellas <strong>de</strong>l mundo aquel<br />
machito Adonis. Feliz con tu <strong>de</strong>scubrimiento, llegaste<br />
a casa dispuesto a trabajar en un pequeño ensayo<br />
sobre esa relación simbiótica entre Cherubino y don<br />
<strong>Juan</strong>, oíste ambas óperas libreto en mano, abriste luego<br />
el libro <strong>de</strong> Eric Blom, buscaste el capítulo <strong>de</strong>dicado<br />
a Las bodas <strong>de</strong> Fígaro, y el primer párrafo en que<br />
tus ojos se fijaron <strong>de</strong>cía: Cherubino points two ways.<br />
He is at once the adolescent Don <strong>Juan</strong> and. Cerraste<br />
el libro, <strong>de</strong>scorazonado. ¡Eterno <strong>de</strong>scubridor <strong>de</strong><br />
Mediterráneos! Por supuesto perdiste todo entusiasmo<br />
en trabajar sobre el tema.<br />
xxv<br />
Leíste en algún lado que una representación perfecta<br />
<strong>de</strong> Don Giovanni es imposible. Por una u otra razón,<br />
ninguna versión ha logrado satisfacer <strong>de</strong>l todo a sus<br />
<strong>de</strong>votos. Ciertos estudiosos, por facilidad tal vez, atribuyen<br />
ese hecho a las anomalías <strong>de</strong>l libreto. Dicen<br />
que da Ponte acumuló <strong>de</strong> un modo mecánico las escenas,<br />
las que no fluyen con la misma naturalidad<br />
que en Las bodas <strong>de</strong> Fígaro. Te parece que da Ponte<br />
somete a los personajes <strong>de</strong> Don Giovanni, más que<br />
a los <strong>de</strong> sus otras piezas, a los cánones <strong>de</strong> la Comedia<br />
<strong>de</strong>l Arte, que, por estrechos, les resultaron una<br />
verda<strong>de</strong>ra prisión. Don <strong>Juan</strong> <strong>de</strong>berá repetir en cada<br />
escena sus cabriolas <strong>de</strong> gallito en brama. Doña Anna<br />
encarnará siempre el orgullo vejado y la sed <strong>de</strong><br />
Biblioteca <strong>de</strong> México<br />
70<br />
venganza; Leporello no <strong>de</strong>jará nunca <strong>de</strong> ser untuoso,<br />
cobar<strong>de</strong> y servil; don Octavio se conformará con<br />
ser el leal enamorado <strong>de</strong> la obra; doña Elvira, el dolor<br />
<strong>de</strong> la pasión escarnecida. Massetto y Zerlina, rústicos,<br />
se comportarán como todos los rústicos <strong>de</strong> su<br />
siglo. Y esas siete alegorías andantes transitarán la<br />
escena, se encontrarán y <strong>de</strong>saparecerán, integrarán<br />
dúos, tercetos, cuartetos, quintetos, sin que sus frases<br />
ofrezcan ninguna variación al concepto que encarnan.<br />
Pero entonces, ¡y <strong>de</strong> ahí que Don Giovanni<br />
sea la obra maestra que es!, la música <strong>de</strong> Mozart se<br />
toma la revancha y puebla <strong>de</strong> ambigüedad, <strong>de</strong> enigmas,<br />
<strong>de</strong> contrasentidos, la conducta <strong>de</strong> esos personajes<br />
en apariencia <strong>de</strong> palo. En los momentos <strong>de</strong><br />
mayor patetismo o <strong>de</strong> gran solemnidad irrumpe sorpresivamente<br />
un acor<strong>de</strong> burlón; cuando se espera<br />
una melodía humorística nos ofrece en cambio otra<br />
<strong>de</strong> un lirismo arrebatado. Yeso hace que el personaje<br />
se transforme, se vuelva esférico, se cargue <strong>de</strong><br />
sentidos, y que al auditorio 10 abrumen las dudas.<br />
¿Es que doña Anna <strong>de</strong>sea en realidad vengarse <strong>de</strong><br />
don <strong>Juan</strong> por haber asesinado a su padre? ¿No será<br />
por haberse marchado <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> <strong>de</strong>spertarla a los<br />
sentidos con una violencia que el pusilánime don Octavio<br />
ni siquiera es capaz <strong>de</strong> imaginar? ¿Y qué hay<br />
con el tiempo? Nunca sabremos si la acción está regida<br />
por un tiempo semejante al nuestro, o si ocurre<br />
en un espacio carente <strong>de</strong> tal. ¿En un tiempo sin<br />
tiempo? ¿Se inicia acaso la obra al romper el alba<br />
para concluir en la noche <strong>de</strong>l mismo día, o bien, en<br />
algún momento <strong>de</strong>be enten<strong>de</strong>rse que Cronos ha dado<br />
tajos a mansalva y entre escena y escena han pasado<br />
algunos días? En el caso <strong>de</strong> que la primera suposición<br />
fuera acertada, como a ti te parece, ¿a qué<br />
horas, entonces, sepultaron al Comendador y levantaron<br />
su estatua? Se lo preguntas a un all}igo, que<br />
acaba <strong>de</strong> entrar en el estudio, y él te respon<strong>de</strong> con<br />
sonrisa burlona que es absurdo mantener tales escrúpulos<br />
y exigencias con la ópera. Es un género que<br />
uno ama o aborrece, refractario a toda explicación.<br />
Que por ese camino se acabaría por tratar <strong>de</strong> encontrarle<br />
lógica hasta a La forza <strong>de</strong>l <strong>de</strong>stino. ¡Y a fin <strong>de</strong><br />
no discutir . .. !
JAVIER SICILIA<br />
La Anunciación<br />
Para Ricardo Newman<br />
Fue el rumor <strong>de</strong> unas alas en la niebla,<br />
y el dolor <strong>de</strong>l dolor que <strong>de</strong>voraba<br />
mis ingles, mis entrañas y escaldaba<br />
tal el fuego en el yermo y la tiniebla;<br />
<strong>de</strong>snuda y virginal me hallé vacía,<br />
mi pequeñez se hizo ardiente grava,<br />
me abandoné a su mando, fui su esclava<br />
y en .medio <strong>de</strong>l ardor y la agonía<br />
magnifiqué <strong>de</strong> gozo <strong>de</strong>vastada.<br />
Después ya nada supe, ya más nada,<br />
sólo el rumor <strong>de</strong>l viento entre las cañas,<br />
la habitación a oscuras, un no sé,<br />
y el miedo <strong>de</strong> los miedos, saber que<br />
llevaría a mi Dios en las entrañas.
Según Blanchot, Don <strong>Juan</strong> "introduce<br />
en la noche la vivacidad y la<br />
animación <strong>de</strong>l día". Me parece que<br />
hay que enten<strong>de</strong>r esto como que<br />
Don <strong>Juan</strong> inyecta en la simpleza e<br />
inercia <strong>de</strong> la noche un elemento <strong>de</strong><br />
turbulencia que la dilata y la "pone<br />
<strong>de</strong> pie", como si hubiera en él algo<br />
que se resistiera a la costumbre humana<br />
<strong>de</strong> hacer coincidir la tiniebla<br />
con el apaciguamiento <strong>de</strong> la curiosidad<br />
y los apetitos. Y aunque es<br />
cierto que <strong>de</strong> esa costumbre obtiene<br />
gran parte <strong>de</strong> sus ventajas como<br />
seductor y burlador, puesto que en<br />
la oscuridad es don<strong>de</strong> fragua más fácilmente<br />
sus engaños, es innegable<br />
que su figura, con su ilimitada avi<strong>de</strong>z<br />
<strong>de</strong> vigilia y <strong>de</strong> contacto a cualquier<br />
precio, encama la esperanza<br />
<strong>de</strong> una nocturnidad al fin victoriosa<br />
y habitable en toda su extensión.<br />
Lo que afirma uno <strong>de</strong> los tantos Don<br />
<strong>Juan</strong>es, el <strong>de</strong> Jirat: "Soy la venganza<br />
<strong>de</strong>l Sur contra el orgulloso norte;<br />
contra el Norte virtuoso, glacial,<br />
sólido e hipócrita", podrían <strong>de</strong>cirlo<br />
todos los Don <strong>Juan</strong>es <strong>de</strong> la noche<br />
respecto al día. Don <strong>Juan</strong>, pues, es<br />
un apologista <strong>de</strong> la noche ("estas<br />
son las horas mías", dice [Tirso:<br />
241]), pero a costa <strong>de</strong> traicionarla,<br />
pues quiere exten<strong>de</strong>r la marejada<br />
<strong>de</strong>l día hasta la noche, iluminar la<br />
noche como a pleno día. Es un animador,<br />
pero más particularmente<br />
alguien que ensancha y prolonga.<br />
Frente a la barrera <strong>de</strong> la noche, que<br />
es la primera barrera y el primer<br />
salto cualitativo, y sobre todo la primera<br />
estrechez, él actúa con la holgura<br />
y el aliento <strong>de</strong> la horas diurnas.<br />
En la medida en que ignora un salto<br />
<strong>de</strong> cualidad, es un simplificador<br />
y un nivelador. Por eso ama sin discernimiento<br />
a todas las mujeres, sin<br />
importarle su edad ni su condición<br />
social.<br />
También la ensoñación bucólica,<br />
reducida a su fórmula más simple,<br />
consiste en el rechazo <strong>de</strong> la estrechez<br />
nocturna, como si <strong>de</strong> esa primera<br />
estrechez se <strong>de</strong>rivaran todas<br />
las otras. La noche bucólica es siempre<br />
benigna y esa benignidad le viene<br />
<strong>de</strong> estar iluminada por una luna<br />
tan clara y esplendorosa que la noche<br />
ya no parece una interrupción<br />
sino la prolongación <strong>de</strong>l día. "La luna<br />
era tan clara" leemos en la Arcadia<br />
<strong>de</strong> Sannazaro, "que, como a<br />
pleno día, aparecía el sen<strong>de</strong>ro. Y así<br />
siguiendo a las ovejas, íbamos en el<br />
FABIO MORÁBITO<br />
Don <strong>Juan</strong><br />
silencio <strong>de</strong> la serena noche conversando"<br />
