V Certamen Concurso Municipal de Redacción Escolar. Cartas a un ...

Me cuesta seguir donde estoy. Una amplia fuerza, pero menor que la de
tus golpes, me intenta atraer hacia un destello que me deslumbra interminablemente;
situado a lo lejos, como un foco.
Tengo miedo, aunque no tanto como todas esas veces que temía tu llegada
a casa, pero sí como cuando sabía que si no hacía nada, sería una continuidad imparable.
Sin embargo mi cabeza me decía: "¡basta!", pero mi corazón me decía: "oportunidad".
¿Cómo me pudiste engañar? ¿De dónde sacaste el valor de hacerme algo
tan ruin? Y más, ¿de repetirlo?
Me has destrozado la vida, pero aún así, sé que si lucho podré dirigirme
hacia una oportunidad.
Las voces son más cercanas y definidas. Una columna de luz primaveral
va entrando poco a poco a través de mis ojos, y la siento.
Veo el contorno de las cosas que me rodean. Sé perfectamente que Tú ya
estás lejos. No vas a volver, ya que yo lo impediré. Lucharé por mi dignidad, por mi
autosuficiencia y por una vida nueva en la que no entrarás a formar parte nunca más.
Mis párpados van adquiriendo movilidad y ya aprecio mi cuerpo inerte,
tendido sobre una cama blanca, en una habitación blanca.
Todavía las sombras no poseen la suficiente nitidez, pero es fácil averiguar
que me observan con detenimiento.
Sigo motivada para seguir intentándolo, solo me queda un pequeño esfuerzo.
La terrible fuerza que me arrastraba hacia el destello ha desaparecido.
Creo que puedo despertar. Despertar de esta eterna pesadilla que por fin
ha acabado.
Una brisa de esperanza toca mi mano. Creo que estoy sonriendo.
5 de mayo. Unidad de Cuidados Intensivos, Hospital La Paz.
Madrid. 14:37
ALMA
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