Añorga, 16 de Julio de 1956 Núm. 267 - gorga.eu

Así, de primera intención,
parece el título de una película
del Oeste americano; pero no
no es mi intención tratar del ce-
luloide sino de algo más real,
sin ninguna ficción; de una agrupación humana que vive
unida, no precisamente por lazos familiares; pero sí, por
el esfuerzo aunado de superación en esta égida de indus-
trialización intensiva.
Si, los buenos habitantes de esta familia, han derro-
cado, haciéndolo inservible, el dicho: «menos da una pie-
dra»; lo que han demostrado con hechos, el mejor medio
para llegar al convencimiento; introducen piedras y más
piedras y obtienen polvo valioso, que no se lo lleva el
viento, sino que encerrado en envases, va saliendo con-
tinuamente a los lugares de consumo.
Cemento City, ha nacido del cemento; aunque no se
comprende cómo de una cosa mineral, de un ser inani-
mado, pueda tener origen la vida; sin embargo, vió su
nacimiento, siendo la causa mediata esa materia pulvu-
renta; gracias a ella y por ella ha ido, Añorga, evolucio-
nando y desarrollando en el espacio y en el tiempo, bajo
la mirada vigilante de sus promotores de ayer y la conti-
nua dirección patriarcal de hoy, que en constante preocu-
pación, no ceja en el empeño de lograr acomodo y
bienestar, en todos los aspectos, para la familia añor-
gatarra.
La ciudad del cemento, viene a ser una unidad firme,
que si tiene dependencia de una entidad municipal, no
debe a ella el ser; por tanto, por derecho de iniciativa,
viene a ser independiente a su modo. La dependencia a
San Sebastián, la tiene por ser parte integrante de ella,
como barriada de la capital; si bien, un poco apartada, se
Lenten it
une con ella constantemente por
varios medios de locomoción:
un autobús, pasando hora tras
hora, lleva y trae a los viajeros
en esta distancia; el filobús,
T. S. T., cada media hora, hace lo propio; y por fin el F. V.
con estación en Añorga Txiki (queda algo descentrado).
Tantos y tan variados servicios, son en ocasiones insu-
ficientes; pues, siendo norma general que el centro atraiga
a la periferia, aquí se cumplen esos preceptos y, despla-
zados por unas horas, vuelven todos al choko, buscando
el remanso de la tranquilidad.
Sí, señores, la vida en Añorga es tranquila, muy tran-
quila; hasta la monotonía de esos ruidos de molinos y
hornos, han llegado a ser necesarios para el normal des-
arrollo de la vida cotidiana. La falta de esos ruidos regu-
lares, semejaría el augurio de algo tenebroso y catastró-
fico, una sensación de abandono y soledad. El sonar de
la maquinaria da movimiento y vida al lugar y todo se
desenvuelve en un ambiente de alegría y confianza.
Añorga es el triunfo de la constancia y la laboriosi-
dad sobre la naturaleza; la inteligencia y el trabajo se
han unido para encauzarla y dominarla en beneficio del
hombre; donde imperaba el terreno inculto lucen, hoy
magníficos lugares de esparcimiento y rotas las laderas
de los montículos, se han visto cubiertas de coquetonas
viviendas.
La población, en general, es de aluvión; la mayor
parte ha ido afincándose procedente de cercanías, todo
aquel que llega, se siente ligado y no desea cambiar de
rumbo, porque se halla satisfecho en las condiciones en
que discurre su vida.
Clabe.
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