(p. 43). Lo que es conversación<br />
en los pastores bucólicos, en<br />
Don <strong>Juan</strong> se toma aventura erótica:<br />
"¡Qué hermosa noche! / Más clara<br />
que el día, parece perfecta / para<br />
ir a caza <strong>de</strong> muchachas" (Mozart:<br />
30). Aboliendo las tinieblas, la luna<br />
regala una prórroga y gana la noche<br />
para la palabra y la acción humanas,<br />
otorga una libertad adicional <strong>de</strong> movimiento<br />
y <strong>de</strong> emociones. Es esa<br />
misma libertad adicional que persigue<br />
continuamente Don <strong>Juan</strong>, como<br />
él lo afirma: "Me siento con un<br />
corazón capaz <strong>de</strong> amar a toda la tierra<br />
y, como Alejandro, <strong>de</strong>searía que<br />
hubiese otros mundos para po<strong>de</strong>r<br />
exten<strong>de</strong>r a ellos mis conquistas<br />
amatorias" (Moliere: 136).<br />
La geografía pastoril, es más, sólo<br />
pue<strong>de</strong> enten<strong>de</strong>rse a partir <strong>de</strong> esa<br />
capacidad inifinita <strong>de</strong> adquisición<br />
<strong>de</strong> nuevos espacios que <strong>de</strong>searía para<br />
sí Don <strong>Juan</strong>. Es una geografía<br />
proliferante <strong>de</strong> recovecos secretos<br />
y <strong>de</strong> sitios vírgenes. Los pastores recorren<br />
incesantemente esos sitios,<br />
<strong>de</strong>splazándose <strong>de</strong> un claro en el bosque<br />
a otro claro en el bosque, <strong>de</strong> un<br />
locus amoenus a otro, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> ese<br />
locus amoenus mayor que es la Arcadia.<br />
Las mujeres son para Don<br />
<strong>Juan</strong> lo mismo que los claros en el<br />
bosque o los valles para los pastores:<br />
ocasiones para renovar el <strong>de</strong>leite.<br />
Tal vez las novelas pastoriles, un<br />
poco anteriores en el tiempo al nacimiento<br />
<strong>de</strong>l personaje <strong>de</strong> Don<br />
<strong>Juan</strong>, prepararon la irrupción <strong>de</strong> éste<br />
en la escena literaria, porque en<br />
ellas cuaja por primera vez la imagen<br />
<strong>de</strong> un modo <strong>de</strong> vida basado en<br />
un nomadismo gozoso (o en un goce<br />
siempre ávido <strong>de</strong> nuevos escenarios)<br />
que en la figura <strong>de</strong> Don <strong>Juan</strong><br />
encuentra su paradigma.<br />
Este nomadismo, que implica un<br />
énfasis <strong>de</strong>l contacto y <strong>de</strong>l encuentro,<br />
a<strong>de</strong>lgaza la esfera privada hasta<br />
prácticamente borrarla. La <strong>de</strong>rrota<br />
<strong>de</strong> la noche es la <strong>de</strong>rrota <strong>de</strong>l sigilo<br />
familiar, <strong>de</strong>l retiro <strong>de</strong>l individuo<br />
a su universo privado.<br />
Bajo la luz esplen<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la luna<br />
todo se vuelve público, o al menos<br />
espiable, y los individuos quedan<br />
expuestos a los <strong>de</strong>seos y las maniobras<br />
<strong>de</strong> los otros. Para los pastores<br />
bucólicos es casi imposible escon<strong>de</strong>rse<br />
o pasar inadvertidos. Nunca<br />
están verda<strong>de</strong>ramente solos. Cuando<br />
creen estarlo, alguien los está es-<br />
Biblioteca <strong>de</strong> México<br />
72<br />
piando <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> un árbol. El carácter<br />
donjuanesco <strong>de</strong>l espacio bucólico<br />
resi<strong>de</strong> en esta carencia <strong>de</strong><br />
privacidad; no hay fronteras ni muros<br />
que posterguen o dificulten la<br />
curiosidad y el <strong>de</strong>seo; el suelo <strong>de</strong> toda<br />
Arcadia es un parqué <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra<br />
liso y reluciente, no sólo en el sentido<br />
<strong>de</strong> que incita al movimiento sino<br />
porque borra las huellas; por eso<br />
nadie parece regresar sobre sus pasos,<br />
o si lo hace no se da cuenta. Es<br />
como si una general amnesia cundiera<br />
entre los pastores.<br />
Es la misma amnesia que pa<strong>de</strong>ce<br />
Don <strong>Juan</strong>. Es que, como alguien<br />
que salta sobre las piedras <strong>de</strong> un vado<br />
<strong>de</strong> río para no mojarse, Don <strong>Juan</strong><br />
salta <strong>de</strong> mujer en mujer. Se mantiene<br />
en un equilibrio precario que, lo<br />
mismo que lo obliga a pisar con un<br />
solo pie, le impi<strong>de</strong> <strong>de</strong>tenerse. Preocupado<br />
por no caerse, es probable<br />
que apenas distinga una piedra <strong>de</strong><br />
otra, apenas repare en la peculiaridad<br />
<strong>de</strong> cada una. Pisa como un sonámbulo.<br />
Su famosa lista <strong>de</strong> mujeres<br />
conquistadas es prueba <strong>de</strong> su falta<br />
<strong>de</strong> memoria. Rara vez recuerda<br />
nítidamente un rostro, sólo <strong>de</strong>talles<br />
dispersos: "Lo que recuerdo son objetos:<br />
un jarrón <strong>de</strong> mal gusto, unas<br />
pantuflas, un crucifijo <strong>de</strong> porcelana.<br />
y a veces olores: el perfume <strong>de</strong> mirtos<br />
marchitos. No recuerdo los nombres,<br />
y apenas las caras" (Frisch:<br />
185).<br />
Le ocurre lo mismo a Sincero, el<br />
protagonista <strong>de</strong> la Arcadia <strong>de</strong> Sannazaro,<br />
que pese a su ardiente <strong>de</strong>seo<br />
<strong>de</strong> volver a ver a aquella que lo<br />
hirió <strong>de</strong> amor y por cuya causa <strong>de</strong>cidió<br />
refugiarse temporalmente entre<br />
los pastores <strong>de</strong> Arcadia (en una<br />
especie <strong>de</strong> retiro terapéutico), no<br />
consigue, como él lo confiesa, "rehacer<br />
en la memoria cómo es ella,<br />
ni <strong>de</strong> día ni <strong>de</strong> noche" (p. 77). ¿Es<br />
la luz <strong>de</strong> Arcadia, neutra y apacible,<br />
como correspon<strong>de</strong> a un recinto curativo,<br />
lo que <strong>de</strong>bilita la memoria?<br />
¿No consiste en eso la ventaja <strong>de</strong> la<br />
luz lunar, que por resaltar todo uniformemente<br />
no permite que algo<br />
<strong>de</strong>staque y se vuelva problemático?<br />
Porque <strong>de</strong>l mismo modo que en los<br />
frecuentísimos duelos <strong>de</strong> canto entre<br />
los pastores no hay nunca un<br />
vencedor, sino sólo empates 00 cual<br />
concuerda con la exquisita cortesía<br />
que reina en Arcadia), así, la luz<br />
pastoril, que es siempre una luz lunar,<br />
aunque no aparezca la luna (<strong>de</strong>
El violinista Leopold Mozart, con sus hilos Anna y Wolfgang. Al fondo, el retrato <strong>de</strong> su difunta esposa.<br />
día es la luz filtrada por los árboles,<br />
nunca el cruento chorro solar), atenúa<br />
los contrastes y produce la sensación<br />
<strong>de</strong> un empate general entre<br />
las cosas.<br />
Estamos en un mundo cuya cortesía<br />
intrínseca resi<strong>de</strong> en la capacidad<br />
que tienen las cosas <strong>de</strong> alternarse<br />
y relevarse como en una conversación<br />
humana. La luz que baña<br />
este mundo es la luz <strong>de</strong> la conversación.<br />
Pero es también la luz i<strong>de</strong>al<br />
<strong>de</strong>l seductor, no sólo porque pone<br />
todo en evi<strong>de</strong>ncia y acaba con la privacidad,<br />
sino porque, difusa y neutra,<br />
le permite al seductor pisar sobre<br />
seguro sin <strong>de</strong>jar huellas, diluir,<br />
pues, su sombra particular el'! la<br />
sombra general. A medio camino<br />
entre la brutal luz solar, que suelda<br />
cada cosa a su sombra y a su suelo,<br />
y la oscuridad ciega, que borra el<br />
suelo y las sombras y las cosas, el<br />
ungüento lunar conserva en pie las<br />
cosas pero las libera <strong>de</strong> su sombra,<br />
que es como <strong>de</strong>cir que las libera <strong>de</strong><br />
su gravedad. Las <strong>de</strong>ja en un estado<br />
<strong>de</strong> inmunidad y ligereza. La sombra,<br />
que compromete, que arraiga,<br />
que une a la tierra pero también al<br />
subsuelo, a los muertos, se evapora<br />
como si librara el cuerpo <strong>de</strong> su origen.<br />
Don <strong>Juan</strong> huye todo el tiempo<br />
<strong>de</strong> su sombra, es <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> los muertos,<br />
y esa huida toma la forma <strong>de</strong><br />
una perpetua conquista amatoria;<br />
pisa ligero para no pisar a los muertos,<br />
y <strong>de</strong>cir que pisa ligero significa<br />
que pisa mujeres; éstas, no una sino<br />
una larga serie <strong>de</strong> mujeres sin<br />
nombre ni cara, lo salvan <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar<br />
huellas y lo lavan <strong>de</strong> su propia<br />
sombra.<br />
El carácter donjuanesco <strong>de</strong>l espacio<br />
pastoril se <strong>de</strong>be a su formidable<br />
aptitud para facilitar la curiosidad y<br />
