Añorga, 16 de Julio de 1956 Núm. 267 - gorga.eu

RANDE tiene que ser la sorpresa del visitante que se
: llega a Añorga tras cierto tiempo de ausencia. En un
crecer continuo aparecen casitas risueñas allí donde eran
baldíos, y sus ojos quedan absortos al ver que la vida
brota de la tierra por todos los poros de su superficie.
En la presente ocasión, su vista quedará prendido,
sin duda, en la Fábrica, y su atención fuertemente atraída
por esa estructuración colosal que a simple vista exterior
tienen las nuevas instalaciones.
Nuestra Empresa, siempre a la vanguardia de la técnica,
ha dado para el futuro desarrollo de la Fabricación
un paso decisivo y trascendental que le hace digno del
justo prestigio que goza en la industria cementera de
la nación.
Nuevas paredes han subido junto a las viejas paredes
de los viejos pabellones, y nuevos y modernísimos molinos
han surgido junto a los antiguos que aún giraban en su
incesante fragor de trituración. Enormes hangares, laberintos
de tubos y conducciones,
filtros y bombas, depósitos,
cuadros y hornos reformados,
toda una nueva fábrica,
en fin, se ha creado
dentro de otra en condicio-
nes que parecen desmentir las
leyes de la impenetrabilidad.
Nuestra admiración sube
de punto al saber que toda
esta magnífica ob r a se ha
realizado sin precisión de
parar la Fábrica, sin que la
producción haya sufrido me-
noscabo de mayor cuantía.
Parece realmente inverosímil
acomodar una obra de
tantísimo volumen y complejidad
a las difíciles circunstancias
preexistentes de una
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fábrica, sin llegar a tocarla, por decirlo así. Para su realización
es indispensable que a los más profundos conocimientos
de la técnica se aunen un trabajo constante,
una inteligencia activa y un ingenio ágil y flexible.
En esta gran labor, junto a la participación en las
obras de « Iturralde y Mendía», ha intervenido con entusiasmo
y competencia todo el personal de la Fábrica.
Pero no obstante es justo destacar a quienes han responsabilizado
el trabajo y han llevado sobre ellos el peso
mayor del esfuerzo. Antonio Radas, Ramón Azcárate,
Gerardo Azcue, Manuel Soroa y Eduardo Zabala, capitaneados
todos por José María Garmendia, forman el
equipo que, con D. Manuel de los Santos, y en colaboración
directa e íntima con D. Julián Rezola, máximo
artifice de la ingente obro, han llevado a feliz término
la realización de sus directrices.
NQ.g.LStZi