los <strong>de</strong>splazamientos, a tal punto que<br />
cualquier viaje o recorrido se vuelve,<br />
<strong>de</strong> tan fulminante, inexistente.<br />
Habría que preguntarse si el donjuanismo<br />
<strong>de</strong> los pastores (su volubilidad<br />
amorosa, sus tretas e intrigas,<br />
la facilidad con que se enamoran y<br />
<strong>de</strong>senamoran) no se <strong>de</strong>be sencillamente<br />
a la predisposición para el rápido<br />
contacto y a la rápida <strong>de</strong>svinculación<br />
que posibilita un suelo que<br />
<strong>de</strong> tan practicable se ha vuelto casi<br />
resbaloso, don<strong>de</strong> es imposible quedarse<br />
quieto.<br />
El donjuanismo es principalmente<br />
una incapacidad para <strong>de</strong>tenerse;<br />
por eso, cuando es auténtico, tiene<br />
algo <strong>de</strong> automático e incontrolado;<br />
es una carrera cuesta abajo que se<br />
ve frenada aquí y allá por cientos o<br />
miles <strong>de</strong> mujeres, ninguna <strong>de</strong> las<br />
cuales, sin embargo, logra <strong>de</strong>tener<br />
el impulso <strong>de</strong>l seductor hacia los infiernos<br />
(pues alguien que cae incontrolablemente,<br />
que ha olvidado cómo<br />
<strong>de</strong>tenerse, ¿dón<strong>de</strong> pue<strong>de</strong> acabar<br />
Biblioteca <strong>de</strong> México<br />
73<br />
sino en el infierno?). Y si esto es así,<br />
a lo m ejor Don <strong>Juan</strong> no acaba en el<br />
infieno por seducir y engañar a tantas<br />
mujeres, sino que, no pudiendo<br />
<strong>de</strong>tenerse, las seduce con el prestigio<br />
<strong>de</strong> su caída. "Sólo lo he visto a<br />
la distancia ( ... ) ¡Y cómo se <strong>de</strong>ja<br />
caer, como si tuviera alas!" exclama<br />
extasiada Doña Elvira al verlo bajar<br />
<strong>de</strong> su caballo (Frisch: 111 ). En todo<br />
lo que él hace hay una brusquedad<br />
nerviosa que remite al salto y a las<br />
acrobacias <strong>de</strong>l fugitivo. Brinca <strong>de</strong> los<br />
balcones, escala muros, se escabulle,<br />
sus gestos y palabras <strong>de</strong>latan<br />
una prisa innata y una reacción<br />
compulsiva ante todo lo que lo ro<strong>de</strong>a.<br />
Las mujeres creen ver ahí, seguramente,<br />
una naturaleza sin sedimentos,<br />
sin laboriosos segundos o<br />
terceros pisos, un alma elástica, quizá<br />
incluso sin fondo. Ese hombre<br />
parece estar muy lejos <strong>de</strong> la fertilidad,<br />
<strong>de</strong> las rugosida<strong>de</strong>s y <strong>de</strong> la fatiga<br />
<strong>de</strong> todo enlace dura<strong>de</strong>ro, porque<br />
no hay en él ningún elem ento en<br />
reposo. El arte <strong>de</strong> Don <strong>Juan</strong>, al fin<br />
y al cabo, es vivir y aparecer a las<br />
mujeres como algo en precario equilibrio,<br />
en estado informe, como una<br />
materia aún por imprimir, una especie<br />
<strong>de</strong> lodo elemental: "Parecéis<br />
caballo griego / que el mar a mis<br />
pies <strong>de</strong>sagua, / pues venís formado<br />
<strong>de</strong> agua, / y estaís preñado <strong>de</strong> fuego"<br />
le dice la pescadora Tisbea, en
cuyo regazo <strong>de</strong>spierta Don <strong>Juan</strong><br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> naufragar junto con su<br />
criado Catalinón (Tirso: 187), y en<br />
esa postura m aterno-fil ial tiene lugar<br />
uno <strong>de</strong> los diálogos más líricos<br />
<strong>de</strong>l libro, con Don <strong>Juan</strong> hecho una<br />
palpitante masa sobreviviente, un<br />
hombre virtualmente renacido a la<br />
vida, y Tisbea que, pese a ser insensible<br />
a los halagos masculinos (por<br />
ella suspiran todos los pescadores<br />
<strong>de</strong> la al<strong>de</strong>a), se <strong>de</strong>rrite poco a poco<br />
ante ese niño-hombre que las olas<br />
echaron frente a su cabaña. Don<br />
<strong>Juan</strong> cabe perfectamente en su regazo,<br />
pero también es atrevido como<br />
el más fogoso <strong>de</strong> los amantes;<br />
es realmente una m ezcla <strong>de</strong> agua y<br />
fuego , es un lodo primigenio o una<br />
continuación <strong>de</strong> la arena <strong>de</strong> la playa.<br />
Catalinón, su criado, 10 cree capaz<br />
<strong>de</strong> todo, aun <strong>de</strong> respirar fuera<br />
<strong>de</strong> las vías respiratorias normales:<br />
Tisbea: No, que a ún respira.<br />
Catalinón: ¿Por dón<strong>de</strong>? ¿Por aquí?<br />
Tisbea: Sí; pues ¿por dón<strong>de</strong>?<br />
Catali nón: Bie n podía respirar por<br />
otra parte.<br />
(Tirso: 185)<br />
Sólo en un hombre así, híbrido e<br />
in<strong>de</strong>terminado, la frontera <strong>de</strong> la<br />
masculinidad pue<strong>de</strong> ser cruzada por<br />
las mujeres sin disminuciones; estando<br />
<strong>de</strong> caída, está encendido como<br />
ninguno y paradójicamente casi<br />
mue rto: "Mucho habláis" le dice<br />
Tisbea "cuando no habláis, / y<br />
cuando muerto venís / mucho al<br />
parecer sentís; / plega a Dios que<br />
no mintáis" (Tirso: 187). Por ser veloz<br />
y estar e n <strong>de</strong>rrota, las mujeres<br />
pue<strong>de</strong>n volverse frente a él idénticas<br />
a sí mismas. Esta es quizá la verda<strong>de</strong>ra<br />
fue rza <strong>de</strong> Don <strong>Juan</strong>, que es<br />
también la fuerza <strong>de</strong> toda Arcadia:<br />
su milagrosa lisura, su inservibilidad:<br />
"La Dama: Tú no pue<strong>de</strong>s se rvir <strong>de</strong><br />
ningún modo, Don <strong>Juan</strong> ( ... ) Una<br />
vez te quise porque pasaste a 10 largo<br />
<strong>de</strong> mi vida como alguien que persigue<br />
un objetivo" (Frisch: 170). Tal<br />
vez Don <strong>Juan</strong> es para las mujeres<br />
10 que Arcadia para los pastores, un<br />
<strong>de</strong>stello <strong>de</strong> luci<strong>de</strong>z e introspección,<br />
un espejo fuga z ante el cual pue<strong>de</strong>n<br />
reconocerse com o 10 que son : " Miranda.<br />
: Las reconocí entre cien manos,<br />
<strong>de</strong>ja que las bese, son las manos<br />
que una vez me transportaron,<br />
no a mi cuerpo, sino a mi rostro,<br />
manos que m e condujeron hacia mí<br />
misma, manos como sólo uno las<br />
tiene, ¡y eres tú, don <strong>Juan</strong>'" (Frisch:<br />
11 6). Y 10 mismo que la naturaleza<br />
bucólica no se <strong>de</strong>ja sorpren<strong>de</strong>r dos<br />
veces en el mismo punto, no se <strong>de</strong>ja<br />
estabilizar por ningún trato asiduo,<br />
Don <strong>Juan</strong> es evanescente o, como<br />
él mismo afi rma, un hombre sin<br />
nombre, o sea sin fo rma, o cuya<br />
única forma es su <strong>de</strong>senfreno. Don<br />
<strong>Juan</strong> en efecto no eli ge a las mujeres,<br />
puesto que no <strong>de</strong>secha nada (no<br />
tiene tiempo <strong>de</strong> <strong>de</strong>sechar nada), así<br />
que acepta todo 10 que se le atraviesa<br />
en el camino, cada estímulo borra<br />
el anterior, hay siempre algo<br />
nuevo que 10 reclama. De ahí su carácter<br />
inflamable, que 10 lleva a participar<br />
en un sinnúmero <strong>de</strong> duelos<br />
y riñas. Su adhesión a lo fortuito,<br />
que es tan firme que le permite<br />
aventajar a sus adversarios, sean éstos<br />
hombres rivales o mujeres por<br />
conquistar (él cree profundamente<br />
en 10 fortuito, porque cae sin cesar,<br />
y 10 fortuito es la ley <strong>de</strong> toda caída),<br />
es <strong>de</strong> quien no sabe <strong>de</strong>scansar <strong>de</strong><br />
nada exterior y vive reaccionando<br />
todo el tiempo, libre <strong>de</strong> maduraciones<br />
e impulsos internos. Dejado a<br />
solas, sin estímulos <strong>de</strong> afuera, Don<br />
<strong>Juan</strong> no existe, el gris <strong>de</strong> la inacción<br />
se apo<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> él, por eso está siempre<br />
como saliendo <strong>de</strong> un embotamiento<br />
e, igual que los pastores, su<br />
vida es una larga serie <strong>de</strong> en cuentros<br />
inesperados. Pasa sin transición<br />
<strong>de</strong> un episodio a otro, <strong>de</strong> una mujer<br />
a otra, <strong>de</strong> un país a otro; está negado<br />
para el verda<strong>de</strong>ro diálogo; en<br />
realidad es un repetidor <strong>de</strong> fórmulas<br />
exitosas, o sea, un escurridizo .<br />
La acotación <strong>de</strong> Frisch sobre cómo<br />
m ata a Don Gonzalo es reveladora,<br />
éste "cae a consecuencia <strong>de</strong> una estocada<br />
rápida como un relámpago<br />
antes <strong>de</strong> que se hubiera iniciado un<br />
verda<strong>de</strong>ro combate" (160). En Moliere,<br />
el episodio que 10 enfrenta a<br />
uno <strong>de</strong> sus acreedores, el señor Dimanche,<br />
es un ejemplo <strong>de</strong> su habilidad<br />
para usar las palabras como un<br />
mero ritual hipnóti co, es <strong>de</strong>cir como<br />
un instrumento <strong>de</strong> evasión, no<br />
<strong>de</strong> diálogo. En la misma obra, el propio<br />
Sganarelle, su criado, le hace notar<br />
ese rasgo <strong>de</strong> automatismo: "¡Válgame<br />
Dios, y qué bien os expresáis'<br />
Parece como si 10 hubiéseis aprendido<br />
<strong>de</strong> memoria, y habláis como<br />
un libro" (136).<br />
Después <strong>de</strong> que Leporello, su<br />
criado, 10 pone al tanto <strong>de</strong> cómo ha<br />
dispuesto las cosas para que goce <strong>de</strong><br />
la campesina Zerlina, Don <strong>Juan</strong> exclama<br />
excitado: "Bravo' Bravo' Arcibravo'<br />
/ L'affar non puó meglio' /<br />
Jncominciasti; io sapró terminar'"<br />
(Mozart: 18) ' En este "io sapró terminar"<br />
está resumido el procedimiento<br />
<strong>de</strong> Don <strong>Juan</strong>, que siempre<br />
interviene cuando los acontecimientos<br />
están maduros, no antes. No sabe<br />
empezar nada, pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse incluso<br />
que carece <strong>de</strong> iniciativa, pero<br />
sabe irrumpir como nadie en medio<br />
<strong>de</strong> los hechos para inclinarl os a su<br />
favor. Pero irrumpir no es la palabra<br />
exacta; más bien se insinúa en<br />
la rendija justa, se acomoda don<strong>de</strong><br />
pue<strong>de</strong> hacer más daño con el m enor<br />
esfuerzo. Es un arquero que<br />
confía en la punteria <strong>de</strong> su instin-<br />
• "¡Muy bien, muy bien , estupendo'<br />
¡El asunto no podría marchar mejor' ¡Tú<br />
com enzaste, yo sabré terminar'"<br />
BIblIOteca <strong>de</strong> México<br />
74<br />
too Sabe a<strong>de</strong>lgazarse e introducirse<br />
sin perturbar el or<strong>de</strong>n imperante:<br />
¡Que ridos amigos, buenos días!<br />
[¡Continúen,<br />
continúen con su agasajo,<br />
sigan tocando, buena gente!<br />
¿De qué se trata, <strong>de</strong> una boda?<br />
(Mozart: 14)<br />
En la boda <strong>de</strong> los pastores, a la<br />
que llega casualmente, se sienta<br />
aparentemente por error alIado <strong>de</strong><br />
la novia, <strong>de</strong>splazando al novio, o<br />
mejor dicho incrustándose entre<br />
ambos, hasta lograr seducir a la mujer.<br />
Y cuando abre los ojos luego <strong>de</strong><br />
naufragar y se halla en brazos <strong>de</strong> la<br />
pescadora Tisbea, le basta mirarla<br />
para empezar a cortejarla con su<br />
verborrea elocuente. No sabe vacilar,<br />
no sabe andarse por las ramas,<br />
pero tampoco sabe iniciar algo; las<br />
cosas le ocurren y él las toma por<br />
el lado que le conviene. Esta mezcla<br />
<strong>de</strong> rapi<strong>de</strong>z e indolencia ha sido<br />
<strong>de</strong>finida como "pasividad improvisadora":<br />
"La voluntad y la <strong>de</strong>cisión<br />
quedan reducidas al mínimo en esta<br />
conquista en que el seductor no<br />
tien e sino que adueñarse <strong>de</strong> una situación<br />
que no había creado. Todo<br />
su genio está en la respuesta inmediata<br />
y, por <strong>de</strong>cirlo así, automática<br />
a 10 que le ofrece el azar" (Rousset:<br />
99). Como ese tipo <strong>de</strong> afásicos que<br />
son incapaces <strong>de</strong> com enzar un discurso<br />
pero replican sin dificultad al<br />
discurso <strong>de</strong> los otros y completan<br />
admirablemente frases o palabras<br />
truncas, Don <strong>Juan</strong> es un reactivo y<br />
necesita <strong>de</strong> un estímulo y una escenografía<br />
previos para entrar en acción<br />
. Es imposible imaginarlo sumido<br />
en prolegómenos, en ensayos<br />
tentativos, superponiendo una cosa<br />
a otra hasta dar con una forma buscada.<br />
Es maestro en el arte <strong>de</strong> hallarse<br />
siempre en medio <strong>de</strong> los<br />
acontecimientos, quiere exten<strong>de</strong>rse,<br />
no profundizar, quiere espacio,<br />
<strong>de</strong>searía que hubiese otros mundos<br />
para po<strong>de</strong>r exten<strong>de</strong>r a ellos sus conquistas<br />
amatorias. Su mundo no podría<br />
ser más que el <strong>de</strong> la ciudad, un<br />
mundo <strong>de</strong> artificio, inestable como<br />
un escenario teatral, y aun cuando<br />
lo hallamos en compañía <strong>de</strong> pescadoras<br />
y campesinas, su naturaleza<br />
<strong>de</strong> hombre <strong>de</strong> ciudad, acostumbrado<br />
a los virajes repentinos, no <strong>de</strong>cae<br />
nunca. Su pasión por la geometría,<br />
e n Frisch, es pasión por lo formal,<br />
lo seco y lo construido. Todo<br />
lo que es sustrato, origen, basamento,<br />
m ezcla sorda <strong>de</strong> materias, lo repele.<br />
Su frase: "me pone furioso ver<br />
padres que viven tanto como sus hijos"<br />
(Moliere: 201), no sólo muestra<br />
la aversión que siente hacia su padre,<br />
sino su rechazo al <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n, a<br />
la mezcla, a la repetición innecesaria<br />
<strong>de</strong> rasgos y propósitos que produce<br />
la coexistencia <strong>de</strong> dos generaciones.<br />
A eso le opone la realidad
En la esquina Inferior Izquierda, el pequeño Mozart al teclado.<br />
geométrica que más le seduce: dos<br />
rectas paralelas que nunca se encuentran<br />
ni se interfieren mutuamente<br />
(Frisch: 154). Siendo un conquistador,<br />
un <strong>de</strong>predador nato, necesita<br />
una clara vertebralidad a su<br />
alre<strong>de</strong>dor, un terreno rico en oportunida<strong>de</strong>s.<br />
Pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse que su figura<br />
es inconcebible sin la invención<br />
<strong>de</strong> los segundos y terceros pisos <strong>de</strong><br />
las ciuda<strong>de</strong>s. El balcón, la ventana<br />
en alto, la balaustrada, son su terreno<br />
natural. Tiene siempre la mirada<br />
puesta hacia arriba, pues necesita<br />
colocarse en un nivel inferior al<br />
<strong>de</strong> sus víctimas y así aprovechar la<br />
fuerza <strong>de</strong> gravedad que las arrojará<br />
hacia sus brazos. Trabaja, digámoslo<br />
así, por succión. Ése es su m étodo.<br />
Le dice a Elvira, que está asomada<br />
a su balcón:<br />
¡Baja ya, hermosa Elvira,<br />
y verás como e res tú<br />
la que adora el alma mía l<br />
(Ojalá que caiga pronto,<br />
graciosa burla es ésta,<br />
ojalá que caiga pronto).<br />
(Mozart: 24)<br />
Todo lo que está arriba, emancipado<br />
<strong>de</strong>l suelo, <strong>de</strong>spierta su <strong>de</strong>seo<br />
<strong>de</strong> <strong>de</strong>volverlo al suelo, <strong>de</strong> concretarlo<br />
. Las mujeres, en cierto modo, son<br />
elevaciones que hay que regresar a<br />
lo llano. En eso consiste <strong>de</strong>shonrarlas,<br />
en bajarlas <strong>de</strong>l pe<strong>de</strong>stal <strong>de</strong> su<br />
honor, en reducirlas a su verdad última<br />
(el Don <strong>Juan</strong> <strong>de</strong> Frisch diría:<br />
a su esencia geométrica). Frente a<br />
la estatua <strong>de</strong> piedra <strong>de</strong> Don Gonzalo,<br />
Don <strong>Juan</strong> actúa igual; la invita<br />
a cenar para bajarl a <strong>de</strong> su pe<strong>de</strong>stal.<br />
Lo que le molesta es la altura <strong>de</strong> la<br />
estatua, la pretensión <strong>de</strong> un muerto<br />
<strong>de</strong> incrustarse tan vistosamente<br />
entre los vivos. ¿O eso es lo que le<br />
fascina? "No es posible imaginar<br />
que vaya m ás lejos la ambición <strong>de</strong><br />
un muerto. Y lo que encuentro más<br />
admirable es que un hombre que se<br />
ha contentado en vida con una morada<br />
asaz sencilla, haya querido tener<br />
una tan magnífica cuando ya no<br />
la pue<strong>de</strong> disfrutar (. .)" (Moliére:<br />
187).<br />
Se entien<strong>de</strong> así la escasa fortuna<br />
<strong>de</strong> Don <strong>Juan</strong> en el mar. El tema <strong>de</strong>l<br />
naufragio, que inaugura Tirso, reaparece<br />
en Moliére, aunque reducido<br />
a un acci<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> lancha. El mar,<br />
al revés <strong>de</strong> lo que piensa Kierkegaard,<br />
es la antítesis <strong>de</strong> Don <strong>Juan</strong>.<br />
El incesante ejercicio <strong>de</strong> llaneza en<br />
que se resuelve el océano, la <strong>de</strong>sesperanza<br />
que se lee en él <strong>de</strong> toda elevación<br />
y modificación, su invertebralidad,<br />
su pasmosa homogeneidad,<br />
vuelven inútiles los requiebros<br />
y los resorteos fulminantes <strong>de</strong>l burlador.<br />
La pesa<strong>de</strong>z elemental <strong>de</strong>l<br />
mar, que es lo opuesto <strong>de</strong> todo artificio,<br />
reaparece en la estatua <strong>de</strong> piedra<br />
<strong>de</strong>l Convidado, contra la cual se<br />
estrellará y morirá Don <strong>Juan</strong>, <strong>de</strong>s-<br />
Biblioteca <strong>de</strong> México<br />
75<br />
cubriendo que ella, monolítica e<br />
inarticulada, es como un fondo último<br />
y un "no hay más" extenso como<br />
el océano, in<strong>de</strong>rribable y, como<br />
el océano, penosamente madurada<br />
en las honduras. Antes <strong>de</strong> simbolizar<br />
la justicia divina, o el Padre<br />
castigador, o el conjunto <strong>de</strong> los maridos<br />
que se <strong>de</strong>squitan <strong>de</strong> las afrentas<br />
recibidas, el Convidado representa<br />
esas homogeneida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> fondo<br />
yesos basamentos que Don <strong>Juan</strong>,<br />
abocado al suelo blando <strong>de</strong> las mujeres,<br />
no quiere tocar ni ver. Un suelo<br />
tan blando y evanescente que, como<br />
en la Arcadia pastoril, se torna<br />
abstracto. Frisch ha apuntado la enfermedad<br />
<strong>de</strong> fondo <strong>de</strong> Don <strong>Juan</strong> -la<br />
abstracción- en su obra Don <strong>Juan</strong><br />
o el amor a la geometría<br />
Lo que le fascina a Don <strong>Juan</strong> <strong>de</strong><br />
la geometria es la i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong> cada<br />
figura consigo misma, la plenitud<br />
<strong>de</strong> lo unívoco: "¡O el triángulo'<br />
Inexplicable como el <strong>de</strong>stino: no<br />
hay forcejeo ni maña que valga, nada<br />
<strong>de</strong> trampas, hay una sola figura<br />
<strong>de</strong> las tres partes que te son dadas.<br />
La esperanza, la aparien cia <strong>de</strong> inconmensurables<br />
posibilida<strong>de</strong>s, lo<br />
que tantas veces confun<strong>de</strong> nuestra<br />
alma, se <strong>de</strong>shace como una ilusión<br />
ante esas tres líneas. ¡Así y <strong>de</strong> ninguna<br />
otra manera', dice la geometría"<br />
(Frisch: 154).<br />
¡Así y <strong>de</strong> ninguna otra manera!<br />
He aquí, en el fondo, el lema <strong>de</strong> todo<br />
<strong>de</strong>predador. Sólo pue<strong>de</strong> ser caza-
do aquello que se encuentra en estado<br />
suelto, <strong>de</strong>svinculado, rayano a<br />
la abstracción. Don <strong>Juan</strong>, que sólo<br />
se atiene a lo evi<strong>de</strong>nte, es ciego ante<br />
los enlaces subterráneos, las maduraciones<br />
y las conjunciones <strong>de</strong>l<br />
tiempo. El tiempo trabaja en su contra,<br />
o cuando menos contra su manera<br />
<strong>de</strong> seducir, que consiste en<br />
abstraer al otro <strong>de</strong> toda <strong>de</strong>terminación<br />
para afirmar que es único e<br />
irrepetible, al grado <strong>de</strong> que el otro,<br />
o mejor dicho la otra, se toma irrepetible<br />
incluso frente a sí misma,<br />
frente a su pasado y su porvenir<br />
("sin <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> prosecución" dice<br />
Rousset), real sólo en el momento<br />
presente y estática como una figura<br />
geométrica. La seducción se resuelve<br />
así en una captura que, reafirmando<br />
la concreción <strong>de</strong> la presa,<br />
acaba por petrificarla:<br />
Don <strong>Juan</strong>: ¡Ay, Aminta <strong>de</strong> mis ojos'<br />
Mañana sobre virillas<br />
<strong>de</strong> tersa plata estrellada<br />
con clavos <strong>de</strong> oro <strong>de</strong> Tíbar,<br />
pondrás los hermosos pies,<br />
y en prisión <strong>de</strong> gargantillas<br />
la alabastrina garganta,<br />
y los <strong>de</strong>dos en sortijas,<br />
en cuyo engaste parezcan<br />
transparentes perlas finas.<br />
(Tirso: 244)<br />
La frase característica <strong>de</strong> Don<br />
<strong>Juan</strong>, "¿tan largo me 10 fiáis?", es la<br />
frase característica <strong>de</strong> quien no pue<strong>de</strong><br />
concebir que algo tenga prosecución<br />
en el tiempo y <strong>de</strong> que puedan ,<br />
por 10 tanto, tar<strong>de</strong> o temprano, pedirle<br />
cuentas <strong>de</strong> sus actos. Por <strong>de</strong>sconocer<br />
el pasado y el porvenir, su<br />
único título <strong>de</strong> fe, que él mismo se<br />
encarga <strong>de</strong> revelarle a su criado, es<br />
harto simple: "dos y dos son cuatro<br />
y cuatro y cuatro son ocho" (Moliére:<br />
174). Esta creencia aritmética,<br />
más allá <strong>de</strong> su cinismo, presupone<br />
que el tiempo no existe, o que no<br />
altera nada esencial, que todo es superficial<br />
e impenetrable, pues todo<br />
es irreductible, y que el mundo es<br />
fijo , esto es, que recomienza a cada<br />
instante. Don <strong>Juan</strong> tiene el arte <strong>de</strong><br />
presentarse siempre como un recién<br />
llegado, <strong>de</strong> aparecer sin aviso<br />
y libre <strong>de</strong> cualquier lastre, redondo<br />
como un resultado aritmético:<br />
Bn'gida: La ha fascinado<br />
vuestra repentina entrada,<br />
y el pavor la ha trastornado.<br />
(Zorrilla: 75)<br />
Posee el arte, pues, <strong>de</strong> mostrarse<br />
como un ser empujado, eclosionado,<br />
un náufrago o un recién nacido.<br />
Como en el episodio con la<br />
pescadora Tisbea, en Tirso, don<strong>de</strong><br />
10 vemos <strong>de</strong>scansando su cabeza en<br />
el regazo <strong>de</strong> la mujer, o en ese otro,<br />
en Mozart, don<strong>de</strong> alaba a Elvira asomada<br />
al balcón, Don <strong>Juan</strong> seduce<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> abajo; sabe siempre hallarse<br />
John Barrymore y Mary Astor en la pelfcula<br />
Don <strong>Juan</strong>, 1926.<br />
en el sitio <strong>de</strong> más hondura, <strong>de</strong> menor<br />
relieve. Dos veces, en la obra <strong>de</strong><br />
Tirso, se le compara con una culebra<br />
que repta (172, 247). Se coloca<br />
así en la posición más ventajosa con<br />
respecto a la inercia <strong>de</strong> los otros, o<br />
<strong>de</strong> las otras; hacia él converge 10<br />
que cae, lo que se abandona; es como<br />
si al caer hacia los infiernos<br />
creara con su cuerpo una fuerza <strong>de</strong><br />
succión que arrastrara irresistiblemente<br />
a quienes lo tocan. Es una<br />
fuerza contagiante. ¡Es tan fácil <strong>de</strong>splomarse<br />
en sus brazos y tan difícil<br />
resistirse a bajar ese último escalón<br />
en el que él acaba <strong>de</strong> situarse':<br />
Doña Ana: ¿Y qué he <strong>de</strong> hacer, ¡ay<br />
[<strong>de</strong> mí',<br />
sino caer en vuestros brazos,<br />
si el corazón en pedazos<br />
m e vais robando <strong>de</strong> aquí?<br />
No , don <strong>Juan</strong>; en po<strong>de</strong>r mío<br />
resistirte no está ya;<br />
yo vaya ti , como va<br />
sorbido al mar ese no.<br />
(Zorrilla: 90)<br />
Don <strong>Juan</strong>, al sorber, <strong>de</strong>svincula;<br />
su fuerza <strong>de</strong> atracción es disgregadora.<br />
Don<strong>de</strong> ve conjunciones, ensambles,<br />
uniones, quiere <strong>de</strong>sarticular.<br />
No pue<strong>de</strong> tolerar la visión <strong>de</strong><br />
dos novios que se <strong>de</strong>muestran un<br />
gran amor: "Sí, no pu<strong>de</strong> soportar al<br />
principio verlos tan felices juntos<br />
( .. . ) imaginé un placer extremo en<br />
po<strong>de</strong>r turbar su buena armonía, en<br />
romper esas dulces ataduras" (Moliére:<br />
139). Justamente su carisma<br />
le viene <strong>de</strong> que al pasar por alto la<br />
inscripción <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más en ciertos<br />
pactos y conglomerados, su apelación<br />
a la individualidad ajena es tan<br />
radical e intensa que, bajo la angulación<br />
erótica, se vuelve irresistible.<br />
Biblioteca <strong>de</strong> México<br />
76<br />
En su caso la seducción es una consecuencia<br />
<strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> encontrarse<br />
siempre en colisión con los otros,<br />
colisión que es el resultado <strong>de</strong> que<br />
pasa por alto las franjas <strong>de</strong> protección<br />
que ro<strong>de</strong>an a las personas. Como<br />
un niño que ignora las sutiles<br />
trabas que impi<strong>de</strong>n a los individuos<br />
tener un contacto <strong>de</strong>masiado directo<br />
con sus semejantes, que ignora,<br />
pues, la privacidad y la estrechez,<br />
o al igual que los pastores bucólicos<br />
que "chocan" unos con otros en el<br />
paisaje resbaloso y enrarecido <strong>de</strong><br />
Arcadia, Don <strong>Juan</strong> se relaciona por<br />
catástrofes, no por atracción o por<br />
cálculo. No es capaz <strong>de</strong> integrar al<br />
otro en un horizonte, no sabe ver en<br />
profundidad, se enfrenta con una<br />
cosa a la vez, ignora los puntos <strong>de</strong><br />
contacto y las analogías ocultas <strong>de</strong>trás<br />
<strong>de</strong> las apariencias, es más, en<br />
cierto modo sabe que las apariencias<br />
son su salvación y que sólo es<br />
posible huir in<strong>de</strong>finidamente mientras<br />
no se <strong>de</strong>struyan; intuye, tal vez,<br />
que basta hallar una semejanza en<br />
el mundo para encontrar enseguida<br />
todas las otras, primero las más<br />
evi<strong>de</strong>ntes y luego las más sutiles,<br />
hasta que el círculo <strong>de</strong> las semejanzas<br />
se estrecha y nos ahoga. El diálogo<br />
que sostiene con dos campesinas<br />
(Moliere: 162) -a cada cual ha<br />
prometido su corazón- es un vertiginoso<br />
ping-pong verbal en el que<br />
consigue "ven<strong>de</strong>r" a cada una, frente<br />
a las narices <strong>de</strong> la otra, una distinta<br />
versión <strong>de</strong> los mismos hechos.<br />
Pues bien, en esos requiebros <strong>de</strong> la<br />
cintura con que maneja en un terreno<br />
reducido dos versiones verbales<br />
distintas, una para la mujer <strong>de</strong> la <strong>de</strong>recha<br />
y otra para la <strong>de</strong> la izquierda,<br />
se ve su talento para reducir lo simultáneo<br />
a 10 sucesivo, para suprimir<br />
rasgos comunes y <strong>de</strong>sintegrar<br />
grumos. Es un <strong>de</strong>shidratador, un<br />
partidario <strong>de</strong> los contornos fijos. ¡Cada<br />
cosa en su sitio!, le reclama continuamente<br />
al mundo. Su <strong>de</strong>seo <strong>de</strong><br />
una noche que parezca día es un <strong>de</strong>seo<br />
<strong>de</strong> visibilidad y objetividad, porque<br />
la noche, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> ser la prim<br />
era estrechez, es el comienzo <strong>de</strong><br />
la confusión, <strong>de</strong> las analogías y las<br />
imbricaciones ocultas, es el reino <strong>de</strong><br />
los regresos y las conversiones. A<br />
través <strong>de</strong> la noche y las analogías,<br />
los muertos se hacen oír por los vivos.<br />
Clamar por un mundo totalmente<br />
diurno, don<strong>de</strong> nada se confunda<br />
ni se mezcle con nada, don<strong>de</strong><br />
cada cosa halle su sitio, es clamar<br />
por la supresión <strong>de</strong> los muertos, por<br />
un mundo sin vacilaciones ni miradas<br />
hacia atrás. No es extraño, así,<br />
que la venganza final <strong>de</strong> la sociedad<br />
la sufra Don <strong>Juan</strong> <strong>de</strong> manos <strong>de</strong> una<br />
estatua <strong>de</strong> piedra. ¿No es la estatua<br />
el regreso <strong>de</strong> esos cientos <strong>de</strong> personas,<br />
hombres y mujeres, que fueron<br />
petrificados por ese gesto absolutista<br />
<strong>de</strong>l seductor que reza: "así y <strong>de</strong><br />
ninguna otra manera"?
Madama -veramente- in questo<br />
mondo, conciossia cosa quando fosse<br />
che il quadro non é tondo.<br />
JULIO HUBARD<br />
Que largo nos lo fiáis<br />
f ¿Origen <strong>de</strong> la leyenda)<br />
Bruce Wardropper es un espléndido<br />
crítico, sin duda, pero se equivoca<br />
al <strong>de</strong>cir que esos dos gran<strong>de</strong>s mitos<br />
cristianos que son Fausto y Don<br />
<strong>Juan</strong> comienzan, respectivamente,<br />
con Marlowe y Tirso <strong>de</strong> Malina. Tal<br />
afirmación es equivalente a <strong>de</strong>cir<br />
que Edipo empieza con Sófocles<br />
cuando en realidad formaba parte<br />
<strong>de</strong> un enorme acervo, ya literario,<br />
ya popular. De hecho, hay un Drama<br />
<strong>de</strong> títeres <strong>de</strong>l Doctor Fausto bastante<br />
anterior al Fausto <strong>de</strong> Marlowe<br />
y hay, entre otros muchos datos dispersos,<br />
un romance viejo que prefigura<br />
al Don <strong>Juan</strong>:<br />
Un día muy señalado<br />
fue un caballero a la iglesia<br />
y se vino a arrodillar<br />
junto a un difunto <strong>de</strong> piedra<br />
tirándole la barba<br />
estas palabras dijera:<br />
"jOh buen viejo venerable<br />
quién algún día os dijera<br />
que con estas mismas manos<br />
tentara a tu barba mengua'<br />
para la noche que viene<br />
yo te convido a una cena».<br />
En este caso, lo importante no es<br />
fechar el origen exacto <strong>de</strong> un personaje<br />
o un or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> sucesos, sino,<br />
justamente, lo contrario. Resulta<br />
abiertamente seductor el hecho <strong>de</strong><br />
que una leyenda esté sujeta a tantas<br />
traducciones, interpretaciones y<br />
adaptaciones en las que pue<strong>de</strong>n irse<br />
alterando todos los sucesos, los<br />
nombres <strong>de</strong> los personajes y el or<strong>de</strong>n<br />
<strong>de</strong> la trama sin que la estructura<br />
central pierda su fuerza. Es cierto<br />
que toda traducción traiciona, pero,<br />
como señalaba Borges, es mucho<br />
más meritoria una obra capaz <strong>de</strong> sobrevivir<br />
incluso a los peores traductores.<br />
En los casos <strong>de</strong> Don <strong>Juan</strong> o<br />
Fausto no se trata <strong>de</strong> obras sino <strong>de</strong><br />
un or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> cosas capaz <strong>de</strong> adaptarse<br />
a todo lo que ha sido el ámbito<br />
occi<strong>de</strong>ntal cristiano, incluso a pesar<br />
<strong>de</strong>l incesante reproceso <strong>de</strong>l material<br />
primario.<br />
Las versiones <strong>de</strong> Don <strong>Juan</strong><br />
JI ¿Ejes)<br />
Don <strong>Juan</strong> es una figura extraña: parece<br />
pre<strong>de</strong>cible al espectador e intrincadísima<br />
para los personajes que<br />
lo ro<strong>de</strong>an: es inteligente, hábil, suertudo,<br />
pero también traidor, blasfemo<br />
y narcisista; su medio es este<br />
mundo y sus enredos, y le importa<br />
bien poco lo que suceda en ningún<br />
otro lado. La muerte no le representa<br />
problema alguno. En El burlador<br />
<strong>de</strong> Sevilla, su paje, Catalinón, trata<br />
<strong>de</strong> llevarlo a reflexión, inútilmente:<br />
Catalinón:<br />
¿Qué dices?<br />
Mira lo que has hecho, y mira<br />
que hasta la muerte, señor,<br />
es corta la mayor vida,<br />
y que tras la muerte hay infierno.<br />
Don <strong>Juan</strong>:<br />
Si tan largo me lo fiáis,<br />
vengan engaños.<br />
Catalinón:<br />
Señor .<br />
Don <strong>Juan</strong>:<br />
Vete que ya me amohinas<br />
con tus temores estraños.<br />
Todo lo que no está a disposición<br />
inmediata <strong>de</strong> Don <strong>Juan</strong> resulta extraño.<br />
Y sí, nadie sabe <strong>de</strong>senvolverse<br />
mejor que él frente a las circunstancias<br />
inmediatas. El tema, dijimos,<br />
tiene su origen mucho antes<br />
<strong>de</strong> Tirso, pero hay que reconocer<br />
que la leyenda encuentra su sitio favorable<br />
ya entre los temas barrocos,<br />
los enredos, las anfibologías y los hipérbatos.<br />
Don <strong>Juan</strong> es un tema barroco<br />
en el que todo sigue, como en<br />
la construcción, ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> dobles<br />
curvas, volutas e imbricaciones. El<br />
problema es que ten<strong>de</strong>mos a olvidar<br />
que todo lo anterior son, en realidad,<br />
giros sobre temas <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n clásico,<br />
perfectamente encuadrados.<br />
Don <strong>Juan</strong> es el eje puro <strong>de</strong> lo terreno,<br />
el eje horizontal <strong>de</strong> los sucesos.<br />
Sin embargo, falta un otro eje que<br />
permita una interpretación a<strong>de</strong>cuada.<br />
Si contemplamos la sola figura<br />
<strong>de</strong>l galán ávido en su festín <strong>de</strong> carne,<br />
tendremos que llegar a conclusiones<br />
sosas como las que han atrevido<br />
algunos freudianos. "Don <strong>Juan</strong><br />
Biblioteca <strong>de</strong> México<br />
77<br />
no es sino el más fiel reflejo inconsciente<br />
<strong>de</strong>l complejo <strong>de</strong> Edipo». El<br />
análisis psicológico <strong>de</strong> Don <strong>Juan</strong><br />
nos lleva a un diván vacío y aburrido.<br />
Festines <strong>de</strong> carne los imaginamos<br />
todos. Lo importante es, precisamente,<br />
que el festín sea <strong>de</strong> piedra:<br />
el comendador, asesinado a traición<br />
por Don <strong>Juan</strong> y convertido en estatua,<br />
por el rey, para resarcir en algo<br />
el agravio, se convierte en el eje<br />
vertical que or<strong>de</strong>na todo: sale <strong>de</strong>l<br />
cielo, pasa por la tierra y llega al infierno.<br />
Y, ahora sí, sobre la cuadra-<br />
Charl •• Ioy., Y Agn •• Moorehead .n<br />
Don Juon In Hell, d. B.rnard Shaw, 1952.<br />
tura pue<strong>de</strong>n darse el drama y las interpretaciones<br />
que se quieran; pero<br />
sin alguno <strong>de</strong> los dos ejes, nada<br />
es situable.<br />
fJI Extrañas pieda<strong>de</strong>s<br />
¿Fue Simone Weil quien dijo que el<br />
infierno existe, pero está vacío? Pues<br />
no: Don <strong>Juan</strong> sí está en el infierno<br />
y Zorilla ha <strong>de</strong> estar pasando un largo<br />
purgatorio, en medio <strong>de</strong> los sofistas<br />
y los blasfemos menores. Digamos<br />
que, a pesar <strong>de</strong> lo barroco,<br />
Don <strong>Juan</strong> sólo alcanza su lugar entre<br />
dimensiones clásicas, en equilibrios<br />
perfectos. Acepta dos clases <strong>de</strong><br />
rupturas: su propia rebeldía (acompañada<br />
siempre por su necio, ignorante<br />
pero simpático cavalier servente)<br />
y la majestuosa aparición <strong>de</strong> lo<br />
sagrado en la figura <strong>de</strong>l Convidado<br />
<strong>de</strong> Piedra. El enfrentamiento <strong>de</strong> la<br />
rebeldía irreflexiva con el portentoso<br />
juez <strong>de</strong> piedra enviado por Dios<br />
es el momento más tenso <strong>de</strong> cuantos<br />
enfrenta el tema <strong>de</strong> la gracia. En<br />
el Don Giovanni <strong>de</strong> Mozart y Da<br />
Ponte, el comendador urge, hasta
Retrato <strong>de</strong> Glacomo Casanova, por J. lerlca.<br />
siete veces, a Don <strong>Juan</strong>: "Arrepiéntete,<br />
y serás salvo». Siete veces la<br />
respuesta es un rotundo "no».<br />
Fuera <strong>de</strong> ese encuentro entre los<br />
dos personajes - que en la partitura<br />
<strong>de</strong> Mozart se privilegia con trombones-<br />
todos los <strong>de</strong>más episodios<br />
han sido varias veces traducidos, alterados<br />
o cambiados. Des<strong>de</strong> Tirso,<br />
pasando por Moliere, Shadwell, Da<br />
Ponte, etc., lo único que no cambiaba<br />
era el hecho <strong>de</strong> la con<strong>de</strong>nación.<br />
Han habido abusos menores, pero<br />
ninguno como el <strong>de</strong> Zorrilla, tal vez<br />
inspirado por esa absurda i<strong>de</strong>a <strong>de</strong><br />
ser español y romántico. Naturalm<br />
ente, sufridor como era, Zorrilla<br />
cayó en la primera trampa: la i<strong>de</strong>ntificación<br />
con el personaje. Su Tenorio<br />
se queja: "llamé al cielo y no<br />
m e oyó ... » - buen romántico hace<br />
este Zorrilla.<br />
IV De románticos (un paréntesis)<br />
Desgraciadamente fueron los románticos<br />
quienes más recurrieron<br />
al tema. Dejemos aparte las adaptaciones<br />
<strong>de</strong> Merimée, Dumas padre,<br />
Musset y hasta Flaubert y Balzac.<br />
Unos más que otros, pero todos sucumbieron<br />
a la tentación <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntifi<br />
carse con Don <strong>Juan</strong>, a pesar <strong>de</strong><br />
que la estructura fundamental se<br />
prestaba poco a recibir espíritus tan<br />
cavilosos. El Don <strong>Juan</strong> <strong>de</strong> Byron pudo<br />
haber sido un gran poema, si no<br />
fue ra por su recurrente vulgaridad<br />
y sus cuatrocientas páginas <strong>de</strong> octavas<br />
reales. Como si los patos le tiraran<br />
a las escopetas, resulta inimaginable<br />
cómo es que un frailecito <strong>de</strong><br />
pueblo español, Tirso, se <strong>de</strong>senvuelve<br />
<strong>de</strong> modo mucho más agudo y<br />
fino <strong>de</strong> humor que un dandy, un<br />
auténtico caballero inglés. El error<br />
es el mismo: querer i<strong>de</strong>ntificarse<br />
con el gran seductor. Afortunada-<br />
mente, Byron no cae en la tentación<br />
<strong>de</strong> salvar a su falso alter ego y <strong>de</strong>ja<br />
la cuestión en una duda.<br />
A Lord Byron sí se le pue<strong>de</strong>n aplicar<br />
los criterios psicoanalíticos. Él<br />
se sentía afin a Don <strong>Juan</strong>, pero su<br />
historia lo emparenta con otro personaje:<br />
Byron nació, creció y vivió<br />
con un pie chueca; su padre murió<br />
siendo él joven y, entre sus muchas<br />
aventuras, vivía entre afectos, asardinados<br />
e incestuosos, tanto con su<br />
madre como con su hermana. El<br />
Don <strong>Juan</strong> <strong>de</strong> Byron hubiera hecho<br />
un espléndido Edipo romántico.<br />
V - Los agravios <strong>de</strong> Zorrilla<br />
La i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> representar el Don <strong>Juan</strong><br />
Tenorio <strong>de</strong> Zorrilla el día <strong>de</strong> los fi eles<br />
difuntos (2 <strong>de</strong> noviembre) es tan<br />
popular como fallida. Por un lado,<br />
el verda<strong>de</strong>ro Don <strong>Juan</strong> es un ser '<br />
con<strong>de</strong>nado, y celebrar a un con<strong>de</strong>nado<br />
el día <strong>de</strong> muertos es, por <strong>de</strong>cir<br />
lo m enos, un poco socarrón y<br />
cruel. La trampa romántica es terrible:<br />
Zorrilla, el <strong>de</strong> sus ampulosos<br />
versos alejandrinos, salva a· su Tenorio<br />
-yen esta meliflua piedad se<br />
pier<strong>de</strong> la fuerza mítica <strong>de</strong>l personaje.<br />
¿Don <strong>Juan</strong> como verda<strong>de</strong>ro enamorado?-.<br />
Zorrilla confun<strong>de</strong> amor<br />
y ganas. En el Tenorio nadie respeta<br />
su lugar: una monja sin temple,<br />
un seductor seducido y el diablo<br />
contento porque nadie cree en él.<br />
y ni modo: esa fallida mezcla <strong>de</strong> rebeldía<br />
y piedad, esa cursilería, seguirá<br />
representándose para mofarnos<br />
<strong>de</strong> los muertos en su día.<br />
¿" ... responda el cielo y no yo»?<br />
De ninguna manera. La irresponsabilidad<br />
propia no pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>positarse<br />
como responsabilidad <strong>de</strong> otro. El<br />
Tenorio <strong>de</strong> Zorrilla no es un Don<br />
<strong>Juan</strong>: es un error <strong>de</strong> interpretación.<br />
Biblioteca <strong>de</strong> México<br />
78<br />
VI Los <strong>de</strong>sagravios<br />
Curiosamente fue otro romántico,<br />
Kierkegaard, quien supo ver bien el<br />
fondo <strong>de</strong>l asunto. Exageraba al <strong>de</strong>cir<br />
que la humanidad podía prescindir<br />
<strong>de</strong> todas sus obras artísticas excepto<br />
<strong>de</strong>l Don Giovanni <strong>de</strong> Mozart,<br />
aunque sí supo ver que la verda<strong>de</strong>ra<br />
dimensión <strong>de</strong>l personaje y <strong>de</strong> la<br />
obra toda, sólo se alcanza en la música<br />
y en la representación. De hecho,<br />
Don <strong>Juan</strong> es una mise en scene,<br />
un ser que poco importa si tiene<br />
o no capacidad <strong>de</strong> introspección.<br />
Don <strong>Juan</strong> es sus actos -no sus<br />
obras, que no las hay, ni sus cavilaciones,<br />
como el atribulado y cerebrasa<br />
Fausto.<br />
Si ya vimos que la apropiación<br />
<strong>de</strong>l personaje no lleva a ningún lado<br />
y que, para alcanzar todo su horror<br />
y su potencia, Don <strong>Juan</strong> requiere<br />
<strong>de</strong> una buena distancia escénica<br />
y anímica, nada m ejor que la ópera,<br />
el más lejano <strong>de</strong> los géneros y el<br />
que lo permite todo.<br />
Por si fuera poco, el Don Giovanni<br />
fue escrito para representarse por<br />
primera vez en Praga (1787), ciudad<br />
don<strong>de</strong> vivía, ya viejo, el único remedo<br />
<strong>de</strong> Don <strong>Juan</strong>: Casanova - y fue<br />
este libertino quien revisó y corrigió<br />
el libreto <strong>de</strong> Da Ponte. Quisié-.<br />
ramos imaginar, porque vale la pena,<br />
que fue Casanova quien sugirió<br />
estos versos <strong>de</strong>l aria <strong>de</strong>l catálogo:<br />
Nella bioncla egli ha l'usanza<br />
Di loclar la gentilezza,<br />
Nella bruna la costanza,<br />
Nella bianca la dolcezza.<br />
Vuol d'invemo la grassotta,<br />
Vuol d'estate la magrotta;<br />
E la gran<strong>de</strong> maestosa,<br />
la piccina e ognor vezzosa.<br />
Delle vecchie fa conquista<br />
Pel piacer di porle in lista .<br />
(De la rubia, él acostumbra loar<br />
la gentileza; <strong>de</strong> la morena, la constancia;<br />
<strong>de</strong> la blanca, la dulzura. En<br />
invierno prefiere a las gordas; en verano<br />
a las <strong>de</strong>lgadas. A la gran<strong>de</strong> llama<br />
majestuosa; a la pequeña, siempre,<br />
cariñosa. Conquista a las viejas<br />
por el puro placer <strong>de</strong> ponerlas en la<br />
lista . .. ) En fin, un Don <strong>Juan</strong> verda<strong>de</strong>ramente<br />
ruin y envuelto en un<br />
festín <strong>de</strong> carne . . . Y, sobre todo, un<br />
or<strong>de</strong>n bien dispuesto. El drama, mucho<br />
más que per<strong>de</strong>rse en el juego<br />
<strong>de</strong> los círculos barrocos, logra establecer<br />
su cuadratura primordial: el<br />
cruce <strong>de</strong> los dos ejes da, con lo terrenal,<br />
en el infierno. No se pue<strong>de</strong><br />
romper el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> las cosas: el<br />
tiempo cristiano no tiene retomas,<br />
por más que así lo quisieran tantos<br />
románticos. Como le dice Leporello<br />
a Doña Elvira: "Señora -en verdad-<br />
en este mundo ( . . . ) el cuadro<br />
no es redondo». Y sólo así pue<strong>de</strong><br />
sustituirse el <strong>de</strong> la carne, por un<br />
festín <strong>de</strong> piedra.
GERARDO<br />
DENIZ<br />
MESTER DE MAXMORDONÍA IV<br />
El taimado y solapado maxmordón<br />
<strong>de</strong> editorial es, según<br />
veíamos, casi imbatible. Si se<br />
comete la iniquidad <strong>de</strong> impedirle<br />
que cambie todo lo que le<br />
daría la gana, se replegará a<br />
miserias -poner ''biznieto'' en<br />
puesto <strong>de</strong> ''bisnieto'', y viceversa<br />
- , pero jamás se restringirá<br />
a pescar erratas vulgares. Un<br />
maxmordón no <strong>de</strong>be darse por<br />
vencido.<br />
Incluso en un terreno tan<br />
poco prometedor como el <strong>de</strong><br />
las equivalencias pezuña/ pesuña,<br />
el maxmordón, con esfuerzo<br />
sobrehumano, consigue<br />
multiplicar, así sea en escala<br />
insignificante, las ocasiones <strong>de</strong><br />
meter los <strong>de</strong>dos en el texto ajeno<br />
y exhibir un ridículo po<strong>de</strong>r.<br />
Los resultados son absurdos,<br />
pero qué importa - y, a fin <strong>de</strong><br />
cuentas, nadie se fija.<br />
Confio en que se me creerá<br />
si afirmo que el hecho <strong>de</strong> que<br />
yo conozca unos cuantos verbos<br />
tan grotescos como "acepillar"<br />
y "aplanchar", se <strong>de</strong>be,<br />
exclusivamente, a mi trato con<br />
el Protomaxmordón . Aquel<br />
santo varón, ignoro cóm o, los<br />
había <strong>de</strong>scubierto y, a falta <strong>de</strong><br />
suficientes bizcochoslbiscochos<br />
que retocar soltaba -con sabia<br />
mesura- algún acepillamiento.<br />
Aun con esta adición, el<br />
"espacio vital" -por así llamarlo-<br />
<strong>de</strong>l maxmordón sigue<br />
siendo restringido. Apela entonces<br />
a su imaginación. No<br />
será gran<strong>de</strong>, pero algo se logra<br />
con empeño. Un día (fue hace<br />
mucho, por supuesto), el maxmordón<br />
amanece con la certidumbre<br />
<strong>de</strong> que se abusa <strong>de</strong> los<br />
adverbios en "mente". Llega<br />
temprano a su mo<strong>de</strong>sta m esa<br />
<strong>de</strong> trabajo y ¿qué <strong>de</strong>scubre?<br />
¡Pues que su intuición era cierta!<br />
Comienza, cauteloso, por<br />
imponerse una regla -dado<br />
que las reglas lo fascinan-: no<br />
<strong>de</strong>ben tolerarse dos adverbios<br />
en "mente" <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un mismo<br />
renglón largo. Ahora bien,<br />
pue<strong>de</strong> asegurarse que antes<br />
<strong>de</strong>l mediodía ya no aceptará<br />
dos adverbios <strong>de</strong> éstos en dos<br />
líneas. Y, <strong>de</strong> ahí en a<strong>de</strong>lante,<br />
habrá ocasiones en que -con<br />
mesura, siempre con mesura-<br />
cambiará <strong>de</strong> pronto cualquier<br />
adverbio en "mente" y,<br />
si alguien le pregunta el motivo,<br />
el maxmordón señalará,<br />
muy serio, que hay otro, cinco<br />
o seis renglones más arriba<br />
o más abajo. No, ya no formulará<br />
ninguna regla; él mismo<br />
se da cuenta <strong>de</strong> que resultaría<br />
ridícula y sería insostenible.<br />
Biblioteca <strong>de</strong> México<br />
79<br />
Detall. d. El blbIlotkllrlo, <strong>de</strong> Arclmboldo.<br />
"Suena mal" - se limita a refunfuñar,<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñoso.<br />
Pero no perdamos un buen<br />
<strong>de</strong>talle. ¿Qué pone el maxmordón<br />
para sustituir, por ejemplo,<br />
la palabra "fácilmente"?<br />
Pondrá, como es natural, "<strong>de</strong><br />
manera fácil" . Él está presto a<br />
<strong>de</strong>clarar a los cuatro vientos<br />
que su misión, humil<strong>de</strong> pero<br />
necesaria, es limpiar, fijar y<br />
dar esplendor a los <strong>de</strong>scuidados<br />
escritos <strong>de</strong> otros. El caso <strong>de</strong><br />
los adverbios lo corrobora. Por<br />
supuesto, quizás algún lector<br />
muy chinche frunza las narices<br />
cuando, en una misma página,<br />
tropiece con un "<strong>de</strong> modo<br />
posible" y, poco <strong>de</strong>spués,<br />
con "<strong>de</strong> manera fácil". No aprecia,<br />
el insensato, cuánto peor<br />
sería leer "posiblemente" y "fácilmente".<br />
Ante semejante insensibilidad,<br />
más vale callar. El<br />
maxmordón trabaja para un<br />
lector apolíneo, aunque hipotético,<br />
<strong>de</strong>l cual pronto nos ocuparemos.<br />
Tal vez convenga más aquí,<br />
en <strong>de</strong>sagravio <strong>de</strong> las reglas fijas,<br />
una pequeña evocación<br />
personal.<br />
Hay una regla que no está<br />
nada mal. Dice: "cuando, en<br />
traducción, se encuentren, por<br />
ejemplo, libras, galones y acres,<br />
hay que convertir todo a kilos,<br />
litros y hectáreas". Para estos<br />
inci<strong>de</strong>ntes, altamente técnicos,<br />
un maxmordón integral tendrá<br />
guardado, en el cajón <strong>de</strong> arriba<br />
a la <strong>de</strong>recha, un librito que<br />
le dirá, en sistema métrico <strong>de</strong>cimal,<br />
cuánto es un pie, dos<br />
pies, tres pies, cuatro pies ..<br />
A <strong>de</strong>cir verdad, me parece que<br />
a mucha gente le suena lo mismo<br />
"equis acres" que "equis<br />
hectáreas". Es otro asunto.<br />
Pues bien, érase que se era<br />
cierta obra en la cual, preparando<br />
el original, tuve que ha-<br />
cer docenas, cientos <strong>de</strong> estas<br />
transformaciones. (Dicha preparación<br />
<strong>de</strong> originales, en buena<br />
parte, es maxmordonía <strong>de</strong><br />
or<strong>de</strong>n superior, no faltaría<br />
más; ojalá lleguem os un día a<br />
ello.)<br />
La imprenta mandó pruebas.<br />
Las corregia el Protomaxmordón.<br />
(Acto seguido, horrible<br />
es recordarlo, me las pasaban<br />
y yo tachaba, <strong>de</strong> manera<br />
cínica, muchas <strong>de</strong> aquellas<br />
aportaciones estilísticas.) Una<br />
vez, al pasar por su puerta, lo<br />
vi buscar afanosamente, ayudado<br />
por Wagner, en el librito<br />
<strong>de</strong> las onzas y las millas.<br />
- ¿Qué pasó, don Max?<br />
Y él, muerto <strong>de</strong> rubor y sonrisas:<br />
- Una conversión que.<br />
se le olvidó a usted .<br />
-Claro, entre tantas, alguna<br />
tenía que escapárseme.<br />
Al otro día me pasaron, como<br />
siempre, las pruebas, para<br />
echarles una ojeada antes <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>volverlas a la imprenta. (Adviértase,<br />
<strong>de</strong> paso, cómo el maxmordón<br />
no es siempre quien<br />
más manda, y cómo pue<strong>de</strong> ser<br />
víctima <strong>de</strong> zancadillas que anulan<br />
sus afanes.) Allí encontré<br />
la conversión <strong>de</strong> unida<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />
don Max. Estaba en un pasaje<br />
inglés <strong>de</strong> 1600, entrecomillado;<br />
más o menos: "Se dice que el<br />
gorila es una espantosa bestia<br />
que con los brazos abiertos alcanza<br />
seis pies .<br />
Y nuestro maxmordón , <strong>de</strong><br />
manera mo<strong>de</strong>sta, había mejorado<br />
la cita, dándole un lustre<br />
añejo impagable: "con los brazos<br />
abiertos alcanza 1,7923506<br />
metros".<br />
¿No traería más <strong>de</strong>cimales<br />
la tabla <strong>de</strong> conversiones? ¿O se<br />
le interpondría al Ur-Maxmordón<br />
el principio <strong>de</strong> incertidumbre<br />
<strong>de</strong> Heisenberg?